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Mi Sasori por Sabaku No Ferchis

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Notas del capitulo:

¡Aquí vengo con lo que prometí! Lo siento, dije que sería el día posterior al que subí el fic, pero tuve que salir. 

En fin, espero que les guste. Y espero con toda mi alma traer las contis de todos los fanfics que tengo uou 

¡A leer!

ღ One and only, my Sasori 

 

Sasori estaba seguro que nunca antes había sentido el corazón latirle tanto, hasta el punto de resultar doloroso. Cada que pensaba en los ojos de Itachi inspeccionando su rostro como si fuera la cosa más maravillosa del universo, su estómago se encogía y las piernas le temblaban incontrolablemente. El calorcito en su cuerpo era extraño, le hacía bufar y sonreír a la vez.

Miró su celular nuevamente. Ningún mensaje. Se frustró y verificó nuevamente si no había fallado el envío de su mensaje, pero no parecía haber ningún problema. ¡Maldito Uchiha! ¿Es que no se dignaría a contestar? O tal vez su celular no tenía buena recepción… En todo caso, el pelirrojo lo había citado a las seis en punto. Ya eran las seis y media; ese idiota no vendría.

Rendido, dejó caerse sobre el sillón para luego suspirar pesadamente.

«No importa. Esto puede quedarse en el olvido y ya.»

¿Pero realmente iba a quedarse en el olvido? Es decir, desde que Itachi lo besó hasta ahora, no había podido borrar de su mente la sensación de los labios del moreno sobre los suyos, suaves, sabiéndose mover perfectamente para que el pelirrojo temblara y se rindiera ante la caricia. Sasori había dejado que las manos de Itachi recorrieran su cuerpo y lo atrajeran a él así como los galanes de las películas hacen con sus chicas; su enojo se había esfumado ante los besos, y de pronto, el rostro de Deidara desapareció de su mente para abrirle paso a la imagen del Uchiha.

Itachi y sus besos, Itachi y sus manos, sus labios, sus ojos. Todo él lo volvió loco.

¡Pero no podía ser!  Sasori nunca habría pensado en Itachi de otra forma que no fuera el muchacho callado y serio que se juntaba con Kisame. Ambos estaban en el mismo círculo de amigos, pero no se podría decir que en efecto eso era lo que eran. No eran tan cercanos.

Además, estaba Deidara. Su relación con él era de lo más perfecta hasta ahora. Sasori jamás había puesto en duda sus sentimientos hacia el rubio hasta que a Itachi se le ocurrió la brillante idea de besarlo… ¿¡Por qué demonios lo había hecho!?

Estaba por levantarse e ir a preparar algo de cenar antes de que su abuela volviera, cuando timbre de su celular comenzó a llenar la estancia. El pelirrojo leyó el nombre en la pantalla: Uchiha.

Tuvo retenido su labio entre los dientes por un momento. ¿Debería contestar?

« ¡Al diablo! »

— ¿Sasori? —dijo la voz de Itachi al otro lado de la línea. El corazón del taheño le golpeó el pecho, las comisuras le temblaron ligeramente—. Emm, estoy afuera de tu casa.

¿Realmente hablaba para decirle eso? ¿No sería más fácil tocar el timbre y ya? De todas maneras, el pelirrojo no le contestó. Cortó la llamada una vez el moreno terminó de hablar y se dirigió a la puerta. Itachi estaba ahí cuando la abrió, aún con el celular en la mano. Se miraba un tanto diferente a como antes. Algo nervioso, ya sin la confianza que había mostrado cuando se atrevió a besarlo. También sonreía, y tenía una ligera capa de sudor en la frente.

—Disculpa por llegar tarde—dijo él, sinceramente—. Un camión volcó toda su provisión de refrescos y hubo un bloqueo. Tuve que bajarme del transporte para venir corriendo hasta acá…

Ahora que lo miraba con detenimiento, Itachi sí se veía cansado. Su pecho subía y bajaba agitadamente, tomaba aire por la boca y además su cuello también estaba húmedo por el sudor. Sasori no le había pedido una explicación pero aun así él se la había dado, lo que provocó un ligero rubor en las mejillas del más bajo. ¿Realmente Itachi se había tomado tanta molestia por ir a verlo?

¡Y él que pensaba que había ignorado su mensaje!

 

«Te veo a las seis en punto en mi casa: 8-6-9 Akasaka, Minato Ku-107.

Sasori.»

El pelirrojo desvió la mirada, todavía sin decir nada. Se quedó así varios segundos hasta que Itachi sonrió y se acercó a él. La cabeza de Sasori chocó contra el pecho del moreno y éste le levantó el mentón suavemente, tomando por sorpresa al otro.

— ¿Qué…?—Sasori no pudo terminar su pregunta, pues Itachi había juntado sus bocas y de nuevo volvían a atacarlo esas oleadas de placer. Cerró los ojos un momento, tentado de mandar su cordura al carajo (como lo había hecho anteriormente) y cerrar los brazos alrededor del cuello de Itachi. Pero tomó toda su fuerza de su voluntad y lo empujó no muy amablemente—. ¿Qué crees que haces, Uchiha bastardo? No te llamé para eso.

Se sentía orgulloso de sí mismo. Había sonado lo suficientemente creíble para que la expresión del pelinegro se volviera seria. Sasori cruzó los brazos y frunció el ceño, esperando que el otro dijese algo. Para esto, tuvo que pasar casi un minuto.

— ¿Entonces? —contestó Itachi. Sasori no podía decirlo con seguridad, pero creyó escucharlo algo herido. Aunque no duró mucho, pues inmediatamente Itachi cruzó los brazos de forma arrogante—. Porque me parece que quedamos muy claros hace rato, mientras te besaba y tú temblabas entre mis brazos

El calor subió por las mejillas de Sasori, solo esperaba que Itachi pensara que era por el coraje. Mordió su labio e imitó la acción de cruzarse de brazos.

—Pues a mí me parece que debió quedarte muy claro cuando casi te saco todo el desayuno con mi golpe—replicó Sasori en un tono ácido. Sus ojos cafés fulminaban al muchacho frente a él, aunque estaban concentrados en una única parte del rostro de Itachi: sus labios—. ¿Qué pretendes, eh? ¿Jugar con ambos, casanova?

Itachi soltó una risilla.

—No quiero jugar con Deidara, no me interesa—dijo—. Contigo tampoco. No de la manera que piensas, Sasori. Ya te dije mis intenciones.

— ¿Y cuáles son ésas? ¿Que sea tu Sasori?

—Exactamente.

Sasori tragó saliva. Aún no lograba entender lo que Itachi quería. Si estaba enamorado de él (lo que aún le parecía increíble), pudo habérselo dicho de una manera más decente. Quien sabe, quizá una nota, o cara a cara, no besando a Deidara en público; es decir, solo a un idiota se le ocurriría eso. Tal vez, Hidan le había dado el consejo.

— ¿Puedo pasar? —la voz de Itachi lo sacó de sus pensamientos. Por inercia, Sasori se hizo a un lado, pero cuando reaccionó se interpuso en el camino del Uchiha.

—Oye, no.

— ¿Por qué? Si me invitas a tu casa, tienes que ser buen anfitrión.

Pero lo último que quería Sasori era ser buen anfitrión. Levantó el mentón y miró cejijunto a Itachi. El Uchiha era considerablemente más alto, pero no por eso se dejaría intimidar.

—Suponiendo que crea lo que me dices, ¿era esa la mejor opción? —cuestionó—. ¿Besar a mi novio deliberadamente, Uchiha?

El otro se encogió de hombros.

—Fue la única forma en la que me prestaste atención.

—Oh, por favor.

—Es verdad—Itachi dejó caer los brazos a los costados. Ahora se miraba un poco desesperado, sus ojos estaban abiertos más de lo usual—. Siempre, siempre actúas como si no existiera. Me pasas de largo como si fuera un fantasma, una planta, ¡yo qué sé! Todos los días tomamos la misma parada del autobús y jamás me das los buenos días. Nos hemos encontrado en la librería un millón de veces, pero parezco un libro viejo y olvidado. Se supone que por lo menos deberíamos de ser amigos, ¿sabes?

Silencio. Sasori sintió cómo su manzana de Adán subía y bajaba por su garganta.

— ¿Por qué supones eso? —preguntó, con voz débil—. ¿Porque estamos en el mismo grupo de amigos? —El taheño sabía en el fondo que debía ser así, pero siempre pensó que había cierto desdén entre ellos. Quien sabe, Sasori se quedó con la idea de que el moreno estaba enamorado de Deidara—. Escucha, Itachi, que nos juntemos con las mismas personas no significa que a fuerzas tengamos que ser amigos. Además, Deidara…

—Ya te lo dije. No quiero a Deidara, no sé por qué todos piensan eso—suspiró con pesadez mientras se pasaba las manos por el rostro. Entonces, se acomodó la correa de la mochila, y Sasori notó que el moreno estaba por rendirse.

El taheño bajó por un momento la mirada, luego miró a Itachi con los ojos un poco más relajados.

—No debiste hacerlo así entonces—dijo—. Ahora todos pensarán mal de ti y Deidara. Y hablarán de mí. No es que me importe, pero…

—A mí tampoco me importa la opinión de los demás—contestó el moreno rápidamente. De pronto, tuvo un impulso y quiso acortar la distancia con el pelirrojo, pero lo único que hizo fue tomar sus manos y levantarlas suavemente, sacándole el aliento al otro—. Sólo me importa lo que pienses tú, Sasori.

El corazón del más bajo comenzó a latir con una fuerza tan potente que bien podría equivales al cincuenta por ciento de la energía del universo. Estaba seguro que jamás había estado tan colorado, e iba a dejarse llevar si no pasaba algo que rompiera ese extraño momento…

— ¿Sasori? —habló una tercera y curiosa voz. Tanto Sasori como Itachi miraron a las espaldas de éste último para toparse con la abuela del taheño, quien miraba a ambos chicos de forma simpática. Ella cargaba con una bolsa en el brazo; en cuanto Sasori reaccionó fue a ayudarle—. No me habías dicho que invitaste a este jovencito para cenar—sonrió al moreno—. Buenas noches, soy Chiyo, la abuela de Sasori.

Itachi tomó la mano que ella le había extendido.

—Uchiha Itachi—se presentó, tan amable como siempre. Sasori mordió un poco su labio y desvió la mirada. ¿Cómo demonios habían llegado a esto? —. Soy, emmm, conocido de Sasori.

—Vas a la escuela con él, eso puedo notarlo, querido—dijo la anciana y luego agitó ambas manos—. Pero vamos, entra. No podemos quedarnos aquí afuera.

Sasori le lanzó una mirada asesina a Itachi, que de pronto pareció un cachorrito, sin embargo sabía que nada se podía hacer. Su abuela quería que Itachi se quedara a cenar y lo que ella decía siempre se cumplía.

 

 

—Espero que te guste mi curry, Itachi-kun—dijo Chiyo mientras le servía el plato al Uchiha, quien estaba quieto como una estatua y actuaba excesivamente cordial. Sasori lo miró desde su lugar, había pasado la última media hora sentado frente a él sin decir nada, con los nervios carcomiéndole el cuerpo como si fueran pequeñas hormiguitas. Se sentía incómodo, había tratado de ayudar a su abuela con la comida pero ella le había dicho que fuera a atender a Itachi. ¿Cómo atender a Itachi, si entre ellos había una gran tensión? —. Entonces, ¿cómo se conocieron, muchachos?

Ella paseó su mirada por cada uno, pero ellos estaban muy concentrados en su comida para contestar. Tomó nota de que su nieto tenía las mejillas sonrojadas e Itachi lo miraba de reojo a cada rato.

El Akasuna carraspeó.

—Pues, Itachi y yo vamos juntos en clases…—contestó. Él estaba senado frente a Itachi y junto a su abuela, trataba de no conectar con la mirada del moreno mientras hablaba.

—Sí, tenemos varios amigos en común. ¿No, Sasori?

El taheño no hizo nada más que asentir antes de darle una cucharada a su comida, demasiado incómodo como para hablar. Su abuela sonrió con malicia.

—Sasori no ha traído a nadie antes de ti—señaló la mujer, y de pronto los ojos de Sasori se abrieron tanto que por poco se le salían de las cuencas. Se había quedado con la cuchara a medio camino de su boca—. Eres la primera señal que indica que mi nieto no es un asocial—terminó Chiyo alegremente.

No tenía caso. Aunque el pelirrojo quisiera replicar, no podía. Él ni siquiera había presentado a Deidara a su abuela; a veces le hablaba de Akatsuki, pero siempre había omitido decirle que tenía una relación con otro chico.

Sus ojos miel se posaron en Itachi. Parecía impresionado por lo que Chiyo había dicho, quizá se sentía orgulloso o algo así…

— ¿En verdad? —preguntó el moreno, genuinamente interesado. Ella asintió—. Pues, Sasori es difícil de llegar a acceder. Él y yo jamás habíamos hablado tanto como hoy.

—Tsk.

Al notar la infinidad de expresiones que iba adoptando el rostro de su nieto conforme avanzaba la conversación, Chiyo decidió cambiar el tema y empezó a inundar a Itachi con preguntas sobre su vida, como a qué se dedicaba su familia, si tenía hermanos, qué era lo que quería estudiar, cuáles eran sus pasatiempos, sus gustos, etcétera.

Resultó que Uchiha Itachi era un chico de lo más interesante. Su familia era dueña de varios hoteles famosos del centro (lo cual le sorprendió, pues el chico era sencillo); tenía un hermano cuatro años menor llamado Sasuke, quien era muy bueno en la natación; Itachi quería, a diferencia de su padre, estudiar derecho; le gustaba mucho la música, tocaba el piano, la guitarra y el violín… En cuanto a sus gustos, bueno, quedó implícito para Chiyo que el gusto más grande de Itachi era el pelirrojo que estaba sentado frente a él.

Le hubiera encantado seguir platicando con el Uchiha, sin embargo había que recoger los platos y lavarlos. Sasori e Itachi se ofrecieron a ayudarla casi al mismo tiempo, pero ella declinó ambas ofertas y les sugirió que fueran a la habitación del primero a platicar o a hacer lo que sea que hicieran los amigos.

Más tarde, avisó a su nieto que saldría a visitar a su hermano.

 

 

Itachi y Sasori se habían mantenido en silencio todo el tiempo, cada uno demasiado incómodo como para decir algo. Itachi estaba recargado sobre la puerta mientras que el taheño se encontraba en la silla de su escritorio. ¿Qué podrían decirse? Quizá había muchas cosas que aclarar, después de todo, Sasori no le había dado ninguna respuesta a su declaración… aunque aquella no hubiera sido como tal una declaración.

« ¿Y qué esperas que te diga? ¿Sasori, me harías el honor de ser mi novio? ¿¡Qué demonios estás pensando!? »

—Creo que deberías irte ya—dijo, rompiendo por fin con el silencio. Itachi levantó la mirada.

—No pensé que tardaras tanto en decírmelo—contestó.

—Bueno, ¿entonces por qué no tomaste la iniciativa?

El moreno le dedicó una mirada suave.

—Porque quería que me pidieras quedarme.

El taheño se sonrojó ligeramente. Itachi se enderezó y se dio la media vuelta. Sin embargo, fue Chiyo quien abrió la puerta.

—Quería decirles que iré a visitar a mi hermano—anunció ella, echándole una mirada rápida a su nieto y luego al moreno—. Oh, Itachi-kun, ¿estabas a punto de irte?

El Uchiha tragó un poco de saliva.

—Sí, bueno, yo….

—Deberías quedarte un rato más—interrumpió Chiyo—. Acompaña a Sasori mientras no estoy—y dicho esto, la anciana les dedicó una sonrisa y salió.

 

 

— ¡Te llevo a la salida!

Sasori llevaba a Itachi de la mano por las escaleras. Sabía que no debía dejarse llevar por la sensación de sus dedos entrelazados con los de Itachi, y cómo él ejercía un poco de presión en el agarre mientras se dejaba conducir por el taheño. En una de esas iba a acceder a él, y no podía ser bueno, ¿o sí?

—Sé dónde está la salida, Sasori—contestó el pelinegro—. No tienes por qué llevarme de la mano, aunque agradezco el gesto.

El taheño lo soltó una vez que llegaron al recibidor y lo encaró, su ceño fruncido y sus ojos miel sobre Itachi. A él le dio ternura que Sasori tuviera que alzar la mirada para verlo, y tuvo ganas de apretarle los cachetes y darle un beso en la frente. ¡Jashin-sama! ¿Por qué tenía que quererlo tanto?

— ¿Sabes, Sasori? Cuando recibí tu mensaje me sentí realmente feliz.

— ¿Ah, sí? Uchiha, no tenías que suponer que pasaría algo.

—Tal vez…—se relamió los labios, mirando a Sasori cruzado de brazos y con la misma expresión. Estaba comenzando a obsesionarse con él más de lo que ya estaba. Justo ahora, pensaba en la buena pareja que ambos harían. Le gustaría presentárselo a sus padres y su hermano, salir con el los fines de semana… Vaya, lo que se supone que haría cualquier pareja—. Solo que, no puedo soportar irme de aquí sin hacer algo.

Sasori enarcó una ceja.

— ¿Qué cosa? —preguntó, curioso. Itachi sonrió.

—Besarte.

El corazón se le subió a la garganta cuando escuchó a Itachi. Podría jurar que sus piernas estaban hechas de gelatina. No pudo evitar recordar el beso anterior, las manos de Itachi recorriendo su cuerpo y susurrándole al oído con voz gruesa. Tragó saliva audiblemente y dio un paso hacia atrás.

¿Qué estaba haciendo? Itachi había torcido los labios, dispuesto a irse. Pero Sasori actuó rápido, y para cuando se dio cuenta sus bocas estaban juntas, al igual que sus cuerpos.

Era un beso extraño, diferente al anterior. Llevaban un minuto así y ninguno de ellos movía los labios, simplemente estaban pegados. Itachi tenía los ojos abiertos por la sorpresa, y Sasori apretaba los suyos fuertemente, como si tuviera miedo de ver la expresión del moreno.

Silencio. El corazón de Sasori había pegado un fuerte latido al momento del choque de labios, había sido una sensación de lo más placentera, pero el pelirrojo quería más. Quería sentirse como en aquél salón de clases, entre los brazos del Uchiha y sus labios siendo devorados por los otros como si fuera el último día del mundo.

Así que frunció más el ceño, subiendo las manos para sostener los brazos del moreno y morderle el labio. Itachi soltó un pequeño suspiro, luego lo sostuvo por la cadera y profundizó el beso.

Pronto el lugar se llenó del sonido de los besos. Comenzaron a sentir mucho calor, sus lenguas jugaban entre ellas como si se conocieran desde hacía mucho, las manos de Itachi jugaban con las caderas del pelirrojo y éste parecía derretirse ante ello, pues poco después cerró los brazos alrededor del cuello del Uchiha y se puso de puntitas para poder alcanzarlo mejor.

Itachi lo fue llevando al sillón de la sala, Sasori tropezó y cayó en él llevándose al moreno consigo. Hasta entonces se separaron, más que nada por la falta de aire.

Se miraron. Sus respiraciones estaban agitadas, el fleco de Itachi rozaba las mejillas de Sasori, como alentándolos a que volvieran a besarse.

— ¿Estás satisfecho? —murmuró Sasori.

Los labios de Itachi se curvaron en una sonrisa de media luna.

—No, aún no.

Acto seguido, volvió a besarlo. Jugó con el borde de la camisa de Sasori unos segundos luego metió las manos y acarició el torso del taheño suavemente. Su piel era suave y cálida, le mandaba oleadas de placer por todo el cuerpo. ¡Podría hacer esto todos los días del año con la seguridad de que nunca se cansaría!

Desabrochó los botones de la camisa, abandonando los labios de Sasori para pasar a besar su cuello. Sentía el pulso del taheño sobre sus labios, y besaba y marcaba la piel como si se tratara de un dango. El de ojos miel soltaba pequeños gemidos, tenía el rostro desviado para darle más espacio a Itachi.

—Demonios, Sasori. Me gustas tanto…—dijo en su oído, mientras sus manos subían por el pecho del pelirrojo y se detenían en sus pezones para estimularlos. Sasori abrió la boca ante la acción, pero Itachi se la cerró con un beso.

El Akasuna tampoco perdió tiempo. Le sacó la camisa Itachi y por fin entendió por qué las chicas lo seguían tanto. Era jodidamente sexy. Se mordió el labio y en un movimiento rápido, hizo a Itachi rodar y se encimó sobre él, con las piernas a ambos lados. Itachi miró con sorpresa a Sasori bajarle el pantalón.

—Tsk, no me mires así—dijo Sasori, ya con el miembro del chico entre sus manos. Lo apretó suavemente.

Para ese momento, el taheño ya había mandado toda su cordura al carajo. Quería a Itachi. Y aunque trató, ya no pudo imaginarse haciendo eso con otra persona que no fuera él… Aunque tuviese que ser el uke.

Las embestidas de Itachi fueron suaves en un principio. Se mordía el labio y apretaba las caderas del taheño. Parecía que tuviera miedo de lastimar a Sasori, a pesar de lo mucho que quería aumentar el ritmo. Se dio el gusto minutos después, cuando el pelirrojo había susurrado en su oído que lo hiciera más rápido, mientras le mordía el lóbulo.

Para Sasori era nueva la sensación de ser penetrado. Antes jamás se hubiera dejado, sin embargo ahora no podía imaginarse nada mejor. Itachi le apretaba las nalgas y su miembro daba en el punto exacto. El pelirrojo gemía de placer, y en cada gemido estaba el nombre del moreno.

El tiempo se les fue entre la burbuja de placer que el sexo el deseo les daba. Itachi no dejó de besarlo hasta que llegaron al orgasmo y se corrió en su interior. Entonces lo abrazó fuertemente, a lo que Sasori bufó y le dijo que no era ningún peluche para dormir.

— ¿Ahora sí estás satisfecho? —preguntó.

—Podría volverme adicto.

Y lo besó de nuevo.

 

 

«Sé que hice mal las cosas. No sé si lo que pasó se vuelva a repetir, quizá me rompas la cara si intento besarte mañana. Sé que es probable que yo no sea el único para ti, pero tú eres el único para mí. Así que, ¿por qué no olvidas todo y simplemente eres mío? »

 

Sasori leyó el mensaje una y otra vez. Se mordió el labio y suspiró cuando iba en la onceava vez. Una sonrisa le tembló en las comisuras mientras pulsaba en escribir nuevo mensaje.

 

«Bien. Está bien, Uchiha. Seré tu Sasori.»

 

 

 

 

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer! Espero que les haya gustado :D


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