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Rock you like a hurricane por Athena Selas

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Rock you like a hurricane

Capítulo 15


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Enero 2011

 

Valentine solía observar de cerca las actividades que su jefe realizaba cotidianamente. Sin duda, desde los últimos meses del año pasado la conducta de su superior había cambiado considerablemente. Al principio, Wyvern desaparecía casi todos los fines de semana sin permitirle saber al pelirrosa su paradero y durante el trabajo, el inglés atendía llamadas de su celular ocasionalmente, las cuales procuraba atender muy lejos de los oídos de sus subordinados y cuando regresaba su rostro reflejaba una satisfacción nunca antes vista junto con leves sonrojos que teñían la punta de sus orejas y en algunas ocasiones hasta sus mejillas.

 

Por supuesto que Valentine no descansaría hasta encontrar la razón que estaba haciendo estragos en el comportamiento del inglés. Harpy no era nada tonto y desde el principio supo que se trataba de una mujer, pero estaba desesperado por conocer su identidad, pues no permitiría que su adorado jefe se mezclara con cualquier harapo que no estuviera al nivel que Wyvern merecía.

 

Sin duda, el asistente no reconoció al responsable de los inusuales suspiros de Radamanthys cuando se le presentó en las narices: Kanon llegó un buen día de enero al escritorio de Valentine. El griego de inmediato saltó a la vista del pelirosa, pues en medio del ambiente de formalidad en aquellas prestigiosas oficinas dentro de las cuales casi todos los hombres y mujeres vestían pulcros trajes ceremoniosamente, el atuendo de cuero y brillantes estoperoles que ofrecía la irresistible figura del gemelo sobrecogió a Harpy por la inesperada llegada. Luego de escrudiñar en su mente por unos segundos, el asistente recordó que aquel hombre había sembrado amistad con su jefe recientemente, incluso se había quedado hasta el final de la fiesta de cumpleaños del rubio.

 

— Buenas tardes, caballero ¿Kanon, no es así?... — comenzó Valentine sin poder reprimir el tono de sutil asco en su voz — ¿Puedo ayudarle en algo? — ofreció con el ceño fruncido.

 

— Valentine ¿Tú eres la secretaría de tu jefe no es así? Tengo una cita con él ¿Podrías hacerme el favor de llevarme a su oficina ahora mismo? —

 

Los ojos del asistente se abrieron como platos a causa del escándalo que le provocó el atrevimiento de aquel personaje quien no sólo se creía con la autoridad darle órdenes, sino incluso osar pedir ver a su jefe en aquellas fachas tan andrajosas simplemente por capricho.

 

— ¿Disculpa? —

 

Un par de minutos después el escándalo que provocó la acalorada discusión entre Kanon y Valentine, quien ya había llamado a seguridad, se convirtió en el espectáculo de todos los oficinistas del piso hasta que el mismísimo Radamanthys se presentó frente a ambos. Por supuesto que el inglés comenzó a reprender severamente a Valentine por el error que había cometido al tratar inadecuadamente a aquel hombre que en efecto era su invitado personal, de inmediato todos los mirones se llevaron las manos a la boca por la emoción de presenciar aquel chisme de pasillo. El gatillo que agitó por completo todo el furor de aquellas personas hambrientas de cotilleo fue cuando uno de los espectadores comenzó a susurrar: "¿Ese no es Kanon Didymoi?"

 

Valentine tardó una media hora en recuperar la compostura y en imponer orden en el piso. Durante este tiempo, sus oídos no pasaron por alto los comentarios de los socios y trabajadores del piso. Había una cuestión que lo inquietó poderosamente: ¿Qué hacía una súper estrella del calibre del solista de Poseidon en aquel despacho jurídico sin la compañía de su representante u otro abogado y además visitando inesperadamente al mismísimo director de aquella sede de Elysium? Parecía un asunto demasiado personal ¿No era así?

 

Harpy nunca reconocería que su adoración por el rubio rayaba ligeramente en lo insano. Por ejemplo, él mismo había hecho pequeñas rendijas secretas a través de las cuales podía espiar el interior de la oficina de Radamanthys desde diferentes ángulos.

 

Y así, metiéndose en la sala de juntas desde la cual existía una persiana rota que tenía un truco para contemplar de cerca el escritorio de la espaciosa oficina, Valentine casi pierde la quijada por la fuerza con la que su boca se abrió de un solo golpe al admirar el espectáculo.

 

Wyvern le daba la espalda, pero se podía apreciar que se encontraba sentado en su cómoda silla ergonómica de cuero negro, nada inusual. Excepto porque Kanon estaba sentado a horcajadas en su regazo, mirándolo de frente…más bien besándolo apasionadamente, enterrando los dedos de su mano izquierda en el cabello del inglés.

 

Valentine casi se atraganta de la impresión y rápidamente apartó la vista sintiéndose avergonzado de alguna manera. Harpy debió terminar de saciar su curiosidad en aquel punto, pero no fue suficiente para él y cambió de rendija secreta, esta vez mirando a través del hoyo del picaporte de la puerta de la sala que conectaba con el lugar de trabajo de su superior. Fue una mala decisión.

 

El nuevo ángulo de visión le regaló una imagen sumamente impresionante: el griego, con la mano derecha, se encontraba masturbando furiosamente el completamente duro y erecto miembro enrojecido de Radamanthys, el cual se asomaba entre los pantalones desabrochados del rubio, ambos llevaban a cabo este acto sin separar su ruidoso y húmedo beso el cual ahogaba la mayor parte de los sonidos impúdicos que sus bocas podían emitir.

 

El asistente perdió todo el aliento y tuvo que sostenerse en la puerta para no caer al suelo de la impresión. El sonido provocó a Wyvern detenerse.

 

— ¿Escuchaste eso? Alguien toca a la puerta ¡Te dije que aquí no, maldita sea! — alcanzó a escuchar Valentine la voz entrecortada y preocupada de su jefe.

 

— No es nadie. Además, te está excitando el miedo de ser descubierto, te dije que sería divertido. De hecho, se te paró en la mitad del tiempo normal — replicó la voz del griego para luego soltar una sedosa risa. No pasaron demasiados segundos cuando Harpy volvió a escuchar el sonido de las bocas de los dos hombres encontrándose furiosamente.

 

A pesar de aquel episodio, Valentine nunca perdió la costumbre de espiar a Radamanthys. Incluso, aquel mal hábito se incrementó más por parte del pelirrosa.

 

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Febrero 

 

Radamanthys se encontraba más intranquilo de lo usual. Cierto que sus responsabilidades habituales eran causa suficiente para provocarle un estrés fenomenal; sin embargo, durante los últimos días había algo más que lo estaba consumiendo y, por supuesto, Valentine estaba al pendiente de aquello.

 

Todo comenzó desde los primeros días de febrero cuando su asistente notó que el rubio se encerraba a solas en su oficina y no precisamente a trabajar. Un buen día su conmutador le mostró que Wyvern se encontraba realizando una llamada telefónica a las oficinas de Ámsterdam, curioso de lo inusual que parecía esta llamada de repente, realizó un truco para escuchar la llamada desde su teléfono sin hacerse notar.

 

—… todos los malditos catálogos de flores, de chocolates, de joyería ¡Maldita sea! De repente me di cuenta de que estoy saliendo con un hombre, no con una mujer. Es la primera vez en toda mi vida que me pasa esto — alcanzó a escuchar hablar Harpy a su superior. Aquellas declaraciones le dieron un vuelco al corazón.

 

— ¿Quieres tranquilizarte? En general supera de una buena vez que te gusta otro hombre, sales con otro hombre y te acuestas con otro hombre. No es el fin del mundo. — Por supuesto que aquella era la orgullosa voz del señor Minos.

 

Radamanthys gruñó intimidantemente como respuesta.

 

— Ese no es el único maldito problema ¿Sabes que un multimillonario lo pretende desde hace no sé cuántos años? ¿Qué diablos se supone que deba darle y no parecer demasiado estúpido o corriente? — soltó con frustración Wyvern.

 

— ¿Acaso tienes celos? ¡Sí! Estás celoso y nervioso. Qué interesante. Sin duda Kanon tiene una colita alucinante para haberte puesto en este estado.

 

El inglés comenzó a insultar ferozmente al noruego utilizando muy bajas expresiones nada correctas para un caballero de su altura y por último Radamanthys agregó:

 

— Además no te hagas el idiota ¿Crees que no sé la sarta de cursilerías impropias de ti hacia Albafica durante estos últimos meses? Ya puedo predecir tu insípido y predecible San Valentín con el intento de llevártelo finalmente a la cama… —

 

Fue suficiente y el pelirrosa apretó un botón para dejar de seguir espiando aquella conversación ajena. El leal hombre suspiró hondamente, entrecruzó los dedos de sus manos y recargó su barbilla sobre ellos.

 

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San Valentín. Aquel día tan especial para muchas parejas alrededor del mundo estaba por concluir en Londres.

 

Kanon y Radamanthys habían tenido un encuentro breve aquel día debido a que precisamente ese 14 de febrero transcurrió en lunes y Wyvern sólo se dio el lujo de salir un poco más temprano del trabajo para pasarlo con el griego y darle la sorpresa que le había preparado, para la cual el rubio batalló mucho consigo mismo para convencerse de seguir adelante con su plan de San Valentín.

 

La idea había sido del mismísimo Valentine, su asistente quien compartía nombre y cumpleaños con el personaje histórico que se había asociado como protector de los enamorados. Un buen día, Harpy lo abordó con rostro serio y le comentó que había notado cuán preocupado estaba y se imaginaba el motivo: un regalo para Kanon con motivo del 14 de febrero. El inglés rezongó contra su subordinado y quiso hacerse el duro, pero el pelirrosa no cedió y terminó dándole su sincera sugerencia para festejar aquella fecha: una cena en casa preparada en toda la medida de lo posible por el mismísimo Wyvern.

 

Y helos ahí en el comedor de Radamanthys disfrutando de los canelones a la bolognesa que el rubio se las había arreglado para cocinar en su propio horno.

 

— Dilo… — habló finalmente el rubio sin poder degustar bien la comida en toda la noche. El sabor no era malo, a decir verdad, pero la presentación era pésima; después de todo era abogado, no un cocinero, se repitió todo el fin de semana que pasó preparando la sorpresa —. Di que es la comida italiana más horrenda que has probado en toda tu vida — soltó frustrado el rubio apretando la mandíbula.

 

— ¿Quieres dejar de repetir esa tontería que sólo tú te has imaginado? Sí, tienes razón, la comida no lucía precisamente apetitosa al principio ¡Pero en general todo tiene un gran sabor! No arruines mi cena con tu terrible humor — replicó Kanon mordazmente y luego bebió de su copa de vino.

 

No era exactamente la respuesta que Wyvern esperaba, pero ni hablar. Así que el rubio se mordió el labio inferior y continuo tragando los alimentos porque no era capaz de saborearlos.

 

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Hasta aquel momento del día, su San Valentín al lado del cantante no había sido del todo romántico aunque no podía despreciar que había pasado un rato ameno charlando con el griego aquella velada, aún en medio de sus peleas usuales. Kanon le había regalado tres juegos de mancuernas que seguramente costaban una fortuna, pero a pesar del oro y los diamantes en kilates que cargaban las piezas, los pequeños broches eran en cierta forma discretos y sobrios, algo que gustó totalmente a Radamanthys y aceptó con mucho gusto su regalo por el día de los enamorados y sintió que su cena hecha en casa era un regalo patético que lo había hecho hacer el ridículo.

 

No obstante el agradecimiento de Kanon llegó mientras Wyvern lavaba los platos, momento en el que el inglés había mandado al griego a descansar en la sala. Por supuesto que el gemelo no se quedó quieto y sorprendió al dueño de la casa apareciendo inesperadamente al lado del lavabo y comenzó a ayudarlo a secar los trastes con una toalla de cocina.

 

— Detente, no tienes que hacer esto, regresa de donde saliste — gruñó el rubio de mal humor.

 

— No te he agradecido adecuadamente… — comenzó Kanon mirando fijamente el plato extendido que estaba secando entre sus manos.

 

— No es necesario, ahora déjame terminar de hacer esto.

 

— Nunca… hacía muchísimo tiempo que nadie había hecho algo así por mí.

 

— ¡Bah! — inhaló con fuerza el rubio cerrando sus ojos ámbares para buscar paciencia. No necesitaba la lástima de Kanon después de sentirse tan fracasado.

 

— Sé que no crees en lo que te digo. Sé lo que imaginas: "Tú teniéndolo todo y a todos bajo tus pies" — el pelilargo soltó un bufido muy peculiar que daba la sensación de ser desahogo de una amargura profunda —. No es así, Radamanthys. Puedo tener todo el dinero, fama, gloria y seguidores que cualquiera desearía y aun así sentirme inmensamente solo sin que nada de eso me sepa auténtico. Pueden pasar muchas semanas sin que nadie se tome la molestia de preguntarme cómo estoy en medio de sus elogios y acosos —. El cantante soltó un suspiro y dejó el plato a un lado, dio unos pasos para marcharse del lugar como le había indicado Wyvern, pero el rubio lo detuvo.

 

— Perdona mi mal humor, resulta que… he estado nervioso preparando esto. Creo que aún lo estoy — admitió apretando los puños por el estrés que le provocó admitir aquellas emociones. Kanon envolvió entonces las manos del otro con las propias y su mirada esmeralda lo encaró con sutileza.

 

— Te lo repito: nunca había tenido un regalo de San Valentín como este, el cual aún me tiene fascinado. La cena estuvo deliciosa. Gracias.

 

Ambos se besaron por algunos minutos para liberar las tensiones de la situación. Mucho más relajado, Radamanthys regresó a terminar de asear la vajilla y Kanon aceptó de buena gana el gesto de Wyvern de hacerse cargo de la limpieza como parte de su regalo, entonces el pelilargo caminó de regreso a la sala.

 

— Más te vale terminar rápido — habló el griego deteniéndose en el marco de la puerta de la cocina. Giró su rostro y miró al inglés por el rabillo del ojo —. Sorpresa de San Valentín: traje la crema batida más deliciosa que he probado y además chocolate amargo líquido. Sé que tendremos maravillosas ideas para probar ambas cosas los dos juntos.

 

El malicioso griego disfrutó el inmediato sonido de una copa resbalándosele a Radamanthys por la impresión que le causó esta sugestiva idea.

 

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El lecho de Wyvern terminó hecho un desastre a causa de la dulce faena de San Valentín. A pesar de que procuraron no desperdiciar nada, el calor y la lujuria del momento no les permitieron controlar del todo el chocolate y la crema batida. Las sábanas se habían manchado de estos ingredientes y en cualquier otra situación esto habría puesto al inglés a limpiar el desastre inmediatamente después de percatarse del hecho luego de recuperarse del estallido de su último orgasmo; pero no resultó así aquella noche porque el amor embriagó a la dichosa pareja envolviéndolos en un sopor de caricias y besos post-coitales.

 

Los dos habían rodado al lado de lecho que no había quedado tan manchado de los dulces elementos que habían acompañado aquella velada de pasión y ahí permanecieron abrazados esperando que el sueño los arropara juntos y que sólo el amanecer rompiera el encanto de la noche y hasta entonces se preocuparían por limpiar la cama y asearse ellos mismos.

 

La espalda de Kanon estaba recargada sobre el pecho de su pareja, permitiendo que la fornida anatomía del rubio lo estrechara entre sus brazos, sellando el abrazo con sus dedos entrecruzados tiernamente.

 

El abogado aún no podía caer presa del sueño y se dedicó a besar el cuello y la espalda del griego esporádicamente.

 

— ¿Por qué estás lleno de cicatrices en la espalda? — Radamanthys dejó escapar aquella inocente duda que había rondado en su mente desde las primeras veces que tocó eróticamente aquella piel oliva. La respuesta de Kanon tardó demasiados segundos en llegar, tanto que el rubio creyó que su amante había caído dormido al fin o simplemente había decidido ignorar el cuestionamiento.

 

— No sólo en la espalda, seguramente lo has notado — resurgió la voz del griego con un nudo en la garganta.

 

— ¿Por ejemplo la preocupante cicatriz que atraviesa tus pectorales? ¿Tu vida estuvo en peligro a causa de aquella herida?

 

— Tuve una infancia terrible, más bien el final de ella lo fue. Pasé demasiado tiempo en los barrios bajos de Athenas y… — Kanon cerró sus ojos con fuerza y agradeció que estuviera dando la espalda al inglés pues gesticuló una mueca demasiado dramática —… sobreviví dos años en un correccional en Grecia al final de mi adolescencia. Por lo tanto, mi vida estuvo en peligro permanentemente por muchos años.

 

Un terrible vacío en sus entrañas se apoderó del pelilargo al no recibir inmediata respuesta por parte de su pareja y de repente sintió que le faltó el aire. Nunca antes había confesado a Radamanthys sobre su estancia en la cárcel y temía que aquella confesión no gustara al otro.

 

Una de las manos del rubio se soltaron del agarre que mantenía con los dedos del griego y el cantante sintió a su corazón encogerse; no obstante, Wyvern no se apartó ni un centímetro de Kanon y con aquella misma mano dirigió su tacto a aquella protuberante cicatriz en el medio del pecho de su amante. La acarició con sutileza, no buscando explorarla, pero sí vertiendo todo un sentimiento de mimo y cariño que reconfortó al griego de una manera inexplicable.

 

— Esta cicatriz es un símbolo del fin de aquellos días… — comenzó a hablar Kanon con los ojos cerrados disfrutando envolverse de aquella caricia por completo —. Recibí una mortal puñalada cuando intenté salvar a una niña a costa de mi propia vida, aquella criatura había sido blanco de mis conspiraciones para acabar con su vida desde que ella sólo era un bebé. En el último momento me arrepentí de mis pecados y quise pagar con mi propia existencia tanto mal.

 

— ¿Y la salvaste?

 

— Sí.

 

— ¿Cuál es el nombre de aquella niña redentora?

 

— Saori Kido.

 

Radamanthys acarició aquella cicatriz solo un poco más.

 

— ¿Estás molesto? — aventuró Kanon inquieto.

 

— ¿Por qué lo estaría?

 

— Porque mi existencia es aberrante.

 

Wyvern se removió en la cama con el propósito de encarar a Kanon de frente aún recostados.

 

— No vuelvas a decir eso y elimina esa idea de tu mente, eso sí me podría hacer enfadar y mucho —. Los ojos ámbar del inglés ardieron con fuerza y el pelilargo se encogió un poco —. No quiero que vuelvas a hacerte daño de cualquier forma posible, eso es todo lo que siento en estos momentos—.

 

El rubio dirigió sus labios a los de su amante y lo besó con suavidad mientras lo abrazaba y el griego no recordaba haberse sentido tan dichoso y seguro en mucho tiempo.

 

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Mayo 2013

 

El pequeño cubículo de Zeros estaba abarrotado de curiosos que se amotinaban sobre el monitor de su computadora. Los socios y empleados de Elysium se encontraban bastante más relajados porque el jefe de la sede de Londres no se encontraba en las oficinas en aquellos momentos y se había llevado al molesto de Valentine con él.

 

— ¡Sube el volumen! ¡Agranda la pantalla! ¡Aumenta la calidad! ¿¡Quieren cerrar la boca para escuchar mejor?! — se escuchaba el alboroto de más de nueve entrometidos que daban órdenes al pequeño hombre de grandes dientes para controlar el video que se reproducía en YouTube.

 

Era un fragmento de un reciente concierto de Poseidon Marines en Brasil. Aquel era un video aficionado grabado desde el celular de un afortunado espectador que había conseguido abrirse paso entre la masa de fanáticos y llegó a las primeras filas frente al escenario. Por ello su grabación gozaba de mejor calidad y definición que otras decenas que habían subido a la plataforma de videos y que contenía la misma escena que los fanáticos de la banda no paraban de compartir.

 

El primer segundo del video mostraba al despampanante Kanon Didymoi haciendo una reverencia a su público brasileño en medio de vítores ensordecedores, la multitud tardó algunos segundos en acallar un poco.

 

— Quisiera hacer esta noche aún más especial al lado de ustedes — se comunicó el cantante en limpio idioma inglés con su público el cual volvió a subir un poco la voz —. Muito obrigado, Brasil. Você é especial para mim — exclamó las líneas en portugués que había aprendido de memoria para los fanáticos de aquel gran país latinoamericano, causando furor entre los asistentes. La verdad, aquella distracción funcionaba para que algunos miembros de la banda y el equipo técnico cambiaran instrumentos con el fin de adecuarse a la siguiente melodía a interpretar.

 

— La próxima canción es una pieza un poco empolvada de nuestra banda; a decir verdad, nunca la habíamos tocado en vivo y tú eres increíble Brasil, por eso queremos volver a darle vida ante ustedes — continuó comunicándose Kanon ahora en inglés mientras sacudía su larga y espectacular cabellera añil — Vamos a darle vida juntos, Brasil … —

 

Enseguida las luces del escenario de apagaron dramáticamente: un teclado y la suave balada de una guitarra eléctrica abrieron la pista de aquella misteriosa canción. El público guardó silencio espectralmente atento a adivinar de qué melodía se trataba.

 

The wise man said just walk this way

To the dawn of the light

 

Menos de la mitad de los espectadores reconocieron la melodía y asombrados aplaudieron y gritaron aliviados, mientras que el resto escuchaba atenta aquella melancólica balada.

 

Here I am

Will you send me an angel?

Here I am

In the land of the morning star

 

La interpretación, como era de esperarse, fue maravillosamente pulcra. Los músicos se concentraron en hacerla una pieza emotiva llena de sentimientos que se transmitías a través de cada nota, su gran esfuerzo y pasión podía verse reflejado en sus rostros sudorosos pero extasiados del éxito con el que era acogida esta canción llamada Send me an angel arrinconada al final de uno de sus primeros álbumes como banda que aún no alcanzaba éxito mundial.

 

El video terminaba ahogado en los aplausos y euforia de los espectadores al final de aquella balada.

 

En el cubículo de Zeros, los miembros de Elysium ahí metidos, disfrutaron hasta el final aquel video aficionado que había causado un revuelo impresionante a través del internet entre los fans de Poseidon, pues apenas había sido subido hacía 5 días a la famosa plataforma YouTube y ya superaba las quinientas mil reproducciones y el número crecía exponencialmente.

 

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Radamanthys se encontraba refugiado en la sala de su hogar aquella calurosa tarde de mayo. Se encontraba sentado en un cómodo y mullido sillón color negro, el cual miraba de frente a su pantalla inteligente dispuesta a unos tres metros de distancia. La magnífica SmartTV de 65 pulgadas poseía definición de punta y había sido adquirida en mejores tiempos por Wyvern para disfrutar el mirar partidos de fútbol en sus breves tiempos de descanso; no obstante, aquella tarde la televisión con conexión a internet era utilizada para fines diferentes.

 

El rubio admiraba absorto el famoso video del más reciente concierto de Poseidon en Brasil que contenía la inédita interpretación en vivo de la canción de Send me an angel. A pesar de la mala calidad de la grabación, podían percibirse claramente las facciones y expresiones del apuesto cantante de origen griego, mismas que eran capaces de transmitir la melancolía y soledad que declamaba la letra de la melodía. Hipnotizado por aquella cercanía artificial que le regalaba la imagen sobre la pantalla, el inglés bebió un largo trago de su vaso de whisky en las rocas, el cual tintineó a causa del hielo que contenía.

 

La grabación terminó y el abogado permaneció quieto, un tanto pasmado. Se sentía patético de haber reproducido continuamente aquel video en un desesperado intento de calmar el vacío dentro de sus emociones que la prolongada ausencia de Kanon había dejado en su vida. Radamanthys soltó un bufido y luego emitió algunas risas amargas compadeciéndose de su miserable estado de corazón roto.

 

El reproductor de YouTube, al no recibir orden de repetir o parar por los minutos que el rubio se tomó para reflexionar, transmitió un video recomendado. Era una entrevista grabada de la televisión y al escuchar la voz de Kanon hablando para un programa brasileño, la atención del inglés fue atraída como un resorte, quien por puro masoquismo siguió los largos minutos en los que el conductor del programa presentaba a los tres miembros de Poseidon quienes habían aceptado acudir a su show: Kanon, Io e Isaak.

 

— ¿Saben del furor que causó la sorpresiva interpretación de una vieja canción en el concierto de hace un par de días en Rio de Janeiro? — comentó casualmente el encantador y bronceado conductor brasileño de nombre Braulio.

 

— ¿Send me an angel? La verdad nunca imaginamos que provocara demasiada sensación, la interpretamos porque Kanon nos rogó rescatar esa vieja melodía — contestó Io en portugués, pues era el único de los tres que no necesitaba intérprete, conocía bien el idioma de las tierras cariocas muy próximas a su país natal.

 

— ¡Vaya qué sorpresa! Dime, Kanon ¿Ya imaginabas que este podría ser un nuevo viejo éxito? —

 

El atractivo cantante recibió la traducción a través del chícharo en su oído izquierdo y sonrió de lado, provocando que sus esmeraldas ojos brillaran con encanto.

 

— Tengo que confesar que esa no era mi intención original. Como dijo Io: quise que la tocáramos para que alguien especial, quien asistió a aquel concierto, pudiera recibir mi mensaje y compartir ese momento con el público brasileño, quienes son de nuestros fans más queridos —

 

Isaak parpadeó un poco confundido y entrecerró sus ojos verdiazules.

 

— ¡Oh, qué emocionante! ¿Quisieras compartir más sobre eso con tu querido público brasileño, Kanon? —

 

— Hasta hace unos meses necesitaba desesperadamente un ángel y mis plegarias fueron escuchadas: ahora aquel hermoso ángel está a mi lado, cuidándome y sanándome. Quería hacerle saber cuán agradecido estoy y que nunca dejaré de amar a mi ángel.

 

El público en vivo lanzó exclamaciones cómplices románticas luego de escuchar la traducción al portugués.

 

— ¿Y qué opinan Io e Isaak de tu ángel? — preguntó el anfitrión del show brasileño.

 

El finlandés guardó silencio, pero el chileno no se abstuvo de comentar.

 

— No es lo que ustedes creen. Ella es el ángel de Kanon, pero él sigue siendo el mujeriego que todos conocemos —

 

Todos rieron por el comentario pícaro del guapo guitarrista, incluso el griego quien lucía libre, relajado y satisfecho.

 

Eventualmente el video terminó y Radamanthys apagó el televisor. Bebió todo el whisky restante de su vaso y al tragarlo suspiró con los ojos cerrados en una mueca de dolor. Tenía que sentirse feliz al saber que el hombre que aún amaba se miraba bastante estable y contento, gozando del éxito que merecía ¿Pero por qué a pesar de saber que el griego la estaba pasando mejor que él, un terrible sentimiento comenzó a asfixiarlo desde el pecho envenenándole la sangre?

 

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La gira de Poseidon recorrió latinoamerica a paso voraz, luego de Brasil la banda se desplazó a Argentina, Perú y el natal Chile de Io, por último hicieron una escala un poco más larga en México en donde por órdenes mismas de Julián Solo el quinteto y su equipo luego de cumplir con los conciertos que tenía agendados en las dos principales ciudades de aquel país, tenía una semana para descansar y para recrearse en tierras mexicanas como más les placiera.

 

Al concluir el último de los tres espectáculos de Poseidon en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México, tanto los músicos como su leal equipo se tomaron el respiro de gozar de unos pocos días libres.

 

En medio de este espacio de recreación, Julián hizo aparición en el hotel donde la banda se estaba hospedando mientras tanto: el Hotel Hilton de la Ciudad de México. El Rey de los Mares se hizo de un espacio a pulso para acudir a entrevistarse personalmente con sus queridas estrellas de rock.

 

Por ello, aquella mañana tocó la puerta de la suite donde Kanon se estaba hospedando. El joven magnate esperó algunos segundos para obtener respuesta del otro lado.

 

— ¿Quién es? — preguntó la femenina y firme voz de Thetis para sorpresa del billonario.

 

— ¿Thetis? Soy tu tío Julián.

 

En breve, la rubia sirena abrió la puerta de la suite y sus enormes ojos azules admiraron la figura de su pariente. Ella lo saludó con bastante agrado y le dejó pasar dentro de la amplia habitación que poseía una vista panorámica impresionante de la Ciudad a través de sus gigantes ventanales en uno de los últimos pisos de la gran torre ubicada en el corazón de aquella capital.

 

— ¿Buscas a Kanon? — preguntó después de intercambiar formalidades con su tío quien asintió suavemente con la cabeza —. Salió a explorar la Ciudad en cubierto, seguramente llegará dentro de un par de horas.

 

— ¿¡Cómo?! — exclamó casi escandalizado el Rey de los Mares — ¿Y tú lo permitiste? ¿Salió con guardaespaldas? ¡Este país es suele ser peligroso y…!

 

— Calma —. Thetis colocó una de sus pequeñas manos sobre el antebrazo de Julián para tranquilizarlo —. Sí, salió con guardias, pero les ordenó mezclarse entre la multitud. A Dragón Marino le encanta la sensación de masa que existe en esta Ciudad y que encontró similar en Río. Le gusta perderse entre la impresionante cantidad de gente que transita aquí de manera casi caótica. Es tanto el mar de personas que es difícil que lo identifiquen, lo sé porque lo acompañé en Brasil y ayer salimos por la noche a explorar los alrededores.

 

El billonario torció el labio, pero se rindió ante la imposibilidad de intentar ir a rescatar al griego en esos momentos. Pronto, permitió que su sobrina lo invitara a acomodarse en la comodísima sala de la suite y ella lo convenció de pedir bebidas refrescantes a servicio a la habitación con el objetivo de esperar el regreso de su Dragón Marino lo más cómodamente posible. Finalmente los dos Solo comenzaron una amena conversación familiar.

 

— ¿Así que ahora Dragón Marino te llama ángel? — bromeó Julián llevándose a los labios una copa de vino.

 

Su sobrina apretó su preciosa boquita rosada y esbozó una mueca de disgusto.

 

— Hubiera preferido que Kanon se guardara ese secreto sólo para nosotros dos.

 

El joven magnate rio sedosamente ante la incomodidad de la jovencita.

 

— No lo culpes, por favor, desde que regresaste hemos ido recuperándolo paulatinamente. Cuando te busqué en medio de tu viaje en verdad yo me encontraba desesperado. No te miento, todos teníamos miedo de que se suicidara encerrado tanto tiempo en su habitación.

 

— No era para menos y no fue fácil traerlo de vuelta — suspiró Thetis bebiendo desde una pajita una deliciosa mimosa —. Incluso las primeras semanas que estuve a su lado, su estado emocional era demasiado frágil. Cualquier tontería le recordaba a ese… a ese hombre y él recaía de nuevo.

 

— ¿Ya ha superado a Radamanthys?

 

Thetis se mordió el labio y se distrajo jugueteando con la pajilla y los cubos de hielo dentro del vaso de su bebida de naranja y champagne.

 

— ¿Crees que lo ha superado, tío? — lanzó una pregunta retórica la sirena.

 

— ¡Miserable rata de Hades! — blasfemó el Rey de los Mares refiriéndose al hombre al que su amado Dragón Marino se había entregado tan ingenuamente.

 

— A Kanon le encantaría estar aquí para ayudarte a insultarlo. Él está pasando a una curiosa etapa de odio y rabia hacia Radamanthys.

 

— ¡Brindo por eso! —. Levantó su copa Julián antes de beber con su aristócrata elegancia. — ¿Y… regresó aquello… verdad? — Su sobrina intentó desviar la mirada evadiendo una respuesta inmediata —. Lo sé, Sorrento en persona me lo confirmó. Kanon regresó a las drogas a pesar de todo, incluso a pesar de su ángel — señaló mordaz el orgulloso Rey de los Mares.

 

Thetis miró furiosa a Julián, sus brillantes ojos azules relampaguearon con ira.

 

— ¿Quieres dejar de juzgar cada acción que él hace? No puedes entender la terrible decepción por la que atravesó. Radamanthys le hizo creer que era la única persona en el mundo que no se adjudicaría el papel de severo juez sobre su vida y que además podía amar cada fibra de Kanon de manera humana y luego romántica, aquel hombre despreciable le regaló por meses una vida color de rosa que al final resultó ser una muy cruel ilusión, pues Wyvern supo desde el principio que un futuro juntos nunca sería posible.

 

Julián se concentró en balancear en círculos la copa que sostenía en su mano, luego bebió el resto que quedaba de ella y la colocó sobre la mesa de cristal que yacía en medio de la sala junto al servicio que habían traído a la habitación.

 

— ¿Crees que fue intencional? ¿Que Hades le ordenó a su perro enamorar a nuestro Kanon? ¡Vamos, que él y Pandora estuvieron al tanto de la relación que floreció entre nuestro Dragón Marino y su mascota todo el tiempo! Y nunca movieron un solo dedo para evitarlo. Simplemente es sospechoso, Thetis querida. Seguro has escuchado de la desastrosa crisis financiera que azota a la Fundación Athena, el hogar donde Kanon pasó su infancia. Sé perfectamente que aquello es obra de los Heinstein, quienes han sido enemigos naturales de la Fundación tanto como los Solo lo fuimos hace tiempo. No sé, romperle el corazón a Dragón Marino, gemelo del principal ejecutor de los atenienses, justo en el estallido de la crisis, te pone a pensar.

 

— Si de verdad amas a Kanon, tío, si de verdad crees que es el hombre con el que quieres pasar el resto de tus días como marido, si de verdad él ha hecho algo bueno por ti: no te atrevas a sembrar esas ideas en su mente.

 

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Notas finales:

Quiero recomendarles escuchar y conocer la letra de la canción que fue mencionada en este episodio y que pertenece a la agrupación Scorpions. Esta melodía es Send me an angel, la cual  es  balada que, de hecho, desde el principio de la historia planee que Kanon interpretara para describir el estado de sus emociones justo en esta parte de la trama. La reproduje una y otra vez casi todo el tiempo que me tomó escribir este capítulo, así que los invito a conocerla.

 

Casi termina el ciclo del "pasado" en la historia, pues casi está completo el planteamiento de la relación de Kanon y Radamanthys; por ello se acerca la construcción de la conclusión de esta historia de amor, me siento muy nerviosa por ello.

 

Quiero hacer una mención muy especial de Hürrem. Muchísimas gracias por escribirme un review empapado de las sensaciones que te causa esta historia, así como de tus elementos favoritos y otros detalles. Agradezco tus ánimos para continuarla, sin duda han sido un aliciente muy fuerte para seguir adelante, un abrazo.

 

¡Les deseo a todos los lectores de este relato un magnífico inicio de año 2018! Cumplan las metas que se propongan y que vengan vientos favorables para ustedes y sus seres queridos.

 


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