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EXTRAS por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Inicio aquí esta nueva OVA en EXTRAS, la continuación de T'HY'LA. En estos capítulos se nos mostrarán, desde un punto de vista fresco y diferente, viejas historias de nuestros amados protagonistas; conoceremos un poco mejor a las últimas generaciones y nuevos e interesantes personajes nos serán presentados. Trece episodios en los que tendremos la oportunidad de acompañarlos a todos en sus sorprendentes aventuras. Sinceramente, espero que os guste.

MOMENTOS EN LA NÉBULA


I - Valor para el corazón del guerrero


 


                                                                           Bajó las luces un par de puntos; bastaba con una tenue iluminación y así, el camarote que compartía con su novio, jefe de seguridad de la USS Reliant, tendría un aspecto menos impersonal y un carácter mucho más íntimo.


          La cena estaba dispuesta sobre la mesita para dos. Le costó trescientos créditos sobornar a la sargento García de cocinas, una rubia de armas tomar cuya abuela trabajó en el Enterprise junto a sus padres, cuando Sulu era el capitán. Khan y Pavel le contaron mil historias acerca de la arisca personalidad de aquella gran mujer. Anton se aseguró por cuarta vez de que el intercomunicador estuviera desconectado y se sentó a esperar. Sabía, por su vínculo, que Jadzia estaba en camino desde el puente de mando. No tardaría en llegar.


          Los platos podían no ser de lujo, burdos utensilios reciclados con el emblema de la Flota impreso en el culo, pero los deliciosos manjares que humeaban en ellos, serían admirados y deseados en todo el Imperio Klingon por cualquier gourmet que se precie de serlo. Le supuso un gran esfuerzo preparar la complicada receta de Bazthum, casi tanto como las tácticas de manipulación que tuvo que emplear para conseguirla.


 - Sólo los klingons conocemos este secreto, en cada Casa se hace de un modo diferente. - Su “suegra” le miraba desde el otro lado del comunicador, en la Tierra, con orgullo de raza en sus fieros ojos grises.


 - Con que me expliques cómo se lo cocinabas cuando era pequeño, me basta. - Anton dejó asomar su labio inferior en un puchero. - NuqneH! *(por favor, klingon) Jadzia está últimamente algo nostálgico y quiero darle una sorpresa.


 - Pero tú... eres un humano, Anton. - Bazthum negaba con la cabeza, no parecía dispuesta a compartir sus conocimientos culinarios con alguien que no pertenecía a su especie.


 - Y vulcano... - Se apresuró a añadir, pensando que tal vez eso le hiciera ganar méritos ante la mirada de aquella mujer.


 - Sí, pero no un klingon. No sé si confiarte este saber... - Dudó por un segundo, luego siguió negando con su cabeza. - No. Compréndelo, sería una traición a mi pueblo.


 - ¡Juro no contar jamás lo que me vas a enseñar! - Regresó a su prominente labio de súplica, sumando unas cejas arrugadas hacia arriba y un imparable parpadeo de sus ojos aguamarina. - Puedes estar tranquila, tienes mi palabra de r'uustai de Jadzia...


 - Sí, como r'uustai de Jadzia eres un De Mogh también. - Suspiró poniendo los ojos en blanco. - A veces se me olvida... - Bazthum chasqueó la lengua en el paladar, al fin cedió ante semejante chantaje emocional, los enormes ojos del novio de su hijo le habían ablandado el corazón. - Está bien, te la daré. De todos modos la receta queda en familia...


          El corazón de targ es un plato tradicional klingon que se sirve con abundantes verduras. Puede parecer un guiso cualquiera, con vísceras en lugar de carnes, pero su elaboración comprende un complicado proceso de limpieza de tendones, venas, arterias y demás, que acabó por convertir la cocina de García en un auténtico campo de batalla teñido de sangre. No es de extrañar que la sargento sacara su carácter agrio y obligase a Anton a limpiarlo todo antes de irse con su, a su buen entender, repugnante puchero en una olla tapada.


 - ¡Saque esa cosa de aquí, teniente Chekov! ¡Y no vuelva a aparecer por mi cocina!- Gritó repitiendo las palabras de su propia abuela sin saberlo.


          Anton, al igual que Pavel, había conseguido salirse con la suya preparando la cena para su amante. Una cena klingon y no japonesa, esta vez. Una cena que empezaba a enfriarse cuando el teniente Jadzia irrumpió con malos modos en el camarote.


 - ¡Anton! - Gritó nada más verle allí sentado a la mesa, sin reparar en lo que le había hecho para cenar. - ¡Llevo todo el turno de tarde llamándote con el tel! *(vínculo) ¿Puede saberse por qué me cierras tu mente?


          Sin decir palabra dejó que el aroma del guiso alcanzara el olfato del klingon, le miró con una sonrisa de oreja a oreja y, estirando la mano, hizo ademán de invitarlo a sentarse.


 - ¿Qué es esto? - El jefe de seguridad apartó la silla y se inclinó sobre la mesa; acompañando el gesto de una profunda inspiración, en la que absorbió el apetitoso olor, se dejó caer rendido tomando asiento. - Maw' tok, Kaf'la? *(cómo puede ser) – Preguntó con los ojos abiertos como platos.


 - Tu madre me ha dado la receta... - Murmuró viendo cómo a su novio se le empezaba a caer la baba. - Puedes comer hasta hartarte, he preparado un montón.


 - ¡Era mi plato favorito cuando era un niño! - Unas lágrimas empañaron por un momento sus fieros ojos grises. - ¿Cómo has...? Mi madre dejó de hacerlo cuando nos mudamos a la Tierra, ningún carnicero sabe limpiar bien el corazón y ella...


 - ¡Ya, me imagino! - Recordando cómo había puesto la cocina y el tiempo que le llevó después limpiarla, se echó a reír. - Anda, pruébalo... No tengo ni idea de si estará bueno.


 - ¿No lo has probado tú? - Anton le miraba con cara de asco, la nariz arrugada y los labios fruncidos. Aquella cara le hizo reír. - Los klingons creen que el corazón de targ trae valor al guerrero que lo come. Deberíamos compartirlo, mi r'uustai. - Le pidió con amabilidad sirviendo un par de cucharones en el plato de su novio.


 - Valor dices... ¿eh? - Considerando que valor era algo que le hacía mucha falta en ese instante, Anton tomó su cuchara y se echó a la boca un buen pedazo de corazón. Después de masticar la correosa textura que, guisada a fuego lento durante horas, afortunadamente había tomado los sabores de las verduras que lo acompañaban en el perol, se sintió con fuerzas para decir lo que tenía que decirle a su novio. - Jadzia yo... he estado raro estos días y no he querido abrirte mi mente por una sencilla razón. Y la razón es que estoy embarazado.


           Esperaba cualquier reacción menos aquella. Que los platos saliesen volando debido a algún puñetazo sobre la mesa, que escupiera el trago de cerveza romulana que acababa de dar, gritos, gruñidos... ¡Cualquier cosa salvo el maldito y exasperante silencio que le mostraba! Haciendo un esfuerzo intentó entrar en su mente, la halló cerrada a cal y canto.


 - Vamos... dí algo ¿no, Jadzia? - Anton se estremeció, la vena abultada en la sien de su novio no era presagio de nada bueno. - ¿Vas a entrar en Qu'Vat *(cólera extrema) o algo así? Acabo de decirte que estoy embarazado. ¡Esperamos un hijo, Jadzia... tú y yo!


 - Un hijo... - Alcanzó a balbucear, tenía un enorme nudo en la garganta que parecía atenazar todo su cuerpo. - Anton...


          De pronto estalló un alboroto en toda la nave, la señal de alerta roja parpadeaba en cada pared y todo el personal de guardia corría por los pasillos. Se miraron el uno al otro, tendrían que dejar aquella conversación para más tarde. Desde el puente, Demora ya les estaba requiriendo a través de la oficial de comunicaciones.


 - Teniente Chekov, teniente Jadzia, preséntense en el puente de mando de inmediato. - La voz de la andoriana resonaba por toda la megafonía.


 - ¿Desconectaste el intercomunicador? - El klingon se extrañó de que les estuvieran llamando de ese modo y no a su camarote por un canal privado. Anton asintió. - Bien hecho, supongo que no deseabas interrupciones. Sin embargo... - Dejando en la mesa su copa de cerveza romulana, se incorporó.


 


(Continuará...)


 

Notas finales:

Lesek t'hyle, dif-tor heh smusma.

 

¿Qué tal un comentario? Está la gente muy callada últimamente...podría ser algo contagioso.

 


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