Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Paraiso Robado. por Seiken

[Reviews - 236]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Tifón no deseaba regresar a un mundo donde su Aquiles ya no estuviera a su lado, pero si habían logrado lo que se proponian, entonces, su amado creceria en un hogar amoroso, rodeado de cuidados, de protección, sería educado por su omega, tal vez por su alfa y nunca habría padecido alguna clase de daño. 

 

-Pero esto es lo mejor mi amor y te prometo buscarte, aunque sea en el mismo Inframundo, yo daré contigo. 

 

Aquiles como respuesta abrazo a Tifón con fuerza, como si quisiera fundirse en su cuerpo, ser uno con él, besando sus labios antes de separarse, con un gemido, antes de asentir, creyendo en el juramento de su alfa. 

 

-Por favor, no quiero estar sin ti, aunque lo tenga todo. 

 

El también comprendía que su vida sería mucho más amable, que tendría todo lo que siempre deseó, pero en ese momento, deseaba estar acompañado de su alfa, de su compañero que le veía con cariño que sabía era sincero. 

 

-Tienes mi palabra, ahora, lo siento, pero… tengo que dejarte ir. 

 

Un último beso y su cosmos dejó ir a su Aquiles, quien simplemente desapareció, porque nunca hubiera viajado a ese mundo, de no existir Zeus, aunque, aún faltaba alguien más, Minos, el viejo que se encontraba viendo el paisaje. 

 

-No se porque no me he desvanecido, pero no quiero despedirme de mi omega… 

 

Le explico a Tifón, tratando de memorizarlo, porque sabía que tarde o temprano ese dios los visitaria en busca de su pequeño grifo, de su polluelo, pero creía que su amor era sincero, aunque, aun estaba confundido respecto a separar las parejas forjadas por los dioses. 

 

-Temo que si lo hago, jamas volvere a verlo, aunque su collar aun permanece conmigo, señal de que vive, pero… 

 

Tifon lo comprendía perfectamente, temía que su omega estuviera dañado, como aquel que vivió a su lado, sin embargo, esperaba que eso no sucediera, pero la única forma de saberlo, era que abandonara el regalo que su padre le dio, una pulsera que le ayudaba a permanecer en ese mundo. 

 

-Sin embargo, no puedo quedarme, no sería justo para mi o para él, mucho menos para Radamanthys. 

 

Era cierto, no sería justo, así que Minos que no tenía la fuerza de voluntad para quitarse esa pulsera, le ofreció su muñeca a Tifón, para que este se la quitara, quien tras meditarlo unos instantes, obedeció las órdenes de quien era el padre de su amado, el que regresó a su mundo, como lo hicieran los otros, como si nunca hubiera pisado este mundo. 

 

-Ya solo quedamos nosotros dos, y también debemos regresar a nuestro hogar, aunque, pareciera que tu omega siempre quiso hablar contigo, pero tú huyes de su presencia. 

 

La serpiente no respondió en un principio, porque era cierto, no quería ver a su omega ni responder sus preguntas, mucho menos ver el desprecio en los ojos de su alfa, o la tristeza en la mirada de su padre, que había sido rechazado por su amado. 

 

-¿Que puedo decirle? ¿Que preguntas puedo responderle? 

 

Lo había meditado mucho, pero, no había nada más que hacer, lo mejor era esperar que Sisyphus cumpliera su palabra, que le dejara conservarlo, esperar lo mejor, como lo hacía Tifón, que estaba seguro que al regresar tendría dos padres, un hermano, un mellizo. 

 

-Es mejor que no sepa la clase de pasado que tuve, que traicione a la diosa Athena, que me revele en contra del santuario, no quiero avergonzarlo. 

 

Tifón guardó silencio entonces, sin saber que decirle, mucho menos, cuando alguien colocó su mano en el hombro de la serpiente, que volteo, para verles, a los tres, a su padre que era un dios menor, al alfa de su omega y a su omega, que sostenía su hombro. 

 

-Si te revelaste contra Shion y su santuario, dejame decirte que yo estaría orgulloso de tus acciones. 

 

Era cierto lo que decían, los hijos nacidos de un omega eran casi identicos a el, asi que Cid se le parecía mucho, sin embargo, tenía cabello negro, como el ala de un cuervo, en cambio su cabello era blanco, como el de su padre. 

 

-Y tienes razon, de nada sirven las preguntas que deseaba hacerte, porque tu pasado no volverá a repetirse, porque aunque seas un dios o algo asi, estaras a salvo conmigo, porque yo voy a cuidar de ti. 

 

Cid era muy frío, pero trataba de sonreirle a la serpiente, que tampoco sabía cómo reaccionar a esas palabras, aunque estaba muy contento al escucharlas, sin embargo, Tifón que siempre había sido más humano, si conocía bien cómo responder, así que lo empujó, para que cayera casi sobre su madre, su omega, que lo sostuvo, abrazandolo como en reflejo. 

 

-Eres enorme y muy apuesto… mi pequeño niño. 

 

Pronunció, cuando la serpiente también le abrazo, observando a su padre, que le sonrio, para despues marcharse, visitar a Cid y a su hijo, cuando hubiera nacido, dejarle lo demás a Sisyphus, que había prometido cuidar de ellos. 

 

-Eres fuerte y muy listo, te pareces mucho a Cid. 

 

Fueron las palabras de Sisyphus, que no lo despreciaba, quien le dio unas palmadas en su brazo, como ofrenda de paz, pensando que sería agradable cuidar de él, entrenar juntos, estar juntos, como una familia. 

 

-Será un honor poder ser parte de tu vida. 

 

Poco después, Cid lo soltó, ya era hora de irse, Tifón no sentía la necesidad de despedirse de sus padres, porque no se marcharía, puesto que en ocasiones podía charlar con su omega, usando su cosmos, además, qué podría decirles que no les hubiera dicho ya. 

 

-Debemos irnos. 

 

Con esa facilidad se marcharon, dejando solos a Cid y a Sisyphus que habían decidido darse una oportunidad, que no le evitarian a Oneiros visitar a su vástago, si se comportaba, eso quería decir si no volvía a dañar a Cid y no atacaba al arquero, que estaba emocionado por tener por fin una familia. 

 

-Creo que recuperamos nuestro paraíso. 

 

*****

 

Meses después, tres meses para ser exactos, Sage había ingresado en la casa de Cáncer, donde dormía la pareja, encontrando a Manigoldo sentado en una mesa, bebiendo un poco de té, al mismo tiempo que su alfa cocinaba para ellos, al cangrejo nunca se le había dado cocinar. 

 

-Manigoldo, lo he pensado mucho y creo que seria justo que tu fueras patriarca del Santuario. 

 

Albafica detuvo sus tareas, algo tenso, Manigoldo casi se ahoga con el té, llevando una mano a su vientre, algo abultado, apenas un poco, después de recuperar el aliento, observando a su maestro, demasiado sorprendido. 

 

-Pero maestro, ya no necesitamos un patriarca nuevo, usted es mucho más joven que yo, aun puede guiarnos, especialmente en esta época de paz. 

 

Sage no esperaba escuchar esa respuesta, porque aun se sentía como un hombre viejo, aunque muchos decían que era demasiado joven, sin contar, que apenas veía unas maletas, unas mochilas de viaje. 

 

-Además, mi alfa y yo lo hemos pensado por mucho tiempo, no deseamos seguir siendo santos dorados, yo… 

 

Manigoldo pensaba que esa información le doleria a su maestro, pero no tenia porque mentirle, sin contar, que ya estaba tomada su decisión, no desertarian, porque sabía que su maestro le daría el permiso para marcharse, así que, si los necesitaban, acudirían, en el caso de no existir un santo dorado que vistiera sus armaduras.

 

-Yo no termino de sentirme tranquilo en este sitio, mi alfa tampoco, además, queremos viajar por el mundo, criar a nuestros hijos fuera de estas paredes, como niños normales. 

 

No era la forma, ni el momento de hablar eso con su maestro, pero al mal paso siempre había que darle prisa, por lo cual, esperaba que lo comprendiera, Albafica, sirvió la comida en tres platos, sentándose junto a Manigoldo, viendo como Sage se sentaba frente a ellos. 

 

-No nos iremos inmediatamente, daré a luz aquí, pero, después, pasados unos meses, iniciaremos ese viaje del que tanto hablábamos cuando estábamos a solas. 

 

Pronunció Manigoldo, con una expresión serena, al mismo tiempo que Albafica esperaba por la respuesta de su maestro, que guardó silencio por unos momentos, para después asentir, no había forma de que mantenerlos en ese sitio, mucho menos era justo. 

 

-Lo entiendo y tienen mi permiso, aunque… me gustaría poder visitarlos alguna ocasión. 

 

Claro que podría visitarlos, era su maestro después de todo, así que asintieron, para comenzar a contarles sus planes, unos parecidos a los de Degel, que ya había salido del santuario en compañía de su omega para empezar a construir esa casa que habían imaginado en el pasado. 

 

-Por supuesto maestro, además, regresaremos de vez en cuando, para causarle más dolores de cabeza. 

 

Eso lo dijo Manigoldo con una sonrisa divertida, sintiendo como Albafica sostenía su mano con delicadeza, con una sonrisa amable. 

 

-Y enseñarle a mis gemelos. 

 

*****

 

Radamanthys caminaba en el círculo de los paganos ilustres, deteniéndose enfrente de una celda, a varios metros, lo seguía Minos, que no deseaba ver a su padre, no después de lo que le había dicho, la forma en la que se lo había dicho.

 

-Serás enviado a los campos elíseos y después reencarnaras, olvidarás todo esto, ya no serás una sombra disruptiva para mi alfa, Minos ya ha sufrido demasiado por culpa tuya. 

 

Fueron las palabras de Radamanthys, cinco meses después de la batalla con Eros, vestido con una túnica blanca, que era mucho mas comoda para su embarazo, el que era bastante visible.

 

-Minos no es una mala persona y tu lo sabes, él me quiere y su cariño es sincero, él moriría por mantenerme a salvo, y no entiendo porque nunca pudiste verlo, porque tratarlo de esa forma tan cruel si sabías que era mi alfa, que debíamos estar juntos. 

 

Asterion había recibido una visita, del propio Zeus, que deseaba a esos muchachos separados, quería que matara a su hijo menor, pero no quiso hacerlo, era un omega, podía casarlo con alguien más, lo que no supuso fue que Minos aceptaría su cariño, que pelearía por hacerlo posible, aun en contra de sus órdenes.

 

-No se de que hablas. 

 

Radamanthys se mantuvo firme, no vio a Minos que estaba oculto, escuchando lo que su omega le decía a su padre, quien seguramente se sentía traicionado al verle embarazado, al verle así, con esa túnica, aunque pensaba que se veía feliz, aunque esa expresión seria por mucho lo peor de toda esa imagen, porque significaba que estaba contento por ello. 

 

-¿No lo ves? Minos le ordenó a todos los alfas de Creta que se apartaran de ti, bajo pena de muerte o tortura, no deseaba que estuvieras con nadie más. 

 

Minos había hecho eso, porque él se lo suplico, porque le pidió que no dejará que ningún alfa lo tocara, que lo obligarán a yacer con ellos, que lo marcaran en contra de su voluntad, le pidió que le salvara del senador, y eso hizo, eso hizo su alfa, a pesar de que sabía que la ira de su padre caería sobre él.

 

-Porque yo se lo pedí, yo se lo implore después de que ese senador quiso violarme, le suplique por el amor que me tenía que no dejará que nadie, que no fuera mi alfa destinado intentará apoderarse de mi. 

 

Era cierto lo que decían algunos, el embarazo suavizaba el corazón de cualquier omega, aún, uno como el, que en otro momento hubiera castigado a su padre, por separarlos como lo hizo, pero en ese momento, no deseaba eso, lo que deseaba era que su alfa pudiera vivir tranquilo, pudiera ser libre de su pesada carga.

 

-Y a veces me pregunto qué habría pasado si tu no te hubieras inmiscuido tanto con los designios de los dioses, que habría pasado con nosotros.

 

Si su padre, que sabía que eran alfa y omega, no se hubiera inmiscuido entre ellos, seguramente, habrían logrado vivir juntos, tendrian paz, no serían jueces de las almas, o tal vez si, pero, Aquiles habria nacido mucho antes, no en algunos meses en el futuro. 

 

-Seguramente habríamos sido felices, tendriamos niños sanos, queridos, no habríamos muerto en las condiciones en que lo hicimos y yo no habría culpado a Minos de mi dolor. 

 

Pronunció, llevando una mano a su vientre, que su padre no dejaba de observar con demasiado desagrado, probablemente pensando que había perdido la razon, asi que, lo mejor era dejarle ir, para que Minos pudiera vivir tranquilo, Minos, que no deseaba ver a su padre, porque sabía de lo que le acusaria.

 

-Estoy embarazado, creo que se me nota un poco, y este embarazo ha suavizado mi corazón, sólo por eso es que te perdono. 

 

Radamanthys estaba enojado con su padre, por todo el daño que había recibido de él, por su traición, por sus mentiras, por acusar a Minos injustamente de ser un monstruo, de ser un demente, pero, pensaba que lo mejor era mandarlo lejos, asi los dos, estarian listos para iniciar una larga vida juntos, él como el monarca del Inframundo, Minos, como su consorte, como su esposo.

 

-Yo te dejaré descansar, serás libre, y Minos también lo será de tu recuerdo. 

 

Inmediatamente después, le dio la espalda, para alejarse de su lado, para colocar una mano en el brazo de Minos, que le veía en silencio, sin saber qué decirle, con lágrimas en los ojos, al saber que su padre aún lo despreciaba, solo por aceptar su amor por su omega. 

 

-Debes descansar Minos, el ya no importa y estamos juntos, con Aquiles gestándose en mi cuerpo… 

 

Minos asintió, abrazando a Radamanthys, que lo guió fuera de esa sala, en ese momento, por esos meses, Lune estaba a cargo del funcionamiento del Inframundo, un trabajo que siempre le había gustado, que realizaba con gusto en compañía de un soldado de piel morena, nada apuesto si lo comparaban con su alfa.

 

-Vamos a darnos un baño. 

 

Aiacos seguía siendo uno de los jueces, el otro era un soldado que había visto, un hombre ciego, que había protegido a dos omegas del Inframundo, así como se había ganado la confianza de Kagaho, el iracundo Bennu. 

 

-Aquiles está un tanto inquieto y el agua siempre ayuda. 

 

*****

 

La vida en el Inframundo era por mucho mejor que aquella del Santuario, de eso estaba seguro Defteros, que sentado en una de las esquinas de ese salón, observaba con paciencia a su omega realizar sus tareas, esperando el momento en el que diera la campanada que lo liberara de sus labores. 

 

-Has sido un buen chico, ni siquiera note tu presencia. 

 

Pronunció, cuando por fin pudo escuchar esa campanada, viendo como Asmita, el hombre más cercano a dios y un hombre justo, después de remediar sus pecados con dos pequeños omegas, uno más salvaje que el otro ingresaba en esa sala, aun con una armadura dorada. 

 

-Por lo que te mereces un premio. 

 

De nuevo su alfa tenía esa fea máscara cubriendo sus facciones, así que se la quitó, regalandole una nueva, una mucho más acorde a su belleza, forjada en oro, en plata, con colmillos afilados, una máscara que le daría miedo a cualquiera, pero para él, hacía que su hermoso alfa se viera mucho más, sensual. 

 

-En nuestras habitaciones. 

 

Besándolo con pasión, ingresando su lengua dentro de su boca, gimiendo cuando Defteros acaricio su espalda, separándose apenas unos centímetros, antes de colocar su nueva máscara, que dejaba ver sus labios, era parecida a la máscara que usaban los samurai. 

 

-Así que, vamos, estoy cansado. 

 

Asmita ignoró a la pareja que se besaba sin pudor muy cerca de su escritorio, al mismo tiempo que Kagaho subía al asiento del trono, esperando por él, riendose cuando noto como sus mejillas estaban pintadas de rojo. 

 

-Pareces un tomate… 

 

*****

 

Algunos meses después, la casa de Kardia y Degel por fin había sido terminada, aparentemente, al ser el nuevo dios del mar, tenía las riquezas de sus profundidades y los soldados que le sirvieran a Poseidón, le llevaron sus ofrendas. 

 

-¿Te gusta este lugar’

 

Ayudaron a crear su casa, consiguieron los muebles que deseaban, era sin duda una mansión que opacaba su vieja casa, donde su omega murió. 

 

-Me gusta… y en dos semanas iniciara mi celo, así que… si quieres pasarlo conmigo, quiero esos diarios, mi dulce alfa. 

 

El rostro de su alfa fue un poema, pero aun así, la paga era suficiente para mostrarselos, así que le dio demasiados pergaminos, los que colocó en un escritorio de madera maciza, que sostenía su peso perfectamente. 

 

-Son estos… 

 

*****

 

La vida de los omegas va tomando su curso, despues de todo el dolor que tuvieron que soportar, ahora, que comienzan sus vidas, sin el dolor, ni la locura sobre ellos, tendran una vida amable, que podremos leer, al menos en partes, asi que, aun estan a tiempo de decir que desean ver. Muchas gracias por sus comentarios, estrellas y lecturas. SeikenNJ. L@s adoro. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).