Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Rock you like a hurricane por Athena Selas

[Reviews - 42]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

La primer lectora de esta historia, a quien aprecio mucho, me pidió insistentemente regalarle a Tenma de Lost Canvas en la trama compartiendo una "relación especial" con Hades. No pude resistirme a su súplicas, así que lo cumplí y la participación de Tenma comienza en este punto de la historia. Espero que no les moleste demasiado a mis lectores la intromisión de algunos personajes de los spin-offs ajenos a la historia clásica.

 

Rock you like a hurricane

Capítulo 6


°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤

Agosto 2012

 

El Santuario en Grecia era un pequeño pedazo del cielo en la tierra para sus habitantes, la mayoría de ellos eran niños y jóvenes de distintas edades quienes habían quedado huérfanos a edades muy tempranas, muchas veces desde que eran bebés; sin embargo, el calor hogareño en el que los pequeños eran acogidos en este lugar significaba una maravillosa familia muy particular para todos y cada uno de ellos.

 

Este singular refugio se hallaba ubicado muy cerca de las costas del Mar Egeo y de la capital del país, Athenas. El clima, por lo tanto, era inmejorable debido a la cercanía con las costas mediterráneas y la abundancia de vegetación en su interior y a su alrededor.

 

A pesar de que el verano estaba en su apogeo aquel día y la temperatura de la temporada se elevaba por arriba de los 30 grados centígrados, la deliciosa brisa refrescante que las costas del Egeo traían al lugar era un escape al sofocante calor causado por los inclementes rayos de sol veraniego.

 

Además, el Santuario estaba lleno de viejos y formidables árboles de encino y castaño, cuyas bondadosas sombras eran un refugio común para los habitantes del lugar con el propósito de descansar y escapar de los golpes de calor propios de la estación.

 

El perímetro que ocupaba esta casa-hogar era demasiado vasto, ocupando varios cientos de hectáreas que se extendían hasta un escarpado monte de relieve rocoso.

 

Había extensas zonas al aire libre que se ocupaban para múltiples tareas: desde una pequeña granja para abastecimiento general o incluso zonas de equitación recreativa. Existían, por supuesto, múltiples edificios que contaban con todos los servicios para sus habitantes, incluyendo una amplia escuela de educación primaria, así como una formidable biblioteca y diversas canchas y gimnasios para practicar deportes.

 

A decir verdad, la manutención y preservación de este proyecto era posible debido a las ganancias que generaba la Fundación Athena, cuya verdadera naturaleza era un completo misterio para la mayoría de los habitantes del Santuario. Esta organización mantenía nexos muy íntimos con el gobierno griego e incluso los más aventurados lo catalogaban como una organización mafiosa en el fondo. A decir verdad, muy pocos habitantes del lugar se habían planteado llegar al fondo de la cuestión de qué era en realidad la Fundación Athena, a causa del respeto y sentimiento de retribución que todos los huérfanos sentían hacia su hogar.

 

Uno de los más prominentes líderes de la Fundación acababa de regresar al Santuario y su arribo causó sensación a todos los testigos de su llegada, en especial de los más pequeños quienes se apresuraron a rodear a la amable figura masculina.

 

— ¡Saga! ¡Saga! — gritaban entusiasmados alrededor del hombre griego quien les devolvía una brillante sonrisa mientras saludaba a todos y cada uno de los niños por su nombre.

 

— ¡Has vuelto muy rápido de tu viaje, Saga! — preguntó uno de ellos entre la multitud.

 

— Así es, Aleixo, yo tampoco planeaba regresar antes de tiempo — respondió afable el hombre.

 

— ¿Viste a tu hermano gemelo?

 

— ¿Cómo sabemos que tú no eres el gemelo malvado?

 

— ¡Por supuesto que él es el verdadero, tonto!

 

El gesto del pelilargo era risueño, disfrutando de los comentarios infantiles de los pupilos del Santuario.

 

— ¡Saga! — interrumpió un hombre maduro aquel tumulto de pequeños quienes reconocieron aquella voz al instante.

 

— ¡Maestro Dohko! — corearon los chiquillos alegres admirando al recién llegado quien vestía prendas casuales chinas, destacando una impoluta camisa tangzhuan de algodón blanco.

 

Dohko, a pesar de su edad, se mantenía perfectamente conservado. La preservación de su vitalidad y gallardía eran sobrecogedores a pesar de haber superado los cincuenta años hace algún tiempo. Era una broma común en el Santuario afirmar que Dohko y Shion llegarían a los doscientos años y apenas se les notaría la vejez. Ciertamente ambos personajes daban la impresión de ser algunas décadas más jóvenes; sin embargo, si te acercabas lo suficiente para observar, podías notar el aura de solemnidad que los dos irradiaban y la impresión se agudizaba si los escuchabas hablar.

 

— Saga, no te esperábamos tan pronto ¿Todo salió bien con Kanon? — habló la sosegada voz del maestro arqueando sus abundantes cejas color castaño.

 

— A decir verdad no. Sólo me dirigió la palabra para echarme de su casa.

 

— ¿Qué fue lo que hiciste?

 

El peliazul, antes de contestar, se puso en cuclillas para mirar a los ojos a toda su pequeña audiencia y dirigirles una cálida mirada tranquilizadora.

 

— El maestro Dohko y yo tenemos asuntos de adultos que tratar ¿Podemos seguir nuestra conversación después?

 

— ¿Y nos dirás quién de los dos es el gemelo malvado?

 

— Por supuesto — rió Saga.

 

Aún emocionados, todo el séquito de chiquillos se dispersó dejando solos a los dos hombres.

 

Esbozando una expresión mucho más seria al ponerse de pie, el griego encaró al mayor.

 

— Besé a su novio.

 

Dohko abrió ligeramente los labios por la sorpresa, luego suspiró resignado.

 

— Eres increíble, muchacho.

 

— ¿Qué ha sucedido durante mi ausencia?

 

— Vamos adentro, Shion y Aioros me esperan. Sería buena idea que escuches lo que tenemos que discutir.

 

— ¿Todo está bien?

 

— Sí, todo en orden por ahora; sin embargo el caso de Tenma nos tiene sumamente preocupados para el futuro.


 

En algunos círculos exclusivos y de élite mundial la simple mención del nombre de Hades provocaba un enmudecedor silencio respetuoso. Aquel hombre no solamente era heredero y presidente de una de las más importantes firmas jurídicas del mundo, sino que además su posición como legado de la antiquísima familia Heinstein le permitía mover a su gusto hilos de la política europea e internacional a voluntad. Hades poseía un sentido de moralidad implacable, para él no existía otro camino más que el de la perfecta rectitud y se consideraba él mismo como un emisario de la justicia en la pútrida sociedad humana en la que le había tocado nacer.

 

Todos los hombres bajo las órdenes de Hades, desde sus dos grandes consejeros hasta los más insignificantes empleados de Elysium, sentían una devoción religiosa hacia su persona y creían ciegamente en su capacidad para cambiar al mundo.

 

Físicamente su presencia era abrumadora, pues era poseedor de una belleza inhumana, casi cegadora. Muy pocas personas podían admirarlo sin desviar la mirada aturdidos por la irresistible atracción que generaba.

 

Los ojos de Hades representaba la esencia más apabullante de su persona, pues además de poseer un hermoso color turquesa reflejaban una pureza y una amabilidad profundas.

 

"Tus ojos son como una suave y primorosa primavera que nunca terminará", así los había descrito alguna vez Tenma.

 

Tenma, aquel muchacho huérfano e insignificante que representaba el pecado más grande de Hades pues lo convertía un ser humano ordinario y vulnerable.

 

Justo como aquella tarde palaciega de verano que había querido compartir con aquel jovencito de cabellera castaña y sonrisa inextinguible en una cabaña cualquiera de recreo en Grecia.

 

— ¡La comida está lista! — anunció alegremente Tenma haciendo una ruidosa entrada al pequeño comedor donde se hallaba Hades aguardando su regreso de la cocina. El muchacho llevaba varios platos en las manos y en los brazos, por lo que tuvo que hacer algunas cabriolas para depositarlos todos pulcramente sobre la mesa de madera.

 

— Tardaste mucho — amonestó el líder de Elysium cuya voz era terciopelo acústico.

 

— Tenía que asegurarme de que los filetes estuvieran bien cocidos — se excusó el joven dedicándole una adorable mirada de reproche a su interlocutor. — ¿Y cuál es la prisa? ¿Pandora nuevamente está molesta porque hayas decidido salir conmigo y te ha ordenado regresar temprano?

 

Increíble, pensarían muchos si pudieran presenciar esta escena. El gran Hades era tratado de una manera tan familiar por un individuo tan mezquino como Tenma.

 

— ¿Quieres dejar de ser insolente al menos por un minuto? — fue la respuesta de su severo interlocutor quien no permitió al muchacho alejarse demasiado de él, pues lo tomó de la mano y jaló su cuerpo hacia él con el único objetivo de contemplar esa expresión llena de determinación que tantas sensaciones le causaban a su presuntamente helado corazón.

 

— No soy insolente — se defendió el jovencito permitiendo el contacto y la cercanía de Hades. —Anda, vamos a comer o todo se enfriará.

 

Pensándoselo un poco, el presidente de Elysium accedió y soltó la mano de Tenma lentamente.


 

El estómago de la mayoría de los empleados y socios de Elysium London era un desastre debido a las nuevas y mejoradas sobredosis de estrés a las que habían sido sometidos por las últimas semanas debido al ritmo de trabajo que su jefe, Radamanthys, había impuesto a todos severamente.

 

Existía tolerancia cero para aquellos que buscaban darse un respiro, pues no había cabida a ningún tipo de holgazanería para todos aquellos que se hacían llamar servidores del señor Hades, eso lo había aclarado Wyvern al principio de mes cuando ordenó que cada abogado de la filial bajo su mando tenía que incrementar considerablemente la cantidad de casos que normalmente tenían asignados por semana además de sus deberes, asesorías y procesos de auditorías habituales.

 

— ¿Alguien quiere decirme qué es lo que hay que hacer para que Kanon regrese a la cama de nuestro jefe? — se quejó hastiado de cansancio el hombrecillo llamado Zeros durante el trayecto de regreso a través del transporte subterráneo de Londres en compañía de varios colegas.

 

— ¿En serio crees que toda esta carga de trabajo se debe a algo tan insignificante? Nuestro jefe no es esa clase de persona tan frívola — intervino en su defensa Papillon.

 

— Si no se reconcilian en una semana, estamos perdidos para siempre — habló Niobe dedicado a Papillon una mirada incrédula.

 

— ¿Por qué lo dices?

 

— Poseidon Marines saldrá de gira mundial para presentar su nuevo material discográficy no creo que el señor Wyvern sea una groupie que vaya corriendo detrás de Kanon.

 

Muchos imaginaron esta escena tan irreal y rieron a pierna suelta en el vagón del subterráneo.

 

— ¿Y cómo sabes esas cosas, Niobe?

 

— Todos saben que un fan a muerte de Poseidon — comentó uno de sus colegas.

 

— Me gustan, es cierto, pero al menos no soy Zeros — se defendió el abogado de pronunciada nariz —. Yo no busco condones usados en la basura del jefe Radamanthys como él, con el propósito de encontrar otra clase de autógrafos de Kanon.

 

Definitivamente esta vez todos los colegas estallaron en carcajadas, causando incomodidad a los demás usuarios del vagón.

 

— ¡La historia del condón usado en la oficina del jefe es una mentira! Dejen de esparcirla o todos lo creerán — se defendió el hombrecillo nervioso cuyo rostro enrojecido lo delataba.

 

— La mejor parte fue cuando Valentine te descubrió y después de decirte que eras una rata repugnante y demás letanías, te dijo que el jefe y Kanon dejaron de usar condón cuando tenían relaciones desde hacía meses y, por lo tanto, no tenía idea de quién había usado los preservativos que pescabas.

 

— Aún me pregunto si hablaba en serio o lo dijo para que dejaras de hurgar de esa manera tan inmunda en la basura del jefe Radamanthys. Como sea, dio resultado y dejaste de hacerlo.

 

— Valentine sabe hasta los colores de toda la ropa interior del jefe, seguro sabía lo que decía.

 

— Apuesto a que Valentine notó que el jefe no lo mandaba ya por cajas y cajas de condones.

 

El camino a casa de aquellos empleados de Elysium continúo siendo un alboroto en medio de una sarta de bromas mientras planeaban como reconciliar a su superior con su pareja para el mejoramiento de sus condiciones laborales.


 

En la residencia sede de Poseidon Marines en Londres había demasiada actividad debido a la próxima gira de la banda que estaba a unos días de comenzar. Además de ensayos interminables, pruebas técnicas y de sonido, aquel día la banda se encontraba agobiada por sesiones de asesoría de vestuario y maquillaje.

 

El equipo de imagen se había tomado varias horas trabajando con los miembros de la banda a nivel grupal e individual, haciéndolos probarse varios conjuntos de ropa una y otra vez, asimismo a ellos y a sus maquillistas los abordaban constantemente con largas pláticas para el cuidado de su apariencia en el escenario y en eventos públicos.

 

Durante todo el día Kanon no pudo dejar de ver las hermosas piernas de su asesora personal, las cuales lucían infinitamente tentadoras al descubierto, pues aquella voluptuosa mujer de tez morena y largo cabello negro vestía una mini-falda de lentejuelas doradas y los altísimos tacones de sus bellos zapatos negros Gucci provocaban un contoneo en su andar sumamente provocativo.

 

Por supuesto, el cantante no se contuvo de lanzar atrevidos coqueteos a su asesora quien lo permitió encantada y poco después comenzó a contestar estas insinuaciones hasta subirlas de tono, tanto que la maquillista del pelilargo se sintió muy incómoda en medio de este candente flirteo y pidió permiso para ayudar a Sorrento y sus asistentes.

 

En cuanto la empleada de Kanon abandonó la habitación, la mujer de minifalda se abalanzó sobre el cantante y comenzó a besarlo furiosamente.

 

En pocos minutos ambos estaban sobre el piso arrancándose la ropa, uno sobre el otro como animales hambrientos.

 

— No te quites los tacones — fue la única condición del Kanon con voz ronca de deseo, a lo que la mujer soltó una risita libidinosa y obedeció.

 

La sesión de sexo fue veloz, no hubieron pasado más de veinte minutos y la asesora ya estaba vistiéndose de nuevo. Mientras tanto, Kanon se retiraba el condón con cuidado y el griego odió infinitamente la desagradable sensación de desazón emocional recién pasados los efectos su estallido orgásmico ¿Cuál había sido el maldito problema? ¿Por qué no se sentía satisfecho después de yacer con una apetitosa mujer sino que, al contrario, tenía una sed profunda en algún lugar ilocalizable del cuerpo?

 

La asesora estuvo perfectamente vestida en un minuto como si tuviera mucha práctica en el asunto, luego se puso de pie y fue a tomar su maletín de trabajo para retocarse el maquillaje.

 

Cuando ella regresó, la mujer llevaba en la mano una pipa de cristal y una muy pequeña bolsa de plástico que contenía cristales de metanfetaminas.

 

— Quiero salir a fumar ¿vienes? — ofreció con una sonrisa cómplice dibujada en sus carnosos labios recién pintados de rojo manzana.

 

Kanon titubeo por unos instantes y violentos tics de ansiedad le vinieron a los dedos. Recordó fugazmente lo mucho que le había costado dejar las drogas la última vez y cómo Radamanthys le condicionó completar las rehabilitaciones que fueran necesarias para aceptar comenzar a vivir como pareja con él abiertamente. A su mente vinieron los recuerdos de las noches cuando le venían recaídas durante los primeros meses y cómo el rubio lo acunaba y lo besaba en sus brazos para calmarlo y ayudarle a pensar en otra cosa que no fuera su abstinencia de estupefacientes.

 

— Te alcanzo después — contestó con la garganta muy seca y la voz quebrada.

 

La mujer frunció los labios, irritada.

 

Cuando Kanon dejó de escuchar el singular sonido de los tacones golpeando las losas del piso, se llevó las manos al rostro para cubrirlo y luego suspiró hondamente ¿Cómo se suponía que resistiría meses de giras y festivales sin introducir ninguna clase de droga ilegal a su cuerpo? ¿Más aún si ya no estaba a su lado la más fuerte motivación para mantenerse limpio? ¿Acaso valía la pena continuar con la abstinencia?


°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤

 

Marzo 2010

 

Poseidon Marines finalizaba una espectacular presentación en el escenario de un festival de rock en San Francisco, California. Rock in the Beach era el nombre de aquel evento masivo que se realizaba a unos metros de la playa para dar la bienvenida a la primavera al lado de talentosas agrupaciones de música mundial y localmente conocidas.

 

Los miles de espectadores vestían atuendos playeros para disfrutar mucho mejor el calor y la brisa de la costa. A lo largo de las horas de duración el festival el público alrededor del escenario iba y venía, principalmente por la necesidad de refrescarse a causa del abrasivo calor y el deseo de descansar un poco para resistir todo el festival.

 

Cuando Poseidon fue anunciado por salir, todo el público se abarrotó ansioso contra el escenario debido que las bandas estelares al fin harían su aparición, siendo Poseidon la primer banda en esta lista.

 

El quinteto de origen multicultural entró a escena con mucha fuerza y energía a las cinco de la tarde de aquel brillante y sofocante día en San Francisco. El carismático líder de la agrupación, Kanon, saludó al público del festival con desenvoltura en inglés, para luego dar paso a comenzar a interpretar las canciones más famosas hasta el momento del grupo.

 

Ocho temas fueron suficientes para provocar que la mayoría de los asistentes se estremeciera al ritmo de los poderosos instrumentos en manos de los talentosos músicos dePoseidon y, por supuesto, la voz del griego fue acompañada constantemente en los coros de las melodías por la voz de la multitud al unísono. El encore, exigido a gritos por su público fue el más reciente gran éxito de la banda Rock you like a Hurricane y con esta canción consiguieron que sus espectadores se les entregaran por completo.

 

La banda terminó satisfecha con la fugaz, pero exitosa presentación de aquella tarde, la cual fue despedida con sonoros aplausos y vítores de su público estadounidense.

 

Al salir de escena, el equipo técnico de la banda ayudó a los músicos a retirarse los instrumentos y los micrófonos; luego, los asistentes personales de cada uno de los miembros dePoseidon se acercaron presurosos a brindarles botellas de agua y toallas húmedas para mitigar el calor que ni el poderoso aire acondicionado podía abatir del todo en el escenario.

 

El quinteto caminó hacia los camerinos que les correspondían entre el caos de personas del staff del festival yendo y viniendo apresuradamente de un lado a otro.

 

— Steve — llamó Kanon a su asistente en turno.

 

— ¿Si, señor? — respondió nervioso el jovencito de tez pálida y cabello color zanahoria.

 

— Mi teléfono celular, por favor.

 

— ¡En un momento! — Enseguida, el muchacho buscó nervioso en las bolsas de su chaleco de cargo color beige, el cual estaba repleto de bolsas y compartimentos.

 

— ¿Quieres soltar ese aparato de una buena vez? — amonestó Bian, el baterista de Poseidon quien se encontraba cerca de ellos.

 

— ¿Quieres dejar de meter tu canadiense nariz en donde no te importa? — contestó mordaz el griego a su rubio compañero quien lo miró con rotunda desaprobación.

 

— ¡A-aquí esta, señor! — exclamó el enclenque asistente interrumpiendo la hostil atmósfera y extendiendo el teléfono móvil hacia su jefe quien lo tomó y caminó hacia el camerino de la banda entre la ola de personas con quienes chocó constantemente a través de los pasillos tras bambalinas.

 

Durante los últimos meses, Kanon no había dejado de tener comunicación de índole personal con dos de los más altos ejecutivos de Elysium: Radamanthys e inesperadamente Minos también.

 

Desde diciembre, los mensajes que intercambiaba con Wyvern comenzaron a ser continuos hasta el punto de ser un hábito diario por parte de los dos hombres quienes buscaban comunicarse mutuamente al menos para preguntar cómo había sido su día, pero, curiosamente muy rara vez se llamaban por teléfono.

 

El asunto con Minos había sido reciente, aproximadamente un par de semanas, y era más una cuestión de negociación que de orden más íntimo.

 

La fiesta de cumpleaños de Minos estaba a unos días de distancia y el importante abogado había contactado a Kanon para presentarle la siguiente oferta: El griego estaba invitado al festejo de su aniversario, el cual se realizaría en un club nocturno de Ámsterdam; la única condición era que el peliazul debería llevar a Albafica a como diera lugar consigo; a cambio, el noruego se aseguraría de que Radamanthys estuviese ahí también.

 

El cantante revisó la bandeja de entrada de mensajes de texto en su teléfono y respondió sus conversaciones pendientes en seguida.

 

Minos: Faltan tres días ¿Ya tienes una respuesta?

 

Kanon: Creí haberte dicho que contaras con ello.

 

Minos: ¿Aún quieres tirarte al cejón?

 

Kanon: ¿Aún quieres darle una buena follada a Albafica?

 

Minos: No te atrevas a compararlos o me dará diarrea. No quiero tirarme a Albafica.

 

Kanon: Pero eventualmente tus intenciones llegarán ahí.

 

Minos: Sé que no me importa, pero ¿quieres algo más con Radamanthys que solo un acostón? Te recuerdo que tiene una prometida.

 

Kanon: ¿Dos o tres acostones cuentan como algo más? Y definitivamente no te importa.

 

El abogado de origen noruego ya no contestóCuando el griego alzó la vista de su teléfono celular, todo el camerino estaba lleno, la mayoría de sus compañeros se estaba refrescando con ayuda de sus asistentes. Sólo el guitarrista Io y él parecían acostumbrados a tales niveles de calor.

 

— ¿Iremos a la fiesta que están organizando después del evento, verdad Kanon? — preguntó muy animado el apuesto Io.

 

— Por supuesto. Espero que a los demás no los mate el golpe de calor antes de la fiesta.

 

El guitarrista chileno rió divertido con la broma y el griego aprovechó que Kirshna, su severo representante de tez morena, no estuviera cerca para seguir atendiendo su teléfono móvil.

 

Kanon: ¿Ya estás dormido?

 

Radamanthys: Si me dejaras dormir, sería más fácil. Aquí es la una de la madrugada.

 

Kanon: Si quieres puedes jalártela para relajarte y dormir más rápido ¿Quieres que te llame por teléfono para hablarte sucio?

 

Radamanthys: En serio, Kanon ¿hablas así con todos los que te escribes mensajes?

 

Kanon: No con todos. Estoy en el camerino rodeado de mucha gente ¿No crees que sería divertido jugar a la línea caliente así?

 

Radamanthys: No gracias, buenas noches. Disfruta el sol de América, no te metas en problemas.

 

Wyvern lo cortó justo a tiempo, pues Io aprovechó la ausencia de Krishna para ir a buscar refrescantes cervezas para amenizar la espera. El chileno no necesitó muchos minutos para regresar al camerino con su asistente tras de él, quienes cargaba cubetas repletas de hielo y todas las botellas de bebida embriagante que pudieran caber en ellas.

°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤

Notas finales:

Para serles honesta, nunca creí que este fic comenzara a crecer tanto. Al inicio pensé que sería un capricho personal de dos o tres capítulos; sin embargo, mis notas y mis documentos relacionados con esta historia, pero sobretodo mi entusiasmo por desarrollar al máximo este relato darán todavía muchos capítulos más.

Otra confesión es la siguiente: sé que la pareja no es de las más populares o, al menos, en español, y por eso mismo jamás esperé que alguien siguiera este fanfic con interés; sin embargo, me ha hecho muy feliz leer los comentarios que algunos lectores me han hecho llegar para hacerme saber cuán de su agrado es esta historia y que comparten el gusto por esta pareja ¡Muchas gracias! Es muy grato saber que se toman unos momentos para dedicar algunas palabras a mi trabajo que aunque amateur y sin b-reader, lo hago con cariño. 

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).