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Percance por Huitzil

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Notas del capitulo:

Oh lo malo de mi es que soy impredecible pero para ser sinceros es mi unico defecto :3  asi que subo de una vez todo lo que tengo no se amontonen sus aplausos mentales me estan matando 7u7

OoOoOoOoO

SEGUNDO ACTO

- El Detective Inspector parece no traer su celular prendido señor.- Hablo Anthea continuando escribiendo en su celular -  y no parece querer contestar los demás-

Mycroft se extrañó sobre el comportamiento del Inspector – y… ¿El asunto del doctor Watson?-

- No hay mucha información sobre su acompañante, estamos haciendo todo lo posible para tenerle un reporte para antes de que caiga la noche.-

- Lo quiero antes y mi entrevista con el Detective Inspector Lestrade sigue en pie, si no contesta el teléfono pues entonces tomen las medidas que sean necesarias para llevarlo al lugar concertado para la “reunión” pero tiene que estar ahí a la hora fijada, no importa a que consecuencias o si lo tienen que llevar a rastras ¿entendiste?.-

- Si.-

Anthea salió del lugar con mucha prisa de entre todas las personas conocía el genio de su jefe y saber que estaba “extraño” en su comportamiento no le traería nada bueno ni a su trabajo y ni mucho menos a ella.

Mycroft estaba nervioso, la corbata le asfixiaba, le picaba el cuerpo, le sudaban las manos y le dolía el estómago. Dentro de un par de horas mas, vería al Detective Inspector a solas y era como tener nuevamente siete años en la casa, esperando a que su madre regresara del hospital.

OoOoOoOoO

Lestrade estaba esposado con sus propias esposas a su propio automóvil en aquel estacionamiento solitario -“estúpido Sherlock”- musito en voz baja casi escupiendo el nombre “estúpido Watson” pensó con fastidio, cansado de tratar de zafarse de aquellas esposas. No entendía muy bien como había terminado en esta situación así que hizo un hincapié en lo que había sucedido tal vez así cuando viera a ese par tendría suficientes ganas para matarlos a los dos.

Era fácil, estaba en su oficina, Sally acababa de salir despampanante cual colegiala después de burlarse de él acto seguido le marco a Watson, este contesto casi en seguida y después de quejarse con su “amigo” de su novio, el rubio ceniza le suplico que le tuviera paciencia a Sherlock que hablaría con su pareja cuanto antes pero que de todas maneras tuviera en cuenta su advertencia sobre los teléfonos y los automóviles. Media hora después Watson le marco por teléfono diciéndole que tenía que verlo con urgencia a “solas” en un bar para comentarle algo muy importante, juraría haber escuchado a lo lejos la voz de Sherlock decir algo como “le dije que no contestara” pero no le importo demasiado y tomo su gabardina para salir al estacionamiento pero cuando iba a su carro alguien.-(Watson) le llego por detrás y le administro algo mientras otro alguien.-(Sherlock) lo miraba con las manos metidas en la gabardina y con una gran sonrisa en el rostro, hasta dejarlo inconsciente. Cuando despertó estaba esposado a la puerta de su carro…

- ¡Malditos!- grito en una explosión de rabia, en el trabajo lo matarían por desaparecer, tendría que inventarse algo que no sonara tan estúpido como ser secuestrado y abandonado por Sherlock en quien sabe qué lugar. Tenía frio, se moría por un cigarro y por sobre todas las cosas se arrepentía de no haberse terminado ese café y esa dona que estaban en su escritorio.

OoOoOoOoO

Anthea estaba al borde de un chock emocional, seria torturada, asesinada y después, lo peor… despedida por su jefe ¡¿Dónde se había metido el maldito Detective Inspector Lestrade ahora?! ¡Por dios que solo era una persona!

Tomo aire y en el automóvil empezó a teclear rápidamente. Lo encontraría y no le importaba buscar hasta de bajo las mismísimas rocas si era necesario.

- Busquen en su casa, en la oficina, con sus amigos, en las áreas de trabajo, en el baño, cafeterías, restaurantes, busquen en las peluquerías, en los café internet, en las tiendas, tribunales, salas de audiencia, bibliotecas, en los acantilados, cementerios y en todo lugar donde quepa una persona, quiero al Detective Inspector vivo para antes de que caigan las seis de la tarde- ordeno por teléfono Anthea con el tono más severo que tenía – es de importancia Gubernamental.- y después de escuchar un “entendido” de la otra parte de la línea colgó para realizar una nueva llamada a los “ojos” de su jefe que eran todos aquellos que controlaban la seguridad de las cámaras, los pondría a analizar pixel por pixel si era necesario para saber cuál cámara había sido la última en ver al Detective Inspector pero de que lo encontraría lo encontraría o dejaban de llamarla Anthea.

OoOoOoOoO

-¿Espiarme?

- Si.-

- No es que no me moleste, porque me molesta… pero no creo que sea la mejor manera para hacer que tu hermano entienda que quizá está enamorado de Lestrade.- protesto John  preocupado por su amigo Greg y por la loca manera en la que se estaban tornando las cosas. Hace menos de tres minutos varios hombres entraron en nombre de la ley con orden y todo a revisar por completo todos y cada uno de los departamentos de la señora Hudson buscando a una persona con los mismos rasgos que Lestrade y cuando terminaron de peinar todo el lugar y de entrevistar a los inquilinos, sin decir más marcharon dejando todo como si no hubiera pasado nada, poniéndole la piel de gallina a Watson.

- Tu no conoces a Mycroft – se excusó Sherlock tomando su fiel violín para limpiarlo con cuidado – A él no le importa nada ni nadie y más cuando lo obtiene tan fácilmente, le aburre. Secretamente el también adora los misterios y Gavin es un libro abierto no hay nada de misterioso en él. Es tan aburrido como un día sin casos, por eso hago que mi hermano vea que no es tan, tan aburrido.

- Sherlock – interrumpió el rubio. – no deberías expresarte así de Greg.- vio con pesar como Sherlock ponía su cara de “¿Por qué no?” Watson se arrepintió de haberle dicho a su novio que quizá Mycroft estaba enamorado de Lestrade y que Greg solo necesitaba un empujoncito para también enamorarse del pelirrojo y con todo lo que había pasado con su ex-esposa, John creía que Lestrade también merecía ser feliz pero no a este costo – solo te pedí que fueras a comprobar si Mycroft sentía algo por Greg, no que iniciaras una clase de revolución contra tu hermano y un percance que atentara hacia el pobre de Greg.-

- No seas exagerado. Gavin está bien y no hay una revolución entre mi archienemigo y yo.-

- hermano, Mycroft es tu hermano.-

- Lo que sea, solo estas siendo muy melodramático y novelesco. No me mires así ¿Qué esperabas? Que fuera a decirle a mi hermano “el amor es lo más hermoso, invita a Gavin a salir, le gustan los restaurantes familiares con música, cómprale flores, un gatito, una guitarra y mímalo mucho porque tiene baja la autoestima gracias a su ex-esposa” ¡Bha! No pienses tonterías Watson ya mucho estoy haciendo por ti por conseguir llamar la atención de mi hermano para una cita con Gavin.-

- ¿Entonces?- pregunto herido Watson aunque resignado ya que sabía que Sherlock solo quería ayudar muy a su retorcida forma pero bueno, ayuda de buena voluntad al fin y al cabo. – ¿Debo de seguir fingiendo que voy a clases de baile?-

-Por supuesto. Si mi hermano me manda tu paradero y lo que has estado haciendo yo le mandare el paradero de Gavin.-

Watson se dio la vuelta y se dirigió a la cocina preocupado. No le gustaba nada la idea de que Sherlock supiera que hacia exactamente en sus clases de baile con sus compañeros y en especial no quería que los Holmes estuvieran acosando al mejor soldado que había conocido en la compañía y que era su amigo. Y no es como si no confiara en su actual novio pero bueno, digamos que precisamente el pelinegro no era muy bueno demostrando sus sentimientos, o reconociéndolos, o simplemente controlarlos. Es decir… Un Sherlock celoso era igual a un caos completo, con escena y berrinches y lo peor…sin sexo. Ya tendría Watson que planear que hacer para que los subordinados de Mycroft no se enteraran quien exactamente era el Capitán Rogers.

OoOoOoO

TERCER ACTO

-¡¿Perdido?!- exclamo Mycroft levantándose de su sofá asustado, su corazón estaba tan exaltado y temiendo lo peor que no se imaginaba un mundo sin aquella sonrisa que le gustaba mirar en la pantalla de su laptop de vez en cuando en secreto.

- Si señor.- respondió Anthea tratando de no sonar atemorizada aunque sus piernas parecían estar hechas de gelatina en este mismo instante.

- ¡Esto es increíble!- Exclamo enojado Mycroft, fuera de su papel de político frio e insípido, acercándose a su ayudante -¡Perdido! Y repito ¡PERDIDO! Es muy cómico, creo que estoy alucinando cosas, escuchando cosas que no son, querida mía ¿Podrías repetirlo de nuevo?-

- y aunque el tono dulce de al final sonaba tierno y amoroso, Anthea sabía que era mejor que el diablo en este momento saliera a la superficie para sacarle los órganos y bailar sobre su cuerpo inerte antes de su jefe utilizara una vez más ese tono.-

- El Detective Inspector está perdido, solo quiero posponer un poco más su encuentro señor, le aseguro que para las ocho de la noche ya abre encontrado al inspector.-

Mycroft camino a la ventana, no se encontraba en las mejores condiciones pero no podía ser un bastardo y cobrárselas con su fiel ayudante Anthea. Trato de tranquilizarse, empezó a pensar en frio hasta que pudo hablar.

- ¿qué hay del servicio secreto de la reina?

- ya están indagando con sus compañeros y peinando la ciudad de la manera más discretamente posible.

- y ¿el FBI?-

- están manejando todas sus redes e interceptando todas aquellas llamadas realizadas en busca del inspector incluso vía satélite.-

- Correcto… puedes retirarte Anthea avísame si hay alguna información. Por cierto no olvides al Doctor Watson por favor, me es de vital importancia que me des información sobre él, sospecho algo, que es mejor no sospechar.-

Anthea vio la espalda de su jefe por un momento y salió  a toda prisa de la oficina, no se atrevió a contestar, si su jefe en este momento le hubiera ordenado que saltara del puente de Londres con una piedra atada a su tobillo ella hubiera respondido de la misma forma y se marchó a toda prisa marcando por celular para pedir informes respecto al Doctor Watson.

Mientras tanto Mycroft también tomo su celular y con calma empezó a teclear unos números, el pitido en la otra línea se escuchó y enseguida la voz de una mujer que seguramente era una operadora. El pelirrojo espero a que terminara de hablar y sin inmutarse cuando termino la mujer respondió.

- Oxfords, not Brogues.

OoOoOoOoO

-Parece que algo interesante se está cociendo haya abajo. El hombre de hielo… jugando de aquí para allá con todos sus soldaditos.- musito Jim Moriarty poniendo su mano en el cristal de su ventana viendo la pequeña ciudad desde lo más alto. – es como si me quisiera dar a entender que él es rey de esta ciudad – A quien iba dirigido aquel inocente comentario no respondió continuo su lectura como si nada, pretendía ignorar al castaño todo lo que pudiese ya que continuarle en la plática era continuarle en un juego que no terminaba bien… o cuando menos no para él, solo pretendía hacer su papel en la vida que era sobrevivir.

- Oh… mi dulce cariño, tu papel también es amarme, disfrutarme acariciarme, mimarme y adorarme.- Ya no le sorprendía que su jefe fuese el único que viera a través de su persona y sus pensamientos incluso aquellos que temía tener. – Ya no seas un amargado.- reclamo Jim acercándose a Moran con sensualidad y con lentitud, le aparto el libro que traía en las manos arrojándolo al suelo para sentarse en cuclillas sobre sus piernas, moran rodo los ojos con fastidio - ¿No me quieres tigre?- pregunto con inocencia y ternura Moriarty.

– Los demonios más peligrosos son los que te susurran palabras tiernas al oído – Sentencio Moran torciendo la boca y no es que no valorara su vida pero tenía en claro que algún día terminaría y si algún día moría por lo menos quería que alguien dijese “este fue muy valiente o muy estúpido como para retar al hombre mas peligroso de todo el mundo”

- Solo eres estúpido cariño.- interrumpió sus pensamientos Moriarty leyéndolos como si los estuviera hablando en voz alta.- (de nuevo) – pero ya dilo, quiero escucharlo de tus labios, dime que si me quieres tigre –

- Te quiero – murmuro Moran, su voz era fría casi gélida sin ninguna emoción expresada en ella era él te quiero más falso que había escuchado Moriarty en toda su vida.

- Me recuerdas al larguirucho del hombre de hielo vamos tigre… dímelo otra vez pero con más entusiasmo – Moriarty comenzó a frotar sus caderas sobre Moran y este ya no soportaba tantas provocaciones, tanto…. Tanto de la persona que más amaba sobre la tierra. – Dime que me amas tigre.-

 Así que sin poderse contener, de la manera más brusca tomo a su jefe de aquella pequeña y débil cintura para acercarlo a su grotesco cuerpo, lo jalo de la nuca para estamparle un beso directo en los labios. Introdujo la lengua a la boca ajena sin pedir permiso.- (no lo  necesitaba) y empezó a degustarse de aquel dulce sabor que eran los labios más tersos y malvados del mundo, en un impulso mordió el labio ajeno hasta hacerlo sangrar.

- ¡Aunch! ¡No!- se quejó Jim molesto – Moran ya no quiero jugar contigo eso me dolió… ¡No! ¡Suéltame maldito militar inservible!- pero Moran ya no podía entender la palabra “no” el travieso Jim había despertado a la bestia y tenía que hacerse responsable por eso – No quiero jugar más contigo soldado de…- y antes de que siguiera quejándose y resistiéndose su jefe Moriarty, Moran lo domino, sujeto sus muñecas con fuerza llevándolas a los costados y continuo besándolo, pasando su lengua por aquella tibia y cálida herida de la que emanaba aquel delicioso sabor metálico hasta que las quejas de dolor no fueron más que suspiros afrodisiacos

- Tigre… ah, ah, esp… ¡Ah! Dios eso se siente tan…T-te voy a quemar… yo voy a… Uhm…-

Moran era un experto francotirador conocía a la perfección las armas   y también, los puntos más débiles de aquel consultor criminal, sintió las manos traviesas del otro quitarle la camisa y apegarse a su cuerpo para arañarle la espalda con fuerzas y con ahínco, como deseando apartar la carne humana y fundirse simplemente en el alma del otro, aunque Moran sabía que Jim lo hacía más por maldad y por venganza que por necesidad y amor pero no le importaba eso le dejo de importar hace tanto tiempo durante tantas veces.

- Moran, quiero ir a jugar con Sherlock y con su mascota.- dijo Jim interrumpiendo el camino de besos que Moran hacía en su cuerpo, el rubio de mirada muerta lo vio por primera vez y no hacía falta hablarlo para saber que aquel soldado se preguntaba el “porqué” de aquella interrupción – me muero por decirles que yo también tengo una mascota y que no es un perro como el que tiene el virgen o una manada de lobos como el hombre de hielo, quiero que conozcan que mi mascota es mejor, es un mortal Tigre.-

- ¿y qué harás?- pregunto curioso Moran sin moverse de su lugar – porque digo, casi siempre estoy a distancia cuidando ese trasero que te gusta tanto poner en peligro.-

- Debes cuidar tus cosas cariño mío, si no lo haces tú, nadie más lo hará.- contesto Moriarty desasiéndose de su camisa y corbata – Me gusta hacer bailar a Sherlock, no podrás creerlo pero me entere por la inocente de Molly que secuestro al Detective Inspector y quiero saber porque.-

 - esa zorra ¿cómo lo supo?- respondió enojado Moran alejando a Moriarty, casi se le olvidaba que a este solo le importaba Sherlock y no estar aburrido, valla y el tonto que seguía cayendo ante sus infantiles encantos.

- Ella le dio unos medicamentos de Barts, unos que no son muy sencillos de conseguir…No mi amor, no pongas esa cara, eres al único que de verdad deseo, al único que le permito tocarme y hacerme gritar como gata en celo, no… no pongas esa cara, es solo que no me agrada ver a Sherlock siendo feliz y el bueno de una película, además para todo ángel existe un demonio ¿cierto tigre? ¿Por qué no ser ese demonio?-

Jim Moriarty tomo del rostro a su soldado y estampo un beso en aquellos labios con lujuria y deseo arrastrando al otro a ese abismo del que ya no saldría una vez dentro.

- creo saber dónde dejo a nuestro inspector nuestro títere Holmes, solo hay que ir por el.-

- ¿El virgen o el de hielo?

- El virgen amor mío, solamente el virgen. Al hombre de hielo no le importa nadie más que no sea su maldita paz, vez como no le importo darme toda la información de Sherlock, su propio hermano, con tal de estarme quieto, a ese hombre en verdad que no le importa nadie, es por eso, que para molestar al virgen moveremos al inspector de lugar.-

- Pues no iras – demando Moran tomando de las caderas a su amante – No hasta que te deje totalmente agotado.-

Moriarty sonrió con picardía… como adoraba a ese soldado cabezota.

OoOoOoOoO

Greg seguía esposado a su automóvil, volvió a jalar su muñeca con desespero, ¿Por qué las cosas no eran como en la tv? En donde podías sacar tus manos de estas cosas o con un pasador violar la cerradura y ser libre. Resignándose una vez más suspiro cansado hasta que escucho una risa, más parecida a una burla que a otra cosa a un lado suyo.

- La fiesta no termino muy bien ¿he?-

Lestrade alzo la vista hacia quien hablaba. Era un hombre, de piel apiñonada, cabello rebelde, corto pero con todo el aire de un empresario, barba de candado y unos lentes para el sol.

- ¿Te parece gracioso?- pregunto molesto Greg.

-¿Qué?- pregunto el morocho, volteando a varios lados a la vez, fingiendo demencia y señalándose a sí mismo – Yo no dije que fuera gracioso, ¿Cuándo lo dije? Aunque tienes que aceptar, que lo es.- Greg movió la cabeza negativamente ¿Por qué de entre todas las personas él se tenía que topar con los que estaban más locos?

- Estoy buscando a un capi idiota, ¿no lo has visto? Alto, fortachón, rubio, con ojos azules, no es de por aquí pero me han pasado esta dirección aunque veo que solo es un estacionamiento abandonado.

- No.- respondió Lestrade mirando al suelo sin pedir más especificaciones.

- Oh, está bien, mal día, lo entiendo. No te preocupes ya me voy, regreso por donde llegue, no valla hacer que seas un terrorista, adiosito.-

-¡Espera! Ayúdame… por favor.-

- No.

- Por favor, soy el Detective Inspector Gregory Lestrade, no un terrorista ni nada puedes verificarlo en mi cartera, creo que está en la guantera de mi automóvil y podría ayudarte a buscar a tu amigo perdido.-

- ¿Qué me garantiza que lo harás?-

- pues creo que nada, aunque no tienes una garantía de que no lo hare- respondió Lestrade alzándose de hombros a lo que el moreno se quedó pensando y se acercó al hombre.

- esta es mi buena acción del día, supongo.- respondió acercándose a las esposas y sacando de su bolsillo una pluma – No mires.- ordeno y Lestrade accedió, ya no le importaba si aquel hombre cortaba las esposas con los dientes el chiste es que lo liberara. – Por cierto soy Anthony Stark, llámame Tony, no me gusta que me llamen por mi apellido me hacen sentir viejo.-

- ¿Qué te trae por la ciudad Tony?-

- Una reconciliación asombrosa como nunca la hubo, es eso o una pelea colosal entre titanes, cualquiera de las dos, salgo victorioso.-

De la nada el peligris sintió como su mano era liberada, por instinto la acuno sobre el pecho sintiendo sobre ella la sangre fluir. Ángel o demonio este hombre le había ayudado y el haría lo mismo.

- Pareces muy confiado en que vas a ganar.-

- No lo parezco, lo estoy.- sonrió el moreno – ahora es tu turno de cumplir tu parte del trato.-

- Ven, te llevare a la estación y ahí empezaremos con la investigación, será más fácil.-

- No me subiré a ese carro ni muerto. Ven, te mostrare a mi nene y nos iremos en él, no aceptare viajar en otra cosa.

Lestrade alzo una ceja y levantándose de hombros acepto de buena gana, de todas formas ahora que estaba libre podía ir y venir por su coche cuando quisiera.

- Me muero de hambre.- gruño Stark saliendo del lugar con calma y elegancia aunque sin olvidar la petulancia natural.

- Conozco un lugar donde venden unas donas riquísimas.-

-¿Acaso a todos los policías los entrenan para comer donas? O simplemente es una competencia para ver quien engorda primero – nuevamente Tony mostraba esa gran sonrisa burlona sobre su hermoso rostro.

- Pues…. Las donas saben muy buenas y son de rápido acceso.- Dijo Lestrade sonriendo, aún estaba pensando en aquella dona de chocolate sobre su escritorio, lo que daría por comer otra igual – extremadamente grasosas y esponjosas, llenas de calorías, dulces, con su forma ridículamente circular, suculentas, deliciosas y tan perfectas…

- ¿Seguimos hablando de una dona?- pregunto Tony deteniéndose en breve y bajando un poco los lentes obscuros que llevaba para mirar a Lestrade.

-Entonces ¿si quieres ir por una dona?-

 Tony torció un poco la boca, junto los labios y continuo caminando su carro no estaba muy lejos - ¿dónde dijiste que estaban? –

OoOoOoOoOo

to?

Notas finales:

espero leerlos en un futuro proximo, se preguntaran porque stoy metiendo tantos personajes :3 bueno solo me queda contestar que es mi fic y hago lo que quiera con mi fic XD y les doy un adelanto de lo ultimo que tengo...

 

CUARTO ACTO.

- ¿Cómo es que habían terminado un detective consultor, un criminal consultor y un kingsman en el cuarto de un motel barato?

 

 

 


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