En el templo de acuario Shiryu terminaba de contar todo lo sucedido a su amigo quien no había dicho una sola palabra durante el relato.
_Ya no le importó_ Concluyo finalizando su explicación _No creo que me quiera en su templo_ Expreso con voz dolida y ojos brillantes.
_No creo que ese sea el problema. Parece que le preocupa que lo ignores.
_Pero me dijo que ya no soy su alumno.
_En realidad ya no somos alumnos. No hay más guerras para las que prepararnos y no tienen nada más para enseñarnos.
_ ¿Cómo puedes decir eso? ¿No estás viviendo en el templo de tu maestro?
_Estoy viviendo en el templo del que es como un padre para mí. No importa que Camus ya no sea mi maestro sigue siendo familia.
El dragón quedo en silencio y el cisne opto por imitarlo. Shiryu siempre había sido el más maduro de sus amigos pero también uno de los más aferrados a sus costumbres. Sabía lo duro que había sido para él, pero no podía seguir así.
_Tal vez solo quiere aprovechar esta época pacífica.
_ ¿Qué?
_Estuvo años cumpliendo una misión, se dejó envejecer e incluso tuvo que vivir la muerte del único amigo que le quedaba sin poder moverse de su lugar.
El otro se sintió estúpido al oír a su compañero. Se había centrado tanto encontrar algo familiar que no se detuvo a pensar las necesidades de los otros.
_ ¿Porque no tratas de hablar con él? Volver a conocerlo después de todo lo que ha pasado, seguro que sigue siendo el mismo en lo que importa.
_Te volviste muy bueno con las emociones.
_Ya no tengo que preocuparme por eso.
El acuariano había sido favorecido por el nuevo estilo de vida, ahora resultaba mucho más abierto y comprensivo. Esto hizo pensar al de libra que tal vez no todos los cambios eran malos.
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Dentro del templo del libra una conversación similar se llevaba a cabo.
_ ¿Fui demasiado directo?
_ Si lo fuiste.
_ Gracias, eres un verdadero amigo_ Respondió con sarcasmo
_No seas tan duro con el chico. Nosotros que tuvimos que vivir entre guerras y soledad durante siglos vemos todo esto de forma diferente a los jóvenes.
_ No sé qué hacer_ Admitió con preocupación.
_ ¿Porque no los invitas al pueblo? Un cambió de ambiente podría ayudar.
_ Es verdad, ese chico casi no sale. No puede ser sano para alguien tan joven. Gracias Shion.
_ No te preocupes. Esto es solo una etapa de adaptación. Todo saldrá bien_ Respondió dándole una sonrisa, Dohko se la devolvió mientras deseaba internamente que el otro tuviera razón.
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Rodorio era un pueblo tranquilo de gente con costumbres arraigadas. Por eso era raro que se fuera a los bares entre semana. Gracias a esto los santos se encontraban prácticamente a solas.
Shiryu no era de beber, parecía más concentrado en ver el lugar y hacer comentarios ocasionales. En cambio el dorado bebía, bromeaba y opinaba sobre cada tema que trataban.
El dragón debía admitir que la nueva personalidad despreocupada y bromista de su acompañante era divertida llegando a sacarle varias risas.
Igualmente el antiguo maestro estaba feliz de poder hablar con el otro y conocerlo desde otro lugar. Nunca pensó que su ex alumno pudiera ser tan tímido o inocente en algunos temas. Le causaba gracia ver como su compañero se sorprendía cuando mencionaba todas las parejas que habían entre los dorados. O el intento fallido de relación que tuvo con su viejo amigo.
_ ¿Por qué te parece tan raro? Shion y yo somos amigos desde hace siglos y confiamos el uno en el otro como nadie.
_ Supongo que tiene sentido. Es solo que no me imagino teniendo ese tipo de relación con mis amigos, mucho menos con los más cercanos.
El dorado río sonoramente.
_ Con esas ideas debes tener muchos amigos con el corazón roto.
_ No lo creo _ Respondió con sus mejillas sonrojadas, cohibido por el comentario.
_ ¿Nunca se te declararon? _ Pregunto sorprendido.
_ ¿A mí? _
No necesito más respuesta que esa. El chico era más inocente de lo esperado, siempre se imaginó que con su aspecto y personalidad tendría varios admiradores. Su curiosidad estaba ganando terreno, quería saber más de ese chico que creía conocer pero hasta ahora se daba cuenta que solo suponía cosas.
_ ¿Alguna vez besaste a alguien?
_ ¿Por qué me estás haciendo esas preguntas? _ Reacciono incomodo, moviéndose en su asiento.
_Tus compañeros están ciegos _ Expreso sinceramente.
_ Se está haciendo tarde. ¿Nos vamos? _ Propuso, desviando la mirada.
_ Está bien.
El camino al santuario fue silencioso. Uno callaba por sentirse incómodo y el otro por estar perdido en sus pensamientos.
La aparente calma se rompió cuando el joven sintió como lo abrazaban por la espalda. Se quedó quieto sintiendo esos brazos firmes que lo sujetaban suavemente, quizás el otro solo había bebido de más.
_ ¿Qué pasa?
_ Yo puedo darte tu primer beso.
_ Bebiste demasiado…
_ ¿Crees que necesito estar ebrio para querer besarte? _ Susurro suavemente.
Un escalofrió recorrió el cuerpo del dragón gracias al aliento cálido en su oído. Mientras balbuceaba de forma incoherente y más rojo que un tomate.
El mayor finalmente se alejó con una carcajada burlona.
_ No veo lo gracioso.
_ Lo siento. Estabas tan serio desde que salimos del bar.
_ Es verdad _ Admitió con una sonrisa tranquila entre los labios. Se sintió un poco tonto por su conducta, quizás sus amigos tenían razón y debería relajarse más.
El camino siguió silencioso pero más relajado. Caminaban lentamente, Shiryu observaba el paisaje y las estrellas que esa noche estaban en todo su esplendor, sin percatarse como él mismo era observado.
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