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Te contaré por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

¿Cómo están, gente linda y maravillosa?

Yo estoy feliz porque recuperé mi voz yey~

Bueno, este capítulo ya lo tenía escrito así que solo lo arreglé un poquito, espero que lo disfruten 

 

Tsukishima seguía creyendo que era una broma pero Yamaguchi ya le había dado muchas pruebas, sencillas pero al final demostraban el poder sobrenatural de la cual el pecoso era protagonista. Hacer florecer una margarita siendo apenas una semilla, una repentina ráfaga de viento que solo los golpeaba a ellos, incluso podía hacer hervir agua de un momento a otro. Se sorprendió al enterarse lo que Yamaguchi le hizo al tal Mark cuando pelearon, en ese corto periodo de tiempo que no logró ver nada  “me enfadé y solté aire a presión, añadiéndole que puedo causar dolor en las personas, no es dañino pero no quiero volver a hacerlo” era mucha información para el rubio en esos pocos días y aun así eso no le afectó tanto como lo que en esos momentos platicaban

 

-¿Qué es eso del destinado?... siempre hablan sobre eso

-nuestra “raza” por así decirlo, tiene una característica básica – sonreía Yamaguchi mientras caminaba junto al rubio, ya estaba extrañando una conversación ligera como esa. Tsuki había prometido guardar su secreto y ahora se sentía libre de contestar todo lo que le preguntara – nacemos con una alma destinada, todos los hechiceros tenemos una y solo con ella podemos lograr que nuestras habilidades se muestren en todo su esplendor

-eso significa que buscan  a su pareja – no le gustó nada saber eso, saber que Yamaguchi ya tenía a alguien destinado era… doloroso de alguna forma

-si – sonrió mientras mantenía en sus manos un pétalo de una flor que arrancó de una planta en el camino – ahora el mundo tiene millones de habitantes, es mucho más difícil encontrar a nuestro complemento

-entonces sus posibilidades son nulas – al fin una alegría, aunque fuera solo por egoísmo

-algo así, pero los magos están en contacto, somos una pequeña porción de todos los habitantes de la tierra, por lo que en ocasiones muchos nos reunimos e intercambiamos información

-¿Mark era uno de ellos?

-sí, está aquí buscando a su pareja… lleva muchos años haciéndolo, me da un poco de pena

-no deberías sentir eso, él quiso obligarte… es patético

-a veces la desesperación hace que tu mente se nuble – Yamaguchi abrió sus manos mostrando una flor completa y la dejó caer en el patio de una casa

-suenas muy maduro – pocas veces veía al menor con esa seriedad, para ser exactos era cuando utilizaba sus habilidades se concentraba demasiado, su rostro relajado, su mirada fija, a veces hasta creía verlo brillar un poco ¿o era solo su imaginación?

-a veces me pasa – sonrió nervioso rascándose la mejilla

-si no encuentran a su destinado, ¿Qué pasa?

-nos unimos a la persona con quien más compatibilidad tenemos – conocía a muchos hechiceros que tenían ese destino, pero había muchos más que se empeñaban en su búsqueda – se casan entre familias, por ejemplo, Mark nació en Londres y contactó con mis padres para empezar a probar si éramos destinados. Pero ahora va a convivir con Oikawa-san y luego con otro mago en el sur

-¿qué hacen para saber si son destinados? – por alguna razón recordó que Oikawa besó al pecoso… sentía celos

-la verdad no tenemos idea, no nos dan pistas y lo averiguamos solos… aunque formamos un vínculo para empezar  

-¿vínculo?

-es difícil de explicar pero si quieres puedes acompañarme este fin de semana con Oikawa-san para que lo veas

-no gracias… - fuera lo que fuera que hicieran no le iba a agradar nada, por eso era mejor quedarse con la curiosidad – ¿tendrás más citas?

-las seguiré teniendo, es algo que tendré que hacer hasta que pierda la fe

-¿tan necesario es el complemento? – se mordió la parte interior de su mejilla, no le gustaba nada ese asunto, se estaba planeando alejar a todos esos dichosos pretendientes… pero parecía algo demasiado importante para Yamaguchi, estaba en una dura decisión

-tenemos un objetivo que cumplir, por eso es importante

-¿cuál objetivo?

-eso no te lo puedo decir, Tsuki – era uno de los secretos mejores guardados, además las personas normales tampoco entenderían la importancia de su trabajo… aunque tampoco era tan impresionante para él – tal vez después – primero se lo preguntaría a su madre

-¿solo puedes unirte con un hechicero o hechicera?

-no necesariamente, hay muchos que se unen con “mortales” – se reía por esa palabra, debido a que todos eran mortales, nadie tenía vida eterna – pero mi madre suele decir que la magia atrae magia, así que nos gana la necesidad de buscar al destinado

-suena una vida dura e infeliz

-a veces creo que es así, pero nuestro objetivo es enorme… eso lo compensa

 

 

Con el tiempo Tsukishima aceptó que en verdad el pelinegro era un hechicero, brujo, mago, como sea, varias veces lo vio hacer magia, podía hacer florecer un pequeño cultivo con solo chasquear los dedos, podía limpiar un poco de agua con solo soplar, incluso para verificar que en verdad no soñaba, Tsuki le pidió que lo hiciese sentir un poco de dolor, el pelinegro de nuevo solo chasqueó sus dedos, cuando su mano le punzó y mostró una mueca, Yamaguchi se detuvo disculpándose.

 

Yamaguchi le platicó sobre sus antiguas citas, muy pocas porque apenas empezaba a sentir la necesidad de aumentar sus habilidades, una que al rubio le sorprendió mucho fue un hechicero muy particular “Hinata es especial, hace ver  todo de forma sencilla… me creerás cuando alguna vez lo veas” eso era imposible de creer, simplemente un ser de mente simple no podía ser un hechicero talentoso, aunque si lo pensaba mejor toda la inteligencia podía ser enfocada al vóley y a la hechicería, eso explicaría la falta de dedicación al ámbito escolar “la última vez hicimos que lloviera un día entero” Tsukishima recordaba ese día, era un fin de semana soleado y de repente se volvió sombrío. Yamaguchi le contó que su compatibilidad llegaba al 30%  pero que la naturaleza de su magia era muy diferente, cuando trataban de enfocarse en una tarea, bastaba con una pequeña distracción para que el desastre empezaba, algo como un choque que producía una reacción contraria a la deseada… en esa ocasión fue una tormenta y esa fue la razón para que dejaran de intentar un vínculo, añadiéndole que… “Hinata me dijo que cree que ya encontró a su compañero, aunque su madre no está de acuerdo” no podía creer que el pequeño cuervo haya tenido más suerte que Yamaguchi, mucha información sobre el destinado

Pero lo que el rubio jamás aceptó fueron las citas que Yamaguchi tenía que cumplir, ya fuera el tal Mark, Oikawa o el mismísimo hijo del presidente, no quería ver aquello… no lo toleraba, odiaba enterarse de eso, podía decir que hasta rezaba porque ninguno de ellos fuese el destinado del pelinegro, era una incertidumbre que no paraba. En su mente revoloteaba la idea de que algún día, uno de esos tipos llegaría y se llevaría a Yamaguchi lejos de él, se unirían y se casarían. Tal vez si el destinado del pecoso era una muchacha, el dolor no sería tan grande, pero si era otro hombre se iba a sentir pésimo, insuficiente…  nunca dijo nada, seguía fingiendo que era una amistad nada más, se guardaba sus frustraciones, sus temores, su rabia al ver que Yamaguchi  sonreía cuando le avisaban que su nuevo prospecto lo visitaría… era estúpido

 

Al completarse tres meses, Tsukishima conoció a dos muchachas, Aiko, Natsuki, sumándole a Oikawa, Mark y un tal Carlo que apenas llegó desde España, rechazó por completo al pecoso ¿Pero quién tenía el cerebro tan destrozado como para rechazar a Yamaguchi? ¿Estaba loco? Despreciar a alguien con el corazón amable, una sonrisa contagiosa y brillante… el rubio quiso buscar y golpear a ese tipo por tamaña estupidez, pero a la vez se alegraba al ver a otro hechicero salir de la vida de Yamaguchi… ¿pero cuánto duraría eso? ¿Cuándo llegaría el destinado y Yamaguchi se comprometería? ¿Qué haría si de verdad veía al pelinegro marcharse?... la respuesta era simple, no haría nada, no le quitaría esa felicidad a Yamaguchi… aun si eso significase perder a alguien tan importante, con el único que lograba sentirse bien

 

 

-Tsuki, ¿quieres acompañarme a un templo en el este? – esa petición  tomó por sorpresa a Tsukishima

-¿no tienes otra cita?

-será la siguiente semana, Irina vendrá de Francia y se quedara una semana de vacaciones

-bien – esa sonrisa era bella ¡Pero debía dejar de pensar en eso!

-quiero mostrarte un poco de lo que significa ser hechicero – ya había preguntado a sus padres sobre ese asunto, estaba bien si le mostraba a Tsuki su trabajo, claro que seguiría siendo un secreto para alguien ajeno a su mundo

-¿es algo como invocar cosas y eso? – sería una buena broma, pero dudaba que eso fuera el trabajo del pelinegro

-¿te refieres a la magia negra? – el rubio se veía tan serio como siempre, era impresionante que no se viera asustado como pensó que sería – pues esa clase existe y algunos lo practican, ya sabes donde hay blanco, hay negro también

-entonces tu eres el blanco

-se podría decir que si

-¿y luchas contra el mal o algo así?

-si los magos malignos dan problemas nosotros lo reparamos, pero las guerras ya se acabaron hace siglos, ahora no hay conflictos y si los hay, se resuelven con acuerdos

-así que eres  normal – aunque para el rubio la palabra “normal” ya no tenía mucho sentido

-te mostraré mi trabajo y lo sabrás

 

 

Kei no se negó a seguirlo, el fin de semana en dónde no tenían práctica, tomaron el autobús muy temprano, tren y de nuevo un autobús, hasta que al medio día estaban en el comienzo de un bosque, caminaron minutos hasta llegar a una zona sin vegetación, los pocos árboles a su alrededor estaban algo marchitos, el agua no se veía muy clara,  algunas botellas flotaban en un pequeño estanque que había por allí, se veía horrendo pero Yamaguchi solo le sonreía pidiéndole que lo ayudara, todo antes de almorzar. A pesar del mal humor debido al hambre, el rubio siguió las órdenes, se sentó cerca de la orilla y vio como el otro se arrimaba el pantalón y procedía a ingresar a las aguas, Tsukishima admiraba todo con un poco de recelo, el agua estaba sucia, no se veía higiénico

 

-Mira detenidamente, Tsuki – la sonrisa brillante llamó la atención del rubio, curioso por lo que estaba a punto de hacer su compañero, se quedó callado mientras Yamaguchi cerraba los ojos y juntaba sus manos como si rezara. Lo vio detenidamente y… ¡no podía ser cierto! – Aquí el daño está hecho, enmendarlo es la principal tarea, mi aura entera  ofrezco, límpialo mientras el hechicero… tararea – las manos de Yamaguchi brillaron un poco, aquellos ojos se abrieron mostrándose azules de una tonalidad intensa, muy brillante, lo vio posar sus palmas en el agua y el suave brillo se expandía sobre el fluido

-que rima más horrenda – comentó acercándose para apreciar lo que pasaba, el pelinegro entonaba una melodía, como la tonada de una madre hacia su hijo para que durmiera, suave, pausaba. El agua se aclaraba de a poco, se expandía el azul natural de la pureza del líquido vital, podía ver que la suciedad se desvanecía… era escalofriante de cierta forma

-es todo – después de unos minutos Yamaguchi al fin habló, jadeaba un poco, se limpió el sudor de la frente y salió del agua – con mi nivel solo puedo hacer esto

-esto… es mucho – susurró al ver el agua más clara, más limpia, escuchó como Yamaguchi reía bajito al acostarse en la orilla – a pesar de ser un riachuelo… es más de lo que haría un grupo de limpieza

-si tuviera a mi destinado podría también hacer que los árboles se tornaran verdes de nuevo y que la basura se fuera – se sentó junto a Tsuki, suspirando con calma – la verdad no sé cuánto hubiese hecho con la totalidad de nuestros poderes

-es impresionante… y ridículo a la vez

-¿por qué ridículo?

-porque la magia no debería existir

-no es tan raro, Tsuki… es mi tarea, la tarea de los magos “blancos” – al fin veía una expresión de sorpresa por parte del rubio, eso era gratificante

-¿ustedes purifican la tierra? – levantó su ceja mientras veía al pecoso sonriente

-sí, caso contrario todos estuviéramos en problemas, muertos por tanta contaminación… aunque no es lo único que hacemos

-¿Qué otra cosa podrían hacer?

-existen diferentes habilidades, dependiendo del hechicero se halla diferentes usos

 

Comieron, se relajaron e incluso bebieron del agua ahora más limpia, claro que Yamaguchi tomó un poco en la botella y la purificó totalmente antes de beberla, era fascinante, difícil de entender. Tsukishima podía ver la felicidad en el pelinegro al ver la tarea realizada, más feliz al ser capaz de compartir sus cualidades con alguien, al menos eso dijo, el rubio solo miraba sin decir nada fascinado por las cosas nuevas que presenciaba, aunque aparentaba estar desinteresado por el tema

 

A la semana siguiente, Tsukishima se arrepintió de no decir algo en las muchas oportunidades que tuvo, debió revelar los sentimientos ocultos, la razón de sus reflexiones era… una muchacha pequeña, parecía frágil, risueña, amable, rubia y de ojos verdes, piel clara… nunca vieron una extranjera tan bella. Todos en el club pusieron atención al ver como Yamaguchi quien había salido más temprano con escusa de tener que recibir a una prima lejana, claro que Tsukishima sabía que era el nuevo prospecto del hechicero, los vieron, la sonrisa cálida, la timidez del pelinegro al hablar, el equipo los vio alejarse. Ese fin de semana Yamaguchi despareció, viajando a un pueblito alejado al sur. El rubio tenía un mal presentimiento y el lunes fue el comienzo de su desesperación

 

-Tsuki, tengo una gran noticia – y a pesar de eso, Yamaguchi no podía sonreír ampliamente como en otras ocasiones

-¿qué sucede? – tal vez se le pegó un poco de esa magia, porque ahora tenía un muy mal presentimiento, un nudo en el estómago

-Irina y yo tenemos un 90% de compatibilidad, no somos destinados pero es un porcentaje tan alto… que logramos que todo un pequeño bosque volviera a nacer – recordaba la emoción de aquel suceso, jamás en su vida hizo algo tan grande

-que bien – se guardó las ganas de preguntar lo que tanto temía

-es grandioso

-eso es bueno – veía el brillo en los ojos del pelinegro,  un afán, algo diferente

-Tsuki… ella me ha dicho que quiere quedarse conmigo – su voz perdió fuerza, la verdad no le gustaba esa idea, era grandioso encontrar a alguien tan compatible pero…

-es una chica bonita y parece agradable – algo dentro de él se estrujó, pero no demostró nada… solo quería ver a Yamaguchi feliz

-¿crees que esté bien? – tenía una pequeña esperanza, quería escuchar al más alto decirle que no quería  que se alejara… algo

-es tu decisión – fue cortante, sin mirar directamente al pelinegro

-¿estás de acuerdo en que… la acepte? – quería escuchar que Tsuki dijera que no

-tal vez sea lo más cercano a tu destinado – se estaba destrozando solo, pero no quería condenar a un buen hechicero a quedarse con un mortal y perder sus cualidades, alejarlo de su deber… por primera vez quería hacer algo bueno por otra persona

-si la acepto… me iré  a Francia con ella – “por favor detenme… por favor, Tsuki”

-es buena oportunidad

-¿crees que sea buena idea aceptarla? – “por favor… solo…”

-vete – vio la tristeza en la mirada del más pequeño, pero ya había dicho lo que pensaba

-te extrañaré – quiso llorar, pero se aguantó – pero supongo que debo hacerlo – no quería irse, pero las palabras de Tsuki… el amor que sentía por el rubio no era correspondido, tal vez solo fue amistad, no debió hacerse ilusiones

-¿cuándo te irás? – jamás le dio tanta rabia su problemas para comunicarse con los demás, quería decir muchas cosas pero no se atrevía  

-la siguiente semana

-suerte – siguió su camino sin mostrar ninguna expresión y a pesar de eso ya empezaba a sentir la soledad

-gracias – “en el fondo sabía que… lo que sentía, no sería bueno… tenías razón Irina”

 

 

Despedirse fue difícil, solo se logró terminar el mes correspondiente, tramitar su traslado  y su vuelo era a la mañana siguiente. Todo el equipo, amigos de curso y vecindario, cada uno se despidió de Yamaguchi a su manera, era triste ver a alguien partir. Una fiesta de despedida en el gimnasio, buenos deseos, comida, risas, charlas, bromas con todos los compañeros. Como siempre cierto par regresaba a casa juntos, pero se mantenían callados “te extrañaré, Tsuki… pero será emocionante vivir allá, Irina me dijo que tenía una casa en el centro y…” la tristeza de Tadashi se disfrazaba en un monólogo “cállate, Yamaguchi… existe el correo electrónico, estaremos en contacto” el rubio no se atrevió a detenerlo, solo siguió hasta que dejó al menor en la puerta de su casa “lo siento, Tsuki… pero puedo abrazarte, sé que no te gustan esas cosas pero…” la calidez de unos brazos acallaron su voz, escondió su rostro en el pecho ajeno y sonrió, un gesto amable antes de partir “buen  viaje” fue lo  que Yamaguchi escuchó de labios de la persona que amaba en silencio

 

Y nadie dijo más….

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

¿Cómo estuvo?

Bueno alguien me pidió un Hinata mago y woshh lo coloqué, de todos modos ya lo tenía participando en la trama XD 

Me gusta el AsaNoya pero en esta ocasión no lo  pondré, porque hay que darles su papel principal a los hechiceros. Soy dramática por naturaleza y pues... no me aguanté y tenía que hacerlo, no será muy complicado pero... ñeee veremos que pasa ^_^

Nos veremos en la próxima entrega

Besos~


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