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Para no caer en tentación por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo por aqui, espero que esto les este gustando, porque no tardo en llegar a la mejor parta de la historia, creo. Calculo que le queda como la mitad de la historia (Un poco menos), y bueno, aun no decido que nueva historia subir (Tengo dos opciones) y espero en el proximo capitulo decidirme por una. 

O de cómo darse por vencido.

 

Deccal no cambio mucho después de la visita a mi familia. Siguió siendo el mismo demonio que entra a mi universidad como un chico con pinta de roquero y un auto lujoso. También que me pregunta cada que puede si no quiero pedir algo.

—  Eizam ¿no puedes hacer algo con ese exorcista?— Deccal entra en mi habitación, en la que hasta hace unos segundos estaba estudiando. Se arroja a la cama al tiempo que se enciende el televisor.  

— ¿eh?

— ese estúpido se la paso rociando agua bendita en los sofás para que no estuviera ahí— gruñe molesto— solo porque es el día de descanso de  tu amigo raro y estaba viendo televisión en la sala.

— pero si Clyne es invitado de Neil no puedo hacer mucho.

— es tu culpa que este aquí.

— ah, de hecho es tuya. Si no me hubieras molestado esa primera semana no le habría  pedido ayuda a nadie, además Clyne se comporta…más o menos.

—  tsk. Es molesto. Como si me interesara verlos coquetear— Deccal ríe de pronto, llamando mi atención— o ver como tu amigo le ignora— la verdad, Neil si es un poco frio con Clyne.

— Déjalos en paz—  no me gustaría involucrar a más personas con Deccal. No me fio mucho de él aun.

— no les estoy haciendo nada. No me interesan— me dice encogiéndose de hombros.

— ¿puedes bajar el volumen? Estoy estudiando.

— podrías dejar de hacerlo si lo pides— suspiro, negando con la cabeza— también puedo hacer que estés con tu familia, o que nunca se separen. Cosas así—  Eso me lo dijo después de regresar, y sinceramente es lo más cerca que he podido estar de vender mi alma. Luego recordé que no lo necesitaba— ¿no vas a  pedir nada?— ahogo un grito cuando siento como la silla se inclina hacia atrás, y me encuentro con la cara de Deccal a escasos centímetros de la mía.

— no…

— ¿No?— Sus labios rozan los míos, y un escalofrió me recorre de pies a cabeza.  Cosas así me pasan desde que tuve ese sueño… me cuesta mucho admitir que algo desconocido ha despertado en mi a causa de eso.  No es que antes no conociera el placer, ni que no hubiera experimentado esas cosas. Mi problema es que todo eso fue con chicas… hacerlo con un chico me resulta más excitante de cierto modo, y muero de vergüenza solo de  pensarlo.

— Quisiera estudiar— respondo, sacando el atomizador. Deccal me suelta y la silla cae hacia atrás, conmigo en ella— maldito demonio— gruño, sobándome la cabeza por el golpe que me di cuando caí.

— ah, que aburrido…— murmura, alejándose de mí— en serio creo que eres el único humano que no quiere nada, y tengo la desgracia de tenerte como contratista.

— tú eres una desgracia andante.

— ¡Oye, sonaste idéntico a lord Astaroth!— dice, riendo.

— No debería molestar a tus jefes— le digo, recordando que ese nombre es el del supuesto jefe de Deccal.

— Pero no quiero ese trabajo— reniega. Ah, si se la ha pasado casi todo el tiempo quejándose sobre eso, por eso está aquí todavía y no se va.

—Suena difícil ser un demonio— comento, con desinterés.  No tiene caso que intente estudiar si Deccal está aquí, y a juzgar por lo que dijo tampoco puedo ir a la sala.

— si no tienes alto nivel, si— Deccal bosteza. Ya no me nada de miedo estar con él, porque Deccal no es precisamente un demonio que de miedo o quizá no quiere dar miedo.  Con el tiempo me he terminado acostumbrando a su  presencia, aunque eso no quiere decir que le aguante todo el día mucho menos si también se queda en el salón de clases— ¿para que necesitas estudiar tanto?

— quiero tener un buen trabajo, y las calificaciones…

— no pregunte eso. Estoy seguro que eso que lees ya lo sabes de memoria. No necesitas matarte tanto estudiando.

— ¿Y me lo dice alguien que no hace nada?—  Deccal suelta una risita. Su comentario quizá sea un poco cierto, pero es mejor repasar que terminar como Luke, en los últimos puestos de calificación.

— las formulas químicas son sencillas, no cambian ni cambiaran jamás.

— todo fuera tan sencillo como eso. ¿Y tú?

— ¿yo qué?

— dices que no te gusta hacer lo que haces… ¿Qué te gustaría hacer?

—  Últimamente quiero hacer un apocalipsis zombi— ¿eso es en serio? ¿Pero qué le pasa? La naturalidad con la que lo dice me hace pensar que no está jugando.  O sea que si él quiere eso puede ser posible… ah, yo no sé ni para que me sorprendo.

— me refería a que quisieras ser de no ser un demonio… y si llegas a hacer lo otro avísame antes por favor.

— umm ¿Qué sería?  No lo sé, nunca lo había pensado. Es verdad que siempre me quejo y eso, pero… supongo que cualquier cosa es mejor que ser lo que soy— Siento un nudo en la garganta con sus palabras. Es triste imaginar una existencia como la de Deccal… luego recuerdo que Deccal no lo puede sentir y solo me siento más triste. 

— ¿Qué te pasa?

— Es… triste— murmuro.

— ¿eh? ¿De que estas hablando?— no, no puedo decirle que de hecho estoy sintiendo compasión  por él. Me limito a apretar los labios— ¿sientes pena por mí?— claro, ¿Por qué no olvidamos que él sabe más cosas de las parece?— no pongas esa cara, con él contrato es fácil saber en qué piensas

— ¿lees mi mente?

— no, no tengo tanto poder. Pero manipular la mente de los demás a mi conveniencia es un asunto distinto— su voz ha sido burlona todo el tiempo. Yo suspiro, pensando en la poca privacidad que tengo últimamente— Y no necesitas sentir nada por mí, mucho menos lastima— me limito a observarlo. Sé que no lo necesita, pero aun así…

— No me digas que puedo sentir y que no— le respondo, algo malhumorado por el hecho de que me descubriera.   

— No te llevara a nada bueno hacerlo— suelta una risa.  No entiendo… ¿Por qué es malo sentir pena por un demonio? Mi padre siempre me dijo que era demasiado blando, y es en parte verdad. Siempre sentía pena cuando veía algún animal perdido y tenía que llevarlo a casa, también llegue a darle todo mi dinero a alguna persona que lo pedía en la calle. Por supuesto que cuando crecí deje de hacer esas cosas, pero no de sentir pena por esas situaciones. Por ese motivo desee estudiar química. Soy algo débil mentalmente para ser médico, y los esfuerzos físicos no son lo mío así que hacer las cosas detrás de todo ello será bastante reconfortante.

— Iré a la cocina— suspiro, quitándome los lentes y frotándome los ojos. Quizá Deccal tenga razón y deba descansar un poco.  En la sala solo se escucha la televisión. Clyne está abrazado a Neil, solo puedo ver sus espaldas, pero me da risa la posición rígida de Neil y la despreocupada de Clyne. Sus cosas están en el otro sofá. Aunque me parezca un poco raro pienso que no quedan tan mal como pareja.    

— ¿todo bien, Quiin?

— ah, sí. Vengo solo por algo para comer.

— por cierto, Eizam ¿hasta cuándo vas a dejar que ese demonio se quede?— Clyne hace un gesto de berrinche.

— no lo sé. Eh…

— Para empezar ¿Por qué dejaste que se quedara?— esa es una muy buena pregunta. Nada me obliga a mantener a Deccal aquí, no puede llevarse mi alma si no pido nada, y en algún momento el intento de contrato  debe de caducar ¿no? 

— Quiin nunca puede decir que no.

— eso no es verdad.

— ¿puedo quedarme a dormir?

— Deberías preguntarle a Neil…— ambos me miran, y caigo en cuenta de lo que Clyne estaba haciendo— oigan, esperen… eso no es verdad ¿o sí?— murmuro preocupado. Nunca me había dado cuenta antes de eso.

— es verdad.

— ¿Eso es malo?— Neil se encoje de hombros y Clyne no dice nada más porque se puesto a acariciar el cabello de Neil. Siento una extraña sensación en el estómago. No creo que ser sensible o compasivo sea sinónimo de debilidad, pero tampoco creo que sea bueno vivir de esa forma.  Pero no estoy tan mal ¿no? Digo, no vendí mi alma a la primera y si mi problema fuera grave entonces habría aceptado a la primera. Pensamientos como estos me acompañan hasta que llega la hora de irme a dormir.

— hey, Eizam ¿crees que…? ¿Por qué tienes esa cara otra vez?

— Eh… ¿Por qué no puedo cambiar mi apariencia como tú?— Deccal pone los ojos en blanco, mientras camina hasta la cama. Trae un pijama color negro con pequeñas calaveras en blanco que me parece demasiado exagerado incluso para un demonio— ¿Qué decías?

— olvídalo.

— ¿Por qué traes pijama? ¿En el infierno también duermen? ¿Cómo es tu casa?

— Wow, Wow andamos muy curiosos hoy. La pijama es solo porque quiero, no, los demonios no ocupamos dormir y ¿Qué carajos esperas de una casa en el infierno?

— Si no ocupas dormir ¿Por qué estás en mi cama?— gruño, empujándolo lo más lejos que me permite la cama.

— Simple: porque quiero.

— hey.

— además admite que te gusta tenerme en tu cama.

— claro que no— refunfuño.

— ¿no? Entonces vas a decirme que cuando te abrazas a mi es solo porque estas soñando con alguien más.

— ¡Yo no me abrazo a ti!— a pesar de que alzo la voz, comienzo a dudar de que eso sea verdad. No sé cómo duermo…  estoy dormido, y como nunca he dormido con alguien mas no hay forma de probar que sea o no verdad.

— lo haces. Pareces un gatito pequeño cuando te acurrucas contra mí— ah, maldición. Siento que mi cara se pone roja por la vergüenza— aww, te ves lindo con la cara roja.

— Cállate— siseo, tomando mi toalla. Mejor huir ahora, no creo poder ganarle a Deccal. Dudo que alguien pueda.  El baño es un lugar tranquilo o al menos lo es en cuanto a que no hay nada que moleste, porque… ah, esto es humillante… cada que entro al baño recuerdo el estúpido sueño ese que tuve. Es muy difícil no hacerlo si este es precisamente el baño que soñé, y no necesito ser muy listo para saber que la otra persona era ese maldito demonio de cabello rosa, no es que conozca a muchas personas con ese color de cabello.

— Tardaste mucho Eizam— Deccal está sentado en la cama.

— No me necesitas… ¿Qué estás haciendo?— Deccal ha aparecido de pronto delante de mí, y me observa serio, como si me viera por primera vez. De pronto, una sonrisa medio burlona aparece en sus labios, una sonrisa que me da escalofríos.

— ah, dime ¿en que estabas pensando?— no, no… no puede saberlo ¿verdad? No puede saber que pienso, ni nada de eso…

— en nada.

— puedo sentirlo ¿sabes?— murmura, inclinándose hacia mí. Demasiado cerca, demasiado cerca ¿Quién rayos cerró la puerta?  ¿Cómo voy a salir ahora? Quiero irme lo más lejos que pueda de Deccal.

— N-no— retrocedo hasta que la puerta me impide moverme más, curiosamente Deccal no se ha separado ni un centímetro de mí.  

— Eres más pervertido de lo que creí— ahogo un gemido cuando escucho su tono, ¿en serio tiene que usar ese tono? Y justo cuando me había logrado sacar de la cabeza esas imágenes.

— No soy un pervertido.

— pero si lo dices con las mejillas rojas, temblando y con esa voz temblorosa es difícil creerte ¿no lo crees, Eizam?—pronuncia mi nombre con tal lentitud que me hace estremecer.

— ¡e-es tu culpa!

— oh, no. No me culpes por eso. Está bien que los demonios seamos irresistibles y por eso los súcubos terminan llevando las almas de los humanos, pero ese no es mi trabajo, por lo que no es mi culpa.

— ¿Qué?..— la cercanía de Deccal no me permite pensar con claridad.

— que eres tu quien está caliente.

— No lo digas de esa forma tan vulgar— es tan vergonzoso escucharle… sé que es lo que me pasa, no soy idiota ni tan ingenuo para saberlo, pero es muy distinto a querer aceptarlo. Soy un chico, y Deccal tiene razón al decir que más de una cosa me va a excitar. ¡Pero no quiero que sea otro chico, no quiero!

— ¿lo ves? Ni siquiera puedes negarlo— sonríe, pegándose a mí. Le empujo, tratando inútilmente de apartarlo— ¿Por qué no te dejas llevar?

— ¡No quiero hacerlo con un hombre!

— Ja… eres tan tierno.

— No me gustan los hombres— murmuro.

— ¿alguna vez lo hiciste con uno? ¿Cómo sabes que no te gustan?— sus labios rozan mi mejilla hasta mis labios, pero sin llegar a besarme.

— No…— no, no, no…

— no te tortures tanto, mira que personas con más temple que tu han caído ¿Qué te hace tan especial a ti?

— eh…— algo así recuerdo que leí cuando recién conocí a Deccal, sobre mujeres que habían sido seducidas hasta que cayeron… solo que no soy una mujer— ¿Por qué? No soy una chica…

— y yo no soy un incubo, pero henos aquí— dice, sonriendo. Deccal siempre sonríe, es bastante raro.  

— esto no es normal…

— ¿la parte en la que somos chicos o la que yo soy un demonio?

— idiota…

— ¿entonces lo harás o no?— no entiendo la manía de Deccal de pedirme que le diga exactamente lo que quiero,  estoy seguro de que ya lo sabe.

 — s-solo si… dejas esa forma… yo no puedo…— ¿Qué estoy diciendo? No me entiendo, debería estar diciendo que no, que se aleje o le daré un buen golpe. Incluso la sonrisa de Deccal se borra con lo que digo. ¿De verdad le he dicho que si?

— entonces…— y ante mis ojos, Deccal cambia. El cabello rosa se oscurece hasta quedar negro y los cuernos se pierden en él. Deccal ya no es él, ahora Derik está ahí— ¿te parece mejor así?— susurra, acercándose más a mí. ¿Así se siente estar caliente en serio? ah, que vergonzoso. Cierro los ojos, negando con la cabeza.

— me iré al infierno…

— no te iras al infierno por hacer esto, créeme— ríe, y luego siento sus labios besándome con fiereza. No tengo a donde huir, mi cuerpo no se quiere mover, y mi mente se esta tan trastornada que ya no puedo decirle que no.   

  

Notas finales:

Deccal tiene un gran poder de convencimiento :P  y eizam que no puede decir no, y vaya que Deccal no pierde el tiempo con eso XD


¿A que Eizam termina por caer o no? Quiza lo vean en el proximo capitulo, quiza no.  Espero que les gustara y sigan leyendo.


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