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Para no caer en tentación por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Más travesuras de Deccal por aqui!! Por si alguien dudaba que Deccal planeara algo XD, lo siento por Eizam :P  Y para los que preguntaron por el susodicho incubo del capitulo pasado, aqui se los presento.

 

Gracias a las personas que han leido y comentado ^^

O más crisis

 

Después de estar perdiendo el tiempo en la cama cuando Eizam se quedó dormido entre balbuceos acerca de errores y arrepentimientos, el reloj casi marca la hora que Eizam debe levantarse. Incluso ya escuche a ese otro chico moverse por el piso de abajo.

— Eizam— canturreo, picándole la mejilla— es hora de despertar.

— umm.

— Se te hará tarde— sus ojos se abren, parpadeando a causa de la luz de la ventana. Ah, es algo adorable cuando parpadea confundido.

— ¿Qué haces aquí?

— Estuve durmiendo junto a ti toda la noche— aun recostado alcanzo sus lentes y se los paso.

— uh, gracias— apenas me ve, su cara se pone colorada y se mete en las cobijas— ¡vete!

— De nuevo tan frio… ¿no puedes darme solo un beso de buenos días?—  maldición, este chico sí que pega duro.

— Es tan vergonzoso— murmura. Ah como me he divertido con Eizam, ojala no se hubiera cubierto.

— ¿vergonzoso? No es nada fuera del otro mundo créeme— respondo, levantándome— casi todas las personas que conoces lo hacen.

— no digas esas cosas.

— más importante aún ¿te gustó? ¿Podemos repetirlo?—  miro con burla el bulto en el que se ha convertido Eizam.  No me responde, solo puedo ver que se remueve un poco— ¿Eizam?

—No lo sé— su voz suena tan bajita que tengo que inclinarme para poder escuchar.

— pues a mí me gusto, no mentí cuando dije que podría hacerlo todo contigo. No veo cual es el  problema contigo.

— Creo que hacer esto está mal— por fin su cabeza emerge de entre las sabanas limpias que jalo durante la noche— nunca considere la idea de hacer esto solo por hacerlo.

— ah, ya ¿querías hacerlo con esa chica que te gusta?—  me dirige una mala mirada antes de levantarse y ponerse a buscar ropa.

— No mires—  ruedo los ojos cuando veo que tomo el condenado atomizador con agua bendita. Que ridiculez ponerme a la altura de este humano, pero bueno… me giro hacia la puerta.

— esperaba que hubiera algo más que sexo. Que la otra persona me gustara.

— ¡Eso no fue sexo!— exclamo indignado. Sexo... Ah, por Lucifer. Si en verdad hubiéramos tenido sexo dudo que quisiera moverse de la cama. Eizam refunfuña algo— Si, sexo entre hombres, no una masturba…

— Cállate— chilla, escandalizado— no me lo repitas.

— ah, como digas.

— ¿Cómo puedes decir tantas cosas como esa así no más?

— soy un demonio, no un puritano que no puede decir masturbación sin ponerse como si hubiera dicho la peor blasfemia del mundo.

— que gracioso.

— Y aun quiero saber qué fue lo que soñaste—pregunto, girándome. Eizam ya está vestido y se abrocha los zapatos sentado en la cama. La ropa que lleva es la ropa que le conseguí en el centro comercial, y después de inspeccionar como lo convino con las demás cosas, asiento dando mi consentimiento. Ya no se ve tan mal.

— ¿Por qué? No tiene importancia— Tengo una leve idea de lo que pudo haber sido, pues conozco muy bien cómo se trabaja en íncubos y súcubos.

— cuando un incubo usa tus sueños está tanteando el terreno. Usa tus más íntimas fantasías para poder hacer su trabajo…— le explico, tratando ser lo más elocuente que puedo sin reírme de su cara al mismo tiempo.

— estas… ¿estás diciéndome que yo…? Que yo… ¿Qué quería tener sexo con un hombre?— suelto una risita, inclinándome para darle un beso.

— yo no dije tal cosa. Pero si eso fue lo que soñaste, sí.

— oh, no.

—  vamos,  no pongas esa cara. Puedo enseñarte muy bien si quieres aprender cómo hacerlo con alguien más—murmuro, usando un tono sugerente.

— no me gustan los chicos.

— ah, no tienen que gustarte. ¿Acaso no te la pasas haciendo experimentos con químicos y esas cosas? Esto es lo mismo, creo.

— no hablemos más de esto.

— oye, ¿y lo haremos otra vez?  Quizá si le muestro a lord Astaroth lo bien que hago esto, considere la idea de trasladarme…

— ¡Muérete!— la patada voladora que me dio en la cabeza después de eso me dejo en el  suelo durante el tiempo suficiente como para que se fuera y no pudiera alcanzarlo hasta que estuvo en clases.

 

— ¿Cómo rayos pegas tan fuerte?— la parte posterior de mi cabeza aun duele por el golpe que me dio en la mañana. Ya es de noche, y Eizam y su amigo raro están en la sala.

— Si dejaras de decir tantas tonterías…— me dice Eizam, parece algo incómodo porque llevo toda la tarde quejándome. Recorro el cuerpo de Eizam en busca de algún indicio en su escuálido cuerpo de la fuerza que tiene.  

— ¿Qué hizo ahora para molestar a Quinn?

— Nada— la palabra casi ni se entendió de lo rápido que hablo Eizam, incluso pude sentir que me iría peor si llegaba a decir algo más— por cierto ¿Dónde está Clyne?

— No tengo porque saberlo— el chico raro le responde, apenas interesado. El exorcista se la pasa en la casa casi todas las tardes pegado a ese chico, y a como le veo pensé que sería más difícil de tratar.

— ah… bien. Pensé que tenías algo con él.

— Eso dice él—  Pff, pero bueno ¿Qué le pasa a estos dos? Eizam con su carácter puritano e inocente y el otro que no tiene ni idea de qué relación tiene con el chico que lo acosa. Suspiro, reclinándome en el sofá.

— ¿En serio no quieren pedirme nada?— pregunto, y los dos me voltean a ver— digo, eso acabaría con cualquier problema que tengan.

— No— responden a la vez.

— aburridos—resoplo, apoyando la cabeza en mi mano y cambiando los canales de la televisión. Pasa un buen rato antes de que cualquiera de los dos se levante. Eizam es el primero que se levanta, dejando el libro que tenía en la mesa, y sube las escaleras después de despedirse de Neil. Ah, es hora de conseguir otra buena noche ¿no? Me aparezco en el piso de arriba, y escucho a Eizam en el baño.

El agua de la regadera es lo que se escucha en el baño, y el vapor sale tras la cortina. Me siento a esperar en el retrete, que tiene un curioso bordado en la tapa ¿Quién necesita bordados en el retrete?

—… ¿Qué…?— Eizam se cubre exageradamente con la gran toalla que usa para secarse— ¿Qué haces aquí?

— verte, e intentar algo más contigo— respondo casualmente, levantándome. Eizam retrocede, alarmado. Su cabello mojado se pega a su cara— me gusta como huele tu jabón— comento, cuando estoy cerca de él, de hecho inhalo en su cuello, rozando mi nariz en su piel. 

— ¿Por qué estás haciendo esto?— gime… pero chico, si aún no te toco ni nada. Sonrió, acariciando su mejilla para despegar algunos cabellos. 

— porque… eres increíblemente erótico cuando estas excitado— de nuevo detengo un puñetazo dirigido a mi cara, aunque sin sus lentes el golpe no va exactamente a donde debería. Le doy un jalón, pegándolo a mí al tiempo que lo beso.

— basta…

— ¿de verdad? Esto de aquí…— mi mano toca sobre la toalla la erección que se le formo con mi acercamiento— parece querer otra cosa.

— yo... ah… no sé por qué pasa…

— solo porque quieres. No lo pienses mucho… pasaría lo mismo si alguien más te tocara, todos los humanos se excitan si los tocan así.

— No lo digas así.

— Pero si tú eres quien quiere racionalizar todo— suspiro, apartándome— solo venía a decirte que dormiré otra vez en tu cama.

— ¿eh? No ¿Por qué?

— porque quiero, y porque aún no pagas el favor de ayer— sonrió con burla, y la cara de Eizam se pone roja— y sécate adecuadamente antes de acostarte— la habitación de Eizam no está muy lejos del baño del piso de arriba, así que no ocupo aparecerme en ella y lo primero que hago cuando entro es tirar por la ventana el atomizador que está en la mesita de noche, no quiero acabar en el piso esta noche.    

— tu— Eizam entra casi corriendo a la habitación, con la pijama algo mal puesta y los lentes torcidos sobre la nariz— no puedes quedarte aquí, habíamos acordado eso antes… ¡y lo de anoche no cuenta!— oh, que expresión tan mas linda. Casi me dan ganas de darle unos golpecitos en la cabeza y decirle  buen chico.

— ¿Cómo que no cuenta?

— te quedaste anoche, no voy a dejar que te quedes otra noche e intentes cosas pervertidas.

— uh...—  estoy a punto de decirle que de hecho fue él quien inicio esas cosas pervertidas, pero se me ocurre otra idea mejor— está bien— silbando camino a la salida, pasando a un lado de él, que me sigue con la mirada seria… y ahí está, la mirada de duda que esperaba. Unos pasos por el pasillo y…

— espera… ¿Qué intentas?

— ¿Yo?— pregunto, alargando el sonido de la o, y en un tono de inocencia que suena tan falso que ni la persona más idiota del  mundo lo puede dejar pasar.

— ¿Por qué solo te vas y ya? Creí que harías más para quedarte

— si tú dices que no, me voy. Aunque sea un  demonio tengo algo de  orgullo y no es para nada divertido hacerlo si te estás quejando.

— oh, muchas gr…

— además si el incubo viene de nuevo tendrás que hacerte cargo tú mismo, confió en ti Eizam— le digo, levantando el pulgar en su dirección. Eso no es del todo mentira,  no sé si alguien vendrá aquí, pero puedo sacarle provecho a ese dato, Eizam no tiene que saber que no es muy probable. 

— ¿eso es en serio?

— si llamaste la atención de ese incubo, sí.

— Pero… yo...  yo no puedo hacerme cargo, no controlo mis sueños— me dice, frunciendo el ceño con preocupación— no podré librarme de él si estoy dormido.

— oh, quizá se aparezca por acá también— añado, poniéndolo más nervioso. Puedo sentir su temor hasta donde estoy.

— ¿Cómo le hiciste tu para despertarme? Tú lo hiciste…

— cosa de demonios. Yo puedo ayudar con eso, pero tendría que dormir contigo— sonrió, reclinándome en la pared— dormir en cualquier sentido de la palabra.

— me estas mintiendo.

— ¿Por qué habría de hacerlo?

— porque eres un demonio.

— touche. Entonces puedes pedirme que no te mienta, o saber identificar cuando alguien te miente ¿no sería un don muy atractivo?

— más bien una maldición— suspira, sacándose los lentes y frotándose el puente de la nariz. Me encanta poner en dilema a los humanos, son tan manipulables… que casi puedo leer la rendición en él otra vez— ¿estás seguro que eso puede pasar?

— ¿quieres comprobarlo?       

— No, pero tampoco…— su voz se desvanece. Ah que dilema tienes, no es tan difícil.

— a lo mejor y quieres probar como se siente que alguien más te haga lo que yo… sería una pequeña molestia para mí el que alguien más te tocara, pero bueno…

— no quiero que alguien más me toque, ni tú.

— Bien, no te voy a tocar a menos que me lo pidas— sonrió alegremente. Una de las ventajas de ser un demonio es que puedo prometer cualquier cosa y no cumplir absolutamente nada. Nada me obliga a menos que sea un contrato y como esto no es un contrato…  

— ah, bien. Pero recuerda lo que me acabas de decir— ingenuo… ¿aun sigues confiando en mí? me pregunto por qué. Sin decir nada más me regreso a la habitación, donde me acuesto cómodamente sobre la cama. Eizam se queda leyendo un rato más antes de apagar la luz y acostarse lo más alejado de mí que le permite la cama.

— No voy a morderte— le digo con burla.

— Prefiero no averiguarlo— me dice, dándome la espalda. Pff, que aburrido. Parece que está realmente  cansado, pues no pasa mucho para que se quede dormido. Nunca había visto dormir realmente a ninguno humano. Eizam parece mucho más tranquilo de lo normal, sin estar quejándose todo el tiempo de lo que hago o no hago. Molestarlo es divertido sobre todo porque nadie me regaña en serio ni me castigan si hago una idiotez. Mi nuevo intento de libertad es tan agradable que incluso puedo dejar pasar los golpes de Eizam y la presencia del tal Clyne.  Eizam se gira, pegándose a mí entre sueños. 

Vivir casi como un humano en este lugar es de lo más entretenido, y aunque realmente no puedo sentir lo mismo que un humano creo que he llegado a apreciar a Eizam. Le pico la mejilla mientras pienso en lo raro que es que sea tan amable conmigo… entiendo que le he manipulado, pero aun así él sigue aguantándome. Los humanos con los que trato son más… avariciosos, engreídos, preocupados solo por ellos. Eizam no es como ellos, digo ¿a quién se le ocurre sentir pena por un demonio?

— oh, con que aquí estabas.

— sí, pensé que vendrías a curiosear.

— ¿curiosear? Solo venía a encargarme de la persona que me impidió hacer mi trabajo anoche… ¿Qué se supone que haces ahora, Deccal?

— Rosierh, siempre un gusto no encontrarte.

— no has respondido.

— negocios, negocios.

— ¿en la cama de un humano?

— nunca dije que fueran negocios comunes— me siento en la cama, pasando mí cuerpo por encima de Eizam, quien solo se acurruca más contra mí— puedes  preguntar a quién quieras, estoy en medio de un contrato, y tu sales sobrando— Rosierh es un demonio, un incubo y el incubo que hizo posible el acercamiento con Eizam. En esos momentos tiene la apariencia de un hombre de unos veinticinco años, con el cabello rubio y largo sujetado en una coleta. Los cuernos sobresalen del rubio. Siempre lleva trajes oscuros que resaltan el color amarillo de sus ojos.

— tu…

— ¿no deberías estar por ahí buscando alguna chica ingenua para engañar? No sabía que ahora te interesaban los hombres.

— estaba haciendo algunos experimentos… ¡pero no me vengas con eso! sabes que da igual con quien lo hagamos siempre y cuando cumplamos.

— aja…

— ¿umm? ¿Qué está pasando?

— nada, vuelve a dormir.

— ¿Qué se supone que haces?— Rosierh me mira con extrañeza.

— se altera mucho con las cosas raras… y por Lucifer que pega duro este humano. Además, casi lo convenzo para que pida algo, no vengas a arruinar esto—  le miento un poco. No conozco a nadie más en el infierno que quiera librarse de su condición, todos están conformes… más o menos. 

— ¿Qué estas tramando ahora?

— Nada— sé que Rosierh no me cree, pero tampoco puede probar que estoy haciendo algo malo. Pff… ¿haciendo algo malo? Soy un demonio, debo hacer cosas malas.

— ah, por lo que más quieras no hagas otra tontería…

— ¿hacer un apocalipsis zombi para que bailen Thriller no cuenta como tontería verdad?

— Deccal.

— vamos, solo imagínalo: cientos de zombis haciendo esos pasos al mismo tiempo…

— No tenemos tiempo para esas cosas— dice, suspirando mientras se frota la nariz— le informare a lord Astaroth que estas aquí, quizá mande a alguien para que no hagas una idiotez.  

— no es idiotez, idiota. Ah, ¿porque nadie en el infierno tiene sentido del humor?— Rosierh niega, antes de desaparecer. Ah,  joder. Las cosas se van a complicar por un sujeto que nada tiene que ver en esto… bien, entonces plan B.  

  

Notas finales:

 ¿Alguien quiere apocalipsis zombie? Realmente no me gustan mucho los zombis, pero imaginarlos bailando... en fin, ese Deccal es mas astuto de lo que su idiotez deja ver XD No por nada sigue siendo un demonio. 


Gracias por leer, espero que les guste, y si les gustó, dejen un comentario ^^


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