Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

ZHIEND, ¿Una sombra olvidada" por LORD GRIM

[Reviews - 141]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos he vuelto con una nueva actualización. No me asesinen. 

Unos días después de aquel inusual encuentro entre la flamante "novia" del victoriano, el presidente de NG Récords había retomado sus actividades en Japón, convencido de que había ñperdido la batalla. 

Era muy extraño pensar que alguien como el, que se consideraba como el amo del universo se hubiese rendido; ya que con un sólo chasquido de sus dedos podría conseguir lo que deseara, pero en este caso todo era diferente. Los años le habían dado madurez y sabiduría para saber que entrometerse en un relación solo traía desgracias. 

Tras abandonar tierras americanas, no supo más de su adorado Zhiend, incluso decidió cambiar su número para disminuir el contacto con el albino, ya que aunque nunca lo demostrará el dolor lo carcomia por dentro. 

Sólo el trabajo lograba distraerlo un poco de su terrible fortuna, lo cual resultaba ventajoso al ser el dueño de una enorme compañía ya que le concedia de enormes responsabilidades que demandaban su tiempo entero, pero este día en particular el destino le impediría todo. 

Al momento de ingresar a su oficina, se percató de inmediato que no se encontraba sólo, había alguien sentado cómodamente en su silla, lo cual lo enfureció de inmediato. 

- Sea quien sea, espero que tenga cita - declaró mostrando aquella eterna sonrisa, misma que pronto desaparecería. 

- Considerando que la fecha de lanzamiento del nuevo álbum está próxima - aquella voz logró que los ojos del mayor se abrieran pues la conocía perfectamente- Una cita es innecesaria.

La enorme silla ejecutiva fue girando con lentitud, revelando al causante de todo el mar de emociones del empresario, quien se mostraba tan tranquilo y regalando una bella sonrisa como siempre. 

- Buenos días Sr. Seguchi, espero no haberlo incomodado- saludó el más joven, agitando con suavidad su mano, aún sentado. 

-Zhiend? - contestó el empresario, sin poder creer lo que estaba mirando - ¿Qué haces aquí? - pregunto confundido. 

- Creo que acabo de mencionarlo - respondió el albino, levantándose de la silla para así rodear el escritorio hasta llegar a su jefe- La fecha de lanzamiento del próximo álbum, será dentro de poco, por lo que sugiero que empecemos de inmediato. 

- Pero... - el rubio intentaba ordenar sus ideas, no era fácil expresar nada, ya que fue una enorme sorpresa ver al victoriano - No deberías estar en América.

- Mi contrato termino la noche posterior al estreno - declaró el más joven restando importancia al asunto - La publicidad posterior al evento dejo de ser mi responsabilidad- mencionó con tranquilidad - Cláusula del contrato, las reuniones de este tipo no son de mi agrado. 

A pesar de dicha explicación, el empresario parecía aún extrañado ante todo, ya que a decir verdad creyó que el victoriano desearía permanecer al lado de su nueva novia.

- No me refiero a eso - confesó el mayor tratando de ser lo más específico posible - Es verdad que tu nuevo álbum está a la vuelta de la esquina pero... - las siguientes palabras eran dolorosas, pero debía decirlas - Creí que ibas a quedarte en Estados Unidos con Cassia, al menos unos días más. 

Aquellas palabras lograron que el rostro del victoriano se mostrará en primera sorprendido, después su gesto se fue transformando en uno de risa, la cual se escuchó por toda la habitación tan clara como el agua. 

- Sr. Seguchi - confesó ocultando su risa tras su mano - No me diga que creyó todos aquellos rumores que se filtraron. 

- ¿Cómo que rumores? - pregunto el rubio sin entender nada. 

- Es un historia bastante - el menor intento buscar la palabra apropiada para describir la situación en cuestión - "larga". 

- Sigo sin entender - declaró el empresario más confundido que al inicio. 

- Aun es temprano - opino el victoriano colocando una de sus manos sobre el hombro de su jefe - Cerca del edificio hay un lugar donde venden una comida deliciosa - ofreció guiando el ojo - Vayamos a almorzar. 

El rubio no se negó, siguió al más joven para así poder almorzar. La charla entre ese par inicio con la compañía de un buen café, fue ahí donde el menor explico todos los sucesos con lujo de detalle. 

- Entonces todo fue una treta del tal Jacobi - continuo el mayor. 

- Si... al parecer quería usarme para su beneficio - opino el más joven degustando su café - Por lo visto la fama y el dinero de Cassia, no le eran suficientes. 

- No puedo creer que haya estafado a King durante años - el empresario se cruzó de brazos. 

El victoriano le contó a su jefe todo lo sucedido en tierras americanas, no solo las tretas de Jacobi para intentar emparejarlo con Cassia, el despido de todos los reporteros que se atrevieron a boicotear su imagen y la caída del ambicioso hombre. 

- Pasará unos años en la cárcel - confesó el menor comenzando a comer - Además de que le fueron decomisadas todas sus propiedades - continuo con calma - K se quedó para verificar que a la señorita King se le regrese hasta el último centavo. 

- Sabes Zhiend... - confesó el mayor entrelazado sus dedos - Nunca paso por mi cabeza que algo así estuviese ocurriendo - lo miro con pena - Cuanto lo siento. 

- Pero... ¿Por qué se disculpa? - pregunto el menor con tranquilidad - Usted mismo admitió que desconocía todo esto o en otras palabras que no se lo imaginaba. 

- Precisamente por eso - confesó el mayor con un gesto de seriedad - He vivido en este medio por muchos años y se reconocer a un parásito al instante - desvío la mirada avergonzado - Pero en este caso, estuve tan ciego. 

- No se culpe por algo tan insignificante- opino el victoriano - Las cosas se solucionaron favorablemente, ya no nada que deba preocuparnos - intento tomar la mano de rubio para tranquilizarlo pero este no lo permitió. 

- Zhiend... - lo miro con pesadez - Discúlpame, pero necesito un tiempo a solas - pidió con tranquilidad. 

- Se encuentra bien? - pregunto el albino, sin intenciones de invadir la privacidad de su jefe. 

- Si... es sólo que la última vez cometi un error contigo - explicó al mismo que recordaba lo sucedido en Hokkaido durante la gira- Y esta vez no deseo que las cosas terminen complicandose. 

- Lo entiendo y lo respeto - contestó el de ojos bicolor al mismo que se levantaba, dejaba un billete sobre la mesa para pagar el consumo de ambos - Lo veré mañana para comenzar a trabajar en el nuevo álbum. 

- Te agradezco por tu comprensión- respondió el empresario. 

- No hay de que - respondió el menor para así dirigirse a la salida.

- Puedes llegar a tu departamento sin problemas - pregunto recordando el pésimo sentido de orientación del albino. 

- Si... ya he pedido el servicio - confesó mirándolo por última vez para así salir del lugar no sin antes despedirse - Hasta pronto Sr. Seguchi. 

El rubio termino por sonreír y sonrojarse, sin importar cuanto tiempo pasara; Zhiend tenía un encanto natural y era en verdad difícil resistirse. Sin embargo tuvo que auto propinarse unas cuantas bofetadas mentales, tenía muchas cosas si pensar. 

No tenía porque ocultar cuanto amaba al victoriano y ahora más que nunca reconocía que debido a esos sentimientos se había vuelto débil. Se había prometido proteger al albino de todo aquel que intentase dañarlo, pero había fallado. Ese desgraciado de Jacobi podría darse por muerto, nunca me perdonaría su descaro. 

Pero bien ya después se ocuparía de aquel hombre, ahora debía aclarar sus ideas. A pesar de sus sentimientos por su adorado victoriano, debia retomar su lugar como el amo de universo, no podia permitir que alguna otra sandijuela intentase lastimar a su adorado Zhiend, sabía que no era la mejor forma para llegar al corazón del menor, pero dadas las circunstancias. 

- Sólo tu... - susurro con suavidad encontrándose ya en su oficina y mirando el ocaso - Tu eres el único que puede ver mi lado más vulnerable - Mi amado Zhiend. 

Con esas palabras llevo su mano hasta el bolsillo de su saco, para extraer lo que parecía una fotografía; en la cual se encontraba con el albino. En cierta forma lograr que el victoriano aceptase tomarse una fue una odisea ya que no era fanático de esas cosas, pero después de muchos ruegos y la promesa de deliciosa comida este accedió y sin importar nada era su tesoro ya que le daba la esperanza de verse así en un futuro... junto al de ojos bicolor. 

Semanas después... 

En el estudio de grabación se encontraba el victoriano revisando la nueva pista en compañía de su mánager y jefe, quienes sin chistar amaron la melodía principal del nuevo álbum. Si algo caracterizaba la música del albino era que al momento de escucharla te daba la sensación de estar en un lugar abierto, era como Si fuese una especie de respiro. 

- Me encanta- declaró el empresario muy satisfecho por el trabajo del albino.

- Es una melodía muy suave - opino el amante de armas, quien recientemente regreso de tierras americanas - Le encantará al público. 

Aun con los halagos de ambos rubios, era evidente que el autor de dicha música no se encontraba muy conforme, ya que si cara tenía un gesto de inconformidad, el cual fue percibido por el mánager. 

- Sucede algo Zhiend? - pregunto el americano - Luces inconforme. 

- Perdón - al parecer aquella pregunta logró sacar al albino de sus pensamientos. 

- Todo en orden - fue ahora el empresario quien hizo acto de presencia - Parece que algo te molesta.

- En lo absoluto- comento el menos del grupo, quien nuevamente reproducía la pista - Es sólo que... - cerró los ojos para suspirar - Me encuentro un poco distraído hoy, en verdad lo siento - se disculpó con los rubios. 

- No te gusta la letra- pregunto el dueño del edificio bastante contrariado - O son los arreglos musicales.

- No... - contestó el menor - Es sólo que... - el albino no sabía o mejor dicho no deseaba hablar sobre el tema, ya que no era su estilo resultar en una molestia o carga para los demás. 

- Sigues preocupado por eso - comento el amante de las armas. 

- ¿De qué hablan ustedes dos? - pregunto el de ojos esmeralda, tratando de disimular su enojo, detestaba que ese par tuvieran se secretos. 

- Alguien... - el americano iba a contestar la duda de su jefe, pero fue detenido. 

- K- el tono serio del albino pareció no tener efecto en el americano quien continuo. 

- Deja esa actitud boy - pidió el amante de las armas - Estamos hablando de seguridad, no puedes tomarlo como un juego - miro a si jefe un poco preocupado de la tormenta que estaba por desatarse. 

El americano era perfectamente consiente de los sentimientos del empresario hacia su protegido y lo que estaba por saber no le iba a gustar ni un poco. 

- Será mejor que sea yo quien explique la situación - interrumpió el albino - Después de todo yo fui quien lo recibió. 

Flash Back... 

La mañana había llegado a la ciudad, el victoriano se encontraba terminando de vestirse ya que dentro de poco su mánager llegaría por el, hoy se debía realizar la revisión de las canciones que conformarán su nuevo álbum, así que era prioritario llegar puntualmente. 

El timbre se hizo soñar lo cual sorprendió al albino ya que su amigo tenía llave propia, le resto importancia a la situación para después dirigirse a la puerta abriendo al instante. 

- Bien día K- saludó con una sonrisa a pesar de aún no haber visto a la persona tras la puerta - Olvidaste tu... llave. 

La voz del cantante se cortó al darse cuenta de que no se trataba del americano, sino de un joven co uniforme de repartidor. 

- Disculpe usted - pidió el vocalista al darse cuenta de su error - Me confundo creí que se trataba de un amigo - explicó muy calmado. 

- Descuide - contestó el repartidor para así sacar unas hojas - Traigo un paquete para... Zhiend. 

Aquella situación sorprendió al victoriano ya que nunca recibía nada, era su mánager quien se encargaba de su correo, incluso de las miles de cartas y regalos de sus fans. 

- Puede firmar aquí- la voz del hombre lo trajo de nuevo a la realidad, recibió la tablilla para poder firmar de recibido, posteriormente la devolvió- Aqui tiene... - le fue entregado una caja finamente decorada en tonos dorados y un lazo rojo - Que tenga buen día. 

Tras estas palabras y una reverencia el repartidor se retiró del lugar, aún sin entender la situación el albino ingreso a su viviend, examinó con cuidado aquel paquete para así poder determinar su origen lo cual fue imposible ya que por fuera no tenía remitente o mensaje. 

Imagino que posiblemente en el interior hubiese alguna nota, por lo que procedió a abrirlo, con cuidado lo coloco sobre la mesa para así quitar lentamente el nudo del lazo, remover la tapa del paquete y apartar el papel que cubría el contenido, sin embargo lo que descubrió fue. 

- Ahhhh - un horrible grito resono en aquella estancia. 

Minutos más tarde. 

- Zhiend... es hora de irnos - la voz del americano se escuchó junto con el sonido de la puerta - Zhiend - llamo nuevamente sin recibir respuesta por lo que se adentró más en el departamento- Zhie... - algo lo descoloco. 

En el suelo de la sala con la espalda contra la pared se encontraba su protegido con un gesto de terror puro y la respiración muy agitada. 

- Zhiend - grito el amante de las armas para correr de inmediato a su lado- Zhiend... Estas bien... ¿Qué te paso? - pregunto logrando que el menor lo mirara para despues señalar con su mano la mesa frente a ellos. 

El americano se levantó dispuesto a averiguar que demonios había sucedido, pero grande fue su sorpresa al encontrar el paquete pero más que nada su contenido. 

En el interior de la caja se encontraban unas rosas rojas "marchitas" mismas que comenzaban a deshojarse, pero lo más aterrador era que el lazo que las sujetaba no era eso, sino el cuerpo de una serpiente muerta y con algunas manchas de sangre en la boca. A un lado de aquella espeluznante imagen se encontraba una nota que decía. 

"Aun te amo... No dejaré que me olvides" 

Fin del Flash Back...

- ¿Cómo demonios paso? - pregunto el empresario con la ira latente - K se supone que eres el encargado de la seguridad de Zhiend. 

- Crees Seguchi que no lo sé- se defendió el amante de las armas - Yo estoy haciendo mi trabajo para encontrar al responsable. 

- Pues más te vale - grito el dueño de la disquera para después mirar al albino. 

Aquello no le gustaba ni un poco, era la primera vez que veía al albino tan contrariado, más aún al enterarse de la fobia que sufría su adoración por las serpientes, era evidente que el recordar esa imagen le afectaba. 

- Zhiend - llamo el tecladista - Creo que lo mejor es que te tomes el día- opino sabiendo que si adoración necesitaría respirar un poco - Ve a casa a descansar. 

- Agradezco su preocupación Sr. Seguchi - contestó el victoriano recuperando su usual elegancia - Aún embargo aún tenemos trabajo pendiente. 

- Yo concuerdo con el BIG BOSS- declaró en americano - No estás en plena forma para terminar la revisión de las pistas, recoge tus cosas te llevaré a casa. 

- NO!!!! - contestó el cantante con un seriedad. 

- Zhiend - llamo el empresario. 

- Con el respeto debido Sr. Seguchi - el menor se levantó de su lugar adquiriendo esa actitud determinante que tanto aterraba a algunos - Jamás he dejado que mi vida personal u otras situaciones afecten mi desempeño profesional - miro a ambos rubios - Les recuerdo que el lanzamiento está en puertas y no hablar de gira europea, no es momento de perder el tiempo. 

Con esas palabras el victoriano comenzó su andar hasta llegar a la puerta de la oficina principal. 

- Sólo queremos ayudarte- explicó el tecladista bastante preocupado por la actitud del menor. 

- Si de verdad es su intención hacerlo - el albino regalo una última mirada a ambos rubios - Estaré en la sala de grabación haciendo mi trabajo, les recomiendo que hagan el suyo o simplemente apartense. 

Tras dichas palabras el cantante abandonó la estancia dejando un tanto preocupados a los rubios, los cuales lanzaron un largo suspiro. 

- Es algo obstinado- mencionó el empresario. 

- Hay que decir las cosas como son - contestó el americano, cruzando los brazos - Es terco como una mula, pero... tiene razón tenemos el tiempo encima - pronto comenzó a salir de la estancia no sin antes - ¿Podrías vigilar al chico? Tengo cosas que resolver. 

- Te refieres a lo de la serpiente - pregunto el tecladista con seriedad - Por lo visto, algo te preocupa y me gustaría saberlo. 

- Es por la serpiente- contestó el mánager con gesto serio - Es muy extraño que ese reptil viniera con las flores - miro a si jefe - Los únicos que sabemos de la fobia de Zhiend por esas cosas somos nosotros y no me trago eso de que haya sido un coincidencia.

- K- llamo el de ojos esmeralda - Yo vigilare a Zhiend, tu encargate de encontrar al responsable del detallito yo lo buscaré aparte. 

- Seguchi - llamo el amante de las armas a sabiendas del infierno que están por desatarse - Yo me haré cargo. 

- Se metieron con Zhiend- los ojos del empresario destellaban una ira intensa, está vez si lucia furioso - Eso es algo que jamás voy a perdonar, haz lo que debas hacer yo haré lo mismo. 

- Como gustes - tras esas palabras el americano se retiró del lugar. 

En otra parte del edificio se encontraba el cantante revisando cuidadosamente las pistas de su nuevo álbum; a pesar de querer realizar su trabajo lo mejor posible la incomodidad de lo sucedido aún lo aquejada. 

El horrible presente le dejo muchas dudas en su cabeza y eso era lo que más le preocupaba, si bien era despistado pero no un tonto, aquello fue una declaración, como lo sabía simple.

En primera nadie más que K y más reciente su jefe conocían de su fobia a las serpientes, encontrarla atada a las flores era una señal de algo más. Y no fue la nota lo que aumentó su preocupación sino las rosas marchitas. 

Una rosa marchita a veces es mirada de una forma desvalorizada porque ya no tiene vida o porque ya su belleza inicial ya no está...

Una rosa marchita no es símbolo de muerte ni fealdad.
Al contrario aquella rosa tuvo su historia, su vida, su belleza.
Alguien la miro y quiso que fuera suya. 
Alguien quiso demostrarle amor a través de ella.
Alguien la llevo hasta su puerta ese este día porque no tuvo el valor de mirarle, para pedirte perdón y a través de aquel gesto decirte lo mucho que lo amaba.
Alguien tomo una rosa porque era bella y quiso dársela para que la admirara. 

Esa rosa hoy marchita, guarda historias, momentos, sensaciones, que se han vivido y que atraves de ella trasmitiste lo que hoy se bota al tacho de la basura porque esta seca y fea. Y que se desconoce que al botarla, se va junto a ella todo aquello que valoraste cuando estaba viva.

Pero para la persona que las envió... esa rosa inerte es la razón viva por la cual llego fue enviada a su persona... AMOR 

- Un amor enfermizo - pensaba el albino - Pero conocedor. 

Era evidente que el autor de aquel pequeño y grotesco detalle, sabía cosas sobre su persona, esto no podía ser una coincidencia. Además las serpientes muertas significaban mal presagio y que las cosas terminarían en rencor y odio. 

- Espero sólo está vez equivocarme - pidió el cantante, después de eso continuó trabajando. 

En otra parte...

- No dejaré que me olvides - una sombra miraba atentamente la foto de Zhiend, mientras mostraba una sonrisa enfermiza. 

Notas finales:

BBien eso es todo por ahora espero que les guste y en esta ocasión espero de verdad no volver a retrasarse tanto. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).