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EXTRAS por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Blame on Tchaikovsky !, que diríamos en inglés. Ruso, guapo, judío, homosexual... y encima con ese talento, el paralelismo es evidente... ¿quién podría resistirse?

 

Sulu adora esta pieza por razones obvias. Desde el día de la boda de Peter y Alex, cuando les vio bailar, para él Pavel y Khan serían siempre su rosa y su violeta, eternamente girando el uno junto al otro, despidiendo su preciosa luz por todas partes.

EL VALS DE LAS FLORES


 


 


                                                                                             Como cada mañana, el amanecer le traía la hermosa visión de sus flores abriendo los pétalos al sol. Pavel se desperezaba frotándose los párpados, Khan se revolvía rozando la nariz contra la almohada. Un brazo estirándose por aquí, una pierna por allá, una mirada fugaz, una dulce sonrisa, y los pies juguetones y anchos del ruso buscando enredarse con los suyos y los del moreno.


 - Ohayô, *(buenos días) florecillas mías. - Abarcando a uno y a otro entre los brazos se sentía el rey del mundo. - ¿Cómo están mi rosa y mi violeta? ¿Habéis dormido bien?


 - Moy drug... *(amigo mío) – Pavel le besó en el pecho, los rizos castaños hicieron cosquillas en el cuello del japonés que se rió.


 - Anata... *(cariño) – Ahora era Khan el que posaba los labios sobre su piel, dibujando una pequeña violeta en su pezón izquierdo al succionarlo durante unos segundos.


       El aroma que le envolvía era dulce, fresco y delicioso. Las caricias de sus flores, suaves y tiernas. Se dejó besar, lamer y hasta mordisquear por los dos, notando que algo crecía por debajo de las sábanas. Deslizó las manos en un lento movimiento descendente, tenía los ojos cerrados pero en su cabeza podía ver, con las yemas de sus dedos, las blancas pieles de sus amantes... aquellas deliciosas curvas al llegar a las nalgas. Se detuvo allí un momento, acunando en sus palmas tan exquisitas redondeces.


 - Watashi no utsukushî hana... *(mis preciosas flores) – Deseó tenerlos a ambos, necesitaba hacerlo. - Khan... Pasha...


       Pero los dos se habían despertado con ganas de jugar y, compinchados en su vínculo secreto, se resistieron a la hora de dejarse besar o acariciar por Sulu. Aquello produjo una serie de idas y venidas sobre el colchón, rodando abrazados a izquierda y derecha, esquivando la boca del japonés que acabó dándose cuenta de la broma.


 - Está bien, seguid usando el tel, *(vínculo) no me importa... - Fingió molestarse apartando las sábanas para salir de la cama.


 - Niet, *(no) Hikaru... - Pavel se enganchó a su cuello, poniéndose de rodillas y dejando caer su peso sobre los hombros de su amante. - No te vayas, haré lo que tú quieras.


 - ¿Y tú, violeta mía? - Tomando las manos de Pavel lo apartó para volverse hacia los dos. - ¿Harás también lo que yo diga?


 - Depende... - No iba a volver a caer en aquello, nada de “El Rey Sulu”, no desde su cuarenta cumpleaños.


 - ¿Qué es lo que quieres que hagamos, moy drug? *(amigo mío) Y no digas que nos pongamos braguitas porque ni hablar de eso.


 - Me gustaría que bailaseis para mí. - Musitó tímidamente, bajando la mirada y sonriendo después.


 - ¿Eso es todo? Espera... ¿qué clase de baile? - Khan aún tenía sus dudas.


 - ¿Uno como el que te hisse aquella vess, un striptease? - Pavel se echó a reír, a Sulu se le estaban subiendo los colores.


 - Îe... (no) – Levantándose fue a cerrar la puerta con pestillo, no quería arriesgarse a una intrusión por parte de Anton o Demora, los dos estarían ya levantados preparándose para ir a la Academia. - Había pensado en otra cosa... un vals.


 - De acuerdo, ¿nos vestimos o lo hacemos así, en calzoncillos? - El moreno ya tomaba a Pavel de la cintura, estirándole el brazo derecho para llevarle en la danza.


      Sulu se reía, encantado de que fueran a hacerle el gusto. Conectó su pad al equipo de música y buscó la melodía que deseaba escuchar. Luego se tendió en la cama, dispuesto a disfrutar del espectáculo de su rosa y su violeta girando al compás de tres por cuatro.


 - El Vals de Las Flores... - Pensó Khan al reconocer el famoso tema musical, ni siquiera se dio cuenta de que Pavel podía oírle en su mente.


 - Es de un compatriota mío. - Añadió su esposo con orgullo patrio. - Una canssión muy antigua de su ballet El Cascanuesses...


 - Chaikovski se parecía bastante a ti, mi amor. - Khan no perdió la oportunidad de meterse con él. - Y no sólo de cara, he visto fotos... Un genio ruso, de origen judío, homosexual...


 - ¿De veras nos paressemos? Bueno, yo nunca he reprimido mi homosexualidad, leí que el pobre hombre vivió siempre con miedo a que se revelara su condissión. - Tropezó perdiendo el ritmo, Khan había acelerado en las vueltas. - Ay, yebát! *(joder) Izvini... *(perdón) - Se disculpó.


 - ¿Seguís usando la telepatía? - Volvió a fingir enojo el japonés. - No puedo creerlo.


 - Gomen'nasai, anata. *(lo siento, cariño) - Khan trató de enmendar aquella falta sosteniendo a Pavel con más fuerza y dándolo todo en el baile.


 - ¡No tan rápido, moy lyubov! *(mi amor) - Se quejó entre risas. - ¡Me estoy mareando!


       A Sulu le brotó una preciosa sonrisa de satisfacción en los labios, feliz ante los dones que sus flores guardaban para él. Sentado aún en la cama se arrastró hasta acercarse para tomarlos a ambos de la mano y llevarlos junto a sí. Los dos reaccionaron correspondiendo a cada caricia, cada mimo, cada beso, con más tórridos roces de sus labios y su piel.


 - Hikaru, eres el mejor de los amantes... - Susurró Pavel, sintiendo un travieso dedo que le presionaba su abertura por debajo del slip.


 - No está bien que digas eso delante de Khan, rosa mía. - Bromeó abriendo la mano y apresando la carne que alcanzaba a cubrir.


 - No me importa, es la verdad. - El moreno surcó la nuca de Sulu beso a beso, trazando una línea de diminutas marcas de color lila. - En eso estamos de acuerdo: tú eres el mejor.


 - Arigatô, watashi no murasaki... *(gracias, violeta mía)


       Si así era como le consideraban, el mejor de los amantes, tendría que esmerarse para quedar a la altura de semejantes expectativas. El vals seguía sonando a medio volumen, la repetición estaba activada, y en la planta de abajo los niños se hacían ya el desayuno, podía oler las tostadas desde allí. Sonrió con picardía al pensar que la música de Chaikovski amortiguaría los ruidos.


       Empezó con su rosa, pero no por nada en especial, simplemente porque ya estaba allí. Enganchó los dedos de la cinturilla del slip y tiró de él hacia abajo hasta dejar su precioso sexo al descubierto. La vena en el tronco se estaba inflamando, llevando la sangre allí donde era necesaria. Bajó a lamer con su fina lengua aquel curso protuberante, notando el calor y abandonándolo húmedo y ansioso de más atenciones. Pero era el turno de Khan.


 - Y ahora tú, mi linda violeta... Deja que bese tu tallo. - Susurró girándose y empujando a Khan para tenderle sobre las sábanas.


      El moreno le echó una mano a la hora de deshacerse de la ropa interior. Miró a su lado y vio a Pavel sumamente interesado en el modo en que Sulu posaba la afilada lengua en el miembro, en cómo la deslizaba mojándolo todo con una caricia.


 - ¿Lo sientes a través del tel? *(vínculo) – Le preguntó mentalmente, ahora con toda la intención.


 - Da... *(sí) Puedo sentir todo lo que te hasse tal y como tú lo sientes. - Respondió el ruso del mismo modo, guiñándole un ojo sin que Sulu le viera.


 - Y yo... ¿no es maravilloso? El mejor de los amantes... - Susurró en sus pensamientos, un escalofrío de placer le recorría la espalda.


 - Quiero teneros a los dos... - Expresó el japonés en un bisbiseo. - Os quiero dentro...


      Pavel no perdió comba. Colocándose a su espalda se escupió en la mano para lubricar un poco la zona, Sulu seguía siendo algo estrecho y le costó abrirse paso pero en nada lo consiguió.


 - ¡Aaah Pasha! Hai! *(sí) – Se deshacía con cada embate, el tallo de su rosa le llegaba muy adentro llenándolo todo con su presencia. - Más rápido, más fuerte... hasta que haya hueco para ti, violeta mía.


 - ¿Cómo? - Khan desconectó un momento su mente de la de Pavel, había estado disfrutando de lo que el ruso sentía durante la penetración. - ¿Qué quieres decir, anata? *(Cariño)


 - Ya os lo he dicho antes... ¡Aaah! - Pavel estaba cumpliendo con sus órdenes, el ritmo y la violencia del movimiento se habían incrementado. - Os quiero a los dos...


 - ¿Al mismo tiempo? - Preguntó el moreno desconcertado.


        No es que fuese algo nuevo, ya lo habían hecho antes pero siempre a Pavel. Él y Sulu totalmente perdidos en su interior, pegados el uno al otro, dejando que el genio se luciera demostrando su capacidad. Ni siquiera Khan, con sus cualidades sobrehumanas, se había atrevido nunca a enfrentarse a tal reto. Pensar en lo que supondría aguantar dentro el condenadamente grande miembro de Pavel, además de el de Sulu, siempre le había echado para atrás. ¿Y ahora, su amado oriental de abertura estrecha, quería experimentar con una doble penetración? No si él podía evitarlo.


 - Es demasiado, anata... *(cariño) – Murmuró con ternura, sosteniendo sus caderas mientras Pavel seguía empujando rabioso desde atrás. - No quiero causarte dolor.


 - Está muy dilatado, Khan... y tan exssitado que... - Pavel le transmitía lo que veían sus ojos además de lo que estaba sintiendo.


 - ¿Crees que podrá con los dos?


 - Dabai, *(vamos) entra desde abajo... despassio... así, no le sueltes la ssintura... ya le sujeto yo del pecho.


 - Hai! Hai! Sore wa... subarashîdesu! *(sí, sí, es... maravilloso) – Gimió al verse invadido por sus dos preciosas flores, sintiendo cómo le llenaban por completo.


 - ¿No te duele, Hikaru? - El moreno seguía preocupado, no se movía dejando que Pavel llevara el ritmo desde arriba. - ¿Estás bien?


       Los finos dedos de Khan le rozaron la mejilla, tenía los ojos cerrados otra vez y buscó con su boca hasta atraparlos dentro. Lamiéndolos notó cómo su amante empezaba a balancear también las caderas, acompasando el vaivén al de Pavel hasta que los dos se apoderaron de su cuerpo. Sulu ya no era Hikaru Sulu, ahora era parte de sus flores. En medio de ellas, conteniéndolas y al mismo tiempo abandonado a sus voluntades que, secretamente, sabía bien que eran una sola.


 - Watashi wa aishiteimasu... Anata wa watashi ga shinu tsukurimasu! *(me encanta... me estáis matando)


 - Parece que le gusta. - Tradujo Khan para su esposo. - Sigue así, Pavel... no bajes el ritmo... aguanta... no te corras aún...


 - Zatknis'! *(cállate) – Protestó en su propia lengua intentando concentrarse en lo que estaba haciendo.


 - Dansu watashi no tame ni! *(danzad para mí) – Exclamó Sulu casi sin aliento.


 - ¿Qué significa? - Susurró al oído de su amigo.


 - Bailad, Pasha... Los dos... bailad para mí... - Respondió perdiendo la conciencia de sí mismo.


        El cielo se le quedó pequeño. Un paraíso floral se desplegaba ante sus ojos, con toda su excelsa belleza. Como en la nebulosa de Orión, los colores eran brillantes blancos y violetas. La hermosura de sus flores exultante e infinita. Hikaru no aguantó mucho más, a pesar de haber estado controlando la respiración con el abdomen, aquello era demasiado. Las placenteras sensaciones que le recorrían la médula espinal, activando zonas profundas en su cerebro y llenándolas de serotonina... hasta provocar aquel orgasmo que le llegaba de lo más hondo de su ser.


 - Hai... hai... Watashi … aaaah watashi wa keeeen! *(Sí... sí... me... me corro)


 - Watashi mo! *(yo yambién) – Gruñó Khan.


 - Mmm... ya konchil! *(me voy) – Gimió Pavel.


        Temblaban. Estaban acalorados, sudorosos por el esfuerzo, las pieles sonrosadas con la acumulación sanguínea. Sin embargo los tres temblaban estremecidos con el inmensurable goce de su unión. La descarga de Pavel acababa de terminar, el ruso se dejó caer agotado sobre los dos, apoyando la frente en la espalda de Sulu. Khan le aferró la nuca con su mano derecha, en la izquierda sostenía la del japonés.


 - El mejor de los amantes... - Murmuró besándolo en la frente, su flequillo tieso le hizo cosquillas en la nariz.


 - El mejor de los pilotos... - Susurró Pavel abrazando a su amigo aún más fuerte.


 - ¿Y el único aquí que necesita respirar? - No le alcanzaba el oxígeno, los dos se habían retirado de su interior pero le aplastaban con sus cuerpos y él aún no estaba al cien por cien. - ¡Ah, dejad que...!


       Le soltaron al mismo tiempo. Pavel se apartó, quedando de rodillas hasta que Sulu se tendió junto a Khan. Los ojos oscuros brillaban entre las espesas pestañas, su forma rasgada, oriental, le pareció más bella que nunca y sin poder resistirlo se abalanzó sobre su pecho para besarle los párpados.


 - Moya... ty moya... moy drug! *(mío, eres mío, amigo)


 - ¡Deja que recupere el aliento, idiota! - Khan le empujó haciendo que se quitase de encima.


 - Eso está mejor... gracias. - Jadeó entre risas, tragando saliva antes de volver a hablar. - Aún me está bajando, ha sido el clímax más largo e intenso que he sentido jamás.


 - Da... *(sí) Hikaru, ya tebya lyublyu! *(te quiero)


 - Largo e intenso... - Repitió Khan con su voz más grave. - Hubo un momento en que pensé que te ibas a desmayar, anata. *(cariño)


 - He estado a punto, no creas... - Rió de nuevo.


 - Voy a tener que probarlo yo también. - Se planteó, no iba a ser el único que no lo había experimentado.


 - Bol'shoy! *(grandioso) - Exclamó Pavel impaciente. - Dabai... *(vamos) es temprano... aún podemos...


 - Danos un respiro, Pasha. - Sulu no dejaba de reír. - Ya tenemos una edad, vamos a dejarlo para otro día.


      Frunciendo el ceño dejó asomar su labio inferior, él también tenía “una edad”, como todo el mundo. Acababa de cumplir los cincuenta pero seguía sintiendo las mismas ganas de hacer el amor que cuando tenía veinte, si no más. Siempre estaba dispuesto para Sulu y Khan, siempre les deseaba. Miró a los ojos azul hielo de su marido y levantó las cejas haciendo un mohín con su boquita de fresa.


 - Mañana, moy muzh... *(esposo mío) – Respondió a aquel gesto que sabía bien era una súplica. - Por hoy ya hemos cumplido.


       Fue el primero en meterse en la ducha, Khan seguía en la cama consolando a Pavel por no dejarse hacer, en ese momento, lo que él mismo acababa de vivir. Tenerles a los dos dentro, juntos, al mismo tiempo, tan pegados a su piel, colmándolo hasta rebosar y perderse en su unión perfecta... había sido realmente increíble. Incluso podría jurar que, durante un instante que le pareció eterno, se sintió sumergido en el mar azul de aguas frescas que era su tel. *(vínculo) Le habían hablado alguna vez de lo que ambos sentían en sus mentes al estar unidos practicando el sexo, Sulu renunció hacía muchos años ya a compartir eso con sus flores pero... aquella mañana, estaba casi seguro de haber nadado entre las olas de su océano. Aunque, ahora que lo pensaba, igual fueron solamente imaginaciones suyas.


 - Eh, idiota... - Pavel se hacía el enfadado, intentando el chantaje emocional para que Khan cediera... en todos los aspectos. - ¿No has notado algo extraño mientras teníamos a Hikaru entre los dos?


 - ¿Extraño? ¿Como qué?


 - Algo en tu cabezota de ruso, mi amor.


 - Chaikovski, una y otra vess... No se me va a quitar la canssionssita de la cabessa en todo el día.


 - No, algo más... Oye, ¿puedes dejar de hacer el bobo?


      Pavel intentaba con su telequinesia apagar el equipo de música sin romperlo, ponía caras raras mientras agitaba en el aire las manos. Al final lo consiguió, ahora sólo se escuchaba el sonido de la ducha en el baño. Los niños debían haberse marchado ya a clase, en el piso de abajo no se oía ni un ruido.


 - Pues ya que lo disses, sí que sentí algo raro... como una pressenssia... pero no era Amy, no sé. No había palabras.


 - No, sólo colores.


 - Da... *(sí) El blanco y el violeta. Muy intensos y brillantes.


       La cara de Khan se transformó. Llevándose la mano a la frente se golpeó como tenía costumbre de hacer.


 - ¿Cómo he podido ser tan estúpido?


 - No hagas eso, no me gusta. - Le regañó sujetándole el brazo.


 - ¡Era él! ¿No lo entiendes? - Susurraba, no quería que Sulu les oyera y volvió a usar la telepatía. - Era su mente, Pavel... en las nuestras. Blanco y violeta, así es como nos ve.


 - Su rosa blanca y su violeta... - Musitó. -Ay, moy drug... *(mi amigo) ¡Al fin! - Exclamó elevando el tono.


 - Ssshh... - Khan posó sus dedos índice y corazón sobre los labios del ruso, haciéndolo callar. - Si ha pasado una vez, volverá a ocurrir. Cuando lo notes, Pavel, debemos intentar establecer la comunicación por completo.


 - ¿Empessará a oír nuestros pensamientos? Porque no sé si eso es bueno o malo, moy lyubov .*(mi amor)


 - Tenemos que darle tiempo, cariño. - Sonrió feliz, los dos lo hacían.


        Llevaban toda una vida esperando aquello y por una vez que fugazmente había ocurrido, ni siquiera se dieron cuenta en el momento, ocupados como estaban en complacer a su fiel jardinero... igual que un par de florecillas descerebradas.


 

Notas finales:

Lesek t'hyle, dif-tor heh smusma.

 

Hoy, dos de noviembre, he cometido un error garrafal a la hora de actualizar el fic, el resultado es que todo fue eliminado. La memoria caché del navegador no me ha permitido rescatar los comentarios a este capítulo. Lo lamento.


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