Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Paraiso Robado. por Seiken

[Reviews - 236]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Paraíso Robado.

Resumen:

En el santuario de Athena la perfección del amor se confirmaba con el nacimiento de niños deseados y el paraíso era pertenecer a quien amabas, pero cuando eso no ocurría, bien podrían decir que el paraíso se te había sido robado.

***65***

Sasha despertó justo en ese momento y corrió para ver quien estaba en el suelo, tratar de hacerlo sentir mejor, pero inmediatamente Sisyphus la detuvo, sabía que era peligroso estar cerca de Albafica.

— No lo toques Sasha, déjalo que despierte por sí solo.

La pequeña niña al ver que tanto Dohko, como Regulus estaban presentes no supo que pensar, ni que decir, sólo que Albafica se veía malherido, como si hubiera sufrido un ataque a traición.

Justo como Sage, a quien dejaron en su templo aunque ella no quería irse, por lo cual, comenzó a llorar cubriéndose el rostro, era después de todo una niña pequeña todavía, una dulce niña que albergaba a la diosa de la sabiduría.

— Sasha regresa a la vieja casa, por favor, aun es de noche y debes descansar.

Ella se negó al principio, pero cuando Sisyphus le alboroto el cabello simplemente le obedeció, regresando a sus habitaciones, el arquero entonces respiro hondo, tratando de pensar en que debían hacer, si era correcta la decisión de Asmita, hacer que su sobrino y Dohko se marcharan del santuario.

Con ellos, ya serian seis los santos que estaban fuera, y si restaban a dos traidores, Shion y su propio amigo, Aspros, quien sabía lo mucho que amaba a su espada, de sus planes para el futuro, el que era sin duda el peor de todos ellos.

Les quedaban cuatro santos dorados, sin embargo, estaba seguro que no dejarían que Manigoldo realizara cualquier misión, así que, de alguna forma, Asmita hizo lo correcto al ayudar a la rosa, para salvarlos del veneno, pero se equivocó al hacer que dos santos dorados que no eran traidores abandonaran el santuario.

— Lo mejor será que regresen.

Regulus negó aquello de un solo movimiento de su cabeza, Dohko, arquero una ceja, no estaba seguro si el arquero estaba en lo correcto, pero aun así, quiso escucharlo, según decían Asmita sólo era el patriarca porque Sisyphus se negó a serlo.

Además, Sage debía asegurar la seguridad de todos los habitantes del santuario, no solo los alfas y Aspros, el santo de Géminis actuaría en beneficio de quienes pensaba eran los hijos de Zeus.

— ¡No abandonare a Cid!

Casi le grito a su tío, seguro que no le importaba su amado, pero Sisyphus respirando hondo, preguntándose por primera vez si era cierto que Albafica se trataba del alfa de Manigoldo, supuso que lo mejor era que solamente ellos, junto a Kardia y Degel, actuaran fuera del santuario.

Si regresaban, aun habría cinco santos dorados o al menos, cinco guerreros con aquel cosmos, seis, con aquel extraño individuo que decían habían conocido apenas, el que escuchaba las ordenes de Asmita.

— Yo tampoco, pero nuestros enemigos lo que desean es que actuemos sin pensarlo siquiera, tú lo sabes Regulus, que haría Sage en una situación como esta, tomaría decisiones sin pensarlo o meditaría que es lo mejor.

Dohko asintió, haciendo las mismas cuentas que Sisyphus, si no regresaban solo había tres o cuatro santos dorados, pero si ellos regresaban tendrían la ventaja, sin contar, que tal vez Shion podría confiar en él, aún seguía siendo su amigo.

— Shion confía en mí y quien planeo esto, tal vez desea dejar al santuario sin protección.

Regulus no estaba de acuerdo, el creía que había sido un golpe enfocado únicamente en Cid, tal vez en Manigoldo también, aun recordaba la mirada de Shion, la forma en que vio a Cid era como si quisiera usarlo como una herramienta y recordaba la muralla de polen venenoso, como su amado intento salvar al cangrejo del alfa que no deseaba.

— No van por el santuario, sino por sus omegas, los que son poderosos, como Cid.

Pero no habían atacado a Kardia, ni a Manigoldo, pensó Dohko, sin embargo, debía recordar que el escorpión ya había sufrido un aborto y que Aspros protegía al cangrejo, tal vez fue el pago que recibió para llevar a Cid al matadero.

— Quien sea que está haciendo esto, uso al cangrejo y a la rosa como pago, todo a cambio de Cid, quien es sin duda el más fuerte de los tres omegas de la élite dorada.

Eso era absurdo, porque en ese caso, los omegas que servían a otros dioses debían estar en peligro de la misma forma y ellos no lo estaban, pero era imposible saberlo.

— Shion y Aspros obtuvieron lo que deseaban, y eso a Cid, por lo que hay que buscarlo, quien sabe que es lo que desea hacerle...

Dohko se rasco la barbilla en ese momento, pensando en que era seguro que deseaban del omega, ya que lo atacaron durante su celo, el inicio de este o eso pensaba, por la forma de actuar del pequeño león y su tío.

— Si están buscando un omega poderoso en celo, seguramente quieren fecundarlo, violaran a Cid para que tenga un hijo, pero no entiendo para que desearían un hijo de un omega del santuario.

Sisyphus abrió los ojos entonces, sintiendo pánico por Cid, llevando su mano a su pecho, respirando hondo, en su sueño Cid le había dicho que siempre le había deseado, que hubiera preferido ser su omega, pero le dijo algo más, algo que se perdió en su inconsciente hasta ese momento.

No quería dar a luz al hijo de Oneiros, sino al suyo, aquello lo pronuncio al mismo tiempo que el siseo de una serpiente descomunal podía escucharse, alejándolo de su omega, haciéndole pensar que darían a luz a un monstruo, una serpiente.

— ¡No me importa para que!

Grito Regulus de nuevo, desesperándose por que no actuaban en ese momento y buscaban a Cid, quien los necesitaba, sino planeaban discutiendo acerca de absurdos, extrañas ilusiones que no importaban tanto como su admirado santo de capricornio.

— Debemos encontrarlo, debemos ir por él.

Dohko asintió, debían buscar a Cid, pero también debían proteger el santuario, pero que tarea debían realizar primero, esa era una pregunta cuya respuesta no le gustaba.

— Yo soy su alfa, yo debo proteger a Cid, esa tarea no es de ninguno de ustedes.

De pronto, la rosa, que no era tan débil como lo pensaban y que sentía la desesperación de su cangrejo despertó, apretando la tierra con su mano, furioso con Asmita por haberle atacado por la espalda, por propiciar la violación de su cangrejo.

— En ese caso porque no realizaste tu deber, si hubieras sido un buen alfa, nada de esto habría pasado, no habrían lastimado a Cid y mi cangrejo no estaría en manos de esa bestia.

Susurro Albafica, levantándose con dificultad, mirando a Sisyphus con odio, con furia reprimida, una extraña actitud para el normalmente tranquilo santo de Piscis, quien nunca parecía molesto, sólo melancólico cuando estaba lejos del cangrejo o feliz cuando caminaban juntos.

— ¡Tu causaste todo esto! ¡Tú y tu maldito ego!

Albafica aun portaba su armadura, no tuvieron tiempo de quitársela, pero su collar era visible y de pronto lo rodeo con su mano, cerrando los ojos, sintiendo el dolor de su cangrejo, preguntándose qué mentiras estaban diciendo acerca de su actuar, que le había abandonado, que no lo amaba o que se trataba de un traidor.

— ¿Porque no diste la alarma? ¿Porque dejaste que esa serpiente estuviera suelta?

Le pregunto entonces mucho más tranquilo, jurándole a su cangrejo que iría por él, que no lo abandonaría con Aspros, no le daría la espalda para que pudieran someterlo, eso nunca.

— Hice lo que pensé que era lo correcto en ese momento, pero no puedo pedir que alguien como tú lo entienda, Albafica, mucho menos cuando pones en riesgo la vida de tu omega para aliviar tu soledad.

Albafica apretó los dientes, nadie parecía comprenderlos, sólo jugarlos, y nadie más que él parecía preocupado por el bienestar de su compañero, quien en ese momento estaba pasando por lo mismo que Cid, pero nadie deseaba brindarle ayuda.

— Tú no sabes lo que tenemos, por lo que hemos pasado, así que no puedes juzgarnos cuando le has dado tan fácilmente la espalda a tu compañero, a tu omega, porque debes sentirlo, el dolor de tu compañero corroe tu cordura, a menos que Cid nunca lo fuera y ese pobre omega haya vivido engañado todo este tiempo.

Sisyphus sentía el dolor de su omega en su corazón, en su alma, comprendía que lo necesitaba a su lado, pero también que si se apresuraba la vida de su diosa, el santuario y su propio omega estaban en peligro.

— Yo no usare ese vínculo para atar a Cid a mi voluntad, Albafica, no seré como tú que sin importarte la seguridad de Manigoldo, has decidido conservarlo, a pesar del veneno, a pesar de que el amor de Aspros haya sido sincero, porque tu no querías morir solo, no lo dejarías tomar otro compañero, por eso no le regresaste su collar.

Albafica retrocedió al escuchar eso, como si fueran un golpe físico aquellas palabras, apretando los puños para controlarse de no golpearlo, su sangre pronto volvería a portar el veneno y podría matar a Sisyphus, pero aun así, lo que decía no era justo, porque él quiso entregarle su collar aquella noche, él no quería arriesgarse, no pondría en peligro a Manigoldo.

— ¡Yo quise regresárselo el día que Aspros lo ataco! ¡El primer día de su celo, pero después ya no lo quería! ¡Ya no deseaba un alfa y yo solo le protegí! ¡Yo hice lo correcto, pero no importa eso, porque ustedes creen que soy un omega y por eso, mis acciones son juzgadas como erróneas!

Regulus recordaba lo que le había dicho Cid acerca de necesitar protegerse de un alfa, la rosa tenía razón, era como si pensaran que al ser omegas no tuvieran deseos o voluntad propia, eran tratados como niños, o como animales, como una mascota.

— ¡Yo hice lo que tenía que hacer para protegerlo, pero no espero que ninguno de ustedes lo comprenda!

Sisyphus se relamió los labios, no era justo lo que decía, porque en ese momento quien pensó era su amigo, Aspros, el que llevo a su omega a la trampa, estaba sometiendo a Manigoldo a una pesadilla, justificando sus acciones egoístas diciendo que era su omega, las que de alguna forma justificaba al mencionar la sangre envenenada del hermoso alfa.

— Debemos tomar una decisión, así sabremos qué hacer, como protegerlos.

Pronuncio Dohko, Albafica asintió, pero su decisión estaba tomada, iría por su omega, lo salvaría de las garras de Aspros, así que intento marcharse, regresar al santuario de Athena si repentinamente Sisyphus no se hubiera colocado enfrente de él.

— Apártate.

Le ordeno, pero el arquero no se movió, si dejaba que Albafica regresara al santuario Shion podría hacerle daño y de todas formas Manigoldo estaría en peligro.

— No puedes regresar al santuario.

Albafica apretó los dientes, Sisyphus dudaba que era lo mejor para su omega, pero el no, él sabía que tenía que ir por él, rescatarlo de la lujuria de Aspros, por lo que camino varios pasos más tratando de esquivarlo.

— Albafica, Sisyphus tiene razón, tú no puedes volver.

La rosa volteo sorprendido, de todos ellos pensaba que Dohko sería quien pensaría un poco en Manigoldo, pero no era así, no obstante, el santo de libra coloco una mano en su hombro, tratando de razonar con él.

— Shion me comento algo de una técnica secreta que solo los ancianos conocían, se supone que solamente los patriarcas pueden usarla, se llama Satán Imperial y controla la mente de tu enemigo o de tus aliados.

Por alguna razón el joven Aries confiaba en él, tal vez porque nunca había cuestionado sus opiniones, en realidad no creía que fueran ciertas, pero se equivocó, Shion en realidad pensaba que los omegas eran objetos, alguna clase de mercancía que podían usar a su antojo para su propio placer.

— Piensa en lo que hará si logra usarla en ti, Manigoldo estará en peligro, porque te ordenara matarlo y tú no podrás desobedecerlo.

Albafica apretó los dientes antes de gritar su furia, cayendo de rodillas, llevando sus manos a su collar, sintiendo el dolor de su cangrejo, su desesperación, Aspros le estaba haciendo daño.

— Ustedes deben regresar al santuario, nosotros buscaremos a Kardia y a Degel, o cualquier rastro que nos lleve con Cid, al mismo tiempo que cuidaremos de Sasha.

Sisyphus se agacho entonces, para que Albafica pudiera ver la seriedad de sus palabras, él sentía el mismo dolor que su omega, los dos desesperaban por recuperar a su amado, pero lo mejor era actuar con precaución.

— Te prometo que regresaremos por Manigoldo, Albafica, pero en el único lugar que tu cangrejo está seguro en este momento es con Aspros, él no dejara que Shion lo lastime y creo, que de verdad le odia, porque sabe que tú lo amas, yo comprendo tu dolor, Cid pasa por lo mismo, pero si no sabemos dónde buscar, si permitimos que seas capturado, al primero que mataran será a tu omega con tu sangre.

Albafica le observo fijamente, comprendiendo lo que le decían, aunque no le gustaba esa idea, no estaba dispuesto a darle la espalda a su cangrejo, ni el, ni tampoco Regulus, quien negó aquello con un movimiento de su cabeza.

— Tú no tienes corazón...

Fue su única respuesta, llegando a la misma conclusión que Regulus, quien trato de marcharse, pero fue detenido por Dohko, estaba cansado de aquello, pero parecía que la única forma de tratar con alfas que no comprendían sus decisiones era incapacitarlos de pronto.

— Yo me llevare a Regulus, te encargo a Sasha y Albafica.

Albafica comenzó a levantarse, escuchando como Dohko se llevaba de regreso al joven león, esperando que tuviera una excusa que quisieran creer, al mismo tiempo que sus ojos se posaban en Sisyphus, apretando los dientes.

— ¿Tú me evitaras realizar mi deber como el alfa de Manigoldo?

Sisyphus asintió, no quería enfrentarse con él, pero si Albafica no deseaba entender sus razones, en ese caso, no le dejaba otra opción que hacerlo razonar por la fuerza.

— Sí no me dejas otra opción.

***66***

Shion ingreso en las habitaciones de su maestro con una sonrisa en los labios, Manigoldo al fin comprendía y lugar, ese era con Aspros, para que su rosa pudiera estar a su lado, para siempre, bendiciéndolo con su belleza inaudita que superaba con creces a la de cualquier diosa, aun la del amor, la misma Afrodita.

Hakurei estaba sentado en una silla de madera, su mirada fija en alguna parte, desde que aquel hombre le había brindado su ayuda unos cuantos meses atrás, su maestro solo estaba enfocado en hacer lo correcto, en evitar que la triste historia de Itia se repitiera.

Ese hombre le había dicho que la técnica se llamaba Satán Imperial, pero no era cierto, al menos no del todo, porque las victimas que le sufrían actuaban diferente, sus ojos brillaban de color rojo y el dolor de perder el control de su cuerpo era visible.

Con esta nueva técnica, una versión mucho más avanzada del satán Imperial, ni siquiera Sage había notado que su hermano ya no era el mismo, podía verlo pero no decirlo en voz alta, dejándole a él, el siguiente patriarca una vez que Aspros cargara con la culpa de la muerte de los ancianos, el control de su sabio maestro que no se molestó con los dioses cuando vio que se trataba de un beta, pero si le pidió que abandonara sus sueños de la niñez, que tomara a su dulce rosa como su omega.

Pero ese anciano poderoso evito que su vergüenza se supiera en todo el santuario, que dieran la bendición a la unión maldita de una rosa y un cangrejo, a él, la oportunidad para comprender su futuro, uno sin su compañero elegido.

Ya fuera un dulce omega, o un hermoso alfa, esa criatura divina estaba hecha para su deleite, no para el de un cangrejo, eso no era justo de ninguna forma, se dijo Shion, sirviéndose un poco de leche en un vaso de cerámica.

Cerrando los ojos, tratando de imaginar hacia donde correría su preciada rosa y quienes le estaban ayudando, diciéndose que nunca podría perdonarles, como seguramente su maestro si es que despertaba de su sueño eterno, jamás lo haría.

Shion llevo sus manos a su frente, recordando las palabras de ese anciano, como su rosa tampoco le correspondería si acaso no le obligaba a hacerlo, si no usaba esa técnica con Albafica, como se entregaría a ese cangrejo y este, de alguna forma, por alguna horrible broma del destino, mancillaba a su amado.

Debía buscarle, averiguar quiénes eran los traidores, y regresarle a su casa, al santuario en donde comenzarían su vida juntos, cerrando los ojos, trato de sentir el cosmos de su obsesión, abriendolos de nuevo, para correr en busca de su rosa, ya que el anciano le dijo exactamente donde debía buscarlo.

**********

Sin saber que al mismo tiempo, su rosa se encontraba despierta, sus ojos fijos en el cielo negro tapizado con estrellas, pensando que aquella noche era en verdad oscura, Albafica de Piscis, el que era tan hermoso como la diosa del amor, pero aun así, no creía que su belleza ameritara ningún orgullo, nada que le hiciera sentir mejor que los demás, mucho menos más hermoso que una diosa, en especial, cuando su belleza era sinónimo de soledad y muerte.

***

Albafica aun recordaba el pasado, aun podía verse siguiendo a Manigoldo de cerca, escondiéndose detrás de las columnas, suspirando en silencio, creyendo que jamás podría ser feliz, que mataría a su omega apenas se atreviera a tocarlo.

Ignorando que una mujer le observaba, una bella criatura de cabellera azul, cuyos ojos estaban posados en su rostro, preguntándose si acaso era tan hermoso como la diosa del amor.

—Porque estas tan triste, una criatura como tú, tan sola, tan desesperada, es algo antinatural.

Albafica le observo de pronto, sin comprender que hacia esa hermosa mujer en aquellos prados, para después regresar su mirada a Manigoldo, quien sostenía al santo de géminis del brazo, tal vez deseaba mostrarle algo valioso, quien sonreía complacido, mirándolo fijamente con orgullo.

— Es mi omega, yo lo matare si me acerco a él y no deseo lastimarlo.

Se quejó, desviando la mirada, posándola de pronto en la mujer, que era hermosa, vestida con una túnica vaporosa con motivos de mariposas azules, una criatura extremadamente bella, que parecia no era humana.

— Pero que criatura tan fea, otro omega que carece de la belleza de sus hermanos, no es como la tuya que supera por mucho a la diosa del amor, mi pequeño tesoro.

Susurro recorriendo la mejilla de Albafica, quien retrocedió inmediatamente negando aquellas palabras, no era hermoso, mucho menos podía competir con la diosa del amor, eso era una blasfemia.

— Nadie puede competir con los dioses, mucho menos la diosa del amor, quienes dicen eso solamente están mintiendo.

Ella sonrió como si estuviera complacida, alejándose de pronto, cambiando de forma por una un poco más extraña, era sin duda una mujer hermosa, pero sus ojos eran azules, todos ellos, su cabello caia como en cascadas de agua, su cuerpo era voluptuoso, era sin duda la representación de la belleza femenina, la que estaba cubierta por una túnica con pequeñas partes de metal, como si fueran una armadura.

Lo más extraño de aquella mujer, era que dos alas de mariposa caían sobre su cabello, como si fueran parte de su cuerpo, una criatura hermosa, perfecta, era sin duda la diosa del amor, pensó Albafica, quien inmediatamente se hinco.

— Yo no soy tan hermoso como usted, como podría serlo si tan solo soy un humano.

Ella sonrió, después de todo era afecta a los cumplidos, aquellas dulces palabras que su amado le pronunciaba en su tálamo cuando lograba escapar de la desagradable presencia de su deforme esposo, quien era tan desagradable como el bastardo que concibió con esa mujerzuela llamada Europa.

— Me conmueves Albafica, tu sinceridad y tu modestia, pero sobre todo, que una criatura como tú pueda sufrir en silencio, por culpa de un omega que no es para nada, hermoso.

Albafica desvió su mirada, sabía que su belleza era superior a la de Manigoldo, pero aun así, su omega era perfecto para él, era lo que siempre soñó y deseaba estar a su lado, ser reconocido.

—Sufro porque nunca podremos estar juntos, aunque me reconozca, yo lo matare y no quiero que eso pase, no lo soportaría.

Afrodita, la diosa del amor asintió, observando a Manigoldo, quien reía en compañía de ese hombre de hermosa apariencia.

— Como tu actitud me ha complacido Albafica, te daré un regalo, pero a cambio debes matar con tu veneno al que se llama Radamanthys.

El joven hermoso no supo que decir, no estaba dispuesto a matar a cualquiera solo porque una diosa se lo pedía, la diosa al ver que no respondía de forma afirmativa, sonrió, no solo era hermoso, también tenía un corazón puro se dijo.

— No me mires así, una chica hace lo que puede para proteger a su familia, pero aun así, tu actitud me parece refrescante, porque en verdad eres tan hermoso como modesto y esa combinación de virtudes rara vez se presenta.

Ella de nuevo acaricio la mejilla de Albafica, recordando que la última vez que vio a alguien hermoso y modesto, fue en Troya, la mujer llamada Helena era como Albafica, se dijo en silencio, complacida con el joven hermoso.

—Tu veneno cederá durante los celos de tu amor, si en verdad es tu omega.

***

Esa promesa fue suficiente para que Albafica tuviera esperanza, pero no para que arriesgara su vida, se dijo en silencio el santo de Piscis, quien sentía el pesar de su compañero, al mismo tiempo que se imaginaba a Shion planeando la forma de buscarlo.

*****

Quien recordaba la información que ese anciano le dio, como le dijo que el veneno de Albafica cedería cuando estuviera con su verdadero compañero, quien no era otro más que él mismo.

Si lograba que le amara y lo haría con el Satán Imperial o la flecha dorada en sus manos, su veneno cedería ante él, podrían yacer juntos, su rosa le pertenecería como no podría pertenecerle a ese cangrejo que ya estaba en las manos adecuadas.

Y lo único que tuvo que hacer fue traicionar al santuario, asesinar a Sage y dormir a su maestro, pero lo mejor de todo era que la culpa recaería en Aspros, quien sin darse cuenta estaba torturando a quien amaba tanto.

Pero eso era lo que se merecía Manigoldo por interponerse en su paraíso, por atreverse a mancillar a su rosa, usando sus celos en su contra, su desesperación por no estar solo, un pecado por el cual tendría que pagar muy caro, se dijo en silencio.

Shion sonrió de pronto, recordando cual era la ubicación exacta de su rosa, ese anciano se la había dicho, los traidores, aquellos santos leales al santuario llevarían a su tesoro a uno de los pueblos que habían sido diezmados por los espectros.

Shion de pronto comenzó a recordar ese dia en particular, cuando se dio cuenta que no era un alfa y su maestro no se vio afectado, por el contrario, quiso asegurarse que eso estaba bien, que los dioses no lo traicionaron.

***

— No ser un alfa no significa ser alguien indigno Shion, y aunque no exista un omega para ti, estoy seguro que conocerás a una persona que ilumine tu camino, que logre hacerte feliz.

Shion negó aquellas palabras, si no era un alfa, no podría ser amado por Albafica, porque significaría que él no estaba hecho para ser su compañero, sino que alguien más, una criatura indigna podría tocarlo, hacerlo suyo.

— Eso no es justo, si no soy un alfa, mi amada rosa no podrá ser mía.

Hakurei le observo entonces preocupado, preguntándose si acaso había escuchado bien, llevando una mano a su hombro.

— Shion, me temo que Albafica no será tuyo porque no te ama y aunque te amara, de alguna forma buscaría a su compañero para estar a su lado, la forma en que busca a Manigoldo, como lo sigue a todas partes, aun cuando eran pequeños, eso indica que esta en vela.

Al principio no entendió lo que Hakurei pronunciaba, su maestro era un hombre sabio, pero también se trataba de un hombre de acciones, no un filósofo como su hermano, quien meditaba sus palabras por mucho más tiempo.

— ¿Qué quiere decir con eso?

Aquella pregunta era genuina, no entendía de que le hablaba su maestro, quien suspiro con algo de tristeza, antes de colocar ambas manos en sus hombros, quería que su atención estuviera fija en él, que comprendiera cada una de sus palabras.

— Cuando un alfa cuida a su omega, siempre está pendiente de sus actos, a eso se le llama una vela.

Hakurei en verdad apreciaba al joven Aspros, pero aun él podía ver que Manigoldo le temía y si sentía temor por Géminis, sin importar lo poderoso o justo que pudiera ser ese muchacho, eso significaba que no era su alfa, porque un omega nunca le temía a su alfa, su instinto le pedía ir con él, sin importar lo mucho que rehuyera su compañía.

— Tal vez, siempre hemos estado equivocados con el hermoso Albafica y él no es un omega, sino un alfa.

Esa información de pronto le pareció espantosa, porque significaba que no podía realizar una cacería, no podría usar el celo para poder yacer con él y ser reconocido, pero sobre todo, eso significaba que Manigoldo era su omega, su compañero, su otro par, quien estaba destinado a ser amado por su bello amigo.

— Y si Manigoldo tiene razón respecto a su collar, por la forma en que siempre están juntos, por cómo se miran, esos dos muchachos están enamorados, lo único que no comprendo es porque siguen escondiendo su afecto.

De pronto una sombra oscura los ataco, lastimando a su maestro, quien cayó de rodillas tocando su cabeza, como si una aguja al rojo vivo le hubiera atravesado, al mismo tiempo que Shion observaba a un patriarca, cuyo rostro le era demasiado familiar, quien le sonrió.

— Ya no nos estorbara.

Le dijo, al mismo tiempo que su maestro se levantaba en silencio, escuchando las órdenes del intruso, quien poco después le conto una extraña historia que lo lleno de pesar, diciéndole donde y cuando encontraría a su rosa.

***

— No vas a rechazarme Albafica.

Pronuncio el joven santo de Aries, elevando su cosmos, si es que ese hombre estaba en lo cierto, su rosa lo esperaba en esa aldea, donde nació ese sucio cangrejo y en donde daría comienzo su paraíso.

**********
Hola.
Muchísimas gracias a YUE, MORIDAKAY, LETHEB, YUKU ICHIHARA, PRINCESSICE. SUSEY, LOISCESLES, MARIELA, SASHA y ESTERBOZ.

Perdonen la enorme tardanza, pero ne encuentro trabajando en un restaurante, pero ya consegui un medio para seguir escribiendo y publicando, todos los jueves como hasta que deje de hacerlo, pero bueno, uno tiene que ganarse el pan de cada dia.

Ahora tengo que hacerles un anuncio importante, Mariela realizo una historia, un spinoff de esta historia, es un relato grandioso, que me fascino, por favor, si les gusta esta historia lean la suya también.

Les dejo el link: https://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=186409

Se que les encantara.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).