ーEh, no te habrás olvidado de traer la maría, ¿no? ーle susurró Nathan en el oído a Kyle, su mejor amigo.
Éste tan sólo sonrió.
ーNah, tío, aquí lo tienes ーsacó de su bolsillo disimuladamente un pequeño saco de plástico que contenía un sospechoso polvo oscuro, y se lo entregó a su amigo.
Chocaron puños y se separaron. Iba a ser una fiesta divertida. Había chicas perreando, música alta de fondo y mucho alcohol por doquier. Era simplemente perfecto.
Una chica se acercó a Nathan.
ーGuapo, ¿quieres bailar? ーpreguntó con una sonrisa lasciva.
Una estruendosa carcajada escapó de los labios del moreno.
ー¿Con una gorda como tú? Lo siento, ¡no me van las vacas!
Estalló en risas y sus amigos le acompañaron.
ーEn serio, ¿quién ha permitido a este orco entrar en esta fiesta? ¡Coño! Espantará al resto de los invitados.
La chica, que antes irradiaba confianza en sí misma, ahora estaba completamente roja de la vergüenza, y unas lágrimas amenazaban con salir de sus ojos. Ella simplemente se fue corriendo y huyó de aquel gentío. Las risotadas continuaron entre el grupo de jóvenes, y las de Nathan eran las más sonoras.
ーVamos a esnifarnos unas rayas ーhabló el chico de ojos azules, liderando a los demás como si de perros falderos se tratasen.
Aquella noche tenía planeado drogarse y follar mucho. Ingeriría tantas sustancias perjudiciales y se acostaría con tantas féminas como pudiese. Porque aquello era lo que Nathan consideraba una vida de verdad. Aquello era el paraíso para él.
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Mientras tanto, Alexis venció una vez más a un cinturón azul en taekwondo. Él no era muy bueno en educación física, pero tenía unas piernas potentes. Su lejano tío al darse cuenta de esto le invitó a sus aclamadas lecciones de aquella arte marcial dedicada a la defensa propia.
Alexis no tenía una apariencia fuerte, y tampoco lo era realmente. Pero él era capaz de manejar sus piernas con una velocidad y precisión que poca gente era capaz de tan siquiera imitar. Por aquella razón todo aquel que osaba subestimarle acababa mal parado.
Cuando llegó a su casa continuó elaborando su meticuloso plan secreto. Iba a ser perfecto para enamorar a su querido Nathan.
ーOh, Nathan, ¡Nathan! ーél hablaba sólo de vez en cuandoー ¿Qué me has hecho, mi amor? Yo antes era normal, no me preocupaba por nada ni por nadie; pero desde que llegaste tú a mi vida... No sé qué hacer. Te amo tanto que mi corazón no lo puede soportar. Tú eres mi cielo en el inframundo. Si tan sólo conocieras mis sentimientos, que lo harás, me convertirías en la persona más feliz del mundo. Sé que estamos hechos el uno para el otro. Sólo te necesito a ti, y tú a mí. Y algún día, algún día serás completamente mío; falta poco para ese día. ¡Te quiero! Junto a mí, para siempre. Cada suspiro sin ti es un infierno en mi interior. Sé que no eres feliz ahora mismo, porque no me tienes a tu lado, pero lo serás dentro de poco. Dentro de poco estaremos juntos para siempre. Estaremos juntos para siempre... para siempre...
Tras su ininterrumpido monólogo se puso completamente rojo, por simplemente imaginarse su futuro junto a su amado. Se lanzó sobre su cama y chilló contra la almohada con alegría. Su plan era perfecto.
ー¡Alexis! ーllamó su hermana pequeña desde abajo, borrándole la sonrisa del rostroー ¡Es hora de cenar!
Otro suspiro ーotro infiernoー se escapó de los labios del adolescente, y descendió a llenar su estómago ーya atiborrado de amorー con deliciosa comida casera.
En cuanto estuviese todo preparado por fin sería capaz de subir al cielo desde el abismo en el que se encontraba. z98;Nathan, eres mi droga. Tú eres mi marihuana.z99;