Decir que se encontraba confundido, contrariado, fuera de sí era poco para expresar el cómo se sentía Sirius Black en ese momento. El haber salido de la biblioteca seguido de Snivellus no había sido su mejor idea pero él estaba convencido de que todo ocurriría de acuerdo al plan. A final de cuentas nadie se resistía a sus encantos así fuera de un despreciable Slytherin del que hablaran.
La idea era llevar a Severus a un salón vacío para “platicar” sobre sus sentimientos y ya que el otro había accedido con sorprendente facilidad le guió hasta un salón en el ala norte del castillo. Estaba claro que sus intenciones no eran las mejores cuando se encerró en aquel lugar con Snape pero igual él no hizo nada para evitarlo.
Sirius se posó frente a su rival, le acarició tiernamente la mejilla y se dirigió a sus labios. Un pequeño estremecimiento fue lo que sintió cuando por fin juntaron ambas pieles en el roce incesante del beso. Él Gryffindor siguió con más cizaña, fingía no saber que estaba tratando de profundizarlo tenía algo de miedo al darse cuenta de lo agradable que se sentía compartir aquel acto con el chico de los ojos ónix.
Pronto el aire comenzó a faltar y se separó un poco del ojinegro, al abrir lo ojos se encontró con una imagen que no había esperado ver. Snape tenía los ojos ligeramente cerrados, sus labios estaban entreabiertos, tenía un leve sonrojo por las mejillas. Quien lo viera diría que se había perdido en el acto, en sus pensamientos que había disfrutado de lo que estaba pasando.
Eso solo logró excitar al mayor quien de inmediato siguió de vuelta con el ataque a sus labios, oprimió el labio inferior de Severus contra los suyos, le relamía la boca cada que podía y depositaba unas pequeñas mordidas en ambos labios. Pronto se atrevió a hacer algo que no tenía planeado. Su lengua ingresó a la cavidad bucal del menor, una gran sorpresa le invadió cuando sintió como le correspondía.
Entrelazar sus lenguas en una danza de vaivén sin fin era algo que cualquiera hubiera creído imposible, pero allí estaban. Besándose y entregándose al carnal placer que proporcionaba rozar sus labios entre sí. El instinto pudo más que la cordura y pronto Sirius se encontró acariciando el cuerpo de Severus sin pudor alguno, cuando pasó sus manos por el pecho del contrario escucho algo que no había esperado y es que nadie esperaba oír un gemido proveniente de tu “enemigo”.
El Black se sintió un poco consternado sobre aquello pero al escuchar un segundo seguido de un tercero y sin tener la voluntad necesaria de parar prosiguió sintiendo como la sangre fluía y se concentraba en su intimidad. Había experimentado esa sensación varias veces atrás pero nunca había imaginado que podría pasarle con esa persona.
Por un momento quiso seguir un poco más el juego que tenían allí, esa lucha incesante donde el perdedor sería quien se retirara del beso primero. Las ganas de seguir tocando el cuerpo desconocido no desaparecieron, solo fueron en aumento hasta que por fin sus manos llegaron al trasero del menor. Le acarició suavemente, pero en el momento en que le apretó el beso se rompió.
Vio la cara de miedo y culpa que tenía el de ojos ónix y no había manera de pedirle disculpas, no cuando se habían dejado llevar en un beso que no debió de ser otra cosa más que una demostración del “falso amor” que le tenía. Antes de retirarse con una evidente molestia en la parte inferior de su cuerpo Sirius le propuso el salir a la siguiente salida a Hogsmeade cosa a la cual solo asintió Snape.
Es por ello que canuto se encontraba como lo estaba. No quería admitir que había disfrutado ese beso, pero llevaba más de media hora en la ducha con agua fría y sus palpitaciones seguían acelerándose al recordar aquel inofensivo beso. El excitarse con el gemido de Snivellus era suficiente para no dejarlo pensar en paz, quería asegurarse de no caer como le habían advertido “enamorado” y aunque ya lleva dos meses intentando ganárselo, aunque ya le hubiera besado en otras ocasiones debía de admitir que nada nunca había sido igual a ese beso. Jamás antes había sido correspondido.
Sin embargo Sirius no era el único que tenía aquellos sentimientos de duda y negación. Snape se encontraba en su habitación, bajo las cobijas esperando entender cómo es que había caído en aquel aprieto. Su plan de huir de los encantos de Sirius había ido bien hasta ese momento.
Sabía lo que era caer en las escurridizas garras de aquel que solo fingía tener sentimientos por él, al aceptar ir con él a un salón vacío, al corresponder a los besos que le proporcionaba lo hizo con el único objetivo que el Black se viera al descubierto. Quería que al sentir que le correspondía al beso Sirius saliera asustado, que cayera su máscara para que por fin lo dejara en paz. Pero no sucedió.
En cambio se había excitado con ese beso y había hecho lo mismo con el contrario. No podía negar que sentía una gran felicidad pues aquello probaba que existía algo de atracción sexual, pura y real. Aunque ya sabia eso.
Una parte de él recordó lo bello que había sido amarlo y sentirse igual, el bello romance que compartieron e incluso cuando comenzaron a vivir juntos. En el fondo un pedazo de su alma gritaba con desesperación y dolor por no poder estar a lado de la persona que amaba. Otro pedazo insistía en recordar los duros momentos que pasó desde su partida. En aquel devastador sentimiento que siguió cuando perdió a su hijo. Definitivamente eso era algo que no quería que volviera a suceder.
-¿Sev? ¿Quieres contarme qué te sucedió?-preguntó con un sorprendente tono de ternura Regulus mientras se sentaba en la cama de su amigo y le acariciaba la cabeza sobre las cobijas.
-¿Está Lucius aquí?-desde que había llegado lo único que hizo fue ocultarse e ignorar a quien sea que estuviera presente, tanto que ni siquiera había notado que Reg lo observaba paciente esperando que le dijera que había sucedido, hasta ahora.
-No, solo somos tú y yo. Mira sé que mi hermano ha estado detrás de ti en estos días, si te hizo algo ahorita mismo me va a escuchar-se notaba el enojo en su voz, y no era para menos que su hermano de repente le coqueteara a la persona que quería era sin duda algo no sólo extraño sino también un truco bajo, sobre todo si lo hacía sólo para dañarlo.
-Me invitó a salir, saldremos a Hogsmeade este sábado-no estaba seguro de contárselo pero quizá lo mejor sería confiar en quien lo había apoyado hasta el final.
-¿Una cita? ¿Son novios?-se escuchaba el dolor en sus palabras. Pensar que la persona que amaba saldría con su hermano era algo doloroso, sobre todo porque su amigo sabía lo que sentía por él.
-No lo somos, es solo que Sirius ha sido muy insistente y he estado pensando en que quizá sí aceptó el se eche para atrás ¿entiendes? Si lo finge todo es probable que se intimide si cree que en realidad me interesa.
-Si, o puede que le guste que te interese para hacerte creer que te ama y después te va a dejar de una forma cruel, o peor aún ¡qué tal si si te quiere!-no tenía más opción que apoyarlo, pero seguro si hermano se lo pagaría si resultaba que todo era mentira y no iba a perder la oportunidad de espiarlos en esa cita.
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Angustia y preocupación eran lo que tenía James Potter, por todos los medios posibles habían sacado a Sirius de la ducha. Algo más que una simple mala señal era lo que tenían todos al verlo sentado sobre su cama con tan solo una toalla cubriéndolo. Hasta ahora no había hablado sobre que lo tenía tan distante.
-¡¿Qué te pasó?! Se supone que solo lo ibas a enamorarlo y dejarlo. Actúas como si a quien fueran a dejar es a ti-James ya estaba desesperado y quería adquirir las respuestas lo más pronto posible.
-Vamos Sirius me preocupas ¿qué pasó cuando salieron de la biblioteca?-hasta Lupin se encontraba terriblemente preocupado, aún más porque no quería que su amigo sufriera, pero no creí que estuviera enamorado.
-Lo bese-no pudo decir más para él eso era suficiente para explicar qué era lo que sentía, pero solo despertó curiosidad a los allí presentes.
-pero ya lo habías besado antes, ¿qué cambió en esta ocasión?-Lupin era el único que se atrevía a hablar de ello con total naturalidad, pero tenía que ver con que esperaba que al final su amigo cediera y se enamorara por fin de Severus.
-Oh Lunático no me hagas decirlo, simplemente fue diferente. Ahora tendremos una cita el sábado ¡Una cita! ¡Quién sabe si podré sobrevivir a ella!-si alguien dijera que Sirius Black no era dramático es que nunca lo habían visto confundido y desesperado. Pero no había opción solo tenían que dejar que surgieran las cosas.
En el fondo James deseaba que su amigo desistiera del reto pero igual deseaba el ver sufrir a esa estúpida serpiente y es por ello que no lo detenía. Eliminar a la competencia para poder conseguir al amor de su vida era lo mejor que podía hacer, no perdería a Lili y mucho menos por el idiota de Slytherin.