Capítulo 4.- La cita
Prepararse para salir con la persona que había arruinado su vida era algo que podría parecer ridículo, pero no lo era. El nuevo plan se pondría en acción. Sí bien el “fingir” corresponderle no salió como se debía, ahora las cosas se pondrían aún mejor. La única forma de que un Black se rindiera era sabiendo que había conseguido lo que quería, le daría lo que quería.
Era simple, si tenía lo que quería podría romperle el corazón como era debido. Sus acosos terminarían y podría olvidarse de él como era el plan original pues si todo salía bien significaba que al final no lo había amado.
-¿No crees que te estás arreglando demasiado para alguien que no vale la pena? Insisto en que no vayas, lo único que conseguirás es que ese desaliñado idiota juegue contigo y lo divulgue por todos lados. No te mereces eso-Lucius ya había perdido la cuenta de cuántas veces en esa mañana había insistido en la mala idea que era esa cita, pero no tenía a Regulus cerca para apoyarlo.
-Quizá, o quizá nos la pasemos muy bien caminando por el pueblo mientras hablamos de la filosofía mágica de las pociones-contestó divertido por su propio chiste. Lo único que causaba risa era pensar en que seguro no importando el talento del pulgoso esa sería una conversación que no podrían mantener.
-¿Y si te lleva a algún lado desagradable? ¿Y si eres solo una apuesta? ¿Si se acuesta contigo y luego te deja? ¡Sev tienes que pensarlo!-se notaba que estaba enojado y frustrado. Quería parar aquella tontería pero no tenía idea de cómo hacerlo y su amigo no era de las personas que estaban dispuestas a cooperar.
-Me sé cuidar Lucius, además esta vez es él quien está en problemas-sin decir más salió del dormitorio. Debía mostrarse decidido y confiado para poder efectuar su plan como era debido.
Camino al punto de reunión de los alumnos donde todos serían llevados a Hogsmeade, busco por todos lados señal alguna de Regulus pero para su desgracia no lo encontró. En momentos como esos se preocupaba por él, aún más cuando recordaba que el tiempo que tenía para salvarlo era poco. Pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos con la aparición de quién había estado esperando.
-¿Qué te tiene tan tenso corazón? ¿Acaso mi ausencia te deprime?-preguntó canuto mientras formaba una sonrisa socarrona en su rostro. Lo último que quería era perder una oportunidad como esa, sí enamoraba a Snivellus sería más rápido el dejarlo y todo volvería a la normalidad.
-Es solo tu impuntualidad, accedí a esta cita con tal de que me dejes en paz-se notaba el enfado en sus palabras cosa que motivó aún más al Gryffindor a seguir con sus movimientos.
-¿Entonces vamos o te vas a quejar como una chica?-su mordaz lengua solo hacía comentarios irritantes para poder llamar la atención del contrario, mentiría si dijera que no disfrutaba de molestar a Snivellus.
Pronto comenzaron a andar uno cerca del otro, tratando de evitar a cualquiera del colegio, aunque claro era una misión imposible y pronto escucharon cuchicheos en cada sitio al que iban. ¿Y quién no lo haría? El chico más guapo de la escuela estaba solo con su enemigo jurado. Una persona que además no era precisamente atractivo a la mirada popular.
Severus entró en Honeydukes aparentemente atraído por algo en el escaparate. Hace mucho que no probaba una rana de chocolate, ese recuerdo de la primera que comió con Lily le vino a la mente y es por ello que se encontraba dentro de aquella tienda. Desilusionado al darse cuenta que nuevamente era el pobre hijo maltratado proveniente de la más despreciables de las criaturas que tenía por nombre y apellido “Tobías Snape” decidió fingir indiferencia ante la situación y se dispuso a salir del lugar.
-¿A dónde vas?-preguntó Sirius mientras subía una ceja interrogante, sin embargo no recibió respuesta alguna-¿Sabes? Espérame afuera y salgo en unos minutos para alcanzarte, pero por favor no me abandones.
Snape le obedeció, no es que no estuviera tentando a dejarlo pero eso sólo pospondría sus planes. Eso solo le haría sufrir más.
-No tardaste mucho-dijo cuando sintió unas manos cubrir sus ojos, era obvio quien le agarraba así, sobre todo por la cercanía que le tenía ya que nadie más hacía algo como eso.
-¡Pero si ni siquiera me habías visto! ¿Cómo lo supiste?-Phoenix Walker estaba muy confundido por ello, al ver a Snape pensando tan tranquilo allí parado le pareció que era una buena oportunidad para poder acercarse a él.
-Rara vez alguien hace algo así, además tienes ese olor a Ravenclaw tan característico-le contestó de mala gana. Deshacerse de Walker era mucho más sencillo que del Black no planeaba encontrarse con nadie ese día. Al menos su intento para ocultar su sorpresa fue bastante bueno.
-De todas formas dime ¿Qué hace un chico tan guapo solo en Hogsmeade? Decidiste comprar algo para nuestra cita, estoy casi seguro que de eso se trata-dijo con tono de confianza, ya se le había declarado a Severus recibiendo un rotundo no pero eso no le haría rendirse. Había llegado ya bastante lejos.
-Sale con la persona que haría la mejor pareja con él-interrumpió Sirius claramente molesto. Solo alguien con la confianza suficiente podría entrometerse con un Black y su caza del día.
-Deberías decir que está “obligado a salir con alguien que se cree a su altura” déjame decirte que no eres suficiente para mí Severus-enojo era poco para describir lo que sentía Phoenix en ese momento, él jamás estaría de acuerdo de dejar al chico que le gustaba con un idiota que lo único que había hecho era dedicarse a humillarlo todos esos años.
-El no es tuyo, además aceptó salir conmigo. Así que dejamos solos renacuajo antes de que tenga que sacarte de aquí a ti y a tus amiguitos.
-Esto no se quedará así Black, perderás esta oportunidad de oro, yo lo sé. Y cuando lo hagas el hombro que estará para secar sus lágrimas será el mío y acabaré por derrotarte de una vez por todas.
Sin decir otra palabra Sirius tomó a su cita de la muñeca y comenzó a caminar veloz sin rumbo alguno. Le molestaba que ese sangre pura, creído e insufrible siempre estuviera allí para tratar de quedarse con lo que tenía. Desde que se habían conocido existía una competencia para ver quién era mejor, el guapo y valiente o el guapo e inteligente. Ambos de familia rica, ambos sangre pura, ambos igual de testarudos.
Snape solo se le quedaba mirando, no tenía ni idea del porqué estaba tan enojado Sirius ni de porqué habían huido de esa forma, él sabía que él Gryffindor era completamente capaz de enfrentar al Ravenclaw cuando fuera.
-Ya estamos a salvo-dijo por fin Sirius soltando a su pareja. Estaba ligeramente agitado por haber huido, odiaba haberlo hecho pero no quería mostrar una de sus peores caras a Snivellus, no en esa ocasión, no de nuevo.
-Me puedes explicar que acaba de pasar-le dijo con tono de pregunta, si estaba extrañado por el comportamiento de su cita, pero pensaba que había algo más allí.
-Lo que sucede es que no quería pelear en nuestra cita-y eso era cierto, antes ya se habían peleado y ese no era el momento. Mucho menos porque buscaba enamorarlo.
-Bien, porque sería una lástima que salieras herido en nuestra primera y última cita-le dijo con cizaña. No quería pelearse con él pero parecía que era algo inevitable.
-¿Lastimado? Debes estar bromeando, ¿no crees que te traje a este callejón para poder besarte y luego contárselo a ese fanfarrón?-preguntó mientras se acercaba peligrosamente a él, decir que quería besarlo era poco. Ese parecía el momento ideal para hacer sus movimientos-Si no quieres que lo haga puedes detenerme…
Sirius cerró los ojos mientras se acercaba a los labios que habían ocasionado un terrible sentimiento de satisfacción, había pensado mucho en cuál era ese sentimiento que tenía cada que besaba a Snivellus y aunque sabía que era un juego en el interior estaba convencido que le gustaba esa sensación. Pero antes de poder rozar sus labios sintió un golpe en su mejilla derecha, lo acababan de abofetear.
-Sirius yo…-antes de que pudiera decir algo para excusarse Severus fue atacado por el mordaz Gryffindor, le beso como había pensado en hacerlo antes. Fue un beso pasional y con un deseo culpable impregnado. Al sentir el calor de su tacto, esas manos traviesas recorriendo su espalda no pudo evitar sentirse derretido nuevamente por su viejo amante.
Sus lenguas se entrelazaron en un vaivén de emociones, una mordida fugaz se plantó en el labio inferior del Slytherin provocando un gemido contenido entre ambas bocas. Escuchar ese bello sonido solo hizo que el mayor profundizará el contacto. Sus manos comenzaron el recorrido curioso bajo la playera de Snape, sabía lo mucho que deseaba poder tocar esa tersa piel.
Para su sorpresa aquella piel blanquecina era totalmente perfecta. La piel de Severus era tersa y tibia, al momento de tener el tacto del animado se encendía como lo hacía al recibir el fuego acogedor de una fogata en invierno, era algo que el Slytherin había extrañado durante mucho tiempo, se trataba del intercambio entre sus sentimientos y su cuerpo. Era una sensación de amor. En ese momento Severus se sentía amado por la persona que solo estaba jugando con el.
En la mente de Sirius la idea de jugar con los sentimientos del Slytherin no aparecía en ningún momento, estaba tan perdido en el beso, en el acto que olvido todo lo que lo había llevado hasta allí. Solo quería concentrarse en saborear esos finos labios que le empezaban a enloquecer, quería perderse en el vaivén de sus lenguas mientras su sed insaciable pedía más de su pareja, más que solo caricias y besos.
Esa cita acabó con unos chocolates regalados y un sincero te quiero por parte del de ojos ónix. El corazón de canuto latió con inmensa felicidad al oír aquello pero también una parte se destrozó al pensar que ese era el momento en que debía dejarlo y aunque lo planteará en un futuro cercano de forma seria no quería hacerlo, no ahora.