Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Paraiso Robado. por Seiken

[Reviews - 236]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

-¿Que vamos a hacer ahora? 

 

Kardia se preguntó mordiendo una manzana, observando a Degel tratando de convencer a Camus de no cometer ninguna locura, que Zeus no daría con él, que no lo dañarian, a él o a su familia, mucho menos a sus gemelos. 

 

-¿Como derrotar a ese maldito dios? 

 

No encontraba ninguna respuesta y eso le hacía enfurecer mucho más aún, odiar al destino, pensar, que lo mejor era no embarazarse de nuevo, asi no sufriria su único hijo, pero al no nacer, no tendría sentido alguno, el tratar de protegerlo de esa forma. 

 

-Como… 

 

Según las enseñanzas que Krest les había inculcado, existían tres dioses principales, Zeus, Hades y Poseidón, Zeus debería estar dormido toda la eternidad, Hades despertaba cada tanto tiempo protegiendo a ciento ocho espectros con su cosmos, Poseidón de igual forma despertaba cada tanto tiempo, tenía siete generales, que protegían al que nacía para ser su encarnación en la tierra, como lo era Sasha. 

 

-¡Poseidon! 

 

Pronunció emocionado, pensando que debían buscar a Poseidón, el dios del mar, porque bien recordaba que ese dios era un traidor, que había conspirado en contra de Zeus, al menos, eso decían los mitos. 

 

-¡Debemos despertar al dios del mar! 

 

Degel y Camus le observaron con una interrogación en su rostro, sin saber a qué se refería con eso, de que les serviria buscar al dios del mar, seguros de que no querria brindarles ayuda si es que lograban encontrarlo, despertarlo, romper los sellos que le encerraban en su prisión. 

 

-¡Y tu sabes como llegar a la Atlántida! ¡Tu nos puedes llevar a ese templo! ¡No es verdad mi querido Degel! 

 

Kardia había escuchado en alguna ocasión que uno de los alumnos de Krest tenía sangre Atlante, que era de la familia Solo, un miembro perdido que había llegado por pura casualidad al santuario, él sabía que se trataba de su amado alfa, que era tan listo, que creció en Siberia, en una zona cercana a una de las entradas a uno de los pilares de Poseidon.

 

-Estoy seguro de que con tu ayuda podemos llegar al templo de poseidón, tomar el tridente y usar su cosmos.... 

 

Degel no entendía del todo porque Kardia sonaba tan emocionado, porque no había forma de derrotar a Zeus, la unica forma era si su diosa estaba de su lado y con ella, la victoria, sin embargo, en otras guerras, Athena no había traicionado a su padre, temían, que en ese momento tampoco lo hiciera. 

 

-¿De que nos puede servir ese tridente? 

 

Kardia no estaba del todo seguro, sin embargo, todo el poder que pudieran tener podria servirles, sino pasaba, el mismo destruiría cualquier oportunidad que tuviera Zeus de tomar a su pequeño, aunque eso significaba perder su sueño de dar a luz. 

 

-No lo se, pero tampoco nos estorbaria. 

 

Kardia estaba furioso, sin comprender porque su alfa no deseaba buscar el tridente, quien suspiro, colocando sus manos en sus hombros, para abrazarlo poco después, con afecto, con cariño, cuidando de él, pensando que si su escorpión creía que debían ir por el tridente de Poseidón, eso harían. 

 

-Iremos por el, no temas mi escorpion, encontraremos el tridente y la forma de proteger a nuestro Camus. 

 

Camus les observaba en silencio, ocultando sus sentimientos, su temor, algo casi imposible, cuando el dios del trueno deseaba lastimarlo, matar a sus padres, destruir a su escorpión, a sus gemelos. 

 

-No harán eso, necesitamos que busquen a Sasha, Athena debe regresar al santuario cuanto antes. 

 

Quien daba esa orden era Sage, vestido con su túnica blanca, con sus tocados y collares, su casco, a sus espaldas estaba Hasgard, que sería al guardaespaldas del patriarca hasta que triunfarán o perdieran la vida. 

 

-Y con ella, la diosa de la victoria regresará al santuario. 

 

Sin ella, no la tendrían, y sin importar sus esfuerzos, perderian la guerra que se avecinaba, que se les costaría demasiadas vidas, que se llevaría a los dioses consigo, muchos de ellos, destruyendo la realidad que conocían, transformándola en algo muy oscuro, si la historia que contó Minos, eran ciertas. 

 

-Deben irse, no pierdan más tiempo.

 

Camus no supo que decir, no sabia si tenia que seguir a sus padres, o quedarse, asi que el patriarca, observandolo de pies a cabeza, sonrio, encontrando el parecido a Degel sumamente alentador. 

 

-Ve con ellos, guerrero de la esperanza, necesitaran toda la ayuda posible. 

 

Sage estaba a punto de retirarse, sin embargo, se detuvo, sosteniendo las manos de Kardia, que había sufrido demasiado al perder a su pequeño, que se culpaba por ese error cometido por el, al permitir que se embarazara tan joven, sin embargo, podía ver que su sueño se había hecho realidad. 

 

-Muchas felicidades Kardia, se ve que tu pequeño será muy fuerte, tiene el brillo de tus ojos. 

 

Kardia asintió, emocionado, para abrazar al patriarca como lo hacía cuando era un hombre maduro, un alfa de cabello blanco como la nieve, riendo y sonriendo, feliz al escuchar esas palabras, porque no había podido digerir muy bien, que seria madre, que daría a luz, que no había sido su culpa. 

 

-Muchas gracias gran patriarca, muchas gracias maestro Sage… 

 

Sage llevo una de sus manos al escorpión que lo abrazaba, con una sonrisa que reflejaba la ternura que sentía por sus muchachos, aquellos que vio crecer y entrenar hasta ese momento, sorprendiendo demasiado a Camus, porque no era de esa forma que se imaginaba al patriarca que Shion describia como un hombre injusto, desalmado. 

 

-Siempre tuvo razón, siempre tuvo razón, no me mentía cuando dijo que no era nuestra culpa. 

 

Degel no sabía que Sage le había dicho que no era culpa suya, pero no se sorprendía por ello, Sage era el mejor líder que podrían tener, un hombre justo, amable, que velaba por todos ellos, aun aquellos que lo despreciaban. 

 

-Me alegro mucho por ustedes, pero no hay tiempo que perder, deben ir por nuestra diosa. 

 

*****

 

Radamanthys se quitó el casco que perteneciera a su dios cuando ingresó en la habitación de su hijo, que estaba recostado en la cama, inconsciente, a su lado estaba el gigante, sosteniendo su mano con fuerza, con ternura, si es que los dos sentimientos podían mezclarse. 

 

-Soñaba con verte, con ser una familia, pero nunca se dio cuenta que nuestro padre no lo ama lo suficiente para perdonar su origen de nacimiento. 

 

Radamanthys se sentó al otro lado, sosteniendo la muñeca de su hijo, que se veía sumamente cansado, dañado, no de forma física, sino de forma psíquica, haciéndole preguntarse qué le había pasado. 

 

-Le daba a beber de esa agua y no se si sus recuerdos son reales o no, si en realidad vio a su padre asesinando a su madre, o eso lo implantó nuestro padre. 

 

No supo qué decir al respecto, tratando de usar su cosmos nuevo, ese que le había otorgado su dios, como si pudiera realizar lo que Hades hacía con ellos, cuando deseaba curarlos, un regalo que solo le otorgaba a sus fieles guerreros. 

 

-Nos quería… supongo, no se si aun lo hace, pero se que le recordaba que se parecía a Minos, a quien había matado a su madre y a su único amor, le decía una y otra vez que era la pluma del cuervo. 

 

Tifón beso la mano de su amado, cerrando los ojos, al mismo tiempo que llevaban a Minos a otra cama de esa enorme ala de curación, en donde empezaron a tratar sus heridas, que eran demasiadas, tal vez perdería uno de sus brazos, no estaban seguros. 

 

-Eso le afectaba, le dolía mucho… 

 

Radamanthys empezó a acariciar la frente de Aquiles, con ternura maternal que no sabía que tenía, siendo él un guerrero fiero en el campo de batalla, siempre quiso tener un niño o niña, uno nacido de su cuerpo, cargarlo entre sus brazos, un sueño de infancia que pensaba dejó de tener, pero al ver al chico en esa cama, al saberse embarazado, se dio cuenta que aun deseaba dar a luz, ser madre. 

 

-¿Si tuviera la oportunidad de vivir sin Eros, sin ser educado por él, sería lo mejor para mi Aquiles? 

 

Tifón era el único que podía responder esa pregunta y aunque sabía que de cambiar su pasado, probablemente no lo conocería y no se amarían como lo hacían en ese momento, porque su Aquiles sería protegido por el grifo y el wyvern, en el Inframundo, su corazón, su amor, le decía que eso era lo correcto, que eso era lo mejor para su amado. 

 

-Te necesita, no se si necesita de Minos, porque no se que clase de hombre es él joven, no este que ha perdido todo y eso le ha enseñado lo que en realidad vale la pena, pero tu eres bueno, tu lo reconociste desde un principio, tu lo amas, no es verdad, aunque ni siquiera lo conoces, tú lo quieres, así que… 

 

Asintió, lo mejor era que no creciera a lado de Minos, el no perdonaría que Aquiles fuera el hijo de su enemigo, que su concepción no haya sido realizada con amor, que no fuera parte de su sangre y además, deseaban quebrar la mente de Radamanthys, dejando solo a su amado.

 

-Lo mejor es que crezca contigo, no se si con el grifo, pero si lejos de nuestro padre, que no podrá ignorar que el nació de Minos, o como fue fecundado.

 

Radamanthys asintió, aunque no pudo ocultar su sorpresa al darse cuenta que Tifón sabia como fue fecundado, viendo como sonreía con cierta tristeza, porque él había estado presente en esos momentos, lo había visto y había usado su cosmos para evitar que Minos siguiera lastimando a su omega, que no dejaría de luchar contra él. 

 

-Mi viejo yo deseaba nacer de tu cuerpo, el viejo yo que duerme en el vientre de Manigoldo y estaba predestinado que me dieras a luz, pero… mi amor por Aquiles, me hizo buscar a alguien más, alguien que me necesitaba para sobrevivir, pero aun asi, yo use mi cosmos para evitar que Minos siguiera lastimandote, se que es un soldado sádico, el que nació bajo el influjo de nuestro padre.

 

El que había muerto cuando Valentine murió, cuando Eros le negó su cosmos y así no pudo defenderse, el nuevo alfa, Minos, se parecía tanto a su hermano, al que había perdido, que no podía odiarlo, tampoco conciliarlo con aquel a quien le temía.

 

-Pero si se parece un poco al viejo grifo, entonces, supongo que cuidara de su pequeño y de su omega, y eso es lo único que deseo, aunque sea cruel con todos los demás, si es bueno con ustedes, eso es lo único que me importa. 

 

-¿Lo amas? 

 

Tifón pensaba que era obvio que lo amaba y que le amaban, pero también era obvio que no se trataba de su alfa, que no era el ser elegido por la diosa Hera para estar a su lado y eso le rompia el corazon. 

 

-Más que a nada en este mundo. 

 

Radamanthys al ver que los sanadores abandonaban el cuerpo de Minos en esa cama, decidió dejar solos a los amantes, para acompañar a su alfa en su inconsciencia, escuchando un susurro, como si buscara algo. 

 

-Dime cuando despierte, mientras tanto, los dejare solos. 

 

Tifón asintió con una sonrisa, dejando que Radamanthys se marchara, caminando unos cuantos metros, para sentarse a lado de Minos, que susurraba su nombre, lo buscaba aun en sus sueños, quien se calmó, cuando tocó su mano, cuando liberó unas pocas de sus feromonas. 

 

-Estoy aquí… no temas… 

 

Le informo corriendo unas cortinas gruesas, para tener un poco más de privacidad, deseaba estar junto a su alfa, mientras aún fuera él mismo, temiendo lo que pasaría, si Eros lograba quebrar su mente, si acaso lograba recuperarlo. 

 

-Minos, aquí estoy. 

 

*****

 

Manigoldo vio salir a Yato, deteniéndose unos instantes, llevando sus manos a su cintura, con una expresión distante, pensando en Aspros, en lo que había sucedido en esos últimos días, llevando una mano a su rostro, tratando de controlarse para no llorar. 

 

-Aspros… 

 

No entendió por mucho tiempo como era que su amigo había caído tan bajo, como pudo lastimarlo tanto, cuando en el pasado confiaba en él, habría dado su vida por él, y aun así, de un momento a otro, su amigo, su ejemplo a seguir, se convirtió en una pesadilla, en un monstruo. 

 

-Voy a salvarte… 

 

Era una promesa para ambos, que sabía su alfa no aprobaria, pero tampoco le estaba pidiendo su opinion y si era la clase de hombre que pensaba, le ayudaria, solo porque eso era lo justo, eso era lo correcto al fin y al cabo, defender a quien lo necesitaba. 

 

-Estupido dios, estúpido dios Eros… 

 

Cuántas vidas, cuántas vidas había arruinado únicamente para realizar su voluntad, aun la vida de su amado, de su objeto de deseo se vio destruida, pudo verlo en esa batalla, en la expresión de dolor de los tres espectros, los tres sufrían. 

 

-¡Maldito! 

 

Estaba enojado, estaba furioso, porque si ese dios no hubiera lastimado a su amigo, si no le hubiera atacado por la espalda como los cobardes, no habría tenido que sufrir, aunque, no estaba del todo seguro de lo que pasaría con su alfa, si su sueño se habria vuelto realidad, si acaso Albafica habría padecido la peor de las condenas. 

 

-¡Me las pagaras, vas a pagarmelas! 

 

Manigoldo entonces cerró los ojos, con una expresión que trataba de ser burlona, pero era mas de dolor, de sufrimiento y arrepentimiento, pena por quien sabía era su amigo, quien sabía podía ser un buen hombre, pero le arrebataron la forma de lograr su sueño. 

 

-Pobre Aspros… nada de esto es tu culpa. 

 

Tuvo que limpiarse unas lágrimas que habían escurrido en su rostro, que manchaban su piel, respirando hondo, para tratar de calmarse, no deseaba que Albafica se preocupara por él, ni tampoco deseaba explicarle sus razones, su sueño, las que le llevaban a tomar la decisión de salvar a su viejo amigo. 

 

-Te salvaré… 

 

Poco después salió de esa habitación, esperando que su alfa no se diera cuenta de su sufrimiento, pero lo hizo, lo noto al verle tan triste, tan cabizbajo y sabia la razon de eso, de su sufrimiento.

 

-Te ayudare a salvarlo, aunque… no entiendo tus razones, pero… no tienes porque explicarlas. 

 

Manigoldo abrazo entonces a su alfa, llorando en su regazo, una vez que se dio cuenta que no había nadie presente en ese lugar, solo su alfa, que acariciaba su cabeza con delicadeza, aferrándose a su calor. 

 

-Se que no… 

 

Intentó disculparse, pero Albafica llevó sus dedos a sus labios, silenciandolo con estos, no necesitaba ninguna clase de explicación, haría lo que su omega le pedía, pero al mismo tiempo, si lograban liberar a su enemigo de esa flecha y veía que sus intenciones no habían cambiado, lo mataría, de alguna forma lo mataría. 

 

-No tienes que decirme nada, en verdad, Manigoldo, no tienes porque decirme nada. 

 

*****

 

Aspros había pasado casi los mismos años que Minos el viejo en esa tierra, planeando su venganza, su rescate, viendo como su conejito caía en el suelo, como sus hijos eran arrebatados de su lado, como mataban al suyo, para dejar vivo al que era de Albafica, el que se decía a sí mismo Tifón. 

 

También recordaba que Eros había destruido a su hijo, a su primogénito nacido de su amor por su conejito, pero, no era el momento de vengarse, aún no, tenía la sangre de albafica en una botella, el veneno que destruiría a los dioses, al dios del rayo, dejando su cosmos, su poder, para que cualquiera lo pudiera tomar. 

 

Un acto que Minos el viejo deseaba realizar, un plan maestro, sublime, pero ejecutado por la persona equivocada, un alfa inútil que dejo que apartaran a su omega de sus brazos, no obstante, esperaba que comprendiera su punto de vista, todos podían tener aquello que deseaban si mataban a Zeus. 

 

El tendria a su conejito y usaria al cinturón de Afrodita si era necesario para enamorarlo de él, un cinturón, que estaba en la posesión del mismo Minos, del Minos viejo, que había matado a la diosa para robarle sus tesoros, sin que los demás se dieran cuenta, tal vez para apartarlos de ese mundo, tal vez para usarlos a su antojo, no lo sabía, tampoco le importaba. 

 

Minos a su omega, sano, feliz, consciente, su guerrero fiel, su amado hermano menor, si los mitos eran ciertos, convirtiéndolo en una clase muy especial de pecador, pero quién era él para cuestionar el amor, cuando se enamoró perdidamente de su conejito. 

 

-Cuando llegue Minos, no dejen que vea a Zeus, quiero recibirlo en persona. 

 

Quería su paraíso, conquistarlo y recuperarlo en la forma de sus gemelos, aunque uno de ellos no fuera de su sangre, no era tan cruel como para lastimar a su amado dañando a uno de sus pequeños y podía fingir, que los dos eran suyos, todo por el bien de su conejito. 

 

-Espero que como Alfas nos podamos poner de acuerdo, los dos amamos a nuestros omegas.

 

*****

 

Minos despertó poco tiempo después en una cama cómoda, sintiendo vendajes cubriendo su brazo, su torso y cada una de las heridas que Eros le había hecho, cuando imitaba perfectamente un gato jugando con un canario. 

 

-¿Porque lo hiciste? 

 

Pregunto, después de aspirar, descubriendo el aroma de su omega a su lado, con los brazos cruzados delante de su pecho, sin mirarlo siquiera, pero despierto. 

 

-No lo sé, sólo sé que no pude permitir que te asesinaran… tal vez fue mi instinto, o verte ensangrentado, ver al otro asesino de mi alfa elegido, tal vez, saber que Eros ha estado torturando a mi hijo, porque le dio a beber de esa agua, su mente está quebrada, el ha sufrido mucho y no podría perdonarlo por eso. 

 

Minos desvío la mirada, pensando que era demasiado absurdo pensar que lo amaba y que por eso le defendió, sintiendo la mano de Radamanthys posarse en la suya, en la que no estaba rota. 

 

-Y me doy cuenta que Aquiles sufrirá mucho si permito que Eros lo adopte, sin contar que desea quebrar mi espíritu, mi mente, dejarme como un maniquí, como esos omegas de esa ciudad. 

 

Minos mantuvo su mirada en alguna otra parte que no fuera su omega, sintiendo como empezaba a llorar, comprendiendo que no era justo, pero que deseaba escuchar que lo querían, al menos un poco. 

 

-Y de alguna forma, pienso que tu te enfrentaste a él, para evitar eso, mi destrucción, por eso es que estás aquí, no es verdad, porque me prometiste que nunca dejarías que yo me viera como uno de ellos. 

 

Minos volteo a verle sorprendido, recordando la forma en que se rompió, todo ese dolor producido por su culpa, aunque le amaba demasiado y daría su vida por él, sabía que él culpable de esa ruptura fue él. 

 

-Tal vez para ti no sea más que un monstruo, pero yo se que te amo, que siempre te quise y que no tolere perderte, todo lo que hice fue por una mera oportunidad para estar a tu lado y aunque se que no me amas, que nunca me corresponderas, también se que… 

 

Radamanthys colocó un beso en el dorso de la mano del antiguo guerrero, del grifo, con una sonrisa triste, levantándose de la silla, para sentarse a su lado. 

 

-La tristeza de tus ojos es tan profunda que me rompe el corazón, el viejo yo... el joven de Creta llora por ti, el juez te tiene lástima, lo que resulta de ambos, el omega, siente tu dolor, también tu amor. 

 

Minos no se atrevió a pronunciar un solo sonido, observando como Radamanthys se iba acercando más a él, para besar sus labios con delicadeza, un beso suave, seguido de un suspiro. 

 

-Aún recuerdo lo que sentía en el Inframundo, cuando me besaste esa última vez, aun te quiero.

 

Radamanthys se recostó a lado de su cuerpo, recargándose en su pecho con delicadeza, para no lastimarlo, cerrando los ojos con un suspiro cansado, sintiendo como Minos, con su brazo sano lo acariciaba, sin entender su comportamiento. 

 

-No es justo que yo sea quien reciba esta respuesta o este afecto, él merece… 

 

Radamanthys llevó sus dedos a sus labios, con una expresión que le decía lo absurdo que pensaban eran sus palabras, acariciando su mejilla poco después, suponiendo que en otros mundos Eros era su guardián, en otros mundos Minos lo destruyó, pero en este mundo Minos lo salvó, lo protegió del olvido. 

 

-El tendrá muchas décadas para estar conmigo, tú... tal vez dejes de existir, o tal vez regreses a ese mundo del que huiste, así que, yo deseo estar contigo, al menos unos minutos, en lo que despierta nuestro Aquiles, que está tan quebrado. 

 

Minos al escuchar esas palabras empezó a llorar, abrazando a Radamanthys, con su brazo sano, aferrándose a su cuerpo sintiendo como su omega le correspondía, sintiendo que todos sus sacrificios habían valido la pena, por ese momento. 

 

-Radamanthys, mi Radamanthys, mi pequeño hermano. 

 

*****

 

Hola, admito que me tarde mucho tiempo en actualizar esta historia, espero que les guste este capitulo, porque a mi si me gusto. Les deseo todo lo mejor y agradezco de corazón todos sus comentarios, sus estrellas y sus lecturas. Me animan a seguir escribiendo. SeikenNJ. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).