El esclavo se dejaba hacer en medio de pequeños lloridos, las estocadas al menos ahora no eran tan profundas como cuando empezaron. El amo jadeó saliendo de el para correrse en su espalda, le quitó la mordaza de la boca y lo giró apenas lo necesario para atacar esos labios destrozados con violencia.
-¿A quién le perteneces, putita? – Le preguntó burlesco.
-A usted, amo… - Susurró, sintiendo el sabor de la sangre y el ardor de su piel.
-Buena perra – Dijo Logan, desatando sus manos del soporte donde lo había amarrado. – Buena perra, pero qué sucia eres, mira lo que hiciste – Le dio una nalgada, viéndolo estremecerse. – Límpialo y quizá te deje descansar un poco.
Estaba consciente del cansancio que tenía su esclavo, lo había mantenido de pie todo el rato que lo había estado jodiendo, además de que le había hecho limpiar toda la casa por lo menos dos veces esa mañana. Sus piernas apenas y le sostenían, y se quejaba cada vez que necesitaba agacharse.
Se rio ante la escena, antes de salir a darse un baño.
El esclavo terminó de recoger con mucha dificultad. Se sentó el piso, recargándose en la puerta del armario donde su amo lo había atado y torturado hacía unos minutos. Estaba por caer dormido de nuevo, cuando el sonido de la puerta tocando lo despertó.
No debía dormir de nuevo, por mucho que lo deseara… no creía resistir más castigos.
-¡¡Ya van!! – Logan se estaba tallando el cabello, escuchando los incesantes toquidos a la puerta. Ni bien se había preguntado quién podría ser cuando la respuesta llegó a su cabeza.
Había olvidado cancelar la cita con Derek.
-¡Esclavo! – Gritó con menos fuerza, y esperó a que el muchacho terminara de arrastrarse hasta él.
Maldita sea, la putita daba pena ajena. Suspiró.
-Vístete. Ahora, después vas a la puerta y le dices al doctor sin abrirla que vamos de salida, así que no tenemos tiempo de la consulta. Que lo deje para el próximo mes. Haz que se vaya ya.
No eran necesarias más amenazas o promesas, esos meses se había encargado de que el rubio supiera perfectamente lo que podría hacerle si desobedecía una orden directa.
Siguió bañándose normalmente, escuchando los pasos semi apresurados del esclavo.
Había sido un martirio ponerse la ropa que su amo le había dejado, aun cuando se trataba de ropa de deporte, estaba tan adolorido que cualquier movimiento era suficiente para sacarle las lágrimas. Se vistió lo más rápido posible y fue hacia la puerta, donde el doctor seguía tocando con insistencia.
Derek había considerado irse, pero apenas la vecina le comentó que el propietario de la casa no había salido, y que había estado escuchando gritos con mucha frecuencia, decidió insistir lo que fuera hasta que el castaño le abriera.
Cuál fue su sorpresa cuando la voz del más bajo se escuchó desde el otro lado de la puerta.
-Eh… Nosotros vamos de salida – Dijo la vocecita con titubeos. – No vamos a tener tiempo de la consulta… si es tan amable de dejarla para el próximo mes.
-¿Emett? – Preguntó Derek.
-Sí – Susurró el rubio, pegado a la puerta, estaba exhausto… y temía que eso se le notara en la voz.
-¿Dónde está Logan? ¿Estás solo? – Preguntó el doctor, preocupado.
-Él está bañándose – Contestó. – Yo… no debería estar hablando, todavía tengo que…
-Emett, abre la puerta – El rubio tembló ante la orden. Tragó saliva.
-No puedo, ya le dije que vamos de salida…
Derek sintió miedo al escuchar el tono inseguro del rubio. – Abre la puerta, Emett, sino me abres no me voy a ir.
-Por favor… él se va a enojar conmigo… - Suplicó, aferrándose a la manija de la puerta.
-¿Por qué se va a enojar? – Preguntó con suavidad. – Tú no has hecho nada… - El sollozo que se escuchó del otro lado lo estremeció. – Bueno, mira, okay, ¿él se enoja si te asomas a la ventana? Quiero ver que estás bien y me voy.
El muchacho le recordaba de cierta manera a su hija, la idea de que estuviese sufriendo en medio de esa relación tan retorcida… simplemente le preocupaba más.
El esclavo lanzó una mirada aterrada al pasillo del baño. – Eh…está bien… - Susurró… hacía demasiado tiempo que nadie se interesaba por su bienestar…
Ambos caminaron hacia la ventana, el esclavo recorrió suavemente la cortina, bajando la vista, su cara ya no estaba tan inflamada… pero había bastantes moretones en ella, y estaba consciente de que era desagradable para todos.
Derek lo observó pasmado, pequeñas lágrimas salían de los ojos del chico, uno casi completamente cerrado, y mientras una mejilla estaba raspada, la otra estaba inflamada… su cara había sido machacada… - ¿Por qué te hizo eso?
-T-tiene que irse – Dijo asustado. – Ya… ya no se escucha el agua… no tarda en salir…
-¿Tus padres saben de esto? – Supo que no en tanto vio la expresión del muchacho. – Emett…
-A mis padres no les importo… - Susurró el menor, en un tono que no admitía dudas. – Por favor, doctor…
-Tú no mereces este tipo de amor, Emett. Ni siquiera es amor – Dijo Derek, deseando poder atravesar el vidrio y acariciar esa carita apaleada. – Todos merecen aunque sea un poco de gentileza de vez en cuando, tú tienes que exigirla antes de que tu bebé y tú acaben mal.
El muchacho asintió, alguien le había dicho algo parecido cuando tenía siete años, un poco más breve, y la recomendación valía mucho para él. – G-gracias, señor.
Él asintió, diciéndole un “cuídate” se alejó, siendo seguido por la mirada del rubio, quien después suspiró, limpiándose la cara de las nuevas lágrimas justo cuando su amo salió del baño.
-¿Ya se fue? – Preguntó simplemente.
-Sí…- Murmuró, yendo hacia él con paso lento. - ¿y-ya puedo descansar?
Logan fingió pensárselo, luego acarició el pelo de su mascota. – ¿Por qué no? Báñate y después lo vemos – Lo vio asentir, cojeando en dirección al baño. Bufó.
¿Por qué ahora se sentía mal de verlo así? Desde mucho antes le había advertido que no se lo pondría fácil…
Su esclavo salió varios minutos después, siendo vestido por él, quien no pudo evitar molestarse al verle temblar cuando señaló el armario. Apretó la nuca del rubio. – Deja de asustarte, zorra. No te voy a hacer nada ahora. – Este lo observó, sin saber si aquello era una broma o era real. – Tengo algo mejor que hacer – Decidió decirle, empujándole ahí y aprovechando para buscar el traje que James le había traído entre semana. – No me esperes despierto – Bromeó, atándole las manos al tubo de colgar ropa de nuevo.
Mientras Logan se ponía esa ropa y buscaba el gel con la mirada, vio de reojo al rubio, haciendo acopio de los daños que le había hecho en lo que iba del tiempo que llevaba con él.
Se estremeció. Sí, quizá era tiempo de buscarse una novia y tener una relación seria.