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El Fénix del Rey por Orseth

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            -Es porque es un doncel –pensó mirándolo entrar a la habitación- se puede coger a un doncel y está bien… el libro sagrado…Dios y Merlín dicen que está bien…

            Draco entro y se cruzó de brazos mirándolo altivo, con toda la dignidad que el ojo morado que tenia podía darle y Harry lo miró con una ceja alzada… con el ojo que estaba bajo esa ceja, morado también.

            -Ven –dijo Harry descruzando los brazos.

            -¿Para qué?

            -Solo ven –respondio alzando la cara al techo y suspirando.

            -Aquí estoy bien.

            Negando con la cabeza, Harry comenzó a desabotonar su camisa y a quitarse las babuchas con los mismos pies, luego se quitó el pantalón mientras Draco sentía las palmas de sus manos empaparse en sudor.

            -Ya coloqué el paño en la cama –dijo Harry sentándose en la cama mientras se quitaba el pantalón.

            Al oír eso, Draco dio un paso hacia tras que paso inadvertido para Harry; no recordaba el dichoso y ridículo paño.

            -Bien –dijo el moreno cuando termino y se levantó para mirarlo mientras quitaba la sabana dejando al descubierto un paño de lino de un metro por un metro de color blanco, con encaje en la orilla.

            Draco lo miró y se quedó congelado mientras Harry lo miraba.

            -Quítate la bata –dijo percibiendo el nerviosismo en el rubio.

            Los brazos de Draco no se movieron mientras sus ojos seguían fijos en la cama.

            -¿Quieres que te ayude?

            -No –respondio de inmediato.

            Harry permanecía en calzoncillos, ropa interior que no le quedaba nada mal pues era como un pequeño short ajustado de color negro, pero el rubio no estaba para admirar nada de eso.

            -Bien –dijo recargando su trasero en el buró y cruzándose de brazos nuevamente mirando al suelo en una clara actitud de espera.

            Draco lo vio y supo que no podía quedarse así, así que descruzó los brazos y comenzó a desatar su bata y cundo lo hubo hecho, se dio la vuelta y tragando en seco la dejó caer al suelo.

            Harry lo miró y por fin pudo ver totalmente desnudo el cuerpo del doncel; el cuerpo del ex caballero del desierto tenía cicatrices, recuerdos de batallas en donde no salió indemne, pero fuera de eso lo demás era perfecto… recorrió sus hombros, su espalda y más abajo sus caderas, sus nalgas redondas y hermosamente carnosas… luego esas largas piernas… y sonrió satisfecho de que su concubino fuera grato a sus ojos… hermoso y virgen, él iba a ser el primero en yacer en su lecho y en entrar en su cuerpo.

            -Date vuelta.

            Suspirando evidentemente, Draco se dio vuelta mirando a otro lado, menos al frente mientras sus brazos se volvían a cruzar sobre su pecho; Harry entonces pudo ver su sexo… su rubio vello rizado era un poco más oscuro que su cabello y su pene flácido, evidentemente desanimado era de un hermoso color claro, al igual que sus testículos.

            -Tranquilo, acuéstate en la cama.

            Haciendo como que nadie hablaba, Draco se sentó en la cama y luego se recostó en la orilla, con la  espalda recargada en la cabecera.

            -Aquí… -dijo Harry- colócate en el centro, sobre el paño.

            Torciendo la boca, Draco obedeció centrándose en la cama y esta vez, totalmente acostado; pero doblo las rodillas mientras volvía a cruzar los brazos y a mirar al lado contrario de Harry.

            El príncipe lo observó y lo encontró realmente atractivo… con esa piel pálida a pesar de vivir en el desierto por años, con esos hombros de línea esbelta a pesar de usar la espada todos los días; y sintió que la excitación comenzaba a despertar su pene.

            Así que se sentó en la cama y puso una  mano en el hombro de Draco, quien respingo ante el contacto y sin siquiera voltear, gruñó:

            -Nada de besos… soy capaz de arrancarte la lengua.

            No pudo evitar sonreír por lo huraño que era a pesar de que ya estaba desnudo y acostado en la cama; así que su mano bajó hasta tocarle una tetilla, pero Draco deshizo el toque agitando su hombro.

            Dándose cuenta de que no llegaría a nada con él, decidió que lo mejor sería consumar la unión y terminar rápido, así que se levantó y se bajó los calzoncillos botándolos con una pierna, tomó su propio pene y comenzó a friccionarlo sorprendiéndose de que ya había humedad en la punta y solo tomó unos segundos en ponerlo erecto por completo; entonces se subió a la cama poniéndose en los pies de Draco, quien se sobresaltó al sentir el peso en el colchón.

            -Separa las piernas.

            -¿Y para qué? –preguntó molesto mirándolo.

            -¿Para penetrarte?

            Odiándolo por el evidente sarcasmo, Draco separó las rodillas, pero al hacerlo alcanzó a ver el pene erecto de Harry y simplemente quedó paralizado.

            Harry se colocó entre sus piernas mientras Draco se enderezó recargándose en un codo.

            -Espera…

            -¿Y ahora qué? –exclamó algo impaciente.

            -No vas a meterme esa cosa –respondio un tanto exaltado.

            -¿Qué?

            -¡Esta enorme, no la quiero!

            -Pues discúlpame, pero no le puedo cambiar el tamaño.

            -¡Pero… está muy grande!

            Harry vio que Draco estaba a punto de negarse de nuevo, por lo que comenzó a molestarse.

            -Escucha, no voy a permitir que sigas con este juego, suficiente paciencia te he tenido ya.

            -¡Pero…!

            -Sí quieres la deshonra para tu familia, solo dilo  y listo –interrumpió sabiendo de antemano que de un modo u otro, consumaría esa noche.

            Draco se quedó callado recordando el porqué estaba accediendo a todo aquello, así que solo tragó en secó y volvió a acostarse; por lo que Harry se acomodó mas entre sus muslos, viendo en todo su esplendor la intimidad del chico, quien opto por cubrirse la cara con ambas manos.

            Se inclinó recargando su peso en el pecho de Draco, quien hizo movimientos de rechazo cuando Harry intentó besar su cuello, por lo que exasperado y excitado a partes iguales, el moreno se enderezó.

            Draco en cambio estaba a punto del colapso nervioso, pues sentir a alguien entre sus muslos abiertos y sentir el caliente pene de otro hombre recargase en su ingle hizo que deseara salir corriendo.

            Harry en tanto decidió terminar aquello de una vez, por lo que tomó su pene y lo apunto en medio de las nalgas del chico, tanteando con su mismo miembro la pequeña entrada, y guiándolo con una mano y recargándose hacia adelante con la otra, comenzó a empujar.

            -¡Ah!... –jadeó Draco al sentir la cabeza del pene intentando abrirse camino.

            Harry sintió la resistencia en la punta de su pene, incrementando más su deseo.

            -¡Oh!... –gimio abriendo los ojos al sentir una punzada en su culo.

            -Sí… -musitó sintiendo que la cabeza había entrado.

            -¡Joder!... –mascullo levantando la cabeza- ¡espera…!

            Pero Harry ya no hizo caso,  esa estreches era embriagadora y no la iba a dejar por nada del mundo.     

            -¡Me duele, estúpido!

            Harry se inclinó metiéndose más, introduciendo un poco menos de la mitad de su pene.

            -¡Ay!... –gimio Draco apretando los ojos y estrujando las sabanas- No… -dijo por fin cuando sintió a Harry seguir metiéndose- no, ya no quiero…

            Pero era en vano, pues Harry hundió su pene de una sola vez arrancándole un jadeo y un pataleo por parte del rubio.

            -¡Ah!...

            El dolor era muy fuerte, por lo que comenzó a golpear a Harry en el pecho para sacárselo de encima.

            -¡Quítate!... ¡duele...! ¡Quítate!...

            Harry le tomó las muñecas y las sujetó fuertemente contra el colchón mientras permanecía dentro sintiendo que si me movía tan solo un poco iba a correrse.

            -¡Hijo de puta, sácamelo!... –gritó Draco retorciendo las muñecas inútilmente bajo las manazas de Harry.

            -Tranquilo… -musitó aspirando y exhalando aire pues la sensación en su pene, aunado al saber que él como su marido, estaba desvirgándolo hacía que quisiera correrse ya.

            -¡No, no!... –pataleó intentando cerrar las piernas por reflejo- ¡me duele, imbécil!

            El príncipe decidió entonces reclamar su derecho y sacó su pene para alivio de Draco, alivio que duró un segundo pues entró de nuevo, esta vez con más fuerza y rapidez comenzando a embestirlo con vigor, estaba tan excitado y tan erecto que no necesito guiar su pene con la mano, simplemente dejaba la punta dentro del recto para volver a penetrarlo sin que se fuera de lado; bastaron unas cuatro o cinco penetraciones para que el doncel sintiera un terrible dolor que lo hizo gritar y comenzar a retorcerse bajo Harry y casi al instante el moreno sintió una tibia humedad en su pene y en sus muslos sirviendo eso de lubricación, por lo que sin detenerse y sin soltarlo siguió montándolo fuertemente.      

            -¡No, no…! ¡Me duele...! –gritaba Draco retorciéndose bajo Harry, sintiendo como si algo hubiese sido desgarrado en su interior provocándole un dolor que nunca, ni siquiera en sus batallas, había sentido- ¡Bastardo, sácamelo!...    

            Con la frente perlada de sudor, Harry seguía ondulando su cadera hacia afuera y hacia adentro sin soltarle las manos, y de nada sirvieron los pataleos ni los gritos para que dejara de penetrarlo sin detenerse.

            -¡Hijo puta… hijo de puta! –gritó sintiendo que sus ojos comenzaban a llenarse de lagrimas.

            Y entonces dejo de gritar, siendo sus gritos sustituidos por  el llanto, pero era un llanto convulso, un llanto que no podía detener, un llanto que le salía de lo más profundo del alma mientras su marido reclamaba su derecho y consumaba su noche de bodas.

            Ese culo primerizo apretaba su pene de tal manera que no deseaba detenerse, deseaba seguir y seguir por lo que apretó las nalgas para penetrarlo con más fuerza haciéndolo jadear de satisfacción.

            En su última penetración, Harry se enterró lo mas que pudo y eyaculó dentro de su concubino con un fuerte jadeo para después seguir dando erráticas penetraciones muy leves y finalmente desplomarse sobre el rubio que seguía llorando.

            -¡Qui-quita-te!... –balbuceó removiéndose- ¡Sá-sácamelo ya!

            Harry se hizo a un lado respirando entrecortadamente, por lo que Draco aprovechó para moverse de ahí y hacerse un ovillo; Harry cerró los ojos sintiéndose satisfecho durmiéndose casi de inmediato.

 

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                        Al día siguiente, cuando despertó, se encontraba solo en la cama, por lo que se desperezó y automáticamente buscó el paño de lino, que estaba todo arrugado en medio de las sabanas; cuando lo extendió, frente a sí estaba una gran mancha carmesí; suspiró aliviado, pues podría mostrar al reino que su honor seguía intacto, pero luego reparó en que ni su esposa ni ninguna de sus concubinas había sangrado tanto, eso lo hizo recordar que tampoco habían gritado tanto al perder su virginidad, de hecho se habían quejado pero nada más.

            Alzándose de hombros se metió a bañar para después salir y vestirse con ropa de él que también había en el armario; pensando que Draco seguramente ya estaba listo, salió de la habitación con el paño doblado en la mano.

            Hizo una mueca de disgusto al ver todo el desastre de la noche anterior, pero eso era lo de menos, sus ojos verdes buscaron a Draco encontrándolo dormido en el sofá envuelto en un sabana; contrariado viendo que al parecer no estaba listo, se acercó para despertarlo.

            -Hey, despierta… -dijo tocándole un hombro.

            -mmm…

            -Ya son las nueve de la mañana.

            Draco abrió los ojos y vio con pesar que Harry estaba ahí.

            -¿Y?

            -¿Cómo “y”?... hay que salir a ver a mis padres y a los invitados a mostrar el paño y después a desayunar con todos.

            -Pues yo no iré –respondio cerrando de nuevo los ojos.

            -Debes ir, levántate ya, te esperare –dijo impaciente cruzándose de brazos.

            -¡Ya te dije que no voy a ir! –exclamó enderezándose molesto, pero haciendo muecas al sentarse.

            -Tienes que ir, es tu obligación –respondio molesto.

            -Me importa una mierda tu dichoso desayuno, lo mismo que el paño que debes mostrar, por mi pueden sonarse la nariz con él.

            -¡No voy a tolerar más tu comportamiento tan impertinente! –dijo tomándolo fuerte de un brazo.

            -¡Pues me llevarás arrastrando, imbécil! –exclamó soltándose.

            Viendo que solo provocaría una pelea igual a la de anoche, Harry decidió tragarse el coraje y salir de ahí con un fuerte portazo.

            -Estúpido… -mascullo Draco volviendo a acostarse en el sillón.

            Cuando Harry salió de los aposentos, Minerva estaba en el centro del jardín, esperando que el rey y el concubino salieran para limpiar la recamara.

            -Limpia todo –dijo al verla- y atiéndelo.

            -Sí majestad –respondió inclinándose y haciendo como que no pasaba nada.

            Harry iba enfurecido mientras caminaba por el pasillo, apretando los dientes y pensando mil maldiciones para el rubio; pero cuando llegó a la entrada del área de las concubinas, se detuvo preocupado… no solo era mostrar el paño, sabía que causaría comentarios al presentarse solo y sobre todo con el ojo morado; pero no había opción, así que aspiro profundo y salió de ahí con paso firme.

            Cuando llego al salón principal, el comedor ya estaba listo con distintos manjares y sus padres e invitados alrededor conversando, cuando lo vieron llegar comenzaron a aplaudir, solo que los aplausos se fueron apagando al ver que llegaba solo y con el rostro golpeado; sus padres, sobre todo James lo miró fijamente con preguntas evidentes en su cara.

            Harry lo vio y supo que esa cara no significaba nada bueno, pero decidió pasar por alto eso, ya lo explicaría, ahora lo importante era mostrar su honor intacto, así que sonriendo como si nada, entró mientras desdoblaba el paño y lo mostraba a la concurrencia.

            Todos aplaudieron felices mientras Narcisa abrazaba a Lucius con gran alivio y los reyes se miraban sonriendo entre sí.

            -Vamos a desayunar, esto debe celebrarse con alegría –dijo James feliz.

 

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            Cuando Minerva entró a los aposentos, casi se va de espaldas al ver aquel desastre, entró pisando vidrios y cerámica rota, flores esparcidas en el suelo y a un bulto en el sofá.

            -¿Draco?

            -¿mmm?

            -¿Porqué no saliste con el señor a desayunar con los invitados?

            -¿Ya no soy señor Malfoy? –preguntó asomando la despeinada cabeza.

            -No, ya no… -respondio dejando la cesta con sabanas limpias en otro sofá viendo impresionada el rostro golpeado- ahora eres el concubino del príncipe, por lo tanto ahora estás bajo mi cuidado, lo mismo que la princesa y las concubinas, serás como un hijo para mí así como lo son ellas.

            Draco suspiró mientras cerraba los ojos.

            -Estás golpeado… -exclamó consternada- ¿Qué hiciste que ameritara que el señor te castigara en su noche de bodas?

            -¿Acaso no lo viste a él?

            -Sí, lo vi… por Dios Draco ¿tú te atreviste a golpear a tu señor?

            -¿Mi señor? –repitió frunciendo el ceño.

            -Esto es inaudito –dijo mirando a su alrededor- que desastre.

            -Mmm… -se quejó sentándose en el sofá.

            -Por Dios, hijo, te ves…

            -¿Hecho una mierda?... –completo viéndola quedarse callada- anda dilo, me veo hecho una mierda.

            -Pues sí, te ves algo… dime ¿acaso el señor fue muy vigoroso contigo anoche?

            -¡Eso no es de tu incumbencia! –respondio avergonzado.

            Minerva no dijo nada, pero cuando Draco se levantó, lo hizo haciendo muecas y una mano sujetándose la cadera.

            -Aséate mientras limpio tu habitación, así cuando salgas podrás descansar mientras yo limpio todo esto.

            Asintiendo en silencio, Draco caminó encorvado hacia la habitación seguido por Minerva; se tardo un buen rato bañándose, luego salió y encontró todo limpio con ropa de cama diferente.

            -¿Qué es eso? –preguntó viendo un recipiente al centro de la habitación.

            -Lo traje para ti, creo que te hará muy bien.

            -¿Pero qué es?

            -Es un baño de asiento con hierbas medicinales.

            -¿Qué? –exclamó boquiabierto.

            -Anda, siéntate mientras saco una toalla para cubrirte.

            Draco quedó sin habla mientras Minerva abría una cómoda y sacaba una toalla.

            -¿Qué sucede? No me digas que estás avergonzado.

            -¿Tú no te avergonzarías si ves a un hombre extraño desnudo frente a ti?

            -No, eres un doncel –respondio alzando los hombros.

            -¡Pero soy un hombre! –Exclamó exasperado- ¡Mira, tengo pene como ellos! –Dijo abriéndose la bata frente a ella- tengo testículos y también son dos como los de ellos.

            Minerva se quedó mirando fijo el pene de Draco y no pudo evitar sonreír.

            -¿De qué te ríes? –pregunto sin cerrar su bata.

            -Ahora eres como un hijo, no me avergüenza ver la desnudez de un hijo… anda, siéntate en el baño que se enfría, me extraña que seas tú quien se avergüence de su desnudes.

            -No me avergüenza… bueno, no exactamente… he estado desnudo miles de veces con mis compañeros pero nunca con una mujer.

            -Pues yo soy como tu madre adoptiva, así que no hay nada de qué avergonzarse; las concubinas platican de todo conmigo –continuo colocando las toallas en la cama- y por eso sé que el príncipe está  muy bien dotado, por eso no me extraña que hoy sientas estos malestares habiendo sido tu primera vez, por eso te traje este baño de asiento, quiero que te sientas mejor.

            Viendo que de hecho, la sierva tenía razón, Draco alzó los hombros y se sentó en el baño para después ser cubierto por una toalla en la cintura.

            -En lo que estás aquí, voy por las chicas para que me ayuden a limpiar.

            -De acuerdo.

 

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            Cuando las felicitaciones terminaron, Harry y sus padres fueron al estudio.

            -Todo genial, me hizo feliz que mostraras el paño mostrando la virginidad de tu concubino –dijo James ya a solas- ¿pero quieres explicarme qué demonios son esos golpes? ¿Acaso te liaste a golpes con él y le dejaste ponerte la mano encima? ¿Por qué no acudió al desayuno contigo?

            Por toda respuesta Harry exhalo un suspiro sabiendo todo el rollo mareador que su padre le soltaría.

            -Entiendo que haya sido un soldado, pero tu deber es educarlo y hacerle saber cuál es su lugar.

            -Lo sé.

            -Pues pareciera que no… ¿seguro que la sangre del paño es de él y no tuya?

            -Esposo mío, no presiones tanto a Harry, recuerda que son las celebraciones de su unión, dale un respiro –dijo Lily tomándole un brazo.

            -Sí, tienes razón… bien, de todos modos el profeta Merlín nos ha bendecido otorgándonos al doncel, todo es cuestión de tiempo ahora.

 

 

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Notas finales:

Es todo x hoy, espero qu eles haya gustado, besos!!!


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