Ichigo se mantuvo toda la noche en vela, no podía permitirse dormir cerca de un hombre que lo desnudaba con la mirada y se encontraba a tan solo unos metros de distancia. Al ver llegar el amanecer sus párpados le pesaban y sentía que en cualquier momento caería en el suelo. Con pesados pasos se dirigió a la cocina para preparar su desayuno y el de su compañero. Vio que la despensa estaba vacía, pues claro su dueño no se hospedaba ahí desde hacía mucho tiempo, así que simplemente preparo un poco de té tal y como lo hizo Aizen la noche anterior. Una vez terminó tomó las dos tazas para colocarlas en la mesa del comedor y después ir a despertar a Aizen que seguramente debió tener el mejor descanso de su vida después de estar encerrado en su celda.
Y de hecho así era, la noche pasada el castaño planeaba ir a molestar a Ichigo a media noche pero su cama era tan cómoda que le hizo caer rendido y no querer separarse de ella ni un momento, total, tenía toda la eternidad para molestar al pequeño shinigami. Los rayos del sol golpearon sus ojos y decidió que era hora de levantarse, aún más al oler el té que Ichigo preparó. Salió sigilosamente de su habitación y lo vio preparando la mesa para el desayuno que consistía en un sencillo té, seguramente deberían ir de compras.
- Hola, Kurosaki Ichigo.
Ichigo impresionado por el repentino saludo que rompió el silencio en que se encontraba soltó una de las tazas que se rompió en pedazos.
- H-Hola
Ichigo se decidió a arreglar su desastre, pues era obvio que el refinado Aizen no lo ayudaría, así que se arrodilló junto a los restos de la taza y comenzó a tomar uno por uno los pedazos. Cuando los recogió todos se acercó al tacho de basura y los arrojó ahí pero no se percató de que uno de los restos cortó su dio índice e hizo una pequeña mueca de dolor que no pasó desapercibida para el ex-shinigami. Aizen vio una gota de sangre en el piso y supuso que Ichigo se había lastimado con los cristales, así que se acercó para ver cómo estaba.-
- Déjame ver - tomó la mano del más joven aunque este ofreciera una pequeña resistencia - no parece muy grave pero si es algo profunda.
- No importa - Aizen se portaba gentil con él eso era muy raro - Seguramente ya sanará.
Sin esperárselo el peli naranja vio como Aizen llevaba su dedo lastimado a su boca y lo comenzaba a lamer de una forma un tanto - demasiado - provocadora. Sin duda su rostro tomo un color rojo, tenía que admitir que Aizen era atractivo pero no era su tipo, además el castaño ya había tratado de asesinar a sus amigos, a él mismo y al mundo entero. Ichigo simplemente alejó su mano y dejó a Aizen con ganas de más.
Sabía muy bien que su pequeño conejillo no caería tan fácilmente ante él y eso era lo más emocionante de todo, todos sus experimentos lo obedecían fielmente como un claro ejemplo estaban sus Espadas, pero Ichigo no, nunca se sometía ante nadie y era capaz de todo con tal de proteger lo que ama. Eso era lo que le interesaba: sus personalidad, su espíritu rebelde, sus poder, incluso su cuerpo, pero había algo más que se podría decir que lo hacía querer estar lo más cerca que pudiera del más joven, algo que tenía que descubrir.
- Vamos a comer - dijo Ichigo volviendo a servir otra taza de té - Bueno creo que tendremos que hacer algunas compras o moriremos de hambre.
- Es verdad, y yo no quiero que una bella flor como tú se marchite - Aizen sonrió pícaramente.
- Oye, escúchame - dijo Ichigo alzando su mirada con su característico ceño fruncido a Aizen - si queremos sobrevivir a esta... ¿convivencia? - la verdad no sabía cómo llamar a eso - tenemos que establecer ciertos acuerdos para que no terminémonos matándonos.
- ¿Y quién dice que te quiero matar? - preguntó el mayor como si fuera obvio que no tenía planeado eso - De hecho pienso divertirme mucho contigo, Kurosaki Ichigo.
- Punto número uno - hablo el peli naranja sin prestarle atención - Dejarás de llamarme Kurosaki Ichigo ¿no te cansas de decirlo todo el tiempo? Llámame Kurosaki.
- Si son acuerdos, yo también tengo que poner unas propuestas. Así que dejaré de llamarte Kurosaki Ichigo y simplemente te llamaré Ichigo.
- N-No - que ese hombre lo llamara por su nombre le ponía los pelos de punta - te dije Kurosaki.
- Y yo te dije que también daría propuestas, así que ¿aceptas?
- Esta bien - suspiró rendido - Pudo número dos, dejarás de invadir mi espacio personal, tocarme y verme con esa mirada.
- ¿Qué mirada? - preguntó "inocentemente" el castaño, mirándolo con más intensidad - ¿Esta?
- S-Sí ese mismo, ya para.
- Esta bien pero a cambió dejarás que te de un abrazo una vez al día - En serio Aizen estaba loco si creía que iba a aceptar esa condición, estaba a punto de mandarlo a comer pasto cuando... - ¿O prefieres que te toque todo el día? - Aizen era un hombre que sabía cómo conseguir lo que quería, y lo que ahora quería era a Ichigo.
- Bueno - otro suspiro abandonó sus labios - Punto número tres, cuando salgamos no hagas que los otros se sientan amenazados, actúa como una persona normal o no podré hacer mi trabajo.
- Solo si, no te separas más de un metro de mí. Además así te será más fácil "cuidarme"
- Bien, eso será todo por ahora, conforme siga avanzando el tiempo iremos definiendo otros acuerdos. ¿Está bien? - Dijo Ichigo extendiendo su mano.
- Esta bien - Aizen tomó la mano de Ichigo y la apretó con la suya.