Los pasillos llenos de gente, el vaivén de muchas personas, el apuro, las sonrisas, los libros, todo en sí era bastante común… tal vez no tanto “¿almorzamos juntos?” fue la única frase que escuchó antes de aceptar con una enorme sonrisa. Eran raros los días en los que podían coincidir todos juntos, una mesa enorme lograba acogerlos, las bandejas de comida se mostraban tan variadas como sus propias personalidades. Cielo, tormenta, lluvia, sol, niebla y lo que podría considerarse como neutral se juntaban para una amena conversación
-Y la clase de economía… ¿es difícil? – preguntaba cierta castaña mientras bebía el zumo de naranja que tenía en su bandeja
-sí, lo es – se deprimió el que era considerado el cielo de aquella familia, dulce, amable, calmado, la torpeza hace años que había desaparecido… al menos la mayoría del tiempo. La madurez en sus facciones mostraba la edad por la que cursaba, sus veintidós años eran la época más agradable, al menos sin contar con el estrés de la universidad – pero he logrado sobrellevarlo gracias a Gokudera-kun – sonrió con ternura recordando todas las noches en vela que cierta tormenta había dedicado a ayudarlo – debo agradecerte por eso
-no debe hacer nada, décimo – se exaltó el peliplata soltando el tenedor y haciendo un pequeño escándalo – es un placer poder ayudarlo
-deja las formalidades en la universidad, Hayato – dijo Tsuna mientras se reía bajito – somos amigos después de todo, además aún no asumo el cargo y falta un poco más para eso
-lo lamento – sonrió la tormenta mientras sentía cierta caricia en su mano debajo de la mesa, frunciendo el ceño ignoró a la persona a su lado – me sorprende que no comentes nada Yamamoto
-creo que no debo hacerlo – sonrió el mencionado mostrando un brillo especial en su mirada marrón – me parece gracioso que a pesar de los años te cueste decir “Tsuna” a… Tsuna – se carcajeó divertido por la locura que acababa de salir de sus labios, mientras volvía a tocar con sutileza la mano de Gokudera
-pues tenemos que esforzarnos por terminar todo esto – habló cierto peliblanco que acababa de devorar, literalmente, toda la sopa que tenía en su bandeja – ha sido demasiado duro y quiero descansar
-pero a ti solo te falta este ciclo – se quejó Hana quien estaba a su lado – es la ventaja de ser un año mayor – sonrió dulcemente mientras admiraba a sus amigas sonreír. Todas habían adquirido la belleza característica de una mujer madura. Aun así, sentía un poco de nostalgia por la época colegial en donde no se preocupaban por nada, pero no se quejaba, después de todo al fin podía estar con chicos maduros y no con los niños tontos que solían ser sus compañeros de aula – aunque aun no entiendo como llegaste tan lejos
-con extrema fuerza de voluntad – añadió Ryohei con una sonrisa amplia tan intensa como la luz del sol. Las risas llenaron el lugar, en verdad era divertido pasar tiempo entre amigos
-nii-chan, deberías cuidarte mejor, parece que no has comido en días – regañó otra de las chicas, su cabellera castaña clara y larga, ondeaba con cada ligero movimiento
-lo hago Kyoko – respondió el sol de Vongola – solo que tenía mucha hambre y todo olía delicioso, por eso pedía otra porción – indicaba el plato extra en su bandeja
-debe ser muy duro estudiar medicina-desu – la muchacha de mirada achocolatada intensa sonreía mientras formaba una figurita con su comida. La habilidad manual de la chica había sido explotada durante todos esos años, cosas tan simples como esa lo demostraban ya que después de unos minutos un pequeño castillo de arroz y diferentes vegetales se mostraba en el plato – pero divertido a la vez
-Al tener la llama del sol eso no es tan difícil – opinó cierta muchacha de cabello índigo que con timidez cortaba la carne de su plato, de forma cuidadosa movía sus manos, como si de un momento a otro fuera a tirar o romper algo – ¿no opina lo mismo, Mukuro-sama?
-claro que sí mi querida Chrome – el hombre de contextura parecida a la chica tomó el plato, para ayudarla a cortar lo que fuese necesario. A veces la ternura que despedía su pequeña era demasiado incluso para su torturado y frío corazón, aunque a eso debía añadirle la habilidad de convencimiento que la chica adquirió, fortaleza no le faltaba pero esos pequeños detalles no mataban a nadie – ahora ya puedes comer tranquila
-gracias – sus ojos brillaron al tener la facilidad de disfrutar su comida, sonrió con un ligero sonrojo mientras probaba el primer bocado – delicioso
Tsuna admiraba la armonía en los presentes, habían sido largos años de inconvenientes. Pertenecer a la mafia no era fácil y generalmente se veían enrollados en diferentes tipos de problemas, aún estaba en su memoria las batallas que tuvieron que enfrentar en su adolescencia, cada una había ayudado a fortalecerlo, daba gracias al cielo que tenía a todos sus amigos apoyándolo caso contrario se hubiese derrumbado desde el principio. Ahora podía sentirse feliz de pronto terminar sus estudios, apenas lo lograra, también asumiría el cargo que le fue otorgado en Vongola. Cada vez que pensaba en eso sentía un ligero escalofrío recorrerlo, a pesar de los años todavía no lograba quitarse por completo aquella inseguridad
Todavía recordaba la plática con Timoteo para que los dejara terminar sus estudios en Japón, querían tener una vida normal la mayor cantidad de tiempo posible. Esos años habían sido divertidos, convivir como si en realidad tuvieran un futuro sencillo en la sociedad, participar en los clubs que adoraban. Tsuna ayudaba en los que necesitaban apoyo extra siendo un invitado en cada uno de ellos pero sin pertenecer a uno realmente, aún tenía a Reborn presionándolo de vez en cuando pero era agradable ya que a pesar de todo se acostumbró tenerlo cerca, le daba un poco más de seguridad. Sus pensamientos se cortaron cuando un extraño escalofrío lo recorrió, su intuición nunca fallaba, con los años aprendió a tenerla en cuenta, reconocía la sensación de peligro. Soltó el vaso de su bebida captando la atención de todos, su mirada se tornó intensa mientras giraba para admirar el paisaje fuera del lugar, su rostro serio solo puso en alerta a los demás “vuelvo en un momento” el castaño salió seguido por su tormenta y lluvia, ¿miedo?... lo tenía pero no por la amenaza que apareció sino porque algún miembro de su familia se viera involucrado, eso era suficiente como para que actuara decidido y cauteloso. Caminó por los pasillos sintiendo algo extraño en su pecho, cosa que desapareció de un momento a otro… era demasiado extraño, sin decir palabra alguna y solo con un ligero movimiento de su mano, ordenó a sus guardianes explorar tanto el ala derecha como la izquierda de la facultad, él se centraría en la parte frontal. Pasaron unos minutos, pero si hubo algún rastro, ellos no lo encontraron. Tsuna soltó un suspiro cansado, odiaba que algunos miembros mafiosos se atrevieran a buscarlo, no sería la primera vez que sucedía “tranquilos, tal vez solo estaban investigando si me encontraba por el lugar, regresemos” sonrió para calmar a sus acompañantes, hizo lo mismo con los que se habían quedado en el comedor, nadie protestó o dijo nada ya que confiaban plenamente en su cielo, si él decía que no pasaba nada su preocupación se desvanecía. Incluso las chicas se acostumbraron a esos días un poco tensos, después de enterarse sobre la importancia de la mafia y su trabajo, aceptaron que sus vidas estaban ligadas a ese mundo, aceptaron participar, ayudándolos en lo que les fuese posible
-¿Tsu-kun vamos juntos a clase? – Kyoko mantenía ese brillo en sus iris miel, uno lleno de paz y alegría, incluso un poco de inocencia persistía en ella – vamos en la misma dirección
-seguro, Haru-chan, Chrome también van en nuestra dirección – las mencionadas sonrieron mientras se disponían a levantarse. El castaño sonreía mientras terminaba su bebida, le gustaba que sus amigas convivieran juntas, incluso habían formado un lazo demasiado fuerte, apoyándose entre ellas, le gustaba mucho que Chrome se abriera plenamente cuando estaban en confianza. También se sentía presionado a protegerla de aquellos chicos que babeaban por su guardián, aunque Mukuro hacía ese trabajo mejor que nadie, ahuyentaba a cada hombre cercano a la chica, aunque después la propia Chrome era la que se enfadaba al darse cuenta de la situación alegando que era lo suficiente madura como para cuidarse sola. Esa era su familia, su loca, estruendosa, increíble y confiable familia
En Italia…
Reborn se había quedado con el noveno a platicar después de que los demás se fueran, estar en Italia le gustaba ya que no tenía la presión de aguantar el desagradable sabor que le ocasionaba que todos los que lo vieran lo trataran como lo que aparentaba, un niño… mejor dicho un adolescente, odiaba eso y quería matar a cualquiera que se atreviera a decirle “chiquillo, pequeño, jovencito” su sangre hervía cuando eso pasaba. Maldecía a Checker Face, jurando que bailaría en su tumba en cuando tuviese la oportunidad
-¿todavía te molesta crecer de nuevo? – mencionó Timoteo al percibir el ceño fruncido de Reborn cuando veía su café amargo, algo que se le permitía hacer solo en Italia, en Japón Nana cuidaba mucho de la dieta del azabache como si estuviera criando a uno más de sus hijos adoptivos
-no, solo me molesta, quiero asesinar a alguien cada vez que me prohíben algo – se quejó mientras ocupaba uno de los sofás en aquella oficina
-tranquilo, tu cuerpo ya aparenta los 15 años solo sopórtalo un poco más – sonrió el anciano
-tengo algo que me está poniendo inquieto
-dímelo… pero si es sobre Yasu
-es sobre ese mocoso. No me da confianza alguna, tiene la mente más podrida que cualquier ser que haya conocido
-lo sé – suspiró el anciano – estoy consciente de ello, pero es el único que puede ayudarnos… además no es su culpa que se criara de esa forma
-¿es culpa de Carlo? –
-no… la vida lo trató demasiado mal desde que nació, iniciando con su linaje, pasando por el exterminio de su familia, y por último mi error al dejar que uno de sus parientes lo criara
-pero parece contento de ser como es
-el disfruta todo lo que hace, desde que mató a su primera víctima se ganó el derecho a la sucesión de la familia… es la rama secundaria de Vongola, conocida por ser el fantasma, una sombra… algo que no existe y que tampoco tiene un nombre específico
-por eso nadie logra localizarlos, es increíble que a pesar de eso llegara su exterminio casi total… si no estoy mal les conocen como “Sombra”, pero eso suena ridículo
-lo conocen de muchas formas pero no tienen ninguno. Suena complicado pero en realidad no lo es, solo son una extensión de Vongola. Cada líder tiene contacto directo con ellos, su lealtad es única y cumplen los trabajos que nosotros no podemos hacer porque nos mancharíamos las manos y traeríamos problemas innecesarios – Explicaba Timoteo con tranquilidad
-así que ese niño tiene la responsabilidad de toda una familia… suena complicado para alguien como él, un mocoso idiota e incompetente, incluso trata de que lo mate
-él te respeta demasiado, incluso me dijo que si lo asesinabas sería un honor
-una razón más para que no me agrade, ¿quién busca su propia muerte?
-no lo hace – sonrió el anciano – por el contrario, el sobrevive. Con cada batalla se vuelve más fuerte, su familia cree que una persona muere si es demasiado débil para afrontar la vida
-parece quererte como a un padre, es raro
-y yo lo aprecio como a un hijo
-un hijo demente
-pero inocente, aunque no lo creas aún conserva esa mentalidad infantil, no ha cambiado en casi nada desde la última que le ordené vigilar a Tsuna
Flashback
-niño no te separes demasiado – cierto hombre que sobrepasaba los 30 años caminaba con cierta prisa entre los pasillos de la mansión, un niño de cabello castaño lo seguía mientras de vez en cuando se detenía con curiosidad a admirar los objetos del salón – ¡he dicho que vengas mocoso del demonio!
-deja de darme ordenes, ¡maldición! – gruñó el pequeño quien usaba una pequeña boina que ocultaba su cabello, apenas y se diferenciaba unos mechones largos que cubrían la mitad de su rostro, la ropa que usaba le quedaba un poco grande, rasgada en unos sectores – eres mi padre pero por Dios, ¡déjame curiosear un poco!… son los Vongola ¡Son los mejores y más grandes mafiosos! – se exaltó el pequeño mientras corría hacia el mayor
-¡cállate de una puta vez! – se enfadó golpeando la cabeza de su hijo. El hombre usaba un abrigo largo que ocultaba el desastre de sus ropas rasgadas, tenía un parche en su ojo derecho, la mirada oscura usando un sombrero que ocultaba sus facciones maduras – mocoso de mierda, ni siquiera llevas toda mi sangre
-pero eres mi padre… me criaste y me enseñaste a ser asesino, por eso te debo respeto… ¡pero me jode que te portes así! – hizo un pequeño puchero mientras tiraba del abrigo del más alto – oye… papá… oye… papá… oye… oye
-¡cállate Yasu!… hemos llegado, sabes que debes comportarte cuando estés en presencia del noveno… ahora pórtate bien – tiró del más joven hasta dejarlo a su lado mientras uno de los guardianes les daban la bienvenida, pronto estuvieron en frente de un enorme escritorio
-¡¡¡¡NOVENO!!!! – gritó el chiquillo siendo golpeado fuertemente por su padre casi instantáneamente – auch… eso duele… papá
-¡qué te dije Yasu!… maldito mocoso del demonio – tiró del niño hasta levantarlo del suelo, estrujando su cuello
-¡ya basta! deja al niño en paz – exigió Timoteo inquieto al ver esa escena – es solo un niño, te lo encomendé para que lo cuidaras, no para que lo maltrates
-no soy solo un niño – se quejó el pequeño mientras se asomaba a un lado del líder Vongola, asustándolo un poco – soy un asesino de clase alta
-también eres un mocoso – gruñó enfadado el mayor de los recién llegados – ¿cuántas veces te he dicho que pares con tus malditas ilusiones?… me ponen nervioso
-pero si no lo practico se me olvida como hacerlo – se quejó el pequeño encaminándose hacia su padre – además me estabas apretando muy fuerte, ¿qué pasaría si me muero?
-tendría menos problemas – se reía fuerte ante la mirada asesina del más joven – a veces eres divertido Yasu, deja de hacer tonterías y preséntate correctamente – le exigió a su hijo quien también paraba de reírse
-A veces me sorprende la extraña relación que tienen – sonrió Timoteo al verlos juntos. Hace mucho que encargó a un bebé a aquel asesino, no pensó que ese pequeño se transformaría en asesino por propia voluntad, incluso era demasiado joven, pero fue inevitable, todo ese mundo oscuro era algo que al pequeño parecía gustarle mucho. Sentía pena por el pequeño, criado en un ambiente turbio
-Hemos terminado con la misión encomendada, Noveno – el hombre del parche se inclinó hasta que su rodilla tocó el suelo, el respeto se mostraba en sus acciones, el más joven se inclinó también – es un honor estar de nuevo frente a usted, orgullosos de traer resultados positivos
-Yasu puedes decirme… ¿te gusta tu vida actual? – el anciano miró la pequeña figura
-¡me encanta! – se emocionó el chiquillo mientras sonreía
-he olvidado cuántos años tienes
-dos años menos que el candidato a décimo Vongola en Japón – el menor levantó su cuerpo para poder concentrarse en contar con los dedos – si él tiene catorce yo tengo doce… espero que sea mejor que yo, sino me decepcionaré
-es un buen candidato, no te preocupes Yasu, además por eso los mandé a llamar
-Usted sabe que servimos a Vongola sobre todas las cosas, a pesar de ser asesinos independientes, usted está en nuestra lista de prioridades en cuanto a nuestros señores – habló el mayor de los criminales
-y te lo agradezco Carlo, has sido importante para el buen funcionamiento de la familia al igual que Yasu – sonrió al ver la emoción en el más joven – quiero que se encarguen de algo importante de nuevo… Yasu y Carlo, han sido designados a ir a vigilar a los nuevos candidatos para sucesor, pueden empezar con los demás… dejen a Tsunayoshi para el final, él es el que mayores posibilidades tiene para el cargo del décimo Vongola
-¿es su consentido? – el pequeño Yasu tomó los papeles que uno de los guardianes le entregaba a él y a su padre – ¿y Xanxus-sama?
-tenemos que tomar en cuenta a todos – sonrió el anciano
-pues yo le doy mi voto a Xanxus-niisama – sonrió el chiquillo
-silencio Yasu, tu opinión no cuenta – se quejó Carlo golpeando la frente del menor – concéntrate en lo que tenemos que hacer y nada más
-¡ya se!… observaremos a los candidatos, evaluaremos sus condiciones y le daremos el informe al noveno… sé leer, sabes papá – ironizó mientras se rascaba el cuello sin preocupación alguna
-disculpe al mocoso – habló con enfado mientras estiraba las mejillas de su hijo con rudeza – partiremos en seguida
-buena suerte… y Yasu – el menor lo volteó a ver – sería bueno que me dieras tu opinión sobre Tsunayoshi, quiero saber qué es lo que piensas sobre él
Con una sonrisa el chiquillo asintió mientras salía con su padre ante la atenta mirada del guardián del sol del noveno, escucharon un “ese niño es extraño” pero no tomaron importancia, ya muchas veces escucharon cosas parecidas, y al parecer a ninguno de los dos les afectaba. Su misión era sencilla seguramente volverían pronto, el chiquillo mostraba una sonrisa infantil ocultando la oscuridad en su joven mirada marrón
End Flashback
-aunque en ese entonces era más feliz que ahora. Jamás superó que Xanxus intentara un golpe de estado en el que salí herido – se lamentó Timoteo recordando todo ese problema
-pero adora a Xanxus – Reborn una vez más empezó a dudar de la confiabilidad de ese chico, y peor que eso, su taza estaba vacía y seguramente Nono no lo dejaría tomar más alegando que desperdiciarían los esfuerzos de Nana
-es una relación entre el odio y el aprecio, incluso yo me asombré cuando los vi juntos en una ocasión
-si hace algo estúpido de nuevo no me contendré – el azabache gruñó bajito mientras tomaba su sombrero, la hora de regresar llegaba
-no creo que se quede tranquilo, pero ahora Tsuna está en capacidad de defenderse solo – sonrió el anciano viendo al hitman despedirse y salir – solo espero que Yasu lo termine aceptando, sino tendríamos problemas
En Japón…
En las calles desoladas cierto par de hombres caminaban con tranquilidad, su ropa común hacía que nadie sospechara de su identidad
-¿Por qué demonios te ríes tanto? – un castaño que aparentaba unos cuarenta años caminaba junto a otro un poco más bajo que él – piensas en hacer tonterías seguramente
-solo cumpliré con mi tarea mientras disfruto del dolor del décimo… también quieres verlo, papá
-Nono se enfadará si le haces algo
-solo quiero volverlo un poco duro, sabes que después me rendiré ante la orden del noveno. Solo hago esto por él, no se merece un sucesor patético
-solo no te arriesgues tanto, las habilidades del muchacho crecieron, casi nos descubre hoy – sacó un cigarrillo encendiéndolo con paciencia y disfrutando de la nicotina
-eso me alegra un poco, así al menos será un reto – sonrió el castaño de larga cabellera que ocultaba debajo de una gorra negra
-por ahora solo vigila en las sombras… yo me encargo de los que no están en esta zona
-¿hablas de la nube y el rayo?... toma en cuenta a Nana, esa mujer siempre me dio curiosidad y escalofríos… pero más curiosidad
-aun hablas como un niño – Carlo regañaba a Yasu como rutina
-¿crees que debo cambiar un poco?
-no… así está bien, al menos así nadie te teme, será bueno que permanezcas en ese tono amable
-si me pongo serio dicen que doy miedo – de pronto la sonrisa del más joven se borró dando paso a un rostro serio, le quitaba un cigarrillo al mayor para consumirlo – un líder que infunde temor, me llevó años lograrlo
-no mientas, no te costó nada – observaba las nubes aparecer ligeramente – ya de por si eres un ser retorcido, solo te faltaba esa calma y la mente habilidosa para las estrategias
-¿estás halagándome? – Yasu soltó el humo con suavidad – pues eso es lindo viniendo de la persona a la que le quité el cargo
-nuestra sangre tiene una línea recta, es normal que seas el líder, además todos te adoran. Eres el ejemplo de toda la nueva generación, quieren volverse tan talentosos como tú y heredar los secretos de la familia… toda esta mierda te la ganaste solo
-papá… gracias – sonrió levemente mientras tiraba la colilla en un basurero – te dejaré decidir cómo empezar
-un incendio, sería espectacular – opinó el mayor mientras tomaba una dirección distinta del más joven – pero por ahora mantente calmado, reunamos la información primero
-entonces que así sea – sonrió Yasu mientras tarareaba algo, perdiéndose entre los pasajes
Continuará…