Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Para no caer en tentación por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 54]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Pues les traigo un poco de calma antes de cosas mas serias, espero que les guste.

O tomándose un descanso.

 

 

 

Cuando Eizam duerme, tampoco esta tan mal. Usualmente tiene esa expresión de que va a perder la cordura en cualquier momento, siempre pensando en estudiar, en la escuela o lo que sea.  Cuando duerme no parece que sea el mismo chico preocupado, ni mucho menos el que conocí anoche. Ah, es tan divertido haces estas cosas con los humanos, son tan ingenuos, pensando que estas cosas nunca les pasaran, que son los mejores.

 

— Humanos— rio, y Eizam se remueve un poco en la cama. Hace un rato que ha amanecido, pero estar en la cama con Eizam es más agradable que el clima frio de Inglaterra— oye… ¿aun sigues en este mundo?

 

— umm…

 

— sería malo que murieras ahora.

 

— ¿Morir?— Eizam abre los ojos, despierto de repente— dijiste que eso no pasaría.

 

— yo nunca dije eso. Dije que no irías al infierno— comento, como si solo estuviera diciéndole que como esta él clima. Eizam intenta levantarse… solo lo intenta porque ni siquiera logra impulsarse para enderezarse.

 

— ¿¡que rayos…?!

 

— ah, claro. Tus lentes— me estiro para tomarlos del suelo junto a la cama, donde cayeron anoche.

 

— Eso no me preocupa— ya con los lentes puestos, me dirige una mirada de preocupación, miedo y molestia, todo al mismo tiempo— ¿Qué paso?

 

— Tuvimos sexo.

 

— ¡Eso no, idiota!— me dice, su tono destila pavor, me encanta esto. Llevarle hasta la desesperación en todo sentido. No puedo evitar sonreír, sentándome con las piernas cruzadas en el borde de la cama.

 

— pero eso fue lo que pasó.

 

— no puedo… me cuesta mucho moverme.

 

— oh… ¿fue muy rudo para ti?

 

— deja de molestarme. Lárgate.

 

— oh, vamos, no seas tan amargado— le digo, riendo— y de nuevo, tuvimos sexo. Eso es lo que paso.

 

— no entiendo— ah, sí… es tan adorable cuando no me está golpeando.

 

— soy un demonio.

 

— ¿y? Eso ya lo sé— tsk. Siempre diciendo ser tan inteligente y aun así hace estas preguntas idiotas.   

 

— Fuiste tú quien leyó es libros en la biblioteca…Técnicamente es lo mismo si lo haces con un incubo…. Arg, bien. Los íncubos se roban tu “energía” vital, así que no es raro que las “victimas”— remarco con diversión ¿victima? Jamás— enfermen  y su salud empeore hasta que mueren.

 

— ¿¡Voy a morir?!— exclama, con voy chillona y una expresión que hace que me ponga a reír. Ah, los humanos son tan divertidos.

 

— claro que no, idiota. Claro, a menos que quieras  que lo hagamos hasta que eso pase. No sería una mala muerte ¿no crees?

 

— No. Eso es horrible. Ah, casi haces que me dé algo mas— murmura, rodando en la cama para acomodarse mejor— No me siento muy bien.

 

— bueno, si te quedaras en cama todo el día, puedo hacerte compañía. No tengo nada más que hacer.

 

— ¿No tienes algún alma que atormentar?—  murmura enfurruñado, igual que un gato. Yo solo sonrió.

 

— claro que sí ¿No me vez aquí?— Eizam solo emite un gruñido mientras murmura algo del infierno— ¿No quieres que te traiga algo? Iré a la cocina, así que aprovecha.

 

— no quiero nada de ti. Seguramente me saldrá peor— ah, este humano ya está aprendiendo como cuidarse de mí. 

 

— ¿Qué te hace pensar que todo lo que hago lo hago por tener algo a cambio?— casi no me aguanto la risa, y me cuesta algo formular tan tonta pregunta pero me encanta exasperar a Eizam, mucho más ahora que no puede moverse.

 

— no confió en ti en esas cosas.

 

— Haces bien— No estoy preocupado por Eizam, para nada. Sé que estará bien, además no es que pueda sentir algo como eso por un humano. Solo importan mis propios intereses.  No parece que haya nadie más en casa, es sábado y usualmente el amigo de Eizam no está aquí los fines de semana y si él no está el exorcista tampoco.  Uh, ahora que lo pienso hubiera sido más entretenido hacer esto entre semana solo para ver a Eizam perder la razón por no ir a clases.

 

— Deccal…

 

—ah, Rosierh ¿Qué haces de nuevo por acá?—  A juzgar por la expresión que tiene no le hizo mucha gracia que le dejara en el infierno en medio de un papeleo por los últimos registros de las invocaciones, el muy idiota estaba buscando que en realidad hice un contrato con Eizam. 

 

— ¿tú que crees?

 

— bueno, no tardaste tanto como esperaba. Espero que estés contento al comprobar que Eizam me invoco.

 

— es la única verdad que has dicho en siglos.

 

— hey. ¿Se supone que debo ser honesto, amable y tratar a todos con respeto? ¿Qué será lo próximo? ¿Qué mis alas se vuelvan blancas y me vaya al cielo?

 

— No, pero al menos comportarte como un demonio de verdad… e inicia con ese color de tu cabello.

 

— eso es muy cliché, y el rosa me sienta bien.

 

— Idiota— murmura— logre contactar a lord Astaroth. No le hizo nada de gracia que le molestara en sus vacaciones, pero me mando a supervisarte—  ¿eh? Eso no suena agradable. Si él esta acá significa que no podré hacer las mismas tonterías que he estado haciendo hasta ahora aquí en la tierra.

 

— ¿Por qué? No necesitas estar acá todo el tiempo.

 

— ¡No tengo otra maldita opción! Esto es realmente denigrante.

 

— ¿ah sí? pues bienvenido a tu nueva vida— sonrió, apresurándome a desaparecer y aparecer en la habitación de Eizam— ¡Eizam!

 

— ¡AH!— Eizam aún sigue en cama, la televisión está encendida. Tengo que asegurarme de que Eizam no ha cedido. Con tal de molestar a Rosierh ahora le dejare aquí, como si fuera solo un demonio de bajo nivel. Rosierh no tiene un cargo precisamente alto dentro de la jerarquía del infierno, pero se jacta mucho de la innumerable cantidad de almas que ha logrado llevar al infierno por medio del sexo. Si, ¿a quién le importa cuántas veces se han divertido los demás cuando yo no hago más que trabajar en serio?

 

— calla,  no hay tiempo para eso. Escucha, no se te ocurra vender tu alma por nada en estos momentos, ¿Escuchaste?

 

— ¿ah? ¿Por qué tendría que vender mi alma justo ahora? No voy a venderla.

 

— excelente.

 

— ¿podrías dejar de ser tan infantil? Ah…— Rosierh ha reparado en Eizam— ¿eres tú el humano que invoco a este demonio?— Rosierh me señala con un gesto despectivo que me hace molestar.  

 

— eso creo.

 

— Entonces pide algo— ordena, yo solo me siento en la silla del escritorio donde Eizam siempre estudia.

 

— no.

 

— tienes que pedir algo.

 

— no quiero nada. No venderé mi alma, y él dice que el contrato no es reversible— Eizam logra sentarse, haciendo una mueca de dolor y aun enredado en las cobijas.

 

— no lo es, por eso tienes que pedir… espera… ¿que se supone que hiciste?— pregunta de pronto, girándose hacia mí

 

— ¿a qué te refieres?

 

— con este chico… ¿tu…?

 

— ah, eso. Solo practicaba para cuando tenga mi cambio a Íncubos y súcubos—  no es lo que paso, pero bien puede aplicar también.

 

— no puedes solo ir haciendo esas cosas con cualquier humano, ¿Cómo se supone que harás un buen trabajo si no eliges a tus víctimas?

 

  — ¿Cualquier?— murmura Eizam. Ah, creo que esas palabras no debería decirlas unas horas después de que tuvimos una noche tan intensa ¿Qué no los humanos son sensibles o algo así?

 

— ¿Y? Sé que no es una chica, pero igual funciona. Es más, incluso fue mucho más…— un chorro de agua me da directo en la cara, produciéndome un ardor de los mil infiernos— ¡Carajo Eizam! ¡¿Ahora qué hice?!

 

— No te atrevas…— sisea.

 

— ¿Qué? Solo estoy respondiendo lo que él quiere saber. Además, de no ser por él eso jamás habría pasado. Supongo que debo agradecer ¿no?

 

— No es necesario— Rosierh a penas y se inmuta por lo que hizo Eizam— además, estoy acostumbrado a esos detalles, no necesitas contarme nada.

 

— ¡Eso es mucho peor! Fuera, si van seguir hablando de esas cosas mejor váyanse al infierno— Eizam apunta el atomizador hacia nosotros, e incluso Rosierh retrocede.

 

— eres un aguafiestas. Además, esta es también mi habitación.

 

— jamás acordamos eso.

 

— no deberías exaltarse estando tan débil…. Ok, vale— no estoy nada interesado en terminar bañado en agua bendita. Además, no es nada divertido estar con Rosierh en la misma habitación que Eizam.  Conozco a Rosierh,  como todo demonio es codicioso. Y Eizam solo es mío.

 

— Parece que te llevas bastante bien con ese humano— ¿lo ven? Lo sabía.  A Rosierh le gusta decir que nada se le resiste, y ya antes uso a Eizam para sus cosas. De vuelta en la sala me siento más cómodo que en la habitación.

 

— Nada que no hiciera antes con otros— me encojo de hombros, restándole importancia. Eso es verdad, Eizam no es más que otro humano más en la gran cantidad de humanos que he conocido y lo único que le hace diferente es que es solo más memorable que otros.  Eso es lo que pasa cuando eres un demonio. Los humanos son solo existencias pasajeras que apenas y duran. No vale la pena preocuparse por ellos, hay cientos de ellos similares esparcidos por toda la maldita tierra.  

 

— Supongo que tienes razón, pero sigo creyendo que hay algo extraño— comenta, mientras se sienta en el sofá.

 

— imaginaciones tuyas.

 

— ¿Cuándo volveremos al infierno?

 

— por mi puedes volver ahora mismo, no te lo impide nadie. Yo aún tengo que esperar a que pida algo—  no le diré a él que me quiero quedar porque no quiero seguir con mi trabajo, confió lo suficiente en Unsere como para que lo sepa porque ella tiene el mismo trabajo que yo, pero alguien que no conoce lo que hago  jamás entenderá.

 

— ya quisiera. No soy tan imbécil como para desobedecer una orden de lord Astaroth.

 

— Dímelo a mí ¿Por qué crees que sigo acá?—  tampoco es posible insistirle en que se vaya, pues solo levantaría sus sospechas. Ah, que reverenda mierda de situación.    

 

 Eizam no se levantó hasta después del atardecer, para esa hora con la compañía de Rosierh casi siento que estoy de vuelta en el infierno esperando a que algún humano idiota haga una invocación.

 

— Deccal ¿puedo hablar contigo unos momentos?— me dice, entrando a la cocina. En una de sus manos lleva el bendito atomizador.

 

— ¿pedirás algo ya? Eso sería un buen detalle hoy—  ahora entiendo porque alguien querría ponerle una puerta a la cocina. La cocina parece ser el lugar preferido por los humanos para decir algún secreto.

 

— no pediré nada, pero me pone nervioso ese otro demonio. Casi se me escapa hablarle como a ti y supongo que no lo tomara bien ¿si?— pregunta, sentándose con cuidado en uno de los banquitos de la cocina. 

 

— supones bien, no encontraras a otro demonio como yo en todo el infierno.

 

— te creo… ¿es malo que este aquí?— umm, entonces sí que no es tan ingenuo este humano. Ha sacado todas esas conclusiones en unos momentos que estuvimos con él en la habitación.

 

— un poco. No te acerques mucho a él— le susurro, apareciendo frente a él y tomándole el rostro para mirarle a los ojos— Ahora eres mío.

 

— Cállate— me dice, pero el color rojo de sus mejillas lo delata— solo fue sexo…

 

— Pero es, y será, el mejor sexo de tu vida—  le digo, besándole antes de que se aleje.

 

— no eres muy modesto. ¿Por qué no tengo que acercarme a él? no pienso hacerlo, suficiente tengo con que un demonio no me deje en paz.

 

— ah, y apenas que estaba pensando que no eras tan ingenuo. Él si es un incubo, y si caíste conmigo, caerás con él con mayor razón— y si caes con él yo no pienso usarte más. No me gusta que se metan con mis diversiones.  Eizam se pone pálido, y asiente— solo no te quedes a solas con él.

 

— No quiero quedarme a solas con él— gime, mirando a la puerta con una divertida mirada de terror.

 

— puedo quedarme contigo todo el tiempo, solo tienes que pedírmelo.

 

—pero…

 

— No te llevare al infierno— con solo el placer de escucharle pedírmelo puedo pasar por alto esa parte del contrato. La mirada de Eizam recae en mí, mientras sonrió ¿Qué harás, Eizam?

 

— No… no me dejes a solas…— murmura, mirando al suelo con un adorable sonrojo. Si, muy lindo.

 

— no lo hare…— le digo, dándole unas inevitables palmaditas en la cabeza.  Y así comenzó el fin de semana en casa de Eizam.   

 

 

 

Eizam olvido que el lunes no había clases tampoco, ni el amigo raro de Eizam ni el exorcista se aparecieron en lo que resto del sábado ni el domingo. Para el lunes por la mañana la presencia de Rosierh en la casa se ha hecho molesta.  Cuando dijo que lord Astaroth le había mandado a vigilarme se tomó literal la orden. No me deja en ningún momento, se queja de todas las cosas mundanas posibles en este planeta. Que  si la cama, que si el frio, que si la comida…

 

— ¿Por qué no hay mejores programas en la televisión?— no soy el único que está a punto de perder la paciencia.

 

— ¿No puedes hacer algo con él?— me susurra Eizam.  No puedo pelear con él, y aun si pudiera no lo haría. Pero, vaya que tengo una idea.

 

— Ven— le digo, llevándolo a la cocina. Rosierh no es alguien con quien desee estar, así que me pienso largar con Eizam hasta el anochecer, y así como lo pensé, así de rápido me desaparezco con Eizam.  El puente de Londres esta algo concurrido a pesar de ser mediodía.

 

— ¿Dónde…?— tengo que sujetar a Eizam para que no cayera como la vez anterior, pero aun si me da risa verle tambaleándose. 

 

— el puente de Londres. Es lo primero que se me ocurrió— le digo, tomándolo del brazo para que avance entre la gente. Ahora estoy con apariencia humana, alejándome del lugar donde estamos— pero tenemos que movernos o Rosierh nos encontrara. 

 

— bien.

 

— ¿tienes hambre?  Yo sí, y no pienso regresar— Eizam se deja guiar por mi hasta donde me da la gana. Curiosamente ha sido muy sumiso desde que lo hicimos, y en verdad me encanta mucho este nuevo Eizam. 

 

— ¿robaremos también la comida?

 

— no es robar. Considéralo como un regalo—  Eizam no está convencido pero aun así se sienta cuando llegamos al restaurant.

 

— ¿no estamos muy cerca del lugar donde aparecimos?

 

— Sí, pero el idiota de Rosierh no pensara que estamos por aquí aun— las cosas sencillas funcionan muy bien. Más que un desayuno, hacemos una comida temprana que no está nada mal para el lugar donde estamos.

 

— ¿Por qué tiene que vigilarte?

 

— al parecer no soy muy confiable con las misiones que hago…. Bien, he hecho algunas cosas que no califican de aceptables— reconozco mientras suelto una risa— por eso me cambian de área cada que hago algo así.

 

— Oh— es raro contarle cosas así a un humano, pero bah… no es que le diga mucho. Después del desayuno nos vamos a caminar por las calles de Londres, que este día no está nublado. Todo un milagro.

 

— ¿Por qué no vamos a casa de tus padres otra vez?

 

— no involucres a mis padres con ese otro demonio.

 

— Arg, de acuerdo— y yo que quería ver sobre los humanos— entonces vayamos a un hotel y hagamos cosas divertidas— le digo, deteniéndolo y abrazándolo melosamente.

 

— dijiste que no podríamos hacerlo tan seguido…

 

— han pasado dos días, ya no estas débil.

 

— dije que no— refunfuña. Ah, pues ya qué más da. Detesto obligar a alguien a hacerlo si no quiere, es mucho más divertido hacerle caer hasta que él mismo se entrega a mí.

 

— Entonces ¿Qué sugieres?— es aburrido, muy aburrido.

 

— umm… ah, tengo una idea. Ven, sígueme— Eizam me toma de la mano y me dirige por las calles de Londres hasta llegar a un minisúper, bastante alejado del centro. Él mismo se pasea por los pasillos, tomando cosas de vez en cuando. Nunca he necesitado hacer estas cosas más que para elegir ropas, y no es igual esta tienda a una de ropa.  Eizam está concentrado en las cosas que toma, y de vez en cuando me pregunta que marca sería mejor. Ja, como si yo lo supiera.

 

— ¿Qué piensas hacer con esas cosas?— pregunto en su oído cuando estamos en la fila para pagar. Tampoco se da cuenta de que he puesto mis manos en su cintura. La mujer de la fila de a lado se nos queda viendo con una mirada de reprobación que me hace regocijarme y morderle la oreja a Eizam.  

 

— una comida en el campo. Lo hacía con mi familia los días de descanso, y recordé eso de pronto hace unos momentos.

 

— oh. Nunca he tenido un día de campo exactamente. Al menos no uno donde este descansando— Eizam me sonríe antes de adelantarse a pagar.

 

El pequeño bosquecillo donde Eizam me llevo está bastante lejos de donde estábamos y sin embargo no estábamos solos en ese lugar. Docenas de familiar andaban por ahí, y tuve que ser yo quien buscara el lugar donde sentarse.  Casi a las cinco Eizam termino de preparar los sencillos sándwiches de jamón y queso, y para las siete las familias  que había hay casi se han ido y solo quedan algunas parejas.

 

— ah, mira, ya está a atardeciendo— Eizam señala al cielo, donde ya se ven algunas estrellas.

 

— ¿Y? Atardece de la misma manera desde que este miserable mundo existe—  Eizam me dirige una mirada escandalizada.

 

— Solo disfrútalo— me dice,  obligándome a recostarme. No hay nada especial en el cielo para mí. Las estrellas surgen iguales desde hace siglos, pero sobre todo el cielo es el símbolo de todo lo contrario que soy. No hay mucho que disfrutar— ¿no es hermoso?

 

— no mucho.

 

— no seas tan amargado.

 

— ¿Ahora yo soy el amargado?— rio, volteando a ver a Eizam. Él también esta recostado en el pasto, mirando el cielo ahora oscuro, las estrellas reflejándose en sus ojos claros.  Ruedo lo justo para quedar sobre él— el cielo nunca te dará nada, no es más que mera decoración. Yo puedo ofrecerte mucho más, solo a ti—  no dejo que responda, y solo le beso. Eizam corresponde al beso con la misma  lujuria que yo— ha sido un placer hacerte caer en tentación— y lo seguiré haciendo más y más veces, hasta que me permitan quedarme. 

Notas finales:

Espero que les gustara, ya quedan pocos capitulos, y pronto estare publicando el primer capitulo de mi siguiente historia. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).