Después de terminar con la denuncia y demás, lo ayudaron a llegar a una cafetería. Una mujer amable lo curó a él y al pequeño rubio que se negaba a que alguien se le acercara demasiado, estaba asustado aún. Cabe decir que jamás soltó al niño y el pequeño tampoco lo soltó, incluso ahora que estaban sentados en ese lugar, el castaño acariciaba la cabellera alborotada del pequeño sentado en su regazo. La mujer los trató con calma y a la vez ayudó a Iruka a contactarse con alguien, ofreciéndole su propio celular. Iruka llamó a la única persona que podría ayudarlo… Kakashi, aunque lo único que dijo es que alguien le robó y que ahora estaba en una cafetería esperando a la policía para poner la denuncia. Creíble, bueno eso pensó, pues Kakashi se lo creyó
Iruka ahora estaba siendo atendido por un muchacho, pues después de aquel desastre, el jefe del agresor le vino a pedir disculpas a él y al pequeño. Como compensación le pagó una comida completa en aquella cafetería, aunque Iruka solo dictaminó
-no solo porque pague mi consumo dejaré sin denunciar a su empleado, y si resulta que usted fue el actor intelectual de la agresión, pagará de la misma forma – el castaño aun abrazaba al rubio que en silencio solo escuchaba
-entiendo – la voz del jefe se tornó un tanto asustada, pero no reclamó nada – de todas formas pagaré lo que consuma
-no quiero ser grosero. Pero lárguese –
Y así Iruka quedó libre al fin. Suspirando aliviado porque ya no tenía que charlar con nadie y estaba solo con el pequeño en una mesa. Podría empezar la charla sobre aquellos acontecimientos, necesitaba saber porque el pequeño en sus brazos, quien no había soltado ni una sola palabra, se metió en esos líos y si de verdad robó algo. Iba a hablar pero algo resonó primero… la barriguita del más pequeño. El castaño reía bajito sintiendo como el menor escondía su rostro en su pecho, pero llamó al mesero, pidió algo grande, postres incluidos y dejó que el más pequeño llenara su estómago. Solo allí el menor se sentó en la silla contigua animado al ver tanta comida, disfrutando de todo con emoción mientras se presentaban formalmente. Naruto Uzumaki, ese pequeño soltó su nombre mientras devoraba el postre de chocolate y suspiraba por el sabor e Iruka le dijo el suyo mientras recibía la ayuda del infante para tomar el sándwich y prepararlo como se debe
-¿por qué me ayudó? – la voz del menor al fin cortó el silencio
-porque un niño es un niño, nadie debe maltratarte
-pero yo… yo le robé a ese hombre – Iruka solo sonrió, el pequeño era honesto al parecer
-¿y por qué lo hiciste?
-yo… – el arrepentimiento de Naruto se reflejaba en ese silencio culposo
-¿qué le robaste? – bueno si tenía una razón para robar, podría saberla solo con saber las cosas que fueron de interés para el pequeño
-unos panes y dulces – confesó avergonzado mientras veía a una chica dejar unos bollos rellenos y dos tasas de chocolate en su mesa
-¿tenías hambre? – el menor solo soltó un gemidito y el castaño lo interpretó como un si – entonces está justificado
-pero yo… usted fue golpeado por mi culpa – de nuevo mostraba esa mueca de dolor y arrepentimiento. Cosa que Iruka se lo imaginaba solo con escuchar los tonos de voz del menor
-me han herido más que esto – sonrió el castaño mientras tanteaba la mesa en busca de la taza hasta que el menor lo ayudó a tomarla – no hay problema… come… come todo lo que quieras, ese hombre pagará por nosotros
-gracias-dattebayo – sonreía ampliamente
-¿pero por qué robaste? ¿Acaso tus padres no te dan de comer? – bueno existía todo tipo de personas en este mundo, conocer a las más rastreras no sería raro
-porque… soy huérfano – habló con calma aunque con tristeza
-¿y en el orfanato no hay comida? – usaba sus dotes de “psicólogo” y de aficionado a las historias de misterio para lograr que el pequeño le dijera todo
-me escapé hace unos días… en ese lugar no te tratan bien, morimos de hambre y los más grandes te golpean. No quería quedarme ahí – ya con su estómago lleno podía hablar con tranquilidad, mirando al mayor que tenía banditas en su ceja y una curación en el labio, pero se veía gentil… y le dio de comer, además de protegerlo, podía confiar en él
-eso es malo… un niño pequeño no debe estar solo
-pues yo… no tengo a nadie y no quiero molestar a nadie tampoco-ttebayo
-te entiendo – Iruka sonrió recordando sus propias palabras a una edad temprana, iguales, la misma idea… – también soy huérfano
-¿en serio?
-si… ¿sabes que tendrás que regresar al orfanato, verdad?
-no lo haré – Naruto se estremeció al pensar en ello
-entonces necesitas unos padres – bien la idea le llegó de pronto, así fugaz como una estrella. Pero al diablo, ya había hecho locuras en el pasado, pero esta sería por el bien de alguien más. Alguien que de verdad lo necesitaba
-puedo vivir sin ellos – bufó al pensarlo – lo he hecho hasta ahora. Voy a una casa deshabitada a escondidas, solo para tener un lugar donde dormir, nadie se ha enterado que sigo por la ciudad
-pero las leyes son así… no puedes vivir solo – Iruka sintió un dolor en el pecho al escuchar la dura realidad que Naruto vivía, no podía imaginarse todo eso
-no entiendo esas cosas, solo tengo seis años… casi seis y tres meses – decía mostrando sus dedos aunque cuando recordó que el mayor no podía ver nada, bajó sus manos
-entonces quédate conmigo – Iruka sonrió imaginándose la carita sorprendida del pequeño
-¿por qué usted acogería a un extraño?... además no quiero ser un estorbo, puedo defenderme solo – habló con seguridad, mucha a pesar de su corta edad
-un trato... hagamos un trato – el castaño cada vez se sentía más identificado con ese pequeño. Independiente, testarudo, guiado por la madurez forzada debido al abandono, aunque no fueran historias con el mismo problema… al final… estaban solos y sin alguien que los amara a esa edad tan necesaria
-¿qué trato?
-yo te doy casa, comida y si quieres un apellido… y tú te vuelves mis ojos – Iruka entendía lo difícil de la soledad a esa edad. Por eso sentía aquel impulso de abrazar a Naruto y no soltarlo más
-¿volverme sus ojos? – su curiosidad aumentaba con cada minuto. Ese hombre parecía ser sincero, le daba confianza pero también un poco de duda, porque… no conocía la gentileza de un extraño
-si… necesito alguien que cuide de mí y tú necesitas un adulto que cuide de ti – sonrió por lo raro de aquella conversación
-¿eso es posible? – Naruto no se creía todas esas cosas, los adultos en el orfanato venían por ver a los más pequeños, si superabas los dos años ya eras rechazado. Vivió esos días donde con ilusión esperabas a una pareja que hablara contigo, que te dijera que quería adoptarte… cada rechazo era más doloroso que el anterior, no quería volver a pasar por eso y ahora pensaba no necesitar de un adulto
-tengo a alguien que me debe un favor – Iruka se reía al recordar a su jefe, una llamada y estaría resuelto. No por nada le salvó el trasero a ese viejo con mañas de infiel. Él le contactaría con la persona que necesitaba, un abogado – ¿entonces qué me dices, Naruto?
-eso suena bien – reconoció
-entonces… ¿qué dices si te adopto? – decir aquello era tan raro y aun así sonrió un poco emocionado
-¿serias mi… papá? – levantó una ceja extrañado
-solo si tú quieres
-no sé… no lo conozco – sincero y directo. Iruka adoraba eso
-buena respuesta – el mayor empezó a reírse, en verdad era un niño perspicaz
-pero usted es buen hombre, me ayudó cuando lo necesitaba… con eso me demostró que es gentil. Y como necesito a un adulto para que no me lleven a un orfanato… acepto – sonriente se acercó al castaño y estiró su mano
-entonces ya somos familia – sonrió e interpretando lo que el pequeño hacía estiró su mano también. Aunque fue Naruto quien le ayudó a estrecharlas – pero necesito… decirle el plan a alguien más
-no hace falta. Lo acabo de escuchar – Iruka se asustó pues recién acaba de pensar que no estaba viviendo solo, que rentaba un cuarto y que… bueno. Decidió algo sin consultar a su amigo más cercano, fue impulsivo y ahora hasta tenía… ¿un hijo? – así que… ¿podrías contarme que pasó en realidad? – Naruto se agarró del brazo de Iruka, aún le asustaba que alguien le hiciera daño – estás herido… y con un niño al que adoptarás, esto no me suena a un simple robo – parecía un reclamo pero la verdad Kakashi solo tenía curiosidad… ¿cómo Iruka podía meterse en esa clase de situaciones absurdas? Tal vez porque era una persona con una vida complicada
Iruka con Naruto sentado en sus piernas empezó con la explicación, mientras Kakashi solo escuchaba en calma, observando al pequeño que… comía de nuevo, aunque el también aprovechó y pidió algo para degustar. La comida sabía delicioso, así que mitigaba la sorprendente historia y la sorpresa por saber que su inquilino, amigo y… el asunto era que Iruka pronto sería padre adoptivo de ese rubio vivaz, cuyos ojos azules saltaban llenos de energía, de vida, de ingenuidad a pesar de lo mal que parecía haberlo pasado, pues tenía las mejillas un poco hinchada por los golpes. Kakashi no dijo nada por un rato, estaba procesando todo, pues Iruka parecía decidido.
Iruka sabía que no sería fácil adoptar un niño, mucho menos en su condición de no vidente, pero tenía contactos, así que no había problemas… al menos eso quería pensar, pues no dejaría a Naruto por nada de este mundo. También tenía en cuenta que Kakashi era el dueño de casa y eso era determinante también
-me mudaré… la verdad esto ha sido de un día para otro – Iruka tenía en cuenta que nadie lo iba a ayudar a cumplir sus locuras, así que le ahorraría el trabajo a su casero
-menos de un día Iruka. Han sido horas, pensé que solo saldrías de compras – pero ahora tenía al castaño herido justo en frente y eso le preocupaba
-bueno… pues lo entiendo. Por esa misma razón no quiero incomodarlo, dejare su casa, me mudaré
-le estoy causando muchos problemas – Naruto miró al castaño y suspiró – debemos romper el trato si es así
-nada de eso Naruto – sonrió Iruka acariciando los cabellos revoltosos – te adoptaré, eso no cambia en nada. Solo que para eso debo tener un lugar donde vivir y…
-y esa es mi casa – Kakashi tampoco se creía que estaba siendo arrastrado por esa situación, o que estuviera aceptando aquello solo por tener a Iruka cerca. Con solo escuchar la posibilidad de tenerlo lejos se dio cuenta que lo necesitaba cerca, más de lo que pensó… no quería perderlo
-pero Kakashi-san… no quiero obligarlo a ser parte de mis impulsos – se reía bajito abrazando al pequeño – quiero a este pequeño conmigo pero no puedo afectar a alguien más – Naruto se sonrojó un poco al recibir aquel gesto cariñoso, casi no los había experimentado en esa vida
-no es problema, eres mi amigo Iruka… es una locura adoptar a alguien así porque si – sonrió viendo al pequeño – pero creo que te entiendo y te apoyaré. Conmigo tienes casa y trabajo, así que supongo que se te facilitan las cosas de cierto modo. Te ayudaré
-gracias… no sé cómo voy a pagarle esto – Iruka estaba emocionado, no solo podría ayudar a Naruto sino que… estaría cerca de su amor platónico, tenía suerte. Lo sabía
-pues… primero diciéndome qué contactos tienes, porque adoptar a alguien no es nada fácil – Iruka sonrió, de verdad iba a ser una locura.
Kakashi se reía porque en verdad disfrutaba de la forma tan rara que Iruka forjaba su vida, mucho más si era arrastrado con él. Después de años de pasividad sin contacto con demasiadas personas, ahora las locuras… en cierto punto le asustaban y las gozaba a la vez. Una de ellas era que adoraba la sonrisa de Iruka, estaba perdiéndose en aquella existencia… estuvo pensándolo desde hace tiempo, mucho más después de aquel beso y ese mes que transcurrió, estaba casi seguro de lo que estaba pasándole. Iruka era importante para él, un alma dulce, amable, generosa y con este acto solo lo certificó. Adoraba a Iruka. ¿Podía definir qué era lo que sentía por ese castaño loco?... tenía una idea pero debía comprobarla, pero por el momento… Naruto llegó a su vida también
Iruka estaba contento, después de calmarse por aquella escena y problema, llevó a Naruto a su casa… la que ahora tendría a tres individuos. Kakashi solo veía la interacción de esos dos, que ni bien llegaron empezaron a platicar, no solo ellos dos, sino que lo incluían también. Una de las cosas más importantes para Kakashi era la reacción de aquel pequeño ante su apariencia. Así que antes de empezar con algo más, se sentaron en la sala, se quitó la bufanda y las mostró, sus cicatrices ahuyentaban a muchos. La reacción de Naruto fue la más sorprendente de todas
-¿alguien malo le hizo eso? – la manito de Naruto recorrió las marcas, pues apenas vio la apariencia del peliblanco se acercó con rapidez – la gente es mala, también tengo unas – sonrió tocándose las marquitas que tenía en su rostro, tres en cada mejilla. Así tenía la apariencia de un zorrito
-son superficiales – dijo Kakashi observando las marquitas, pensó que eran defectos de la piel del pequeño – y las tuyas te quedan bien
-fueron dolorosas y sangraban – habló Naruto rememorando lo ocurrido hace un par de años – pero dicen que me curo bastante bien… pero las suyas parecen que fueron más dolorosas… usted no se merece eso Kakashi-san, porque es tan gentil como Iruka. Me ha dejado quedarme aquí-dattebayo
-gracias – fue la simple respuesta de Kakashi y abrazó al pequeño. Iruka eligió bien a quien adoptar
Iruka no sabía bien que pasó, pero sus lágrimas cayeron de repente, tal vez se sentía conmovido por lo que escuchó. Naruto era un alma blanca, sufrida pero las cicatrices podían sanar, era un niño apenas, sin prejuicios, aceptando a Kakashi con todo y defectos físicos. Iruka se calmó después de un rato, escondiendo sus lágrimas pues… hubiese querido tener a alguien que lo comprendiera a esa edad. Naruto era alguien en extremo especial, dulce a pesar de la vida dura, se parecían un poco. Iruka lo iba a proteger eso era lo único que estaba en su cabeza.
Kakashi se sintió a gusto con ese niño en casa, era simplemente… otro pequeño Iruka, con heridas en el alma pero con la sonrisa amplia y ganas de seguir. Se quedó viendo como Iruka ayudaba a Naruto a bañarse bien, pues al parecer en donde fuera que vivía el pequeño, apenas usaba la ducha con agua fría. Los vio relacionarse tan bien que sintió una especie de ternura al verlos juntos. Consiguieron ropa para el menor, le acomodaron en la habitación de Iruka y reconocieron la casa de los tres por completo, así de sencillo
Lo difícil fue los siguiente, conocer al contacto de Iruka al siguiente día. A Kakashi no le agradó nada saber que el que le debía un favor a Iruka, le consiguió abogado. Esa persona era… ¿cómo decirlo? Una hermosa chica que como cualquiera de las acosadoras del bar, sonreía y miraba a Iruka como si fuese su siguiente presa. Fue horrendo ver como esa mujer se sentaba junto al castaño, ayudándolo con todo por mínimo que fuera, con la excusa de que Iruka estaba ciego. Hasta Naruto lo notó y como defendiendo a Iruka de esa mujer, se sentó en las piernas del castaño. Definitivamente Kakashi adoraba al rubio. Pero había un inconveniente con eso y la muchacha parecía disfrutarlo
-Mikaru – Iruka suspiró pesadamente alejándose un poco de la mencionada – ¿qué quieres decir con que no podré adoptarlo?
-hay dos inconvenientes – sonreía la voluptuosa pelinegra de ojos grises – pero las podemos solucionar
-Mikaru, solo dilo – suspiró Iruka
-tu incapacidad es un limitante – habló con seriedad ignorando al pequeño y a Kakashi, sonreía divertida y se agarró del brazo de Iruka hablando con melosería – pero eso pasa a segundo plano si tienes una esposa. Un matrimonio estable es…
-busca otra forma – habló el castaño – sabes que soy gay
-es porque nunca has estado con una mujer – sonreía divertida. Una mujer insistente y que odiaba perder, eso la describía – además te facilitaré una cosa… cásate conmigo
-¿qué es ser gay? – decía Naruto intrigado por la nueva palabra que escuchaba – suena a comida
-es una persona que se enamora de otra de su mismo género – explicó Iruka acariciándole la cabeza a Naruto – por ejemplo un chico con otro chico… o una chica con otra chica
-oh, entonces ya se lo que era Yahiko… y qué era Nagato – decía el niño y le restó importancia al asunto. Seguía comiendo algún dulce sentado en las piernas del castaño
-entonces Iruka, ¿qué me dices? – sonreía la muchacha quien volvía a su plan inicial. Capturar al castaño que le robó el corazón cuando la rescató en un atentado, cuyo objetivo era matar a su antiguo jefe – vamos… te estoy ofreciendo matrimonio – decía caminando por la sala, contoneándose un poco a pesar de saber que Iruka no la veía
-un soltero con trabajo y casa, además sin discapacidad sirve también, ¿verdad? – sonrió Kakashi fingiendo no molestarse por la osadía de esa mujer en acercarse a su Iruka – entonces…
-sirve – bufó la mujer al sentir el completo rechazo de Iruka – pero… ¿no eras tú el que iba a adoptar a Naruto? – dijo jalando levemente el suéter de Iruka
-prueba un poco – el rubio le daba el dulce en la boca a Iruka. Se volvieron muy cercanos con ese poco tiempo
-lo que queremos es mantener a Naruto aquí – Kakashi siguió hablando sentándose junto a Iruka y sonriendo ante la molestia de la mujer
-pero será difícil, el método más rápido es que Iruka se case – era una pequeña lucha entre el peliblanco y la azabache, un pelea de miradas que ni Iruka ni Naruto vieron
-Mikaru…te dije que no volvería a salir contigo – aclaró Iruka quien solo analizaba las cosas en silencio – además… no entiendo porque me acosan tanto, se vuelve fastidioso – hacia una mueca
-entonces Kakashi adoptará a Naruto – habló Mikaru sentándose y suspirando molesta – bien, lo tramitaré – hizo un puchero. Ya recibió su respuesta, el castaño nunca le haría caso… solo bastaba con ver como Iruka sonreía cuando Kakashi le acomodó un mechón de cabello
-espera… Kakashi-san, no se obligue a eso… soy yo quien adoptará a Naruto – se reprendió mentalmente por ser feliz por la atención que le daba Kakashi, ¡tenía que pensar en la adopción de Naruto!
-Naruto, ¿tienes algún problema en que tu padre sea yo? – el peliblanco miraba al pequeño
-¿puedo quedarme junto a Iruka?
-sí, yo solo prestaré mi apellido para tu adopción. Lo hago para que no regreses a ese lugar – sonreía Kakashi y Naruto le devolvió la sonrisa
-entonces no hay problema. El trato sigue en pie. Me dan casa, comida y apellido y yo cuido de Iruka-ttebayo
-¿seguro? – sonreía Kakashi de forma triunfal
-bien, perdí lo acepto – dijo la mujer mirando mal al peliblanco – tramitaré las cosas, incluyendo lo de la agresión. Pero Naruto debe regresar al orfanato hasta que el proceso termine
-no voy a volver, allí es horrendo-dattebayo – se quejaba el rubio
-Mikaru, debes hacer algo – pedía Iruka con voz suave y la mencionada se enterneció enseguida
-no puedo negarte nada – sonreía emocionada admirando a Iruka – bien, denunciaré a ese centro y en una semana trasladaré a los niños a un nuevo centro. Uno bueno, Naruto vivirá allí un tiempo y luego será su hijo
-¿prometes que será un buen lugar? – preguntaba el rubio – y… ¿solo un mes?
-tal vez menos si uso contactos~ – habló la abogada con la voz más dulce que pudo – puedo acelerar el proceso solo si… Iruka sale una vez más conmigo – debía aprovechar cada ocasión
-no te sacrifiques Iruka – Kakashi no quería que el castaño se fuera con esa mujer, no se iba a arriesgar a… perderlo. Vale, esto lo confirmó… tenia celos
-no tengo problema alguno – sonrió el castaño – solo una cita y ya. Todo para acelerar el proceso
Y Kakashi no pudo ocultar su molestia, mucho menos cuando esa mujer sonrió triunfal y le sacó la lengua. Un Naruto curioso soltó una pregunta que nadie se esperaba “¿Iruka y Kakashi se quieren? ¿Es por eso que viven juntos?”. Iruka soltó una risita ante eso, desviando el tema. Pues no quería escuchar la dolorosa respuesta
Continuará…