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Sintomas por Abyss

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Notas del capitulo:

Hay veces, cuando relee lo que escribo que ni yo puedo creerme el hecho de que haya escrito algo tan... Dulce y lindo... Pero es que con ellos no puedo evitarlo :D, por alguna razon me nace que sean tan felices ahora -porque en las puertas del pasado, en las dos, su vida es un asco XD- en fin, mejor les dejo con la conti que tanto les habia prometido, espero que les guste :D

 

¡Riley!-

Grita lleno de felicidad mientras espera impaciente como el elevador dentro de la cueva perteneciente a la Isla de hierro baje en su totalidad, ahí abajo, en el último piso de la cueva se encuentra Riley junto a su inseparable amigo, Lucario. Ambos voltean cuando escuchan el curioso llamado que había terminado resonando por todo el lugar, el pokemon se mantiene curioso ante la persona que ah llamado a su maestro, brinca en el elevador intentando llamar la atención, atención que recibe de inmediato, cuando Riley nota que quien le llamo está a punto de saltar del elevador.

-¡¿Jun?!-

Y corre, por acto reflejo al ver como el menor simplemente salta desde donde se encuentra -su desesperación es tanta que prefiere saltar a seguir esperando a bajar por completo de aquella lenta maquina- poniéndole todos los pelos de punta.

Finalmente lo atrapa y lo mantiene entre sus brazos, la fuerza es tanta que el retroceso hace que caiga con el suelo con el menor quien le abraza por el cuello, siente su boca cerca de su oído por lo que es capaz de oír la agitada respiración y las continuas risas que se le escapan. El menor está feliz y no puede -ni quiere- ocultarlo. Riley se mantiene estático en el suelo, sus manos sujetas a cada lado de la cintura de Jun y se siente curioso ante los sucesos que se llevaron rápidamente a cabo, tanto así que no comprende en lo mas mínimo la situación, y quiere entenderlo, quiere saber que hace ahí el rubio que tiene casi dos semanas de haberse ido.

-¿Jun?-

Llama de nuevo ahora más tranquilo, la respiración del menor se ha regularizado pero se mantiene igual, no se mueve de su lugar y continua con los brazos alrededor del cuello de Riley -el cual se quiere quejar de que las piedras del suelo le calan en la espalda- se encuentran así por unos minutos más hasta que el menor finalmente decide cambiar de postura, alzándose de tal forma que Riley quedaría sentado en el suelo y el encima de sus piernas.

-Tome una decisión- El rubio finalmente habla, sus ojos brillan en la oscuridad -de tal forma que a Riley le recuerdan a un Shinx- su sonrisa jamás abandona su rostro mientras mira con determinación al mayor.- Quiero vivir aquí, contigo, con Lucario, quiero que esta isla sea mi hogar.

Y su corazón da un brinco y un nudo en su garganta aparece por arte de magia, siente el rostro caliente y sabe que esta avergonzado, inconscientemente deja salir una risita que solo acentúa la felicidad del menor que no deja de mirarle. Sabe que en cierta forma podría ser considerado un malentendido pero no le importaba, en su vida jamás hubiese creído que el amor a primera vista era real.

Pero ahí estaba. Fascinado por la persona que tenia sentada sobre sus piernas.

Reacciona sin pensar y le besa al momento, no le importa si la reacción será positiva o negativa, o si los sentimientos los ah interpretado de la forma correcta, lo único que sabe es que quiere ser egoísta.


.


Respiro hondo mientras estrujaba -de la manera más amable del mundo- la mano izquierda de Riley, lo hace mientras tiembla nerviosamente en donde se encuentra sentado, aun se siente ligeramente mareado por el largo viaje en barco, pero intenta soportar aunque ahora los nervios parecían estárselo comiendo por dentro.

-Tranquilízate un poco...-susurro el mayor al ver como su mano poco a poco se ponía de un morado no muy saludable y -temeroso de perder ya que ah estas alturas ni siquiera era capaz de sentir sus dedos- No veo razón por la cual debas de estar tan nervioso, ya no debe de faltar mucho para que pasemos.

Jun, la persona en cuestión que se encontraba a punto de quebrarle los veintisiete huesos pertenecientes a la mano izquierda, brinco en su asiento y por -aparentemente- inercia, apretó aun mas su agarre a la mano del mayor que por un instante se encogió su asiento así como un gemido de dolor ante la tortura que se encontraba siendo sometido.

-Jun... Vas a hacer que tengan que amputarme la mano- finalmente se quejo Riley cuando escucho como algo tronaba, rezaba internamente porque el sonido no hubiese provenido de su mano.

-Lo siento- finalmente hablo el rubio quien rápidamente soltó a su novio- Estoy... Algo nervioso.

El nuevo silencio que se apareció entre ellos fue rápidamente opacado por el ruido de fondo que se escuchaba en aquella sala de espera, unas cuantas parejas hablando en susurros, la mujer del escritorio haciendo los comunes ruidos al sacar citas o recibir más gente, unas cuantas enfermeras yendo de un lado a otro llevando papelería o carritos con los instrumentos que se ocupaban en aquel piso, un poco más en el fondo -un tanto rezagadas del resto de gente- estaban unas cuantas madres con obvios signos de embarazo, acompañadas por los pequeños retoños a los cuales -tal vez- no tuvieron tiempo de encontrarle una niñera.

Las miradas de Riley y Jun se encontraban perdidas en el último grupo de personas.

-Ganaste peso- susurro Riley mientras su mirada se dirigía al vientre del menor el cual -por alguna razón que esperaban les explicase el doctor- mostraba ya lo que en un futuro seria la conocida "panza de embarazada"- Creo que incluso más de lo que pidió el doctor.

-No molestes, es tu culpa por darme tanto de comer- rebatió Jun sintiendo un ligero bochorno subiendo por su cuello.

-¿Ahora resulta que es mi culpa?- continuo Riley con una sonrisa mientras continuaba viendo de reojo al menor el cual había pasado a volverse totalmente rojo- Si eres tu el que no para de pedirme comida.

-Al menos di que acepto comerme lo que cocinas- se quejo Jun desviando la mirada- Ni que lo hicieras tan bien.

-¡¿Jun?!- una señora robusta y con signos de un embarazo aun más avanzado, llamo al rubio mientras salía del consultorio- ¡Adelante!

-Vamos, nos toca- señalo Riley mientras ayudaba a Jun a alzarse de su asiento con la mano diestra al ver su poco entusiasmo al ser llamado- Todo saldrá bien, no tienes de que preocuparte.


.


Habían sido las nueve de la noche cuando finalmente se habían sentado en el comedor que pertenecía a la casa de Byron para hablar sobre el tema, más que nada por la repentina desesperación que pareció inundar a Riley para escupir la noticia sobre lo que les habían dicho en el consultorio. Jun por su parte no compartía dicha alegría, en su lugar, parecía verse ligeramente enfermo y palabras como "¿Que le diré a mis padres?" "¿Que hare con mi vida?" "Esto no puede ser verdad" solía escaparse en forma de susurros de vez en cuando.

-Y bien- comenzó Byron al saber que no había otra forma de tocar el delicado tema- ¿Como les fue?

Roark miro entretenido la escena, se encontraba sentado frente a Jun, mientras su padre y Riley quedaban mirándose frente a frente por los asientos en el comedor que por inercia habían elegido.

-¿Cuales son las nuevas?- pregunto el primer líder de gimnasio al ver la emoción en el rostro de Riley, el futuro padre parecía tener problemas para respirar debido a la emoción que le embargaba, como si quisiera decir muchas cosas y luego no supiese de que hablar- ¿Todo anda bien?

Jun se encogió en su asiento cuando sintió la mirada de Byron y Roark dirigirse a su persona, su rostro de un momento a otro se había tornado de un rojo intenso mientras su mirada se encontraba pegada en sus manos, las cuales descansaban encima de sus piernas, sujetando nerviosamente el extremo sobrante de su siempre presente bufanda.

-¡Voy a tener gemelos!- Finalmente grita Riley mientras sus manos se estampan contra la mesa haciendo más ruido de lo necesario.

Ni Byron ni Roark responden, el shock es lo suficientemente grande como para haberlos dejado -literalmente- con la boca abierta. Y ahí, en su asiento, Jun simplemente oculta el rostro entre sus manos, no quería salir de esa casa, suficiente vergüenza en la tarde con Riley, quien desde el hospital hasta la casa de Byron le había dicho a todo el mundo que no solo seria papa, sino que sería papa de gemelos.

-¡Gemelos Byron! ¿¡Puedes creerlo!? ¡Porque yo no!- el guardián del aura sigue hablando mientras que los tres presentes simplemente le escuchan, sin poder articular absolutamente nada- ¡Debiste haber estado ahí! ¡Hasta oímos sus corazones!

Byron le mira, la felicidad que, literalmente, desprende cada uno de sus poros es tan visible que algo en lo profundo, lo más profundo de su mente, le hace pensar que media ciudad Canal ya está enterada de la noticia e, irónicamente, tiene la sensación de que Palmer será de los últimos en enterarse.

Vaya suerte.

Notas finales:

Bien, solo para aclarar, la parte del principio, que esta en cursiva, es un recuerdo, es lo que paso despues de el final de el capitulo anterior, cuando estaba escribiendo la historia ya se me habia olvidado que iba a incluir algo asi y miren, me quedo lindo, eso es lo que yo no puedo creer que soy capaz de escribir O_o

¡¡Sorpresa doble!! Ya vamos avanzando, como no me quiero quedar mucho con la historia ni alargarla tanto por que luego va a ser dificl terminarla, el proximo capitulo tal vez ya trate la fiesta y reunion y finalmente salga Palmer. XD

Si, Roark es el tercer complice y si, ya me urgia meterlo, no se, me gusta verlo con su padre ;)

Espero que haya quedado explicado que la verguenza de Jun no es tanto el que va a tener gemelos, si no que esta proviende de cuando iban por la calle Riley literalmente se lo grito y dijo a todo el mundo... Si, a Jun eso le da pena, o al menos en este fic :D

Bueno, creo que eso es todo, pues nos vemos luego porque ahora pensare en dos lineas, disfrutemos de Riley y Jun y su linda isla de felicidad, ya luego con Steven y Drew nos meteremos a un mar de tristeza... Siii!!! :D


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