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Shift por shipa-chan

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Mi corazón no dejaba de palpitar en mi pecho, con mi respiración acelerada, mis brazos y piernas no dejaban de moverse, tenía que predecir sus ataques, si me distraía por un segundo no saldría con vida de aquella pelea, levante la mirada cuando note que mi oponente erró uno de sus ataques, fue solo una fracción de segundos pero para mí fue en cámara lenta, no cabía duda aquellos ojos, tan sedientos de sangre carentes de vida solo ira y odio en su interior, intentar razonar con él era una causa perdida ya no había rastro de aquel orgulloso pelirrojo.

-Arghhh-

Maldición me distraje y ahora mi espalda contra la fría y dura tierra paga las consecuencias, antes de que me golpeé contra el suelo, lo esquivo y le regreso el puñetazo en la espalda, mis garras le han herido uno de sus costados, la herida fue lo suficientemente profunda para dificultarle su postura sin embargo su mirada no cambia, es como si ya no sintiera nada.

Bajo esta luna llena Scott kirkland perdió lo último que quedaba de su humanidad.

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Las antes transitadas calles de Riverblood se encontraban abandonadas, ni siquiera los gatos se escuchaban, ocultos tras las ruinas de sus hogares, aquellos pueblerinos se mantenían alerta con sus rifles y artilugios otorgados por aquellos misteriosos hombres de negro.

Hoy era noche de luna llena y dado los últimos eventos sucedidos, la razón y lógica fueron cambiadas por los misticismos y creencias del pasado.

Cuando el galope y crujir de una carreta se escuchó a lo lejos, más de uno se preparó para disparar desde el marco de lo que fue una ventana o puerta, sin embargo  al reconocer al nieto del profesor Beilschmidt dejaron escapar un suspiro, a pesar de esto no bajaron la guardia, no debían confiar en nadie, "El lobo se viste de cordero" ciegos antes las palabras de aquellos encapuchados hombres perdieron fe en quienes por años creyeron conocer.

-¿Qué esta pasando? ¿Dónde están todos?- la adolorida voz de un rubio golpeado intentaba encontrar rastros de vida a su alrededor.

-Deben de estar escondidos en sus casas, la orden debe de haber usado su mejor arma-

-¿Arma?

-El miedo Arthur-

Frente a ellos a unos cuantos metros estaba lo que quedaba de la casa del Juez Vargas, con cuidado Ludwing ayudo a bajar a la ya un poco más calmada señora kirkland y al golpeado Arthur.  Toco tres veces la puerta y después de un largo rato esta se abrió dejando ver a un cansado y vendado Antonio. Este solo les sonrió amablemente y les dejo pasar.

Mientras recorrían lo que quedaba del pasillo principal, el ojiverde no pudo evitar notar una extraña aura a su alrededor, era como si miles de ojos le observaran de entre las grietas de las paredes.

-¿Cómo están los demás?-

-Acaban de pasar el cambio, Feli esta con su abuelo en la habitación principal-

-¿Qué hay de las hermanas?-

-Yao ha tenido que dormir a Natalia y se ha llevado a la mayor al sótano de su tienda-

-Imagino que los hermanos de Yao están con el

-No exactamente, se mantienen ocultos en sus propias casas-

-Ya veo…como sea no creo que nadie se atreva a ir a buscarles-

-La gente del pueblo está demasiado aterrada como para salir de sus hogares, al menos no hasta que el sol salga- el de piel morena soltó un suspiro cansado- Ciertamente ellos no son los que deberían preocuparnos ahora mismo-

-No eh visto alguna señal de la orden en el sendero principal-

-Imagino que lo que les paso a ellos no fue obra de la orden- dijo mientras miraba detrás de sus tambaleantes acompañantes

Arthur dejo su caminar cuando sintió la mirada del moreno, era extraño pero no le agradaba que alguien como el sintiera lastima por su estado, talvez suene grosero pero, desde un principio la presencia de este le resulto molesta, el ojiazul solo se limitó a frotar su sien, al parecer se dio cuenta de la situación.

-Como sea, debemos ayudarlos y tratar sus heridas-

-Cierto… ¿Dónde están Gilbert y Alfred?

El silencio fue su única respuesta.

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El tiempo pasaba y aunque no quería aceptarlo el bastardo le había resultado más duro de derribar, a pesar de eso las grandes heridas y golpes que le proporciono comenzaban hacerle efecto. Pronto su cuerpo no aguantaría todo el daño recibido.

Desde los arbustos Gilbert vigilaba que la pelea fuera justa, en cuanto yo callera contra el suelo sin posibilidad de levantarme él se encargaría de acabar con Scott dado que en su estado sería casi imposible evitar que atacara a las personas del pueblo.

Parece que lo eh logrado, la herida en su costado ha hecho de las suyas, se ha caído en medio de uno de sus propios ataques, eh mantenido mi distancia no puedo arriesgarme a caer en un truco, le escucho dar gruñidos y jadeos cada vez más lentos, en un instante me mira de manera preocupada, él lo sabe, por más que lo siga intentando no podrá salirse con la suya, ya no más.

Siento cosquilleos en mis encías, mi cuerpo es demasiado caliente y el ambiente tan tenso, ni siquiera la suave brisa de la noche logra menguar la situación, Gilbert a detenido su andar, se ha dado cuenta, “no estamos solos” aunque intenten no hacer ruido puedo sentir las vibraciones del suelo a través de mis patas, nos acechan, eh estado tan concentrado en la pelea que me olvide de que había mas de un enemigo, Gilbert me ha mirado y con el crujir de mis dedos él ha retrocedido, ocultándose entre los arbustos.  Eh vuelto a mirar a Scott, él también se dio cuenta, lose por su mirada perdida entre los arboles detrás mío, lo más seguro es que estén esperando a que nos matemos entre nosotros o bien que estemos lo suficientemente heridos como para defendernos, somos presas fáciles para ellos.

Levante la mirada hacia la luna, soy un suspiro mis músculos se contraen necesito terminar con esto, mis orejas se contraen ante el crujir de las hojas sobre el suelo, se están acercando posiblemente para arrojar algún truco bajo la manga, me inclino un poco para obtener impulso y me lanzo contra mi amenaza.

En ocasiones me pregunto como seria mi vida si no hubiera nacido con estas capacidades, talvez mis padres aun estuvieran con vida, podría recordar sus rostros, aquella sonrisa de mi madre al arroparnos o la grave risa de mi padre cuando nos veía al regresar del trabajo. Sin duda Matti usaría el traje de papa y el broche de luna perteneciente a mama durante su ceremonia, extraño esos momentos en los que ambos nos sentábamos en la casa del árbol y jugamos a la casita, era estúpido lo sé pero haría lo que fuera por mantener su sonrisa, ahora solo puedo recordar su triste mirada al observar su traje nuevo completamente lleno de polvo y escombros, Gilbert acariciando su espalda mientras le susurra que todo saldrá bien.

Esta bien se que él lo cuidará en caso de que me pase algo, ahora el podrá estar seguro, pero, aunque se esto, no puedo dejar de sentir un vacío en mi interior.

“Alfred”

Es voz, claro yo no estoy solo aun lo tengo a él, con su mirada cálida y su rostro sincero, ciertamente su personalidad resulta para algunos molesta para mi es adorable, abrazarlo es un regalo y sus caricias un consuelo, aún recuerdo su aroma tan calmante y relajante, podría dormir eternamente junto a él, es mi todo y aun así no pude cumplir con su único deseo, lo lamento tanto, puedo sentir mis lagrimas rodar mis mejillas.

Mi mano aun siente el latir de su corazón, escucho como la sangre se le atraganta en su hocico y un gemido pequeño surge de su garganta, veo ligeramente sus ojos, lo entiendo estas cansado, no te preocupes ya no abra más dolor, con movimiento rápido termino su sufrimiento. Aúllo no como un ganador, mi lamento es porque eh perdido a un hermano de sangre, un hermano que pese a todo lo que hizo no podría juzgarlo, nadie está preparado para lo que nos espera en el futuro, por fin entiendo que después de todo solo eras un niño asustado de lo que se convirtió.

Todo a nuestro alrededor queda en silencio como si el universo supiera que ha perdido algo importante, tu mirada se pierde en el brillo de la dama de plata en el cielo, y entonces tu alma se separa de tu cuerpo a través de un ultimo suspiro.

“Para cuando encuentres esta carta ya no me encontrare en este mundo, sé que crees que te odio y que solo eres un prototipo que eh creado y moldeado a mi antojo, sin consciencia, sin alma, sin voz, podrás pasarte la vida creyendo que mi único propósito en la vida fue hacer de tu vida mi diversión, posiblemente creas que te arrebate tu vida al obligarte a ser un “Doctor”,  sé que a pesar de que en tu adolescencia te opusiste a este cargo, en el fondo anhelabas esto. Siempre intentaste aparentar que odiabas este trabajo, pero cada vez que ayudabas a un enfermo o alentabas aquellas personas dolidas al perder un familiar, la manera en que cargabas con la culpa  e impotencia por no haber podido ayudar, eres un buen hombre, sé que detrás de aquella mascara dura y desinteresada se encuentra aquel chiquillo  travieso que llevaba a mi despacho gorriones heridos, y  aunque con el tiempo aquel niño desapareció ante la vista de los demás, quiero que sepas que yo siempre lo veía y escuchaba, escondido tras las innumerables palabras de odio hacia mí, tus berrinches y tus palabras acidas. Te conozco, sé que estas asustado, sé que es mi culpa y te pido perdón, siempre quise que fueras más hábil, más inteligente, más astuto y más fuerte que yo, veras, como padres queremos que nuestros hijos no cometan los mismos errores de nuestra juventud, y aunque queramos mantenerlos protegidos dentro de nuestros brazos, algún día crecerán y tendrán que abrirse camino hacia el exterior, es aterrador, tanto odio y oscuridad ahí fuera.  Solo espero que entiendas que todo por lo que te hice pasar, fue por tu bien,  de esa forma, cuando la vida  te golpe por la espalda,  y tus piernas no puedan moverse por tus miedos y complejos, mira a tu lado yo siempre estaré ahí,  gritando y empujándote, porque sé que puedes dar más, si tus piernas no responden entonces usa tus brazos, as lo que sea necesario para salir adelante, no te doblegues ante las dificultades que se te presenten. Antes bien míralas de frente no a partes la mirada, y con voz fuerte y segura diles ¡Que se jodan! mientras les pateas el culo.

Scott eres mi más grande orgullo.

Oscar kirkland”

 


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