Sus ojos castaños no podían perderse de vista aquella persona que caminaba pausadamente como si tuviese todo el tiempo del mundo, cuya figura donairosa se desplazaba como un ídolo intocable y aquellos ojos azules siempre fijos en algún libro denotando ese secreto regocijo de una mente prodigiosa; Neville Longbottom sabía que su corazón solamente reaccionaba de esa manera con esa persona, únicamente con él.
Seguro Merlín le gustaban las bromas pesadas puesto que apenas y cruzaban miradas y ya ni decir que nunca había intercambiado palabra alguna más que un “¿me das permiso de pasar?” de parte del distante Slytherin que parecía moverse al sonido de su propio tambor.
“Theo…” murmuró para sus adentros como una muda plegaria que no podía pronunciar.
-¡Hola Neville!- el chico se erizó hasta la medula casi dejando caer su nueva adquisidor de Herbología y regresó a ver quién le hablaba -¿Qué haces?- sintió sus mejillas arder al volver a pensar en Theodore Nott y negó con la cabeza.
-Nada ehh… hola Harry…- dijo sonriendo nerviosamente -¿y ustedes que hacen?- preguntó regresando a ver a Hermione y a Ron quien también saludaron.
-No mucho- se alzó de hombros acomodándose en el pasto desparramando sus útiles –veníamos a hacer la tarea y de paso terminar el ensayo dejó la Trelawney…- el de ojos verdes arrugó la nariz.
-Yo creo que es una tontería- declaró Ron bostezando dejándose caer –seguro quiere un ensayo detallado de cómo vamos a morir o algo así…- dijo asqueado de la obsesión de la profesora con la muerte, estaba seguro que esa mujer necesitaba una revisión de la cabeza con urgencia. Al notar que nadie agregaba nada, miró a Hermione esperando alguna queja y/o regaño, pero la castaña parecía concentrada en otra cosa -¿no vas a decir nada?-
-¿De qué?- preguntó la chica sonrojándose tras ver a Pansy, quien le lanzaba besos desde el otro lado del jardín -¿de Trelawney? ¿Por qué?- dijo carraspeando.
-¡Yo que sé! ¿Por qué eres la moralidad andante?-
-Ay Ron, hasta yo sé que es una tontería un ensayo de Adivinación, solo a ella se le ocurría semejante blasfemia con su pseudo clase… pero tienen que hacerlo, quieran o no… yo por eso di la materia de baja- sonrió con suficiencia.
-En eso tienes razón- aseguró Harry rascando su nuca. Sabía que no era la mejor materia, ni de cerca, pero sabía que sería todo un desafío tomar Aritmancia como lo había hecho Hermione, por mucho que Padfoot diera la clase.
Por el rabillo del ojo observó al grupo de Slytherin que parecían muy ocupados echando relajo como nada y suspiró regresando a la problemática que parecía haber acaparado su semestre. Moony con sus problemas lobunos.
Aún no o entendía cómo hacerle para ayudarle con Draco, pues por mas días que pasaran y por más que conversara con él, no descubría nada que le ayudara a que el profesor ganara su corazón, pues… ¿Cómo darle algo a alguien que lo tiene todo con solo pedirlo?
Alborotó su cabello y recordó que había quedado con Sirus y Remus para tomar el té –oigan chicos, casi se me olvidaba, tengo que ir con Moony para lo de su… asunto….-
Los chicos asintieron y Neville se paró al mismo tiempo que él como si se hubiera encendido una bombilla sobre su cabeza. Tal vez no sabía mucho sobre Malfoy pues tampoco había convivido con él más que las pocas clases que compartían, pero prometiendo que ayudaría en lo que pudiera al profesor de Defensa contra las artes oscuras, sabía que la poca de información a su disposición, podría serle de utilidad.
-Oye Harry….- dijo acercándosele apretando sus manos -Me enteré hace poco que… M-Malfoy va junto con Crabbe y Goyle al lago negro a pasear…- hizo una pausa al recordar que había visto varias veces a Theodore Nott acompañándolos y obvió su sonrojo –Pero también a veces procura ir solo a nadar...-dijo Neville a Harry quien asintió tomando nota mental para avisarle a Moony.
-Gracias Nevs- le dio una palmada en el hombro – ¡eso puede servir!-sabía que si los gemelos se enteraban, se les ocurrirá un brillante plan; de eso estaba seguro.
Viendo como Draco le hacía una seña con la cabeza señalando que se acercara, Harry se detuvo en seco cuando notó que sacaba un sobre de entre sus cosas y lo agitaba en el aire, tragó con dificultad y la curiosidad lo invadió. Miró a Ron con precaución, como pidiéndole permiso y a la vez implorándole que no hiciera una escena.
El pelirrojo rodó los ojos y bufó.
-Has lo que quieras- murmuró el de ojos azules y Harry respingó; no esperando menos de su amigo.
-Pues bueno- declaró Hermione tras hacer sus últimas anotaciones en su pergamino y limpió el césped de su falda –creo que voy a saludar a Pansy- al menor de los Weasley le dio un escalofrío de solo pensar en Hermione saltando al regazo de la Slytherin. Quería patear en el suelo y gritarle que era una tontería que quisiera estar con ella, pero antes de decir cualquier cosa, soltó un chillido nada masculino cuando sintió un par de manos acariciando sus posaderas.
-¿Me extrañaste Ronny?- preguntó cierto moreno agachado, apretando sus nalgas descaradamente sin dejar de verlas “¡En definitiva eso no debe de estar ahí!” pensó pegando un brinco.
-¡Ese no es mi rostro, imbécil depravado!- y salió corriendo como alma que se la lleva el diablo. El último Gryffindor que quedó en el pasillo se ruborizó. Aquello no esperaba verlo y tomó con nerviosismo sus cosas.
-Hey Longbottom ¿y tú porque sabes eso? Lo de Draco, me refiero- dijo Blaise Zabinni muy interesado incorporándose mientras acariciaba sus manos, muy orgulloso de lo que había hecho -no será que te gusta mi Drakilin ¿o sí?- arqueó una ceja y Neville negó efusivamente. Aquello jamás cruzaría por su mente ni de chiste.
-¡No, claro que no! Es solo que…- hizo una pausa recuperando su control -a veces pregunto a las chicas como Lavander o Parvati… s-sobre chismes y lo que saben de otras personas… con la intensión de…- no pudo continuar porque vio pasar a cierto Slytherin cuya mirada fría perdida en sus pesadas lecturas, jamás tenía cabida en su panorama para mirarle.
Blaise quien lo notó todo, sonrió de oreja a oreja.
-Hey Longy... veo que te mueve el tapete mi frío amigo Theo...- el chico negó con la cabeza más rojo que un tomate de una manera nada convincente -a mí no me engañas- el Gryffindor ocultó su rostro en su pergamino –por ello, creo que tengo algo muy interesante que proponerte- declaró rodeando su hombro para hablarme secretamente –puedo ayudarte con Nott. Tal vez en un desgraciado tempano de hielo, pero sé que por ahí debe tener un corazón palpitante en alguna parte- “tal vez” pensó alzándose de hombros.
-¿Tú... quieres ayudarme?- preguntó tímidamente con cierta esperanza.
-Pero no será gratis Longbottom... tu tendrás que darme algo a cambio-
-Pero yo no tengo nada que pueda interesarte- dijo comenzando a entrar en pánico.
-Descuida, no es nada monetario- sonrió al verle revisar entre sus bolcillos. El león suspiró pues no tenía ni medio galeón a su disposición sin la autorización de su abuela.
-Yo consigo que Theo te haga caso y tú tendrá que conseguirme lo que quiero. No es que realmente necesite mucha ayuda, pero… él se ve bastante nerviosito para hacerme caso-
-¿Y qué es lo que quieres?- pregunto temeroso. Esperaba que no fuera nada complicado o difícil.
-A Ron Weasley-
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Guiándolo a un salón en desuso, Harry entró sintiendo su corazón acelerarse. Tenía el presentimiento que Draco iba a enseñarle algo trascendental y no cabía en su curiosidad.
No quería hacerse falsas ilusiones, pero esperaba y anhelaba que fuera algo con respecto a Tom.
-Casi puedo ver cómo te escurre la sangre de la nariz Potter- sonrió Draco levantándose de su asiento y el moreno le sacó le lengua viendo reír al rubio.
-Ya déjame en paz…- murmuró sin negarlo.
-Lo siento, pero eres tan molestable que es inevitable- dijo a modo de disculpa que el otro le dio un golpe amistoso en el hombro –pero, haces bien en esperar algo- dijo sacando el sobre que previamente le había enseñado –ten, es todo tuyo-
Con manos temerosas tomó lo que le extendía. Su corazón latía desbocado y rompiendo el sello, sacó el contenido. Abrió los ojos al igual que su boca y una timida sonrisa invadió su rostro.
-Es... es…- ni siquiera podía armar una frase. “Bravo Harry… eso ya es bastante penoso” pensó abochornado.
-Sip. Es tu querido y adorado señor oscuro en sus años mozos- sonrió Draco acercando su vista a la foto que tenía Harry en sus manos –El que está a su lado es mi tío. Te dije que eran buenos amigos-
-No puedo creerlo…- dijo delineando ese cabello suavemente acomodado, era mejor que el pobre bosquejo que había hecho., incluso mucho mejor que en sus recuerdos. El tío de Draco, quien se parecía muchísimo a Lucius Malfoy, solo que con un semblante las afable y facciones menos angulosas, sonreía efusivamente y le hacía señas que regresara a ver a la cámara, pero el Tom de la foto se veía reacio a mirar y solo mostraba una sonrisa ladeada –gracias Draco…- dijo con una tonta sonrisa.
-Pues me debes una grande Potty, que no salió barato conseguirla- dijo haciendo un mohín.
-Tienes razón- dijo asintiendo. Era el mejor regalo que alguien le hubiera hecho claro, después del álbum de fotos de sus padres, pero era algo que jamás esperó, mucho menos del Slytherin cuyo pasado conjunto siempre fue tortuoso.
Mordiendo el interior de su mejilla se le ocurrió un método de matar dos pájaros de un tiro.
- ¡Ya se! ¡Te invito a tomar el té!- el rubio arqueó una ceja a su puro estilo Malfoy.
-¿Es enserio Harry? ¿Eso vale la preciada foto de tu Tom?- el pelinegro negó. Obviamente no, pero, tenía una idea. Y sabía que si todo salía bien, todos saldrían ganando.
-Tal vez no, pero… te puedo asegurar que el té del profesor Lupin es el mejor que jamás en tu vida probaste- Draco solo lo miró curioso y Harry esperó que Moony no lo defraudara y que no perdiera su temple de un momento a otro.
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Las manos de Remus temblaban. "No regreses a verlo, no lo hagas" se repetía pendiente del té que servía en las tazas.
"Oh Merlín... esta aquí..."pensó con la angustia creciente.
Por el rabillo del ojo, observó a su dulce niño charlando animadamente con Harry y se contuvo de gruñirle por sus atenciones. Concentrándose en todo el panorama para no perder los estribos, percibió a Ron haciendo muecas mientras veía a Hermione y Pansy secreteándose entre risillas y sonrió.
-¿Es cierto que hace muy buen té profesor?- esa voz lo tensó haciendo soltar la taza que al estrellarse contra el suelo se rompió. "Maldición. Que perfecta impresión Remus, simplemente perfecta" se dijo sarcástico recogiendo los trozo antes de lanzarle un reparo a su taza rota.
-Bueno, eso dijo Harry- sonrió dulcemente y el castaño tragó duro. Se veía tan apetecible con su aura de ingenuidad, su adorable sonrisa y esa endemoniadamente pecadora camisa sin corbata y abierta de los dos primeros botones que casi podía deslizar su lengua por su suave piel… Negó con la cabeza “Mierda…” pensó con impotencia desviando la vista. Apenas y podía controlarse.
-Creo que solo está exagerando- rió nerviosamente y comenzó a pasarles las tazas a los chicos que con agradecimientos tomaron el té.
-¿Quieren chocolate?- preguntó ofreciendo de su mano las golosinas. Normalmente no acostumbraba tomar el té con nada por eso no podía ofrecerles nada mejor, pero de buenas a primera y sin pensarlo dos veces, Ron atacó su mano para llevarse cinco y echarse dos a la boca. Parkinson negó con toda su elegancia y Hermione tomó uno al igual que Harry pues sabían que no había mejor chocolates que los que Remus siempre cargaba consigo.
Draco lo dudó unos segundos hasta que se decidió imitar a Harry. Remus contuvo la respiración cuando la alabastrina mano se posó sobre la suya. Sintiendo una extraña electricidad en ese pequeño roce, cerró automáticamente su palma capturando la delicada mano.
Los ojos grises se conectaron con los suyos y comenzó a sentirse acalorado. Las pálidas mejillas ganaron un encantador color rosado como Remus jamás había visto. El chico Slytherin mordió su labio inferior regresando a ver la mano y nuevamente subió la vista a los ojos miel.
Remus estaba al punto del colapso o algo peor. La increíble necesidad de su palpitante entrepierna que le exigía de la forma más salvajemente posible, arrancarle la ropa a ese hermoso niño y hacerlo suyo en su escritorio.
-P-Profesor Lupin…- murmuraron esos labios sonrosados que incitantes llamaban al mayor.
-¿Sí… Draco?- preguntó en un hilo de voz.
-¿Puede prestarme mi mano?-Remus casi se da golpes contra la pared y lo soltó al instante como si quemara.
-¡Lo siento!- dijo con una nota de pánico y sobre reaccionando se alejó de él.
-Descuide- Draco le obsequió una juguetona sonrisa y guardando el chocolate en su bolcillo, procedió a darle un sorbo a su té sin apartar ni un segundo su mirada de él. Esa penetrante mirada de mercurio le hacía perder todas sus facultades mentales.
-Tienes razón Harry. Es el té más delicioso que he probado…- declaró esbozando una rezagada sonrisa que lo dejó más acalorado que el desierto del Sahara.
Tal vez era idea suya, bueno, estaba seguro que era idea puramente suya, pero, la sugestión de su siseante tono de voz y los preciosos ojos grises pendiente de sus movimientos, acabó con él.
No podía con eso. Su estado iba más allá de cualquier razonamiento lógico que pudiera tener y sabía que no tenía solución. “Joder… estoy hasta las trancas por un niño de 14 años…” concluyó huyendo de su despacho, esperando poder aliviar su febril deseo con el aire nocturno.