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Diferentes maneras de ver la vida. por LunaArlert

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Notas del capitulo:

Run, run, run (ahora sáquenme de la cabeza esa canción <.<)

Ay mis muelas T.T Hello, hello! Queridas lectoras~ Quiero pedir perdón por la espera, aún ando mensa y adolorida por las fregadas muelas del juicio que me sacaron e.e

Enjoy!

—¡Hyung, me voy! —Taemin gritó desde la puerta de su pequeño departamento a las afueras del bosque de Seúl.

—¿Seguro? Joon está por llegar y él te puede llevar —un hombre joven de cabello café claro se apresuró a su lado, colocando una mano sobre su brazo.

—No, no te preocupes, iré por mi cuenta. —Taemin sonrió, tomando su mochila y abriendo la puerta.

—Ese es mi chico grande —el otro le sonrió, desacomodándole el cabello levemente.

Lee Taemin era un joven de veinte años cuyos padres habían muerto cuando él tenía solo diez años de edad. Afortunadamente para él, tenía una hermano mayor, Lee Jinki, quien cuido de él teniendo solo quince años. A partir de ese momento, Jinki y Taemin pelearon por sobrevivir con el poco dinero que el mayor era capaz de conseguir en su trabajo a medio tiempo como mesero mientras continuaba estudiando con la esperanza de encontrar un mejor empleo y dar así a Taemin lo que siempre quería.

Su hermano era alguien distraído como el pero bueno y cariñoso por dentro, fue gracias a eso que había conocido a un chico cuya familia estaba mejor acomodada que ellos, llamado Joon, quien rápidamente se enamoró de él y, a través de los años, les ayudaba a cargar con todas las cosas que debían de comprar y conseguir.

Taemin se sentía afortunado de tener un hermano como lo era Jinki que era capaz de sacrificarse a sí mismo en pos de él. Cuando sus padres murieron, sintió que sus vidas se terminarían, se imaginó abandonando la escuela para ayudar a conseguir dinero que llevar a la casa, nunca imaginó que por el contrario terminaría entrando a uno de las universidades más costosas y prestigiosas de Seúl.

Desafortunadamente, las cosas eran más complicadas para el joven adolescente.

Taemin tenía un problema de la vista, cuando tenía tres años de edad, el doctor detectó una extraña enfermedad que, en pocas palabras, causaba que estuviera perdiendo la vista rápidamente a su corta edad.

Gracias a eso, la vida de los dos se hizo aún más difícil tras la muerte de sus padres, más de una vez, Taemin fue testigo de cómo Jinki dejaba de comer para dejarle comida a él para el día siguiente.

Por fortuna, encontraron un tratamiento que alentó el vertiginoso avance de la enfermedad, dándole una oportunidad de tener una vida más o menos normal.

—¡Buenos días, Taemin! ¿Listo para la escuela? —Una mujer de cabellos grises le sonrió, colocando las flores que llevaba en la cubeta con agua que tenía cerca.

—Sí, buenos días señora Chang. Deseo que tenga buenas ventas hoy. —Sonrió, despidiéndose de ella con un gesto de la mano.

—Cuídate cielo.

Gracias a su problema, Taemin empezó a desarrollar una mejor relación con personas mayores que con personas de su propia edad, rara vez confiaba en algún compañero pues la mayoría gustaba de hacerle burla por sus problemas de visión, había perdido la cuenta de cuántas veces había llorado fuera de la escuela antes de que Jinki llegara.

Es por eso que se sintió más que sorprendido cuando Kibum y Jonghyun le habían hablado con tanto cariño y delicadeza aquel día.

Aunque debía de admitir que ese tal Minho le daba miedo, caía en el típico estereotipo de niño rico que tanto detestaba: engreído, egoísta y cruel. Se odió a si mismo por chocar dos veces contra él, en la segunda ocasión creía que lo golpearía.

—¡Taemin, hola! —Casi brincó cuando sintió la mano de alguien sobre su hombro, ni siquiera había visto venir al rubio.

—J-Jonghyun hyung… Buenos días —Sonrió levemente antes de caminar a su asiento—. N-No viniste la semana pasada, ¿te encuentras bien?

—¿Lo notaste? Eso es tierno, gracias —le sonrió, provocándole que su estómago se contrajera—. Pues ahora lo estoy, me deshice de la maldición que había caído sobre mi estómago así que estoy de vuelta.

—Eso es bueno…Cuídate —murmuró. Afortunadamente el profesor entró para impartir su clase, cortando así la posibilidad de que la conversación continuara.

 El sueño de Taemin era bailar, desde que era un niño pequeño había soñado con convertirse en un bailarín profesional que pudiera asombrar al mundo con sus movimiento… Cuando la enfermedad apareció y, poco después el accidente, llegó a la conclusión de que ese sueño ya no era posible, necesitaba encontrar un trabajo más estable que pudiera darle más dinero y ser capaz al fin de ayudar a su hermano, por lo que, decidió convertirse en administrador de empresas. Quizá podría empezar una compañía de baile, podría ser.

Cuando la escuela terminó, Jonghyun le dijo que el director le había citado para hablar sobre su ausencia la semana pasada y le pidió que si veía a Kibum le dijera dónde estaba puesto su celular se había descargado. Taemin, sintiendo aquello como una manera de agradecerle por ser agradable con él, decidió buscar al otro, deseando que Minho no estuviera ahí.

Caminó hasta su salón, tomando todo el aire que sus pulmones habían sido capaces de juntar y entró en la habitación, notando de inmediato a Kibum sentado en una de las bancas de la izquierda… Con Minho a su lado.

—K-Kibum hyung… Jonghyun hyung dijo que el director le citó y que estará ahí… —murmuró, sintiéndose nervioso al sentir la penetrante mirada de Minho sobre él.

—Ese estúpido dino, mandándote para que me digas. Gracias, Tae —Kibum le sonrió.

—No, él no me ha enviado… Él solo ha dicho en caso de que te viera —una ligera sonrisa apareció en sus labios.

—En ese caso te lo agradezco más —Kibum le desacomodó el cabello, haciendo que la sonrisa en el otro se hiciera un poco más grande—. Juro que eres adorable.

—Ah… Gracias —Taemin se inclinó levemente—. Me iré ahora, ten un buen día.

—¿Quieres que te lleve a casa? Puedo hacer eso.

—No, tengo que ver a mi hermano en un lugar pero muchas gracias.

Kibum lo observó irse, sonriendo al notar el ligero sonrojo que cubría sus mejillas—. Es tan bueno, no puedo creer que lo trataste tan mal —se giró a ver a Minho, quien estaba congelado en su lugar viendo hacia la puerta—. ¡Tierra llamando a Minho! Yah! —Le golpeó el hombro.

—¿¡Qué!? ¿Por qué has hecho eso? —Se giró para fulminarlo con la mirada.

—¡Estabas ignorándome! ¿Qué es lo que estabas viendo? —Siguió el camino que la mirada del otro llevaba—. Oh... ¿No me digas que estabas viendo a Taemin?

—Por supuesto que no, eres tan molesto.

Pero la verdad era que sí estaba viendo a Taemin.

Cuando vio al chico entrara, se tensó, pensaba que iba a decirle a Kibum lo que él le había hecho la semana pasada pero lo desechó al darse cuenta de lo ridículo que aquello sonaba. Continuó mirándolo y escuchándolo hablar con esa voz tímida y dulce que tenía, mirando como lo estaba poniendo nervioso.

Se estaba empezando a frustrar consigo mismo por ponerle atención a alguien que no fuera él y estaba por mirar hacia otro lado cuando Taemin… sonrió.

Podía jurar que nunca antes había visto algo que le causara una reacción semejante, una reacción que no fuera negativa. Las características de Taemin resaltaban más con ese simple gesto. Minho pensó que podía ver esa sonrisa por el resto de su vida.

Sintiéndose enojado y confundido con sus propios pensamientos, a penas y prestó atención a Kibum que le decía algo mientras salían del salón, solo le bastó escuchar el “veré” y “Jonghyun” para saber que no lo acompañaría de regreso a su casa por lo que decidió apresurarse en llegar y deshacerse de todas esas tonterías dentro de su mente.

Comenzó a caminar rápidamente por los pasillos hasta que algo llegó hasta sus oídos.

—A nadie le gustan las princesas como tú.

—¡Sí! Deja de comportarte como un estúpido niño, ¡es irritante!

No entendía por qué ponía atención, el acoso hacia los grades menores era algo más que común por ahí y no era la primera vez que escuchaba algo como eso pero, aun así, empezó a moverse hacia las puertas cerradas del salón donde provenían las voces y antes de darse cuentas, las abrió de un azotón, viendo a tres típicos bravucones delante de un Taemin tembloroso que tenía la espalda contra la pared.

—¿Qué quieres aquí, Choi? —Uno le miró con desdén.

Minho no contestó, simplemente caminó hasta ellos y empujó a uno para alcanzar a Taemin, tomándolo del hombro y jalándolo fuera de la habitación.

—¿Qué? No me digas que estás enamorado de esa princesa —uno se burló.

—Si estás tan necesitado, ve y busca atención en tu casa —rodó os ojos, escuchando como los otros dos se burlaban de quien había hablado.

No entendía lo que estaba haciendo, ¿desde cuándo interfería en situaciones como esa? Pero había algo moviéndolo, el sentir el cuerpo tembloroso de Taemin bajo su mano le hizo seguir moviéndose hasta que estuvieron fuera.

—¿Te han lastimado? —Preguntó cuándo se detuvieron, soltándolo.

—N-No… —Taemin, quien estaba obviamente a punto de llorar, negó con la cabeza.

—No sé por qué disfrutan haciendo eso…en realidad sí, sólo necesitan atención —suspiró, mirando a su alrededor.

—No les hice nada…

—No es necesario, solo les gusta molestar a los más débiles que ellos —volvió a suspirar cuando avistó a su chofer, mirándolo con una expresión de confusión, algo completamente comprensible puesto que Minho nunca estaba cerca de alguien que no fuese Kibum o Jonghyun.

—Y-Yo, gracias por haberme s-sacado de ahí —el menor murmuró, evitando mirarlo a los ojos.

—Sólo ten más cuidado la próxima vez. —Y al terminar, empezó a caminar. La idea de ofrecerle llevarlo hasta su casa le cruzó por la mente pero…

Era suficiente por ese día.

Notas finales:

Pues bien, al fin se hablaron y Minho quedó pegado a él.

Espero les haya gustado, gracias por leer y no olviden dejar un comentario allá abajo.

Annyeong!~

 


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