Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Paraiso Robado. por Seiken

[Reviews - 236]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen y por lo tanto no gano dinero haciendo esto, solo la satisfacción de recibir sus comentarios, quejas o sugerencias…

 

Avisos:

 

 

Esta historia como todo lo que escribo es del genero yaoi, Slash u homoeróticas, pero si estas en esta página estoy segura que ya lo sabías de antemano, en este universo un tanto dispar al de la serie del Lienzo Perdido de Saint Seiya existen algunos personajes que serán alfas, otros omegas, otros betas, pero se les llamara Hijos de Zeus e Hijos de Hera, pero las partes importantes de la serie estarán intactas en su mayoría, sólo que esta historia se sitúa cuando Sasha aun es una pequeña, por lo que los personajes son un poco menores y todos siguen vivos.

 

 

Hace casi un año estuve investigando sobre el universo Alfa/Omega y me gusto lo que vi por lo que ahora quiero hacer mi propia versión de esto, por lo cual contiene mpreg, pero no se basa exclusivamente en eso sino en la desigualdad del genero de cada personaje,  por lo que si no te gusta el mpreg, puedes leerlo con confianza.

 

 

También quisiera decirles que es un mundo ciertamente oscuro en donde los papeles están definidos desde el nacimiento y es aquí en donde nuestros protagonistas tratan de escapar de su destino al mismo tiempo que cumplen con sus deberes en el santuario o el inframundo y respecto a las parejas tendremos Albafica/Manigoldo, Aspros/Manigoldo, Degel/Kardia, Valentine/Radamanthys, Minos/Radamanthys, Regulus/Cid, Sisyphus/Cid, Oneiros/Cid, Shion/Albafica entre otras.

 

 

Sin más les dejo con la historia, espero que les guste y mil gracias de antemano.

 

 

Paraíso Robado.

 

 

Resumen:

 

 

En el santuario de Athena la perfección del amor se confirmaba con el nacimiento de niños deseados y el paraíso era pertenecer a quien amabas, pero cuando eso no ocurría, bien podrían decir que el paraíso se te había sido robado.

 

***33***

 

— ¿Por qué?

 

Pregunto Albafica dándole la espalda a la barrera de energía, sin entender porque Shion odiaba tanto a su compañero, que había pasado para que su buen amigo, el gentil alumno de Hakurei se comportara como lo hacía.

 

— ¿De qué estás hablando?

 

Shion genuinamente no comprendía de qué le estaban hablando, porque Albafica estaba tan molesto, Manigoldo era el omega de Aspros, los dos debían estar juntos, sin importar lo que dijera ese mentiroso cangrejo, su rosa celeste era un hermoso omega, sería su compañero cuando quitara a ese engendro de su camino.

 

— ¡Aspros va a violarlo!

 

No era una violación, los verdaderos alfa nunca violaban a los omegas, sólo les convencían de aceptarlos, de permitirles cuidar de ellos, no había nada malo en eso porque un omega necesitaba de la protección de su compañero, de sus caricias y de su amor, así como su constante guía.

 

— ¿Por qué estás haciendo esto? 

 

Shion al principio no supo que responder, era obvio porque estaba haciendo eso, creía que era lo mejor para Albafica, aun para Manigoldo, pero no dijo nada,  no creía que su rosa quisiera escucharle.

 

— ¿Qué ganan separándonos?

 

Le pregunto Albafica caminando varios pasos en su dirección, elevando su cosmos, dispuesto a pelear con él para acudir en auxilio del cangrejo, creyendo que su maestro podría hacerle daño, tal vez Aspros, quien sólo estaba haciendo lo necesario para que ambos pudieran tener a su amado entre sus brazos.

 

— ¿Qué ganas tu diciendo que eres un alfa?

 

Albafica se detuvo de pronto, la mirada de Shion era diferente a la del pasado, este muchacho no era el mismo que siempre lo visitaba en su templo, ni siquiera el mismo que trataba de convencer a Manigoldo de alejarse de su lado.

 

— ¡Porque soy un alfa!

 

Respondió, comprendiendo que este muchacho no era su amigo, ni su aliado, era su rival, uno que lo deseaba a él y odiaba a su cangrejo, que esperaba que si le evitaba protegerlo, si permitía que Aspros lo violara, lo entregarían a sus brazos.

 

— Porque Manigoldo es mi compañero y mi deber es protegerlo…

 

Shion asintió e intento sonreírle a su amada rosa, quien se detuvo a una distancia prudente, tratando de hacerlo sentir seguro, que confiara en el cómo hasta ese momento lo había hecho, pero Albafica no se relajo, por el contrario respiro hondo tomando una rosa que siempre traía consigo, una de sus armas.

 

— Pero a ti no te importa eso, ni que lastimen a Manigoldo, sea o no su alfa, sea o no un omega, tu lo que deseas es que Aspros lo obtenga para sí mismo y de esa forma, piensas que yo me entregare a ti.

 

Albafica creía comprender como se sentían los omegas, la desesperación de su cangrejo cuando Aspros no lo escucho esa primera vez, cuando comenzó a tocarlo sin su permiso, atacándolo en medio del campo de entrenamiento.

 

Porque lo único que lo separaba de Shion era su sangre envenenada, de lo contrario, algún tiempo atrás su propio amigo habría tratado de domesticarlo como lo dictaban sus propias reglas, de eso podía darse cuenta al ver esa extraña expresión en sus ojos, lo deseaba, lo quería a su lado sin importar su opinión.

 

— ¿Por qué lo amas?

 

Pregunto de pronto, su cosmos incendiándose repentinamente, sin dejar que la pared de energía se moviera un ápice, encerrándolos a los dos en la misma habitación, dando un solo paso en su dirección, furioso, su mirada cargada de angustia.

 

— ¿Por qué lo defiendes?

 

Esa pregunta era tan errónea en muchos sentidos, Manigoldo era su amado, pero no solo eso importaba, de no serlo también lo haría y aunque solo fueran camaradas, si no fueran compañeros, aun en el caso de que fueran enemigos, él no deseaba a Aspros, evitar que lo dañaran era su deber, ellos debían actuar de una forma justa, congruente.

 

Permitir que cualquier persona pasara por una cacería, que fuera sometida por una mucho más fuerte solo porque podía era inmoral, era un acto que debía evitarse, pero por alguna razón Shion parecía no entenderlo, sus celos y su deseo no correspondido nublaban su buen juicio, corrompiendo su esencia.

 

— Porque eso es lo correcto y el Shion que considero mi amigo lo comprendería, solo que tú no eres esa persona, tu no sé quien puedas ser.

 

Shion apretó los dientes al ver que Albafica estaba dispuesto a enfrentarse a él, sabía que era mucho más fuerte que su amigo, pero también sabía que la sangre que protegía su cuerpo del cangrejo, le evitaba tocarlo.

 

— Aspros tiene el collar de Manigoldo en su poder, lo mostrara mañana que sea nombrado patriarca del santuario, a ti sólo te engaño.

 

Albafica sabía que eso era una mentira, el collar de su cuello era el de su omega, él mismo Manigoldo quiso recuperarlo en más de una ocasión, tantas veces fueron las que lo ataco para que se lo regresara que casi se lo da, esa noche que lo atacaron, en ese momento quiso dárselo, el día del primer celo de su omega, haciendo que se preguntara de donde y como era que Aspros tenía en sus manos otro collar, de otro omega.

 

— Sí intentas tocarme morirás, Shion.

 

Shion dio un paso más en su dirección, esperando cualquier movimiento que Albafica estuviera próximo a realizar, quien sostenía su rosa, dispuesto a enfrentársele, apretando los dientes, con la misma expresión que usaba con sus enemigos.

 

— Pero no solo eso, yo no me embarazare porque los alfas no podemos tener hijos, eso ya lo sabes Shion, tu puedes sentirlo, mi aroma no es el de una persona normal pero no es el de un omega.

 

Eso era cierto, su amigo tenía un aroma dulce, pero era causado por el veneno de su sangre, no porque fuera un omega por mucho que lo deseara, aun así, Shion quería que Albafica fuera su compañero, porque él mismo no era un alfa, sino un beta, aunque su maestro no quisiera aceptarlo.

 

— Porque huelo a veneno, el mismo que corre por mis venas.

 

Shion se encogió de hombros, la única forma en que podría tener un hijo, descendencia, era si desposaba a otro beta, uno femenino, pero ninguno tenía la gracia de su alfa, al que podría hacer pasar por un omega que nunca podría embarazar, pero, para disfrutar de su belleza no tenía porque tocarlo, existían muchas otras formas de brindarse placer.

 

— No me importa, Albafica, yo te amo así como eres y aunque nunca pudiéramos tener descendencia, yo te deseo a mi lado, tu belleza me domina.

 

Repentinamente Albafica lanzo su rosa, pero no hacia Shion que esperaba el golpe certero de la blanca flor, sino contra las cuerdas que sostenían las lámparas de aceite que iluminaban su templo, las que fueron cayendo una a una, estallando con un cegador estruendo.

 

— Yo te deseo a mi lado, por eso, Manigoldo debe ir con alguien más, Aspros podrá protegerlo.

 

Pronuncio aislando los pequeños incendios del templo de Piscis, sintiendo de pronto que los pétalos se elevaban en el aire, envenenando el ambiente, haciendo que tuviera que protegerse en una esfera de cosmos que lo aisló del veneno pero debilito ambas barreras.

 

— ¿Usas tu veneno en contra mía?

 

Pregunto furioso, como si hubiera sido traicionado al ser repelido en su locura, Albafica al ver que la barrera se abría y le dejaban seguir a su omega lo hizo, corriendo en aquella dirección. 

 

Esperando que sus cosmos delataran aquel combate, pero seguramente encontrarían una razón para justificar las acciones de Shion, quien hasta ese momento había sido un santo intachable.

 

O eso creía porque pensaba que la caída de Sage en manos de Sisyphus era por demás extraña, tanto como el secuestro de su diosa, mucho más aun cuando el testigo de aquella pesadilla no era otro más que Shion.

 

Albafica uso su veneno para entretener a Shion, cuyo cosmos era más fuerte que nunca, vistiendo su armadura de pronto, buscando la forma de ir a la casa principal del santuario, escuchando a sus espaldas un movimiento.

 

Seguro que se trataba de su antiguo amigo, el enloquecido Shion, pero aquellas pisadas no eran las de Aries, quien aun estaba atrapado en ese templo sino las de un guerrero enmascarado, de piel morena y cabello azul, una copia de Aspros con diferentes colores.

 

— Mi hermano era la luz y ese cangrejo le ha convertido en la oscuridad.

 

Albafica sostuvo una de sus rosas entonces, entrecerrando los ojos, esperando por lo que ese guerrero tenía que decirle, suponiendo que como Hakurei culpaba a su omega de las despreciables acciones de Géminis.

 

— No deberías atacar a Defteros Albafica, después de todo el está de nuestro lado.

 

Pronuncio Asmita vestido con su armadura, al mismo tiempo que podían sentir como el cosmos de Shion iba en aumento, una energía que paralizo sus corazones, ese joven era en verdad poderoso.

 

— ¿De qué lado hablan?

 

Aquella pregunta estaba de más cuando el tiempo apremiaba pensó Asmita, escuchando como el joven santo de Aries estallaba en furia al ver que su rosa logro escapar de sus manos, aunque no era seguro del todo si podrían salir del santuario sin que pudiera alcanzarlos.

 

— No debemos perder tiempo.

 

Defteros estaba traicionando a su hermano, pero esa era la única forma de salvarlo,  mientras tanto Asmita guardo silencio dándose cuenta que los temores de Sage eran reales, pero aun así no sabían que entidades habían atacado el santuario ni con que propósito, lo único que comprendían era que los santos más fuertes con los que contaban habían sido infectados con esa locura.

 

La misma clase de demencia que provoco la guerra de Troya, la caída de Aquiles, la destrucción de la ciudad amurallada, que causo una masacre, una batalla de varios bandos, de tantos guerreros dotados con cosmos brillantes, que aun en ese momento seguían recordándola, todo porque la diosa del amor quería ser nombrada la más hermosa.

 

Casi todos los dioses y sus guerreros fueron inmiscuidos de una u otra forma, defendiendo el deseo, la lujuria, actuando como suponían era lo mejor, aunque en realidad, ninguno de ellos supo la razón de su enfrentamiento, sólo que demasiados perdieron la vida por los caprichos de los dioses.

 

— ¿Qué hay de Manigoldo?

 

Por una manzana dorada y el deseo, disfrazado de amor, sólo que la diosa Eris ya no existía más, ella había sido erradicada de ese mundo, por lo cual se preguntaba, quien más estaba moviendo los hilos que ponían a hermano contra hermano.

 

— ¿Esperas que deje que Aspros lo lastime?

 

Pregunto, aunque suponía que sabía la respuesta, Asmita y Defteros sólo le ayudaron a él, no evitaron que su cangrejo caminara hacia esa trampa, quien en su esperanza por ver a su maestro cayó en un engaño, eso lo comprendía Albafica más que nadie, sólo su maestro estaba dispuesto a brindarles ayuda y debieron anunciarle su milagro apenas ocurrió.

 

— Manigoldo tendrá que permanecer en el santuario como nuestros ojos y oídos, como espero que Sage se lo haya indicado, estoy seguro que Aspros no dejara que lo lastimen.

 

Albafica negó aquello, era imposible que lo dejara solo en compañía de Aspros, quien era el que estaba a punto de lastimar a su omega, de quien debían protegerlo era de él, aunque según decían el santo de géminis había salido a una misión para darle caza a Sisyphus, al que Shion acusaba de ser un traidor.

 

Pero no lo era así que habían traicionado al mayor de los tres omegas dorados, tal vez Shion había sido corrompido por alguna entidad, de otra forma su amigo no lo hubiera atacado, sin embargo, porque Sage le pidió a Manigoldo que fuera sus ojos en el santuario, que esperaban que ocurriera y porque no le dijo nada, aunque estaba seguro que sabía que no le permitiría permanecer en este santuario manchado por las sombras ni someterse a los deseos de Aspros.

 

Trataría de salvarlo, tal vez por eso su amado omega estaba tan molesto, porque supuso que no tendrían otra oportunidad para estar juntos y por eso mismo, actuaba de una forma tan sumisa, no creía que hubiera otra opción.

 

— ¿De qué estás hablando?

 

Asmita no parecía sentir sus palabras, él era el hombre más cercano a dios, no tenia dolor ni duda, el siempre estaba controlado, por lo cual, supuso que no comprendía que su cordura estaba a punto de escaparse de sus manos.

 

— No puedo decirte nada  porque en el caso de que Shion de contigo nuestros enemigos lo sabrían todo.

 

Albafica estuvo a punto de sujetar al santo de virgo de sus brazos, pero se detuvo sin entender que estaba pasando, que se esperaba de él, si acaso creía que abandonaría a su cangrejo en las garras de Aspros.

 

— Márchate del santuario, eso será lo mejor.

 

Albafica negó aquello, no estaba dispuesto a dejar solo a su cangrejo, sin embargo, Asmita usando su cosmos lo ataco, pidiéndole perdón de antemano, escuchando como Defteros se movía a sus espaldas, era el momento de actuar, con algo de suerte Degel y Kardia sabrían algo más acerca de sus enemigos.

 

— Llévalo con Dohko envuelto en esas mantas, Albafica no despertara en varios días y después, regresa al santuario, tu hermano te necesita.

 

Defteros asintió cargando al compañero del cangrejo, si lo dejaban actuar como su instinto se lo dictaba, Shion usaría la técnica que se robo de las bibliotecas del santuario con él, no podían dejar que las rosas actuaran bajo su dominio, al mismo tiempo, su querido hermano perdería la vida cuando quisiera matar a la rosa.

 

— ¿Qué hay de Manigoldo?

 

Quiso saber, pero Asmita no se atrevió a pronunciar palabra alguna, comprendiendo muy bien que pronto daría comienzo una pesadilla de la cual no podría despertar, no a menos que expulsaran la oscuridad del santuario.

 

— Quienes me preocupan en este momento son Cid y Shion, pero ya no hay nada que hacerse.

 

***34***

 

— Anciano Hakurei.

 

Como era de esperarse Manigoldo no se tardo en llegar con ellos, como suponía, seguramente insistía en permanecer junto a su sirena, el único santo de piscis que actuaba como una verdadera viuda negra, jugando con su camarada.

 

Tal vez le dijeron que Sage había despertado, porque si le hubieran explicado que su deber seria atender las heridas de su alfa, ese malagradecido santo de cáncer, ese testarudo omega que se comportaba como los antecesores de su hermano, le habría dejado a su suerte.

 

— ¿Mi maestro ha despertado?

 

La esperanza en su tono de voz le molesto, Sage ya no despertaría, Sisyphus y los dioses gemelos le dañaron demasiado, estaba seguro que su pequeño hermano moriría debido a esa odiosa traición, por esa razón estaba decidido a nombrar un patriarca nuevo, si Aspros no lograba resistir la pérdida de sangre sufrida durante aquella desastrosa batalla, tendría que mandar llamar a Virgo, pero si ocurría el milagro curativo asociado con el vinculo de alfa y omega, si la mera presencia de Manigoldo le daba fuerza al pobre muchacho, él sería el patriarca.

 

— No digas estupideces Manigoldo, es tu alfa quien te necesita.

 

Le respondió señalando la cama en donde Aspros estaba inconsciente, sujetando a Manigoldo del brazo derecho para guiarlo en dirección de su alfa, quien yacía inconsciente en la cama de sabanas blancas manchadas de sangre.

 

— ¿Mi alfa?

 

Pregunto Manigoldo, sin entender de que le hablaba el anciano Hakurei, era imposible que su alfa estuviera en peligro, el estaba a su lado hasta que lo mandaron llamar, pero al ver la figura inconsciente en la cama se negó a seguir caminando.

 

— Aspros.

 

Pronuncio Hakurei, cada vez más molesto, preguntándose porque razón Manigoldo era tan innecesariamente cruel, ni siquiera en ese momento en que Aspros había demostrado su valor, su lealtad al santuario ofrendando su vida para proteger a su diosa, el testarudo cangrejo trataba de comportarse como era su deber.

 

— Está muy malherido, necesita a su omega, atiende sus heridas.

 

Manigoldo negó aquello, el no era un medico, mucho menos el omega de Aspros, su compañero era Albafica y el estaba en su templo, en compañía de Shion, quien se veía especialmente complacido con aquella pesadilla.

 

— El no es mi alfa, mi compañero es Albafica.

 

Susurro cuando Hakurei empujo a Manigoldo por el hombro, ocasionando que cayera de rodillas frente al convaleciente Aspros, quien se quejo entre sueños, como si llamara a su omega, tal vez sentía su presencia en esa habitación.

 

—  ¡Acaso no tienes corazón!

 

Le grito Hakurei, preguntándose cómo era posible que no comprendiera lo mucho que Aspros lo necesitaba, de qué forma no le interesaba el bienestar de su alfa, porque insistía en perseguir aquella ilusión, ese omega venenoso que terminaría asesinándolo cuando el patriarca, el santo más poderoso que tenían, cuya generosidad era conocida en Rodorio y en el santuario, lo amaba.

 

— Es bien sabido que un alfa cura mucho más rápido cuando su omega es quien atiende sus heridas Manigoldo, tú eres su omega, Albafica no es un alfa, así que deja tus niñerías y compórtate como lo que eres.

 

Manigoldo se levanto con lentitud, tratando de no tocar a ese alfa que parecía inofensivo, pero que estaba seguro tenía la fuerza para lastimarlo, que no se tocaría el corazón hasta lograrlo, creyendo que eso lo hacía suyo.

 

— ¿Cómo lo que soy?

 

Manigoldo no sabía si debía estar molesto o no, si su maestro le perdonaría si respondía como su corazón se lo pedía, o guardaba silencio, comprendiendo muy bien que Hakurei lo entregaría a su acechador, culpándolo a él por no amarlo, optando por ignorar lo que le dijeron, que la belleza de Albafica podía ser la de un Alfa, que era su compañero.

 

— Se un buen omega y cuida de tu alfa.

 

Hakurei trato de ser paciente, mostrar la amabilidad que Sage tenía para con este joven confundido, pero no soportaba ver a sus muchachos sufriendo, todo porque su hermano enveneno su mente al creer que ser un omega era una maldición.

 

— ¡El no es mi alfa, es Albafica, porque diablos no puede entenderlo!

 

Manigoldo termino por desesperarse, gritando aquellas palabras, seguro de su mentira, logrando que Hakurei se molestara cada vez más.

 

— Hemos perdido a Cid, un omega poderoso que se ha desperdiciado en la guerra, no dejare que pase lo mismo contigo.

 

Manigoldo sintió que un peso terrible caía sobre sus hombros, Cid, su querido amigo estaba muerto, en una misión en la cual Aspros apenas logro salir con vida.

 

— ¿Cid ha muerto?

 

Tuvo que confirmar lo que le habían dicho, observando como Hakurei asentía, el anciano gemelo de su maestro estaba furioso, como nunca antes lo había visto, sin comprender su dolor al perder a su hermano de armas, viéndolo solamente como un omega que se había desperdiciado en la guerra, no como una persona valiosa que daba su vida por su sueño.

 

— Aspros esta moribundo.

 

Lo mencionaba como si fuera culpa suya, como si sus heridas fueran provocadas por su destino, el que lo puso en los brazos de Albafica y no los de Aspros, acusándolo de ser un mal omega, pero acaso no se suponía que él tenía que serle fiel a su compañero, cuidarlo, atenderlo, eso hacía con su rosa, él era un buen hijo de la diosa Hera, no lo que Hakurei pensaba.

 

— Mi hermano tal vez jamás despierte.

 

Su maestro estaba al borde de la muerte, el que lo trajo al santuario, le enseño a vivir, que no eran basura, que los omegas tenían un mejor destino que solo ser la propiedad de un alfa, que tener un compañero era algo hermoso, no un castigo.

 

No tenían porque avergonzarse de ser omegas, aquello era una bendición y sus alfas, ellos eran sus compañeros, les traerían dicha, pero como convencer a Hakurei que su rosa era su compañero cuando estaban seguros de su destino, cuando lo calificaban como a ellos, convirtiéndolo en un objeto, pero no cualquier clase de propiedad, sino una descompuesta que no podía dar a luz sin tomar una vida a cambio, esa era la actitud que tenían contra Kardia, pero al no poder finalizar su embarazo, simplemente le otorgaban la libertad que a le negaban a él.

 

— Tu deber es procurar el bienestar de tu alfa, atender sus heridas para que se recupere, pero si no lo quieres tomar como tu deber, al ser su omega, en ese caso, hazlo porque es uno de tus aliados que ha puesto su vida en peligro por el bien del santuario.

 

Manigoldo no dijo nada, comprendiendo como nunca antes que nadie movería un dedo por ayudarlo, Kardia no estaba en el santuario, Cid, su querido amigo estaba muerto, sin Albafica, sin su maestro, el estaba completamente solo.

 

— Albafica me necesita mucho más que Aspros, el está encerrado en ese horrible templo, con esas asquerosas rosas, géminis se recuperara muy bien solo.

 

Trato de salir de allí, pero el primero lo sostuvo del brazo de nuevo, esta vez con demasiada fuerza, elevando su cosmos, uno que era tan poderoso como el de su maestro, furioso por su negativa, condenando su decisión de no pertenecerle a Aspros, sino a su rosa, la que también le pertenecía a él.

 

— No seas indulgente con Albafica, él es un omega, cuando llegue el tiempo indicado Shion dará su vida para asegurar que haya otra rosa en el jardín, pero tu deber es procurar que géminis, el patriarca, se recupere.

 

Aspros lo tendría a él y Shion a su rosa, quien no correspondía el afecto que le tenía el joven santo de Aries, quien tan solo era un muchacho con su primer enamoramiento, como él estuvo alguna vez tan cegado por su admiración por géminis que no le dejo ver como la oscuridad poco a poco se iba comiendo su cordura.

 

— ¡Usted no puede hacerle eso a Albafica, no puede separarnos!

 

Suplico, sin soltarse de la mano de Hakurei, quien negó aquello con un movimiento de su cabeza, decepcionado por la crueldad de Manigoldo, que seguía jurando que aquella mentira era verdad, que Albafica era su compañero, sin importarle que Aspros bien podía escuchar esas hirientes palabras, esas quimeras que se esforzaba en pronunciar.

 

— Tú alfa esta moribundo y tú defiendes tus niñerías con ese omega, no te importa su salud mental, ni física, no te interesa que este escuchándote decir esas mentiras, acaso Sage crio a un mocoso sin alma ni corazón, sin respeto por los demás.

 

Manigoldo no dijo nada, sólo observo al santo de géminis en su cama, quien aparentaba estar indefenso, pero su instinto le gritaba que tenía que correr, salir de aquel cuarto, sin importar lo que Hakurei le ordenara.

 

— Estoy cansado de tu actitud, Manigoldo, eres un omega y tomaras un compañero, ese será Aspros, así que atiéndelo, sí muere serán considerados unos traidores, justo como Sisyphus.

 

Hakurei estaba cansado de aquella crueldad, pero si no podía hacerlo entrar en razón como nunca pudo convencer a su hermano de tomar un alfa, en ese caso, tendría que ordenarle algo que debía ser instintivo, todo por culpa de su gemelo que insistía que ser un omega era una maldición, nunca lo había dicho, pero no tenía que hacerlo, sus acciones hablaban mucho más fuerte que sus palabras.

 

— Tú por asesinar al patriarca, Albafica por ayudarte, aunque solo te dé por tu lado.

 

Manigoldo negó aquello con un movimiento de su cabeza, los condenarían a los dos si no se entregaba a ese demente, eso era injusto, pero lo que más le asustaba era que aun faltaban unas pocas horas para que su celo terminara, si Aspros no estuviera tan malherido, no podría detenerlo si intentaba lastimarlo.

 

— Mi celo no ha terminado…

 

Casi suplico, no quería estar solo con Aspros, pero parecía que solamente él comprendía hasta donde llegaría el santo de géminis por obtener lo que deseaba y Hakurei se lo estaba entregando.

 

— ¿Eso que tiene que ver con mis órdenes?

 

Aquella pregunta hirió mucho más a Manigoldo que todo lo anterior, Hakurei seguramente comprendía que Aspros lo violaría cuando tuviera la oportunidad, pero eso no le importaba, debía  recordarse que no eran más que objetos para los Lemurianos.

 

— Aspros puede intentar…

 

Quiso explicar algo que Hakurei ya sabía, que no le importaba en lo absoluto.

 

— Sería lo mejor, así no se perdería otro año por culpa de las absurdas ideas que Sage te metió en la cabeza.

 

Lo mejor sería que lo tomara, aunque él no lo quisiera se dijo Manigoldo, sintiéndose como si no fuera más que un trozo de basura, tal vez para Hakurei eso eran los omegas.

 

— Sólo por eso seré paciente contigo Manigoldo, tu deber en este momento es cuidar como un buen omega al nuevo patriarca, yo tengo que atender otros asuntos, así que por una vez obedece las órdenes que se te dan, demuestra que mi hermano no cometió un error al recogerte de aquella aldea.

 

Finalizo, o intento hacerlo, ya que Manigoldo seguía firme, alejado de Aspros, observándolo como si fuera un animal rabioso a punto de atacarlo.

 

— Aunque supongo que debe ser un consuelo para ti que Aspros se esté muriendo, así no podrá cumplir con su deber como tu alfa.

 

Eso lo dijo decepcionado, no entendía la clase de hombre que Sage crio, era como si no le importara su alfa en lo absoluto, como si no lo deseara, cuando su deseo debía ser tan inmenso que lo llevaría a su lado, sin importar cuánto tiempo pasara, ese vinculo era imposible de romper.

 

— ¿Someterme es su deber?

 

Le pregunto, violarlo era parte de su deber, tal vez por eso Aspros actuaba como lo hacía, porque Hakurei los animaba a eso, no sabía la clase de patraña que le dijo a su antiguo amigo pero tal vez aquello fue lo que lo enfermo, lo que le transformo de alguien a quien admiraba, a una sombra a la que le temía. 

 

— Lo dices como si fuera una atrocidad, pero descuida, cuando comprendas el placer de estar con tu alfa, el verdadero, cambiaras de opinión, apreciaras a tu compañero y lo atenderás con gusto, porque para eso existes.

 

Pronuncio Hakurei, alejándose de aquella cama, de ese cuarto, estaba cansado de tratar con Manigoldo, el era exactamente igual a su hermano, mostraba la misma clase de necedad, la crueldad que enloqueció a Itia.

 

— No soy su omega.

 

Pronuncio, casi como si quisiera convencerse a el mismo de no ser su omega, era triste, porque esa era la verdad, Manigoldo era el omega de Aspros, sólo era natural que estuvieran juntos.

 

— Lo veremos cuando pasen los primeros celos juntos, Manigoldo, mientras tanto no quiero más tonterías tuyas, ya no está Sage para premiarlas.

 

Le advirtió, cerrando la puerta detrás de sí, dejándolo completamente solo con Aspros, quien parecía aun estaba inconsciente.

 

***35***

 

Llevaban poco tiempo de viaje pero iban avanzando con demasiada rapidez, justo como se esperaría de un santo dorado, el guerrero pelirrojo los seguía muy cerca pero manteniendo su distancia.

 

***

 

Hola, perdón por la tardanza, pero les juro que esta historia no sera abandonada pero el trabajo no me ha dejado actualizar, en fin, espero que este capitulo les haya gustado y hasta el momento las parejas originales van ganando, con dos excepciones, Oneiros y Aspros, aunque Minos tiene varios votos a su favor, junto a Regulus.

 

Les tengo las mismas preguntas de antes, las que estoy tomando en cuenta para los sucesos que vienen, pero debo decirles que por el momento, todos tienen las mismas posibilidades de vencer.

 

Así que...

 

¿Hasta el momento que pareja es su favorita?

 

¿Cuántos quieren que Aspros, Oneiros, Minos o Shion tengan un poco de paraíso?

 

¿Cuantos prefieren a Degel, Albafica, Sisyphus o Valentine?

 

¿Cuantos de ustedes desearían que hubiera dos capítulos por semana en vez de uno?

 

E intentare actualizar dos veces por semana, una el lunes, otra el jueves, dependiendo de la recepción que siga teniendo la historia.

 

Por fin tenemos un ganador, y ese es el:

 

Aspros/Manigoldo

 

En el siguiente capitulo podrán ver un poco de su pasado, y algunas otras cosas de esta posible pareja.

 

Como saben, sus comentarios me animan a seguir escribiendo.

 

Muchas gracias, nos vemos el próximo capitulo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).