A altas horas de la noche, risas acompañadas de varias copas de coctel se oían en un bar cualquiera de Tokyo. Habían creado una atmosfera que solo los involucraba a ellos.
Sakuma Ryuichi. Alegre. Maduro. Espontáneo. Extrovertido, casi tanto como él. La gente suele decir que los polos opuestos se atraen, pero en la ciencia nada es absoluto, y tal vez esa fuese la excepción de las reglas.
Su vulnerabilidad al alcohol era evidente, al igual que su atracción hacia ese hombre que parecía una estrella del mundo de la música , o del modelaje. Quería besar su boca sin parecer un extranjero fácil y desinhibido, debía controlar sus impulsos, dejar de decir burradas en su lengua natal, evitar que sus mejillas ardieran ; pero era imposible, Ryuichi era demasiado llamativo para él, y sus deseos no podían suprimirse al verlo actuar de forma tan infantil y provocativa al mismo tiempo.
A esas alturas, ya cada uno sabía datos básicos del otro. Shuichi no se sorprendió que Ryuchi fuera estudiante de Artes Musicales , eso le caía como anillo al dedo.
El número de copas aumentó, probaron otras bebidas, probaron sus labios, aquello podía ser realmente adictivo…
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Le dolía la cabeza, al abrir los ojos se quedó mirando al techo unos segundos , reconociendo que no estaba en su dormitorio. Se asustó e incorporó de la cama totalmente desconcertado, empezó a sudar frío, e instintivamente se palpó el cuerpo, tenía ropa puesta, de momento eso era lo más importante.
- Por fin despertaste- esa voz , alguien entraba en la habitación .
- Sakuma – san … yo … ehh… - rojo como las amapolas , el tartamudeo era demasiado notorio para señalar que estaba nervioso, que había cometido una locura esa noche, y que había arruinado su estancia.
- Eh Shu chan hehe, tranquilo, parece que vas a explotar de lo rojo que te has puesto- se sentó en la cama , cerca de él,y acarició sus cálidas mejillas – No hicimos nada, te pusiste algo borracho pero tus compañeros ya se habían ido, así que te traje a un hotel cercano. No te preocupes.
Su sonrisa, oh si, suave y cristalina, Shuichi apreciaba ese detalle y concluía por sí mismo : Ryuchi era diferente.
A ese día le siguieron más , pensó que perderían el contacto , que Sakuma se aburriría de él por no poder comunicarse correctamente, que Sakuma no tenía porque perder tiempo con él…
- Shuuu chaaan… na no daaaa… vamos al parque de atracciones – volvía a su modo infantil, no es que le molestara, nada de él lo incomodaba, pero todo aquello era nuevo para él.
- Claro Ryuichi, además, así podrás enseñarme esos snacks tan famosos, los pocus…, pekis…
- Pockys.
- Claro, eso hahaha , perdón.
- Es increíble que sepas tanto de Japón pero no hayas oído hablar de los pockys, te gustarán, hay de muchos sabores no daaaaaaaaaaaaa, vamos!!!
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Más y más salidas, para dos personas que se agradaban tanto mental como físicamente , el resultado era obvio , y Sakuma san lo tenía claro desde hacía tiempo, exactamente, desde la primera vez que lo vió.
Shuichi no tardó en aceptar salir con él, su primer noviazgo con un extranjero, los de la residencia casi se lo comen , ya fuese por alegría o por envidia, tampoco le importaba. Sakuma san era todo lo que buscaba en un hombre ( o mujer), su mente y corazón todavía inocentes lo recibieron con los brazos abiertos,¿ que podía salir mal?
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Obsesión,él era su pequeña obsesión. ¿Pequeña? No, ese era el término dulcificado.
Su perversa risa hizo temblar a su criado, quien hacía caso omiso a los delirios del hijo del jefe pero realmente quería largarse de ahí. Sakuma- sama no estaba en su modo cuerdo en esos instantes, por lo tanto replicar no era una de sus mejores opciones.
Sin moverse de su lugar y temblando, escuchaba como soltaba incoherencias, sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, el susodicho se había colocado a su lado y susurró:
- Amo a Shindou Shuichi
En su interior no pudo más que apiadarse de quien fuese esa persona. Definitivamente, Shindou san estaba condenado.