En el transcurso de los días James se mantuvo fiel a su palabra, comenzó a seguir a Albus, como si fueran “sol y sombra”. El anterior hecho extraño mucho a sus amigos, ya que James era el alma de la fiesta y el que llevaba las riendas de liderazgo. Poco podría importarle eso al Gryffindor, cuando de sus hermanos se trataba, ni las chicas podían acaparar su atención.
Haciendo uso de todas sus artimañas (¡Gracias merodeadores!), siguió como todo un experto a Albus. James esperaba encontrar cosas entretenidas en el día a día de su hermanito, ¡vamos! Algo sucio de el alumno modelo, que roba ropa interior (que conste que a James no le haría nada feliz que alguien robase la ropa de Albus ¡y menos su ropa interior!), que se hurga la nariz en el receso, ¡Incluso algún gas suelto!, pero nada de lo anterior ocurría, tampoco hubo rastros de la rata que estaba detrás de la cerecita de Alby.
Afligido, James recurrió a todo; poner a sus hombres de confianza a cuidado de Al, eso era mucho, nunca podías saber si había un depravado infiltrado; dormir con el mapa del merodeador, a medidas drásticas que llego a babearlo; ¡pasar su limitado tiempo libre en la biblioteca!, eso era lo peor sin duda.
Y hablando de biblioteca, ese era el preciso lugar donde se encontraba ahora, en la sombras y con una pila de libros rodeándolo (tenía su respectivo hueco, por donde espiarlo), pero justo como en las anteriores horas, Albus solo se dedicaba a leer y leer, ¡¿es qué no se cansa nunca?!.
Y como si Merlín escuchase su ruego, algo ocurrió. Albus, que parecía querer su nariz en el libro, dejo de posar sus ojazos color esmeralda en el para posar su mirada en cierta estantería, donde casualmente un libro cayó al suelo (nótese el casualmente recalcado en la lectura). James lo supo, ¡se tenía que ser muy idiota para no notarlo!.....bueno puede que James fuera un poco idiota….¡PERO NO TANTO!, sigiloso y ágil, se levanto de su guarida para acercarse y ver mejor lo que sucedía.
-¿Se puede saber qué demonios haces?.
A james casi se le para la corazón del susto*. Giro el rostro alarmado para encontrarse con los furiosos ojos azules de Rose Weasley. Eso solo significaba lo siguientes, la había cagado.
Piensa James, piensa…..
Tenía que decir algo inteligente para despistarla, algo audaz, algo que solo un Gryffindor, que digo un Gryffindor, un Potter, ¡el mejor BUEN hermano mayor diría!.
-Así que…..¿vienes a leer…..los libros?.
¡Si es que le tenía que faltar una buena docena de neuronas para haber dicho aquello!, un aplauso a James Sirius Potter, por la respuesta más inteligente de toda su generación, ¡malditos nervios!.
Como supuso, Rose lo miro como se mira a un espécimen en extinción y no solo eso, como se mira a un espécimen en extinción y además feíto. Solo basto que Rose mirara en la dirección donde antes James estaba mirando, para que sus ojos se agrandaran en reconocimiento y también para que esos mismos ojos lo fusilaran con la mirada.
-¡James Sirius Potter!- la mención de su nombre entero , solo hizo que sus piernas temblaran. Pero si algo agradecía de ser un Gryffindor, fue que tuvo el coraje de arrastrar a Rose al suelo y hacer que ambos se escondieran detrás de una estantería antes de que Albus volteara, también tapo la boca de su prima, ¡Por si las dudas!.
-¡Mmmm!
Ignorando las pataletas de Rose, James se asomo para verificar si Al los había descubierto, más grande fue su sorpresa al darse cuenta que ¡Albus no estaba ahí!.
Una lengua rozó su palma y James asqueado alejo su mano de la boca de su prima.
-¡Eso es jugar sucio!- dijo James mientras limpiaba su palma en la túnica.
-¿Con qué derecho me vas a decir eso tú a mi?, ¡yo no estoy acosando a mi hermano menor!- Rose parecía furiosa, con la cara del mismo color que su cabello pelirrojo y las manos siendo agitadas en el aire.
-Shhhhhhh- puso un dedo suyo en los labios de Rose-harás que nos saquen de la biblioteca.
-Quita tu sucio dedo de mis labios o te lo arranco-pero sin esperar una confirmación, ella ya estaba empezando a abrir la boca para morder a James
-¡Que salvaje!- contestó solo cuando su dedo estuvo seguro entre sus manos.
La pelirroja bufó, se arreglo el uniforme y el cabello, y solo entonces, cuando estuvo calmada, miro a James con ojos aparentemente serenos, pero con un brillo asesino reflejado.
-Se que eres un hermano sobre protector, pero esto ya es pasarse de la raya, ¡no puedes meterte en la privacidad de Albus o Lily!
-No es algo que tu entenderías, es asunto de hermano BUENOS mayores.
Ofendida, Rose giro los ojos.
-No sé si lo hayas olvidado, pero te recuerdo, que yo también soy una hermana mayor y no me ves siguiendo a Hugo ¿o si?.
Ahora fue el turno de James de rodar los ojos. Era obvio que Rose no lo entendería, ella solo era una hermana mayor y por eso no entendería los asuntos de un BUEN hermano mayor.
-Mira mi estimada pelirroja, está más que claro que esto es un asunto fuera de tu comprensión, así que por favor apártate de mi camino.
Si el ajetreo, que le taparan la boca e incluso que privaran de su privacidad a Albus, no molesto a Rose, el comentario de James lo consiguió, y valla que lo hizo. No había cosa que molestara más a una hija de Hermione, como lo era el hecho de que dudaran de su inteligencia.
-Ah no, ahora sí que te araño la cara- y como para confirmarlo, empezó a arremangarse las mangas de la camisa y aflojarse la corbata azul.
Tragando duro, James busco posibilidades de escape, no quería que su prima repitiera el gancho que tía Mione le dio a Draco Malfoy en su tercer año.
Justo cuando Rose estaba lista para saltar sobre él, James uso el plan maestro a sí que con las manos defendiendo su rostro y los ojos cerrados, lo activo:
-¡No me golpees! Solo soy un pobre BUEN hermano mayor que quiere saber quién es la persona que quiere robarse la cerecita de Albus.
Silencio
Más silencio.
James abrió los ojos y aquello no se lo esperaba para nada. Rose se sonrojo hasta las orejas.
-¿Q-qué?
Tentando terreno peligroso James hablo.
-Solo estoy investigando quien es la persona que sale con Albus.
Aclarando su garganta la chica contesto-B-bueno eso no me lo esperaba-enderezo sus mangas y se arreglo la corbata, pero como si hubiera recordado algo, miro a James nuevamente molesta- Aguarda……
Un coscorrón cayó en la frente de James.
-¡Auch!
-¡Eres idiota!, ¡deja de meterte en la vida amorosa de tus hermanos!. Ellos no lo hacen con la tuya y menos Albus. Si hay que ver para donde fue repartida la inteligencia en la familia Potter y claramente no a ti.
-Rosy, mira que eres cruel.
-¿Cruel?, y yo que me estaba arrepintiendo de venir a entretenerte mientras Al se ve con su novio- bien, eso no se lo esperaba James.
-Así que es un chico…..
-Por supuesto que lo es, a Albus no le interesan las chicas. Pero ese no es el caso, ¡consíguete otra novia! Y deja a tus hermanos respirar en paz.
Sin más, Rose se levanto de el refugio y camino a paso decidido a la puerta de salida.
James parpadeo.
Volvió a hacerlo.
Albus
¡Mierda!
Apresurado dejo el escondite y salió como león enjaulado a buscar a su hermano, el que por cierto, no parecía encontrarse en ningún lugar. Frustrado pateo una pila de libros, ganándose la mirada reprobatoria de la bibliotecaria. Rose había cumplido su misión y ahora James no sabia quien era el pejelagarto que estaba con Albus.
Esta situación tenía que terminar ahora. La pelirroja metiche tenía razón (hija de Hermione tenía que ser, porque de el tío Ron lo único que tenia era la apariencia), era hora de actuar como un hombre y dejar de ser infantil, no podía estar espiándolo en la biblioteca a Al así, por eso, un nuevo plan se formulo en su cabeza, sonrió, y este si daría resultado.
Ya vería el pequeño bastardo ese que nunca debía meterse con un Potter y menos con el Potter que tenía un BUEN hermano mayor al lado.
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Suspiros calientes se escuchaban en un rincón donde no aparentemente no estaba nadie, respiraciones irregulares mezcladas entre sí y el calor en ambas mejillas, aferro sus manos por sobre su cuello, sentía que si no lo hacia sus temblorosas piernas terminarían doblándose.
-¡Ah!
Una lengua traviesa estaba atacando su sonrojada oreja, pudo sentir la sonrisa del otro chico cuando lo escucho gemir, sabía lo que venía a continuación, era una especie de acuerdo entre ello, uno que lo excitaba y molestaba al mismo tiempo.
-Gimes como una niña Potter.
No se inmuto por el comentario, al contrario se levanto un poco haciendo ademán para que el otro chico lo cargara, cosa que hizo, mientras el enredaba sus piernas en sus caderas. Dejo de besarlo solo un momento para dedicarle su sonrisa más altanera.
-Tal vez, pero eso te encanta y tengo pruebas de ello- Rozo descaradamente ambos miembros, provocando gemidos de los dos afectados.
No dejándose amenazar el chico que lo cargaba, lo tomo de los muslos y estrujo su trasero.
-N-no hagas ….. ¡Ah!- el calor de su cuerpo estaba aumentando a niveles insospechados, quería hacerlo, ¡Merlín, sí que quería hacerlo!, pero había algo que se lo impedía, además de el uniforme, y esa era la misma razón por lo que lo cito a media noche en un pasillo abandonado- Para.
El otro rubio no se esperaba aquello, pero aun así lo soltó, tomo algo de distancia para poder apreciar a su acompañante; el pálido rostro ahora sonrojado oculto en esos mechones de cabello negro; la corbata azul enredada en una de sus muñecas; el cuerpo delgado y más pequeño que el suyo y sus temblorosas manos acomodándose la camisa, provocando que partes de su suave piel sean cubiertas. Ese era nada más ni nada menos que Albus Potter, el sexy hermano menor de James Potter.
Todo el calor y la excitación que puso haber sentido Albus desapareció a la imagen de su maldito y perfecto rostro, ¡¿Por qué parecía ser Albus el único afectado?!, simplemente no entraba en su raciocinio. Irritado, levanto el rostro y poso las esmeraldas que tenia por ojos en el chico mayor, se tenía que ser muy tonto para despreciar a alguien como David Walker, rubio, de ojos azules y por si fuera poco bronceado….. tal vez eso era lo que no lo terminaba de convencer.
David vio venir lo siguiente y antes de que el cruel rechazo apareciera se acerco a Al y le robo un último beso a esos rosados y dulces labios, al parecer él como los demás, no habían sido lo que le pequeño Potter buscaba.
Albus contemplo en silencio la partida de el Hufflepuff de 6 año y se encamino a su propia sala común, si continuaba así jamás seria lo suficientemente experimentado para él y ciertamente su pobre corazón no resistiría otro contraataque de Scorpius Malfoy.