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Polos opuestos por gorgobina

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos!

Siento haberme tardado un poquito en actualizar pero esta semana he tenido algunos problemillas para escribir. 

¡Aun así espero que os guste el nuevo capítulo :D!

 

CAPÍTULO 5: Shura está raro.

Aquella mañana, Shura se había levantado igual que el día. Afuera, caía una lluvia fuerte y todo el cielo estaba encapotado, no había ni rastro del sol, que se había escondido tras las nubes. En cambio, adentro, Shura miraba por la ventana, melancólico, sin ganas de nada, ni siquiera de echar una cabezadita en su pupitre, y mira que no había dormido en toda la noche pensando en su nuevo descubrimiento el día anterior.

Aioros de mientras, le observaba desde su asiento delantero con preocupación. En cuanto había llegado a la puerta para recoger al español, como ya era costumbre, éste no le había dirigido ni una sola mirada ni palabra, tan solo se había dedicado a agachar la cabeza para que no le viera y a arrastrar los pies por el pasillo.

-      ¿Ocurre algo, Aioros? – le preguntó Saori con preocupación, pues le veía mirar hacia atrás todo el rato con una expresión triste en el rostro.

-      Bueno, más o menos…

-      Si quieres…me gustaría tratar de ayudarte, sea lo que sea – respondió la virginiana tímidamente.

-      Pues…la verdad es que tengo problemas con un amigo. Últimamente no está como siempre, está raro con todos, pero sobretodo conmigo se comporta de forma extraña. Siempre le veo triste y callado, y aunque he intentado dejarle su espacio para no presionarle, no mejora. No sé qué debería hacer…

-      ¿Le has preguntado qué le pasa?

-      Sí, claro que lo he hecho, pero no quiere responderme.

-      Quizá debas tratar el tema con más delicadeza… Preguntarle delicadamente qué le pasa, exprésale tus deseos de ayudarle y que quieres que mejore. Cuando él entienda que realmente estás muy preocupado por él y que quieres que vuelva a sonreír, entonces quizá haga esfuerzos por mejorar y te cuente lo que le pasa.

-      Tienes razón, quizá eso sea lo mejor que puedo hacer ahora. Muchas gracias por el consejo, Saori.

-      De nada – respondió la virginiana con una sonrisa tímida.

Horas después, en el momento del recreo, todo el mundo tuvo que quedarse dentro del instituto ya que afuera caía un chaparrón bastante fuerte y no era plan de salir.

El grupo de Shura y compañía, como ya no podían sentarse en la valla de afuera como siempre, no les quedó más remedio que sentarse en una de las escaleras del instituto, las del último piso, ya que querían estar alejados del bullicio.

Todos comían sus almuerzos y reían mientras contaban alguna movida que les hubiera pasado últimamente. Parecía que Aioros poco a poco ya se estaba acostumbrando a su nuevo grupo, al igual que Aldebarán y Kanon a tenerle, pues por lo visto los dos habían juzgado mal al sagitariano ya que ahora al conocerle les caía genial.

El que no aportaba nada a la conversación era Shura, que comía su bento sin proferir palabra y mirando al vacío, con la mirada perdida. Llevaba así toda la mañana, y al igual que Aioros, Aldebarán y Kanon ya comenzaban a preocuparse también.

-      ¿Qué le pasa a Shura? – le preguntó Kanon a Aioros, como si el nombrado no estuviera ahí al lado.

-      No lo sé, lleva toda la semana raro y hoy ya le ha dado por no hablar directamente – contestó Aioros, extremadamente preocupado.

-      Esto es muy raro en ti, Shura… - dijo Aldebarán, que colocó una mano en el hombro del español, pues éste estaba sentado delante y ellos detrás - ¿Qué te ocurre? Somos tus amigos, si te pasa algo sabes que puedes confiar en nosotros.

No recibieron respuesta del capricorniano, así que Kanon bajó un escalón y se sentó a su lado.

-      Ey, ¿va todo bien? – le preguntó el geminiano.

De nuevo, no recibió respuesta, ni siquiera le miraba.

-      Oye, estás empezando a preocuparnos. ¿Te ha pasado algo malo? - insistió Kanon.

Shura por fin giró la cabeza para lanzarle una mirada triste y perdida.

-      No me pasa nada… No os preocupéis.

Acto seguido se levantó de las escaleras y desapareció por el pasillo con las manos metidas en los bolsillos.

-      Tío, este está muy raro – dijo Kanon desesperado.

-      ¿Deberíamos seguirle? – preguntó Aldebarán.

-      No… Si ha decidido irse es porque quiere estar solo… Será mejor que le dejemos en paz por ahora – opinó Aioros.

-      Ey encargado, tú eres el que pasa más tiempo con él últimamente. ¿Por qué no le insistes para que te cuente? – dijo Kanon.

-      Creedme que ya lo hago, pero es que tampoco quiero ser pesado. Mejor hacer las cosas con calma y no agobiarle.

-      Sí… Shura siempre ha sido una persona muy cerrada respecto a sus pensamientos y lo que siente. No dirá nada hasta que no le vengan las ganas de hacerlo, es mejor tomárnoslo con calma – dijo el taurino.

-      Joder, pues vaya mierda… - respondió el geminiano, pues al parecer era un poco impaciente y ansioso.

Después del recreo, todos regresaron a sus respectivas clases. Aioros, al irse a sentar en su sitio, vio que Shura ya estaba en el suyo, cosa que le extrañó, pero a la vez le alivió, pues pensaba que el español no iba a volver.

-      Aioros – le llamó Shaina, que se acababa de acercar a su pupitre con una sonrisa – El director me ha dicho que le ha gustado mucho tu informe y te felicita por ello. Dice que sigas así de bien, y que le hagas uno cada semana.

-      Claro, no es molestia para mí. Gracias por decírmelo Shaina – respondió el sagitariano con otra sonrisa.

-      Supongo que la próxima vez ya no necesitarás mi ayuda – dijo sonriente.

-      Quién sabe, si quieres podemos hacerlo juntos de nuevo.

-      Jaja, no estaría mal – respondió amablemente Shaina – Por cierto Aioros, aun no te había dado las gracias por lo del otro día. De verdad que me ayudaste mucho y me hizo muy feliz que alguien me escuchara e intentara comprenderme. Te lo agradezco.

-      Oh, no tienes por qué dármelas Shaina. Ya te dije que estaba encantado de escucharme, si necesitas ayuda o una charla ya sabes a quién acudir.

-      Gracias – respondió la italiana, y acto seguido observó que el profesor entraba en el aula y se despidió con un gesto de mano – Bueno, nos vemos luego.

-      Hasta luego, Shaina.

Justo en ese momento, llegaba Saori que casi hacía tarde y no se había enterado de la escenita gracias a Dios, pero el que lo había visto todo era Shura, que había clavado su mirada fija en la ariana mientras hablaba con Aioros.

~~

 

Horas más tarde, la jornada escolar finalizaba y todos los estudiantes volvían a sus casas. Shura había esperado a Aioros para irse juntos a casa en vez de irse corriendo, como pensaba el sagitariano que haría, sin embargo, a pesar de ir juntos, el español seguía con la misma actitud que ya comenzaba a hacerse costumbre en él.

-      Shura… Sé que es inútil porque no me lo vas a contar, pero estoy preocupado por ti y necesito insistir – dijo Aioros - ¿Qué te pasa? Has cambiado de un día para otro, no pareces el mismo de hace unos días.

El español no le contestó y siguió caminando sin más.

-      Por favor Shura… Al menos contéstame.

-      Sé listo, si no te contesto es porque no tengo nada qué contar.

-      ¿Entonces por qué te comportas así? Es muy raro en ti.

-      ¿Cómo me comporto? Yo me veo como siempre, eres tú que te estás montando paranoias.

-      Oye, no soy yo el que se está montando paranoias. Kanon y Aldebarán también lo piensan, así que no me intentes hacer el lío.

-      ¿También lo piensan? – preguntó Shura con sarcasmo – Claro, como ellos me conocen tanto en el fondo… - añadió con más sarcasmo y susurrando para sí mismo.

-      Oye Shura, yo solo quiero ayudarte y que estés bien…

-      Que no me pasa nada, deja ya de preocuparte tanto y mejor distráete en tus obligaciones como encargado de la disciplina.

Aioros apretó fuertemente los puños y se interpuso en el camino del español para cortarle el paso y que se viera obligado a mirarle a la cara, pues ahora estaban frente a frente.

-      Ya te he dicho que quiero ayudarte, pero si no me explicas lo que me pasa no puedo hacer nada, solo preocuparme más. Eres un tozudo, ¿por qué no quieres contármelo?

-      Porque realmente no hay ninguna razón por la que esté así, así que como ya he dicho, ocúpate de tus asuntos.

-      No puedo, si tú quieres ser testarudo créeme que yo puedo serlo cien mil veces más – dijo el sagitariano, muy serio – Shura, eres importante para mí, hace un mes éramos dos extraños completamente, pero en cuestión de muy poco tiempo hemos empezado a coger confianza o al menos eso creo por mi parte. Quiero saber qué te pasa.

-      ¿De veras soy alguien importante para ti? – preguntó el español muy serio.

-      Pues claro, nos hemos hecho muy amigos, ¿no? – preguntó el sagitariano, sin poder evitar sonrojarse un poco, solo esperaba que el español no lo hubiera notado.

Shura apretó los puños ligeramente. Sentía impulsos de dar un paso hacia adelante y acercarse más al griego, pero algo se lo impedía, simplemente no podía hacer nada ni tampoco contarle lo que le pasaba.

Acto seguido, bajó su mirada al suelo y lanzó un suspiro antes de comenzar a caminar de nuevo y empujar con su hombro a Aioros.

-      Que no me pasa nada, deja ya de insistir o al final tendré que golpearte – masculló Shura – Y no me sigas, he cambiado de opinión, prefiero irme solo a casa.

El español se fue rápidamente a su casa mientras que Aioros le miraba en la distancia. Había decidido hacerle caso pues a pesar de que no creía que fuera a golpearle, podría enfadarse mucho y agobiarse si le seguía.

Y mientras, tan solo unos pasos por detrás del sagitariano, tras un arbusto, estaba el trío de espías.

-      Shura está raro hoy – dijo el escorpiano.

-      Wow, gran aportación Milo, no nos habíamos dado cuenta. Vamos, si no nos lo llegas a decir es que no nos enteramos – respondió Camus sarcásticamente, rodando los ojos.

Milo miró con mirada fulminante al acuariano, que trató de no inmutarse ante eso.

-      No, pero en serio, ¿a qué viene ese cambio tan repentino? – preguntó Aioria, confuso – Llevamos toda la mañana espiándoles y sigue así, cuando la semana pasada usaba a mi hermano de esclavo.

-      Es difícil de explicar… - respondió Camus, de brazos cruzados – Me estoy dando cuenta de que Shura no es como las apariencias dicen ni como todo el mundo cree. Tiene una personalidad interior que creo que nadie ha descubierto hasta el momento. Quizá su rebeldía exterior solo sea una máscara para cubrir su “yo” más profundo.

-      Wow Camus, gran aportación, eso ya lo sabía yo desde el minuto cero en que empezamos a espiarles – comentó Milo con una sonrisilla.

El acuariano se giró hacia él para lanzarle una mirada asesina.

-      Es cierto que tiene una personalidad oculta que no quiere que nadie conozca… - dijo Aioria, mientras miraba cómo su hermano se iba – Pero eso sigue sin explicar por qué se comporta así, sobretodo con mi hermano. Él mismo ha dicho en el recreo que está especialmente raro con él. Algo tiene que haber pasado, pero si ni siquiera mi hermano lo sabe…

-      Esto es un comedero de olla, está claro que hasta que Shura no acepte abrirse y cuente lo que le pasa, no lo sabrá nadie – opinó Camus.

-      Pues lo cierto es que yo tengo una teoría a todo esto, aunque es un tanto disparatada… - dijo Milo, rumiando – Me encaja en toda esta historia, pero ni yo mismo soy capaz de creerla.

-      Sea lo que sea cuéntanosla – pidió Aioria.

-      Sí, a ver qué ideas locas rondan por tu cabecita… - añadió el acuariano.

-      Pero os advierto de que es una auténtica locura, no creo que sea esto ni mucho menos, pero es lo que me ha venido a la mente.

Los tres, que estaban agachados tras el arbusto, ajuntaron más sus rostros para poder escuchar a Milo, que les susurró su teoría al comportamiento de Shura.

-      Tenías razón, es una locura – dijo Aioria, que estaba a punto de reírse por la ocurrencia de Milo.

-      Es técnicamente imposible… - comentó Camus, con los ojos cerrados y de brazos cruzados.

-      Ya lo sé, aunque si fuera verdad sería muy gracioso – dijo Milo, riendo.

-      No, no… Pero ten seguro que no es acertada. Encaja, pero no… Imposible… - dijo Aioria. 

-      Bueno, pero por cierto, ahora que tu hermano se ha ido ya podemos irnos, ¿no? – preguntó Milo – No es que me entusiasme estar escondido tras un arbusto. Y tengo hambre.

-      Sí, vayamos ya a casa… - contestó Aioria.

~~

 

Pasó toda la semana, y Shura seguía igual. Ya casi ni hablaba ni con sus amigos ni con Aioros. Con los primeros, porque no le apetecía que trataran de meterse en sus asuntos, y con el último, porque simplemente cada día le costaba más hacerlo, ya no sabía cómo hablar con Aioros sin tratar de ponerse nervioso, de experimentar sentimientos extraños o imaginarse cosas que podrían pasar pero que no pasan.

El español, poco a poco, estaba acumulando y acumulando un montón de sentimientos en su interior que no dejaba que salieran al exterior, pues no los compartía con nadie, y eso hacía que poco a poco se estuviera metiendo más en su mundo y se estuviera alejando de sus amigos y de Aioros.

-      Shura ya ni siquiera viene con nosotros… - comentó Aldebarán, pues estaban él, Kanon y Aioros sentados al lado de la valla en la hora del recreo.

-      ¿Ha preferido quedarse en clase? – preguntó Kanon, incrédulo.

-      Sí… Le he dicho si quería venir y me ha dicho que no… - respondió Aioros, cabizbajo. Se sentía muy extraño estando allí sin Shura, pero la verdad es que ya se había acostumbrado a estar con ellos a la hora del patio y no era capaz de ir con sus otros amigos.

-      ¿Qué coño estará pasando por la cabeza de este chico…? – se preguntó Aldebarán, que miraba a la nada como si algo que viera fuera a darle la respuesta.

-      Ya ni siquiera viene a las noches de los sábados… - dijo Kanon – Tampoco queda por las tardes… Contigo tampoco, ¿no Aioros?

-      No… Le he dicho cientos de veces si quiere ir a dar una vuelta y de nuevo me dice que no.

-      O sea, ¿que se está encerrando en casa? – preguntó el taurino.

-      Sí, básicamente…

-      Espero que solo sea una mala época, porque como siga así vamos a tener que hablar con él seriamente. Hacerle una encerrona o algo así.

-      No sé yo si eso surtiría efecto… - comentó Kanon.

-      A ver, algo tendremos que hacer. Y si por las buenas no quiere decir nada… Yo lo siento mucho, pero no me queda otro remedio que emplear la fuerza.

-      ¿Cuándo a Shura le ha pasado algo otras veces…os lo ha contado? – preguntó Aioros.

-      No, siempre es así. Cuando le pasa algo siempre se lo guarda para él, nunca comparte nada. Le gusta sufrirlo todo solo.

-      Diciendo eso, puede parecer que esta es otra de esas muchas veces y que ya se le pasará – comentó Kanon – Pero ésta vez nos estamos preocupando seriamente porque nunca había estado tanto tiempo así. Si está preocupado por algo, como máximo le dura una semana y luego vuelve a ser el mismo.

-      Ya veo… - dijo Aioros – Seguiré insistiendo. Sino voy a empezar a sentir que estamos perdiendo a Shura poco a poco.

Kanon y Aldebarán intercambiaron una mirada entre ellos al escuchar lo que había dicho el sagitariano, y luego le miraron discretamente, pues aquella aclaración les había parecido extraña.

~~

 

Minutos más tarde, sonó el timbre y los tres volvieron a sus respectivas clases. Cuando Aioros llegó a la suya, vio que Shura estaba sentado en su sitio mientras miraba por la ventana en silencio, pero ni siquiera le dirigió una mirada.

Suspiró y se sentó en el suyo sin atreverse a decirle algo por el momento. Enseguida llegó Saori, que venía de comer el almuerzo con sus amigas y se sentó al lado del sagitariano.

-      Amm… Aioros… - le llamó la virginiana con timidez.

-      ¿Sí? – respondió el castaño girándose para mirarla, aunque no mostraba su característica sonrisa de siempre, cosa que alarmó un poco a Saori.

-      … ¿Te ocurre algo?

-      No, tranquila, no te preocupes. ¿Qué querías decirme?

-      Pues… Es que he estado esta semana trabajando en el dibujo que me pediste y…bueno, ya lo he acabado.

Saori le pasó una hoja en la que se veía un retrato de Aioros hecho a carboncillo. Parecía que el castaño mirara fijamente a la persona que estuviese mirando el dibujo, y portaba en sus labios su tan encantadora sonrisa de siempre, pues en los pensamientos de Saori, Aioros siempre mostraba su bonita sonrisa.

-      Guau, Saori… Es impresionante… - dijo el sagitariano, que no tenía palabras para tan magnífica obra de arte – Si tus paisajes ya me parecían increíbles esto ya…

-      Me alegro de que te guste – respondió Saori con la voz temblorosa y sonrojándose un poco – Puedes quedártelo si quieres, es un regalo.

-      ¿En serio? Muchísimas gracias, es que no sé cómo agradecértelo…

-      No tienes por qué hacerlo, con ver que te ha hecho feliz ya estoy contenta… - se atrevió a decir, roja como un tomate.

-      Gracias Saori, eres encantadora – dijo Aioros, recuperando su sonrisa para la virginiana.

El castaño sacó su carpeta para meter bien guardadito el dibujo y que no se arrugara mientras que Saori estaba que pegaba saltos de emoción por dentro por el cumplido que le acababa de hacer Aioros.

Poco tiempo después llegó el profesor Tanaka y tuvieron que comenzar con la clase. Durante esta, la mayoría de alumnos estuvieron muy pasotas pues era la hora de después del patio y ya se sentían cansados de estar tanto tiempo ahí metidos, pero Aioros trató de atender como siempre pues en parte eso le ayudaba a olvidarse de su preocupación por Shura durante unos minutos.

El que no podía parar de darle vueltas a la cabeza era Shura, que no le había gustado nada la escenita con Saori. De nuevo volvía a sentir celos por la pelimorada. ¿Había visto bien? ¿La virginiana le había hecho un retrato a carboncillo a Aioros? Casi no podía creerlo, y estaba que se le comían los celos después de haber visto la preciosa sonrisa que le dedicaba el castaño a la chica. No podía evitar pensar que quería esa sonrisa solo para él. Si se suponía que Aioros estaba enamorado de él... ¿por qué seguía ligando con otras personas? ¿Por qué a ella le dedicaba su sonrisa y a él no?

~~

 

Cuando esa clase finalizó, el español estiró los brazos y se recostó de nuevo en su pupitre. Se había pasado toda la clase recordando la escena de Saori y Aioros, pero había decidido que tenía que dejar de rayarse por eso así que finalmente había pasado del tema y solo quería echar una cabezadita.

Pero cuando creía que ya podía bajar la guardia, estaba por avecinarse una escena que nunca se hubiera esperado. El profesor de la siguiente clase entró en el aula y le pidió a Shaina que recogiera los deberes que había mandado el día anterior mientras que él iba a hacer unas fotocopias a conserjería.

La ariana comenzó a recogerlos todos obedientemente, incluidos los de Saori y Aioros, pero cuando llegó a los compañeros del final, éstos le pusieron pegas.

-      Por favor chicos, entregadme los deberes que mandó ayer el profesor Tanaka.

-      No los tenemos hechos.

-      Pues…entonces tendré que informarle de eso.

-      Oh vamos, eres una pesada, ¿no puedes hacer la vista gorda? Ni siquiera se dará cuenta.

-      Lo siento, pero es mi deber como delegada hacerlo.

Shaina trató de ignorarles y dio media vuelta, pero antes de alejarse comenzó a escuchar como los dos chicos seguían hablando.

-      Es una amargada de mierda, siempre teniendo que joder la vida a los demás – masculló uno de ellos.

-      Sí, tan solo lo hace para joder y para hacerles la pelota a los profes, así los tiene a todos ganados y a ella le ponen buenas notas.

-      Si es que no se puede caer más bajo…

La ariana comenzó a ponerse muy triste y suspiró profundamente, tratando de ignorar esos insultos hacia su persona e intentando que no le afectaran, aunque era imposible.

Para su sorpresa, Aioros, que había escuchado todo lo que habían dicho los chicos, se levantó de su sitio y se dirigió hacia allí. Cogió a Shaina del brazo para llevarla frente a los dos chicos y los miró fijamente.

-      ¿Tenéis algún problema con ella?

-      ¿Eh? ¿Qué dices? – preguntó uno de ellos.

-      Aioros…déjalo, no merece la pena – le susurró Shaina.

-      Sí la merece, te están insultando.

-      Pero…

-      Oye, ¿qué coño os pasa? – preguntó el mismo compañero de antes.

-      Pídele perdón por todos los insultos que le has dicho.

-      ¿Qué?

-      ¿Eres sordo o qué? – dijo Aioros, enfurecido - ¡Que le pidas perdón! ¿Qué te crees, que es lerda y no os ha oído?

-      Tío, relájate. Ya sé que nos ha oído, pero a ella le da igual. Si en el fondo lo que más le gusta es jodernos a todos, disfruta con eso, así que le da igual lo que le digamos.

-      ¿Eso es lo que crees? ¿Qué le da igual? Si tan solo tratarais de conocerla para poder juzgarla. Es persona, ¿sabéis? Y lo que le digáis puede afectarle como a cualquier otro, pero la diferencia es que ella es fuerte y lo aguanta. Y encima de que ahora no os ha hecho nada y lo único que quiere es que la clase funcione y nos comportemos bien, ¿así se lo pagáis? ¡No tenéis ni idea de todo el esfuerzo que tiene que hacer como delegada!

-      Que sí Aioros, que me parece muy bonita tu charla, pero que me da igual. No pienso pedirle perdón, así que deja de darnos la lata.

-      ¿Ah no? O le pedís perdón los dos u os juro que os meto un puro del que no os libráis hasta el año que viene. ¿Recuerdas que soy el encargado de la disciplina, no?

Los dos resoplaron y farfullaron algo en voz baja.

-      Está bien, perdón Shaina, no volveremos a decirte algo así – dijeron con desgana.

Después de eso se levantaron del sitio, y echaron una última mirada a Aioros antes de irse.

-      Tío Aioros, eres un aguafiestas. Antes molabas.

Acto seguido se fueron de la clase, y la ariana no pudo evitar abrazarse al sagitariano mientras que toda la clase miraba muy sorprendida después de la escena, en especial una Saori y un Shura muy furiosos…

-      ¿Estás bien? – le preguntó Aioros a Shaina, acariciándola el cabello para tranquilizarla.

-      Sí, sí, lo siento… - se disculpó mientras se apartaba – Ha sido un impulso. Muchas gracias por lo que has hecho por mí, no tenías por qué…

-      Eh, lo que dije de que te ayudaría en lo que pudiera no iba en broma. No pienso permitir que te humillen ni que te insulten, ¿vale?

-      Vale, muchas gracias Aioros… - respondió la ariana sonriendo y asintiendo.

Saori miraba la escena muy furiosa, con los puños apretados y todo, pues no se podía creer que otra que no era ella pudiera estar abrazándose a Aioros. Por otro lado, Shura, los miraba con cara asesina mientras un montón de cosas rondaban por su cabeza.

-      ¿Qué ha sido eso? ¡¿Por qué la defiende así?! Y encima se pone de arrumacos con ella cuando yo lo estoy pasando mal. ¡¿Ha decidido ignorarme completamente?! ¡No pienso seguir aguantando esta mierda, anda y que le den al instituto, yo me voy!

Shura, que entre lo de Saori y lo de Shaina estaba que ya no aguantaba más, se levantó repentinamente cogiendo su cartera y se marchó corriendo del aula.

Aioros lo miró muy sorprendido, y antes de poder pensar en cualquier otra cosa, fue a su pupitre para coger también su cartera y persiguió a Shura por el pasillo.

-      ¡Espera Shura! ¡¿A dónde vas?!

El español no le contestó y apremió el paso hasta salir del instituto. Aioros consiguió alcanzarle por el brazo antes de que fuera mucho más lejos y por fin logró retenerle.

-      ¿Qué demonios te pasa? ¿Por qué te vas de repente?

-      ¡Déjame, no tengo ganas de hablar contigo! – gritó, tratando de zafarse del agarre de Aioros, pero acababa de descubrir que el sagitariano cuando quería también podía tener mucha fuerza y no era capaz de soltarse.

-      ¡No, no pienso dejarte hasta que me digas de una vez qué te ocurre! ¡¿Por qué estás así conmigo?! ¡¿He hecho algo malo?!

-      ¡Claro que sí! ¡¿Por qué cojones ahora de repente te llevas tan bien con la delegada que hasta la defiendes?! ¡¿Y el dibujo que te ha hecho Saori?!

-      ¡Son mis amigas! ¡¿Acaso Saori no me puede hacer un dibujo o no puedo defender a Shaina?!

-      ¡Me da igual, haz lo que te dé la gana, pero a mí olvídame y déjame ya!

-      ¡¿Pero por qué?! ¡¿Qué tienes con ellas?!

-      ¡Pasas más tiempo con ellas que conmigo! ¡Pero tranquilo! ¡Si quieres seguir ligando con ellas a mí me da igual, corre, ve con ellas y haz lo que te salga de ahí!

-      ¡¿Te estás escuchando, Shura?! – preguntó Aioros desesperado - ¡Es absurdo lo que dices! ¡Llevo toda la semana contigo, tratando de preguntarte qué te pasa y ni me lo dices ni me haces caso! ¡Y ahora me recriminas que esté con ellas! ¡Y para tu información no ligo con ellas, no me gustan!

-      ¡Pues no lo parece! – gritó enfurecido Shura - ¡Y si tantas ganas tienes de saber qué me pasa deberías haber seguido insistiendo! ¡Solo quería que hicieras eso, no que me ignoraras y te fueras con esas dos!

-      ¡¿Perdona?! – preguntó Aioros flipando - ¡¿Después de lo mucho que he insistido ahora me dices que encima aún tenía que seguir arrastrándome más detrás de ti?!

La gente que pasaba por al lado, los miraban sorprendidos, pues lo cierto es que los dos chicos estaban teniendo una discusión bastante fuerte.

Shura retrocedió un paso atrás, sin saber qué decir, pues era consciente de que lo que le había dicho a Aioros era realmente muy egoísta y sin sentido, pero es que realmente era como se sentía. Él solo quería tener a Aioros a su lado, pero se acababa de dar cuenta de que haciendo lo que hacía lo único que había conseguido era alejarle y que se fuera con las chicas.

-      Bueno, yo…

Sin querer, en ese momento, se le cayó un papelito del bolsillo y Aioros se aventuró a recogérselo antes de que el otro pudiera hacerlo. Antes de entregárselo, no pudo evitar mirarlo. Era el ticket de un sitio en el que ya había estado.

-      ¿Neko caffé? – preguntó muy sorprendido mientras leía – Pero si este es el sitio al que fui con Saori el otro día… Y encima… ¡Aquí pone la misma hora y fecha!

-      ¡Dame eso! – masculló Shura mientras se lo arrebataba de las manos y lo estrujaba para hacer una bolita de papel.

-      ¡Me seguiste en mi quedada con Saori y fuiste ahí! – exclamó Aioros, que no daba crédito a nada de lo que estaba sucediendo.

-      Sí, ¿y qué? – preguntó el capricorniano, aparentando pasotismo aunque en el fondo desviaba su mirada porque no sabía dónde meterse ene se momento – Y bastante duro ya fue para mí. Le tengo fobia a los gatos y uno no paraba de mirarme fijamente.

-      Pero… Vamos a ver, ¡estoy flipando! – dijo Aioros, llevándose las manos a la cabeza - ¡Que me seguiste en mi quedada! ¡Y hoy te enfadas porque hable con las chicas! Pero Shura, ¡¿qué demonios te pasa conmigo?! ¡Dime ya de una vez qué te he hecho!

El español apretó los puños fuertemente, estaba tan avergonzado en esos momentos que no era capaz de mirar a Aioros a la cara. Sin embargo, lo hecho, hecho estaba, y en ese momento, debía enfrentarse a sus problemas de una vez por todas.

Alzó la vista, y miró muy decidido a los ojos al sagitariano, que estaba más que sorprendido con todo eso y encima no sabía cuál iba a ser el siguiente paso del español. ¿Por fin le iba a contar todo?

Notas finales:

Sí, sé lo que diréis, he dejado demasiada intriga en ese final, creo que todos ya nos hacemos una idea de lo que puede pasar a continuación, pero tengo mis razones para haberlo hecho, y es que quiero que seáis vosotros quienes decidáis cómo continúa esa escena :D. He pensado que sería una buena idea, para que así vosotros también podáis aportar vuestro pedacito a la historia, así que aquí abajo os dejo una encuesta en la que podéis elegir entre las opciones que os dejo para que elijáis la que más os guste. Elegiré la más votada :D. 

Aquí está la encuesta: https://docs.google.com/forms/d/1icbgb1jCEUA7cx7rfnnFENp4gOf5xGE2HGDpGdspQ5A/viewform

¡Y eso es todo! ¡Espero que os haya gustado y nos vemos en el próximo capítulo :D!

PD: No sé si he hecho bien la encuesta porque es la primera vez que hago una, si hay algún tipo de problema decídmelo y trataré de solucionarlo antes de subir el próximo capítulo. 

 


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