Una vez que acabó la Guerra con los quincys, se decidió que Ichigo se quedaría en la Sociedad de Almas pues su poder era muy grande y podría causar graves daños en el Mundo Humano, así que se dijo que sufrió un accidente de tránsito en el cual falleció cuando iba de viaje con Orihime, Sado y Uryu, para también explicar las heridas de todos estos. Su familia aceptó, aunque no fácilmente, sobretodo Yuzu que decía que era injusto que no estuviera con su hermano y lloraba desconsoladamente, Karin por otro lado solo se encerro en su cuarto por dos días hasta que Toshiro las visitó para hacerles entender que esto era por el bien de Ichigo y del mundo humano.
Además de eso Ichigo se hospeda en la mansión Kuchiki por petición de Rukia, a cambio de que él entrara a la Academia de Shinigamis para que se vuelva un shinigami hecho y derecho con todas las de la ley. Ichigo acepta las condiciones de Rukia y dentro de un mes comenzará sus lecciones en la Academia.
Un día Ichigo caminaba por las calles, o el laberinto como decía Ichigo, del Seireitei con sus amigos Rukia y Renji, intentando escapar de los capitanes de la onceava y doceava división. El capitán Zaraki buscaba a Ichigo para tener una pelea de "entrenamiento" pues Kenpachi quería probar los poderes de su zanpakuto, y qué mejor forma de hacerlo que con el shinigami que lo venció en su primer encuentro. Mientras tanto el capitán Kurotsuchi quería que el shinigami sustituto se convirtera en su nueva rata de laboratorio para probar que tanto porcentaje poseía Ichigo de cada especie y si tenía más reiatsu hollow o shinigami, y sobretodo entender como es que todos sus poderes se mantienen en equilibrio.
A parte de esconderse de los capitanes chiflados los tres amigos estaban buscando una casa o un apartamento donde Ichigo puediera quedarse pues no quería abusar de la amabilidad de Rukia, además que no soportaba el aura asesina que emanaba Byakuya cuando se encontraban en la mansión Kuchiki. Le habían ofrecido que se quedara en la casa de los Shiba en el Seireitei, Ichigo aceptó pero le dijeron que tendría que esperar alrededor de tres meses para que la arreglaran pues desde que su padre fue al mundo humano y el resto de los Shiba fueron al Rukongai, la casa quedó abandonada y su estado... no era el mejor que digamos.
Mientras conversaban amenamente se les acercó una mariposa infernal que se posó en la mano de Rukia y le dio un mensaje a lo que ella simplemente asintió seriamente.
- Ichigo - lo llamo y el aludido la regreso a ver - te esperan en la sala de reuniones de los capitanes, dicen que es urgente.
- ... - Ichigo no sabía que más tendrían que tratar con él - ¿Qué querrá ahora Kyoraku-san?
- No lo sé, pero es mejor que nos apuremos - dijo la pelinegra - Te llevaremos porque, a pesar de ser el salvador del mundo y haber hecho lo imposible, no eres capaz de detectar reiatsu y mucho menos ir por el Seireitei sin perderte - Rukia le saco la lengua con un gesto infantil.
- Oye enana - respondió Ichigo - no toques ese tema.
- ¡¿A quién le dices enana?!
- ¡A quien más enana!
- ¡Callate cabeza de zanahoria!
- ¡¿Cabeza de zanahoria?! ¡Al menos mi cabello es mejor que tus feos dibujos!
- ¡Qué te pasa, mi Chappie es muy lindo!
- ¡YA CALLENSE LOS DOS! - los interrumpió Renji - Vamos rápido o los capitanes nos enviarán a limpiar todo el Seireitei por 10 años.
-Oye Renji...- dijo Ichigo - ¿no crees que exageras?
- Ichigo recuerda que como shinigamis vivimos mucho, muchísimo tiempo así que 10 años no son nada.
-Ohhh.. es verdad
Sin más distracciones, los tres se dirigieron a la sala de reuniones. Una vez en la puerta dijeron que solo Ichigo Kurosaki podía pasar, así que Renji y Rukia decidieron esperarlo afuera.
Aunque ya había entrado ahí unas cuantas veces no pudo evitar sentirse nervioso por las miradas que le dirgían los capitanes. Algunos lo miraban con lástima y entre esos estaba el capitán Kyoraku, lo que lo incomodó aún más; mientras que otros capitanes lo veían con burla. Incluso Byakuya se veía algo... ¿preocupado? El gran Byakuya Kuchiki mostraba una expresióm, bueno tampoco es que fuera como el insensible de Ulquiorra, pero eso era algo que no se veía muy seguido. Eso ya se estaba poniendo demasiado raro para Ichigo.
- Kurosaki Ichigo - comenzó Kyoraku - te hemos mandado a llamar para encomendarte una misión.
Genial, no llevaba ni dos días ahí y ya le asignaban una tarea, que bien ¿no?
- Como sabes - continuó el capitán general - durante la guerra con los quincys solicitamos la ayuda de Aizen - la sola mención de su nombre hizo que Ichigo se tensara - a cambio Aizen nos pidió que le concedieramos su libertad. La cámara de los 46 aceptó pero con tres condiciones. Deberá llevar restrictores de reiatsu, no podrá utilizar sus poderes sin autorización y un shinigami tendrá que hacerse cargo de él.
- ¿Y qué pinto yo en todo esto?- aunque sabía la respuesta quería oírlo de su boca.
- Pues que tu serás el shinigami a cargo de Aizen Sosuke.
Ichigo no lo pensó mucho pues no estaría seguro si Aizen andaba libre por ahí, aunque tener que hacer de "niñera" tampoco le complacía mucho, pero era lo mejor para todos según él.
- Acepto - los capitanes soltaron un suspiro de alivio - pero donde me hospedaré porque no creo que sea buena idea quedarme con él en la casa de Byakuya.
- Hasta que reparen la casa Shiba te quedarás en la antigua casa del ex-capitán Aizen. Buano Ichigo vamos.
Así se levantó la reunión y Kyoraku llevó a Ichigo a la prisión de la sociedad de almas explicandoles a sus amigos la situación y que sería mejor que ellos fueran a sus respectivas casas. Una vez en la prisión, Shunsui le dijo a Ichigo que se adelantara porque él tenía que arreglar unos papeles. Ichigo fue a la celda más oscura y se adentró en ella aunque no vio a Aizen por ningún lado, lo cual le preocupó y de repente sintió un susurro gélido en su oído y unas fuertes manos que sostenían sus brazos. Aizen estaba a sus espaldas.
- Bienvenido... Kurosaki Ichigo.