Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

MEMORIES por Sakurako

[Reviews - 64]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola.

Siento mucho tardar tanto. 

 

Espero les guste el final del capítulo. 

 

Gracias por seguir aquí. 

CUARTA PARTE

 

Hyde estaba seguro de que sus amigos le apreciaban, lo querían, y se sentía agradecido con la vida por haberlos puesto en su camino. Sabía que se preocupaban por él, pero esto era ridículo… Todos los días, cada día, Arimatsu y Yasu, se turnaban para hacerle compañía, viajaban cuarenta minutos hasta su nuevo departamento, por alguna razón no querían dejarlo solo. Al principio lo agradecía porque de alguna manera él no quería estar solo, pero esto llevaba casi un mes y de verdad comenzaba a fastidiarlo.

Ellos le habían pedido que se quedara en el departamento que compartían, y aunque accedió en un principio, a la semana se arrepintió. Lamentablemente (o afortunadamente, dependiendo del punto de vista) había presenciado la reconciliación de sus amigos. Y no estaba dispuesto a ese tipo de exposición, otra vez, (porque sus amigos podían ser muuuy ruidosos).

Y el día de hoy fue el turno de Yasu.

-¿Qué tienes allí?

-¿Qué? Ah, ¿esto?- Hyde mostró la tarjeta a su amigo como si no fuera un insecto intentando volar de su mano. –Nada… no estoy seguro en realidad…

-No es el número de un asesino a sueldo, ¿o sí?

Yasu había pretendido hacerlo reír con ese tonto chiste, pero falló. Hyde apenas logró hacer una mueca triste y algo lamentable.

-Lo siento yo…

-Descuida, ningún asesino a sueldo. Te lo prometo, si alguien debe morir, lo mataré con mis propias manos.

Hyde se guardó la tarjeta en el bolsillo trasero del pantalón. Yasu deseo tener las palabras correctas para ayudar a Hyde, no podía ni imaginarse lo mal que debía sentirse; pero antes de que pudiera decir nada, alguien llamó a la puerta. Hyde atendió y por un segundo se sintió un poco confundido de verlo ahí.  

-¿Todo bien?- preguntó Arimatsu al cruzar la puerta y ver a los dos un poco incómodos.

-Sí.- el que respondió fue Yasu y se acercó a Arimatsu para recibirlo con un beso. –Deja de preocuparte tanto….- Hyde se quedó mirándolos un poco curioso, ellos se comportaban como si estuvieran en su propia casa. No que le molestara, pero le parecía…. Raro.

-¿Tienes tiempo? Quisiera hablar contigo sobre… sobre algo importante… - El alto moreno se volvió para preguntarle a Hyde directamente.

-Claro…- Hyde se sintió más curioso aún, Arimartsu parecía algo preocupado.

Ambos se dirigieron a la cocina en silencio. Yasu los observó desde el otro lado de la sala. Se preguntó si podría acompañarlos, pero al momento abandonó la idea. Algo de decía que debía dejarlos solos.

-¿Qué ocurre?- preguntó al tiempo que se sentaba en la cabecera de la mesa.

-Hace un par de días, vi a Tetsuya…

-¿Qué?

-Fue a casa, supongo que creyó que estarías quedándote con nosotros porque me suplicó que le dejara verte, me dijo que necesitaba verte. No le dije que no estabas allí.

-No le dijiste dónde encontrarme tampoco.- Arimatsu asintió. –Gracias…

-No me agradezcas. Yo no le dije pero Yasu sí. Y antes de que te molestes...- le detuvo antes de que intentara hacer un reclamo. –Tú mismo le habrías dicho si hubieras visto su aspecto…- Hyde hizo una mueca pero no dijo nada. -Te has aislado de todo, Hyde, Supuse que estaba bien dejarte descansar un poco, apartarte del mundo, pero…

-¿Pero?- Arimatsu pareció reacio a continuar. Al parecer se había arrepentido de hablar en primer lugar. –Arly… ¿Tetsuya está….?

-Necesitas ver los noticieros.- dijo simplemente.

Hyde se quedó mirándolo con el entrecejo fruncido. No entendía para nada de qué estaba hablando. Arimatsu encendió el pequeño televisor que tenían sobre la nevera y puso el noticiero. La presentadora hablaba sobre el clima en las costas al sureste. Hyde estaba a punto de protestar pero Arimatsu le hizo una señal para que esperara un momento. Regresó su atención a la pantalla y colocó las manos, entrelazando los dedos, sobre la mesa en señal de impaciencia. Y justo en ese momento un hombre a pareció en la pantalla, o mejor dicho, la fotografía de un hombre. Hyde reconocía esa sonrisa sínica, esa postura arrogante, esa mirada diabólica. Gackt Camui.

-¿De qué demon….?

-Sólo escucha. La noticia salió esta mañana.

Entonces la presentadora comenzó a hablar sobre el arresto del empresario. Del retiro de los cargos contra diseñador, Tetsuya Ogawa, y de la complicidad entre Camui y la modelo Ayana Sakai para incriminarlo. Al parecer toda esta conspiración se resumía en la extorción hacia la compañía de telecomunicación que dirigía el padre del diseñador. ¡Ahí estaba la noticia! Se había dado a conocer cada detalle de la investigación, todo excepto la verdadera razón que los había motivado; en ningún momento se mencionó a Hyde o su relación con ninguno de los dos.

Hyde se quedó mirando la pantalla Intentando procesar lo que había visto y escuchado. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Entonces miró a Arimatsu a los ojos esperando que él tuviera las respuestas.

-Creo que es hora de hables con él…- y ahí estaba. No fue capaz de responder, no estaba seguro de que eso fuera una buena idea. –Escucha, yo sé que…

-No.- Arimatsu lo miró incrédulo, realmente había creído que en el momento en que viera el noticiero correría hacia Tetsu. Sabía lo mucho que sus amigos sufrían por estar separados, pero ambos eran bastante tercos. –Tú no entiendes…

-La verdad, no. Ogawa cubrió tu nombre en todo el proceso, lo que menos quería era dañar tu imagen como artista, a ti en ningún modo. Me contó lo del investigador, te envió una tarjeta con su abogado… - lanzó un pequeño suspiro de cansancio.-Sé que cometió errores, digo, esa mujer... sé lo que pasó entre ellos, o lo que pudo haber pasado, pero…

-No comprendes. No podrías…, él estaba dispuesto a… a…

-Engañarte…

-Sí, eso.

-Y supongo que tú no contribuiste ni por un segundo con ese… digamos, desliz, ¿verdad?- Hyde le miró duramente. Arimatsu sonrió como pidiéndole disculpas. –No me malinterpretes. Sé de culpas…

-¡Yo no soy Tú!

-Hyde…

-Búscate un psiquiatra y déjame a mí en paz, quieres.- Se puso de pie furioso y comenzó a caminar fuera de la habitación.

-Hyde.  ¡Hyde! ¡Espera!

Pero ya había salido del departamento.

 

*******

 

Necesitaba aire, necesitaba respirar, dejar de pensar en todo… en Tetsuya. Necesitaba unas vacaciones. Tal vez regresar a su ciudad natal, pasar unos días con su padre.

Al rebuscar su celular en el bolsillo del pantalón, se topó con la tarjeta. Se detuvo a medio camino y se quedó observándola un rato. Sin darse cuenta marcó el número.

-¿Hola?- la voz sonó extraña.

-Hola, estoy buscando al detective, Hayate… Es… es Hy… Hideto, Hideto Takarai.

-Takarai-san. Creí que Ogawa-san había olvidado el asunto por completo.

-No, no es sólo que… Olvidé comunicarme con usted y…

-Sí, suele pasar. Después de todo lo que ha pasado es comprensible ¿Le parece si nos vemos para discutir el asunto?

-Claro. ¿De qué trata el asunto exactamente?

-Oh, lo siento, creí que Ogawa-san lo había puesto al tanto.-Se aclaró la garganta. –Es sobre el paradero de  Nagisa Kuomori, su madre.

Hyde no pudo sino enmudecer.

-Takarai-san, ¿sigue allí?

-Sí, lo siento. ¿Dónde nos vemos?

-Justo ahora me dirijo hacia la oficina, le enviaré la dirección. ¿Una hora?

-De acuerdo.

 

********************************************************************************

 

¿Cuántas veces había estado en ese lugar? Y ahora le parecía tan extraño y frío.

-¿Lo dices en serio?- Hasta la voz de Arai parecía diferente.

-Sí.

-Tetsuya, hay tiempo.

-¿Para qué? Dime Arai, ¿para qué esperar más? Hyde no me quiere. Jamás me perdonará, le fallé. No, esto es lo mejor. Encárgate de vender el departamento.

Ambos permanecieron en silencio por un momento. El lugar se llenó de sonidos cotidianos, los autos fuera del restaurante iban y venían, los comensales en las otras mesas, charlaban concentrados en sus propios problemas. Arai paseo la mirada por todos lados y luego la posó de nuevo sobre el chico frente a él. Lucía cansado. Tetsuya lucía tan cansado.

-¿Qué hay de tus padres? ¿Has hablado con ellos? Ellos pueden ayudarte…

-Bromeas, ¿cierto?- le interrumpió. -No. Luego de todo lo que pasamos mi padre me arregló una cita con una “chica de sociedad”, ¿puedes creerlo?

-¿Y tus hermanas? Ellas te apoyan, ¿cierto?

-Ellas…- suspiró- Sí, ellas siempre están de mi lado. Mi madre me pidió conocer a Hyde. Mis hermanas creen que debería dejarlas hablar con él, ya sabes, contarle lo que ha estado ocurriendo en nuestra familia, los chantajes, las extorciones, ellas creen que si se lo dicen a Hyde, él me perdonará…

-¿Y tú qué piensas?

-Que están locas.- Luego de un no tan corto silencio, el abogado prosiguió. 

-¿Y a dónde irás?

-Descuida tampoco voy a pedirte asilo.

Arai sonrió levemente. Era bueno que a pesar de todo, Tetsuya estuviera recuperando su humor.

-Entonces, ¿me ayudarás a venderlo, o qué?

-De acuerdo. Sí, de acuerdo. Te avisaré si recibo una propuesta interesante.

-Gracias. –dijo al tiempo que se ponía de pie y rebuscaba su cartera en la bolsa trasera del pantalón.

-Pero….- continuó. –aún sigo pensando que no deberías darte por vencido así de fácil. Digo, Hyde es importante para ti, ¿no es cierto?

-¿Y tú me lo preguntas?

-Te conozco, Tetsuya. Eres el tipo de hombre que pelea por lo que quiere, y creí que lo que más querías era a ese pintor extravagante. Literalmente lo perseguiste por el mundo entero y ahora, te das por vencido así de fácil.

-No lo perseguí, fue… casualidad…

-Ajá…

-¿De verdad crees que debería intentarlo?

-Definitivamente. Hyde te quiere, eso todo mundo puede verlo a kilómetros de distancia. Pero como tú, es obstinado.  

-No contesta mis llamadas, no sé dónde está y…

-¿Desde cuándo eso te ha detenido?

Tetsu lanzó una ligera risilla. –Sabes, tengo una entrevista de trabajo.

-Es increíble que cambies de tema así de fácil.- Arai sonrió y asintió. –Pero me da gusto por ti.

-Es una empresa netamente japonesa está interesada en mis bocetos, así que…- un suspiró más -No es que me haya dado por vencido, pensé que si podía empezar a poner en orden mi vida de nuevo, entonces Haido… bueno ya sabes, que todo volvería a ser como antes.

-Pues buena suerte.

Tetsuya le sonrió en agradecimiento y salió del lugar.

Mientras avanzaba por la calle, se preguntó si ahora sería un buen momento para hacer esa visita.  Arai tenía razón era hora de arriesgar todo o nada. Y él bien merecía el riesgo, por Hyde, Su Doiha….

Encendió su auto y en lugar de dirigirse hacia el norte, dio vuelta al sur, hacia dónde Yasu le había dicho que estaba el nuevo hogar del pintor. A Hyde siempre le gustaron los lugares ruidosos. Una sonrisa nerviosa se asomó en su rostro, el simple hecho de pensar en que lo vería le hizo sentir esa calidez en el pecho.

*******

Alguien llamó a la puerta, Hyde se levantó del sofá seguro de que encontraría a Arimatsu de nuevo al otro lado.

Pero no era Arimatsu, ni Yasu, ni nadie que hubiera imaginado allí a esa hora. A ninguna hora, en ningún día.

-Hola.- Su voz sonó rara. Era tan obvio que no encontró mejores palabras.

-¿Qué haces aquí?

-Yo… necesitaba verte…- Hyde se quedó mirándolo un momento. Analizando su rostro, sus reacciones, sus palabras. Tetsuya lucía mal, esas ojeras, la ropa arrugada, el cabello revuelto. Ese no era el Tetsu que él conocía.

-¿Por qué?- no pretendía ser duro, pero la pregunta salió antes de darse cuenta.

-Porque… Te necesito, Doiha…

-Arly y Yasu me contaron lo que hiciste. Me contaron lo que pasó con tu familia. Gracias por no involucrarme en… en todo ese asunto de la investigación policiaca.

-Es lo menos que podía hacer después de lo estúpido que fui…- sonrió ligeramente.

-Debiste decirme…

-Lo sé, pero ahora todo será diferente, te lo prometo.

-No he dicho que voy a aceptar, o que te he perdonado, Tetsuya…

-¿Qué?- preguntó avergonzado. -Lo sé… es sólo que, lo he estado pensando y creo que si podemos superar esto entonces nosotros, nuestra relación, todo lo que hemos vivido… todo por lo que hemos luchado, tal vez…- no supo cómo terminar con su diatriba, estaba demasiado nervioso y la seriedad de Hyde no ayudaba en nada. Bajó la cabeza cual derrotado soldado en una batalla tan larga y dura que volvía en pedazos a casa. –Te amo, Doiha, sólo quería decirte eso.- lo único que le vino a la mente.

Tetsuya se volvió.

Antes de cerrar la puerta, Hyde le llamó.

-Tetsu, no he dicho que no, ¿de acuerdo?- los ojos de Tetsuya brillaron. –Sólo necesito tiempo…

Ogawa asintió, las palabras del pintor le dieron ánimos, esperanza.

 

********************************************************************************

 

Que sensación más extraña… Yukihiro se preguntó por un segundo si era correcto sentirse de esta manera; Feliz. Tenía miedo de esa felicidad. La vida le había enseñado que él no podía, o merecía, ser feliz y cada vez que ese sentimiento amenazaba con llenar su corazón, el mismo destino se encargaba de evitarlo.

Intentó apartar todos esos pensamientos, intentó concentrarse en disfrutar el momento. Su nuevo hogar era hermoso, hacía casi dos meses que se habían mudado, hace un par de semanas asistió a una entrevista de trabajo, como profesor de literatura, en un colegio privado, Yuudai parecía haberse acostumbrado muy pronto a él y de verdad le quería, entonces, ¿por qué no dejarse llevar? la puerta se abrió de repente sacándolo de sus pensamientos.

-¿Todo bien?

-Ajá…

-¿Seguro?, luces un poco… no sé, distraído…- Ken podía ser el tipo más despistado del mundo y aun así siempre notaba cuando algo le pasaba. Era una de las tantas cosas que adoraba de él y que no había cambiado en todos estos años. Ken se sentó justo en el sofá frente a él.

-Ken… tú… ¿No estás asustado?

-¿Qué? No. Para nada. ¿Tú lo estás?

-No sé, Ken-chan, todo esto me parece…

-¿Un error?

-Yo iba a decir un sueño…

Ken, un poco avergonzado, se levantó del sofá y fue a sentarse al lado de Yukihiro. Se sentó muy cerca de él.

-Lo siento, no quise decir eso. Es sólo que a veces me pregunto cómo es que alguien como tú puede aceptar a alguien como yo… y entonces me da miedo y pienso que te has dado cuenta de eso y que estás arrepintiéndote de…

-Jamás me arrepentiría de estar contigo.

-Pero estás asustado, ¿no es cierto?

-Un poco.

Ken se quedó mirándolo un rato, en silencio. Yukihiro entonces notó que no era el único con miedo.

-Pero no por ti, es que…- suspiró. –cada vez que siento que soy feliz, algo sucede, me da miedo de pensar cuánto tiempo puede durar esto y entonces…

-Durará tanto como tú quieras. Te lo prometo.

-Ken…

-No, Yuki, lo digo en serio. No pienso echarlo a perder esta vez, lo juro.

Yukihiro sonrió y se acercó a Ken, colocó una mano en su mejilla y lo acercó para besarlo. –No es eso a lo que me refiero.

-¿Entonces?

-No lo sé. Mi padre siempre dijo que yo le había robado su felicidad, así que yo no merecía ser feliz tampoco, y ahora… tengo todo lo que siempre había soñado y…

-Tu padre era un idiota.- le detuvo y ahora fue él quien se acercó para besarlo.

-Por cierto,- prosiguió luego de un rato -alguien te llamó del colegio, tienes que presentarte mañana con el subdirector,- sonrió. –tienes el trabajo…

-¡¿Hablas en serio?!- Ken asintió y Yukihiro se echó a sus brazos. Comenzaron a besarse nuevamente, Ken lo tendió en el sofá y se trepó en él, comenzó a acariciarlo bajo la ropa cuando se escuchó la puerta principal pillar. –Ahh, detente, Ken, ese debe de ser Yuudai…- Ken se detuvo no sin antes protestar.

-Pero esta noche tendrás que compensármelo, tenemos que celebrar, ¿eh?- dijo y antes de moverse compartieron otro beso, uno ligero, menos apasionado pero con más sentimiento. Yukihiro asintió un poco avergonzado.

Desde que se habían mudado, habían sido pocas la veces que pudieron compartir un momento íntimo, al principio porque Yukihiro temía que el niño los escuchara o los descubriera de alguna manera. Además estaba el trabajo de Ken, demandante debido a que tenía que ponerse al día en todos los asuntos correspondientes a su nuevo cargo. Así que se sintió emocionado por esa noche.

 

-¡PAPÁÁÁÁÁÁ, YA LLEGUÉÉÉÉÉ!!!!

Ambos sonrieron.

-En la estancia, Yuu-chan.- respondió Ken.

-¿Qué tal la escuela?- le preguntó Yukihiro cuando el niño cruzó la puerta.

-Mmm… bien… supongo…

-Vamos, Yuu, te prepararé la merienda y nos cuentas qué pasó.

Ken y Yuudai se dirigieron a la cocina, Yukihiro tenía que llamar a la directiva del colegio así que se quedó en la estancia marcando.

 

-Entonces, Shun dijo que su papá le regalaría otro perrito en su cumpleaños…- dijo el niño mientras metía otro bocado en la boca.

-Ok…?

-¡Y es el tercero, papá!!!

-Yuu, no entiendo nada. ¿Qué es lo que intentas decir?

-¿Puedo tener un perrito? Prometo cuidarlo y alimentarlo, lo juro, ¿sí? Además, pronto tendré ocho años y…

-Yuu-chan, aún faltan casi ocho meses para tu cumpleaños…

-Por favor, papá…- Ken debía admitirlo, esa forma de suplicar, de alguna manera la había “heredado” de Yukihiro.

-¿Tú qué dices, Yuki?- le preguntó al verlo entrar a la cocina.

-¿Sobre qué?

-Yuu-chan quiere un perrito. ¿Tú que dices?

-Bueno… yo siempre quise uno.

-¿Jamás tuviste un perro?

-No.

-¿Un gato?

-No.

-¿Un pájaro?

-Jamás tuve una mascota, Ken.

-¿Ni un pez dorado?

-Ni un pez dorado. Mi padre siempre decía que las mascotas podían sentir el cariño que los humanos guardamos, él decía que yo no… bueno, no importa. Yo creo que Yuu-chan merece un perrito.

-¡Sííííí!!!!- saltó el niño para abrazar a Yukihiro.

Ken se quedó mirándolos un rato. Por un momento Yuki pareció tan triste. Hacía mucho que él no hablaba de su padre, Ken lo pensó un momento y estuvo casi seguro que no lo mencionaba desde la universidad.

-Bueno, qué tal si vamos a la tienda de mascotas de…

-No. Podemos ir con Shiro-san, él tiene los perritos más bonitos del mundo.

-¿Quién es Shiro-san?

-Él pasea a los perritos en el parque y a veces me deja darles de comer.

-Yuudai, se supone que no debes hablar con extraños.

-Pero él no es un extraño, papá, es Shiro-san…

-De acuerdo. Mañana visitaremos a ese  tal Shiro-san.

 

********************************************************************************

 

El teléfono comenzó a sonar. La llamada estaba entrando, y el pánico comenzó a invadirlo al mismo tiempo, su pulso se aceleraba con cada pillido en el auricular. Era en estos momentos en que se recordaba lo joven que era aún.

-¿Hola?

-¿J-san?

-Aki, hola, ¿cómo estás? Me alegra escuchar tu voz.

-Bien, estoy bien. ¿Y tú, qué tal tu nuevo trabajo?- J podía perfectamente notar el nerviosismo en la voz del chico. Lo cual lo había adorable.

-Excelente. ¿Qué tal todo por allá?

-Mejorando, digo... Me ofrecieron un lugar en una agencia de modelaje, ¿sabes?

-Eso es genial.

Por un momento el silencio se instauro entre ambos. Jun se sentía un poco confundido, no estaba seguro de a qué se debía esta llamada.

-La agencia está en Tokio. Yo… me mudaré allí…

*******

Un par de meses antes.

 

Los olores, la vista, la compañía… todo esto le parecía casi ridículo. Pero allí estaban, sentados uno frente al otro, exactamente igual que aquella vez. La nostalgia lo invadía todo, especialmente su pecho. J no podía dejar de pensar en Aki y eso lo hizo sentir un poco más ridículo.

 

-¿Así que te vas?- incluso su voz le pareció extraña, fuera de lugar. El abogado había imaginado esta misma escena, y en lo único que se le ocurría eran reclamos, pero no.

-Sí, yo…

-No, no, está bien. En realidad ya lo sabía, sabía que esto pasaría tarde o temprano. Fui yo quien te lo dijo, ¿recuerdas?, en este mismo restaurante. Parece que fue ayer, yo estaba tan enojado, tan nervioso y celoso. Había planeado mi discurso toda la semana, y cuando te vi aquí sentado, lo supe en ese mismo momento, ya te había perdido.

-Vamos, no digas eso. J, yo siempre te consideré un gran amigo.

-Amigo, ¿eh?

-No quise decirlo de esa manera, yo…

-No te disculpes.- J le sonrió. Una sonrisa sincera. -Has cambiado. Él te ha cambiado.- Yukihiro negó con un gesto. –Sí, él hizo en… ¿cuánto? Un par de semanas lo que yo intenté por años.- volvió a sonreír, pero eta vez la sonrisa de J no era de tristeza o resignación, era más bien de comprensión. -¿sabes por qué regresé?- Yukihiro negó lentamente. Lo sabía, y eso le avergonzaba. O eso creía. –Regresé porque quería arriesgarme, todo o nada, y ¿sabes? Valió la pena...

-¿A qué te refieres?

-Conocí a alguien.- dudó un poco pero continuó. –Un chico genial.

-¿Lo dices en serio?- J le sonrió no sólo con sus labios, sus ojos sonreían de una manera increíble. Asintió. -¿Y cómo se llama? ¿Quién es? ¿Lo conozco?

-Creo que sí. ¿Recuerdas al chico que… que me llamó…?- Se sentía un poco avergonzado.

-¡Ah, sí!, ese chiquillo que te llamó Hiro, ¿no?

-Lo recuerdas…

-Entonces, ¿te quedarás?- J negó.

-Le pediré que me alcance en Tokio. Recibí una propuesta de trabajo, La Firma me dará un lugar en uno de los más grandes burós allí, así que...

-Felicidades, tampoco me lo habías contado.

-No ha habido oportunidad.

-Estoy seguro de que aceptará.

Jun no pudo evitar que una sonrisa llena de esperanza se le escapara. Jamás se había sentido así, tan feliz, el tipo de felicidad de sentirse correspondido, con el sólo hecho de pensar en él.

Y así continuaron por un rato más. Charlando, despidiéndose, de alguna manera haciendo las paces.

Para cuando se despidieron, la noche estaba muy avanzada. Se despidieron en el mismo callejón que aquella vez.

 

*******

 

Sería la noche calurosa o los recuerdos cálidos pero tenía tanta sed. Le apetecía una cerveza fría y sobre todo, un mesero lindo.

No se había dado cuenta de que estaba sonriendo hasta que cruzó la puerta del bar y escuchó esa voz grave impropia de un chico tan joven.

-¡J, tardaste menos de lo que pensé!- le recibió el chico de sus pensamientos, abriendo los brazos con intención de colgarse de su cuello. Y no lo detuvo.

-Quería verte y, si tú quieres, acompañarte hasta tu casa.

-Claro. Toma asiento en la barra, te llevaré una cerveza mientras me esperas.

-Gracias. -J asintió.

Cerca de unos veinticinco minutos después, Aki estaba listo para irse a casa. Ambos salieron del bar y comenzaron a caminar hasta el pequeño departamento del modelo. No estaba nada lejos y al parecer no querían llegar tan pronto, pues comenzaron a caminar tan lentamente, Aki colgado del brazo de J debo agregar.

-Y… ¿Qué tal la reunión?

-Humm… bien, supongo.

-…supones…- repitió un poco pensativo.

-Oye, no lo digas así. Estuvo bien. Él se irá a vivir con…

-Aún sientes cosas por él, ¿no?

-¿Qué? No. Claro que no.

-No tienes por qué mentirme.

-Oye,- se detuvo y se volvió tomando a Aki de los hombros, lo miró de frente. O eso intentó porque el chico bajó la mirada, así que lo tomó del mentón y lo obligó a devolverle la mirada. –Hey, Aki, mírame… no puedo negártelo, sí, estuve enamorado de él… pero ya no es en él en quien pienso todo el tiempo, ya no es a él a quien quiero besar todo el tiempo, no es él a quien deseo hacerle el amor todo el tiempo…

-Oh…- sonrió el modelo con una picardía maliciosa. –Así que es a mí a quien quieres besar…- jaló de él, y lo besó.

-Ven conmigo…- le pidió sin despegar los labios de los suyos. Aki se separó rápidamente y se le quedó mirando. –Lo digo en serio. Quiero que vengas conmigo a Tokio.

-Lo siento…- Susurró. Negó lentamente, como avergonzado.

-No, está bien. No tienes qué disculparte.  Entiendo que todo esto es muy repentino y yo…- suspiró. –Está bien.

-Me gustaría que siguiéramos en contacto. Poder seguir conociéndonos, y tal vez…

J asintió. Eso le parecía justo. Seguirse conociendo estaba bien…. por ahora.

*******

-¿Tienes dónde quedarte?

-Sí, la agencia me ayudará a encontrar un lugar.

-Tonterías, pasaré por ti y te quedar en mi departamento el tiempo que quieras. Prométeme que me avisaras en cuanto llegues a Tokio.

-Te llamaré, lo prometo.

-Entonces, no vemos.

-Nos vemos.

Y la llamada se cortó.

 

********************************************************************************

 

¿Cuántas veces alguien podía pulsar el timbre antes de que el pulgar se le desprendiera?

Y ahí estaba nuevamente.

Tetsuya fue a atender la puerta antes de que los tímpanos y los nervios le estallaran. Estaba dispuesto a gritarle a quien quiera que estuviera del otro lado, pero al ver a la persona, sólo atinó a sonreír torpemente.

-¿Hyde?

-Hola, Tetsu.

-Hola.

Hyde lucía hermoso. A pesar de lo cansado que parecía, esas ojeras le iban perfectamente. Se quedó parado en la entrada observándolo… admirándolo.  Tenía que ser sincero, pensó que jamás volvería a ver a Hyde tan cerca, y en su puerta.

-¿Puedo pasar?

-¿Qué? Sí, claro. Adelante.- se movió un poco para permitirle el paso.

-Llamé al detective privado que contrataste.- dijo sin rodeos al tiempo que se sentaba en el sofá. –Por cierto, gracias.

-Hyde, no tenías que venir hasta acá para agradecerme. Te prometí que la encontraríamos.- dijo y le sonrió, Hyde intentó devolverle la sonrisa pero le fue casi imposible. -¿Las has buscado ya?

-En realidad,- pareció nervioso –me preguntaba si querrías acompañarme a verla.

-¿Qué? ¿Yo?

-Entiendo si no quieres o…

-¡No! quiero decir, Claro, me encantaría. ¿Cuándo?

-Qué tal ahora.

-¿Estás seguro? Tal vez deberías darte un tiempo para procesar todo esto, lo que implica estar frente a la mujer que...

-¿Qué me abandonó?- preguntó, terminando la frase por él. Tetsu no respondió. -Necesito hacer esto. Si espero un segundo más, me volveré loco.- confesó sin pena, después de todo se trataba de Tetsuya, ¿quién lo conocía tanto cómo él? -No puedo hacer esto solo.- agregó –Te necesito....

Un pequeño sentimiento de esperanza brilló en el fondo del corazón de Tetsu, no era sólo tenerlo ahí tan cerca, sino el hecho de que él aceptara que le necesitaba. Ahora Tetsuya comprendía por qué el aspecto de Hyde.

-De acuerdo, vamos.-  Accedió y se puso de pie. –Sólo déjame buscar mi chaqueta.

Hyde asintió.

*******

Decidieron hacer el viaje en el auto de Tetsuya, Hyde le entregó la dirección que el detective le había dado.

Llevaban casi dos horas de camino y apenas habían cruzado palabra. Hyde no despegaba la vista de la ventanilla, hacía rato que la costa podía distinguirse y Hyde parecía maravillado con el cambio de color que el sol producía en el agua del mar, estaba perdido en el horizonte.

Dos horas y treinta y cinco minutos parecieron el límite del pintor, ya no soportó más el silencio.

-Escuché lo que pasó con tu compañía, tu línea de ropa. Lo lamento mucho.

-Está bien.

-No, no lo está. Realmente lo siento. Todo fue culpa mía.

-¿De qué estás hablando?

-Si no hubiera sido por mí, Camui nunca…

-Basta. Por su puesto que no fue culpa tuya.

-Lo perdiste todo.

-No te perdí a ti. Al menos, aún no, ¿cierto?- Hyde le sonrió. Eso fue más que suficiente para Tetsuya. –Y creo que necesitaba un retiro temprano. Además, una de las más grandes tiendas de moda quiere comprar todos mis diseños. Trabajaré para ellos, mis diseños, su nombre.

-Aun así…- No terminó la frase pues habían llegado a su destino.

-Es aquí…- anunció Tetsuya, interrumpiéndolo, al tiempo que se estacionaba. -¿estás listo?

-No…?

-Vamos, entonces.- sonrió, se quitó el cinturón de seguridad para bajar del coche.

-En realidad…- le detuvo. -¿Te importaría esperar aquí?

-No, claro que no.- aceptó, regresando a su posición en el asiento.

 

Hyde entró al lugar un poco inseguro. El hedor a sexo y alcohol le hizo arrugar la nariz.

-¿Puedo ayudarte?- se acercó una mujer no tan mayor, pero notablemente muy maltratada.

-Sí, estoy buscando a… a una mujer…

-Bueno, viniste al lugar correcto. ¿Tienes alguna preferencia? ¿Alta, baja, delgada, ancha, joven…?

-No, no, yo… bueno, busco a Kuomori-san. 

-¿Kuomori?  Já.- se burló. –Hace años que nadie le llama así. Ofelia está ocupada con otro cliente.

-¿Ofelia?

-Ofelia Kuomori, es a quien estás buscando, ¿no?

-Sí, eso creo…

-Ya veo, así que te la recomendaron. ¿Sabes? Tengo chicas más experimentadas y jóvenes…

-No, está bien, puedo esperar.

-Cómo quieras.- dijo. Pareció molesta y se luego se alejó.

Hyde esperó un momento y luego notó como unas cortinas rojas se separaban y por ellas cruzaba una mujer. Dicha mujer poseía un caminar cadencioso y a pesar de sus más de cincuenta años, no los aparentaba. Su cabello corto y negro resaltaban sus facciones delicadas, casi de niña. Pero cuando se acercó lo suficiente, Hyde notó que los ojos de aquella señora no brillaban, eran opacos y tristes, llenos de una melancolía dolorosa.

-Eres muy joven para estar en un lugar como este…- dijo, y Hyde pudo notar porqué fue una de las mejores cantantes de blues, según la mujer del bar. –En fin, no se permiten besos ni….

-¡No, no…!- se apresuró a interrumpir. –No, señora, en realidad yo…- Hyde dudó un momento, ahora que la había visto con sus propios ojos ya no estaba tan seguro de querer tratarla.

-¿Sí?- le apresuró, esperó un segundo más y al notar que el joven no hablaba, ella continuó. –Si quieres podemos ir a otro lugar, pero te advierto que tú pagarás el hotel….

-No. Por favor, yo no vengo por eso… en realidad, yo…- suspiró antes de continuar. Porque lo había repasado mucho en su cabeza durante las últimas semanas. Situaciones en la que cuatro simples palabras significarían todo al conocer a su madre biológica, pero ahora… –Yo soy su hijo…- dijo al fin.

La mujer se quedó mirándolo un momento. Entonces se sonrojó violentamente.

Para Nagisa, esta escena la había vivido un millón de veces en sus peores pesadillas. En las menos terribles, se imaginaba yendo por las calles de Tokio y toparse con Hyde y no poder reconocerle. En otras, las que le despertaban a media noche agitada, envuelta en sudor, eran precisamente este momento; Hyde encontrándola en su “ambiente” y ella sin saber ofreciendo sus “servicios”.

-Yo no tengo hijos.- dijo y pretendió ser fría pero la voz le traicionó. –Ya no. Una vez tuve un bebe, pero él… él ya no me pertenece.

-Mi nombre es….

-Hideto…- sonrió al sentir el nombre viajar desde su corazón, atravesar la garganta y abandonar finalmente sus labios. –Lo sé…

-¿Lo sabe?

-Escucha, este no es un buen lugar para hablar.- la mujer se volvió y miró hacía la pequeña barra donde estaba el hombre que se hacía cargo de las mujeres de ese lugar. -Espérame allá afuera, iremos a otro lugar. Ahora voy…

Hyde asintió y salió del establecimiento. Ahí, recargado en el cofre del choche le esperaba Tetsuya.

-¿Y bien?- le preguntó el hombre.

-La encontré….- respondió aunque su voz era extraña.

Mientras esperaba a… a su madre biológica, no pudo evitar pensar en lo terrible que era vivir en ese lugar. No se refería al establecimiento, sino al pueblo costero; en ese lugar no importaba si era de día o de noche, la humedad del ambiente jamás les abandonaba, provocando que el tiempo fuera lento y tortuoso.

-Vamos…- dijo la mujer que apareció de repente delante de él. Hyde supuso que habría salido por la puerta trasera, pues él y Tetsuya habían estado de pie frente a la puerta principal y no le habían visto salir.

Sin reparar en la persona que acompañaba a Hyde, ella comenzó a caminar por delante mostrándoles el camino. Hyde y  Tetsuya caminaron tras ella en completo silencio.

Llegaron a una casa pequeña. Apenas una habitación y pequeño recibidor, un baño y una cocina, sin comedor. En lugar de eso tenía una simple barra que además servía de división entre la cocina y la recámara.

-Adelante…- les invitó.

-Te esperaré aquí afuera.- le dijo Tetsuya, Hyde no le respondió. Cuando cruzó la puerta, no pudo evitar notar lo austero de la residencia.

-Y dime, ¿por qué estás aquí?- preguntó la mujer al tiempo que le acercaba una lata de refresco.

-Yo… tenía curiosidad por conocerla.- respondió con simpleza y la mujer sonrió. Hyde pudo notar un parecido entre su sonrisa y la de ella.

-Debe ser de familia…- Hyde se extrañó de las palabras.

-Antes supiste mi nombre, ¿cómo es eso posible?

-Hace mucho tiempo tuve un amante, un hombre bastante adinerado que gustaba de llevarme con él en sus viajes de negocios. En uno de esos viajes visitamos Wakayama, y antes de volver aquí, le pedí que me llevara a comer a ese restaurante.- hizo una pausa para sorber un poco de su bebida y luego continuó. –No sabía si aún estabas allí pero, quería ir de cualquier manera, tu madre me atendió y cuando unos comensales dejaron la mesa ella te llamó para que la limpiaras, de la parte trasera salieron dos niños delgados, uno rubio de mirada triste y tú…

-¿Tú sabías…?

-¿Que uno de ustedes era mi hijo? Sí, aunque no sabía cuál… eso me bastó.- Otro suspiro. –Cuéntame un poco de ti… ¿ese hombre….- se refería a Tetsuya.- están juntos?

-No, él es sólo mi amigo…- técnicamente, no estaba mintiendo.

-Oh, pues puedo ver en su mirada lo mucho que te quiere. Cuéntame más sobre ti, Hideto, déjame conocerte un poco, ¿puedo?

Hyde asintió y comenzó a contarle sobre él. Le contó que era pintor y que su padre había sido su primer maestro. Le contó que había viajado por Europa y Latinoamérica. Su madre biológica le escuchaba atenta y maravillada; feliz de que su hijo hubiera conseguido la vida que ella habría querido darle.

-Gracias…- dijo cuando Hyde terminó su historia. En realidad no le había contado nada que no pudiera saber, no las cosas que se le suelen contar a una madre, pero igual ella agradeció.- Ahora estoy lista, puedes preguntarme lo que desees, prometo contestar con la verdad. Es lo menos que puedo hacer por ti.

Hyde asintió algo nervioso. Preguntar… había demasiadas preguntas, pero…

-¿Por qué me abandonaste?

La mujer sintió la pregunta tan certera como un golpe, pero se dio fuerza y respondió, lo había prometido después de todo.

-Yo era muy joven y estaba sola. Sabía que no podría hacerme cargo de ti, y lo que menor quería era condenarte a una vida de miserias y penurias, así que… así que debía buscar un lugar, El lugar perfecto para ti…- se aclaró la garganta, se notaba muy nerviosa. -Durante algún tiempo fui cantante de Jazz, en una de esas giras improvisadas, me topé con el restaurante de los Takarai un par de veces y ellos parecían necesitar un hijo y yo… yo tenía un hijo que necesitaba unos buenos padres….- Hyde bajó la cabeza. -¿Ellos te trataron bien?

-Me amaron mucho, me aman… mucho…

-Y tú a ellos…- Hyde asintió, sintiendo algo de vergüenza porque no podía sentir nada por la mujer que le había traído al mundo. –me alegro….

-¿Cómo terminaste… así?- se refería a la “profesión” que ejercía. Sintió algo de curiosidad, después de todo, cuanta persona la conoció decía que ella tenía una de las voces más hermosas que jamás habían escuchado, entonces, cómo se termina en este ambiente.

Y mientras esa mujer le contaba sobre su penosa vida, porque en eso se había convertido su “trabajo”, Hyde no pudo evitar pensar en lo que habría sido de su vida de haber sido internado en un orfanato o si hubiera permanecido al lado de esa mujer…

Aun recordaba cuando apenas tenía diez y siete años y ayudaba a su padre en el restaurante. En esa época él llevaba el cabello largo muy por debajo de los omóplatos, siempre rizado a pesar de plancharlo todas las mañanas, porque así lo llevaba uno de sus cantantes favoritos; Ian Atsbury vocalista de The Cult. Y entonces los hombres comenzaron a fijarse en él y Hiroki lo notó pero no hizo sino aconsejar a su hijo lo mejor que pudo. Hyde sabía que su padre batallaba cada noche por su causa, que había echado a un montón de hombres que se habían atrevido a ofrecerle dinero, tanto como quisiera por pasar una noche con su hijo. En una ocasión, el acabose de todo fue cuando un hombre grande, fornido, de muy mal aspecto  se había acercado y le había hablado en secreto y le había dicho que Hide era perfecto para su negocio de “acompañante”. Hiroki sabía que ese hombre era de la mafia y sabía que no podría defender a su hijo en caso necesario, aunque haría cualquier cosa por protegerlo aún a costa de su propia vida. Fue entonces que decidió mentir y decir que su hijo se había ido lejos. Y mandó a Hyde unos meses con unos parientes lejanos en Fukushima.

Ahora agradecía que sus padres fueran sus padres, porque algo en su corazón le decía que esa mujer no habría dudado en venderlo en ese entonces. Y ante ese pensamiento desfilaron delante sus ojos las imágenes de un Hide ultrajado noche tras noche, sobajado, destrozado en cuerpo y alma; sin ningún “Tet-chan” en su vida… sin nada... y entonces se horrorizó y no pudo sino agradecerle nuevamente en silencio por la oportunidad que esa mujer le había dado, porque su instinto de madre le había dicho que esa pareja eran los mejores padres que su hijo podría tener y no se equivocó.

-Digamos que no tuve muchas opciones…- Nagisa sonrió algo apenada. –Cuando te vuelves vieja, y no terminaste tus estudios, no hay mucho de donde escoger.

-Lo siento.

-No tienes por qué. Además, pienso retirarme pronto…  dos pagos más y esta casa será totalmente mía…- Hyde se quedó en silencio un momento, parecía estar analizando lo que iba a decir.

-Yo podría….

-Oh!!! No, no… caray, no. No lo dije con esa intención. Lo último que haría en la vida es pedirte dinero. Lo siento.

-No sería un problema para mí, yo…

-Por favor.- le detuvo de nuevo, levantando la mano como poniendo una barrera entre ellos.

-De acuerdo, lo siento.

-Y dime, ¿cómo me encontraste?

-Tet-chan contrató un detective.

-Ya veo… Está bien, ¿hay algo más que quieras saber?

-En realidad… me gustaría que me hablaras sobre mi padre.

-¿Tu detective sólo me encontró a mí?

-No. No lo sé. En realidad, yo sólo quería conocerte a ti.

-Bueno, eso…- suspiró. Hyde se dio cuenta de que la pregunta no le había simpatizado. –Qué puedo decirte, él era un tipo encantador, guapo, carismático. El sueño de toda chica. Lo conocí en el bar donde trabajaba como cantante. Durante noches me pidió que saliera con él, me negué tanto como pude, hasta que una de esas noches simplemente dije que sí. Nos vimos durante meses…- hizo una pausa. Era obvio que le dolía recordar esa época. Aunque Hyde no estaba seguro si era porque aún tenía sentimientos por ese tipo, o sólo porque le dolía el recuerdo. –Me dijo que me quería, que quería casarse conmigo, formar una familia, ya sabes, todas esas tonterías… luego una noche nos acostamos, te concebimos y él me abandonó. Así de simple.

-¿Cómo lucía?

-Ah, Era guapo, seguro aún lo es…

-Él…- susurró Hyde, pensativo.

-Ni lo pienses.

-¿Qué?

-Lamento lo que dije, ¿de acuerdo? Si quieres que te diga su nombre, te lo diré. Pero créeme, hijo, no vale la pena que lo busques. Yo lo busqué, lo encontré, le conté sobre ti, pero él… a él no le importó.

“Hijo” le había llamado hijo. Se sintió extraño pensar que de hecho él era su hijo.

-Su nombre es…

-Está bien. Cuándo esté listo, siempre puedo regresar y preguntarte, ¿cierto?

-Claro. Sí, claro que sí. Puedes regresar cuando tú quieras. Me haría muy feliz que volvieras a visitarme.- ella de verdad se veía feliz. -Pero ahora cuéntame un poco más sobre ti. ¿Tienes novia? ¿Esposa? ¿Hijos?

-Novia…? Pues… digamos que es algo complicado en este momento…

-Comprendo. Tal vez, cuando me tengas más confianza puedas contarme. Realmente me gustaría mucho llegar a conocerte mejor.

-Creo que debería irme ahora…

-Oh, ¿tan rápido?

-Sí, olvidé que Tetchan estaba esperándome…- dijo.

En ese momento Hyde se levantó, se inclinó para despedirse y notó cómo la mujer parecía morirse por abrazarlo. Lo pensó mucho si abrazarla o no, pero al final, decidió dar el paso.

Ella lo abrazó fuertemente, hasta casi cortarle la respiración. La sintió aspirar su aroma y su corazón latir fuerte. Eso le hizo sonreír.

-¿Puedo pedirte algo?- le preguntó aún en el abrazo.

-Claro.- se extrañó.

-¿Te importaría presentarme a tu amigo?

-Claro.- sonrió.

Lo acompañó hasta la salida y, como prometió, le presentó a Tetsuya como su amigo.

-Oye, ¿no eres tú el tipo del noticiero?

-Sí, yo, ese soy yo.

-Bueno, pues, mucho gusto en conocerte, Ogawa-san.

-Tetsu, o Tetsuya, está bien.

 

El camino de regreso fue mucho más relajado, silencioso pero relajado. Hyde tenía una expresión pensativa pero tranquila a la vez.

Tetsuya lo dejó en su departamento.

-Puedo pasar por ti mañana y te llevaré por tu auto.

-Está bien puedo tomar un taxi. Además ya has hecho mucho por mí. Gracias.

-Nada de gracias. Vendré por ti.

Hyde se quedó mirándolo y Tetsuya, por alguna extraña razón, se sintió nervioso. Entonces el rostro de Hyde se suavizó y le sonrió.

-De acuerdo, estaré esperándote.- Le dijo y se acercó para abrazarlo. –Y gracias, por todo.

-Hyde…

-No, Tetsu, Arimatsu tiene razón. Tú siempre estás ahí para mí y yo… yo sólo te traigo problemas.

-Hyde, no digas eso. Mira, descansa, hoy ha sido un día muy largo para ti. Mañana…. Ya veremos. ¿Qué dices?

-Hasta mañana, entonces.

Se despidieron.

 

FIN DEL OCTAVO CAPÍTULO

 

Notas finales:

Cuéntenme qué les pareció. Sí? 

Lo único que me levanta el ánimo es leer sus reviews. 

Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).