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Un diablillo se coló en mi vida. por Fullbuster

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Había pensado mucho sobre qué hacer de vuelta a casa. Por momentos, se moría de ganas de ir a recoger a Tetsu y, por otro lado… prefería que Kagami pasara más tiempo con él. Tras ver lo tarde que era, pensó que el pequeño debía estar ya durmiendo, así que prefirió pasar la noche él solo en casa y recogerlo por la mañana.


Ya estaba aparcando el coche cuando su móvil sonó. Lo buscó por todos lados dentro de su bolsa y al final, cuando consiguió encontrarlo, observó con extrañeza el nombre de Kagami en la pantalla. ¡A buenas horas se dignaba a contestarle! Seguramente preocupado de que le hubiera ocurrido algo por no haber ido a buscar a Tetsu esa noche.


Suspiró durante unos segundos echando la cabeza hacia atrás contra el respaldo. Cerró los ojos y pensó qué hacer realmente. Ese chico llevaba todo el día evitando cogerle el teléfono y ahora… a casi la una y media de la madrugada, le llamaba preocupado. Ni siquiera sabía qué pensar de todo aquello, pero prefirió colgar el teléfono. No tenía ganas de ponerse a hablar ahora de tonterías que tuviera que contarle Kagami, no quería escuchar sus excusas para intentar explicarle el motivo para no coger su teléfono. Quizá no le vendría mal probar un poco de su propia medicina.


Abrió la puerta de su coche y, cogiendo la bolsa, salió de allí para subir a su piso. Todo estaba a oscuras y el silencio reinaba en todo el apartamento. En esos momentos era cuando más echaba en falta a Tetsu, con sus risas y sus palabras de ánimo que consolaban el cansancio de todo un día de trabajo.


Aquella noche apenas pudo dormir pensando en Tetsu, en que le echaba de menos y sobre todo… en qué narices le ocurría a Kagami para que estuviera tan raro con él. Antes siempre le mandaba algo, alguna foto de ellos cuando estaban juntos, o algún plato de la exquisita comida que preparaba Kagami… pero hoy… no había mandado ni una sola fotografía, no había dicho absolutamente nada y sabía que ocurría algo desde la perdida mirada que tenía el otro día en el parque. Estaba enfadado, no podía negarlo, estaba enfadado de que Kagami no le hubiera cogido el teléfono cuando necesitaba una simple información. Le habría ahorrado mucho trabajo si tan sólo hubiera contestado.


A la mañana siguiente, tras arreglarse, se dispuso a ir a buscar a Tetsu para comer todos juntos en la casa de Akashi. Lo único que le preocupaba era tener que ir a ver a un extraño Kagami del que no entendía absolutamente nada de lo que le ocurría. Una vez llegó hasta la casa del pelirrojo, tocó a la puerta con los nudillos y esperó a que este abriera.


- Aomine… - escuchó que susurraba el pelirrojo al abrir la puerta – te estuve llamando toda la noche. ¿Dónde estabas? – preguntó preocupado y con evidentes ojeras de no haber descansado nada bien.


- Yo también te estuve llamando todo el día – le dijo Aomine - ¿Dónde estabas tú?


Kagami se tensó al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Aomine se había dado cuenta de su comportamiento y no estaba nada contento.


- Creí que no te interesaba hablar conmigo realmente anoche, puesto que llevas todo el día evitándome, por eso te colgué y me negué a hablarte. No quería causarte más problemas. ¿Dónde está Tetsu? He quedado a comer con un amigo.


- Se está cambiando – dijo Kagami algo entristecido – ¿Por qué no entras y hablamos?


- ¿Hablar? – preguntó Aomine – hablar quería hacerlo ayer, Kagami, quería contactar contigo para que me dieras información sobre el orfanato de Tetsu, era importante y tú te negaste a contestar. No sé por qué debería interesarme ahora hablar contigo.


- Lo siento… fue un día difícil – se disculpó Kagami – pero… es que… mi novio y yo no estamos pasando por un buen momento.


- ¿Y yo qué tengo que ver en esto Kagami? – preguntó Aomine - ¿Por qué estás huyendo de mí? No lo entiendo.


- Porque… - intentó hablar Kagami pero al alzar la vista hacia Aomine, su sonrojo volvió a presentarse en sus mejillas – porque…


Kagami cerró los ojos con fuerza pensando qué hacer, pensando las palabras adecuadas para poder explicarle a ese chico su pésimo comportamiento de los últimos dos días, pero nada salía de su garganta.


- Joder – susurró Kagami ante un sorprendido Aomine – joder – repitió intentando cargarse de fuerza para poder decirle las cosas. Al final, las palabras fueron incapaces de salir.


- Tengo que irme, Kagami, voy a llegar tarde. Dile a Tetsu que le espero abajo – le dijo sin más el moreno volviéndose para irse.


Al darse cuenta el pelirrojo de cómo Aomine giraba para marcharse, no pudo evitar reaccionar con mayor brusquedad y coger la muñeca del moreno con cierta violencia impidiéndole que se fuera. Aquel leve contacto le hizo darse cuenta a Kagami de que era cierto, ese chico le ponía nervioso, pero lo hacía porque estaba sintiendo algo por él, algo demasiado fuerte. Abrió los ojos de golpe y sin mirar a un sorprendido Aomine, se lanzó sobre él uniendo sus labios a los del moreno.


Kagami ni siquiera entendía cómo había podido tener un arrebato de ese estilo, pero ya no había vuelta atrás, le había besado, le estaba robando un beso a ese chico que se había quedado completamente congelado ante tal acción.


La mano libre de Kagami que no bloqueaba la muñeca de Aomine, subió por su brazo hasta alcanzar la nuca del moreno. Acarició con suavidad su cabello mientras mantenía cierta presión evitando que aquel contacto pudiera romperse. El mismo Aomine, al sentir el escalofrío de las caricias que recibía bajar por su columna vertebral, cerró los ojos dejándose llevar por unos segundos en aquel beso.


Era la primera vez que le besaba un hombre, nunca antes había experimentado nada igual, tan sólo había tenido algún revolcón pasajero con alguna chica a la que conoció por casualidad en algún bar. Esto era nuevo para él y ni siquiera se había percatado de que aquel pelirrojo pudiera estar raro por su culpa, por los sentimientos que brotaban hacia él, ahora se daba cuenta de ello.


Al separarse Kagami de él, observó en los ojos del moreno la duda, esa indecisión tan típica que él ya había experimentado, ese chico no había besado jamás a alguien de su mismo sexo y estaba paralizado sin entender qué ocurría.


- Yo… lo siento – se disculpó Kagami al darse cuenta de aquello – no sabía que tú… ¡Joder! Siempre meto la pata.


- Kagami… no deberías hacer esto, tú tienes novio… ¡Dios! No quiero meterme en medio.


Kagami estaba a punto de decirle todo lo que ocurría en su relación con Himuro, en cómo ambos se habían dado cuenta del error que sería seguir juntos teniendo sentimientos por otros, quería contarle que se estaban dando un tiempo y sobre todo… hablar con ese chico que parecía no sentir atracción por su mismo sexo, pero Tetsu salió sonriendo con su mochila a hombros y ambos adultos se callaron pese al sonrojo que llevaban en sus rostros.


- ¿Qué ocurre? – preguntó Tetsu - ¿Estáis malos? Estáis muy rojos.


- No, es que… no he pasado una buena noche – se adelantó Aomine agachándose para tenerle de frente – me duele un poco la cabeza pero estoy bien.


- Vale – dijo Tetsu elevando sus hombros como si con eso se diera por satisfecho.


Tetsu comenzó a caminar hacia el ascensor y Aomine mantuvo su posición en el suelo unos segundos más hasta que observó a Kagami observándole desde el marco de la puerta.


- Aomine… ¿Podemos hablar de esto? Yo de verdad que lo siento, no sabía que tú…


- No es eso lo que me ha molestado – se adelantó una vez más Aomine cortándole – es sólo… no tengo tiempo ahora para hablar de esto. Tengo que llevarme a Tetsu, hemos encontrado a su hermano. Te llamaré esta noche cuando acabemos – dijo Aomine marchándose de allí algo preocupado.


- ¿Su hermano? – susurró Kagami desde la puerta sorprendido por las palabras de Aomine. Fue entonces cuando comprendió la insistencia en las llamadas de ayer – joder, Taiga – susurró golpeándose la frente contra el marco de la puerta – no puedes ser más imbécil ni meter más la pata.


Aomine acompañó en completo silencio a Tetsu hasta el ascensor. No era ningún secreto para el pequeño que algo había ocurrido entre esos dos al verles tan tensos, pero no sabía cómo indagar en aquel tema. Cuando Daiki se giró hacia el pequeño, éste le miró y sonrió intentando calmar el ambiente.


- ¿Qué pasa? – preguntó Aomine.


- ¿De qué hablabas con Kagami? – preguntó Tetsu.


- Nada importante.


- ¿Dónde vamos a ir a comer? – preguntó el pequeño mirando cómo los números descendían en la pantalla del ascensor.


- A casa de Akashi – sonrió Daiki – ya verás, nos lo pasaremos bien.


En el resto del camino, no volvieron a hablar y eso era algo que preocupaba a Tetsu, ya que Aomine siempre solía contarle cosas. Era muy animado. Desde el asiento trasero, mientras acariciaba a “Tetsuya dos”, observaba a veces a Aomine conduciendo. Sabía que algo le preocupaba, aunque aún no estaba seguro de qué podía ser. No fue hasta que llegaron al pasillo del lujoso apartamento de Akashi, cuando realmente Tetsu empezó a entender un poco de qué iba todo aquello.


Daiki se agachó un segundo frente a él, colocándole mejor la chaqueta y la mochila que llevaba al hombro como si quisiera ponerle presentable para algo. Hasta le revolvió un poco el cabello tratando de dejarlo un poco mejor a como lo llevaba.


- ¿Qué ocurre? – preguntó Tetsu – estás muy serio y no es típico de ti. ¿Ha ocurrido algo con Kagami? ¿Te has enfadado con él?


- No. ¿Por qué tendría que enfadarme? – sonrió Daiki tratando de aparentar normalidad.


- Porque sé que ayer no te cogió el teléfono ninguna vez. Creo que le gustas – sonrió Tetsu – y también sé que lo está pasando mal con Himuro, se han dado un tiempo, aunque no sé muy bien qué es eso.


- Eso es lo que siempre se dice antes de romper – dijo Aomine preocupado.


- ¿Romper? – preguntó Tetsu.


- Sí… cuando dos personas ya no quieren seguir juntas. A veces… dicen lo de “dar un tiempo”, pero normalmente sólo es un paso antes de la ruptura definitiva, es casi como dar largas a algo que es inevitable. Pocas parejas vuelven a estar juntas después de esas palabras – dijo Aomine.


- ¿Es porque te quiere?


- No lo sé. Tendré que preguntarle esta noche lo que está ocurriendo – sonrió Aomine con dulzura – ahora lo importante eres tú, ¿vale? ¿Estás bien?


- Sí.


- Estupendo, porque vamos a ver a alguien más que a Akashi.


- ¿A su familia?


- No es su familia precisamente.


- ¿Un amigo vuestro?


- Se podría decir que es algo así, pero es alguien más importante para ti que para nosotros – le aclaró Aomine – no quiero que te precipites, ¿vale? Tómatelo con calma.


Aomine se levantó y empujó la puerta que Akashi había dejado simplemente entornada desde que había llamado al timbre de abajo. Seguramente el mismo pelirrojo estaría hablando en aquel momento con Chihiro. Al abrir la puerta, Aomine le cedió el paso a Tetsu, quien entró con una sonrisa que se congeló en su rostro al fijar sus ojos en el otro chico que intentaba seguir la conversación de Akashi.


Chihiro movió los ojos hacia los dos invitados al escuchar la puerta, perdiendo entonces el hilo de la conversación que Akashi trataba de continuar con él. Ni siquiera podía oírle desde que vio a Tetsu frente a él.


- ¿Tetsu? – preguntó Chihiro abriendo los ojos por la sorpresa.


- Chi… Chihiro – pronunció Tetsu al verle frente a él.


En aquellos últimos años había olvidado la sonrisa de su hermano, pero en aquel instante, al ver a Chihiro sonreír y olvidarse de Akashi para girarse hacia él, se dio cuenta de que seguía siendo su hermano y que estaba allí.


- Ve – le dijo Aomine a un paralizado Tetsu – es él – le aclaró como si intentase confirmarle que no era una ilusión lo que veía.


Tetsu sonrió entonces caminando hacia un Chihiro que también había comenzado andando, pero al segundo siguiente, corría hacia él y se lanzaba a abrazarle.


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