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EXTRAS por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Alexander Freeman, médico nacido en Oslo, Noruega. Llegó a San Francisco con catorce años junto a su padre después de que éste se divorciase. Su primer contacto con el matrimonio no fue una buena experiencia. Aún así no pudo evitar casarse con el hombre más hermoso, maravilloso, valiente e intrépido de toda la Galaxia: Peter Kirk.

EL LARGO CAMINO


 


 


 - Tienes que dejar que cuidemos de ti cuando hasse falta, moy drug. *(amigo mío)


 - Como por ejemplo, cuando te agarras el pecho y te desmayas.


 - Da. Échate un rato en el sofá.


 - Esta casa no va a venirse abajo sólo porque parezcas un poco vulnerable.


 - Yo recogeré a Anton de la escuela y Khan hará la ssena.


 - Pavel, mejor al revés, toca pescado y...


 - De acuerdo. Y a ti te haré una hamburguesa.


 - No hace falta...


       Alex miraba alternativamente al ruso y a Khan aguantándose la risa, la expresión del japonés, en cambio, era todo dulzura.


 - Mis flores... mis preciosas flores. - Pensaba dejándose arropar con una manta de cuadros por sus dos amantes.


 - Haz caso y reposa, amigo mío. Esa arritmia tuya no es para tomársela a broma. - Le decía sonriendo, con su perfecta dentadura de vikingo que resulta tan encantadora. - Me pasaré después de cenar para echarte otro vistazo.


      El rubio había guardado su tricorder médico en el maletín y se dirigía ya a la puerta cuando se giró para mirar, no, para “atravesar” a Sulu con su mirada azul.


 - Y tómalo con calma, capitán. Es una orden de tu oficial médico jefe, ¿entendido? - A su penetrante mirada añadió un gesto de su cabeza, alzándola como esperando una respuesta afirmativa.


 - Está bien. - Dijo Sulu. - Vete tranquilo, no moveré un dedo el resto del día. Mis... “florecillas” se ocuparán de todo. - Sonrió con picardía.


      Ver a Pavel peleándose en la cocina con una merluza, e imaginar a Khan, intentando que Anton conservara los zapatos puestos todo el camino desde el colegio, le hizo olvidarse del susto que había protagonizado hacía solamente unos minutos.


- - -


 - Es un pez muerto, no la cena. Por favor, anata, *(cariño) te ruego que llames a las cosas por su nombre.


 - Solamente te he pedido que lo saques del frigorífico, Khan. Tengo que limpiarlo antes de ir a por el niño a la escuela.


 - No voy a tocar esa cosa. De hecho creo que no voy a tocar nada que haya estado simultáneamente con ese cadáver en la nevera.


 - ¡Ah, por todos nuestros dioses!


      A Sulu se le hincharon un poquito las narices. Dejando las patatas a medio pelar sobre la encimera, fue a abrir el frigorífico sin embargo... sin saber bien cómo, terminó tumbado de espaldas entre el fregadero y el horno.


 - ¿Anata? *(cariño) - Dio un salto y acudió a su lado, justo a tiempo de impedir que la cabeza del japonés golpease el suelo. - ¡Pavel! - Gritó. - ¡Llama a Alex! ¡Que venga rápido!


 - ¿Por qué? ¿Qué pasa? ¡Hikaru! - El ruso entraba desde el salón y al verle allí tendido, con la mano de Khan sosteniendo su nuca, se preocupó. - Moy drug *(amigo mío) ¿estás bien?


 - Sí, Pavel. De pronto me apetecía tumbarme. - Contestó con ironía.


 - ¡Ve a buscar a Alex, idiota! - Khan le golpeó en el hombro. - ¡Y date prisa!


      No se puso zapatos y acabó con los pies negros y doloridos, dando saltitos delante de la puerta del médico, unas manzanas más arriba en el residencial.


 - ¡Sulu ha tenido un desmayo! - Le espetó a un desconcertado Peter que le miraba cojear en su porche.


 - ¿Y por qué no has llamado a Bones? - Se extrañó. - Vive más cerca.


 - No han vuelto de Nueva Vulcano, siguen de vacassiones. ¡Alex! ¿Puedes darte prisa? ¡Veo a través de Khan que se está llevando la mano al pecho y eso no es bueno!


 - ¿Te lo está transmitiendo con el tel? *(vínculo) – Preguntó el pelirrojo impresionado por su telepatía.


 - ¿Al pecho dices? - Alex parecía serio. - ¡Vamos! - Exclamó cogiendo su maletín.


 - Ay, yebát! *(joder) Moy drug! *(Mi Amigo) - Pavel echó a correr de nuevo hacia su casa, esta vez siguiendo de cerca al médico noruego.


      Peter se quedó allí plantado, meditando en lo práctico que sería poder comunicarse con su marido a través del pensamiento. En un par de minutos un mensaje de texto le llegó al intercomunicador personal: “No es nada grave, su arritmia congénita. Quédate en casa, iré enseguida”. Bien pensado, con tanta tecnología instantánea... ¿quién necesita el tel? *(vínculo)


- - -


 - Me partí de risa, te lo juro. Mientras revisaba a Sulu, Khan tuvo que limpiar de espinas el plato de Anton porque Pavel estaba ocupado, ultimando los detalles de lo que llamó “la hamburguesa perfecta” cuando la trajo a la mesa: un tierno panecillo con sésamo tostado, dos hojas de lechuga bien escurridas, tomate natural en una rodaja no demasiado gruesa...


 - ...Bacon churruscado, carne de ternera de primera calidad, una loncha de queso cheddar, cebolla caramelizada, mostaza, ketchup y coronándolo todo, una aceituna rellena de pimiento rojo. He probado sus hamburguesas. Pavel es un artista.


 - Pues teniendo esa obra de arte delante de sus narices, al loco de Khan no se le ocurre otra cosa que probar el pescado del niño.


 - ¡Pero si lo odia!


 - Sí, tenías que haberle visto la cara... Entonces Sulu le susurra algo a Pavel al oído y éste va y le da un buen pescozón a Khan: “Me lo ha pedido él”, le dijo con esa cara de bobo que tiene. No me reía tanto con ellos desde lo de las braguitas en el Enterprise.


 - Sulu y sus “flores”. ¡Menudo par de tres! Pero, él está bien... ¿no es cierto?


 - Perfectamente, su corazón aguantará muchos años más, no hay de qué preocuparse.


      Alex volvió a sonreír con su encantadora dentadura vikinga y apagando la luz dejó el dormitorio en penumbra, la luna llena se filtraba entre los agujeritos de la persiana. Buscó los labios de su pelirrojo y los apresó entre los suyos con pasión. Las manos ya se deshacían de la camiseta blanca, rozando con avidez cada tramo de la espalda. Peter se dejaba manejar por aquel gigantón rubio de rostro angelical y pronto acabó desnudo bajo su peso, totalmente a su merced.


       Sentirse así, entregados en cuerpo y alma al amor que ambos compartían, mimándolo y avivando el fuego de la pasión con secretas caricias entre las sábanas, era lo mejor del mundo... simplemente lo mejor. De pronto Peter se miró el anillo en el dedo y recordó las palabras de Sulu al oficiar su boda: “Sé que caminareis por siempre juntos, uno al lado del otro, compartiendo lo que os depare la vida.” Y así, los dos seguían gozando de su íntimo abrazo después de tantos años. El pelirrojo, como buen Kirk que era, no pudo evitar dejar escapar un suspiro, acompañado de una breve lágrima que fue a esconderse entre la barba.


 - Ya te he dicho que Hikaru está bien, no ha sido nada Pete. - Alex reconoció su expresión y trató, como siempre, de hacerle sonreír. - ¿Te acuerdas de los klingons a los que invité a la boda?


 - No muy bien de los seis, pero sí recuerdo que a Pavel casi le da una embolia cuando los vio aparecer... - y allí estaba su risa, - ...con aquellas ridículas bandas azules cruzándoles el pecho...


 - Lo mejor fue cuando intentaron bailar la canción que puso Pavel... ¿cómo era?


 - “¿Dónde estás, dónde estás, Yolanda?”


 - ¡Sí, ésa es...!


  - ¿A qué viene hablarme de eso ahora? ¿Tú no estabas...?


 - Haciéndote el amor, sí, y tú te has acordado de Sulu mirándote el anillo. Supongo que pensabas en nuestra boda. Y además, resulta que esta mañana en el hospital, he visto a uno de ellos. Me preguntó por Pavel, ¿te lo puedes creer? Parece que se conocían de Kronos.


 - Eso puede que no sea algo bueno, Alex. - Peter se había incorporado en la cama hasta quedar apoyado en el cabecero. - ¿Sabes en qué circunstancias se conocieron?


 - Una vez tuvo que llevarle a un médico, o a un “galeno” como dijo él. Se lo encontró en muy mal estado, ya te imaginas...


 - Entiendo que Pavel no dijese ni una palabra de eso en la boda. Tal vez no deberías mencionarle que has visto a ese klingon.


 - No lo haré. Pero él se alegró muchísimo de saber que “ese chiflado suicida”, como le llamó, está casado y vive muy feliz con su hijo, su marido y su amante.


 - Así que se alegró, ¿eh? Bueno, igual sí debías decirle a Pavel que...


 - ¡Ah! ¡Olvídalo, Pete! Y vuelve aquí... - Tomándolo de la cintura lo arrastró hasta tenerlo de nuevo bajo su peso. - Nos queda mucho camino por recorrer... juntos, tú y yo...


      “Sé que caminareis por siempre juntos, uno al lado del otro, compartiendo lo que os depare la vida.” Pensó de nuevo Peter sintiendo que aquello era una gran verdad. Luego, casi de inmediato, una pregunta le asaltó la mente y, sin darse cuenta, la pronunció en voz alta.


 - ¿Quieres tener un hijo? - Se dijo en realidad a sí mismo.


 - ¿Ahora? Espera nueve meses y con suerte... - Bromeó el rubio.


 - ¡Ah, idiota...! - Se lamentó entre risas aferrándose más a sus brazos. - No pares... quiero... quiero...


 - Yo quiero una niña... - Susurró hundiendo la cara en el cuello de su marido, sin dejar de empujar más y más dentro. - Min elskede mann! *(mi amado esposo)


 - Entonces adoptaremos una, vikingo mío...


 


            No llegó ni a cinco meses, el apellido Kirk era conocido y respetado en casi toda la Galaxia, cuando no temido. Rómulo no puso pegas a la hora de permitir que el matrimonio adoptase a una de sus hijas. Freya, la pequeña romulana de tres añitos, huérfana debido a uno de los terribles atentados del Tal'Shiar, pronto pasó a ser parte de la familia.


 

Notas finales:

Lesek t'hyle, dif-tor heh smusma.


Hoy, dos de noviembre, he cometido un error garrafal a la hora de actualizar el fic, el resultado es que todo fue eliminado. La memoria caché del navegador no me ha permitido rescatar los comentarios a este capítulo. Lo lamento.


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