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Paraiso Robado. por Seiken

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Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen y por lo tanto no gano dinero haciendo esto, solo la satisfacción de recibir sus comentarios, quejas o sugerencias…

 

Avisos:

 

Esta historia como todo lo que escribo es del genero yaoi, Slash u homoeróticas, pero si estas en esta página estoy segura que ya lo sabías de antemano, en este universo un tanto dispar al de la serie del Lienzo Perdido de Saint Seiya existen algunos personajes que serán alfas, otros omegas, otros betas, pero se les llamara Hijos de Zeus e Hijos de Hera, pero las partes importantes de la serie estarán intactas en su mayoría, sólo que esta historia se sitúa cuando Sasha aun es una pequeña, por lo que los personajes son un poco menores y todos siguen vivos.

 

Hace casi un año estuve investigando sobre el universo Alfa/Omega y me gusto lo que vi por lo que ahora quiero hacer mi propia versión de esto, por lo cual contiene mpreg, pero no se basa exclusivamente en eso sino en la desigualdad del genero de cada personaje,  por lo que si no te gusta el mpreg, puedes leerlo con confianza.

 

También quisiera decirles que es un mundo ciertamente oscuro en donde los papeles están definidos desde el nacimiento y es aquí en donde nuestros protagonistas tratan de escapar de su destino al mismo tiempo que cumplen con sus deberes en el santuario o el inframundo y respecto a las parejas tendremos Albafica/Manigoldo, Aspros/Manigoldo, Degel/Kardia, Valentine/Radamanthys, Minos/Radamanthys, Regulus/Cid, Sisyphus/Cid, Oneiros/Cid, Shion/Albafica entre otras.

 

Sin más les dejo con la historia, espero que les guste y mil gracias de antemano.

 

Paraíso Robado.

 

Resumen:

 

En el santuario de Athena la perfección del amor se confirmaba con el nacimiento de niños deseados y el paraíso era pertenecer a quien amabas, pero cuando eso no ocurría, bien podrían decir que el paraíso se te había sido robado.

 

Capitulo 2.

 

Susurros en la oscuridad.

 

El patriarca despertó colocando una mano sobre su cabeza, últimamente no dejaba de pensar en Itia, no su enemigo, ni su mentor, sino el alfa que trataba convertirlo en su omega, el que se comportaba como lo hacía Aspros, acechándolo a cada paso que daba, pendiente de cada una de sus conversaciones, tratando al mismo tiempo de seducirlo, mostrarle que él debía ser su alfa y que debería sentirse alagado, después de todo era lo que suponía era un compañero perfecto.

 

El patriarca del santuario, un hombre poderoso y sabio, con riquezas inimaginables, un anciano lujurioso al que le temía.

 

Sage se vistió de nuevo, cubriendo su cabeza con el casco dorado, los tocados que todos los patriarcas utilizaban, seguía cansado, pero ese no era el momento de dormir, debía visitar a Aspros, ordenarle que dejara solo a su alumno de una buena vez o sería castigado por poner en peligro la vida de uno de sus compañeros de armas, después de eso bendecir la unión de su alumno y Albafica, no le importaba lo que fueran, si esos dos muchachos se amaban debian estar juntos.

 

Sage nunca había conversado con la diosa pavorreal, no en persona como los otros omegas decían haberlo hecho, jamás soñó con ella, creía que no le importaba o no pensaba que lo necesitara.

 

Lo que fuera que hubiera ocurrido para que nunca fuera a verlo, de todas formas no culpaba a la diosa pavorreal por haberlos creado, la maldición le había hecho la persona que era en ese momento, justo como a sus otros omegas.

 

Pero aun así, cuando era joven e inocente habría sido interesante verla, conversar con ella, sin embargo, recordaba lo que muchos decían, cuídate de los tiempos interesantes y él si que habia vivido demasiados.

 

El patriarca apenas dio un paso en la sala principal del último templo del santuario cuando lo sintió, cosmos extraños que no deberían estar presentes, las sombras moviéndose por su propia cuenta al contrario de la luz, haciéndose visibles cuando se elevaron a sus espaldas.

 

Sage en ese preciso momento sintió tres intrusos en sus habitaciones, dos de ellos eran demasiado poderosos, uno más era extraño, demasiado familiar y aun así no lo recordaba del todo, seguramente se trataba de un espectro o un santo seducido por las mariposas del inframundo, no sería la primera vez que eso pasaba.

 

— No pensé que los vería tan pronto.

 

No les demostraría miedo, estaban en el santuario de Athena y según podía ver, los dioses gemelos estaban moviéndose sin conocimiento de su dios Hades, de lo contrario habría ejércitos espectrales atacandolos en ese preciso momento.

 

Pero este era un movimiento fortuito, oculto, utilizando su cansancio creciente y la locura de sus alfas, la distracción que solamente Zeus podía encausar, muchos decían que para probar la fuerza de la diosa Hera en persona.

 

Pequeñas apuestas que no modificaban el mundo lo suficiente para notarse, pero destruían las vidas de sus piezas del tablero de ajedrez imaginario, Sage lo sabía bien, puesto que esa fiebre sólo ocurría cada doscientos cincuenta años.

 

Los dioses gemelos se elevaron de las sombras de aquel cuarto, agradeciendo el favor del santo dorado que les dejo entrar, pero no respondieron al principio, notando que el antigu  santo de cáncer, ahora patriarca del santuario no era más que un anciano irrespetuoso.

 

— ¿Aun te quedan sellos de tu diosa anciano?

 

Thanatos se relamió los labios al ver que Sage de pronto tenía varios sellos entre sus dedos, Hypnos mantenía sus alas abiertas, evitando que pudiera observar al tercer intruso, quien portaba una surplice, señal inequívoca de que se trataba de un espectro.

 

— Pero no te preocupes, nosotros no seremos quienes pelearemos contra ti, ese trabajo se lo dejaremos a un viejo conocido tuyo.

 

Hypnos se movió apenas lo suficiente para permitirle ver al espectro de cabello oscuro y armadura morada, quien sostenía dos espadas en sus manos, cimitarras gemelas, las que sabía podía blandir con demasiada maestría.

 

— Has envejecido.

 

Sage sintió que su corazón saldría de su pecho, pero se controlo, manteniéndose firme, tranquilo, seguro que pronto las amenazas del santuario serían descubiertas, preguntándose si los dioses gemelos habían decidido usarle a él para torturarlo, o quién era ese impostor, porque este hombre en especial estaba muerto.

 

Seguía siendo impresionante, aun tenía esa aura de superioridad, era alto y musculoso, portaba dos espadas, dos cimitarras con un filo dentado, las que bien podrían estar manchadas de sangre pero su hoja era demasiado oscura para poder notarlo.

 

El patriarca por un momento recordó su pasado, sus sueños, tal vez eran una advertencia o tal vez no, de cualquier forma no importaba, estaba preparado para enfrentarse a cualquiera de sus enemigos, sin importar su poder.

 

—  Pero eso puede arreglarse.

 

El intruso salto en su dirección utilizando las dos cimitarras en su contra, Sage las esquivo con demasiada gracia, por fortuna portaba la armadura de su hermano a cada instante, preparándose para el momento del inicio de la gran guerra.

 

— Yo sé cómo hacerlo.

 

Ante la mirada expectante de los dioses gemelos comenzaron una lucha de habilidades, técnicas y sabiduría que solo podía darse entre dos patriarcas del santuario, el menor era un anciano, pero el mayor por la gracia divina del dios Hades aparentaba unos veinte años, estaba en la flor de la edad.

 

Sage aun era poderoso, a pesar de ser un anciano era fuerte, sin contar que con el paso de los años había aprendido mucho, era después de todo el patriarca del santuario de la diosa de la sabiduría.

 

— Deja que se divierta hermano, no todos los días podemos ver este patético espectáculo de la naturaleza humana.

 

Hypnos coloco un brazo delante de Thanatos, quería ver que ocurría cuando dos de su tipo se reunían después de tanto tiempo y si el hechizo de la diosa pavorreal era tan poderoso como para que le evitara a su nuevo espectro lastimar a un omega, a pesar de ser uno tan viejo.

 

— Yo no tengo deseo de  observar esta clase de juegos, hermano, lo mejor es matarlo.

 

Sage poco a poco iba perdiendo terreno, siendo acorralado contra uno de los pilares de sus propias habitaciones, era una cabeza más bajo que su enemigo, aun cuando las edades estaban invertidas, eso parecía que nunca cambiaria.

 

— Déjame disfrutar este espectáculo un poco más, hermano, concédeme este placer.

 

El intruso se relamió los labios, recordando la belleza que poseyó alguna vez este muchacho, quien lamentablemente era un anciano, pero como se lo dijo momentos antes, eso podría arreglarse.

 

— Y cuando recupere mi lugar en el santuario te regresare la juventud que te negaste a compartir conmigo, pequeño cangrejo.

 

Ese apodo logro lo que sus técnicas no pudieron, Sage por una milésima de segundo se petrifico, recordando el temor que le había inspirado este hombre, dándole la oportunidad a su enemigo de acorralarlo, sosteniéndolo del cuello.

 

— Maldito malagradecido.

 

Sage apretó los dientes y se soltó, recuperándose con la velocidad esperada en un patriarca, regañándose mentalmente por dejar que la presencia de este sujeto le afectara, seguro que eso era lo que esperaban lograr, dañar su psique con este demonio de su pasado.

 

— Palabras muy fuertes para un traidor.

 

Sin embargo, Thanatos esquivo a su hermano, estaba cansándose de aquella lucha sin sentido y del aroma que impregnaba el ambiente, el hedor a humanidad, atacando a Sage por la espalda, casi dándole al espectro que los acompañaba.

 

Sintiendo de pronto el golpe de Thanatos herirlo por la espalda, profirió un grito de dolor que fue acompañado de una sonrisa de su enemigo, quien veía como atravesaba el pilar de mármol contra el cual estaba inmovilizado, derribándolo al suelo.

 

Sage se levanto de un salto sintiendo entonces como Hypnos de igual forma lo atacaba, sin hacerle demasiado daño, los sellos de su diosa y su poder lo mantenían a salvo, de pronto invoco su fuego demoniaco para quemarlos a todos, llevarlos al Yomotsu en donde no podrían regresar, al menos, no el espectro de cabello negro con las dos cimitarras.

 

El combate duro varios minutos más, sin embargo, una fuerza ajena al santuario estaba ocultando el cosmos de los otros moradores de aquellas tierras concedidas a la diosa Athena, por lo que en esta ocasión, eran Sage contra los otros tres intrusos, dos dioses y un patriarca corrompido.

 

Sage por un momento estuvo a punto de utilizar su mejor técnica, haciendo estallar las calaveras que lo rodeaban, sin embargo, las dos cimitarras del patriarca corrupto lo atravesaron y un poco de sangre broto de su boca, escuchando un gemido, el aterrado sonido que Sasha, su pequeña diosa pronuncio al ver que lo atacaban, retrocediendo unos pasos, era después de todo una niña pequeña.

 

— Athena…

 

Sage sostuvo las muñecas que sostenían los mangos de las cimitarras con fuerza, apretando los dientes cuando los dioses gemelos voltearon a verla, Thanatos levantando una mano para matar a la chiquilla, sin embargo, de pronto una flecha fue a dar contra su muñeca al mismo tiempo que Sisyphus cargaba a la pequeña niña entre sus brazos, había llegado a tiempo para evitar que Hypnos pudiera alcanzarla.

 

— ¡Gran Patriarca!

 

Sage seguía sosteniendo al espectro de menor rango, sangre brotaba de su boca y no fue necesario que diera la orden, lo más importante era proteger a su pequeña diosa, por lo que de pronto, sosteniéndola en sus brazos tuvo que marcharse, notando con horror como Shion trataba de interponerse en su camino invocando su cosmos, todo ese tiempo sin hacer o decir nada, permitiendo que el hermano de su maestro, el patriarca del santuario fuera atacado.

 

— Es tarde ya Sisyphus, nosotros no podemos ganarles.

 

Sisyphus lo ignoro y siguió adelante, esperando que los otros santos pudieran sentir el cosmos de los intrusos, que llegaran a tiempo para proteger a Sage, quien grito cuando las cimitarras giraron un poco dentro de su pecho, maldiciéndose por no poder hacer nada más que huir con la pequeña en sus brazos.

 

— Lo mejor es rendirnos.

 

Sage cayó al suelo con dos agujeros en sus costados, los que no habían herido ningún órgano vital, sintiendo que poco a poco perdía el conocimiento, todo ese tiempo observando al intruso, como se sostenía de sus propias armas, hincándose para observarlo un poco mejor.

 

— ¡Sage!

 

Gritaron al fondo, escuchando los pasos de varios intrusos en el templo y de pronto, las cimitarras cortaron el pecho de Shion al mismo tiempo que Hypnos comprendiendo lo que trataba de realizar su soldado, ataco al santo de Aries, quien se levantaba con dificultad justo a tiempo para que pareciera que había peleado contra los intrusos.

 

— Fue Sisyphus…

 

Le dijo a su maestro, quien se arrodillo junto a su hermano, tratando de parar la hemorragia, escuchando las palabras de Shion, creyendo en lo que le decía, sin percatarse que su alumno parecía no inmutarse por la salud de su patriarca.

 

— Se ha llevado a nuestra diosa, parece que no dejara que le arrebatemos a Sasha, no quiere que cumpla con su destino.

 

Dohko le ayudo a levantarse, observando con horror la destrucción de aquellos cuartos, esperando que Sage no perdiera la vida, era un buen hombre, un patriarca ejemplar, justo la persona que seguirían hasta el fin del mundo.

 

— Debemos atender tus heridas, Shion, estoy seguro que nuestro patriarca sobrevivirá.

 

Shion se soltó, arrodillándose junto a su maestro, quien cerró los ojos, tomando una decisión que parecía apresurada, pero no podían perder más tiempo, su alumno jamás le mentiría.

 

— Debemos alcanzarlo… Cid y Aspros, ambos son importantes para él, tal vez lo hagan recapacitar. 

 

Y si no lo hacían, ninguno de los dos permitirían que lastimaran a la pequeña Sasha, ambos comprendían su deber mejor que nadie.

 

— Dohko, Shion, busquen a los demás, díganle a Aspros que vaya por Cid, ellos buscaran a Sisyphus, Shion ve por Albafica y ese testarudo cangrejo, Dohko, asegúrate que Regulus no sepa lo que está pasando, podría brindarle ayuda a su tío.

 

***1***

 

Manigoldo no detuvo su andar hasta que llegaron a Rodorio, ni siquiera porque se encontraron con Kardia y Degel, a quienes simplemente ignoro, su paso era rápido y no se atrevió a mirar atrás, creyendo que sí lo hacía, no sería Albafica quien lo seguía con un paso tan rápido como el suyo, sino el demente alfa que no lo dejaba tranquilo, que no entendía que no estaba interesado.

 

— Manigoldo espera, no camines tan rápido.

 

Albafica sostuvo a Manigoldo del brazo, llamando su atención, logrando que se detuviera de golpe, recargándose en su hombro, su rostro cubierto por su cabello de un azul claro como el cielo, admirando su fragancia, dulce como la de las rosas pero metálica como la de la sangre.

 

— ¡Estoy arto!

 

Se quejo permitiendo que Albafica lo rodeara con sus brazos, acariciando su cabello con delicadeza, tocándolo cuando se suponía que el mero contacto con su piel era mortal, pero nadie estaba presente para verlos, ni siquiera Shion o Aspros, los que permanecieron en el santuario, o eso esperaban los amantes.

 

— ¡Estoy tan cansado Albachan!

 

Manigoldo sabía que esa actitud era una típicamente omega, pero no creía que fuera correcto que lo señalaran por dejarle ver su desesperacion a su alfa, mucho menos que no pudiera quejarse, porque como lo había dicho Hakurei, la cacería era un acto instintivo que ocurría cuando una pareja estaba destinada a estar junta, sólo que eso era una mentira, Albafica era su compañero, él reconocía su esencia vital, su calor y cada parte que lo hacían existir.

 

Su cuerpo no podía equivocarse, tampoco su alma, pero entonces porque Aspros no quería entender que no había sido hecho para él, que no era su omega y que debería dejarlo en paz, liberarlo de aquella pesadilla, de ese aterrador acecho en la época de celo.

 

— Ya no lo aguanto más, ya no lo soporto…

 

Esta vez su voz era delicada, casi un susurro al recordar que apenas una noche atrás, cuando creía que Albafica no llegaría a tiempo, Aspros estuvo a punto de alcanzarlo, de reclamarlo para él y debido al veneno en la sangre de su amado, se lo entregarían como su esposo, sin importar su opinión o el desagrado que mostraba cada vez que lo tenía cerca.

 

— Por más que le digo, por más que lo intento no me deja en paz…

 

Trato de explicarle a su amado Albachan, quien se limito a sostenerlo entre sus brazos, sintiendo como su cangrejo estaba al borde del colapso, deseoso de pelear, controlándose para no cometer ninguna locura en el pueblo, como dejar que los vieran juntos, abrazados como era su derecho, uno que solamente ellos lo veían de esa forma.

 

—  Le diré que se detenga.

 

Manigoldo sabía que si Aspros comprendía que tan lejos iba su relación, solo empeoraría, le exigiría a su maestro que los separara, no querrían que la sangre venenosa de Albafica lo matara y si Sage no lo escuchaba, el santo de géminis trataría de protegerlo de su amor con el mismo ahincó con el cual perseguía el puesto de patriarca o a él durante sus celos, pero la única forma de protegerlo era matando a su compañero.

 

— No te escuchara, pero si lo reto, si le gano no tendrá otra opción más que dejarme tranquilo, esa es la única forma.

 

Era la única forma que podía usar, al menos de esa manera cuando Aspros no se detuviera podría mostrarles a todos los demás que no tenía honor, que no era más que un demente y que no debían darle el puesto de patriarca sin importar que tan poderoso pudiera ser.

 

— Le diré que eres mío, que no permitiré que te siga molestando.

 

Al mismo tiempo Manigoldo temía lo que pasaría una vez que supieran que el veneno cedía en ciertas ocasiones, que no siempre era mortal acercársele, con su belleza y con el absurdo rumor que Shion se había encargado de propagar, su amado correría peligro, muchos morirían tratando de seducir al hermoso alfa, creyendo que era un omega, si es que eso importaba del todo con la inmensa e indescriptible belleza de su camarada.

 

Quien le observaba preocupado, sin entender porque parecía tan afectado, mucho más que otros años, tal vez porque su secreto fue brutalmente revelado en medio de una taberna de alfas que pensaban, el todopoderoso Aspros estaba en su derecho de violarlo, tal vez porque se daba cuenta que sus aliados no lo ayudarían, que estaba solo si Albafica no le hiciera compañía.

 

O porque estaba seguro que una vez que supiera que Albafica era su amante, Aspros trataría de asesinarlo, separarlo de su lado con alguna estratagema, si en el deseo era un monstruo, suponía que en la venganza seria un animal, un demonio de ojos verdes que destruiría su vínculo con su amada rosa, para forzar uno con él una vez hubiera muerto su verdadero compañero.

 

— No servirá de nada, Aspros no quiere entender que estamos juntos, pero yo lo obligare a dejarme en paz.

 

Manigoldo quiso aparentar seguridad, pero Albafica sabía que no estaba ni remotamente cerca de sentirla, había algo que no le estaba diciendo, lo intuía porque cuando su cangrejo le mentía nunca lo miraba a los ojos, desviando su mirada como en ese momento lo hacía.

 

Habían llegado a una parte del pueblo en donde pocas personas caminaban, generalmente los pocos individuos que veían eran tenderos o campesinos que salían a comercializar sus verduras recién cosechadas en el mercadito que se montaba todas las mañanas en medio de Rodorio.

 

Un lugar seguro, en donde a esa hora del día nunca encontraban a nadie, exceptuando de vez en cuando alguno que otro de los parroquianos de la taberna que Manigoldo visitaba con Shion hasta que este supo que se trataba de un omega, no un alfa, desde ese día, la amistad o cariño que sentían el uno por el otro se esfumo.

 

Albafica creía que a Shion no le molestaba que Manigoldo fuera un omega, sino que en realidad se daba cuenta de la clase de relación que tenían, que sus celos le orillaban a martirizar a quien fuera su amigo de la única forma en que podía hacerlo, esperando separarlos con ayuda de Aspros, el futuro patriarca, quien tenía derecho a elegir a su pareja entre los omegas del santuario y siendo el cangrejo miembro de la llamada elite dorada, sería la mejor opción para un alfa codicioso como lo era el santo de géminis.

 

— Ya viste esas dos cositas tan dulces…

 

Se escucho de pronto a sus espaldas, Manigoldo se tenso inmediatamente, Albafica ya estaba acostumbrado a escuchar esa clase de tontería de alguno que otro borracho que no sabía que era uno de los santos dorados del santuario, el generalmente no visitaba la aldea muy a menudo, no deseaba que su sangre o su veneno lastimara a uno de sus habitantes.

 

Pero esta vez hablaban en plural y Manigoldo se veía demasiado perturbado, sus mejillas ligeramente rojas, no por vergüenza, sino por enojo, haciendo que se preguntaran si también estaban refiriéndose a su pareja esta vez, porque de pronto su cangrejo no supo qué hacer, cuando en otras ocasiones hubiera amedrentado a los aldeanos con su sola presencia.

 

— Lastima que son santos de Athena, si no lo fueran… yo les enseñaría una o dos cosas, en especial a ese de cabello azul.

 

Ninguno de ellos había estado presente cuando Shion declaro que se trataba de un omega, el amante del santo de géminis, pero les habían contado lo que paso y el más grande de ellos, el que unas noches antes de tan solo recibir la mirada cargada de furia del cangrejo hubiera retrocedido pidiéndole perdón, ahora lo insultaba realizando un movimiento demasiado obsceno con las caderas, como si estuviera teniendo relaciones sexuales allí mismo.

 

Recibiendo una risa nerviosa de sus compañeros, quienes estaban sentados en el suelo, apestando a licor, mirándolos fijamente con la sonrisa boba de un alcohólico, sin pensar con claridad en lo que decían, todos, menos uno de ellos, quien vio todo lo que paso desde lejos y creía que hablaba del que tenia cabello corto, no la belleza de largo cabello claro, quien seguramente solo acompañaba al omega de Aspros como alguna clase de chaperón, para mantener intacta su virtud para ese posesivo alfa.

 

— ¿Acaso estás loco? ¿No sabes que es el omega de Aspros?

 

Esa pregunta logro que Albafica sintiera que su sangre se prendía en llamas, jurando que de tan solo tener una oportunidad de partirle la cara o los huesos a ese bastardo lo haría, nadie molestaba a sus amigos, mucho menos a su pareja y geminis llevaba demasiado tiempo martirisandolo.

 

Manigoldo se debatía entre darles una tunda o simplemente marcharse de aquel sitio a cualquier otro lugar, en donde Albafica podría arremeterlo con preguntas preocupadas arruinando sus últimos días juntos, primero con ese largo viaje, después por culpa de la lengua suelta de Shion, quien seguramente no recibiría ningún castigo por ser un alfa y el alumno de Hakurei, así como el santo dorado de Aries.

 

Eso lo comprendió desde mucho tiempo atrás, cuando su maestro le dijo que en ciertas ocasiones los alfa perseguían a los omegas, pero llegaba a considerarse normal, porque el acoso de Aspros solo habia empeorado con el tiempo y el hermano de su maestro le insistia en aceptar su proteccion, como si de pronto se hubiera convertido en un inutil.  

 

— No hablaba de ese omega huraño, sino de la belleza que siempre lo acompaña en la taberna, aunque domesticar al otro sería sumamente divertido.

 

El mismo campesino explico relamiéndose los labios, observando de pies a cabeza a Manigoldo, quien apretaba los dientes, inseguro si debía darle una lección o no, usar su cosmos y sus puños para callarlo de una buena vez, nadie insultaba a su rosa sin recibir su lección, pero sabía que su maestro se decepcionaría si sabía que uso su poder contra uno de los aldeanos, sin importar la razón para esto.

 

— Yo digo que cuando Aspros le ponga las manos encima le quitara lo descortés, lo único que necesita es que lo domen, una buena cogida lo pondría de buenas…

 

Al ver su expresión, un beta de cabello café claro jalo a su amigo del brazo, riéndose por la perspectiva del poderoso Aspros reclamándolo, creyendo que lo único que tenia era la locura de un omega sin pareja, la que se curaba cuando por fin conseguía un compañero, en algunas ocasiones había escuchado ese término, el que usaban cuando uno de los hijos de la diosa Hera no deseaba tomar su pareja seleccionada, acusándolo de estar loco, en vez de simplemente no desear a su futuro dueño.

 

—Ese es el problema de algunos omegas, como les han dado cierta libertad creen que son alfas.

 

Albafica caminó varios pasos en dirección de los aldeanos, escuchando como Manigoldo se daba la vuelta, ya no deseaba escuchar más de aquellas mentiras, esos hombres eran unos dementes, solo unos animales, por lo que no debían escucharlos más, pero ese era la clase de pensamiento que había en el santuario, si Aspros lo atacaba, no solo se quedarían callados, sino que le obligarían a aceptarlo en su cama, se lo entregarían sin importarle su opinión.

 

— Pero todos sabemos que el sitio de un buen omega es a los pies de su compañero, en la cocina o en la cama.

 

Al ver que Albafica no lo seguía, que les observaba con la misma mirada que uso cuando se enfrento con ese pobre espectro, al que molió con la fuerza de sus puños, disfrutando de aquel único placer de pelear cuerpo a cuerpo, sin tener que usar sus rosas o preocuparse por el bienestar de sus aliados, regreso los pocos pasos que había andado.

 

— Sí, yo creo que Aspros no lo dejara salir de su cama cuando logre alcanzarlo, viste la forma en que lo miraba, yo digo que lo veía como si se tratase de un trozo de carne...

 

Manigoldo fue quien tomó a su compañero de la mano izquierda, jalándolo en su dirección, diciéndose que no debía escuchar lo que unos borrachos dijeran de su persona, o lo que se pensara en todo el pueblo, su alfa era el hermoso santo de piscis, no el de géminis.

 

Por eso debía estar agradecido, sin embargo, en el fondo de su corazón le dolía ver que aun para los aldeanos, al saber que era un omega, habían dejado de respetarlo, creyendo que no sería más que un adorno en la cama de Aspros.

 

— Vámonos… sólo vámonos Albachan… 

 

Pronuncio tomando a su amante de la mano, suplicándole que no perdiera el tiempo que se les concedía escuchando a esos infelices, sin darse cuenta que les observaban desde lejos, en la punta de una de las casas más altas del pueblo, una persona que se moría de celos cuyo corazon amenazaba con quebrarse en mil pedasos llevandose su cordura.

 

Notando que todo lo que le habian dicho era cierto, Albafica era un alfa y Manigoldo lo imaginaba su compañero, pensando que podrían estar juntos, creyendo que al tocar su mano significaba que habían burlado a la muerte, cuando esta sólo se estaba riendo de sus esperanzas.

 

Como ese afeminado se reía de su paciencia, de su larga espera, creyendo que le permitiría que lo substituyera en el destino de Manigoldo, quien sin duda alguna estaba loco, o engatusado con la belleza infernal de la rosa, porque tarde o temprano sin importar que tan fuerte era, perdería la vida.

 

Ni siquiera Lugonis soporto el veneno de la maldita rosa, su cangrejo sin duda perecería en sus brazos, sería asesinado por su amado Albachan, eso no podía permitirlo, sin importar lo que Manigoldo creyera, no dejaría que se matara, eso nunca.

 

Porque él, aunque Manigoldo no lo creyera así, lo amaba y a pesar de haberle engañado con otro alfa, lo perdonaba y aun soñaba con el dia en que pudiera cuidarlo, en que tuvieran gemelos que correrian libres en el santuario.

 

Que fueran fuertes, tan hermosos como su omega, quienes heredarian sus tecnicas y nunca tendrian que ser separados, eso no lo permitiria cuando fuera el patriarca, los hermanos, en especial los gemelos, debian crecer juntos.

 

Así de grande era su amor, su deseo, su admiración por su conejito, los sentimientos que un alfa debía tener por su omega, los que podrían despertar en su amado cuando se diera cuenta que su amor por la rosa no era más que una ilusión, una horrible mentira que Albafica uso en contra de su amado, un error que podrían solucionar.

 

***2***

 

Al salir del santuario ninguno de los dos se dio cuenta que algo los seguía muy cerca, observando cada paso que daban en dirección del santuario de la diosa Hera, sonriendo de medio lado, suponiendo que ya era hora de ingresar en el santuario, después de todo, quien supondría que uno de sus enemigos se atrevería a dar un paso con diez de los doce santos dorados presentes.

 

***

 

Me gustaria saber que opinan de la historia, como va hasta el momento, ademas, que parejas prefieren de las que mencionare y porque razon lo hacen.

 

Albafica/Manigoldo, Aspros/Manigoldo, Degel/Kardia, Valentine/Radamanthys, Minos/Radamanthys, Regulus/Cid, Sisyphus/Cid, Oneiros/Cid, Shion/Albafica.

 

¿Cuántos quieren que Aspros, Oneiros, Minos o Shion tengan un poco de paraiso?

¿A cuantos les gustan las parejas originales?

¿Quiénes quieren leer un poco de mpreg?

 

Sin más me despido.


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