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Paraiso Robado. por Seiken

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Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen y por lo tanto no gano dinero haciendo esto, solo la satisfacción de recibir sus comentarios, quejas o sugerencias…

 

Avisos:

 

 

Esta historia como todo lo que escribo es del genero yaoi, Slash u homoeróticas, pero si estas en esta página estoy segura que ya lo sabías de antemano, en este universo un tanto dispar al de la serie del Lienzo Perdido de Saint Seiya existen algunos personajes que serán alfas, otros omegas, otros betas, pero se les llamara Hijos de Zeus e Hijos de Hera, pero las partes importantes de la serie estarán intactas en su mayoría, sólo que esta historia se sitúa cuando Sasha aun es una pequeña, por lo que los personajes son un poco menores y todos siguen vivos.

 

 

Hace casi un año estuve investigando sobre el universo Alfa/Omega y me gusto lo que vi por lo que ahora quiero hacer mi propia versión de esto, por lo cual contiene mpreg, pero no se basa exclusivamente en eso sino en la desigualdad del genero de cada personaje,  por lo que si no te gusta el mpreg, puedes leerlo con confianza.

 

 

También quisiera decirles que es un mundo ciertamente oscuro en donde los papeles están definidos desde el nacimiento y es aquí en donde nuestros protagonistas tratan de escapar de su destino al mismo tiempo que cumplen con sus deberes en el santuario o el inframundo y respecto a las parejas tendremos Albafica/Manigoldo, Aspros/Manigoldo, Degel/Kardia, Valentine/Radamanthys, Minos/Radamanthys, Regulus/Cid, Sisyphus/Cid, Oneiros/Cid, Shion/Albafica entre otras.

 

 

Sin más les dejo con la historia, espero que les guste y mil gracias de antemano.

 

 

Paraíso Robado.

 

 

Resumen:

 

 

En el santuario de Athena la perfección del amor se confirmaba con el nacimiento de niños deseados y el paraíso era pertenecer a quien amabas, pero cuando eso no ocurría, bien podrían decir que el paraíso se te había sido robado.

 

***37***

 

Oneiros al ver que Cid había perdido la consciencia se acercó apenas unos centímetros a su espada para poder admirarle, era hermoso, cabello negro, piel blanca, un rostro de rasgos delicados, nadie podría comparársele jamás.

 

No era esa la primera vida en la cual conseguía capturar semejante premio, pero si sería está en la cual podría conservarlo para él, ya no tendría por qué regresarlo a las manos de ese alfa ni perecer en un combate con su elegido.

 

Aun así, al verle recostado en su cama después de todo lo que tuvo que realizar para por fin dominarlo a medias, las cadenas de oro forjadas por Hefesto, las flechas de Cupido, el celo que dividía su poder a la mitad, no podía más que admirar a Cid, cuyo nombre era idéntico al de su primera vida, justo como cada uno de sus modales, su cuerpo, su actitud y su deseo por ser el arma perfecta.

 

De todas las reencarnaciones que había observado Cid era sin duda la mejor, el arma perfecta, una espada filosa que estaba guardada en una funda creada sólo para ella, bajo su cuidado.

 

Oneiros estaba orgulloso de su triunfo, de su engaño a su padre al dejarles atacar al viejo patriarca para que él pudiera sustraer a su premio y ahora que el santuario estaba dividido, que la mayoría de los santos dorados estaban fuera de él.

 

Era el turno de irrumpir en el inframundo, su padre y su tío eran demasiado orgullosos para comprender algo de la humanidad, el verdadero poder que blandía el deseo, cuyos dioses regentes, Afrodita y Eros, usaban a su antojo.

 

Ese hombre que les servía de momento, Itia, actuaba según las ordenes de otro dios, jurándole lealtad a su padre para convencerlo de su utilidad, pero era un hombre simple, un alfa obsesionado con su vida perfecta.

 

La que le robo su diosa de la sabiduría, primero al perder su juventud y su cosmos por un ente que no compensaba sus esfuerzos, después al ser un anciano cuyo supuesto omega le desprecio, él conocía esa desesperación, saber que tu objeto de deseo por decreto divino debía ser de alguien más.

 

Itia no sabía de quien se trataba el alfa que su omega anhelaba, pero él si conocía al que la diosa pavorreal eligió para comandar la vida de su espada, para cuidarlo y protegerlo, él mismo alfa que en ese momento cargaba a su pequeña diosa por la espalda.

 

Sin decirle nada al respecto, pero comprendiendo su terror, el miedo que sentía por su seguridad pero no la de su omega, creyendo que estaba seguro en un santuario en donde su patriarca había sido asesinado frente a los ojos del alumno de su hermano gemelo.

 

La pequeña Sasha no sabía lo que estaba pasando, después de todo aún era una niña pequeña, pero Sisyphus lo hacía bien, el santuario ya no era seguro para ella y lo mejor era llevarla lejos. 

 

Convirtiéndose en un traidor sin siquiera proponérselo, ya que de no haber actuado de una forma tan apresurada, de confiar un poco más en sus aliados pudo informar lo que había ocurrido, Sasha les diría cual era la verdad, pero prefirió actuar sólo, dejando atrás a sus aliados y a su omega.

 

No obstante una paloma pequeña e insignificante los había estado siguiendo, esta no era una criatura común, sino uno de los sirvientes de los dioses que les observaba desde los cielos, llevando la información a una esfera en medio de la habitación de aquel templo.

 

Otra de las múltiples creaciones del dios Hefesto, uno de los regalos a su esposa Afrodita, en cuyo templo se encontraban, la cual utilizaba Oneiros para vigilar a su rival de amores, sonriendo al ver que por el momento no le interesaba ni su espada ni el santuario.

 

Sisyphus era un hombre sencillo con una mente simple, pensó el dios del sueño cubriendo la esfera con un lienzo rojo con exquisitos bordados de oro y plata, con pequeñas piedras preciosas incrustadas en la tela.

 

Llegando a la conclusión que esa escapatoria, ese absurdo intento por mantener a Sasha segura, le haría ver como todo un traidor y pondría el santuario entero en movimiento, gastando recursos innecesarios en una cacería infructuosa.

 

Porque cuando dieran con el arquero los verdaderos traidores ya se habrían hecho con el poder, el segundo gemelo estaría durmiendo junto a su hermano y sus omegas estarían seguros.

 

Cid lo estaría al menos pensó regresando a donde yacía su espada inconsciente, sus brazos estirados en una postura que pensaba era demasiado incomoda y terminaría causándole dolor, por lo cual, el dios del sueño, libero los eslabones que le tenían sujeto a la pared, pero mantuvo las de sus muñecas.

 

Era un movimiento arriesgado pero no quería que sufriera más de lo que debia hacerlo para mantenerlo seguro de su decepcion y amor no correspondido, de todas formas no podría salir de aquel templo sin que lo supiera, las aves de aquel recinto al igual que las plantas les servían como vigías.

 

Ya que esos animales y esas rosas eran diferentes a las que podrían encontrar en la naturaleza, sus plumas estaban hechas de metal, al igual que los pétalos de las rosas de los jardines.

 

**********

 

Rosas, como el campo que incendio aquella primera ocasión en la cual pudo verle, escuchando como sus hermanos reían al ver que el doceavo guardián era demasiado débil, su sangre aun carecía de veneno, por lo cual su poder estaba dividido a la mitad.

 

A sus espaldas escucho un sonido, los pasos de dos guerreros, quienes siendo los más cercanos a su diosa tuvieron el deber de protegerla hasta ese momento, en el cual, los dioses menores del sueño lograron ingresar al jardín de rosas, asesinando al doceavo custodio con su poder, resistiendo el veneno cuando decidieron transportar a su enemigo a su dimensión, en donde eran invencibles.

 

Sólo faltaban unos cuantos pasos para ingresar al templo del patriarca, el fuego y la destrucción que asolaban el santuario era esplendida, los jueces mantenían a los otros guerreros a raya, creía que Minos y Radamanthys se habían bañado con la sangre del santo de cristal y los gemelos usando sus técnicas unificadas.

 

En ese momento aun peleaban juntos, puesto que el lugarteniente de Radamanthys, Valentine de Arpía, aun servía en las líneas de los Ángeles de Afrodita, siendo ellos dos una fuerza letal con la cual su dios Hades había destruido a varios dioses, uno de ellos el propio Ares.

 

Lune comandaba a los espectros de nivel inferior contra los santos de plata y Garuda junto a Behemot se enfrascaban en un combate mortal con Tauro y Leo, quienes comandaban a su vez a un ejército de santos de bronce.

 

Esa guerra estaba casi perdida y ellos, los dioses del sueño, obedeciendo las órdenes de su padre se habían adelantado para limpiar al camino de su dios, el cual buscaba la cabeza de Athena para poder llevarse la victoria que tanto ansiaban.

 

Fue entonces que lo escucho, los pasos de dos guerreros en el final de aquellas escaleras, parecía que allí estaban los dos santos restantes, uno portaba la armadura de Sagitario, el otro la de Capricornio.

 

Un espadachín y un arquero, pensó en un principio, sin embargo, al entrecerrar los ojos pudo ver que el que blandía una espada era de hecho, la propia espada, la que resplandecía con la fuerza de su cosmos.

 

— Sólo han tenido suerte Espectros de Hades, pero eso se acaba en este momento.

 

El arquero apunto su flecha a su corazón, al mismo tiempo que la espada elevaba su brazo iluminando su rostro robándole el aliento, nunca en toda su existencia había visto una criatura tan hermosa, tan perfecta, aunque fuera su enemigo y debiera destruirlo para obedecer las ordenes de su padre, sus ojos, su cuerpo, el aura que imprimía le hicieron perder el habla, enamorandose de su apariencia en ese preciso instante.

 

— ¿Acaso has perdido la lengua?

 

Oneiros se recuperó de inmediato y sus cuatro hermanos al ver que dos guerreros más les trataban de hacer frente, como si se tratasen de una falange romana, tomaron posición detrás de él esperando sus órdenes.

 

— Por el contrario, quienes perderán algo son ustedes santos de Athena.

 

Respondió antes de iniciar otro de los múltiples combates que habían ocurrido hasta ese momento, ellos cinco en contra de los dos soldados de Athena restantes, la última barrera para reclamar la vida de la diosa dormida en el cuerpo de una infante.

 

Phantasos prefirió enfrentarse con el arquero, ella con otros dos de sus hermanos, Oneiros peleaba solo contra la espada, usando su cosmos, sus técnicas, encontrando los movimientos de ese guerrero sublimes.

 

Percibiendo de pronto un aroma proveniente de la espada, quien apretando los dientes, maldijo esa vuelta del destino, tal vez en esa ocasión los dioses estaban de su lado, tal vez se trataba de Niké, la que podía ver no se encontraba en el santuario de la diosa de la sabiduría, de allí su inminente derrota.

 

— La victoria no está de su lado, no pueden hacer nada más que perecer en nuestras manos, pero descuiden, una vez que ya no existan más, dejaran de sufrir.

 

El arquero, un alfa de cabello café claro, usaba sus flechas con maestría, pero estas eran repelidas por sus hermanos en algunas ocasiones, en otras más, usadas como armas en contra de su dueño.

 

— Un alfa y…

 

Oneiros sostuvo el brazo del guerrero de cabello negro, acercando su nariz a su cuello, admirando su perfume notando que era un omega en las primeras etapas de su celo, riéndose por su mala fortuna, porque muy pronto, ese hermoso guerrero perdería su fuerza.

 

— Un omega…

 

El santo de capricornio apretó los dientes cuando se dio cuenta que su enemigo, aquel que dijo llamarse Oneiros, adivino cuál era su padecimiento y sabía que de no derrotarlo en los próximos minutos, sería imposible para él hacerlo.

 

— Un omega en celo.

 

El arquero al escuchar esas palabras se distrajo, dándole la oportunidad a uno de sus hermanos de usar su propia flecha, su propio cosmos en su contra, desviando su arma con su técnica al mismo tiempo que Phantasos le detenía por los brazos, haciendo que se clavara en su cuello, justo en la garganta de su alfa.

 

— ¡No!

 

Grito su espada, cortando a su hermano la mitad con su cosmos, atacando enloquecido al verle caer de pronto, su mano en su cuello desangrándose con rapidez, corriendo  en su dirección cuando de un solo tajo destruyo a tres de sus hermanos, sólo Phantasos seguía con vida, ignorando su presencia para despedir a su amado esos últimos instantes de vida.

 

Sosteniendo su mano con la suya, besando sus labios con delicadeza, escuchándolo moverse a sus espaldas, pero no lloro, no se quebró como supuso que cualquier omega haría cuando pierde a su alfa frente a sus ojos.

 

— Debería matarte…

 

**********

 

Pero no lo hizo, no pudo destruir a semejante belleza sin importar sus órdenes, en vez de eso le secuestro del campo de batalla ignorando la guerra que seguía su curso, sin importarle la victoria del dios Hades, escuchando como su hermana lo seguía, ellos sólo actuaban bajo las ordenes de Hypnos o de Thanatos, pero no de Hades.

 

— Serás castigado por esto y lo sabes, no es verdad Oneiros.

 

Oneiros abrió los ojos, su hermana estaba a sus espaldas, su actitud era dulce pero él sabía que debajo de aquella frágil apariencia yacía una criatura despiadada, un guerrero poderoso, que compartía su obsesión por aquella hermosa pareja, pero sus ojos estaban puestos en el alfa.

 

— Sólo si somos derrotados Phantasos.

 

***38***

 

Shion corrió detrás de Albafica, no obstante, cuando pudo llegar  a donde supuso podría encontrarlo, su hermoso amigo había desaparecido y las escaleras del santuario estaban desiertas.

 

De pronto su cosmos se incendió a causa de la furia que sentía, de la decepción de comprender que Albafica había logrado escapar de su cuidado, por un momento pensó en buscarlo por todo el santuario, dar con el responsable de su desaparición y hacerle ver que era suyo.

 

Seguramente iría a buscar a su cangrejo, pero debía recordarse que eso era imposible, ya que de ser así, él habría logrado interceptarlo, alguien debió ayudarle a escapar de sus brazos, pero quien sería tan audaz para hacer algo como eso se preguntó en silencio, controlando su molestia.

 

Era sólo un muchacho pero estaba seguro que amaba a su rosa, que no podía dejar que pasara de nuevo por el dolor provocado por la muerte de Lugonis, cuando su amigo se dio cuenta que su sangre era su mayor arma, pero que eso lo condenaba a la soledad.

 

El día que mato a su omega en uno de los rituales necesarios del santuario, lo recordaba bien, porque él fue quien estuvo a su lado cuando el dolor casi le roba la cordura, cuando se aferraba a su collar con insistencia, sin mostrar cuanto le afectaba su destino.

 

En ese momento Manigoldo no estaba a su lado, ese bastardo creía que Aspros era su alfa y lo seguía a todas partes como un perrito faldero, todo ese tiempo tratando de llamar su atención, actuando como el bufón que era.

 

Albafica perseguía a Manigoldo, lo seguía muy cerca, pero a la vez a una distancia segura, sus ojos fijos en cada uno de sus movimientos, pero era demasiado joven para saber la verdadera razón de su fijación con el cangrejo.

 

Lo recordaba bien, porque le molestaba que Albafica sufriera en silencio, admirando a Manigoldo, quien a su vez deseaba al santo de géminis e intentaba recuperar su collar de las manos de su rosa, tratándolo con rudeza, atacándolo cuando su maestro se descuidaba lo suficiente para permitírselo.

 

Aun recordaba una ocasión, no hace mucho tiempo pero si lo suficiente para que Manigoldo aun ignorara su conexión con la rosa, cuando parecía que Aspros cumpliría su deber fecundando al omega más fuerte del santuario, cuando le vio llorando junto a la tumba de Lugonis, unos días después de obtener su armadura de la peor manera.

 

**********

 

— Albafica...

 

Susurro, deteniéndose a una distancia prudente sin atreverse a tocarlo, su amigo sostenía el collar en su mano, su armadura estaba a su lado y su rostro húmedo a causa de las lágrimas silenciosas.

 

— Lo mate, yo lo mate...

 

Shion guardo silencio, su maestro decía que era necesario, Sage no había dicho nada, sólo parecía dolido por el destino de Albafica y la muerte de uno de los omegas del santuario, uno que ya había cumplido su propósito.

 

Traer al mundo al hermoso Albafica, quien parecía lo estaba ignorando, aunque sabía que estaba presente, sufriendo a su lado, testigo de su dolor, al único que le importaba en ese momento, los otros aspirantes ignoraban por lo que pasaba su rosa.

 

— Mate a mi padre...

 

Le informo, pero eso ya lo sabía se dijo, tratando de acercarse un poco más, Albafica se alejó entonces, observando el collar en sus manos como si estuviera demasiado triste de pronto.

 

— Lo matare no es cierto... cuando me reconozca yo lo matare con mi veneno... como una viuda negra.

 

Shion quiso decirle que eso no era cierto, pero no se atrevió, sin embargo, cualquier alfa estaría orgulloso de morir en sus brazos, de ser el seleccionado para ofrendar su vida a cambio del jardín de rosas y yacer con la criatura más hermosa de aquellas tierras, una rosa cuya belleza rivalizaba con la de Afrodita.

 

— Tu compañero estará feliz de ser uno contigo al menos ese instante... yo daría mi vida por ti.

 

Era sólo un niño, pero cuando su estatus se revelara, cuando su condición de alfa se hiciera presente como decía su maestro, entonces, él pediria la mano de su rosa, le juraría amor eterno, le protegería y cuando fuera el momento de partir, lo haría con una sonrisa en los labios.

 

— Mi compañero dará su vida por mí y no deseo que eso pase.

 

Le respondió aun sentado junto a la tumba de su padre, en todo ese tiempo no lo había observado ni un instante, pero seguía llorando silencioso, sus ojos fijos en la piedra cuyo nombre tallado era la viva prueba de que solo habría soledad en su futuro.

 

— Quiero estar solo.

 

Le ordeno, apretando la hierba con sus manos delicadas, esperando que con eso simplemente se marchara, pero no lo hizo, en vez de eso se sentó a su lado, esperando casi un día completo, todo ese tiempo observando a su rosa llorar en silencio, prometiéndose que nunca más tendría que sufrir de nuevo.

 

**********

En aquel momento todavia se trataba del mundo de su rosa, pero su felicidad no duro para siempre y por eso, Manigoldo tenía que pagarlo, una vez que su amado Albafica dijera la verdad, que mostraran el verdadero collar de ese cangrejo y que su rosa le obedeciera, aquella tecnica funcionaria para eso.

 

Porque el cangrejo tuvo que reaccionar como un omega desquiciado al primer acercamiento de Aspros, asustándose cuando debió estar agradecido por la atención que le brindaba, aquella fue la primera noche en que ese engendro durmió en el templo de Piscis.

 

Lo sabía porque fue a visitar a su rosa para darse cuenta que Manigoldo dormía en su cama, parecía como si hubiera llorado y Albafica le observaba con ternura sentado en una silla lejana, su collar aun en sus manos.

 

Parecía como si quisiera devolverlo, ya que Manigoldo aseguraba que ese collar era el suyo, su regalo de nacimiento, pero era imposible que lo fuera, ya que ese preciado regalo siempre estuvo en sus manos.

 

**********

 

— Albafica...

 

Le saludo, dando un paso en dirección de su amigo quien le indico que guardara silencio con una de sus manos, Manigoldo parecía cansado, abrazando una de sus almohadas, una imagen rara ya que según sabía, o al menos el aroma de ese cangrejo lo delataba, el alumno de Sage pasaba por lo que seguramente era su primer celo, poseyendo un aroma dulce que Aspros debió notar, Géminis siempre estaba a su lado.

 

— ¿Que hace aquí Manigoldo?

 

Pregunto, notando la forma en que Albafica observaba al omega, la forma en que lo hacía era de cierta manera idéntica a la de Aspros, como si se tratase de un alfa en vela, protegiendo a su compañero de alguna amenaza imaginaria.

 

— Pensé que Manigoldo estaría con Aspros, mi maestro dice que le ha pedido su mano al patriarca.

 

Albafica frunció el ceño aferrándose al collar en sus manos, una actitud extraña que Shion decidió ignorar, mucho más aun la forma en que su rosa se levantaba de su asiento para dejar sólo a Manigoldo, pero con la puerta abierta, como si quisiera verlo a cada instante.

 

— ¿Ya le preguntaron a Manigoldo que opina?

 

Shion supuso que no, ya que Manigoldo estaba durmiendo en la cama de Albafica y no en la del templo de Géminis, suponía que con sabanas nuevas, ya que de lo contrario, temía que el sudor de su amada rosa debía tener remanentes del veneno y en ese caso, dormir en su cama no era seguro para el omega de Aspros, ni para nadie más.

 

— Es un omega, su deber es aceptar a su alfa predestinado, así son las reglas.

 

Albafica no le dijo nada por mucho tiempo, solo se limitó a servirse te en una taza que su omega atesoraba, uno de los pocos recuerdos que tenía de su padre, quien según decía era un hombre hermoso, fuerte y noble, la clase de persona que le hacía sentir seguro, que jamás le menosprecio por ser uno de los hijos de Hera.

 

— No es justo, Manigoldo debería poder decidir, que pasa si no lo desea, le obligarían a aceptarlo... a mí me obligarían a entregarme a quien no amo...

 

Shion no se dio cuenta en ese momento que la actitud de Albafica era la de un alfa protegiendo a su omega, tal vez de saber que Aspros había tratado de forzarse en Manigoldo y que Albafica los había visto, lo hubiera comprendido.

 

En ese momento habría hecho algo para separarlos, decirle a Aspros que tenía competencia, que Albafica deseaba a su omega, pero no pudo decir nada, era imposible adivinarlo, mucho menos entender que su amada rosa no era un omega, sino un alfa.

 

**********

 

— ¿Te ves perturbado Shion?

 

Preguntaron de pronto, uno de los santos de Athena leales al patriarca, Asmita de Virgo, quien rara vez salía de su templo en los últimos meses, quien parecía genuinamente consternado por él, por su desesperación, aquella que debía controlar para comenzar a buscar a su amada rosa y a quien le brindo ayuda.

 

— No es nada, Asmita, regresa a tus meditaciones.

 

Le ordeno, tratando de concentrarse, buscar una pista, un aroma, un cosmos, cualquier señal que le indicara el camino que su rosa siguió para escapar de sus brazos, seguro que no podría darle la espalda a Manigoldo, mucho menos comprendiendo que Aspros estaba a punto de arrebatárselo.

 

— Esta noche parece que será muy oscura, espero equivocarme.

 

Las palabras de Asmita siempre tenían un significado oculto, pero él como todos los demás eran unos ilusos, complacidos en su propia indiferencia, en su amor por uno mismo y su vanagloriada fuerza de voluntad, al ser los ganadores de las guerras santas comenzaban a bajar la guardia, eso lo supo cuando esos dioses ingresaron para destruir a Sage, con algo de su ayuda por supuesto, pero aun así, lograron hacer demasiado daño  porque un omega los estaba haciendo débiles.

 

— Han secuestrado a nuestra diosa, Cid ha muerto y Aspros esta malherido, obviamente será una noche muy oscura.

 

Le respondió con algo de fastidio, pasando por alto que aquella información le debía ser desconocida, tanto como lo era para Asmita, quien pareció demasiado sorprendido, casi como si no creyera posibles aquellos acontecimientos.

 

— No estaba al tanto de aquellos sucesos.

 

Fue su respuesta sencilla, esperando por la suya, la que vino de forma de sonrisa, seguramente Asmita creía que aún había una oportunidad para derrotar a los dioses, para enfrentarse a esa criatura que estaba por nacer y solo buscaba un cuerpo fuerte que pudiera darle a luz.

 

— Por supuesto que no, generalmente no te inmiscuyes en los problemas comunes del dolor humano.

 

Le espeto, furioso con Asmita, de pronto recordando que su rosa se había marchado y que este alfa le estaba haciendo perder tiempo valioso, de saber que era imposible pensaría que sabía más de lo que le estaba diciendo.

 

— Eso parece, aunque, en mi experiencia el dolor es provocado por los humanos y no es creado de pronto, como si nosotros fuéramos los causantes de aquel mal.

 

Shion sonrió, era fácil para el hablar del dolor provocado por los humanos cuando no conocía el que causaban los dioses, mucho menos el suyo al saberse un beta, pero no solo eso, que su rosa era un alfa, el compañero destinado de ese odioso cangrejo.

 

—  Debe ser una decepción para ti que Sage haya sido atacado Asmita, según creo, el puesto de patriarca estaba entre tu, Aspros y Sisyphus.

 

El sabía que Aspros sería nombrado patriarca porque su maestro sentía predilección por ese santo en particular, creyendo que Manigoldo era su compañero pero siendo aleccionado por su hermano se comportaba como un omega demente, no como un buen omega que trataba de serle fiel a su alfa por todos los medios, como sus costumbres y las leyes divinas así lo dictaban.

 

— Es increíble la información que se obtiene cuando eres el alumno de uno de los gemelos.

 

Ya que se culpaba por la destrucción de otro alfa, un hombre llamado Itia, quien decía era el alfa de su hermano, pero a quien rechazo hasta el día de su muerte, otro pobre alfa que padecía el dolor de no ser aquel seleccionado para su objeto de deseo, pero los omegas, y un alfa en particular en su caso, tenían la culpa de seducirlos, su aroma, su belleza, su fragilidad era sublime, tanto que no era un delito que desearas destruirlos.

 

— No sabía que tuvieras un omega...

 

Susurro de pronto, notando el collar de Asmita, el cual no estaba en su posesión la última vez que le vio, sonriendo de medio lado al pensar que aun el hombre más cercano a dios deseaba los placeres que un omega podían brindarle.

 

— Encontré este collar en uno de mis viajes, según dicen, mi omega vendrá a mi ahora que lo tengo puesto.

 

Fue su respuesta, una que no creyó, pero no le importaba en lo absoluto, ya que durante el nombramiento de Aspros este mostraría el collar de su cangrejo y su rosa portaba el suyo desde que tenía memoria.

 

— Aunque no me imagino que ese omega sea muy afortunado, tú no eres alguien que pueda comprender el amor que un alfa siente por una de aquellas hermosas criaturas, la necesidad absoluta de tenerle a tu lado, la clase de afecto que yo y Aspros sentimos por nuestros compañeros.

 

Shion compadecía a ese omega, Asmita jamás lograría complacerlo y estaba seguro le daría la clase de libertad que pudría sus mentes, confundiéndolos con un actuar tan injusto, los omegas eran como niños que debían ser comandados, sometidos a la voluntad de alguien más fuerte, mucho más sabio,  esa era la protección que un alfa debía brindarle a su amado, ser su guia y su amo.

 

— ¿Albafica y Manigoldo saben que son sus compañeros?

 

Asmita en verdad tenía agallas se dijo Shion, quien ya no le veía caso alguno a perder más tiempo respondiendo las preguntas de ese alfa, quien seguramente descuidaría a su compañero, no sería como él que protegería a su rosa de cualquier dolor, aunque tuviera que alejarlo de su omega para eso, de esa manera su amado cangrejo no perdería la vida en sus brazos y Albafica no perdería la razón cuando comprendiera que la soledad era su destino.

 

— Esta noche Manigoldo lo entenderá y Albafica... bueno, el pronto sabrá que se trata de mi omega.

 

Anuncio esperando que esta noche fuera muy larga para el cangrejo, que se rompiera cuando sintiera en carne viva el amor de Aspros, de esa forma ya no trataría de alejarse y su rosa de nuevo regresaría a su jardín, en donde sólo él podría hacerle compañía, sólo el podria admirarle, como era su derecho.

 

— Ellos se aman.

 

Asmita insistía en pronunciar esas mentiras, se dijo comenzando a caminar de regreso por donde vino, seguro que Albafica no se marcharía sin su cangrejo y en ese momento, usaría su técnica aprendida en secreto para poder enamorarlo.

 

— Pero la diosa Hera no quiere que dos omegas estén juntos, en cambio, bendice las uniones entre alfas y omegas, por lo que deben ser nuestros compañeros.

 

Pronuncio de pronto, esperando que Asmita y todos los demás lo escucharan, pero el joven hindú después de presenciar el cambio que hubo en su collar, supuso que esos dos eran compañeros, alfa y omega, principio y fin, a los que deseaban separar para saciar las bajas pasiones de quienes decían amarlos.

 

— Eso será lo mejor al final.

 

***39***

 

— Manigoldo…

 

***

 

Hola, espero que la historia siga pareciendoles entretenida, pero como no recibí un solo voto por que pareja desean leer primero, en un capitulo dedicado solo a ellas, que son como 5000 palabras mas o menos, sera una sorpresa.

 

Ahora, les tengo las mismas preguntas:

 

¿Hasta el momento que pareja es su favorita?

 

¿Cuántos quieren que Aspros, Oneiros, Minos o Shion tengan un poco de paraíso?

 

¿Cuantos prefieren a Degel, Albafica, Sisyphus o Valentine?

 

Aunque según parece los alfas del principio van ganando, con algunas excepciones, estas son Oneiros y regulus, pero, no se preocupen, dentro de algunos capítulos empezara a brillar Sisyphus, como Albafica ya lo hace.

 

Y ahora una nueva, de los posibles villanos.

 

¿Quien es su favorito?

 

Sobre los capítulos dobles, tratare de subir otro capitulo el lunes que viene, ya que se ha normalizado mi carga de trabajo o yo ya me acostumbre a ella, cualquiera de las dos.

 

Sí les gusta la historia y las parejas, déjenme saberlo, ya saben que sus comentarios, kudos, favoritos y todo eso me anima a seguir con esta locura.

 

Muchas gracias, nos vemos el próximo capitulo.


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