Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El último partido por Fullbuster

[Reviews - 472]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Aquella noche, Kaito cayó como todo un angelito en su cama. Naruto fue incapaz, tras leerle su cuento, de separarse de él y es que… no podía dormir debido a los nervios por el partido del día siguiente. Era el partido decisivo para su equipo. Una derrota y estarían fuera de la primera división, una victoria y podrían ir a Tokio a enfrentarse a esos presumidos que entrenaba Sasuke Uchiha.


El bracito de Kaito se había colocado con dulzura en el pecho de su padre mientras Naruto, lo acariciaba con suavidad observando cómo dormía plácidamente, ofreciéndole un delicado beso en la frente endulzando sus sueños.


Intentó no darle muchas vueltas y dormir algo, aunque no fue prácticamente hasta la madrugada cuando consiguió dormirse junto a su hijo. Por suerte para él, su hijo no se parecía mucho a él, se movía poco y eso le dejaba dormir a gusto. Desde que nació Kaito, Naruto había tratado de controlar sus movimientos nocturnos para evitar despertarle, porque su padre siempre se había quejado de lo “movido” que era y no quería molestar a su hijo los días en que les apetecía estar juntos.


Se despertó gracias a que su hijo no paraba de reírse, moverse y zarandearle. Nunca pensó que ver la imagen del rostro de su hijo como primera imagen de la mañana fuera tan gratificante hasta que fue padre. Todos sus miedos durante el embarazo desaparecieron en cuanto tuvo a ese niño en sus brazos, pero dejó otros miedos en él, ser un buen padre. Tenía a Minato como referencia y eso era un alivio, porque su padre nunca le abandonó ni lo haría.


- Os he traído el desayuno – escuchó la voz de Minato.


- Gracias, papá – sonrió Naruto viendo cómo su padre dejaba la bandeja encima de la mesilla y acariciaba el cabello de su nieto.


- Voy a llevarme a este grandullón a darle un buen baño para que puedas irte a rehabilitación.


- ¿Rehabilitación? – preguntó Naruto extrañado – Se me había olvidado que había quedado con ese… chico – dijo al final - ¿Y tú cómo lo sabes?


- Porque ese chico está en el salón esperando a que despiertes.


- ¿Qué? – se sobresaltó Naruto incorporándose con rapidez - ¿Qué hace en mi casa?


- Pues… la reha…


- Ya sé – le interrumpió Naruto – él y su maldita costumbre de salirse con la suya.


- Está preocupado por tu muñeca.


- Ya… eso es lo que dice – susurró enfadado.


Mientras Minato se llevaba a Kaito a darle una ducha, Naruto se desperezaba para salir al salón. Ni siquiera quiso cambiarse el pijama, salió con él y con ese cabello revuelto que hizo gracia a Sasuke en cuanto le vio.


- Vaya… has tardado en despertarte – sonrió Sasuke.


- Ya… no me vengas con la tontería de que te preocupa mi mano cuando ayer tratasteis de tendernos una emboscada para que os enseñáramos nuestros trucos.


- Eso es cosa de Neji.


- ¿Es que no controlas a tu novio o qué? – preguntó Naruto enfadando a Sasuke.


- Si conocieras a Neji, sabrías que es imposible decirle algo.


- Ya… es decir… que te faltan huevos para decirle cuatro cosas bien dichas – sonrió Naruto sentándose en el sillón.


- Déjame ver esa mano, necesito comprobar cómo está para decidir si jugarás hoy o no.


- Voy a jugar y lo sabes – sonrió Naruto – me da igual si no estoy completamente curado, yo no abandono a mi equipo. Ganaremos ese partido y nos verás en Tokio para destrozar a tu equipo. Así tenga que arrastrar a un entrenador sin huevos y a un embarazado.


Sasuke detuvo el movimiento de su mano cuando estaba comprobando el dolor de Naruto al escuchar aquello. Estaba claro que lo del entrenador iba por él, pero el embarazado… eso no se lo esperaba.


- ¿Cómo que embarazado? – preguntó - ¿Hay alguien en el equipo embarazado?


Naruto pareció darse cuenta en ese momento de que su boca había sido mucho más rápida que su cerebro. Se le había escapado y ya no podía hacer mucho por evitarlo, lo había soltado.


- ¿Quién? – preguntó Sasuke.


- Dei – dijo Naruto ruborizado, apartando la mirada de su entrenador aunque al escuchar la carcajada de Sasuke, supo que algo estaba mal - ¿De qué te ríes?


- Oh, por favor… ¿De dónde sacas esa estupidez? Deidara no está embarazado.


- Pero… yo vi ropa y juguetes de niño en su casa.


- Quizá sean un regalo para alguien que esté embarazado – dijo Sasuke sonriendo – de lo que estoy convencido es que no lo está. No jugaría al lacrosse embarazado. ¿Estás loco? – preguntó Sasuke sin parar de reírse.


- Oh, mierda… Sakura está embarazada – dijo Naruto dándose cuenta de aquello – quizá le haya comprado algunas cosas y por eso las tenía en casa, querría envolverlas o algo.


- ¿Ves? Todo tiene una explicación – sonrió Sasuke – y… ¿esa Sakura es tu novia?


- ¿Qué te importa? Tú tienes novio – Sasuke le lanzó una de sus intimidantes miradas y al final, Naruto apartando la vista de él, contestó – No. Es la esposa de Lee, y antes de que preguntes… no, ninguna de las otras dos chicas eran nada mío. Ino sale con Sai y luego está Hinata que sale con Kiba, de hecho quieren casarse a no mucho tardar. Están ahorrando para la boda. ¿Y tú qué? ¿Para cuándo te casas? – sonrió Naruto enfadando más a Sasuke – porque… aún vas a casarte con él, ¿no? Pese a que soy yo el que te excito. ¿Pensarás en mí mientras te acuestas con él en tu noche de bodas? – sonrió Naruto observando el sonrojo que se le puso de golpe a Sasuke – disculpa mi poca delicadeza, soy de un pueblucho – dijo con una gran sonrisa imitando las palabras que solía utilizar Neji para referirse a él.


- Estás celoso.


- ¿No me digas? ¿En qué lo has notado? Te abrí mi corazón, te confesé cosas que no suelo decir y tú… me ocultaste algo demasiado importante. Creí que quizá… podría iniciar algo contigo pero ya veo que no.


- No sabes nada de mi relación con Neji.


- Sé lo necesario, que no le quieres pero que vas a arruinar tu vida y la suya en un matrimonio en el que ninguno seréis felices. Puede que sea de pueblo, Sasuke, pero no soy imbécil, no me trates como tal.


- Nunca te he tratado así.


- ¿Puedo jugar o no? – preguntó Naruto al ver cómo las yemas de los dedos de Sasuke rozaban sus dedos con delicadeza – no me he quejado de dolor y puedo girar la muñeca, ¿quieres que coja el stick y te lo demuestre? Puedo hacer el ejercicio que me pediste, puedo torcer la muñeca.


- Puedes jugar – le dijo Sasuke soltándole la mano y poniéndose en pie.


- ¿En serio? – sonrió Naruto.


- Sí, pero sigue con los ejercicios y el hielo. Aún no la tienes curada del todo. Suerte para el partido – comentó Sasuke marchándose.


Sasuke salió por la puerta no sin antes quedarse unos segundos atento a algo tras la espalda de Naruto, pero cuando cerró tras él, Naruto se giró viendo a su padre con su hijo en brazos que miraba sorprendido a Sasuke. En realidad los dos miraban con sorpresa aquello.


- ¿Qué? – preguntó Naruto hacia su padre cogiendo a su hijo en brazos.


- Te gusta ese chico.


- No digas tonterías, papá.


- ¿Yo? ¿Cuándo me has ocultado algo? Excepto el día que te quedaste embarazado y descubrí la prueba en la basura.


- Iba a contártelo… cuando lo asimilase yo – le excusó.


- ¿Ahora también ibas a contármelo cuando lo asimilases?


- No me gusta ese engreído. Sabes que no confío en los chicos.


- Una lástima, no parece mal chico – sonrió Minato.


- No dejaré que nadie se acerque a mí o a mi hijo, estamos bien así. Nadie nos traicionará de nuevo.


- No te traicionaron – le aclaró Minato claramente consiguiendo que su hijo abriera los ojos – fue un accidente, un accidente que trajo algo hermoso. No le diste una oportunidad al amor, Naruto.


- ¿Querías que hubiera buscado a su padre? – preguntó Naruto – a él no le importamos.


- Quizá no sabe nada, quizá no sabe ni que tiene un hijo. Os separasteis muy rápido.


- ¿Estás defendiendo a su padre?


- Sólo digo que a veces las cosas no son lo que parecen, Naruto. Quizá sí quiera a ese niño y no sepa que existe. No te molestaste en buscarle para decírselo.


- No sabría dónde encontrarle – dijo Naruto al final.


- Pero tampoco podemos echarle la culpa entonces – aclaró Minato con una sonrisa – fue sólo… el destino quien hizo que os cruzaseis.


- Odio al destino – aclaró Naruto frustrado y sonrojado, aunque no podía negar que su padre tenía razón. El maldito destino jugaba con su vida como si de un ovillo de lana se tratase en las garras de un gato.


A las seis de la tarde, todos se concentraron en el recinto donde se iba a celebrar el partido. La gente estaba entusiasmada por ver el partido, pero Neji estaba aún más emocionado después de haber llegado a ese beneficioso trato con tal de destrozar al equipo. Al menos si no podía evitar que ganasen, no estaría mal que no llegasen completamente en plenas condiciones. Era cierto que a algunos chicos no les había visto jugar la otra vez y otros… simplemente fingieron ser peor de lo que seguramente eran, pero hoy verían un poco el rendimiento en general de ese equipo.


- ¿Qué miras? – preguntó Naruto hacia Deidara.


- No me gusta la situación.


Naruto miró hacia Neji que sonreía y hablaba con Kakuzu. Estaba claro que Deidara presentía algo y no apartaba sus ojos de ellos. No podía negar que estaba preocupado también, pero como capitán, no podía hacer otra cosa que animarles.


- No te preocupes tanto y juega como sabes – le dijo Naruto con una sonrisa mientras tocaba el hombro de Deidara.


Todos se pusieron los cascos de protección y se colocaron en sus puestos. El pitido dio inicio a ese partido, que ya vieron que se les complicaría nada más empezar, pues en el saque inicial, Hidan fue el primero en caer al suelo tras un placaje de uno de los delanteros directo a su cintura. Hidan se quedó unos segundos en el suelo sorprendido por su caída, ni siquiera había esperado un golpe cuando ni llevaba la pelota. El primer punto fue para el equipo rival y Sasuke fijó sus ojos en un Neji que se divertía, sabiendo que algo había tramado pero sin poder hacer nada para demostrarlo.


Deidara fue quien se acercó a tenderle la mano a Hidan y ayudarle a ponerse en pie. Sonreía tras el golpe, pero no engañaba a nadie que le había dolido.


- Ten cuidado, van al hombre, no a por la bola – le sonrió Deidara.


- Lo acabo de ver – sonrió Hidan – pero a ese juego también sé jugar yo. Ocúpate de marcar en portería, yo te cubriré para que llegues a ella.


- ¿Estás seguro?


- Sí, subid la bola Naruto y tú, creo que Lee, Kiba, Gaara y yo podemos frenároslos.


Hidan llamó a los otros tres chicos para explicarle la nueva estrategia mientras Deidara cogía aparte a Naruto para comentarle que sólo se ocuparían ellos de marcar. Naruto miró al resto del equipo, no terminaba de gustarle la idea pero sabía que era la única solución. Afirmó con la cabeza y se golpeó con la mano el casco indicándoles que lo había recibido y volvió a su posición.


Las siguientes jugadas, ya no salieron tan bien para el equipo rival. Cada vez que trataban de cortar el paso a Naruto o a Deidara, algún defensa se cruzaba en su camino derribándolos antes de que alcanzasen a sus delanteros, por lo que a Neji, lentamente, se le iba borrando la sonrisa de la cara, mientras Gaara y Hidan la recuperaban al ver que empezaban a subir la diferencia en el marcador. Aun así, aquel partido no fue nada saludable, cuando todo acabó, habían ganado, pero a costa de moratones que no tenían muy buen aspecto. Hidan apenas podía ponerse en pie y Deidara tuvo que acompañarle hasta casa y tumbarle en la cama para que descansase. Al menos… todos estaban contentos… iban a primera división y su objetivo… era destrozar a esos niños ricos de ciudad.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).