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Ni la oscuridad logrará separarnos por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Bueno perdón por no actualizar seguido, he tenido complicaciones en tiempo y en... ñeee la verdad tenía un bloqueo, no podía escribir... se me fue la inspiración 

 

Pero ya regresé, espero que disfruten del capítulo

 

 

 

Una mañana nueva, una vida plena… una sensación extraña en su cabeza… ¿qué demonios? Frunció su ceño quitando aquella toalla sobre sus ojos, la lanzó lejos y restregó su rostro. Rodó por la cama e intentó ver dónde estaba el reloj o el interruptor de la luz… pero sólo había oscuridad. Estaba sediento, intentaba salir a algún lugar con luz, se arrastró por el piso buscando una linterna, una vela algo… pero…

 

 

—Estoy ciego – dijo en voz alta como para hurgar en sus memorias y volver a la realidad – la luz en mi vida no existe

—Iruka… ¿por qué estás en el suelo? – el castaño sintió un par de brazos rodearlo y se removió incómodo. Asustado como estaba, sólo trató de separarse

—Estoy ciego – se quejó empujando al individuo – aléjate, Mizuki – mencionó en susurros sintiendo su cabeza doler

—Soy Kakashi – suspiró profundo al entenderlo, Iruka estaba confundido debido a la fiebre – ahora vives conmigo, ¿recuerdas?

—¿Kakashi-san? – su mente dio un clic al escuchar esa voz, jadeó un momento antes de deslizar sus dedos hasta el rostro ajeno – lo siento… yo…

—Aun tienes fiebre alta, estás delirando un poco

—La oscuridad se ha vuelto insoportable – finas lágrimas se derramaron manchando el rostro de Iruka, esas mejillas rojas debido a la fiebre que agarró después de que se empaparon el día anterior en el camino que cruzaban desde el centro para no videntes hasta su hogar – me envuelve… me ahoga

—Te has puesto filosófico – trató de reírse, pero no pudo al ver la desesperación de Iruka. Cargó a Iruka colocándolo en la cama y aplicándole el paño humedecido de nuevo – quédate en cama. El médico te revisó, al parecer liberarte de estrés con el asunto de tu familia, encontrarte con la mujer del bar muchas veces, esa llamada del tal Mizuki y la lluvia de ayer… todo se mezcló y ahora estás delirando por la fiebre

—Mizuki es un hijo de puta – gruñó al escuchar ese nombre, estaba respirando profundamente para tratar de calmarse – no lo quiero ver… tampoco al jefe… tampoco a nadie

—¿Por qué? – bueno, era como aprovecharse de un niño pues Iruka le respondía todo sin rechistar, se había vuelto muy honesto debido a la fiebre

—Porque… es insistente y no recibe una negativa – dijo antes de quitarse de nuevo el paño y mirar al techo – me quedé ciego defendiendo su vida… no quiero su piedad… no quiero nada de él, no quiero que vuelva a mi vida

—¿Eras guardaespaldas de Mizuki?

—Sí – cerró sus ojos poco a poco y suspiró – y mucho más… le tapaba sus… estupideces… y jamás… dijo “gracias” – suspiró Iruka antes de quedarse dormido

—Pues suena a que era muy mala persona – Kakashi suspiró acomodando el paño húmedo y regresando a preparar algo de comida ligera. El médico ya lo medicó, así que sólo había que esperar

 

 

En esa última semana, había visto a Iruka más tenso de lo normal, todo después de recibir unas llamadas que según el castaño no tenían importancia, pero al parecer eran del tal Mizuki. No preguntó pues el castaño parecía incómodo al hablar del tema, pero ahora que estaba con fiebre y demás, ese celular no dejaba de sonar. Lo miraba con cuidado y era del mismo número. El de cabellos blancos suspiró cansado, no tenía derecho de responder, mas, porque en el directorio se veía “Mizuki” como contacto. Lo apagó cuando ya estaba harto de la insistencia, ese tipo era el culpable de la fiebre de su… de su amigo.

Kakashi cuidó de Iruka con dedicación y avisó a los familiares, quien le contestó fue esa mujer que ahora era conocida como escandalosa, la misma que de mala gana apenas escucho el mensaje. Pero al ver que nadie visitaba a Iruka, Kakashi entendió que Sakura no pasó el mensaje a los demás miembros de la familia. Molestarse con esa mujer ya no tenía sentido, era un alma negra y no tenía componte.

Esa noche y la siguiente se quedó sin pianista, no importaba pues Iruka ya estaba mejor, tanto como para levantarse. A menudo lo encontraba en la sala, con algún libro en braille, repasando las cosas que aprendía constantemente, escuchando alguna cosa mientras tarareaba y demás. Era agradable ser recibido por una sonrisa en esa casa que por años estuvo vacía pues con sólo un habitante era difícil que fuera acogedora.

Iruka se esforzaba en aprender, ahora usaba el cuchillo con maestría y se ejercitaban juntos en las mañanas. Ten-Ten, la tutora de Iruka les recomendó que empezaran a correr juntos en la mañana, usando una conexión simple con una cuerda en la muñeca. Al principio dudaron mucho pero ya que Iruka podía orientarse con facilidad, insistió en querer empezar de nuevo a ganar condición física. Lo hacían todas las mañanas, y cuando Iruka estuvo en buena condición de salud, salieron nuevamente

 

 

—Lamento haberle dado estos problemas – el castaño suspiraba profundo cuando trotaban por las calles a paso constante, aunque aún no podían recorrer largos periodos pues Iruka estaba acostumbrándose a ese nuevo ejercicio

—Uno no se enferma por voluntad propia – dijo Kakashi riéndose pues veía el sonrojo de Iruka

—Pero fui una carga pesada y lo peor es que no recuerdo mucho de esos días. Debí tener una fiebre muy alta y pude haber dicho muchas cosas que…

—No dijiste nada raro – se reía por las preocupaciones ajenas

—Me alegro – suspiraba un poco agitado mientras Kakashi le decía que terminaban con su tramo de ese día – por cierto, Kakashi-san… ¿le gustaría acompañarnos este fin de semana?

—¿Acompañarlos? ¿A quiénes? – miraba las calles desoladas a esa hora, era demasiado temprano

—A Hanabi y a mí – sonreía con emoción acercándose a Kakashi, orientando por la cuerda en sus muñecas – se acerca navidad… – suspiraba sintiendo el frío del ambiente – aunque recién hoy iniciamos diciembre, pero quiero hacer las compras antes de que se vuelva un caos

—Deberías ir solamente con tu hermana – miraba extrañado a Iruka que parecía en verdad poder verlo, pues lo miraba directamente

—Podría hacerlo, pero me gustaría que nos acompañara y a Hanabi le gusta la idea

—Debería ser un asunto familiar

—Ahora lo considero como de mi familia – sonreía Iruka – además, vivimos en la misma casa. Festejaremos juntos esta navidad, me parece correcto salir de paseo y disfrutar un poco

—Me parece que intercederé en tu salida con tu hermana – trataba de zafarse de eso, no se sentía muy seguro con aquella invitación

—No es así, es más… Hanabi dio la idea porque quiere conocerlo mejor – sonreía al recordarlo. Su querida hermanita hablaba de cosas como esas muy seguido – y me agradaría que viniese, en verdad. Y antes de que me dé una negativa, piense que Hanabi y yo somos como dos niños saliendo juntos a la calle, necesitamos supervisión – se reía pues le parecía una extraña forma de manipulación – Kakashi-san no se haga de rogar

—Bien – observó la radiante sonrisa de Iruka, eso lo valía… aunque no sabía desde cuando apreciaba esa sonrisa por sobre todas las cosas

 

 

Un paseo en familia, no se imaginaba como iba a ser eso. Kakashi perdió a su esposa hace muchos años. Con ella solía salir a pasear, adornar su casa, divertirse, pero eso era otra época, ahora hasta estaba nervioso. El día pactado era el sábado, Hanabi sería traída por Hinata cerca del centro de no videntes usado como punto de encuentro. Iruka casi podía saltar de felicidad mientras arreglaba todo para salir. Kakashi se sentía un poco fuera de lugar al verlo tan radiante, pero el castaño sólo seguía con su aura tranquila. El peliblanco se armó de fuerzas pues sería muy raro compartir con una niña pequeña, pero estaba dispuesto a hacerlo, además Hanabi no era como los demás miembros de la familia, aún era pura y sin malicia. Recordaba que con su exesposa planeaban tener un hijo a futuro, que lejanos eran esos días, arruinados por un accidente, un asalto por defenderla y terminó así. Sea como fuere, allí estaban, saliendo de casa y caminando mientras Iruka preguntaba en qué lugares podrían comprar regalos, envolverlos, adornos y demás… pues en casa del Hatake no había esa clase de cosas

 

 

—Estoy un poco emocionado – sonreía el castaño mientras esperaban a la pequeña

—Compartir con tu hermana siempre te emociona

—Sí, pero ahora es mejor… me emociona salir con usted en estas fechas. Kakashi-san me ha dado un lugar al que puedo llamar mi casa, la única forma que veo para devolverme todo lo que ha hecho por mí, es alegrarle un poco estas fechas

—Dices cosas así sin avisarme, no tengo respuestas a eso – se quejaba Kakashi mirando la sonrisa de Iruka y su sonrojo debido al frío que traía la leve caída de nieve

—Lo dije sin pensarlo, no me recrimine por eso – con timidez sujetaba su bastón y se limpiaba el cabello que acumulaba copos ligeros – usted es mi hogar ahora, muchas gracias por eso

—Me dijiste que siempre viviste solo, debió ser difícil convivir con alguien como yo

—La verdad no, me siento a gusto con su compañía… nunca tuve a quien ayudar en casa, a quien darle la bienvenida, a quien ayudar a colocar los adornos de navidad – sonreía con calidez, eso Kakashi lo notaba. Cada vez que Iruka sonreía era como ver a un pequeño niño, uno que vive su primera navidad en este caso, era de verdad muy agradable de sentir y de vivir

—¡Ni-chan! – Kakashi veía a la pequeña niña acercarse a prisa, dejando atrás a su hermana mayor. Hinata, con un poco mas de cautela, se acercaba despacio – espero no haberte hecho esperar mucho – la niña se abrazaba a Iruka con emoción y el castaño correspondía – buenos días Kakashi-san, también me alegra verlo. Pasémoslo bien este día

—Buenos días – la muchacha peliazul se acercaba con duda, saludando como hábito, pero sin siquiera mirar a Iruka – oka-san ha dicho que sólo hasta las cinco de la tarde, después vendrá a buscar a Hanabi

—Hinata – el castaño intentó acercarse, pero Hinata se alejó por reflejo, dejando la mano de Iruka levantada y a Hanabi un poco triste – gracias por traerla

—Ne-chan… ven con nosotros – pero la otra solo hizo una mueca de desagrado y negó

—No me agrada que me vean con Iruka – Kakashi vio como la sonrisa de Iruka se desvanecía de a poco – tampoco con ese hombre, sólo traje a Hanabi aquí porque oto-san lo autorizó y oka-san también… Hanabi, sé buena y pórtate bien… ten cuidado y llámame cuando necesites

—La cuidaremos bien – Kakashi habló con la muchacha que ni siquiera lo miró, lo hizo por cortesía – la traeremos a la hora indicada

—Estudia mucho, Hinata – Iruka sonreía con cariño –  pero recuerda que un médico cura a cualquiera, sin importar sus condiciones… no discrimines – le dijo Iruka, pero la muchacha sólo se dio media vuelta y se alejó con prisa

 

 

Kakashi vio la decepción en Iruka, pero después la sonrisa de siempre apareció de nuevo cuando Hanabi le habló. Sentía pena por esas personas pues jamás sabrían lo gentil que Iruka podría ser si es que lo seguían rechazando de esa forma.

Fueron a la zona comercial, Kakashi admiraba a Hanabi tomada de la mano de Iruka y él seguía junto a la pequeña. La castaña preguntaba muchas cosas acerca de la vida del peliblanco y Kakashi aun recordaba cómo, tiempo atrás, la pequeña se sorprendió al ver sus cicatrices, pero eso sólo fue las primeras veces, tal vez bajo influencia de su hermana y madre, después simplemente era un trato normal. Se sorprendió cuando la pequeña lo tomó de la mano “vamos Kakashi-san, no quiero que se pierda” esa pequeña era una dulzura, de cierto modo era el reflejo de Iruka y esperaba que nunca cambiara esa situación.

Fue divertido, no había como negarlo. Kakashi no cabía en asombro al ver como la pequeña Hanabi era un vivo reflejo de Iruka, las mismas expresiones y sonrisas animadas. “Vamos ni-chan, Kakashi-san… hay que ir a ver los adornos, tenemos que poner ambiente navideño a su casa” el peliplata no se dio cuenta de cuando aceptó que la pequeña ayudara en la decoración de la sala de su hogar, pero ahora entraban en una tienda de colores chillones lleno de lucecitas y demás. Los vio pasar de pasillo en pasillo, agarrando cosas, Iruka sólo las ofrecía a su hermana para que fuera sus ojos, o se las daba a él para verificar si era buena opción. Kakashi se reía al verlos enredarse entre los adornos y terminó probándose algunas gorras de lana y demás cosas. Cargó a la pequeña para que agarrara las cosas de los estantes más altos, poco le importó las miradas extrañadas de algunos cuando se quitó la bufanda para probarse algunas prendas, a lo que Iruka sólo comentaba “te ves bien” como burla pues Hanabi simplemente tomaba las cosas que ella creía adorables. Fue un caos, pero lo disfrutó mucho.

¿Quién pagaba? Iruka lo hacía, es más, sacó una tarjeta plateada de no sé dónde, pero al parecer al castaño no le daba pena pagar todo, insistió en aquello. Encargaron a alguien que entregara todas sus compras a las dos de la tarde, mientras ellos almorzaban fuera. Platicaban acerca del día de compras, lo que le gustaba a la menor, lo que amaba el castaño, lo que Kakashi hacía antes, de todo un poco

 

 

—¿Usted quiere tener hijos, Kakashi-san? – decía la pequeña mientras veía a una pareja que cargaba aun bebé

—No lo he pensado – sonrió en respuesta – pero supongo que sí

—Y tu ni-chan, ¿me darás sobrinos?

—Creo que no lo haré – el castaño sonreía un poco nervioso – Hanabi, te lo expliqué la otra vez, ¿verdad? Me gustan los chicos, no podría tener hijos de esa forma

—Leí sobre adopción – sonreía Hanabi como quien ha sido la única alumna en hacer la tarea – hice lo que me dijiste, investigué un poco. Decía que parejas de dos chicos o dos chicas, adoptaban bebés… creo que serías buen padre, nii-chan

—Así que has investigado, eso me alegra mucho – la sonrisa de Iruka era hermosa, amplia y emocionada. Estaba salvando a una de sus hermanas – Hanabi, ¿has pensado en lo que te dije?

—Sí y decidí que me uniré al club de baloncesto – sonreía emocionada – quiero practicarlo

—Pensé que practicarías artes marciales – Iruka habló con un poco de desilusión, ya sabía por qué su hermana no cogía esas clases

—Oka-san no me dejó… pero no importa, quiero hacer algo diferente y el baloncesto me agrada

—No entiendo a tu madre – Kakashi veía a la pequeña con un poco de desilusión – pero supongo que… vivirás bajo las reglas de tus padres

—Quisiera ser de más ayuda, pero no puedo… discúlpame, Hanabi – Iruka tocó sus ojos por reflejo, muchas veces se reprochaba el pequeño incidente, pensando en las diversas posibilidades para evitar su ceguera. Aunque si eso hubiese pasado, jamás hubiese visitado por largo tiempo a sus hermanas, y no se hubiese enterado de lo cerrada que era la mente de los adultos en esa casa

—Cuando sea mayor podré hacerlo – sonreía la pequeña con esperanzas aun vivas, al parecer Hanabi ya se dio cuenta de sus limitaciones – sabes, lo pensé nii-chan. Cuando sea mayor podré ser libre de hacer lo que quiero… incluso podre ir a vivir contigo y con Kakashi-san también

—¿Vivir con nosotros? – Kakashi veía a la pequeña con asombro, la castaña se veía segura de cada palabra que decía – ¿lo desearías?

—Sí. Claro, si no los molesto… y si siguen viviendo juntos

—Kakashi podría casarse y tener una familia – Iruka ocultó la pequeña tristeza que tuvo, y se recriminó por pensar en cosas estúpidas – en ese caso viviríamos tu y yo

—Cierto – sonreía Hanabi – entonces visitaríamos a Kakashi-san y a su familia… aunque tú también podrías casarte, nii-chan… o algo así

—Quién sabe – sonreía Iruka restándole importancia

—Quiero que sean felices a su manera – Hanabi los miraba con dulzura mientras terminaba su comida

—¿Cuándo maduraste tanto? – Iruka apretó la mano de su hermana en señal de estar orgulloso

—Cuando descubrí internet – reía la pequeña bebiendo su chocolate

 

 

Esa mañana fue agitada, la tarde ya no lo fue tanto. Hanabi estaba emocionada al ver la casa donde su hermano vivía, Kakashi se sentía feliz de tener tanta vivacidad en su hogar, tomaron las cosas que llegaron a su casa y empezaron. Hanabi era rápida en escoger todo y empezar a decorar. Iruka ayudaba como podía, pero sin desanimarse por su condición. Kakashi un poco desorientado, pues no sabía muy bien cómo adornar su propia casa, seguía las instrucciones de la más pequeña, quien como toda una adulta mandaba a los otros dos. En definitiva, fue divertido, demasiado divertido, tanto como para olvidarse de la hora y apenas tener tiempo para poder ir al lugar de encuentro.

Hanabi iba de la mano de ambos hombres para horror de cierto par de personas que esperaban en aquella esquina. Hiashi y Sakura llegaron a recoger a Hanabi y aunque Iruka no podía verlos pudo reconocer la molestia en esas voces. Kakashi se quedó en silencio, apenas se despidió de la pequeña recibiendo un pequeño regalo envuelto por parte de la misma. Hanabi se agarró de las manos de sus padres, pero aun así sonrió regresándolos a ver. Iruka se despidió con la mano, sin darle la oportunidad al mayor de los Hyuga en decirle algo, se evitaron arruinar el buen día que habían tenido

Iruka estaba sonriente cuando regresaron a casa, tanto como para quedarse sentado en la sala tocando los adornos que no lograron colocar todavía. En los siguientes días habían comprado regalos para todos, paquetes reposaban en cierta esquina de la sala, envueltos y con dedicatorias. Para cada miembro de los Hyuga, para algunos amigos del castaño, para los chicos del centro, para todos. Los reglaos se acumularon de a poco y eso hasta se le hacía raro a Kakashi, pues él apenas había comprado unos pocos para sus amigos más cercanos, aunque también compartía amistades en el centro. En resumen, a medio mes, tenían decenas de regalos debajo del árbol que en el fin de semana lograron terminar de colocar. Riéndose porque casi derriban el árbol, con Kakashi dudando de cómo poner las luces y con Iruka eligiendo los adornos que creía se verían bien. Un trabajo en conjunto que terminó en un árbol adornado en colores vivaces y pocas luces, sólo las necesarias

 

 

Dulzura…

 

 

Kakashi se había dado cuenta de algo en esos días en los que casi llegaba navidad, Iruka se volvía como una lucecita sonriendo a cada momento, tarareando cosas mientras aprendía a bailar alguna tonada extranjera para navidad o aprendía otro idioma por diversión y con ello arrastraba a su compañero de casa. Kakashi lo miraba con detalle, siempre animado, era contagioso, agradablemente contagioso. Desde que Iruka empezó a vivir con él sus sonrisas aumentaron, poco a poco se veía más prendado de esa compañía.

La mañana que Kakashi vio cantar a Iruka mientras se terminaba de recoger el cabello se quedó callado, observando con detenimiento a un castaño que metido en su mundito se reía mientras daba vueltitas y saltaba al final. Lo escuchaba reírse mientras se agarraba de la primera pared que encontraba mientras susurraba “aún me mareo, maldición”. Kakashi evitó reírse para ver qué pasaba después y no se imaginó que Iruka se girara hacia él y sonriera con infantil emoción mientras lanzaba besos al aire pues seguía con la cancioncita dando dos vueltas de regreso, terminaba parado en un solo pie y ladrando como un cachorro… simple y maravillosamente divertido

 

 

—¿Qué haces? – su risa ya no podía ser detenida, empezó a hacerlo y casi de inmediato vio a Iruka caer al suelo – ¿estás bien? – detuvo su risa al verlo en el piso con la cabeza agachada

—Me viste – hablaba con la voz temblorosa

—Tranquilo, sólo… fue coincidencia

—Sebo borrar la evidencia – decía con seriedad, estirando su brazo hacia el rostro de Kakashi y tratando de agarrarlo

—No diré nada – no se asustó, por el contrario, le daba más risa

—Pero lo viste – su voz tenebrosa hizo que Kakashi retrocediera – eso nadie lo debe saber – dijo mientras agarraba a Kakashi quien forcejeaba para quitarse al castaño

—En serio, no diré nada, pero… ¿qué hacías? – se reía a pesar de estar forcejeando para que Iruka no lo hiciera caer la piso – ¿qué canción involucra saltitos y perros?

—Borraré tu memoria – se quejaba Iruka que mostraba un sonrojo intenso. Hizo un movimiento rápido, doblando el brazo de Kakashi y arrojándolo al suelo – no debiste haber visto eso – lo atrapó de las manos, uniéndolas y presionándolas en el pecho del caído – no debiste – se sentó en el vientre de Kakashi y al fin lo inmovilizó

—Tranquilo Iruka, no diré nada, en serio. Lo prometo

—Dios, ¡qué vergüenza! – se quejaba el castaño cerrando sus ojos con fuerza y apoyando su frente en el pecho contrario – sabía que no debía hacer eso, pero…

—¿Entonces por qué lo hiciste? – se reía al ver como el castaño se tensaba y apretaba el agarre en sus manos, aunque de verdad no podía moverse ni un poquito, así que no haría nada

—No lo sé

—Esa canción, ¿cuál era?

—La escuché en uno de mis viajes, se la cantaba una señora a su bebé – susurraba con vergüenza, hasta sentía sus orejas arder

—¿Puedes repetirla?

—Ni lo sueñe. Olvide lo que vio. Olvide todo – se quejó al fin levantando su rostro y separándose – ¡qué vergüenza!

—Hablaba de un conejo y un cachorro – Kakashi sonrió al ver que el rostro de Iruka se ponía más rojo – saltabas y ladrabas… dabas vueltas como un caracol y….

—Ya basta Kakashi, no recuerde. Eso… ¡olvídelo! – con duda acercó sus manos hasta apretar las mejillas del peliplata – no lo diga, no lo repita en tu vida, no haga eso – repetía apretándole el rostro, pero Kakashi no dejaba de reírse bajito

—Fue tierno – dijo dándole vuelta al asunto y dejando a Iruka debajo de él – cántala de nuevo – se reía apartando las manos de Iruka y colocándolas a cada lado de los cabellos castaños – hazlo, vamos

—No se burle – dejó de forcejear pues en esa posición sus fuerzas eran inútiles y suspiró – borre eso de su memoria y haré lo que quiera

—¿Me responderás algo? – miró al castaño con interés, sería buena oportunidad

—Vale, le respondo. Ahora… usted debe prometer nunca, jamás, decir algo de lo que acaba de ver – suspiró al sentir que Kakashi lo dejaba libre y se sentaban en el pasillo – bien… ¿qué quiere saber?

—Si te pido que te quedes… sin importar qué, ¿lo harás? – Kakashi admiró la sorpresa y la duda de Iruka y sonrió – me gusta la compañía, supongo que después de verte hablar con tu hermana, me trajo esa duda

—Mientras usted me permita vivir aquí, lo haré – sonreía en respuesta – claro que cuando usted encuentre pareja y eso, me iré sin dudarlo. No quisiera ser una molestia

—¿Y si tú encuentras pareja? – pensar en eso no le gustaba, pero siempre la posibilidad era palpable

—Eso no sucederá mientras tenga cosas en las que poner mi atención – Iruka estaba pensando en su hermana, en su familia, en la vida, en su dificultad visual… en la persona que ahora mismo le hablaba. Hace unos días que entendió lo que pasaba por su mente, ahora… se sentía idiota porque – yo no…

—Puedes enamorarte de alguien, hay muchos candidatos – miraba a Iruka con curiosidad – además…

—Kakashi-san… ¿me quiere ver lejos?

—No – habló con la más sincera de las verdades – supongo que me agrada la calidez que añades a mi casa, ahora… nuestro hogar

—Usted es siempre tan gentil – sonrió mientras se mordía el interior de las mejillas – es por eso que no me quiero ir – en la mente de Iruka sólo pasaban los sentimientos que forjaba cada día. Aquellos que reprimía porque sabía que no era lo correcto, que se estaba metiendo en terreno peligroso y que todas sus relaciones tenían el mismo problema, enamorarse de alguien complicado. Hasta parecía que lo hacía a propósito para terminar sufriendo – me siento en un hogar tan…

—Me has traído la felicidad que perdí – Kakashi miraba a Iruka y le acarició la mejilla – eres un buen amigo. No me gustaría perderte

—Entonces me quedaré – Iruka ya lo sabía, estaba limitado. Entonces se recriminó por las emociones que lo atormentaban en ese momento, entre felicidad por quedarse en ese lugar cerca de Kakashi y la desilusión porque nunca iría más allá. Era como un amor platónico que se truncó ahí… ¿friendzone? Era tan conocida que hasta parecía que el dolor no era tan grande – ahora cumpla con su parte y olvide el incidente, Kakashi-san

—Una cosa más – Kakashi lo detuvo y lo miró a pesar de saber que Iruka no se daba cuenta – mientras delirabas… mencionabas a Mizuki, ¿quién era él?

—¿Lo mencioné? – se espantó por eso – ¿qué dije?

—Que era un maldito, nada más… pero es algo más que sólo eso, ¿verdad?

—Kakashi-san… le prometí contestarle y lo haré – Iruka suspiró antes de decirle – Mizuki era mi jefe anterior, le serví por cerca de un año. Ésta cicatriz y me ceguera, me las gané cuando le salvé la vida y lo rescaté de sus secuestradores… fue mi jefe, fue un niño mimado al que debía proteger

—¿Fue algo tuyo?… ha estado llamando seguido – tenía una mueca de desagrado al pensar en eso y agradecía que Iruka no lo viera

—Fui su amante detrás de cortinas y no es algo de lo que me orgullezca – se mordió el labio y suspiró – creo que no debería decir más… pero le contaré… me encargaba de mantener su fachada de digno empresario intacta, su integridad por sobre todas las cosas

—¿Por qué te persigue?

—Porque es idiota

—Te ama… y tú lo amas – sintió una punzada al decir aquello, tal vez era el miedo de perder a su compañero de casa

—Él no ama a nadie – Iruka frunció su ceño y suspiró – y yo fui idiota por creerle en ocasiones… espero que no crea que soy… que soy, ¿cómo decirlo sin ser vulgar? – suspiró apretando sus puños – un amante fácil. No soy así

—Puedo decir que eres de las personas que aman con todo… no pensaré nada malo de ti… sólo quería saber qué debía hacer si llego a ver a ese sujeto

—No le diga nada – Iruka se tensó al pensar en esa situación. Miró a Kakashi con seriedad y lo tomó por las mejillas – Mizuki no es alguien con que se pueda razonar de buena forma… sólo ignórelo

 

 

Esa explicación fue suficiente para Kakashi, todo quedó allí… la verdad no quedó nada allí, todo lo contrario, allí empezó. El peliplata sintió una punzada al saber que Iruka aún estaba enamorado de ese sujeto, tal vez no lo dijo en voz alta, pero al ver la mueca que mostraba cuando lo mencionaba era obvio, pero… ¿por qué se sentía un poco celoso? ¿Tal vez porque Iruka se volvió importante, porque era un chico vivaz y sentía rabia de que no lo trataran como merece? O era porque sentía temor de que alguien le arrebatara a ese castaño… pero no era nada suyo, sólo era su amigo… y eso le disgustaba un poco. Pero se suponía que era heterosexual, entonces… ¿qué era la molesta sensación que tenía? ¿O qué significaba la alegría que lo embriagaba al ver las pequeñas situaciones que Iruka le traían?... felices convivencias, amables sonrisas, cálido ambiente

No era el único que estaba analizando sus emociones. Iruka pensaba mucho, aunque ya lo había estado meditando con anterioridad, sabía que las emociones que estaban creciendo en su interior eran románticas, y se recriminaba constantemente por ellas. Siempre eligió a las personas equivocadas para cederles un sentimiento puro, como el amor sin restricciones. Mizuki era el claro ejemplo de aquello, el maldito bisexual que se mostraba como hétero ante todos, pero disfrutaba de otras cosas a escondidas. Hasta deseaba matarlo en ocasiones. Y ahora estaba Kakashi, su amigo… su salvador, su casero, su compañero, su… su imposible.

Iruka no se dio cuenta de cuando sucedió, pero trataba de pararlo, aunque en ocasiones Kakashi era tan dulce que era imposible no ceder ante las emociones que encontraba. Cada que sonreía como idiota por alguna cosa que Kakashi le causaba, se repetía mentalmente que el peliplata era heterosexual y jamás tendría alguna oportunidad, pero era difícil. En esta ocasión no era diferente, mientras tocaba el piano, después de que Kakashi le dijera que le gustaba la pasión que usaba en la tonada de la noche… se sonrojó y mientras tocaba suspiraba a la vez que se recriminaba cada suspiro. Cuando terminó con la melodía los aplausos lo siguieron, dio una reverencia al público y volvió a la barra hasta que le volviese a tocar la siguiente tonada

 

 

—Como siempre un trabajo estupendo, Iruka-san – sonreía uno de los trabajadores – tome, es limonada, le gustará

—Gracias, por cierto… ¿qué hora es?

—La una de la mañana – otra voz respondió e Iruka se tensó de inmediato – debo halagar tu habilidad, muy pocas veces la escuché cuando trabajabas para mí

—Mizuki – susurró Iruka girando su rostro hacia aquella voz, lo hacía por reflejo – ¿quién te dijo que yo estaba aquí?

—Informantes. Eres bueno escabulléndote, Iruka… me costó encontrarte… jamás pensé que vendrías a la ciudad donde vive tu padre

—Mizuki – Iruka sintió como su mano era tomada y besada con disimulo, para de inmediato ser soltada – no debiste buscarme

—Vuelve conmigo Iruka, te necesito a mi lado – atrajo el brazo del castaño acercándolo a su rostro. De lejos un peliplata veía todo, por la reacción de Iruka ya se daba la idea de quien era. Kakashi iba a intervenir, no le gustaba que ese tipo de traje, de cabello platinado y de sonrisa maliciosa, se acercara tanto al castaño y…

—BASTARDO – Iruka explotó de pronto, un golpe a puño cerrado derribo al peliplata haciéndolo caer a un metro de distancia y atrayendo miradas – escúchame bastardo. No te atrevas a acercarte a mí o te juro… te juro que te dejaré sin descendencia – su voz firme, dura, seria, tétrica

—Iruka… no has cambiado nada, pero no me iré sin ti – dijo Mizuki levantándose con una sonrisa. Conocía bien al castaño, eso sólo fue una caricia – te llevaré conmigo y te traeré la vista de vuelta

—Soy feliz siendo ciego – gruñó con enfado esperando a que el otro lo agarrara para tenerlo en su campo de ataque – soy muy feliz ahora, así que… ¡te largas, Mizuki!

—Eres un… salvaje – sonrió tomándolo por el brazo y vio esa sonrisa en el castaño – pero eres mío y lo sabes

—Error – Iruka lo agarró por la corbata e implantó un puñetazo directo al rostro de Mizuki. El castaño le golpeó el estómago con la rodilla hasta dejarlo sin aire, lo levantó y golpeó las partes bajas del maldito escuchándolo caer al suelo – ¡vete a la mierda Mizuki!... ¡no soy tu juguete!... no regreses por aquí… no eres más que un cabrón… que te quede claro que… ¡NO QUIERO NADA CONTIGO NI CON NADIE! – sentenció con la más grande de las rabias

 

 

Continuará…

Notas finales:

¿Qué tal estuvo?

 

No tengo mucho que decir, solo que... adoro a Iruka, asjnskjdvnkjdf es tan lindo cuando quiere. ¡Más drama se viene, señores!

¿Cómo estuvo la reacción de Iruka? 

Ya sabremos su pasado y su futuro jajaja

Muchas gracias por sus reviews, los responderé cuando tenga un tiempito. Cualquier sugerencia, reclamo, crítica o demás, es bien recibido en un review

Nos vemos en el siguiente capítulo

Besos~

Bye-bye 


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