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El Fénix del Rey por Orseth

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            Siendo las diez de la mañana, Draco tocó en la oficina de Harry, encontrándolo solo.

            -Hola.

            -Hola, adelante.

            -¿Muy ocupado?

            -Algo… -respondio acomodando unos documentos antes de prestarle toda su atención.

            -Y bueno ¿de qué querías hablarme?

            Harry se levantó y lo tomó de la mano conduciéndolo a la amplia sala, para sentarse en uno de los mullidos sofás blancos.

            -Scorpius ya va para los tres años y Malik para su primer año de vida.

            -¿Y?

            -Bueno, creo que ya es hora.

            -¿Hora de qué? –pregunto extrañado.

            -¿Cómo de qué, Draco? De tu coronación.

            Draco abrió la boca sorprendido, pues ese tema lo había echado al olvido por completo.

            -Severus y yo lo hablamos y ya revisamos el calendario.

            -¿Y por qué lo hablaste con él primero? –pregunto molesto.

            -Porque no te estoy preguntando, por eso –respondio sereno, sabiendo ya como era Draco y esperado esa reacción con anticipación.

            -Pero…

            -Draco, sé que te da miedo y de una vez te digo, que no tienes porqué.

            -Yo no tengo miedo –respondio muy digno.

            -Hogwarts necesita estabilidad.

            -Ya le di dos príncipes ¿Qué más jodidos quiere Hogwarts?

            -Bueno, estabilidad tiene, es cierto…  pero aun así necesita dos reyes, no uno solo.

            -Pero…

            -Respeté tu petición de esperar.

            -Pues sí, ya lo sé –respondio sabiendo que ya no había más caminos por donde eludir ese tema.

            -Así que ya enviamos las invitaciones y la coronación será dentro de cuatro meses.

            -¿Cuatro meses, tan pronto?

            -Sí, será oficial, serás coronado como rey regente.

            -Pero… -balbuceó viendo a Harry levantarse- Harry…

            -Ya puedes ir a ocuparte de los niños, eso era todo lo que necesitaba hablar contigo.

            Draco se quedó como tonto sentando en el sofá mientras Harry regresaba a sus ocupaciones, por lo que sintiéndose como ido,  termino por levantarse también y salir de la oficina.

 

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            -¡Minerva, seré coronado dentro de cuatro meses! –exclamó niño en brazo,  mientras sujetaba al otro de una manita.

            -¡Oh que bueno, felicidades! –respondio la sierva bordando junto a Kala.

            -¡Qué felicidades, ni qué mierdas! –Dijo dejando que Scorpius jugara con Kala- ¡Yo no quiero!

            -¿Y por qué, si es tu derecho?

            -¡Pues no quiero ese derecho!

            -Mas bien te da miedo.

            -Y dale con eso, Harry dice lo mismo.

            -¿Y si no es eso, entonces qué es? Si prácticamente tu vida será la misma.

            -Pues no sé, es que… -respondio dudoso mientras la sierva le daba un juguete al pequeño Malik.

            -Draco, eso es lo único que falta para que todo marche sobre ruedas en este reino, Pansy está embarazada, Luna está feliz  ocupándose de sí misma… y pues tú, querido, es hora de que enfrentes lo que te corresponde.

            Draco suspiro desalentado, pues esa no era la respuesta que esperaba.

            -Anda ¿no que eres un caballero del desierto que no le teme a nada?

            -Nah… de caballero ya no me queda nada –respondio viendo a Minerva seguir bordando.

            -No empieces, que no provocaras lastima, es tu deber y debes responder.

            Por toda respuesta Draco torció la boca y suspiro.

 

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            El tiempo pasó volando para Draco y en un abrir y cerrar de ojos los cuatro meses pasaron volando y un montón de gente se encontró llegando al palacio para asistir a la coronación del concubino del rey.

            -¡Por el profeta, me muero de nervios!

            -Tranquilo hijo, todo saldrá bien –dijo Narcisa viendo  a su hijo salir del baño sin siquiera haberse bañado- ya deberías estar bañado.

            -Los cuatro gobernadores de los cuatro distritos ya están aquí –dijo Lucius entrando a la habitación- y siguen llegando los líderes de las ciudades pequeñas.

            -Oh me muero… -declaro dejándose caer en la cama.

            -Draco no seas dramático, es todo un honor el que seas coronado –dijo Lucius.

            -Pues entonces que te coronen  a ti.

            -Aunque te pareces mucho a mí, dudo que el rey me acepte en tu lugar, además yo ya tengo esposa y una muy hermosa por cierto –añadió dándole un beso a Narcisa- así que mueve el culo y ve a bañarte.

            Refunfuñando quien sabe que cosas, Draco no tuvo más opción que levantarse y dirigirse nuevamente al baño.

            -Me voy Narcisa, el rey me ha pedido que le ayude a recibir a los invitados.

            -Adelante querido.

            Lucius salió encontrándose justo en la puerta y a punto de tocar a Minerva, por lo que la dejó pasar.

            -¿Y Draco? –preguntó viendo a Narcisa sola.

            -En el baño.

            -¿Aun no termina de bañarse? –exclamó sorprendida.

            -De hecho ni había empezado.

            -Por el profeta Merlín, ese chico no cambia –respondio acomodando parte de la lujosa vestimenta en la cama.

            Rato después el rubio salió exigiendo a las dos mujeres que lo dejaran solo para vestirse, más que nada por su madre, pues ser observado por Minerva ya no le causaba ningún conflicto; rato después las dos mujeres regresaron a la habitación viéndolo ya vestido.

            -¡Por Merlín Draco, tienes la casaca al revés! –exclamó Minerva.

            -Mierda, es verdad… -respondio quitándosela y volviéndosela a poner.

            Ambas  mujeres lo ayudaron  a terminar de vestirse, por lo que al final, ambas lo examinaron de arriba abajo mirándose satisfechas entre sí.

            -¿Y bien, como me veo? –preguntó con los brazos extendidos.

            -Cómo todo un rey –respondio Minerva.

 

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            Harry se había arreglado en otra habitación para dejar a Draco más cómodo y sobre todo, para evitar sus histerismos; después había salido con Lucius y sus ministros a recibir  a sus invitados, mostrando un rostro sonriente y amable todo el tiempo, sin embargo  él también estaba nervioso, sin saber que haría Draco y sobre todo por ser un día largamente esperado.

            Luna y Pansy y Blaise con sus respectivas familias estaban en sus lugares designados, junto  a Crabbe y Goyle en un lugar especial, ellos dos por ser amigos de Draco  a pesar de ser soldados; a los dos pequeños hijos del rey los cuidaban dos siervas, por lo que no había ningún problema con ellos.

            Pronto todo estuvo en su lugar y solo quedaba esperar la hora indicada.

 

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            Antes de salir de su habitación, Draco se miró las manos, pintadas el día anterior con henna, con hermosos y elaborados dibujos, así mismo las marcas de su cara habían sido remarcadas con esa tinta a pesar de sus protestas, pero ese contraste con su piel blanca le daban un aspecto exótico y hermoso aunque esa belleza solo pudiera admirarla su marido por tener que llevar el velo.

            -Es hora –dijo Severus tocando la puerta.

            Draco inhaló y exhalo intentando calmarse, Harry confiaba en él y por ello se esforzaría en dar su mejor esfuerzo, así que se colocó el velo y salió de ahí acompañado de su madre y Minerva.

 

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            Todo estuvo listo y Harry esperaba pacientemente a un lado del sacerdote que coronaría a Draco, no había visto su ropa y no lo había visto en todo el día, por eso cuando lo vio aparecer, literalmente contuvo la respiración.

            Draco vestía una casaca roja, con bordados en oro y diamantes en el cuello, puños y  frente de la casaca; incluso su velo tenía joyas incrustadas dejando ver solamente sus ojos grises delineados  con khol.

            Sus pantalones, sus zapatos, todo calzaba perfecto en él, haciendo que Harry sonriera satisfecho de que su concubino mostrara su belleza masculina ante todo el mundo a pesar de tener el rostro cubierto.

            Draco tampoco lo había visto desde el día anterior y gracias al velo nadie se dio cuenta del gran impacto que la estampa del rey le había provocado.

            Harry también vestía ricamente, con su ropa bordada en  joyas, con sus enormes y brillantes ojos verdes delineados también con khol y con una corona en su cabeza.

            Cuando llego a él, el rey le tendió la mano y su concubino la tomó y finalmente inicio la ceremonia de coronación.

            Nuevamente el sacerdote leyó todos esos fragmentos que leyeron cuando fue su primera unión con el ahora rey, con todas esas líneas del libro sagrado en donde reiteraban la posición sumisa que debía tener como doncel, frases que le hacían rodar los ojos y mirar discretamente a Harry, que a diferencia de la primera no estaba molesto, sino mas bien divertido al ver a su doncel hacerle bizcos al escuchar que “Los donceles correctos son devotamente obedientes y sumisos ante su marido”;  el doncel le oprimió suavemente la mano sin una pizca de enojo, esta  vez estaba enamorado de su marido y su marido lo estaba de él, tanto así que ahora dejaba de ser un simple concubino y ocuparía el lugar que le correspondía.

            Después el sacerdote le colocó una corona sobre la  cabeza recitando  unas palabras que realmente no escuchó, pues estaba entre nervioso, emocionado y un tanto aturdido, solo reacciono cuando escuchó el aplauso de la gente que ovacionaba a sus reyes.

            -¿Lo ves, mi fénix? –Dijo Harry en voz baja mientras permanecían de frente a la gente- la gente necesitaba un rey a mi lado.

            -No hables, que estoy a punto del desmayo.

            Harry sonrió y le apretó la mano en apoyo.

 

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            La celebración dio inicio y el banquete comenzó, tanto adentro con los invitados como afuera, pues comida y bebida fue repartida a la gente del pueblo para que celebrara junto a sus reyes.

            Fue un día de locura y el agotamiento hizo que los reyes finalmente se despidieran al anochecer de sus invitados y se retiraran a sus habitaciones, en las cuales no estaban los dos niños pues en consideración a Draco, habían sido llevados al área de concubinas, junto con sus hermanas para dejar a los reyes descansar.

            -Estoy muerto… de verdad que estoy muerto –dijo Draco desplomándose en la cama.

            -Yo también, no puedo más… -añadió Harry tumbándose junto  a él.

            Después de un rato descansando con los ojos cerrados, Harry se levanto diciendo:

            -Vamos a cambiarnos de una vez, así podremos descansar bien.

            -Sí, tienes razón –convino Draco levantándose en contra de su voluntad.

            Pronto se encontraron en pijama y acostados, listos para descansar de un largo y agotador día.

            -Ven aquí, te necesito a mi lado –dijo Harry apagando la luz y abriendo los brazos.

            Draco sonrió y se acurrucó en ellos, sintiendo que todo estaba bien ahora, que estaba en el lugar correcto y eso era entre los brazos del hombre que amaba.

            -Te haría el amor con locura, pero me quedaría dormido encima de ti.

            -Y te aseguro que yo ni me daría cuenta, ya estaría dormido para ese momento –respondio el rubio riendo.

            -Te amo… -dijo Harry besándole la frente y luego los labios- te amo tanto…

            -Y yo a ti… oh Harry, se solo para mí… -respondio recargando su mejilla en el hombro de Harry.

            -Así será mi pajarillo, este nido será solo para ti, lo juro por mi honor –dijo acariciando con su dedo pulgar las marcas del rostro del doncel.

            En medio de la semi oscuridad, Draco sonrió y se acomodó de nuevo entre los brazos del rey.

            -Te amo… -susurró antes de quedarse dormido.

            -Y yo a ti…

 

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            -¿Qué estarán haciendo? –dijo Pansy, en la que alguna vez fue su casa, aprovechando su estancia ahí para convivir con Luna, Minerva y los niños como lo hizo alguna vez.

            -Cositas sucias –respondio Luna comenzando a reír.

            -Niñas ¿Qué palabras son esas? –Dijo Minerva conteniendo la risa- menos mal que los niños ya están dormidos.

            -Se veían radiantes –dijo Pansy- les deseo felicidad.

            -Ya lo eran, pero les deseamos mas –añadió Luna.

            -¿Viste como te miraba el amigo de Blaise? –dijo Pansy a Luna.

            -¿Quién?

            -Neville Longbottom, no paraba de mirarte.

            -Y no lo culpo, soy bella –respondio la chica sonriendo- pero ahora no tengo tiempo de eso, mi padre abrió una pequeña escuela en nuestra villa y doy clases a las niñas.

            -¿De verdad? –preguntaron ambas mujeres emocionadas.

            -Sí y eso me hace muy, pero muy feliz, ellas me respetan y poco a poco voy ganándome el respeto de sus madres también, por ahora no necesito a un hombre a mi lado, me siento plena y con mi hija a mi lado siento que no me falta nada.

            -Oh Luna, me hace tan feliz verte con ese brillo en los ojos que antes no tenías, te quiero tanto hermana –dijo Pansy tomándole una mano.

            -Y yo a ti Pansy, y tendrás un nuevo hijo al lado de un hombre que te ama.

            -Sí y yo a él, la verdad nunca pensé enamorarme así.

            -¿Y bien? –exclamó Luna sonriendo picara- ¿ahora si ya sabes lo que es un orgasmo?

            Pansy rió sonrojada mientras Minerva y Luna la miraban riendo.

            -¡Por el profeta, que cosas dices!

            -No has respondido querida.

            Pansy miró a las mujeres alternativamente antes de responder:

            -Sí.

            Y nuevamente las risas se dejaron escuchar.

            -Tienes que contarme todo –dijo la rubia emocionada.

            -¡No te lo contaré todo!

            -Antes lo hacíamos –respondio tomando un dátil y echándoselo a la boca- hablábamos hasta del tamaño del miembro de nuestro esposo.

            -Exacto, teníamos al mismo esposo, ahora no… pero el de Blaise es perfecto –añadió estallando en carcajadas.

            Sonriendo y dejando a las chicas hablar, Minerva salió de la casa y camino hasta la palmera en donde solían reunirse antes a el tomar el fresco.

            Pensaba en todo lo que había sucedido desde que el doncel fue descubierto y llevado ante el rey James y dado al príncipe Harry.

            -¿Qué pasa Minerva? –preguntó Pansy llegando acompañada de Luna.

            -Tomo el fresco de la noche… es una noche hermosa.

            -Sí, lo es.

            -Esta todo tan tranquilo –añadió Luna mirando la brillante luna en todo su esplendor- se siente paz ¿lo notan?

            -Sí –respondio Pansy.

            -¿Y cómo no habría de haberla? –dijo Minerva- finalmente esta aquí y va a quedarse para siempre.

            -¿Quién? –preguntaron las chicas.    

            -¿Cómo quien, mis niñas? –respondio mirando sonriente a la luna- Pues el fénix del rey.

 

 

FIN

 

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Notas finales:

Y CON ESTO CERRAMOS EL TELÓN DE ESTA HISTORIA, EN LA CUAL AGRADEZCO INFINITAMENTE QUE ME HAYAN ACOMPAÑADO, MUCHAS GRACIAS POR HABERME REGALADO SUS COMENTARIOS, LEÍ TODOS Y CADA UNO DE ELLOS, ESPERO ESTAR POR AQUI PRONTO Y CONTAR DE NUEVA CUENTA CON SU AMABLE ATENCION, BESOS Y HASTA PRONTO.


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