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Un diablillo se coló en mi vida. por Fullbuster

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Tras la cena, decidieron ver los tres juntos una película en la televisión. Aomine nunca había tenido niños en la casa, así que acordó que fueran Kagami y él a buscar una película al videoclub de la esquina de su calle mientras él terminaba de fregar los platos y recoger la mesa. Ninguno se quejó por aquella idea y colocándose Kagami la chaqueta, ayudó a Tetsu a vestirse para ir al videoclub.


Aomine fue más rápido que ellos terminando de hacer las cosas, así que se sentó un rato en el sofá. Prácticamente se estaba quedando dormido viendo las noticias cuando tocaron al timbre. Se levantó intentando desperezarse y pulsó el botón de apertura de la puerta principal del edificio, abriendo después el picaporte de la puerta de su casa esperando a que llegasen. Apenas dos minutos después, los dos chicos salían del ascensor caminando por el pasillo hacia la puerta de Aomine. Tetsu traía consigo una película de dibujos y, tras sonreír a Aomine, entró por la puerta abriendo la caja para sacar el DVD.


- Déjame a mí, Tetsu, ya lo hago yo – le aclaró Kagami sacando la película e instalando todo lo necesario para que se viera.


Aomine volvió a sentarse en el sofá. Estaba cansado y sabía que mañana madrugaba, pero Tetsu estaba tan emocionado con aquella velada, que trató de aguantar su sueño todo lo que pudo. No fue suficiente, a los diez minutos de haber empezado la película, Kagami sintió cómo la cabeza de Aomine chocaba contra su hombro. Pese a la sorpresa, tan sólo observó a ese moreno con los ojos cerrados sin haberse percatado de nada, durmiendo sin que Tetsu se diera cuenta por lo interesado que estaba en la película.


No fue hasta media hora después, justo cuando Tetsu se giró hacia ellos para preguntar una cosa, que se encontró a Aomine apoyado contra un Kagami que seguía comiendo palomitas y miraba la película. Tetsu se levantó observándoles, dispuesto a molestar a Aomine para que despertase, pero Kagami le detuvo.


- Déjale dormir, Tetsu, está agotado y mañana trabaja.


- Pero… no ha visto la película – dijo Tetsu haciendo un puchero.


- Se la contaremos mañana y si no… volveremos a quedar otro día para que él la vea. ¿Te parece bien?


- Bueno… vale – acabó aceptando sólo por la idea de volver a tenerlos juntos otro día más.


- Pásame esa manta de ahí, empieza a refrescar y seguro que tendrá frío en breve – le pidió Kagami a Tetsu.


Tetsu cogió la manta para dársela a Kagami, quien la estiró como pudo ayudado por Tetsu para colocarla encima de Aomine y el pequeño “Tetsuya dos”, que dormía entre los brazos del moreno. Kagami cogió en brazos a Tetsu subiéndole hasta sus rodillas, arropándole entre sus brazos mientras le tapaba también con un trozo de la manta.


- ¿Vas a leerme un cuento para dormir? – preguntó Tetsu.


- Claro y cuando te duermas, te llevaré a la habitación.


- ¿Te quedas a dormir tú?


- No sé, ya veremos – le dijo Kagami con una sonrisa – imagino que tendré que quedarme, porque Aomine entra a las seis de la mañana a trabajar, así que me tocará quedarme y por la mañana cuando te despiertes, desayunaremos los dos juntos y luego… podríamos ir a aprender a montar en bici. ¿Qué te parece?


- Me parece bien.


Kagami cogió uno de los libros que estaba en la mesa y lo abrió comenzando a leer. La noche anterior tardó siete lecturas en que Tetsu se durmiera, pero hoy… en la primera cayó completamente rendido acurrucándose junto a “Tetsuya dos” y a Aomine. Kagami no podía creerse aún que ese chico hubiera caído tan rápido. Quizá estaba demasiado relajado cuando se encontraba cerca de Aomine.


Con mucho cuidado, Kagami tomó a Tetsu entre sus brazos y lo llevó hasta su cuarto, durmiendo él también en aquella cama. No quería despertar a Aomine y menos sabiendo que tendría turno a las seis de la mañana. Necesitaría dormir.


A las cinco de la mañana sonó el móvil de Aomine. Su despertador siempre estaba programado y más de una vez, se había desvelado incluso cuando no tenía que ir a trabajar por olvidarse de apagarlo. Abrió los ojos con pesadez descubriendo que el perro dormía junto a él y entonces, se acordó de que Tetsu debía estar por la casa. Se apresuró a caminar por el pasillo en busca de la habitación del pequeño, pero cuando abrió la puerta con cuidado, se dio cuenta de que Kagami estaba allí durmiendo con el pequeño. Tras una leve sonrisa, cerró de nuevo la puerta dejándoles continuar con su sueño mientras él se cambiaba y tomaba un café bien cargado para irse cuanto antes a la base. Sólo antes de salir, dejó a “Tetsuya dos” entrar en el cuarto para que estuviera con ellos dos bien acompañado.


Kagami no se despertó hasta casi las diez de la mañana, para entonces, Tetsu ya ni siquiera estaba en la cama. Movido por la preocupación, se levantó con rapidez encontrándose a Tetsu en el sofá viendo los dibujos animados junto a su perro y con la voz muy bajita para no despertarle a él. El pelirrojo sonrió al darse cuenta de lo respetuoso que era el pequeño. Acarició su cabello para indicarle que ya estaba despierto y le comentó que subiese el volumen mientras él preparaba algo de desayunar. Hoy sería un gran día, irían al parque a aprender a montar en bici y tenía que desayunar bien.


Tuvieron que coger un par de metros para llegar al parque frente al apartamento de Kagami. Podían haber ido a otro que estaba más cerca, pero sabiendo Kagami que deberían comer en su casa debido al trabajo de Aomine y a que habían quedado en que el moreno le recogería allí al finalizar el trabajo, decidió que era mejor ir a ése.


El parque estaba abarrotado de gente, de padres que leían los periódicos y madres que leían sus libros o hablaban con otras madres mientras vigilaban a sus hijos jugar en los columpios. Kagami  le colocó el casco en la cabeza a Tetsu y tras sentarle en el banco para ponerle el resto de protecciones, le llevó hasta un lugar algo más apartado donde podrían empezar a practicar sin que hubiera obstáculos ni gente de por medio.


Un par de horas pasaron. Enseñar a montar en bici a Tetsu no fue muy complicado, aunque Kagami no quería soltarle el sillín hasta estar completamente seguro de que no caería. Pese a estar sudando por correr tras él todo el tiempo, a Kagami le daba igual, se lo estaba pasando en grande observando cómo Tetsu aprendía. Finalmente, se decidió a soltarle el sillín. Mantuvo el silencio unos segundos observando con felicidad a Tetsu pedalear solo por el carril asfaltado.


- Tetsu… gira como te he enseñado, ya vas solo.


Un feliz Tetsu, giró el manillar volviendo por el camino para parar frente a Kagami. Tras tomarse un helado frente a la fuente principal, pronto decidieron volver a casa. Seguramente Himuro ya estaría despierto y el pelirrojo deseaba volver a casa para comer con él. Era probable que anoche llegase muy tarde de la fiesta con sus compañeros, así que había tomado la decisión de no molestarle en toda la mañana.


Al abrir la puerta del apartamento, Himuro estaba sentado en el sofá leyendo el periódico junto a una botella de agua. Kagami sonrió, desde luego había tenido que ser una noche movida para que su novio estuviera junto a esa botella tratando de hidratarse.


- ¿Bebiste mucho anoche? – preguntó Kagami sonriendo.


- Un poco – aclaró Himuro con una leve sonrisa al ver entrar a su novio junto a Tetsu – Vaya, Tetsuya… ¿Vienes a comer con nosotros?


- Sí. Dai está trabajando – aclaró.


- Ya veo – sonrió Himuro – no te vi anoche cuando llegué – dijo esta vez hacia Kagami.


- Me quedé a dormir en casa de Aomine. Tetsu olvidó su libro aquí en casa y fui a llevárselo pero… Aomine es realmente malo en la cocina, tuve que ayudarle un poco. Luego él se quedó dormido en el sofá al principio de la película y acabé pensando que si tenía que traerme a Tetsu muy temprano, te despertaría por la mañana y estarías cansado, así que me quedé a dormir en la habitación de Tetsu. No quería molestarte.


- Sí, tranquilo, lo entiendo. ¿Dónde habéis estado esta mañana?


- En el parque de aquí abajo. Quería enseñar a Tetsu a montar en bicicleta. Aomine quiere llevárselo este fin de semana a la vuelta ciclista que hacen por la ciudad. Yo tengo que trabajar, pero si quieres podrías acompañarles – le aclaró Kagami.


- No, gracias – le informó Himuro – tengo que revisar casos pendientes, estaré todo el fin de semana trabajando. Aprovecharé que no está Tetsu por casa para ponerme al día. Pero la semana que viene podríamos hacer algo juntos los tres.


- Claro, me encantaría pero… tengo un par de días de trabajo, el fin de semana, el jueves y el viernes – le confirmó.


- Podemos ir el lunes o el martes entonces.


- Perfecto – le dijo Kagami – voy a darme una ducha, apesto a sudor – sonrió el pelirrojo haciendo sonreír a su novio - ¿Le echas un ojo a Tetsu?


- Sí, tranquilo.


Himuro esperó a que Kagami se marchase y se acercó a Tetsu dejándole en la mesa un bote de plástico con batido de vainilla recién sacado de la nevera. El pequeño observó el envase unos segundos y luego se giró hacia Himuro con un cierto sonrojo en sus mejillas.


- Los compré el otro día para ti. Hay más en la nevera – le sonrió.


- Gracias – sonrió Tetsu cogiendo el envase y abriéndolo.


Tetsu se dio cuenta en aquel momento de que Aomine tenía razón en todas sus palabras, Himuro lo intentaba a su manera. Quizá nunca había interactuado con niños y no sabía cómo hacerlo, pero lo estaba intentando, eso no podía discutírselo. Cambió su mirada a la televisión mientras absorbía su bebida por la pajita y entonces, se quedó paralizado observando a unos niños jugando.


- ¿Ocurre algo, Tetsu? – preguntó Himuro al verle tan absorto mirando a los niños de la televisión.


- Tú… ¿Tienes hermanos? – preguntó.


- No – le confesó Himuro.


- ¿Y Kagami?


- No que yo sepa – le respondió nuevamente Himuro.


Himuro se sorprendió de aquello, pero no dijo nada más al ver que Tetsu volvía a absorber por la pajita terminándose el batido. La pregunta había sido extraña para la situación o eso pensaba Himuro. Quizá debería hablar con Aomine del asunto puesto que fue él quien llevó su informe psicológico.


El resto del día, los tres se quedaron en casa jugando, a excepción de un par de horas donde decidieron salir a comprar al supermercado y luego, a enseñarle a Himuro cómo montaba en bicicleta un recién enseñado Tetsu, que emocionado, daba vueltas por el parque intentando no perder el equilibrio. Aquel momento, Himuro lo aprovechó para comentarle sus dudas a Kagami pero éste llegó a la misma conclusión que anteriormente había adquirido Himuro, habría que contárselo a Aomine.


Aomine no llegó hasta casi la noche a recogerle y cuando entró, Tetsu estaba dormido en el sofá tapado con una manta. Los dos chicos le comentaron si podía sentarse un momento en la barra americana y con una sonrisa, lo hizo.


- Ya he comprado si es por lo que vas a regañarme – le dijo Aomine sonriendo.


- No es eso – sonrió Kagami – su nevera estaba criando telarañas – aclaró hacia Himuro, quien no puedo evitar que se le escapase una risa al instante – es sobre Tetsu. ¿Has podido hablar con él sobre la familia?


- Abordé un poco el tema familiar en la entrevista para el juzgado pero no he profundizado. Pensaba hacerlo ahora en los días libres que tengo – comentó - ¿Por? ¿Ha dicho algo extraño?


- Preguntó si teníamos hermanos – comentó Himuro – pero no es lo que preguntó lo que me ha dejado así, sino el momento en que lo ha hecho, se paralizó al ver a unos niños jugando en la televisión.


- Indagaré este fin de semana. Es posible que tenga un hermano o algo, aunque es extraño, generalmente o al menos yo cuando estaba en menores, intentábamos que los hermanos siempre estuvieran juntos, es el único lazo sanguíneo que tienen y hay que mantenerlo.


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