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Kidnaps my Heart por nessie31

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Notas del capitulo:

Listo!! Al fin después de tanto tiempo al fin pude terminarlo, la demora fue por la falta de tiempo y principalmente porque tuve terribles problemas de inspiración pero aquí esta.

Más que nada lo alcance a publicar hoy para celebrar el cumpleaños de Sabo~ <3

Agradezco a Valeria y a Samy por tomarse su momento para darme sus opiniones y a Alejandra por darme un montón de inspiración y ánimos para continuar la historia.

Agradezco los comentarios que han dejado, los responderé en la caja de notas finales~~

Sin más que decir, pasen a leer ; ojala disfruten mucho este capítulo. 

Capítulo 2

No es una prisión, es el inicio de la libertad.

 

Sabo POV

 

Podía escuchar una sutil voz femenina a la lejanía, no entendía que decía pero su voz era tan calmante al momento.

Me sentí entumido pero al mismo tiempo mi cuerpo ardía, mis parpados pesaban y aun al intentar abrirlos me era tan complicado, con sobre esfuerzo puede entreabrir uno de mis ojos, extrañamente no podía abrir mi ojo izquierdo, algo me lo impedía… Blanco. Las paredes eran blancas, tanto que era irritante al verlo, tuve que cerrarlo nuevamente para poder parpadear intentando acostumbrarme a el deslumbramiento.

 

—En una ocasión Norland se fue de excursión y cuando volvió informó al rey explicándole que había visto una montaña de oro en una isla a través de los grandes mares. Para verlo por sí mismo, el valiente rey tomó 2000 guerreros y cruzó…— Era más consiente de mi cuerpo, algo cubría mi ojo izquierdo, el repentino ardor lacerante me hizo alzar la mano izquierda con rapidez llevándola contra mi rostro soltando un jadeo al sentir una venda contra la parte izquierda de mi cara. La calmada voz se detuvo a mi lado. —¿Sabo-kun?.

No podía evitar contener aquella creciente sensación de temor, confusión; incluso empezaba a hiperventilarme, la ansiedad comenzó a consumar cada atisbo de mi ser ¿Dónde estoy? ¿Qué fue lo que paso? ¿Qué me sucedió?

—¡Iré por una enfermera! — La voz volvió a traerme un poco en mi, sorprendido vi a aquella esclava pelinaranja levantarse de su asiento y salir corriendo, 1. La joven ya no llevaba esas deplorables ropas, ahora si llevaba algo más decente, aunque no por ello más conservador, esa pequeña minifalda dejaba a relucir sus largos y torneados muslos y aquella camisa en definitiva le resaltaba cada atributo. 2. Koala estaba aquí cuidándole, con claras marcas de no estar en una prisión. 3. En definitiva no estábamos en el castillo.

Me senté de golpe en la cama, sintiendo una oleada de escozor y ardor recorrer todo el lado izquierdo de mi rostro, abarcando mi hombro y parte de mi espalda. Noté en ese instante que aquella habitación en realidad era una enorme zona de reposo, había varias camas, no podían ser camillas debido a lo sofisticadas y cómodas que se veían, había varias personas en su respectiva cama, algunos con sondas, otros conectados a varios aparatos pero en definitiva estaban más distantes a mí, como si me hubieran apartado del resto. Baje la mirada descubriendo que estaba vestido en un pantalón azul marino casi como una pijama quirúrgica y mi pecho estaba envuelto en vendas abarcando parte de mi hombro izquierdo.  Toque mi pecho con expectación escuchando una puerta abrirse seguido de varias voces. ¿Dónde estoy?

Escuche personas, alce el rostro viendo a dos enfermeras acercarse a mi, ambas vistiendo trajes demasiado cortos  para mi gusto. Una de las enfermeras parecía revisar mis signos vitales, otra comenzó hablarme pero realmente ni siquiera escucha que decía.

—¿Dónde estoy? — mi voz salió mucho más baja de lo que había esperado , una de las enfermeras se detuvo para dedicarme una mirada precavida pero no contesto, pronto estaban comenzando a retirarme las vendas —¿Qué sucedió? — siguieron sin responderme. Di un respingo ante el dolor contra mi cuerpo, era como si estuvieran desprendiendo mi piel al rojo vivo, quise apartarme de inmediato de sus manos pero de inmediato era retenido.

—Manténgase quieto, necesitamos tratar sus heridas — Protesto la enfermera rubia ejerciendo fuerza en mi brazo a modo de advertencia.

—No, necesito saber que esta pasando ¿Dónde estoy? — Exclame cada vez más inquieto.

—Oh, eso es fácil de responder, chicas están siendo muy crueles con nuestro invitado — gire el rostro a mi derecha viendo acercarse a la cama a un hombre alto, vestido con un traje de chef, bastante pulcro y presentable, con una pañoleta amarilla en su cuello, lo más característico de él era aquella cicatriz que corría de su sien izquierda a su pómulo y sobre todo aquel ridículo peinado con un largo copete en alto.

—Comandante estamos haciendo nuestro trabajo, no se tome la libertad de hacer lo que quiera, la enfermería es nuestro territorio por ende nuestras reglas— la enfermera pelinegra regañaba a aquel…chef, el cual parecía indiferente soltando una carcajada.

—¡Auch! — me queje ante la forma ligeramente brusca en la que me quitaban, mejor dicho, desprendían las vendas de mi rostro, liberando mi ojo izquierdo, no pude evitar sisear de dolor ante lo sensible que sentía mi piel con solo el roce del aire.

—Lo se, lo sé, ahora si a lo que venia— carraspeo aquel hombre llamando mi atención — Usted es un prisionero y estas a bordo del Moby Dick, sabemos quién eres por lo cual no te creas con la autoridad de mandar a nadie aquí, si estas en este barco es porque algunas personas aclamaron clemencia por tu vida — dijo serio sin borrar aquella sonrisa de su rostro lo cual le daba un aire perturbador.

—¿Moby Dick? — Repetí el nombre sorprendido, había escuchado muchas veces aquel nombre gracias a que  Makino solía contarme algunas historias que conocía de piratas en su bar. Me quede sorprendido ante la realización de sus palabras — Una tripulación de piratas— No pude evitar contener mi sorpresa— ¿Cómo? ¿Cómo es posible?

—Para tu fortuna o tu desgracia, como quieras verlo — dijo hundiéndose de hombros— Salvaste a dos esclavas que buscábamos, ellas detuvieron tu ejecución, déjame decirte que justo a tiempo, pudiste haber quedado peor de lo que estas ahora. — Le vi dedicar una mirada a las enfermeras asintiendo. Ladee un poco el rostro para poder ver mi hombro, no era estúpido, tenía una idea de que me había pasado y encontrar mi piel enrojecida y arrugada de una manera incomoda a la vista; confirme mis sospechas, realmente me había quemado en aquel incendio; las enfermeras comenzaron a poner alguna especie de ungüento contra las quemaduras , no pude evitar soltar un suspiro agradecido ante aquella deliciosa sensación fría contra mi piel ardiendo— Bien chico, tu vienes conmigo, anda levántate.

Le mire expectante por unos instantes solo hasta que las enfermeras comenzaron a  alejarse de apoco de mí, permitiendo que una enfermera me ofreciera lo que parecía ser una camisa muy ligera, “ojala y no se pegara a mi piel”.

Me la puse con algo de lentitud parándome de una vez consiente del sutil balance bajo mis pies, el movimiento del barco al avanzar entre las olas del mar. Finalmente me ofrecieron unas sandalias que extrañamente eran tan cómodas. Fue así como comencé a seguir a aquel hombre claramente imponente como respetable, avanzando un par de pasos detrás de él. Procure mantener la expresión más seria que podía aunque era tan difícil de hacerlo, era imposible contener la emoción que sentía. Estaba en un barco, en medio del mar, lejos de aquella prisión que había sido mi hogar toda mi vida.

El hombre abrió la puerta que daba salida al cuarto de reposo, la luz del sol me encegueció momentáneamente haciéndome entrecerrar los ojos levemente hasta poder salir .

Salado. Cálido.

Era melifluo, el suave sonar de las olas chocar con el casco del barco, incluso escuchar a los piratas moverse de un lado a otro creaba un ambiente tan prolijo. Desde aquí podía apreciar lo cristalina del agua, jamás creí en el amor hasta ahora. Estaba fascinado, la sensación de estar lejos era mucho mejor de lo que alguna vez había imaginado. Que importaba si ahora era un preso o como dijo aquel pirata, un invitado, en este barco; tal vez podría irme luego, conocer muchos lugares en estos bastos océanos, encontrar un lugar donde realmente pueda sentirme como en casa, donde yo realmente pertenezca.

Mis pensamientos fueron interrumpidos al momento que el pirata detuvo su andar en medio de la popa, lo cual me hizo fretar con torpeza para no chocar contra él. Lo vi girar para encararme sin dejar de sonreír.

 

—Bien ahora que estamos fuera del territorio de esas encantadoras enfermeras, es tiempo de presentarme como se debe — Hablo con tanta camarería que hacia aún más difícil creer que fuera un prisionero —  Mi nombre es Thatch ¡Comandante de la Cuarta división de los piratas de Barbablanca! — Exclamo con un claro orgullo. —Estoy a cargo de este navío como te darás cuenta — Dijo extendiendo sus brazos haciendo un ademan a su alrededor— Te daré un recorrido por el barco, te diré los horarios, quienes estarán a cargo de vigilarte y tus responsabilidades aquí. Nadie viaja de a gratis. ¿Entendido?.

—Entiendo pero —Tome una bocanada de aire alzando un poco más el mentón intentando no parecer intimidado, lo cual no lo estaba pero hay que admitir que estar en un barco pirata y uno sin saber defenderse, era peligroso— Quisiera algunas respuestas antes.

—Parece justo pero que no se te haga costumbre, los demás no son tan amables como yo sabes, si pierdes la lengua no me hare responsable— Pesé a su burlesca sonrisa no pude evitar sentir un escalofrío recorrer toda mi columna antes esa advertencia que sabía era muy posible entre piratas.

—Lo tendré en cuenta— suspire internamente al poder controlar el temblor en mi voz— Me han dejado vivir porque les soy útil por lo que entiendo pero ¿Para que exactamente? ¿Dinero? Créame que cuando le digo que mi familia no dará ni un centavo para salvarme es verdad. ¿Provocar a la marina? Solo si saben que han sido ustedes quienes me secuestraron por el titulo que va a llevar mi apellido ¿No es eso innecesario? o ¿Por información? Lamento decir que fui privado de todo contacto y conocimiento del mundo exterior, no se más de lo que puedan necesitar. — Admití con sinceridad, tal vez recurrirían a torturas o a matarme por ello pero ahora no importaba. Era libre y estos piratas eran mi salvación.

—Es bueno saber eso— Vi a Thatch mantener una ceja en alto en un leve gesto incrédulo. —Pero por el momento ese tema no te concierne, ya lo sabrás cuando sea necesario. Si eso es todo iremos por esta dirección— indico dando media vuelta avanzando por la derecha— dormirás en la enfermería por mera precaución a tu vida.

—Solo una pregunta más —Le interrumpí valiéndome un bledo el que pudiera hacer enojar al pirata— ¿Estamos lejos de la Isla de Dawn? —Pregunte con una clara desesperación en mi voz. Thatch volteo a verme con cautela antes de soltar una inesperada carcajada.

—Oh chico, ya ni siquiera estamos en el East Blue— Lo vi avanzar hasta el barandal del borde el barco señalando hacia el mar, a lo cual no dude seguirle— Esto es el paraíso del Gran Line.

—La primera mitad del Gran Line —Repetí sorprendido, un ardor doloroso pero al mismo tiempo sosegado se instalo en mi pecho, incluso tras morder mi mejilla me fue imposible contener la amplia sonrisa que comenzaba a formarse contra mi rostro. Era libre. Voltee a ver a Thatch para poder preguntar una vez más— ¿Cuánto..? —Fui interrumpido.

—Cuatro días desde que quedaste inconsciente — Sostuve la mirada de aquel pirata, notando un extraño brillo en sus ojos, como reconocimiento.

—Es un barco muy rápido entonces, los libros mencionan más tiempo que eso.

—Los libros no dicen todo siempre, más si dices que no tuviste oportunidad de conocer las verdades de este mundo. A veces tienes que verlo por ti mismo—Thatch me dio un apretón en el hombro sano antes de volver a avanzar. Le di una rápida mirada más al basto océano antes de dar media vuelta comenzando a seguir al pirata ahora asegurándome de poder caminar a lo mucho a dos pasos de distancia de él.

El comandante de la 4ta división comenzó a darme un recorrido por el barco, hablando con un par de piratas que se encargarían de que “no escape o cause problemas”. Ahí comprendí que no estaba en el barco principal, al parecer estaba a bordo de uno de los 3 “mini” Moby Dick. Que de pequeños no tienen nada. Parecía que el barco se dirigía al encuentro con la nave principal, no solo este sino otros más. O eso había logrado escuchar de la conversación de Thatch con sus nakamas antes de que volviera a centrar su atención en mi.

Me dijo a qué hora debía levantarme como el resto, la hora de desayuno, comida y cena, la hora de las duchas, de descanso y de trabajo. No sonaba tan difícil, era muy fácil de recordar. Incluso me permitió el comandante Thatch un tiempo para ir a la biblioteca, un gesto bastante amable de su parte.

Bajamos al interior del barco donde Thatch saco de su filipina una pequeña libreta y un bolígrafo donde empezó a garabatear las tareas que tendría asignado todo el dia . En las mañanas después del desayuno debía ayudar en limpiar la cocina y lavar los platos, en las tardes debía embarnizar las barandillas del barco, después del descanso en la noche debía lavar la cubierta. Claro que me aseguro que mis actividades las haría junto a otros piratas y que podrían cambiar mis trabajos de acuerdo a las necesidades que surgieran en el barco. Y francamente, era un alivio lo que debía hacer, podía estar viendo el mar o escuchando historias de los piratas entorno mío. El viaje era estupendo. 

Ese día me dejo nuevamente en la enfermería donde se me permitió estar sentado junto a la ventana, junto a mi cama provisional.

—Sabo-kun— Aquella voz hizo que girara mi rostro hacia la encantadora Koala.

—Hey— Salude en voz baja, ya había obscurecido, los piratas en la estancia ya hacían dormidos y al exterior se podían escuchar lo que parecían las ultimas órdenes del día.

—El comandante Thatch me permitió poder venir a verte, al parecer creo le haz agradado— Dijo con una tonalidad tan suave y amistosa que me era imposible no querer escucharla más, era como escuchar a Makino preguntarme como me sentía o que me había pasado cada que había escapado de casa de niño. Koala extendió hacia mí un par de libros que traía cargando entre sus brazos.

—Vaya gracias — Sonreí hacia la joven, leí los títulos en el lomo de los libros. “El Rey de los Piratas” “Gran Line” “La historia de la marina” “Piratas sobresalientes de la vieja era”. Estaba sorprendido, nunca, ni una sola vez en esos 21 años de vida tuve la oportunidad de leer algo así, todo era Nobleza, modales, familias adineradas y el físico.

—Robin-san te envía estos libros, parece que escucho que eras ajeno a lo que esta pasando ahora en el mundo. Personalmente creo que es un lindo gesto, tienes que saber de la historia, el pasado, para que luego sepas el presente — Koala se sentó en el borde de la cama junto a mí, su mano se posó sobre la tapa de uno de los libros ocasionando que volviera a verla a los ojos — Estos son libros escritos por piratas o eruditos, espero te gusten.

—Es un gesto muy amable, estoy entusiasmado, hay tanto que quiero saber y tantas cosas que debo entender ahora. Cuidare bien de los libros, gracias— ¿Cómo podía sentirme tan agradecido con mis secuestradores? En ese instante solo quería llorar. — Gracias — incluso hasta mi voz se había quebrado audiblemente.

De una vida de frustraciones e impotencia estaba viviendo lo que ya había creído imposible, estaba empezando a vivir mi sueño. Era imposible no sentirme emocionado a tal punto de quererme soltar a llorar y gritar de felicidad.

—Cuando tengas tiempo libre, Robin y yo estaremos posiblemente en la biblioteca, responderemos tus dudas del mundo— Sin más en silencio se levantó de la cama retirándose de ahí, dejándome parcialmente solo.

Si ser un pirata era ser libre, definitivamente renunciaría a todo para ser uno.

 

:________________Onceavo día consiente a bordo_______________________:

 

Ya tenia una pequeña rutina. Tal y como había dicho el comandante Thatch, dispuse de varios trabajos y descansos al día ; lo que me permitía pasar valioso tiempo junto a Robin y Koala para calmar las aguas de mis dudas, eran los momentos más valiosos de mi día.

Aunque también cada noche al estar  en la cubierta, ayudando a transportar los suministros a la cocina para el desayuno o limpiar la cubierta ; me daba la oportunidad de escuchar a los piratas contar sus aventuras en alta mar o cantar historias que era un mejor.

Hoy los piratas estaban inusualmente más activos, desde que había despertado en la enfermería, los pacientes estaban tan animados a pesar de que algunos parecían estar muy graves, lucían listos para salir de las camas y salir junto a sus nakamas. Las enfermeras hacían su contabilidad y regañaban a los pacientes más entusiastas de lo normal, el desayuno había sido todo un alboroto por  la noticia del comandante Thatch a su división y a la segunda división de las cuales estaba a cargo en ese momento, al parecer.

Tenían estimado que alrededor de las nueve de la noche a las once haríamos contacto con el barco principal, el Moby Dick. Parecía que no solo seriamos nosotros, por lo que Robin se había tomado la molestia de explicar, que los otros barcos de Barbablanca llegarían ese mismo día al barco principal; parecía que la tribulación se había dividido en los 5 mares (North, East, West y South Blue) y ahora todos iban al punto de encuentro, una isla que Barbablanca protegía.

Bueno no era tan inusual, los piratas en definitiva estaban entusiasmados, estaban preparando un banquete al parecer y un montón de cosas más que me hubiera gustado ver si no fuera porque ahorra estaba limpiando cada parte a la que me mandaban del barco, desde la zona de carpintería, los baños, los establos y parecía que al final tendría que ir a cubierta.

Si bien me gustaría estar rodeado de esa emoción, al mismo tiempo me ponía nervioso, hasta ahora los piratas solo me ignoraban o hacían un par de desastres para atrasar mis horarios, haciendo que limpiara más o tuviera que pedir disculpas por cosas que no hacía, y esos eran más los de la segunda división que ya iba identificando entre el mar de piratas, la división del Comandante Thatch hacia un mejor trabajo ignorándome. Y ahora que nos reuniríamos con la tripulación completa iba a ser momento para que sepa que iba a ser de mí una vez el capitán Barbablanca decidiera que hacer conmigo.

Suspire con cansancio escuchando el repentino estallido de algo en la parte superior del barco, parecía que ya estaban celebrando, desde aquí incluso ya eran perceptible los efusivos gritos.

Cerré la reja donde se encontraban las gallinas y me retire los guantes tras dejar los huevos de las gallinas en un sesto donde se ponía su recolección, estaba por ponerme a barrer el pasillo hasta escuchar la puerta del lugar , voltee consiente de que ahora se escuchaba más claro el escándalo de los piratas.

—Sabo-kun, deja lo que estás haciendo y volvamos a cubierta, te perderás el espectáculo— Sonreí inevitablemente al ver a Robin entrar al lugar, tan elegante como siempre. Deje la escoba y me quite el delantal al igual que las botas poniéndome las sandalias para así seguir a la morena .

—Así que un espectáculo, ¿eh? —Pregunte caminando junto a Robin en lo que comenzábamos a subir las escaleras .

—Acaban de dar aviso de avistamiento del Moby Dick, es impresionante— A pesar de la común calma en la voz de Robin me fue más que obvio su clara emoción por aquella sonrisa que había en su rostro y ese brillo en sus ojos. Solo alcance a asentir al escucharla, por ahora todo lo que yo llegaba a ver o saber de esos bastos mares me era sumamente impresionante. Justo al abrir la puerta que nos dejaba salir a la cubierta fui inundado de ese aire de fiesta.

La noche se cernía sobre nosotros, las estrellas eran más que claras ese día inclusive iluminaban magníficamente el agua del océano. Los piratas estaban empezando a gritar cosas como “Oyaji” o “Estamos en casa”. Lo decían con tal devoción que era imposible no sentirse contagiados con el ambiente; seguí a Robin hasta la barandilla donde se amontonaban un gran número de piratas que alzaban sus brazos saludando.

Tras empujar a un par de entusiastas piratas logre llegar a la barandilla, quedando parado aun lado de Robin y sorpresivamente a un lado del Comandante Thatch que lucía tan radiante sonrisa que parecía que sus mejilla podrían desgarrarse.

—Ahí están— Murmuro Thatch alzando una de sus manos en puño creando sorpresivamente un silencio repentino. — ¡ Preparen la señal !

Dirigí mi vista hacia el frente, eche mi cuerpo hacia adelante al lograr divisar a la lejanía un enorme barco que estaba claramente anclado a la costa de esa isla que estaba al fondo. No conocía a esos piratas, no sabía más que lo esencial, la información que me había dado Robin pero aun así no podía evitar sentir el latente palpitar de mi corazón contra mi pecho envuelto en la emoción.

A medida que el barco avanzo se hicieron visible tres barcos más, todos dirigiéndose hacia la isla. Muchas cosas pasaron al mismo tiempo, era todo un espectáculo.

—¡Fuego! — Grito Thatch ocasionando que las ovaciones dieran hincapié de nuevo, un sonido de disparo sonó en algún lugar de la cubierta, ¿Cómo era posible que los piratas se emocionaran aún más?; el sonido era sutil, una ligera estela de humo salió disparada hacia al cielo y casi al mismo tiempo salieron tres más de esos barcos. — Y ahí esta— Thatch dijo soltando una carcajada.

Pronto ví a los piratas señalar hacia el cielo, mire hacia esas direcciones justo cuando el cielo fue iluminado de colores  por la explosión de la pirotecnia. Era un espectáculo hermoso. Una luz parecida a un cometa se movía desde la isla hacia el cielo a dirección de uno de los barcos a medida que nos acercábamos.

—¡Comandante! — Las exclamaciones se hicieron más fuertes y a la distancia vi una columna de fuego moverse entre el agua a una velocidad ridículamente más rápida que la de los barcos. La música estallo en el lugar al mismo tiempo que el sonido similar al de un chillido de un águila.

—Un ave— Dije sorprendido aferrándome al borde de la barandilla notando que aquella luz que parecía un cometa en un inicio era en realidad una enorme ave que sobrevolaba los barcos.

—Es un fénix en realidad — Dijo Thatch con una cantarina voz en lo que alzaba su brazo saludando a la imponente ave. —¡Marco! —Gritaba entusiasta, así que ese es el Comandante de la primera división, “Marco el fénix” .

Poco a poco nos íbamos acercando a la isla donde se podía ver a los piratas esperando en la costa con fogatas y música. Así hubo un momento que aquella columna de fuego estuvo tan cerca del barco que fui capaz de distinguir que en realidad se trataba de un hombre sobre un pequeño barco que era impulsado por fuego. Y de seguro ese de ahí es el Comandante de la Segunda división “Puño de Fuego Ace”.

 

—Es impresionante ¿No es así? —Hablo Robin sin apartar su vista de la conmovedora reunión de la tripulación, era una muy grande tripulación.

—No puedo negarlo, esto es una reunión increíble, ni en mis más locos sueños me hubiera imaginado algo así— La velocidad del barco se vio claramente disminuida por la cercanía a la isla y en un punto se detuvo totalmente, flotando en el agua.

—Parece que al fin vamos a zarpar — y tal como dijo Robin, los piratas comenzaron a saltar del barco algunos cayendo al agua nadando hacia la costa donde se veía como sus nakamas les recibían con lo que parecía ser bebidas y abrazos. Era un tanto exagerado en mi opinión. Me di cuenta también de como eran soltados unos barcos de remo para lo que supuse era el transporte para personas como Robin, esos increíbles “usuarios” de una fruta del diablo.

—Ven chico, tu te quedas a mi lado y no hables si no se te pregunta nada, ¿De acuerdo? — Sentí una palmada en la espalda por parte de Thatch, sisee ligeramente, aun dolían las quemaduras.

—Ve, sigue su consejo— Murmuro Robin dedicándome una sutil sonrisa antes de dirigirse hacia los piratas que bajarían en bote.

Supuse que no era tiempo para replicar por lo que seguí a Thatch por todo el barco, hasta llegar a una cuerda que daba hacia el agua . El castaño me hizo una señal para bajar por la cuerda, torpemente tuve que hacerlo, aferrándome a esta como si mi vida dependiera de eso, los piratas lo hacían ver tan fácil pero en definitiva tenía su chiste, con dificultad baje hasta caer al pequeño barco de remos donde ya estaban un par de piratas esperando, algo incómodo tome asiento hasta ver a Thatch caer sobre el pequeño barco de manera ágil, dio una orden y dos hombres se pusieron a remar, sorprendentemente movían muy rápido el barco de remos y ahora presenciaba el increíble espectáculo de los piratas reunirse junto a sus nakamas.

¿Qué no se supone que deben ser feroces y temibles? En cambio podía notarle sonreír, reír, cantar incluso hasta llegar al punto de llorar al ver a sus nakamas. Tras llegar a la costa baje del bote tambaleante siguiendo a Thatch entre los piratas que no hacían más que saludar al comandante con abrazos u ofreciendo bebida las cuales declino todas de modo bromista o de un modo muy amable; por mi parte podía sentir el peso de las miradas sobre mi, si no estuviera nervioso sería un completo idiota.

 

—¡ Guararararara !—  Tuve que detenerme unos instantes ante el ligero temblor que hubo al mismo tiempo que esa estruendosa risa pero parecía que a nadie le afectaba eso, parecía que era normal para los piratas.

Había un enorme asiento donde se encontraba un imponente hombre, el debía ser el famoso Barbablanca, el hombre más fuerte del mundo. El Rey del Mar. Avance más rápido a espaldas de Thatch notando como el grupo de piratas estaba a una buena distancia de su capitán debido a que había unos 15 piratas ocupando el espacio más próximo al capitán.

—Thatch, hijo es bueno verte bien — Definitivamente Barbablanca tenía un tamaño anormalmente grande, talvez era el tamaño de cinco adultos promedio, su cabeza estaba siendo cubierta por tricornio negro, a pesar de eso creo lo más llamativo era ese bigote blanco en forma de luna.

—Oyaji, ha sido un largo viaje y con un par de riñas innecesarias— Thatch miro hacia los comandantes al hablar, ocasionando que las miradas de estos se detuvieran en el comandante de la segunda división.

—Tu hermano ya me ha hablado de la situación y quiero escuchar tu parte de la historia después que el resto de tus hermanos me informen en  la situación en la que estamos ahora.

—Por supuesto Oyaji — ¿Es como si se tratara de una familia?. Thatch volteo a verme— Quédate con Kechatch, no te apartes de su lado — Dijo bastante autoritaria haciéndole una señal a un pirata — Estas a cargo de vigilarle en lo que termina nuestra reunión.

—Si comandante, andando niño rico— Thatch nos dio la espalda acercándose a sus capitán y a el resto de los comandantes, mientras notaba que todos los piratas comenzaban a alejarse dándoles privacidad por lo tanto tuve que seguir al inusual pirata bastante bajo de altura con una graciosa nariz de perico y su largo y rizado cabello azabache.

Todos terminamos alejándonos de los comandantes y el capitán, acercándonos a donde estaba un grupo de piratas comenzando a contar su experiencia en manos de los nobles. ¿Habían sido esclavos? Entonces no todos ellos habían estado libres. Significa que habían estado en una especie de misión de rescate ¿y ahora soy un bonús?

En algún punto logre divisar a lo lejos a Robin reunirse con un… ¿mapache? Y había también un ciborg, raros nakamas que tenían, eran demasiado, pero extrañamente esos dos parecían ser muy cercanos a Robin.

Con cansancio suspire tomando asiento sobre un barril aun cerca de ese pirata Kechatch que en ningún momento se había detenido a vigilarme a pesar que platicaba amenamente con alguno que otro pirata; el tiempo comenzó a transcurrir lentamente o al menos eso me parecía, los piratas estaban algo tranquilos la mayoría hablando en un tono moderado dejando que se escuchara de vez en cuando un golpe que producía un temblor en la zona y cada que eso pasaba algunos piratas comenzaban a reír e incluso a hacer apuestas.

—Parece que están haciendo todo un alboroto.

—Apuesto a que es todo culpa de el comandante Thatch.

—No lo creo, escuche que Haruta causo muchos problemas, de seguro fue él.

No sabía cómo sentirme ante esas platicas, las cosas a mi parecer eran muy delicadas, esclavos, piratas, Barbablanca, un noble, no sonaba nada buena la combinación pero los piratas estaban bastante tranquilos haciendo apuestas de que comandante era el que al parecer ocasionaba aquel alboroto.

Alce el rostro hacia el cielo iluminado por todas aquellas estrellas, tome una gran bocanada de aire intentando ignorar todo aquel olor a suciedad, sudor y un par de cosas que no estaba en lo más mínimo interesado en reconocer, en cambio preferí concentrarme en la humedad como también en aquel salado aroma del mar. O al menos  eso intente porque tras lo que parecieron horas y horas de espera finalmente hubo un temblor y el sonido de un choque que produjo un persistente silencio.

—Andando—Kechatch pateo levemente el barril en donde estaba sentado por ende me levante a prisa comenzando a seguir al pirata al igual que el resto, todos estábamos avanzando a donde estaba el capitán de esa tripulación . Me detuve junto a Kechatch quien me ignoraba olímpicamente una vez todos se reunían entorno a Barbablanca y sus 15 comandantes que estaban repartidos equitativamente a cada lado de su capitán.

Ahí note como en la mano surda de Barbablanca había un vicento el cual golpeo contra el piso creando aquel estruendoso ruido de antes y un ligero temblor contra el piso.

—Hijos míos, es una alegría tenerlos a todos reunidos de nuevo después de estos largos meses, sus hermanos —Dijo con voz firme señalando con un pausado ademan a los comandantes— Me han contado por el momento lo elemental de sus respectivas travesías, desde las victorias a las perdidas— Para mi sorpresa varios piratas se quitaron sus sombreros poniéndolos contra sus pechos en un gesto de pésame, inclusive los comandantes hicieron aquel mismo gesto quedando todos en un tramo corto de silencio que prontamente fue llenado por la voz de aquel imponente hombre— Muchos de sus hermanos han regresado a salvo a casa, muchos de los de aquí los acercaremos a islas bajo nuestra protección para que puedan iniciar desde cero su vida de nuevo y otros tantos los llevaremos con los Revolucionarios.

 

Hubo un par de exclamaciones de alegría e incluso gritos de agradecimiento.

—Por lo visto la Marina aún no sabe que nosotros fuimos responsables de tales liberaciones, tenemos una buena ventaja hasta que se den cuenta lo cual no durara mucho tiempo de eso deben estar muy consientes — A pesar de la potente fuerza en su voz había un toque tan cálido en su voz que era reconfortante de solo escucharle. — La marina no es tan ignorante como para no notar nuestro continuo movimiento y esta reunión; van a juntar las piezas pronto y vendrán a por nosotros. — Hubo una pequeña pausa lo suficientemente larga para que los piratas exclamaran gritos o peticiones de pelea— Vendrán tras nosotros por cierto noble que viajara con nosotros. Pasa adelante.

 

Fue una orden que creo un estremecimiento frio por todo mi cuerpo, repentinamente me sentí con ganas de salir de ahí pero al mismo tiempo emocionado de poder encarar a un hombre como este. Pude ver a Thatch y a el segundo comandante dar unos pasos al frente por consiguiente avance saliendo de entre la multitud de piratas para quedar frente a todos.

—¿Cuál es tu nombre? — pregunto con simpleza hablando más serio que hace unos instantes, fijando su potente mirada sobre mí. Trague discretamente procurando contener los nervios, me erguí alzando la barbilla ligeramente no queriendo expresar temor.

—Mi nombre es Outlook Sabo, Señor Barbablanca— Procure hablar lo más confiado posible sintiéndome en escrutinio bajo esa intensa mirada.

—Mis hijos me han hablado de ti, Sabo, del inconveniente que tuviste con uno de mis hijos y que has estado encargándote de salvar a mis hijos y amigos de la esclavitud— Sorpresivamente comencé a escuchar exclamaciones de sorpresa— Debo agradecer tu compromiso a por salvarles pero eso no te exenta de estar aquí.

—Entiendo que soy de utilidad por mi posición pero negociar conmigo no es muy buena idea, le he contado a el comandante Thatch las razones.

—No se te ha dado permiso de hablar maldito cabron— Para mi sorpresa el comandante de la segunda división hizo las de avanzar hacia mí con claro coraje y los puños apretados.

—Hey, basta, regresa a tu lugar Ace— Repentinamente una mano se posó en el pecho desnudo del chico . Marco el Fenix le había detenido con aparente rapidez haciendo al chico regresar junto al primero comandante en su lugar junto a su capitán. Trague en seco dirigiendo con precaución mí vista de Hiken no Ace a Barbablanca el cual golpeo su vicento contra el piso ocasionando otro temblor reinando nuevamente el silencio.

—No juzgamos de quien seas hijo ni de donde vengas, todos somos hijos del mar — Hablo más alto que antes sus palabras creaban un escalofrió y un doloroso calor en mi pecho. ¿Me estaba aceptando? — Confió en el juicio de Thatch sobre de ti por lo que mi decisión es que estarás a bordo en mi barco hasta que tome una mejor alternativa para ti — Señalo hacia su izquierda donde estaban 6 comandantes parados — Namur, comandante de la octava división se hará cargo de ti mientras estemos en altamar, seguirás sus ordenes

—¿Un Gyojin? — Dije de inmediato volteando a ver a aquel… hombre-pez, en realidad parecía más un tiburón, por aquellos enormes dientes que le sobresalen de la mandíbula y su aleta dorsal. Tiene una cicatriz en el lado izquierdo de su rostro muy similar a la forma de un rayo, a la altura de su cuello un tatuaje de un ocho. Su cabello es negro arreglado con picos hacia arriba y viste unos sencillos pantalones grises, sandalias y una camisa de un tenue amarillo, con una estrella roja al centro y mangas azules. Y por si fuera poco, su altura era intimidante de 2 a tres personas adultas promedio.

—¿Algún problema con eso? — La profunda pregunta de Barbablanca me hizo darme cuenta por su tono de advertencia, que había cometido un error al decirlo de ese modo.

—Yo… quiero decir — Me apresure a corregirme el tono anteriormente usado— Es sorprendente, sabía que era mentira que los Gyojin y los humanos no podían subsistir en armonía. Todos merecemos respeto y libertad. — Algo en la mirada del hombre más fuerte del mundo me hizo relajarme. Parecía que había aprobado mis ideales.

—De acuerdo en vista de eso mientras estemos en tierra firme, Ace, comandante de la segunda división se hará cargo de tu seguridad —Prosiguió Barbablanca.

—¿¡Que!? ¡No! ¿Oyaji cómo puedes hacerme esto? No voy a ser niñero de ningún noble bastardo, ese imbécil merece morir — Hiken no Ace grito de nuevo saliéndose de su formación, sus hombros se agitaban en brazas de fuego, en definitiva estaba molesto. —¡No lo voy a hacer!

—La decisión ya esta tomada hijo, no cambiare de opinión— Observe a aquel pirata hablarle con calma a ese revoltoso moreno.

—¡Voy a matarlo! — De seguro estaba como el resto de los piratas, con la boca abierta viendo a Barbablanca levantarse de golpe de su asiento con clara superioridad.

—Es una orden — profirió golpeando nuevamente su vicento contra la arena, no estaba seguro si había visto bien pero puedo jurar que el comandante de la segunda división se había hundido ligeramente de hombros.

—Si es una orden entonces la cumpliré, Capitán— Incluso para mi aquel tono que uso parecía impactante, Hiken no Ace volteo a verme, su intensa mirada grisácea se poso en mi por unos breves instantes, podía sentir todo su odio.

Se dio media vuelta alejándose de su anterior posición pasando a mi lado, no quise voltear pero estaba seguro que siguió todo el camino derecho y posiblemente perdiéndose entre el grupo de piratas ahí presentes. Algunos comandantes estaban boquiabiertos, otros fruncían el ceño y algunos se miraban entre ellos. ¿Esa reacción no era típica en ese pirata?.

—Hijos míos eso será todo lo que trataremos esta noche, se irán informando por medio de sus comandantes de el resto aún hay un par de cosas que necesito meditar antes de que zarpemos, ¡disfruten la fiesta! — Fue como prender un interruptor, todos comenzaron a gritar en celebración empezándose a alejar sin decir más. Mire a mi alrededor extrañado ¿y ahora que hare?

 

Fije mi vista en el capitán Barbablanca, observándole dejarse caer aparentemente cansado contra su asiento soltando un suspiro, algunos de los comandantes quisieron hablarle pero el solo alzo una mano mandándoles a callar al mismo tiempo que fijaba su vista en mi.

—Tengo entendido que eres amigo de la arqueóloga de los Mugiwara, será mejor que vayas con ella a pasar la celebración, Namur mantendrá un ojo sobre ti — Junto a este se paró el comandante de la octava división asintiendo en mi dirección— Por lo que he escuchado de ti pareces ser un buen hombre, si no causas problemas a mi y mi familia, nosotros podremos protegerte muchacho. Nadie puede amar sus cadenas, aunque sean de oro puro.

 

—Grac.. — Me detuve antes de agradecer el pequeño cumplido al escuchar la última parte de su discurso. ¿Barbablanca… estaba ofreciéndome un escape? ¿Me estaba ofreciendo una salida a todo ese calvario que había vivido? ¿Thatch le había escuchado realmente todo este tiempo? ¿Thatch había hecho que le ofrecieran ser libre de su título?

—¡Guararararara! — Su risa aunque era lo suficientemente estruendosa para hacer agitar el piso, era bastante cálida y amable. — Estas aguas son peligrosa muchacho, de lo que andas huyendo no te lo hará más fácil.

—Prefiero una libertad peligrosa que una esclavitud tranquila, señor— Hable con respeto intentando contener mi voz, podía sentir como todas las emociones se atoraban contra mi garganta, incluso un par de lagrimas que difícilmente podía contener.

—¡Guarararara! Dime muchacho ¿Cuál es tu sueño?.

Notas finales:

Ojala les haya gustado el capitulo, ya saben cualquier duda pueden dejar su comentario y con gusto les respondere procurando no dar spoiler hahahaha, cualquier duda o sugerencia las acepto totalmente.

Y ahora el momento de intriga ¿Porque nuestro pecoso odia a Sabo?

¿Qué planes tendrán para Sabo? ¿Dónde están los Mugiwara? ¿Ace le dirá a Barbablanca Oyaji de nuevo? ¿Se sabrá alguna vez todo el sufrimiento que vivió Sabo? ¿Sabo era asesinado por un pecoso furaco? esas y más intrigas les dejo~.

 

Agradezco los comentarios del primer capítulo:

 

"Karen": Hola ! Yo tambien amo esas parejas son mis OTPs hahaha. Lo se el pobre a sufido mucho. Ojala este capítulo te haya gustado y despierte tu curiosidad  .

"Cross_lady": Me alegra que te haya gustado el inicio, espero persista ese gusto hasta el final de la historia. Ahora a ver como le ira a Sabo rodeado de un ambiente totalmente desconocido para él.

"Rin": No lo dejare incompleto, al fin ya pude continuarlo, tengo muchas expectativas e ideas para esta historia, así que habra más de Kidnaps my Heart por un largo tiempo. Gracias por leer.

"Juviarl56": Muchas gracias por pasar a leer mi historia yo también amo ver a Sabo como el uke , le va bastante bien mientras es con Ace hahaha .

"Eilin": Gracias por tu comentario, he aquí la continuación, espero te guste tanto como el primero .


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