Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Polos opuestos por gorgobina

[Reviews - 87]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola a todos!

Lo sé, ésta vez no tengo perdón ^^'.

En serio que lamento muchísimo haber tardado tanto en actualizar, y ya sé que me repito, pero es que últimamente estoy muy desganada y me cuesta muchísimo escribir. Espero que esta etapa se me pase pronto, porque no me gusta nada dejaros tanto tiempo sin historia y verdaderamente me avergüenzo. 

Más de un mes sin actualizar... Kill me please. 

En fin, de verdad que lo siento, solo os pido que tengáis paciencia conmigo :'(. Y deseo que disfrutéis del capítulo...

CAPÍTULO 8: Sin temor a ser uno mismo.

Esa mañana, los dos hermanos desayunaban en la cocina de su hogar. Aioros canturreaba algo bastante divertido, mientras que Aioria comía con desgana y lanzándole miraditas.

-      En serio, para de hacer eso ya – dijo el leonino bordemente.

El sagitariano silbó una última vez para hacer enfadar a su hermano pequeño, hasta que vio que Aioria comenzaba a ponerse demasiado rabioso y paró.

-      Vale, ya paro – respondió entre risas.

-      Gracias.

-      ¿Qué te pasa Aioria? Estás demasiado refunfuñón últimamente. ¿No te habrá venido el periodo?

-      Qué gracioso – masculló el castaño menor.

-      ¿Entonces por qué? Sé que siempre has tenido tus prontos, pero nunca como ahora. Hace mucho que no pasamos tiempo juntos y nos divertimos.

-      Si eso no pasa deberías mirar bien quién es el culpable.

-      ¿Yo? – preguntó Aioros sorprendido – Creo que no, ¿eh? Te estoy diciendo que echo de menos a mi hermano pequeño, me gustaría pasar más tiempo contigo.

-      Yo también echo de menos a mi hermano mayor… - respondió Aioria, mirándole enfadado – A aquél que nunca faltaba a clase, que era obsesivo con los estudios, al que le gustaba llevar el control de todo…

-      Y de nuevo volvemos a esta conversación. Sigo siendo la misma persona.

-      No lo eres, mi antiguo hermano me lo contaba todo, me confesaba sus secretos, sus dudas, acudía a mí a por consejo… Y ahora siento que me ha apartado de su lado y que ya no confía en mí – dijo Aioria, levantándose de la mesa para llevar su plato al fregadero.

-      No digas eso Aio, claro que confío en ti… - respondió el sagitariano, algo herido por las palabras de su hermano.

-      No lo haces. Últimamente ya no sé qué sucede a tu alrededor, ni qué haces, ni con quién te juntas… Te has ido distanciando, y ya no sé nada de ti.

Aioros respiró profundamente y cerró los ojos.

-      Supongo que tienes razón, Aio… No te he contado muchas cosas… Y sé que mereces una explicación…

-      Es un buen momento para empezar a contarlas… Porque realmente me tienes muy confundido – dijo Aioria, que se posicionó junto a su hermano y apoyó una mano en la mesa mientras le miraba.

-      No… No puedo Aio. En serio, no es que no quiera contártelo, pero aún no es el momento… Te prometo que en cuanto éste llegue, te lo contaré…

-      ¿Me lo prometes? – preguntó el leonino muy serio.

-      Claro. Sabes que nunca he incumplido una promesa que te he hecho.

-      Lo sé… Y espero que siga siendo así.

El leonino le echó una última miradita a su hermano, y acto seguido subió a su habitación para ponerse el uniforme y coger su cartera.

Minutos más tarde, los dos hermanos se dirigían al instituto en silencio y sin dirigirse la palabra. Cuando llegaron, se despidieron el uno del otro y Aioria se fue con Camus mientras que Aioros se fue con Shura.

-      Buenos días cariño – le saludó Aioros con una sonrisa, aunque no hubieron ni caricias ni besos puesto que estaban delante de todos.

-      Buenos días – le correspondió el español.

-      Parece un milagro que al fin haya conseguido que vengas a las ocho – dijo el sagitariano entre risas.

-      Bueno… Supongo que no me cuesta nada hacer esto para complacerte, y al fin y al cabo no quiero que te metas en problemas.

-      Gracias. Significa mucho para mí que hagas esto por mí. Por cierto, luego tengo que hablar contigo de una cosa…

-      ¿Sobre qué?

-      Aquí no, cariño, en privado.

-      Está bien…

Mientras, a unos pasos de allí, Aioria y Camus también acababan de saludarse.

-      ¿Dónde está Milo? – preguntó el leonino.

-      Está con Shaina, esta mañana ha ido a buscarla a casa para venir juntos al instituto.

-      Qué suerte tiene… - dijo Aioria, con tristeza – Él no tiene problemas, y encima se acaba de buscar una novia… Supongo que ya no podrá quedar con nosotros.

-      Quedar seguirá quedando con nosotros, aunque es de entender que no siempre estará disponible.

-      Vaya mierda… - dijo el castaño menor con la cabeza gacha.

-      No te preocupes Aioria, todavía me tienes a mí – le dijo Camus amablemente, posándole una mano en el hombro.

-      Eso espero…

Poco después, entraron todos al instituto. Shaina y Milo entraron a la institución cogidos de la mano y dándose arrumacos, por lo que la gente comenzó a expandir el rumor y para cuando llegaron a clase, ya todo el mundo sabía que estaban saliendo. Nadie le dijo nada a la ariana cuando entró en clase, tan solo se dedicaban a mirarla, y ni mucho menos se metieron con ella, pues como ahora tenía novio no querían problemas con él. Parecía que al fin la suerte le sonreía a la delegada.

Las clases trascurrieron sin ningún percance, y entre medio, el profesor le pidió a Aioros su justificación por las últimas faltas. El sagitariano las había hecho todas falsificando la firma de sus padres, y resultó que al final coló puesto que no le pusieron ninguna pega.

Cuando llegó la hora del patio, Shura y Aioros se fueron a un rinconcito escondido del patio para que nadie pudiera verles ni escucharles. Primero que nada, los dos se dieron un beso de buenos días con mucha pasión, puesto que no lo habían podido hacer en toda la mañana y los dos llevaban deseándolo demasiado.

-      ¿De qué querías hablar? – le preguntó el español, una vez que terminaron tan intenso beso.

-      De lo nuestro. Quizá…sea el momento de destaparlo todo.

-      Creo que todavía es un poco pronto, Aioros… - respondió Shura mirando hacia el suelo.

-      Lo sé, pero es que… Aioria está muy enfadado conmigo. No creo que se imagine esto, pero comienza a sospechar cosas y…no para de decirme que tengo un comportamiento extraño, y además me echa en cara que ya no paso tanto tiempo con él y que ya no le cuento mis cosas ni confío en él… Y supongo que en parte tiene razón. Siempre hemos estado muy unidos y nos lo contábamos todo el uno al otro, por eso entiendo que se sienta tan dolido, y no quiero hacerle esto.

-      ¿Quieres contárselo a tu hermano?

-      A poder ser…sí, me gustaría poder contárselo al menos a él. Además…él ya sabía desde hace mucho que tú me gustabas, así que no creo que suponga una gran sorpresa para él. Quizá el único que le impresione seas tú.

Shura soltó un gran suspiro y fijo su mirada en el suelo mientras entrelazaba y desentrelazaba sus manos.

-      ¿En qué piensas? – le preguntó Aioros, acariciándole la mejilla.

-      Estaba pensando que…quizá debería reunir valor y mostrarme ante todos tal y como soy. No tengo por qué esconderme.

-      No cariño… Yo no quiero obligarte a hacer eso por ahora si no te sientes preparado. Tan solo quiero contárselo a mi hermano.

-      Ya, pero… Pienso en que tú eres mucho más valiente que yo. Fuiste capaz de contárselo a tu hermano, y ahora no tendrías ningún reparo en mostrarte ante todos tal y como eres, y mira que eres uno de los chicos más populares del instituto… En parte creo que soy un cobarde y que debería aprender de tu valentía.

-      Yo no lo pienso así, amor. Me gustas tal y como eres, y estoy seguro de que cuando te lo propones puedes ser tanto o más valiente que yo. Pero esto es una situación complicada, no sabemos cómo van a tomarlo los demás, y por eso entiendo que necesites tiempo aún para procesarlo.

-      Tus palabras me reconfortan – respondió Shura con una sonrisa – Pero insisto. Esto no tiene por qué ser así, y quiero poder mostrarme ante todos tal y como soy, sin tener que esconderme aquí para poder darte un beso.

-      Entonces… ¿Quieres que todos lo sepan? – preguntó Aioros sorprendido.

-      Sí, no quiero esconderme más – respondió el español seriamente.

-      ¿Quieres…contárselo primero a Kanon y Aldebarán?

-      Sí, creo que lo mejor sería ir por partes y contárselo primero a ellos. Solo espero que lo entiendan…

Aioros se acercó a él y entrelazó su mano con la suya.

-      Si realmente son tus amigos y te quieren como tal, deberían aceptarlo sin reproches. Si no lo hacen…es que nunca fueron tus amigos.

-      Vamos a averiguarlo entonces – dijo Shura, levantándose.

-      ¿C-Cómo? ¿Ahora?

-      Sí, prefiero hacerlo ya antes de volver a acobardarme.

-      E-Está bien… - respondió Aioros muy impactado por la determinación de su novio.

Y en otra parte del patio…

-      ¿Dónde hemos quedado con Milo? – preguntó Aioria.

-      Bajo el cerezo del patio… Quiere presentarnos a su novia.

-      ¿En serio?

-      Sí.

-      Vamos entonces, no quiero perderme viéndole con su cara de enamorado embobado.

Los dos amigos recorrieron gran parte del patio hasta llegar al gran cerezo, bajo el cual estaban sentados Milo y Shaina acaramelados.

-      Hombre, por fin llegáis, vaya dos lentos – refunfuñó Milo, mientras él y Shaina se levantaban.

-      No te quejes, da gracias a que hemos venido.

-      No te lo tomes a mal, siempre es así de amable – le dijo Milo a su novia.

-      ¿Eres el hermano de Aioros, no? – preguntó la italiana con una sonrisa.

-      S-Sí… - respondió el leonino sorprendido, pues no esperaba aquello.

-      Soy una buena amiga de tu hermano, él siempre me ha ayudado mucho y se ha preocupado por mí – respondió Shaina mientras le estrechaba la mano – Por cierto, soy Shaina.

-      Encantado, yo soy Aioria. Y me alegra saber que eres amiga de mi hermano, y que te haya ayudado…

-      Sí, tienes un gran hermano. Realmente tiene una forma de ser que es admirable. Y me ha hablado mucho de ti – siguió Shaina, mientras también le estrechaba la mano a Camus.

-      ¿D-De mí?

-      Sí. Me ha contado muchas anécdotas de vosotros dos, y de que a pesar de que eres un poco refunfuñón, con él siempre has sido muy cariñoso. Siempre está hablando maravillas de ti, y de lo mucho que te quiere.

Aquellas palabras dejaron tan impactado a Aioria que no supo que responder. Su hermano había estado todo el rato poniéndole por las nubes, y contando lo mucho que le quería, mientras que él no había hecho otra cosa que ser borde con él, tratarle mal, y encima espiarle.

-      Madre mía cariño, realmente has conseguido dejarle sin palabras – dijo Milo en tono burlón, mientras observaba a su amigo.

-      L-Lo siento… ¿He dicho algo que no debía? – preguntó Shaina preocupada.

-      No…No, te agradezco todo lo que has dicho. Muchas gracias – le respondió Aioria con una sonrisa.

-      Menos mal… - dijo la delegada aliviada – Bueno… Si me disculpáis, voy un momento al servicio.

Shaina se despidió de Milo con un tierno beso en los labios y luego se marchó dejando solos al trío de espías.

-      ¿No es increíble? – preguntó Milo embobado mientras volvían a sentarse en el césped – Realmente me vuelve loco.

-      Parece muy buena chica – comentó Camus – Al menos se la ve responsable, seguro que te hará sentar un poco la cabeza.

-      Eso creo… Apenas llevamos un día, pero siento que cuando estoy a su lado me hace ser mejor persona. Solo pienso en protegerla y en cuidar de ella – confesó el escorpión sonrojado.

-      Ya lo creo, es lo más cursi que te he oído decir hasta ahora – respondió Camus, medio burlándose – Pero me alegro por ti, Milo.

-      Gracias.

Acto seguido, los dos miraron a Aioria que se había quedado mirando fijamente el césped.

-      ¿Y a ti qué te pasa? – le preguntó Milo, pegándola una palmada en la espalda para hacerle reaccionar.

-      Creo… Creo que deberíamos dejar lo del espionaje, chicos… Tú ahora tienes novia, Milo, por lo que no podrás quedar tanto con nosotros, y yo… Después de lo que me ha dicho Shaina, he comprendido algo.

-      ¿Qué has comprendido? – le preguntó Camus.

-      Que me he montado demasiadas paranoias… Mi hermano nunca ha dejado de quererme ni de confiar en mí, él mismo me ha dicho esta mañana que tiene sus motivos para no poder contarme nada. Realmente me siento un idiota… He hecho sentir mal a mi hermano por mi estupidez… - se lamentó el castaño menor, llevándose las manos a la cara.

-      Venga Aioria, no digas eso… Tú no eres un estúpido – le dijo Camus, tratando de consolarle – Quizá es verdad que te montaste demasiadas paranoias y que no trataste muy bien a tu hermano, pero eso también demuestra lo mucho que le quieres tú. Estabas preocupado por él y solo querías su bienestar.

-      Yo opino lo mismo – añadió Milo, mirándole con tristeza.

-      Está bien… - respondió Aioria, tratando de calmarse y a la vez que se levantaba – Voy a ir a hablar con mi hermano. Enseguida vuelvo.

-      Vale.

Al mismo tiempo, en otro lugar…

Shura y Aioros acababan de llegar a la valla donde solían sentarse con Kanon y Aldebarán, y donde precisamente estaban estos dos.

-      Vaya, al fin aparecéis – dijo Kanon – Ya pensábamos que hoy no ibáis a venir.

-      Lo siento chicos… Pero hay algo que tengo que deciros… - comenzó Shura, que tenía los nervios a flor de piel a pesar de que se sentía reconfortado por tener al sagitariano a su lado que le miraba tratando de darle ánimos.

-      ¿Qué ocurre? Te veo demasiado serio – dijo Aldebarán, algo preocupado por la mirada de su amigo.

-      E-Esto es algo complicado para mí de decir, y no sé cómo lo vais a tomar…

-      Me estás asustando – dijo Kanon – Dispara de una vez.

-      Relaja Kanon – le pidió Aldebarán – Si es algo difícil para él deberíamos darle tiempo.

-      Gracias Aldebarán – le dijo Shura, sonriendo.

-      Supongo que lo aceptaremos dependiendo de lo que sea. Si vas a decirnos que has matado a alguien, no – bromeó el taurino.

-      No, desde luego no es eso – respondió el español riendo, que agradeció que el taurino aportara una chispa de diversión a aquella situación tan tensa para él – No es nada de eso… Lo único que ocurre es que…estoy saliendo con Aioros.

Acto seguido, entrelazó su mano con la del sagitariano. Aioros escuchó unos pasos detrás suyo, y se giró para ver a su hermano apenas a unos pasos de ellos muy impactado. El sagitariano trató de decirle algo, pero enseguida Aioria dio media vuelta y se fue rápidamente.

Quería ir en su búsqueda y explicárselo, pero tampoco podía dejar solo a su novio en una situación así, puesto que Kanon y Aldebarán también estaban muy sorprendidos con la noticia.

-      ¿Así que…estáis juntos? – preguntó Kanon, tratando de procesarlo.

-      Vamos, que eres gay – dijo Aldebarán.

-      Sí, lo descubrí hace tiempo, pero no encontré el valor para contároslo porque no sabía cómo os lo tomaríais o si querríais seguir siendo mis amigos. Luego apareció Aioros, que al parecer sentía algo por mí desde hacía ya tiempo. Me enamoré de él y acabamos saliendo.

-      ¿Hace mucho de esto? – preguntó el geminiano.

-      No… Apenas unos días.

Aldebarán se levantó de su sitio, y se acercó lentamente a Shura. El español retrocedió un poco asustado, pues no sabía que intenciones tenía su amigo, hasta que llegó a su lado, y el taurino tan solo le dio dos palmaditas en la espalda muy sonriente.

-      ¡Vamos tonto! ¿De verdad pensabas que íbamos a dejarte de lado por esto? ¡Menudas tonterías tienes! ¡Podrías habérnoslo contado mucho antes! – exclamó Aldebarán fuertemente mientras reía, dejando muy sorprendido a Shura - ¿Verdad Kanon?

-      Lo cierto es que yo ya tengo un familiar cercano que es homosexual… Así que no es nada extraño para mí – respondió el geminiano con una sonrisa – No te preocupes, Shura. Claro que me ha sorprendido viniendo de ti, pero no voy a dejar de ser tu amigo por eso.

El español suspiró aliviado y luego miró a su novio con una sonrisa.

-      ¿Lo ves? Son tus amigos, lo han entendido perfectamente – le susurró el sagitariano con una sonrisa.

-      Lo sé, me siento mucho mejor ahora.

-      La verdad es que de Aioros ya nos lo esperábamos… - comentó Kanon en tono burlón – Alguien tan paradito, que nunca ha tenido novia… Solo podías ser mariquita.

-      ¡O-Oye! – exclamó Aioros enfadado, pero notó como Aldebarán se ponía en medio de él y Shura y les rodeaba los hombros a los dos.

-      No te enfades encargado, que te lo decimos con cariño, ya sabes que a ti también te hemos cogido aprecio. Pero una cosa os digo a los dos… Ni se os ocurra enamoraros de mí, ¿eh? Que a mí lo único que me van son las curvas de una mujer.

-      ¡Tonto! – exclamó Shura, despegándose de su agarre – Si me tuviera que enamorar de ti ya lo hubiera hecho hace mucho tiempo. El único que me gusta es Aioros.

-      Qué tierno se pone cuando lo dice en voz alta… - se burló Kanon.

El español bajó la mirada al suelo, rojo como un tomate, mientras que su novio le observaba con una tierna sonrisa. Al parecer y finalmente, todo había salido bien, y tal y como ya había intuido, Kanon y Aldebarán lo habían comprendido perfectamente ya que en el fondo no eran malos chicos, sí un poco rebeldes, pero querían muchísimo a Shura.

Ahora su única preocupación era su hermano. No solo lo había descubierto todo, sino que además debía de haberse sentido muy dolido al ver que se lo contaban primero a Kanon y a Aldebarán antes que a él. Sin duda después le buscaría y trataría de hablar con él.

En otra parte del patio…

El timbre sonó mientras que Aioria volvía muy cabizbajo al lugar donde aún le esperaban Milo y Camus.

-      ¿Cómo ha ido con tu hermano? – le preguntó el acuariano.

-      Prefiero no hablar de eso ahora… Vamos a clase.

Milo y Camus cruzaron una mirada confusos, y acto seguido se levantaron.

-      ¿Ha ocurrido algo malo? – preguntó Milo, preocupado.

-      Mejor no preguntéis… - respondió el leonino, que trató de adelantarse ya que no tenía ganas de hablar.

En ese momento, también llegó Shaina que venía corriendo desde el servicio, y nada más llegar entrelazó su mano con la de Milo.

-      Siento la tardanza, había cola en los servicios.

-      No te preocupes – le respondió Milo con una sonrisa, pasándole un mechón por detrás de la oreja y dándole un beso en los labios.

La italiana le sonrió, y acto seguido desvió su mirada y se fijó en Aioria, que se dirigía a toda velocidad a clase.

-      ¿Me he perdido algo? – preguntó desconcertada.

-      No del todo… Nosotros tampoco sabemos qué le pasa. Ha ido a hablar un momento con su hermano y cuando ha vuelto estaba así…

Shaina miró fijamente al leonino. ¿Había vuelto así de una conversación con su hermano? Podía haber pasado cualquier cosa, pero dados los últimos acontecimientos, tenía malas vibraciones, y es que presentía que podía ser algo relacionado con Shura…

Horas más tarde…

Las clases al fin habían finalizado y todos los alumnos volvían ya a sus casas. Antes, de vuelta a clase, Aioros le había contado a Shura lo ocurrido con su hermano anteriormente, y ahora el sagitariano había ido en busca de su hermano, pero tan solo se había encontrado con Camus, Milo y Shaina.

-      ¿Shaina? – preguntó el sagitariano sorprendido, al verla con Milo – No me habías contado esto…

-      Tampoco me habías dado oportunidad… - respondió la ariana avergonzada.

-      ¿Él ya sabía algo de esto? - le preguntó Milo.

-      Bueno… Le había contado que me gustabas… - respondió Shaina sonrojándose.

-      Pillina… - respondió Milo con una sonrisilla, y le dio un beso en los labios.

-      ¿Por qué me tocará a mí hacer de aguantavelas? – se lamentó Camus.

-      Bueno… Yo venía a preguntaros dónde está mi hermano – dijo Aioros.

-      Se ha ido hace un momento a casa. Prefería ir solo – le respondió el acuariano, en vista de que la parejita no estaba disponible en esos momentos.

-      Entiendo… Me voy entonces.

-      Espera Aioros – le detuvo Camus muy serio, escrutándole con la mirada a través de sus lentes - ¿Qué ha ocurrido con tu hermano? A la hora del patio ha dicho que iba a hablar contigo, y cuando ha vuelto parecía deprimido, y no ha querido decirnos ni una sola palabra.

-      Lo siento Camus… Es algo personal, no puedo contároslo. Supongo que pronto os lo podrá contar mi hermano.

-      Entiendo, está bien – respondió el acuariano sin reprochar nada más – Lamento mi intromisión.

-      No te preocupes. Hasta mañana chicos.

-      Adiós – le respondieron todos.

El sagitariano se marchó rápidamente del instituto y anduvo lo más rápido posible hasta su casa. Cuando llegó, revisó que Aioria no estaba en ninguna parte de la planta baja, y subió las escaleras hasta la habitación del leonino.

La puerta estaba cerrada, así que decidió picar antes de entrar.

-      Aio, soy yo. ¿Puedo pasar?

-      Entra – se escuchó desde dentro.

Se sorprendió al ver el cedimiento de su hermano, pues se hubiera esperado que no le dejara entrar y que hubiera tenido que insistir.

Giró el picaporte de la puerta, y al entrar se encontró a Aioria sentado en su cama y mirando hacia el suelo.

-      ¿Puedo…sentarme a tu lado? – le preguntó Aioros. Conocía a su hermano, y prefería ir poco a poco con él.

-      Sí.

El sagitariano sonrió y se sentó justo al lado de su hermano en la cama.

-      ¿Quieres hablar de lo que ha pasado?

El leonino asintió lentamente con la cabeza.

-      Me han contado que querías venir a hablar conmigo.

-      Sí… Me he dado cuenta de que estos últimos días he sido muy borde contigo y te he tratado mal… Quería ir a disculparme.

-      Venías a disculparte y nos has encontrado a Shura y a mí confesándoles a Aldebarán y Kanon que estamos saliendo.

-      Sí.

-      Y supongo que te preguntarás por qué no te lo he contado antes a ti.

-      Pues…también.

-      No estaba planeado. Verás… Ya sabías que me gustaba Shura desde hace mucho, y las últimas semanas que he comenzado a juntarme con él, han ido ocurriendo varias cosas, hasta que Shura me confesó que se había enamorado de mí. Al parecer él también es homosexual y nunca se lo había contado a nadie.

-      Quién lo diría, es lo que más me ha impactado.

-      Lo comprendo… El caso es que comenzamos a salir, pero el problema estaba en que él todavía no se veía capaz de mostrarle así de repente a todo el mundo que es homosexual, así que me pidió tiempo y que no se lo contara a nadie, que de momento permaneciera en secreto entre nosotros dos hasta que él reuniera el valor. ¿Entiendes ahora por qué no podía contártelo?

-      Sí…

-      Pero hoy, con la charla que hemos tenido por la mañana, he comprendido que te sentías dolido porque veías cosas diferentes en mí y no te contaba nada, así que he hablado con Shura y le dicho que al menos iba a contártelo a ti.

-      ¿Y ha aceptado?

-      Sí, lo que pasa es que después, dándole muchas vueltas a la cabeza, ha decidido que se sentía preparado, y ha querido ir a contárselo a sus amigos. Por eso se lo hemos dicho a ellos primero. Tenía planeado decírtelo en casa, porque como entenderás, no iba a confesarte algo así en medio del patio y con tus amigos.

-      Lo…Lo entiendo, siento haberme portado tan mal contigo, y agradezco que hayas querido contármelo.

-      No… No te has portado mal conmigo Aio, entiendo tu confusión estas semanas y que te hayas sentido dolido al no confiar en ti.

-      No… No me entiendes… - respondió el leonino, al que le resbaló una lágrima por la mejilla – He hecho algo muy malo de lo que ni siquiera sospechas… Hoy Milo nos ha presentado a Shaina, y ella me ha contado las maravillas que le decías de mí y lo mucho que me quieres…

-      ¿Y qué tienes eso de malo, Aio?

-      Pues que… Me he dado cuenta de lo bueno que eres tú conmigo, y por eso quería hablar contigo. Porque he hecho algo de lo que me arrepiento…

-      ¿Qué has hecho…?

-      Como no querías contarme nada me tenías preocupado, y decidí comenzar a espiarte a hurtadillas… En realidad ya sabía de antes que estabas saliendo con Shura, porque os vi besándoos en un parque…

El sagitariano quedó sin palabras ante aquella confesión, mientras que Aioria no pudo evitar estallar en lágrimas y se tapó la cara con las manos.

Aioros cogió a su hermano pequeño y le abrazó fuertemente, dejándole llorar en su pecho.

-      ¿Qué haces? Deberías odiarme por haber invadido tu intimidad…

-      No te odio por eso – respondió Aioros con una sonrisa.

-      ¿Por qué?

-      Porque solo lo has hecho porque estabas preocupado por mí. ¿Querías cercionarte de que no ocurría nada malo, verdad?

-      Sí… Pero te prometo que no volveré a hacerlo – dijo el leonino entre lágrimas.

-      De acuerdo Aio, no te preocupes.

El castaño menor continuó llorando sin parar en el pecho de su hermano mientras se abrazaba más a él.

-      Te quiero mucho… - dijo Aioria.

-      Yo también, tonto – respondió con una sonrisa Aioros, y revolviéndole el cabello.

Unos minutos después, Aioria consiguió tranquilizarse y se separó de su hermano mientras se limpiaba las lágrimas que quedaban en su rostro.

-      ¿Y cómo te va con Shura? – le preguntó.

-      Muy bien. Estamos perfectamente juntos y me mima demasiado. Realmente hay que conocerle a fondo para entender su verdadera personalidad, y te prometo que no es mal chico. Me encantaría que le conocieras para comprenderlo.

-      Está bien.

-      Y prométeme que no te portarás mal con él.

-      Lo prometo… - respondió Aioria con una sonrisa.

-      Bien – dijo Aioros sonriente – Venga, y ahora vamos a comer.

-      De acuerdo.

-      Hoy podríamos hacer… - dijo Aioros, mirando pensativo hacia el techo – Hmm… Creo que el plato favorito de mi hermano es la lasaña de carne. Quizá podríamos hacer eso para comer. ¿Te haría ilusión?

-      Mucha.

-      Vale, entonces me pongo manos a la obra – respondió el sagitariano, que enseguida desaparecio escaleras abajo para preparar la comida en la cocina.

Aioria esbozó una sonrisa y también se levantó de su cama para ir a ayudar a su hermano. Se sentía muy feliz de que por fin todo se hubiera solucionado, y también por tener a un hermano así. Seguía siendo el mismo de siempre a pesar de todo, ése al que siempre había admirado y había tenido como a un modelo a seguir.

Al día siguiente…

-      ¡¿Qué?!

Eso fue lo que exclamó todo el mundo, cuando Shura y Aioros llegaron al instituto cogidos de la mano. Para Aioria y sus amigos, no era novedad, puesto que el leonino ya les había informado de lo ocurrido el día anterior y ahora les miraban con una sonrisa, y para Kanon y Aldebarán tampoco, pero para el resto del instituto sí.

El español había decidido superar sus miedos definitivamente y se había atrevido a aparecer definitivamente como novios que eran. La gente comenzó a preguntarles sin parar mientras que trataban de llegar a clase, y el sagitariano trató de responder a todo para que le dejaran en paz.

En cuestión de minutos, todo el mundo sabía que el chico más admirado y adorado por las chicas, era homosexual, y que estaba saliendo con el gamberro de la clase que también lo era. La noticia decepcionó a muchas a pesar de que, en parte, también trajo ventajas porque así no habría peleas entre las chicas por él de ahora en adelante.

Sin embargo, cuando iban ya por el pasillo y a punto de llegar a clase, no repararon quién se postraba a lo lejos…

Saori observaba la escena desde la lejanía y sin dar crédito a lo que veía, pero lo estaba comprendiendo todo a juzgar por lo que oía decir a la gente.

-      No… No puede ser… - pensó atemorizada, mientras llevaba sus manos a la cara y solo dejaba ver sus ojos, en los que se podía observar su mirada fija hacia ellos – Aioros… MI Aioros es homosexual… Y encima está saliendo con ese…

Su mirada fija pasó de su amado sagitariano a Shura, al cual miró desafiantemente.

-      Ese desgraciado trata de arrebatarme lo que yo más quiero… No es posible…

Y es que poco a poco, su mirada comenzó a transformarse hasta que se convirtió en una mirada llena de ira, odio, y algo psicópata. Acto seguido esbozó una leve sonrisilla mientras seguía cubriendo su cara.

-      No… No va a poder conmigo. Ese inútil no sabe dónde se ha metido. Acaba de meterse en la boca del lobo.

Y es que Aioros, siempre había sido amable con Saori y se había llevado muy bien con ella, ya que dada su timidez para relacionarse, siempre trataba de ayudarla. Pero nunca hubiera podido descubrir…que en el fondo era una yandere en potencia… 

Notas finales:

Bueno... No sé si os esperábais o no que Saori fuera una yandere, pero llevaba ya mucho tiempo deseando poder sacar esto a la luz X'). Para quien no lo sepa, el término yandere es un término japonés para referirse a una personalidad que es dulce por fuera pero que por dentro, por razones amorosas, es hostil, psicópata, agresiva y, en algunos casos, hasta puede llegar a asesinar personas con el fin de que no se interpongan en su vida amorosa.

Así que ya sabéis, Aioros y Shura no van a tener paz precisamente de ahora en adelante ;). Aún les quedan demasiados obstáculos por superar antes de consagrar su amor. 

Y eso es todo, espero que os haya gustado, y me encantaría saber vuestra opinión acerca de que Saori sea una yandere. Si os gusta la idea o no, porque a mí realmente se me hace bastante interesante, pero también me gustaría saber qué pensáis vosotros al respecto :). Bueno, y también hemos visto que Aioria por fin se ha relajado, y es que en el fondo, a pesar de que sea un gruñón, el pobre quiere mucho a su hermano y solo desea su bienestar. Se me ha hecho muy tierno escribir esa última escena entre los dos hermanos ^^.

¡Nos vemos en el próximo cap, muchos besos y abrazos a todos!

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).