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Sakura no hana ga saitara por Sakura chi

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Capítulo 3

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La suave brisa provocaba que las ramas de los arboles bailaran lentamente moviendo con gracia sus hojas, las escasas nubes en el cielo dejaban ver el amanecer en todo su mayor esplendor, el tono anaranjado coloreado en el cielo hacia que sintiera un poco de paz en su interior. Había pasado lo que le quedaba de la madrugada contemplando las estrellas y despidiéndolas poco a poco conforme se desvanecían ante los rayos del sol que comenzaban a hacer su aparición.

Un fugaz recuerdo cruzo su mente, una mueca de dolor y soledad se dibujó en sus suaves labios, suspiro mientras por sus mejías comenzaban a surcar cristalinas lágrimas las cuales dejaron de ser contenibles en sus ojos, el dolor comenzó a azotar su presente, la ira comenzaba a notarse en sus manos, sus puños reflejaban lo que durante años había soportado, la furia y el dolor contenido y sepultado en su interior rebalsaría tarde o temprano, probablemente, más temprano de lo que él cree.

El quejido de sus exhaustas y soñolientas compañeras lo sacaba de su trance, nuevamente recobraba su postura y finge como todas las demás ocasiones, como lo llevaba realizando por años, finge encontrarse bien, dibuja en su rostro una mueca llamada sonrisa mientras se levanta y va con ellas, su única razón para fingir, su única razón para soportar lo que la vida día con día le ataca, finge con el único fin de encontrar poco a poco la felicidad que tan negada se encuentra de estar de su lado, finge creyendo ingenuamente que un poco de alegría de quienes le rodea puede colarse en su interior.

Un largo periodo de paz disfrazada con desesperación todo por encontrar la manera de alejarse de ese lugar crece en su interior, una escasa paz que se declina a ser parte de su vida, el pequeño lapso de descanso que con lleva el cambio de estación es lo que hace que su atormentado diario vivir cese, siente como si aquella nueva estación le dice que debe aún de tener fe, que debe de ser fuerte, soportar un poco más, solo un poco más.

Se escapa como lo viene haciendo desde hace un par de años cada vez que tenían aquel largo descanso, se escabulle por entre la parte trasera de las casas de la villa, suplicando no ser visto sin embargo es la única manera de escaparse de las recriminatorias miradas de los pobladores hacia su persona, después de haberlo logrado con éxito, llega a su destino, una de las únicas dos casas lujosas de la villa, ya que la primera es la que le da albergue al Shougun de esas tierras así como también a la comitiva que era enviada en ocasiones para verificar el control y recaudación de impuestos dentro de la villa y la segunda casa era la que se le había otorgado al encargado de enviar periódicamente los informes al Shougun de cómo se encuentra la situación en esa parte de sus tierras, como también era el encargado de que la villa fuera prospera y segura para los habitantes, ya que de él dependía que se diera la recaudación de los impuestos, se encaminaba sigilosamente entre el extenso patio desprovisto de seguridad alguna ya que el residente de lugar sabe a perfección la visita que tendría.

Llega a lo que es la parte trasera de la casa, da unos cuantos y pequeños golpes en la puerta que da paso al patio mientras se sienta y espera…

Al tiempo se escucha como la puerta se corre a un lado, no se molesta en girarse para ver de quien se trata, lo sabe muy bien, unos pasos se dan hacia su dirección, un suave suspiro para luego sentir como alguien se sienta a su lado estirando un chawan* invitando a que le tome, no lo piensa dos veces cuando ya lo ha tomado con sus dos manos mientras inhala el aroma que desprende de ese delicioso té, cierra sus ojos mientras su paladar, su lengua y su garganta siente como ese exquisito elixir le devuelve la vida, sonríe genuinamente como pocas veces lo hace…

Maravilloso… gracias… Kira– expone al tiempo en que coloca el chawan a un lado de su cuerpo.

El mencionado solo asiente mientras termina de saborear el té y observa el extenso patio lleno de flores que ha sido capaz de formar junto con aquel extraño joven. Y si, en momentos como esos es como ambos entienden que el silencio dice mucho más de lo que las palabras rebuscadas lo hacen, ya que eso es lo que vienen realizando con tiempo, ambos se encuentran conscientes de lo diferentes que son entre sí, que además de la posición económica, ambos piensan distinto, cualquiera que lograra ser testigo de esa estampa se llenaría la cabeza de preguntas relacionadas a lo imposible que aquello era no obstante, no lo era para ellos.

Cada uno había sufrido, cada uno carga en sus espaldas ya cansadas el recuerdo de un pasado que se niega a dejarles, de un doloroso suceso que marco sus vidas en gran manera, comparten esos sentimientos aun cuando el dolor de ambos fue causa de acciones y actos diferentes. Sufren, uno sufre por ser la víctima como el otro sufre por ser el verdugo.

Recuerdas… ¿dime que lograste algo? — apenas dijo audible mientras sus ojos no dejan de observar las flores.

Nada aún… existe esperanza…

Solo aquellas palabras eran suficientes para clavarse como cual cuchillo en su corazón, otro año más sin saber nada, otro año más sumergido en su angustioso dolor, otro año más incapaz de perdonarse a sí mismo por no poder hacer algo, lo que fuera, no importaba, su única meta, la más importante no era ser feliz, su meta más importante era encontrar lo que le quito la oportunidad de seguir sonriendo, de ser lo que años muchos años atrás era, la única razón por la cual aún soporta su tormento muy adentro de su interior era esa, sabe que tiene dolores y martirios aún más grandes que lo atormentan, pero lo único que le importa como cada año es… sí solo es eso… encontrar que fue de su familia y con ello al bastardo que le arrebato todo aun siendo niño.

No busca venganza, su lastimado ser, no quiere causar a un más dolor, dejo de sentir odio con los años, dejo de sentir la necesidad de hacerle a alguien más lo que le hicieron a él, su madre seguramente jamás hubiera perdonado semejante acto cobarde de su parte porque lo único que busca es respuestas, su mente aún recuerda como si hubiera sido ayer la manera en que le privaron de todo lo que tenía, aquel recuerdo es el único que aún perdura frescamente en su cabeza.

Un pequeño acto sin sentido, una visita al pueblo de una mujer y sus tres hijos pequeños en busca de provisiones para sobrevivir cada día, se convirtió en una pesadilla cuando al regresar a su hogar, fueron emboscados de la nada por un grupo de hombres con katanas que exigían sus pertenencias, no les basto con despojarles de todo, sometieron a base de puños a la mujer que con su cuerpo y alma no soltaba al menor de sus hijos de su pecho, lo aferraba con fuerza para no ver cómo sería tratado si lo lograban tenerlo esos hombres en sus manos, había sido testigo de la paliza que propinaron en sus hijos mayores para permitirse que al menor de ellos obtuviera el mismo fin, aun con su vida en riesgo peleaba con todo lo que su ser le permitía, el helado filo del metal forjado en intenso fuego se albergó en su costado soltando por un leve instante la protección que se encontraba realizando. Instante que fue aprovechado para arrebatarle de sus propias manos aquello que con desmedida protegía en su pecho, el grito desgarrador del pequeño se escuchó en el bosque, la súplica de una madre por su hijo hizo que un fuerte viento moviera con violencia las ramas de los árboles, los pájaros emprendieron su vuelo alertando que algo había pasado, el galopar de los caballos se podían escuchar a lo lejos, los murmullos en el bosque aterraban a los hombres, tomaron a la mujer y los dos menores inconscientes en sus carretas y huyeron, dejando al menor de ellos cubierto por la sangre su madre, con sus ojos cegados por sus lágrimas, con su corazón arrancado de su pecho, despojándolo de toda su vida, dejándole abandonado a su suerte en la nada. El bosque entristeció ante su dolor, la suave brisa trato de consolarle, el cielo cubrió sus lágrimas con lluvia.

Fue un errante por un par de años, sobrevivió a base de robar, de engañar, logro sobrellevar con la carga a pesar de no tener donde pasar la noche cómodamente, logro hacerse paso en el mundo, su voz lograba cautivar a las personas y con aquello lograba su sustento, su búsqueda por su familia había sido olvidada con el pasar de los días, aun siendo un méndigo había logrado ser feliz de alguna manera sin embargo ¿qué le debe a la vida misma para que le castigue nuevamente? Puede que la vida misma se encontrara encaprichada con él por alguna razón, acaso puede ser que se encuentre celosa de él, existe la probabilidad que su tono inusual de cabello tal cual como el atardecer, sus ojos tan cristalinos como el agua misma y la forma tan peculiar de su voz fuera la causa de que la vida lo golpeara nuevamente, fue bruscamente tomado de las calles para ser llevado por una maiko, fue instruido para poder cumplir su rol como taikomochi* aunque en algún momento creyó que sería vendido a algún cliente no fue así, sin embargo el dolor de no poder escapar de aquella prisión cada vez se hacía más fuerte en su interior, no fue su decisión, no es lo que su corazón deseaba, su encantadora y seductora voz no era digna de semejante “humillación” es lo que piensa, no es que menos precie y se crea el mejor, es solo que no es algo que hace con su corazón, no será de su agrado con es obligado a ello.

Un largo suspiro se escapa de sus labios, con sus ojos posados en el despejado cielo, una sonrisa genuina nace en sus labios “seguir esperando” es el único pensamiento que alberga su mente toda esa tarde mientras disfruta de aquella agradable compañía.

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Su sola presencia le trasmitía paz, cuando le conoció sus ojos reflejaban un vació en su interior, un vació tan grande como el vació que yace en su propia alma ¿Cómo era posible que un ser con tal belleza fuera capaz de estar vació? Fue sin embargo esa curiosidad que logro que ambos se acercaran, al principio no fue fácil, un mundo les separaba, tan diferentes en sí, tan iguales en dolor.

Recuerda mientras observa de reojo aquel perfil que antes reflejaba dolor ahora solo refleja cansancio, un cansancio que poco a poco le consume desde adentro y ante eso una profunda presión se forma en su pecho, él tal cuales ante la sociedad, él un verdugo más para la almas en infortunio, él aun no teniendo culpa alguna, siente desde lo profundo que fue su responsabilidad que un alma como la Ren sea extinguida de manera cruel.

El pasado que sobre sus hombros descansa no es tal como el de su amigo, no, su pasado es diferente, recuerda a perfección los rostros llenos de angustia y lágrimas de aquellos que hizo que encarcelaran por no cumplir con las órdenes del Shougun, aquellos recuerdos tan frescos en su mente, familias separadas, hijos abandonados, todas aquellas personas lastimadas por cumplir su deber martillaban en su cabeza cada día sin falta, todo aquello cambio cuando le conoció a él, probablemente la sola idea de pensar que compensaría el daño con años causado sería perdonado por aquel gesto amable, nacido al principio de la malacia, le otorgaría un poco de paz. Iluso, su corazón comprendió que el dolor sanara con los años, que aunque no consiga el perdón de todos aquellos que lastimo no importa, no importa siempre y cuando pueda por una vez en su vida hacer algo por alguien que le necesita tanto.

Después de aquella amable visita, la noche se hizo presente, habían pasado como siempre, disfrutando del silencio, se colocó de pie y entro a su hogar, se acomodaba a un costado de la habitación y sobre la mesa colada frente a sus ojos, tomaba como sus manos un rollo dispuesto a escribir lo aprendido ese día, claramente aunque las palabras cruzadas entre ellos eran contadas, cada gesto o mirada le contaba lo sucedido sin necesidad de palabras. Luego de eso, tomo unas hojas sobre la mesa mientras se dispuso a leer el reporte que había soltado sobre cierta familiar en particular.

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Habían pasado tres días después de aquel extraño sueño, aunque sus mismos compañeros le tacharan de loco, él sabía que no era cierto, aquella voz aun yace en sus cabeza, es como si el susurro fuera atrapado en sus oídos, no obstante no era incomodo, le daba tranquilidad el escuchar su nombre letra por letra susurrada con tanta delicadeza que un cosquilleo se forma en su interior.

Masato– aquella voz lo saca de su trance momentáneo y observa con atención–Sumegari envió una nota, requiere que le visitemos lo más pronto posible. – Asiente mientras ordena a los demás movilizarse.

No es como si cada vez que alguien le necesita saliera corriendo en su ayuda pero, cuando se trata de los Sumegari, su alma no puede rehusarse. Existe un gran lazo entre familias aun con la desdicha que los mayores fueran desterrados de su propio apellido, ambos había jurado ayudarse entre sí. Aún recuerda aquel apellido que Kira le había hecho encarecidamente buscar, los Jinguji, aquella familia no mostraba rastro alguno de su existencia, y aquello sería el reporte a dar a su amigo.

¿Puede que aquello afecte su vida? Lo ignora.

Puede que la vida también se encaprichara con él también.

 

Notas finales:

*Chawan: la traducción es una taza de té, es un bol pequeño el cual es utilizado para la ceremonia del té, existen muchos tipos de chawan ya que estos varían según el tipo de ceremonia o bien el tipo de té a degustar por lo que el nombre de este puede ser distinto, pero para no complicarnos tanto en este escrito será simplemente chawan.

*Taikomochi: Nombre con el cual se identifican a los hombres que cumplen con el rol de geishas.


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