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Paraiso Robado. por Seiken

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Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen y por lo tanto no gano dinero haciendo esto, solo la satisfacción de recibir sus comentarios, quejas o sugerencias…

 

Avisos:

 

Esta historia como todo lo que escribo es del genero yaoi, Slash u homoeróticas, pero si estas en esta página estoy segura que ya lo sabías de antemano, en este universo un tanto dispar al de la serie del Lienzo Perdido de Saint Seiya existen algunos personajes que serán alfas, otros omegas, otros betas, pero se les llamara Hijos de Zeus e Hijos de Hera, pero las partes importantes de la serie estarán intactas en su mayoría, sólo que esta historia se sitúa cuando Sasha aun es una pequeña, por lo que los personajes son un poco menores y todos siguen vivos.

 

Hace casi un año estuve investigando sobre el universo Alfa/Omega y me gusto lo que vi por lo que ahora quiero hacer mi propia versión de esto, por lo cual contiene mpreg, pero no se basa exclusivamente en eso sino en la desigualdad del genero de cada personaje,  por lo que si no te gusta el mpreg, puedes leerlo con confianza.

 

También quisiera decirles que es un mundo ciertamente oscuro en donde los papeles están definidos desde el nacimiento y es aquí en donde nuestros protagonistas tratan de escapar de su destino al mismo tiempo que cumplen con sus deberes en el santuario o el inframundo y respecto a las parejas tendremos Albafica/Manigoldo, Aspros/Manigoldo, Degel/Kardia, Valentine/Radamanthys, Minos/Radamanthys, Regulus/Cid, Sisyphus/Cid, Oneiros/Cid, Shion/Albafica entre otras.

 

Sin más les dejo con la historia, espero que les guste y mil gracias de antemano.

 

Paraíso Robado.

 

Resumen:

 

En el santuario de Athena la perfección del amor se confirmaba con el nacimiento de niños deseados y el paraíso era pertenecer a quien amabas, pero cuando eso no ocurría, bien podrían decir que el paraíso se te había sido robado.

***6***

— No me has dicho su nombre.

 

Hakurei quería escuchar lo que Manigoldo estaba a punto de decirle, aquella mentira que seguramente creía con la misma fuerza con la que su hermano creyó por un momento que Itia no era su alfa, sino un insignificante santo de bronce, quien no era en nada parecido a Yato, ni a Tenma.

 

—  Soy yo, yo soy el alfa de Manigoldo.

 

Albafica pronuncio de pronto, esperando que le creyera, pero Shion le había dicho que era un omega, el collar estaba en su cuello mucho antes de que Manigoldo llegara con ellos, que su aldea fuera destruida, eso debía ser un error, una mentira ideada por los dos, o mejor dicho por el cangrejo.

 

— Albafica, no mientas.

 

Ordeno el anciano, respirando hondo para no cometer ninguna imprudencia, él no debería ocupar ese cargo, Sage le daría el puesto a Aspros, se lo había dicho con anterioridad y cuando el santo de géminis regresara, tendría su merecido puesto, pero antes, debía limpiar la casa o más bien, el santuario.

 

— Comprendo que la vida que te heredo tu padre no sea fácil, pero no es correcto que arriesgues la salud de uno de tus colegas con tu veneno ni que dos omegas estén juntos.

 

Albafica negó aquello, al igual que Manigoldo que se levanto de golpe, tratando de acercarse a Hakurei, explicarle lo que pasaba entre ellos, como había encontrado su alfa su collar y contarle la noche que sobrevivió al veneno.

 

— El dice la verdad, por favor, debe creernos.

 

Hakurei no parecía escucharlos, estaba seguro como todos los demás que Albafica era un omega, tal vez del gemelo de su maestro vinieron las crueles palabras que pronunciaba Shion, seguramente creía que su deber entonces era darle hijos sanos al santuario, no con su amado sino con Aspros, el que se dijo ser su alfa.

 

— ¿Vas a decirme que el collar en su cuello lo perdiste antes de la destrucción de tu aldea? ¿Qué puedes resistir el veneno? ¿Qué Aspros es un demente que no entiende que no estás hecho para él?

 

Antes de que Manigoldo pudiera responder cualquier palabra, Albafica se interpuso entre Hakurei y su cangrejo, quien parecía extremadamente dolido por aquellas preguntas, esa falta de piedad enfrente del maestro inconsciente de su amado.

 

— Yo sé lo que compartimos, nosotros nos amamos y ese amor me ha permitido tener a mi compañero entre mis brazos, un placer que pensé que jamás tendría.

 

Manigoldo comprendió en ese momento que sin importar la realidad, lo que sus cuerpos les gritaban, lo mucho que se querían, que su alfa ya estaba decidido desde mucho tiempo atrás y este no era Albafica, sino Aspros.

 

— Pero de todas formas, aunque ustedes decidan no creernos, no dejare que Aspros lastime a Manigoldo, él no es un objeto para que lo entreguen a un dueño, él me ama, yo lo amo, porque no pueden comprenderlo.

 

Manigoldo entrelazo sus dedos con los de Albafica, preparándose para el momento en que Hakurei le dijera que no estaban hechos el uno para el otro, que el había convencido de alguna forma a Albafica para que mintiera por él, que debía entregarse a su acosador y estarle agradecido.

 

— Nosotros debemos estar juntos.

 

Sage yacía en silencio, sin responder al cosmos que le rodeaba, como si fuera una estatua de mármol o un cadáver, Manigoldo supuso que su maestro no permitiría que se les tratara de aquella forma, él querría escucharlos antes de tomar un veredicto, Hakurei ya estaba decidido, él solo estaba mintiendo.

 

— Eso mismo dijo Lugonis antes de matar a tu padre, el también creyó que la diosa Hera los protegería, pero no fue así, su amado pereció en el momento en que compartió su cama con su rosa, el destino de tu signo es la soledad Albafica, eso es lamentable, pero que tú quieras arrastrar a otro de nuestros santos dorados a la muerte, sólo por un capricho… no es propio de ti.

 

Hakurei no deseaba ser quien tuviera que separar a esos muchachos, ni a esa dupla, pero si insistían en mentirle, decir que el veneno cedía con el celo de su omega o que Manigoldo podía resistirlo, ponían en peligro al santuario y sin su hermano, debían ser sumamente cuidadosos.

 

— He tomado una decisión mientras un nuevo patriarca es seleccionado, la dupla de cáncer y piscis debe separarse.

 

Manigoldo negó aquello con un movimiento de la cabeza, al mismo tiempo que Albafica trataba de comprender lo que les estaban diciendo, como era posible que Hakurei se atreviera a realizar una orden como esa.

 

— Sisyphus ha secuestrado a la señorita Sasha, Cid y Aspros fueron en su búsqueda, mientras tanto estamos perdiendo el tiempo a causa de la indecisión de Manigoldo, en la cual te ha arrastrado para que mientas por él, por esa razón, lo mejor es que sean separados.

 

Albafica no iba a permitirlo, no le arrebatarían a su cangrejo, no le robarían su único lazo con la humanidad solamente porque Aspros deseaba a su compañero, no estaba dispuesto a dejarlo ir, mucho menos que violaran a Manigoldo, él no se merecía lo que estaban haciéndole, fuera su omega o no, si no estaba interesado en el santo de géminis deberían respetar su decisión.

 

—  Como Sisyphus era la dupla de Aspros, y él ha traicionado al santuario atacando a nuestra joven diosa cuando aun no puede defenderse, será Manigoldo quien tome su lugar.

 

Hakurei recordaba otros santos de Piscis, la triste historia se repetía vez tras vez, un alfa, el que ellos pensaban era el suyo tomaba su lugar en su lecho y después de fecundar a su omega, el que con cada generación era mucho más fuerte, perecía en los brazos de la belleza que dormía a su lado sin remordimiento alguno, muchos llegaban a pensar que no era una rosa sino una araña, una viuda negra.

 

— Tu tendrás a tu alfa, él dará su vida para que otra rosa nazca, así siempre ha sido, pero el cangrejo, con ellos es otra historia, mi hermano desprecio a su alfa y sufrió una vida aislado, tu no lo harás Manigoldo, tal vez ahora estés molesto, pero los sentimientos de Aspros son reales y el será un buen alfa, como tu serás un buen omega.

 

Manigoldo apretó los dientes, no eran unos traidores, pero no podían ordenarles quien sería su pareja, eso era injusto, mucho menos podían tratar a su Albachan como si fuera un monstruo, como si no le interesara su bienestar, cuando era en eso en lo primero que siempre pensaba, cuando lucho por alejarlo las primeras veces que lo busco en medio del celo.

 

— ¡Maldita sea! ¿Qué parte de nosotros somos compañeros no ha entendido?

 

Hakurei negó aquello con un movimiento de la cabeza, eso era culpa de su hermano, por darle a sus cuatro omegas la misma educación que tenían los Alfas entre sus filas, creía que con el tiempo tomarían la decisión correcta, pero al dejar que se alejaran de sus deberes lo único que logro fue que perdieran la cordura.

 

Albafica mataría a Manigoldo, pero podía entender que no quisiera estar solo, que desesperara por tener algo de compañía, sin importar el resultado, los santos de piscis jamás le habían sorprendido por su fortaleza, ellos generalmente mataban a su pareja por una sola noche y eso estaba bien, necesitaban perpetuar la barrera de las rosas, después de todo ellos siempre eran omegas que darían a luz a otro omega, el sacrificio era necesario.

 

Pero con Manigoldo no lo entendía, el era un joven sano, su alfa era sin duda alguna él mejor partido que un muchacho como el podría tener, carecía de su collar, sin importar lo mucho que insistiera, el que colgaba del cuello de Albafica desde que recordaba, mucho antes de que pereciera Lugonis o el discípulo de Sage siquiera pensara en convertirse en un santo dorado, no podía ser suyo.

 

El collar era azul celeste con una figura peculiar en el, tenía grabada una rosa que figuraba una calavera, una muestra indudable que debía pertenecerle al pobre Albafica, quien había sido arrastrado sin duda por la locura e insensatez de Manigoldo.

 

Su maestro al ser un omega no entendía que no debía permitirle tanta libertad, esta siempre terminaba mal, en su hermano con la soledad que se impuso cuando eran jóvenes, con Manigoldo sería la muerte.

 

Y no contento con eso había arrastrado a Shion en aquella locura, quien desde siempre estuvo enamorado de su compañero de armas pero era lo suficiente prudente, lo suficiente obediente para mantener la distancia, quien si era un alfa, el que podría engendrar hijos sanos con el hermoso omega, aun perdiendo la vida en el proceso, en cambio Manigoldo jamás lograría preñar a la rosa, sin importar lo mucho que lo deseara, dejando al santo de géminis, un hombre que si bien era orgulloso, muchos podrían decir que de sobremanera, quería demasiado al cangrejo como para perdonar todos los rechazos sufridos en sus manos, algunos públicos.

 

Era por eso que estaba seguro que Manigoldo lo único que estaba haciendo era comportarse de una forma egoísta, todo por culpa de su maestro, su hermano que yacía inconsciente en su propia cama, quien tal vez no despertaría nunca más.

 

Debía tomar la decisión que él nunca quiso, Albafica tendría a su pareja, un compañero que daría su vida por él pero a cambio dejaría un valioso soldado que mantendría a las rosas venenosas hermosas, mortales y listas para proteger al santuario.

 

Shion era lo suficiente maduro como para poder esperar y quería tanto a su rosa como para cuidar de ella, aunque no pudiera tocarle.

 

Aspros a causa de su edad sabría como guiar al testarudo cangrejo, él tendría la paciencia que nadie más le mostraría, le enseñaría lo que Sage nunca quiso y lo amaría, lo protegería como era su deber, sin duda alguna con el paso del tiempo Manigoldo sabría comprender lo mucho que lo amaban, sin importar lo duro del inicio de su relación con su alfa.

 

Quien tal vez no tenía el collar en sus manos siendo esto imposible porque Manigoldo lo perdió en esa pobre aldea, pero si llegaba el momento en que cualquiera mostrara esa piedra reclamando al santo dorado para él, tendrían que enfrentarse con Aspros, él mantendría seguro al muchacho, de eso estaba seguro.

 

 Respecto a Cid, le hubiera gustado que Sisyphus y el pudieran tener descendencia, pero tendrían que conformarse con Regulus o tal vez Asmita, el joven león amaba al santo de capricornio, su deseo era casi palpable, pero todo dependía de si se mantenía leal al santuario o los traicionaba para seguir los pasos de su tío, si eso pasaba, entonces, tendría que ser Asmita, esperaba que ese joven alfa cumpliera sus ordenes.

 

— Albafica y tu son omegas, Manigoldo, Piscis tendrá su alfa, Shion sacrificara su vida para que el campo de rosas no perezca y tu no mueras, en cambio, tu deber es aceptar la protección de Aspros, eso es lo mejor para ti.

 

Antes de que pudieran decir cualquier cosa y porque Hakurei pensaba que discutir aquellos asuntos junto a la cama de un enfermo, en especial su hermano era inmoral, levanto la mano para silenciarlos, estaba cansado de aquella mentira enferma.

 

Los celos de aquellos santos se compaginaban, eso siempre ocurría con los omegas, de una u otra forma, era por eso que Manigoldo pasaba los últimos años en compañía de piscis, para tratar de esconder su bendición, sin embargo, el aroma que algunos percibían era sin duda el de un omega en celo, algo dulce, casi embriagante, junto al de las rosas, el que casi podía ocultar al primero, ese debía ser el aroma de Albafica.

 

— No estamos para tus necedades Manigoldo, desobedezcan esta orden y serán considerados unos traidores, no me obliguen a confinarlos a sus templos hasta que cambien de opinión.

 

Manigoldo no quiso pronunciar ningún sonido, Albafica sin embargo no estaba dispuesto a permitir que le robaran a su pareja, que le arrebataran su paraíso, tal vez estaba comportándose como una persona egoísta por querer pelear por él.

 

— No ha pasado ni un día desde que Sage ya no está para defender a los omegas y usted ha decidido destruir sus vidas, sólo porque Aspros quiere robarme a mi cangrejo, porque quiere quitarme mi único lazo con la humanidad, Hakurei, por favor, tenga piedad… Manigoldo es mi omega, yo soy un alfa, sé que puedo probarlo.

 

Manigoldo de pronto escucho los pasos de Shion, mirándolo fijamente, parecía complacido, casi como si todo ese tiempo hubiera esperado a que su maestro diera aquellas ordenes, probablemente creía que los había separado, que por fin lograba lanzarlo a las garras de Aspros, pero él no decía nada porque no estaba dispuesto a obedecer a ese anciano injusto, no le robarían el paraíso para que Shion tuviera lo que deseaba.

 

— Lo siento Albafica pero es demasiado arriesgado permitir que lo hagan, ya pueden retirarse…

 

El santo de Aries no había dicho nada en todo ese momento, pero no perdía una sola palabra de lo que era discutido, observándolos a ambos, como si apenas comprendiera la clase de relación que tenían.

 

— Shion, escóltalos a sus respectivos templos y después regresa aquí.

 

***7***

 

Degel no podía estar tranquilo, por más que lo intentara le era imposible dejar de pensar en ese guerrero, en la forma en que se les dirigió, como si conociera todo sobre ellos, en especial sobre Kardia, quien corría a su lado sin prestarle atención a sus preocupaciones.

 

El era mucho más simple, en lo único que pensaba era en la pelea, en dar su vida en un último combate que incendiara su cuerpo llevándose su vida con él, un deseo injusto que no se detenía a pensar en lo que pasaría con él si Kardia perdía su vida en un enfrentamiento sin sentido.

 

Con su aire frio podía mantenerlo con vida, ya no era un chiquillo, podían volver a intentarlo, esta vez estaba seguro que podrían lograrlo, que su pequeño, ya fuera niño o niña, alfa, omega o beta, nacería sano, sería fuerte, tanto como su escorpión.

 

Kardia se detuvo de pronto, estaba comenzando a molestarle la actitud de su compañero, quien mantenía cierta distancia, observando las sombras como si esperara que de pronto fueran atacados, molestándose mucho más porque no le dejo limpiar el suelo con esa extraña copia.

 

— ¿Qué te pasa? ¿Por qué estas tan distraído?

 

Degel suspiro, la razón era sencilla pero no quería pronunciarla, en vez de eso acomodo sus lentes, sintiendo que todo ese tiempo los estaban siguiendo, Kardia lo jalo del cabello para besarlo, robándose su aliento.

 

— Te estás comportando como toda una gallina.

 

Para él era fácil pronunciar aquellas palabras, él no temía que se lo arrebataran, un alfa que no tenía un omega y que pensaba que era lo suficiente poderoso para matarlo a él, tomando a Kardia como su trofeo.

 

Sin importarle su salud, aunque lo peor de todo era que ese guerrero tenía un cosmos parecido al suyo, un aire frio que podría mantener vivo a Kardia pero al juzgar por su mirada, por la frialdad que mostró, esa aterradora carencia de sentimientos, supuso que comprendía exactamente cuál era su vinculo, cual era la enfermedad de su amado y como mantenerlo con vida.

 

— Pienso que debí dejarte matarlo, no me gusto la forma en que te miraba.

 

Kardia comenzó a reírse en voz alta, llevando sus manos a su cintura, esa era una de las pocas veces que Degel admitía haber cometido un error, pero ya era tarde para eso, sin embargo, la próxima vez le dibujaría otra sonrisa en su cuello para que le dijera quién diablos era o dejara de respirar, lo que pasara primero.

 

— No te preocupes, la próxima vez yo me encargare de ese bastardo, no me gustan las malas copias de mi alfa.

 

El guerrero de cabello rojo los había seguido todo ese tiempo, manteniendo la distancia, las órdenes que había recibido eran precisas pero también tenía curiosidad, quería ver a Kardia con sus propios ojos, saber si era lo que se imaginaba y en verdad lo era.

 

Ese fuego que amenazaba su vida era tan ardiente como su personalidad,  quiso matarlo desde un principio, a diferencia del escorpión que conocía este era por mucho más violento, mucho más sádico y de cierta forma un tanto infantil.

 

Al compararlos supo cual era la razón de que su escorpión no pudiera incendiarlo como unas cuantas palabras de ese Kardia lograron hacerlo, él que siempre era controlado supo por fin que era lo que estaba buscando su alma y su corazón, necesitaba a esas llamas para derretir su propio cuerpo.

 

— Kardia…

 

Susurro, aun pronunciar su nombre le daba un significado diferente a su soledad, era como el fuego del infierno y él deseaba quemarse en esas llamas, sus ojos, su cabello, su fuerza, todo eso debía ser suyo, no de aquel santo de acuario.

 

Era gracioso, por fin había encontrado lo que estaba buscando y esto no existía en su propio lugar, era como una broma siniestra de la diosa pavorreal, otra venganza contra los hijos de Zeus.

 

Kardia quería matarlo, no soportaba que se pareciera solo un poco a su amante y ese deseo le daría la oportunidad de acercarse a él, bajaría la guardia, lo buscaría para destruirlo, en ese momento, atacaría, antes de eso, debía cumplir con su misión, Youma no era un envase con el cual quisiera tratar, mucho menos el dios que moraba en su interior.

 

— Jamás dejare que nadie te lastime, ni que te separen de mi lado.

 

Ya tendría tiempo de verlo cuando terminara su extraña misión encomendada por un hombre que estaba seguro ahora estaba muerto o al borde del abismo, el guerrero de corazón helado se alejo, escuchando como ese alfa hacia una promesa que no podría cumplir.

 

— Me siento raro diciendo esto… ¿pero no debemos proseguir con la misión?

 

Degel asintió, el camino sería demasiado largo, tanto como el tiempo que se tardo en seducir a Kardia, supuso, siguiendo al escorpión, que corría tan rápido como cualquiera de los santos dorados, a su misma velocidad, pero para el cualquier acto realizado por su omega era mucho mejor que los demás.

 

De esa forma no pudo dejar de recordar los primeros instantes de su vida juntos, cuando Sage le ordeno proteger a Kardia, mantenerlo seguro del fuego de su corazón, quien caminaba deprisa, como si quisiera perderlo de vista.

 

— ¡Espera!

 

Degel sostuvo su muñeca para que se detuviera, quería perderlo, tal vez había hecho algo que lo molesto, pero las palabras de Sage eran claras, debía cuidarlo, mantenerlo con vida, esa sería la misión más importante de su vida, encargada por el propio patriarca en persona.

 

— ¿No escuchaste al patriarca?

 

Kardia se detuvo mirándolo desconcertado, apretando los dientes, escuchándole con detenimiento, arqueando una ceja cuando Degel se sonrojo furiosamente, suponía que al ser un alfa y el nuevo aprendiz un omega, era casi como si Sage quisiera que estuvieran juntos.

 

— Supongo que… ahora ya soy tu alfa… como tú eres un omega y… bueno, debo cuidarte.

 

Kardia respondió golpeando su mejilla, separándose de un solo movimiento, completamente furioso, mirándolo de pies a cabeza como si acabara de insultarlo, aunque ese no fuera el caso.

 

— ¡No quiero un maldito alfa y no necesito de tus cuidados!

 

Le grito, al mismo tiempo que Degel sujetaba su mejilla, retrocediendo un solo pasó, tragando un poco de saliva, Kardia era mucho más irascible de lo que supuso en un principio, eso le gustaba.

 

— Pero Sage dijo…

 

Kardia apretó los dientes, estaba consciente de lo que dijo Sage, pero también sabía que se fue de su hogar para no tener que morir en compañía de un alfa, para perder su vida en algo que valiera la pena, quería conocer el mundo, verlo con sus propios ojos antes de que fuera tarde, no sería un esclavo el poco tiempo que le quedara de vida, por lo que no aceptaría a ese mocoso que decía era su alfa solo porque ese anciano quería mantenerlo con vida.

 

— ¡No me importa, aléjate de mí!

 

Para Degel había sido amor a primera vista, a última vista, a única vista y comenzó a seguir al futuro escorpión, caminando detrás de él aun sobándose la mejilla, notando como Kardia se detenía de pronto, mirándolo de reojo, parecía molesto de tenerlo cerca.

 

— ¿Me seguirás todo el día o qué?

 

Degel asintió, lo seguiría al fin del mundo de ser preciso, no dejaría que perdiera la vida, Sage se lo encargo y de alguna manera, sentía que ese era su deber, mantenerlo a salvo del propio fuego que aceleraba su cosmos.

 

— Sage dijo que debo mantenerte seguro y la única forma de hacerlo es manteniéndome a tu lado, aunque no creo que te caiga bien.

 

Kardia bufo molesto, para seguir con su camino, deteniéndose cuando llego a lo que parecían unos campos de entrenamiento de alguna clase, en donde su futuro maestro los esperaba.

 

— Llegan tarde, Sage los entretuvo demasiado.

 

Kardia asintió, Degel se limito a guardar silencio, aun le dolía su mejilla y estaba molesto porque el otro chico no quería aceptar su ayuda, era como si lo estuviera rechazando con ese silencio, no era como si quisiera lastimarlo, sólo quería mantenerlo seguro.

 

— No puedo asegurarlo, pero estoy casi seguro que ustedes actuaran como una dupla cuando tengan sus respectivas armaduras, por lo que lo mejor es que entrenen juntos, deben aprender a conocerse, leer cada pequeño gesto de su compañero de armas, sentir su cosmos, casi volverse uno.

 

Degel sonrió de nuevo, le gustaba la idea de que fueran a entrenar juntos, Kardia volvió a molestarse pero no dijo nada, solo se limito a realizar los ejercicios que se le imponían, cada día mejorando sus técnicas de una forma inaudita, haciéndolo sentir orgulloso.

 

No era que sus resultados fueran inferiores, pero, saber que pelearía con alguien como él hacía que sintiera como si un montón de mariposas revolotearan en su estomago, pasando algunos años se dio cuenta que cada vez que estaba al lado de Kardia, su amor por el crecía un poco, su interés y su deseo por mantenerlo seguro.

 

Era como si el destino u otra fuerza externa los hubiera señalado, creía que eso era porque se trataban de alfa y omega, un alma en dos cuerpos, o eso decían los rumores que había alrededor de aquellas magnificas criaturas.

 

Degel no era el único que recordaba cómo se conocieron, Kardia no dejaba de pensar en lo mucho que maltrato a su alfa, lo cruel que fue en más de una ocasión, como usaba a sus hermanos omegas para mantenerlo alejado de su persona y lo mucho que le molestaba verlo leer todo el día, aun le hacía enojar, creía que en vez de sumirse en esas hojas muertas debería prestarle atención a él, no a un viejo libro.

 

Aun recordaba con afecto aquel primer día en que después de una pelea especialmente mala, en la cual utilizo su aguja escarlata para destruir el ofensivo libro, termino lastimando a Degel, cortando su pecho, del cual comenzó a manar demasiada sangre.

 

No era una herida de la que debieran preocuparse, pero al mismo tiempo se sintió tan mal que se encerró en su habitación, la cual compartía con Degel, quien al ingresar ni siquiera le miro, acostándose con rapidez.

 

Kardia despertó en medio la noche para ver como Degel escribía algo bajo la luz de una lámpara, sin pronunciar ningún sonido, apagando la vela cuando vio que le miraba de reojo.

 

La mañana siguiente después de su entrenamiento ingreso en su habitación para dejarse caer sobre su cama, en donde había una flor y dos cartas, una de ellas estaba atrapada entre su colchón y la pared, como si llevara mucho tiempo esperando por que las leyera.

 

Cuando lo hizo no pudo evitar sonrojarse, era lo más hermoso que nadie jamás le hubiera dicho, admiraba sus técnicas, su fuerza, su fuego, decía que era lo único que le hacía sentir humano, que lo deseaba, en esas dos cartas supo que lo había encontrado, quien fuera que las escribió debía ser su alfa, de eso estaba seguro.

 

Y lo fue, la prueba estaba en que en ese momento corría a su lado, atento a su seguridad pero confiando en sus habilidades, después de todo su temor era infundado, Degel jamás creería que se trataba de un objeto, él realmente lo quería.

 

***8***

 

— Mi señor Minos.

 

Lune se anuncio hincándose delante del escritorio, o lo que quedaba de este, observando también como aquella habitación parecía el campo de alguna batalla, suponía que todo era obra del Wyvern, del supuesto hermano mitológico del emperador Minos.

 

— ¿Qué deseas?

 

***

 

Me gustaría saber que opinan de la historia, como va hasta el momento, ademas, que parejas prefieren de las que mencionare y porque razón lo hacen.

 

Albafica/Manigoldo, Aspros/Manigoldo, Degel/Kardia, Valentine/Radamanthys, Minos/Radamanthys, Regulus/Cid, Sisyphus/Cid, Oneiros/Cid, Shion/Albafica.

 

Aunque por el momento Minos, Aspros, Oneiros y Regulus tienen muchos votos a su favor.

 

Pero que hay de los otros alfas, Albafica, Degel, Sisyphus o Valentine.

 

¿A quien prefieren?

 

¿Cuántos quieren que Aspros, Oneiros, Minos o Shion tengan un poco de paraíso?

 

¿A cuantos les gustan las parejas originales?

 

¿Quiénes quieren leer un poco de mpreg?

 

Otra cosa, como ya es principio de mes, subiré un capitulo hoy, y el otro el sábado, espero que les guste.

 

Notas finales:

Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen y por lo tanto no gano dinero haciendo esto, solo la satisfacción de recibir sus comentarios, quejas o sugerencias…

 

Avisos:

 

Esta historia como todo lo que escribo es del genero yaoi, Slash u homoeróticas, pero si estas en esta página estoy segura que ya lo sabías de antemano, en este universo un tanto dispar al de la serie del Lienzo Perdido de Saint Seiya existen algunos personajes que serán alfas, otros omegas, otros betas, pero se les llamara Hijos de Zeus e Hijos de Hera, pero las partes importantes de la serie estarán intactas en su mayoría, sólo que esta historia se sitúa cuando Sasha aun es una pequeña, por lo que los personajes son un poco menores y todos siguen vivos.

 

Hace casi un año estuve investigando sobre el universo Alfa/Omega y me gusto lo que vi por lo que ahora quiero hacer mi propia versión de esto, por lo cual contiene mpreg, pero no se basa exclusivamente en eso sino en la desigualdad del genero de cada personaje,  por lo que si no te gusta el mpreg, puedes leerlo con confianza.

 

También quisiera decirles que es un mundo ciertamente oscuro en donde los papeles están definidos desde el nacimiento y es aquí en donde nuestros protagonistas tratan de escapar de su destino al mismo tiempo que cumplen con sus deberes en el santuario o el inframundo y respecto a las parejas tendremos Albafica/Manigoldo, Aspros/Manigoldo, Degel/Kardia, Valentine/Radamanthys, Minos/Radamanthys, Regulus/Cid, Sisyphus/Cid, Oneiros/Cid, Shion/Albafica entre otras.

 

Sin más les dejo con la historia, espero que les guste y mil gracias de antemano.

 

Paraíso Robado.

 

Resumen:

 

En el santuario de Athena la perfección del amor se confirmaba con el nacimiento de niños deseados y el paraíso era pertenecer a quien amabas, pero cuando eso no ocurría, bien podrían decir que el paraíso se te había sido robado.

***6***

— No me has dicho su nombre.

 

Hakurei quería escuchar lo que Manigoldo estaba a punto de decirle, aquella mentira que seguramente creía con la misma fuerza con la que su hermano creyó por un momento que Itia no era su alfa, sino un insignificante santo de bronce, quien no era en nada parecido a Yato, ni a Tenma.

 

—  Soy yo, yo soy el alfa de Manigoldo.

 

Albafica pronuncio de pronto, esperando que le creyera, pero Shion le había dicho que era un omega, el collar estaba en su cuello mucho antes de que Manigoldo llegara con ellos, que su aldea fuera destruida, eso debía ser un error, una mentira ideada por los dos, o mejor dicho por el cangrejo.

 

— Albafica, no mientas.

 

Ordeno el anciano, respirando hondo para no cometer ninguna imprudencia, él no debería ocupar ese cargo, Sage le daría el puesto a Aspros, se lo había dicho con anterioridad y cuando el santo de géminis regresara, tendría su merecido puesto, pero antes, debía limpiar la casa o más bien, el santuario.

 

— Comprendo que la vida que te heredo tu padre no sea fácil, pero no es correcto que arriesgues la salud de uno de tus colegas con tu veneno ni que dos omegas estén juntos.

 

Albafica negó aquello, al igual que Manigoldo que se levanto de golpe, tratando de acercarse a Hakurei, explicarle lo que pasaba entre ellos, como había encontrado su alfa su collar y contarle la noche que sobrevivió al veneno.

 

— El dice la verdad, por favor, debe creernos.

 

Hakurei no parecía escucharlos, estaba seguro como todos los demás que Albafica era un omega, tal vez del gemelo de su maestro vinieron las crueles palabras que pronunciaba Shion, seguramente creía que su deber entonces era darle hijos sanos al santuario, no con su amado sino con Aspros, el que se dijo ser su alfa.

 

— ¿Vas a decirme que el collar en su cuello lo perdiste antes de la destrucción de tu aldea? ¿Qué puedes resistir el veneno? ¿Qué Aspros es un demente que no entiende que no estás hecho para él?

 

Antes de que Manigoldo pudiera responder cualquier palabra, Albafica se interpuso entre Hakurei y su cangrejo, quien parecía extremadamente dolido por aquellas preguntas, esa falta de piedad enfrente del maestro inconsciente de su amado.

 

— Yo sé lo que compartimos, nosotros nos amamos y ese amor me ha permitido tener a mi compañero entre mis brazos, un placer que pensé que jamás tendría.

 

Manigoldo comprendió en ese momento que sin importar la realidad, lo que sus cuerpos les gritaban, lo mucho que se querían, que su alfa ya estaba decidido desde mucho tiempo atrás y este no era Albafica, sino Aspros.

 

— Pero de todas formas, aunque ustedes decidan no creernos, no dejare que Aspros lastime a Manigoldo, él no es un objeto para que lo entreguen a un dueño, él me ama, yo lo amo, porque no pueden comprenderlo.

 

Manigoldo entrelazo sus dedos con los de Albafica, preparándose para el momento en que Hakurei le dijera que no estaban hechos el uno para el otro, que el había convencido de alguna forma a Albafica para que mintiera por él, que debía entregarse a su acosador y estarle agradecido.

 

— Nosotros debemos estar juntos.

 

Sage yacía en silencio, sin responder al cosmos que le rodeaba, como si fuera una estatua de mármol o un cadáver, Manigoldo supuso que su maestro no permitiría que se les tratara de aquella forma, él querría escucharlos antes de tomar un veredicto, Hakurei ya estaba decidido, él solo estaba mintiendo.

 

— Eso mismo dijo Lugonis antes de matar a tu padre, el también creyó que la diosa Hera los protegería, pero no fue así, su amado pereció en el momento en que compartió su cama con su rosa, el destino de tu signo es la soledad Albafica, eso es lamentable, pero que tú quieras arrastrar a otro de nuestros santos dorados a la muerte, sólo por un capricho… no es propio de ti.

 

Hakurei no deseaba ser quien tuviera que separar a esos muchachos, ni a esa dupla, pero si insistían en mentirle, decir que el veneno cedía con el celo de su omega o que Manigoldo podía resistirlo, ponían en peligro al santuario y sin su hermano, debían ser sumamente cuidadosos.

 

— He tomado una decisión mientras un nuevo patriarca es seleccionado, la dupla de cáncer y piscis debe separarse.

 

Manigoldo negó aquello con un movimiento de la cabeza, al mismo tiempo que Albafica trataba de comprender lo que les estaban diciendo, como era posible que Hakurei se atreviera a realizar una orden como esa.

 

— Sisyphus ha secuestrado a la señorita Sasha, Cid y Aspros fueron en su búsqueda, mientras tanto estamos perdiendo el tiempo a causa de la indecisión de Manigoldo, en la cual te ha arrastrado para que mientas por él, por esa razón, lo mejor es que sean separados.

 

Albafica no iba a permitirlo, no le arrebatarían a su cangrejo, no le robarían su único lazo con la humanidad solamente porque Aspros deseaba a su compañero, no estaba dispuesto a dejarlo ir, mucho menos que violaran a Manigoldo, él no se merecía lo que estaban haciéndole, fuera su omega o no, si no estaba interesado en el santo de géminis deberían respetar su decisión.

 

—  Como Sisyphus era la dupla de Aspros, y él ha traicionado al santuario atacando a nuestra joven diosa cuando aun no puede defenderse, será Manigoldo quien tome su lugar.

 

Hakurei recordaba otros santos de Piscis, la triste historia se repetía vez tras vez, un alfa, el que ellos pensaban era el suyo tomaba su lugar en su lecho y después de fecundar a su omega, el que con cada generación era mucho más fuerte, perecía en los brazos de la belleza que dormía a su lado sin remordimiento alguno, muchos llegaban a pensar que no era una rosa sino una araña, una viuda negra.

 

— Tu tendrás a tu alfa, él dará su vida para que otra rosa nazca, así siempre ha sido, pero el cangrejo, con ellos es otra historia, mi hermano desprecio a su alfa y sufrió una vida aislado, tu no lo harás Manigoldo, tal vez ahora estés molesto, pero los sentimientos de Aspros son reales y el será un buen alfa, como tu serás un buen omega.

 

Manigoldo apretó los dientes, no eran unos traidores, pero no podían ordenarles quien sería su pareja, eso era injusto, mucho menos podían tratar a su Albachan como si fuera un monstruo, como si no le interesara su bienestar, cuando era en eso en lo primero que siempre pensaba, cuando lucho por alejarlo las primeras veces que lo busco en medio del celo.

 

— ¡Maldita sea! ¿Qué parte de nosotros somos compañeros no ha entendido?

 

Hakurei negó aquello con un movimiento de la cabeza, eso era culpa de su hermano, por darle a sus cuatro omegas la misma educación que tenían los Alfas entre sus filas, creía que con el tiempo tomarían la decisión correcta, pero al dejar que se alejaran de sus deberes lo único que logro fue que perdieran la cordura.

 

Albafica mataría a Manigoldo, pero podía entender que no quisiera estar solo, que desesperara por tener algo de compañía, sin importar el resultado, los santos de piscis jamás le habían sorprendido por su fortaleza, ellos generalmente mataban a su pareja por una sola noche y eso estaba bien, necesitaban perpetuar la barrera de las rosas, después de todo ellos siempre eran omegas que darían a luz a otro omega, el sacrificio era necesario.

 

Pero con Manigoldo no lo entendía, el era un joven sano, su alfa era sin duda alguna él mejor partido que un muchacho como el podría tener, carecía de su collar, sin importar lo mucho que insistiera, el que colgaba del cuello de Albafica desde que recordaba, mucho antes de que pereciera Lugonis o el discípulo de Sage siquiera pensara en convertirse en un santo dorado, no podía ser suyo.

 

El collar era azul celeste con una figura peculiar en el, tenía grabada una rosa que figuraba una calavera, una muestra indudable que debía pertenecerle al pobre Albafica, quien había sido arrastrado sin duda por la locura e insensatez de Manigoldo.

 

Su maestro al ser un omega no entendía que no debía permitirle tanta libertad, esta siempre terminaba mal, en su hermano con la soledad que se impuso cuando eran jóvenes, con Manigoldo sería la muerte.

 

Y no contento con eso había arrastrado a Shion en aquella locura, quien desde siempre estuvo enamorado de su compañero de armas pero era lo suficiente prudente, lo suficiente obediente para mantener la distancia, quien si era un alfa, el que podría engendrar hijos sanos con el hermoso omega, aun perdiendo la vida en el proceso, en cambio Manigoldo jamás lograría preñar a la rosa, sin importar lo mucho que lo deseara, dejando al santo de géminis, un hombre que si bien era orgulloso, muchos podrían decir que de sobremanera, quería demasiado al cangrejo como para perdonar todos los rechazos sufridos en sus manos, algunos públicos.

 

Era por eso que estaba seguro que Manigoldo lo único que estaba haciendo era comportarse de una forma egoísta, todo por culpa de su maestro, su hermano que yacía inconsciente en su propia cama, quien tal vez no despertaría nunca más.

 

Debía tomar la decisión que él nunca quiso, Albafica tendría a su pareja, un compañero que daría su vida por él pero a cambio dejaría un valioso soldado que mantendría a las rosas venenosas hermosas, mortales y listas para proteger al santuario.

 

Shion era lo suficiente maduro como para poder esperar y quería tanto a su rosa como para cuidar de ella, aunque no pudiera tocarle.

 

Aspros a causa de su edad sabría como guiar al testarudo cangrejo, él tendría la paciencia que nadie más le mostraría, le enseñaría lo que Sage nunca quiso y lo amaría, lo protegería como era su deber, sin duda alguna con el paso del tiempo Manigoldo sabría comprender lo mucho que lo amaban, sin importar lo duro del inicio de su relación con su alfa.

 

Quien tal vez no tenía el collar en sus manos siendo esto imposible porque Manigoldo lo perdió en esa pobre aldea, pero si llegaba el momento en que cualquiera mostrara esa piedra reclamando al santo dorado para él, tendrían que enfrentarse con Aspros, él mantendría seguro al muchacho, de eso estaba seguro.

 

 Respecto a Cid, le hubiera gustado que Sisyphus y el pudieran tener descendencia, pero tendrían que conformarse con Regulus o tal vez Asmita, el joven león amaba al santo de capricornio, su deseo era casi palpable, pero todo dependía de si se mantenía leal al santuario o los traicionaba para seguir los pasos de su tío, si eso pasaba, entonces, tendría que ser Asmita, esperaba que ese joven alfa cumpliera sus ordenes.

 

— Albafica y tu son omegas, Manigoldo, Piscis tendrá su alfa, Shion sacrificara su vida para que el campo de rosas no perezca y tu no mueras, en cambio, tu deber es aceptar la protección de Aspros, eso es lo mejor para ti.

 

Antes de que pudieran decir cualquier cosa y porque Hakurei pensaba que discutir aquellos asuntos junto a la cama de un enfermo, en especial su hermano era inmoral, levanto la mano para silenciarlos, estaba cansado de aquella mentira enferma.

 

Los celos de aquellos santos se compaginaban, eso siempre ocurría con los omegas, de una u otra forma, era por eso que Manigoldo pasaba los últimos años en compañía de piscis, para tratar de esconder su bendición, sin embargo, el aroma que algunos percibían era sin duda el de un omega en celo, algo dulce, casi embriagante, junto al de las rosas, el que casi podía ocultar al primero, ese debía ser el aroma de Albafica.

 

— No estamos para tus necedades Manigoldo, desobedezcan esta orden y serán considerados unos traidores, no me obliguen a confinarlos a sus templos hasta que cambien de opinión.

 

Manigoldo no quiso pronunciar ningún sonido, Albafica sin embargo no estaba dispuesto a permitir que le robaran a su pareja, que le arrebataran su paraíso, tal vez estaba comportándose como una persona egoísta por querer pelear por él.

 

— No ha pasado ni un día desde que Sage ya no está para defender a los omegas y usted ha decidido destruir sus vidas, sólo porque Aspros quiere robarme a mi cangrejo, porque quiere quitarme mi único lazo con la humanidad, Hakurei, por favor, tenga piedad… Manigoldo es mi omega, yo soy un alfa, sé que puedo probarlo.

 

Manigoldo de pronto escucho los pasos de Shion, mirándolo fijamente, parecía complacido, casi como si todo ese tiempo hubiera esperado a que su maestro diera aquellas ordenes, probablemente creía que los había separado, que por fin lograba lanzarlo a las garras de Aspros, pero él no decía nada porque no estaba dispuesto a obedecer a ese anciano injusto, no le robarían el paraíso para que Shion tuviera lo que deseaba.

 

— Lo siento Albafica pero es demasiado arriesgado permitir que lo hagan, ya pueden retirarse…

 

El santo de Aries no había dicho nada en todo ese momento, pero no perdía una sola palabra de lo que era discutido, observándolos a ambos, como si apenas comprendiera la clase de relación que tenían.

 

— Shion, escóltalos a sus respectivos templos y después regresa aquí.

 

***7***

 

Degel no podía estar tranquilo, por más que lo intentara le era imposible dejar de pensar en ese guerrero, en la forma en que se les dirigió, como si conociera todo sobre ellos, en especial sobre Kardia, quien corría a su lado sin prestarle atención a sus preocupaciones.

 

El era mucho más simple, en lo único que pensaba era en la pelea, en dar su vida en un último combate que incendiara su cuerpo llevándose su vida con él, un deseo injusto que no se detenía a pensar en lo que pasaría con él si Kardia perdía su vida en un enfrentamiento sin sentido.

 

Con su aire frio podía mantenerlo con vida, ya no era un chiquillo, podían volver a intentarlo, esta vez estaba seguro que podrían lograrlo, que su pequeño, ya fuera niño o niña, alfa, omega o beta, nacería sano, sería fuerte, tanto como su escorpión.

 

Kardia se detuvo de pronto, estaba comenzando a molestarle la actitud de su compañero, quien mantenía cierta distancia, observando las sombras como si esperara que de pronto fueran atacados, molestándose mucho más porque no le dejo limpiar el suelo con esa extraña copia.

 

— ¿Qué te pasa? ¿Por qué estas tan distraído?

 

Degel suspiro, la razón era sencilla pero no quería pronunciarla, en vez de eso acomodo sus lentes, sintiendo que todo ese tiempo los estaban siguiendo, Kardia lo jalo del cabello para besarlo, robándose su aliento.

 

— Te estás comportando como toda una gallina.

 

Para él era fácil pronunciar aquellas palabras, él no temía que se lo arrebataran, un alfa que no tenía un omega y que pensaba que era lo suficiente poderoso para matarlo a él, tomando a Kardia como su trofeo.

 

Sin importarle su salud, aunque lo peor de todo era que ese guerrero tenía un cosmos parecido al suyo, un aire frio que podría mantener vivo a Kardia pero al juzgar por su mirada, por la frialdad que mostró, esa aterradora carencia de sentimientos, supuso que comprendía exactamente cuál era su vinculo, cual era la enfermedad de su amado y como mantenerlo con vida.

 

— Pienso que debí dejarte matarlo, no me gusto la forma en que te miraba.

 

Kardia comenzó a reírse en voz alta, llevando sus manos a su cintura, esa era una de las pocas veces que Degel admitía haber cometido un error, pero ya era tarde para eso, sin embargo, la próxima vez le dibujaría otra sonrisa en su cuello para que le dijera quién diablos era o dejara de respirar, lo que pasara primero.

 

— No te preocupes, la próxima vez yo me encargare de ese bastardo, no me gustan las malas copias de mi alfa.

 

El guerrero de cabello rojo los había seguido todo ese tiempo, manteniendo la distancia, las órdenes que había recibido eran precisas pero también tenía curiosidad, quería ver a Kardia con sus propios ojos, saber si era lo que se imaginaba y en verdad lo era.

 

Ese fuego que amenazaba su vida era tan ardiente como su personalidad,  quiso matarlo desde un principio, a diferencia del escorpión que conocía este era por mucho más violento, mucho más sádico y de cierta forma un tanto infantil.

 

Al compararlos supo cual era la razón de que su escorpión no pudiera incendiarlo como unas cuantas palabras de ese Kardia lograron hacerlo, él que siempre era controlado supo por fin que era lo que estaba buscando su alma y su corazón, necesitaba a esas llamas para derretir su propio cuerpo.

 

— Kardia…

 

Susurro, aun pronunciar su nombre le daba un significado diferente a su soledad, era como el fuego del infierno y él deseaba quemarse en esas llamas, sus ojos, su cabello, su fuerza, todo eso debía ser suyo, no de aquel santo de acuario.

 

Era gracioso, por fin había encontrado lo que estaba buscando y esto no existía en su propio lugar, era como una broma siniestra de la diosa pavorreal, otra venganza contra los hijos de Zeus.

 

Kardia quería matarlo, no soportaba que se pareciera solo un poco a su amante y ese deseo le daría la oportunidad de acercarse a él, bajaría la guardia, lo buscaría para destruirlo, en ese momento, atacaría, antes de eso, debía cumplir con su misión, Youma no era un envase con el cual quisiera tratar, mucho menos el dios que moraba en su interior.

 

— Jamás dejare que nadie te lastime, ni que te separen de mi lado.

 

Ya tendría tiempo de verlo cuando terminara su extraña misión encomendada por un hombre que estaba seguro ahora estaba muerto o al borde del abismo, el guerrero de corazón helado se alejo, escuchando como ese alfa hacia una promesa que no podría cumplir.

 

— Me siento raro diciendo esto… ¿pero no debemos proseguir con la misión?

 

Degel asintió, el camino sería demasiado largo, tanto como el tiempo que se tardo en seducir a Kardia, supuso, siguiendo al escorpión, que corría tan rápido como cualquiera de los santos dorados, a su misma velocidad, pero para el cualquier acto realizado por su omega era mucho mejor que los demás.

 

De esa forma no pudo dejar de recordar los primeros instantes de su vida juntos, cuando Sage le ordeno proteger a Kardia, mantenerlo seguro del fuego de su corazón, quien caminaba deprisa, como si quisiera perderlo de vista.

 

— ¡Espera!

 

Degel sostuvo su muñeca para que se detuviera, quería perderlo, tal vez había hecho algo que lo molesto, pero las palabras de Sage eran claras, debía cuidarlo, mantenerlo con vida, esa sería la misión más importante de su vida, encargada por el propio patriarca en persona.

 

— ¿No escuchaste al patriarca?

 

Kardia se detuvo mirándolo desconcertado, apretando los dientes, escuchándole con detenimiento, arqueando una ceja cuando Degel se sonrojo furiosamente, suponía que al ser un alfa y el nuevo aprendiz un omega, era casi como si Sage quisiera que estuvieran juntos.

 

— Supongo que… ahora ya soy tu alfa… como tú eres un omega y… bueno, debo cuidarte.

 

Kardia respondió golpeando su mejilla, separándose de un solo movimiento, completamente furioso, mirándolo de pies a cabeza como si acabara de insultarlo, aunque ese no fuera el caso.

 

— ¡No quiero un maldito alfa y no necesito de tus cuidados!

 

Le grito, al mismo tiempo que Degel sujetaba su mejilla, retrocediendo un solo pasó, tragando un poco de saliva, Kardia era mucho más irascible de lo que supuso en un principio, eso le gustaba.

 

— Pero Sage dijo…

 

Kardia apretó los dientes, estaba consciente de lo que dijo Sage, pero también sabía que se fue de su hogar para no tener que morir en compañía de un alfa, para perder su vida en algo que valiera la pena, quería conocer el mundo, verlo con sus propios ojos antes de que fuera tarde, no sería un esclavo el poco tiempo que le quedara de vida, por lo que no aceptaría a ese mocoso que decía era su alfa solo porque ese anciano quería mantenerlo con vida.

 

— ¡No me importa, aléjate de mí!

 

Para Degel había sido amor a primera vista, a última vista, a única vista y comenzó a seguir al futuro escorpión, caminando detrás de él aun sobándose la mejilla, notando como Kardia se detenía de pronto, mirándolo de reojo, parecía molesto de tenerlo cerca.

 

— ¿Me seguirás todo el día o qué?

 

Degel asintió, lo seguiría al fin del mundo de ser preciso, no dejaría que perdiera la vida, Sage se lo encargo y de alguna manera, sentía que ese era su deber, mantenerlo a salvo del propio fuego que aceleraba su cosmos.

 

— Sage dijo que debo mantenerte seguro y la única forma de hacerlo es manteniéndome a tu lado, aunque no creo que te caiga bien.

 

Kardia bufo molesto, para seguir con su camino, deteniéndose cuando llego a lo que parecían unos campos de entrenamiento de alguna clase, en donde su futuro maestro los esperaba.

 

— Llegan tarde, Sage los entretuvo demasiado.

 

Kardia asintió, Degel se limito a guardar silencio, aun le dolía su mejilla y estaba molesto porque el otro chico no quería aceptar su ayuda, era como si lo estuviera rechazando con ese silencio, no era como si quisiera lastimarlo, sólo quería mantenerlo seguro.

 

— No puedo asegurarlo, pero estoy casi seguro que ustedes actuaran como una dupla cuando tengan sus respectivas armaduras, por lo que lo mejor es que entrenen juntos, deben aprender a conocerse, leer cada pequeño gesto de su compañero de armas, sentir su cosmos, casi volverse uno.

 

Degel sonrió de nuevo, le gustaba la idea de que fueran a entrenar juntos, Kardia volvió a molestarse pero no dijo nada, solo se limito a realizar los ejercicios que se le imponían, cada día mejorando sus técnicas de una forma inaudita, haciéndolo sentir orgulloso.

 

No era que sus resultados fueran inferiores, pero, saber que pelearía con alguien como él hacía que sintiera como si un montón de mariposas revolotearan en su estomago, pasando algunos años se dio cuenta que cada vez que estaba al lado de Kardia, su amor por el crecía un poco, su interés y su deseo por mantenerlo seguro.

 

Era como si el destino u otra fuerza externa los hubiera señalado, creía que eso era porque se trataban de alfa y omega, un alma en dos cuerpos, o eso decían los rumores que había alrededor de aquellas magnificas criaturas.

 

Degel no era el único que recordaba cómo se conocieron, Kardia no dejaba de pensar en lo mucho que maltrato a su alfa, lo cruel que fue en más de una ocasión, como usaba a sus hermanos omegas para mantenerlo alejado de su persona y lo mucho que le molestaba verlo leer todo el día, aun le hacía enojar, creía que en vez de sumirse en esas hojas muertas debería prestarle atención a él, no a un viejo libro.

 

Aun recordaba con afecto aquel primer día en que después de una pelea especialmente mala, en la cual utilizo su aguja escarlata para destruir el ofensivo libro, termino lastimando a Degel, cortando su pecho, del cual comenzó a manar demasiada sangre.

 

No era una herida de la que debieran preocuparse, pero al mismo tiempo se sintió tan mal que se encerró en su habitación, la cual compartía con Degel, quien al ingresar ni siquiera le miro, acostándose con rapidez.

 

Kardia despertó en medio la noche para ver como Degel escribía algo bajo la luz de una lámpara, sin pronunciar ningún sonido, apagando la vela cuando vio que le miraba de reojo.

 

La mañana siguiente después de su entrenamiento ingreso en su habitación para dejarse caer sobre su cama, en donde había una flor y dos cartas, una de ellas estaba atrapada entre su colchón y la pared, como si llevara mucho tiempo esperando por que las leyera.

 

Cuando lo hizo no pudo evitar sonrojarse, era lo más hermoso que nadie jamás le hubiera dicho, admiraba sus técnicas, su fuerza, su fuego, decía que era lo único que le hacía sentir humano, que lo deseaba, en esas dos cartas supo que lo había encontrado, quien fuera que las escribió debía ser su alfa, de eso estaba seguro.

 

Y lo fue, la prueba estaba en que en ese momento corría a su lado, atento a su seguridad pero confiando en sus habilidades, después de todo su temor era infundado, Degel jamás creería que se trataba de un objeto, él realmente lo quería.

 

***8***

 

— Mi señor Minos.

 

Lune se anuncio hincándose delante del escritorio, o lo que quedaba de este, observando también como aquella habitación parecía el campo de alguna batalla, suponía que todo era obra del Wyvern, del supuesto hermano mitológico del emperador Minos.

 

— ¿Qué deseas?

 

***

 

Me gustaría saber que opinan de la historia, como va hasta el momento, ademas, que parejas prefieren de las que mencionare y porque razón lo hacen.

 

Albafica/Manigoldo, Aspros/Manigoldo, Degel/Kardia, Valentine/Radamanthys, Minos/Radamanthys, Regulus/Cid, Sisyphus/Cid, Oneiros/Cid, Shion/Albafica.

 

Aunque por el momento Minos, Aspros, Oneiros y Regulus tienen muchos votos a su favor.

 

Pero que hay de los otros alfas, Albafica, Degel, Sisyphus o Valentine.

 

¿A quien prefieren?

 

¿Cuántos quieren que Aspros, Oneiros, Minos o Shion tengan un poco de paraíso?

 

¿A cuantos les gustan las parejas originales?

 

¿Quiénes quieren leer un poco de mpreg?

 

Otra cosa, como ya es principio de mes, subiré un capitulo hoy, y el otro el sábado, espero que les guste.

 


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