Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Brecha por malugr

[Reviews - 191]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Entre mis sábanas las horas se hicieron días, y permaneci en el mismo estado apático viendo el sol salir y ocultarse más allá de mi ventana.    Escuchaba los pasos de mis padres tras la puerta, mi madre regularmente pasaba a ver como estaba aunque el doctor ya le había dicho que me diera espacio y tiempo, algo de estado de shock mencionó y no se que más basura…     En realidad no estaba traumatizado y el miedo que venía no era necesariamente por la emboscada.     Estaba más asustado de mi y de la presión en mi pecho que comenzaba a arder.     Veía el techo con ansiedad, no podía calmarme. Hacían ya 3 días de esa noche escabrosa, no había salido ni sola vez desde entonces, había faltado a clases y sólo accedí a ver a finny una vez. Me estaba recluyendo y en mi aislamiento trate de entender todo lo que había pasado, paso por paso revivia los hechos una y otra vez día tras día sin encontrar nada útil para aliviar mi conciencia. Sebastián era un asesino, yo su cómplice y eso no era lo peor, lo verdaderamente nefasto es que a cada minuto me aterraba más la idea de volver a mi vida y que el hubiese desaparecido. Me daba pánico lo mucho que parecía necesitarlo. Sin querer me había vuelto consciente de está extraña dependencia que había desarrollado Hacía el, todos los pecados que siempre quise cometer llevaban su nombre y eso me asfixiaba.     ¿Por qué pensaba Así?     ¿Dónde estaría Sebastián, seguirá su vida normal o habrá huido pensando que le delataría?     Quería saber que pasaba por su mente, si estaba así de asustado… me pregunto si el también me está necesitando…    ¿necesitando?     Hundi el rostro en la almohada.     ¿Qué estaba pasando conmigo?     Apreté los labios y bajo las mantas me acurruque confundido hasta el infinito. El había hecho todo aquello, pero yo solamente podía pensar en la forma en que me había mirado, toda esa rabia, toda esa fuerza… recordaba la navaja sobre mis labios justo donde el beso de aquel atacante se había plantado ¿Qué pensabas en ese instante? ¿Me habrías matado? La sensación de su mano estrangulandome me envolvió nuevamente.      En ese mismo orden siguieron desfilando mis pensamientos y para cuando el reloj marcó las 12 am comprendí que me volvería loco si pasaba un día más encerrado sólo con mis pensamientos. Necesitaba saber que sería lo siguiente.    El calendario marcó 26 de marzo. La madrugada de mi cumpleaños transcurrió en un insomnio angustiante.   …    Conducía por las amplias calles rumbo al colegio, muerto de sueño aunque agradecido por la soledad, mis padres habían hecho de mi despertar un escandaloso espectáculo Con canciones y enormes regalos que ni siquiera abrí aunque parecía bastante felices de que decidiera ir de nuevo a clases. Sabía que el día transcurriria de igual forma y sentí cansancio de sólo imaginarlo.     Un desfile interminable de sonrisas falsas y cumplidos vacíos colmaron cada infeliz minuto del día, todos sabían sobre el asalto y que había estádo en la clínica y eso sólo empeoró las cosas, a penas podía tolerar toda esa fingida preocupación y aún había algo más… el no estaba.     A hurtadillas miraba la esquina donde su puesto vacío era ignorado por todos, nadie parecía notar que faltaba y sin embargo era en lo único que yo podía pensar.      Esa presión en mi pecho sólo se intensificaba y sentí miedo de afrontar el hecho de que si el desaparecía de mi vida posiblemente me volvería loco entre ésta sosa rutina, me enfermaria cada día más pensando en que fue lo que me ocurrió, intentando detectar el momento en que me deje envolver hasta este angustiante punto… tengo miedo de perderle de vista aún sabiendo que de ninguna forma saldré ileso si decido quedarme. Pensaba como un adicto.   ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti?     Lentos pasaron los minutos y yo seguía torturándome.   -Has estado demasiado distante está mañana.    Finnian comía su desayuno junto a mi en las gradas.    -¿de qué hablas?    -Bueno no se exactamente, pero estas como ausente, como si hubieses perdido algo y estas preocupado.    Que maldito talento tenía para leerme.   -Jajaja no, para nada, sólo estoy algo fatigado. Pasar mi cumpleaños rodeado de tanto plasta me fastidia.   -Lizzy dijo que este año querías quedarte en casa, y claro luego paso lo de…    Guardo silencio como si pensara que hablar del tema era imprudente. El al igual que todos suponían que yo era sensible respecto a ello.   -No fue nada en realidad, sólo unos maleantes… ya no están en este mundo después de todo.   -¿en serio no recuerdas lo que ocurrió?     Le di un mordisco a mi emparedado mientras luchaba por lucir normal aún con los recuerdos azotandome. Dejé la mirada a lo lejos fingiendo prestar atención a un juego de fútbol que ocurría frente a nosotros a varios metros.   -No, uno trato de asfixiarme y al rato de estar sin aire me desmaye.    -Es tan extraño, no se ven asaltos así comúnmente y la forma en que los mataron fue… debió ser un bastardo muy loco.    -Bueno gracias a el estoy vivo.    Repetí La frase en mi mente y su rostro apareció.    -¿le consideras un salvador nocturno o alguna mierda de Esas?   -No estoy pensando en batman precisamente   Me Burle un poco aunque finny no dejó de verme seriamente.    -No le des tantas vueltas, seguro fue alguien a quien habían jodido y regreso para vengarse. Es común entre esa gentuza tener mil enemigos. Sólo es coincidencia que yo estuviese en medio.    -Supongo que es cierto. Pero es un mierda saber que hay un loco capaz de hacer tal cosa suelto por mi vecindario. Dicen que los tres estaban completamente jodidos cuando los encontraron.     -No siento lástima por ellos si es lo que quieres saber.    -No es eso, sólo me preocupa que pareces irritado. Cómo si defendieras el hecho de que…     -¿Cómo demonios voy a defender tal cosa? simplemente digo que de no haber llegado ese tipo me hubiesen jodido a mi.    -¿no es eso casi como estar agradecido?     -No seas ridículo. ¿Cómo se puede estar agradecido con un asesino?    -No lo se Ciel, sólo tu estuviste ahí.     -Bueno… ya te digo que no le des vueltas.   -Tienes razón, sólo espero que capturen pronto a ese desquiciado.   Guarde silencio mientras finny condenaba a michaelis sin saberlo. Solo pude pensar en que aunque todos viesen un crimen frustrado por uno mucho peor, yo no podía dejar de simpatizar con el demonio… para mi sólo era un incomprendido ángel de alas negras.     -De acuerdo. Entonces dime ¿Qué planes para hoy?   -Seguro que no estás pensando en que tengo ganas de festejar.    -Bueno en realidad si, pensaba hacer algo en casa, tontear con algunas chicas, un pastel pequeño, algo de licor… ya sabes, celebrar como lo hacen los mortales, sin yates ni vuelos improvisados.    Ambos nos reímos.    -Si creo que eso era lo que tenía en mente, pero ahora no estoy tan seguro.    -Pienso que deberíamos hacerlo. Te hará bien despejarte.    -Tal vez tengas razón.    Deseaba con todas mis fuerzas que así fuera. Pero sabia bien por experiencia que la presencia de toda esa gente no iba a mitigar la sensación de soledad.   -¿hay alguien en particular que quieras invitar?     Sentí un vacío en el estómago y luche con mi subconsciente.   -Lleva a quien quieras, tu eres el organizador. Nadie en particular me interesa salvo que estés tu y lizzy.    -Pensaba en invitar a michaelis.     ¿Por qué demonios me costaba tanto dominar estos nervios?   -¿Por qué demonios harías Eso?   -Pensé que te divertía ¿no es una especie de amigo?    -No digas tantas tonterías, sólo le molesto ocasionalmente.     -Que insensible, pues entonces es una suerte que no le haya invitado ayer.     Me gire sin darme cuenta de que comenzaba a lucir muy obvio.   -¿le viste ayer?     Sonrió aunque no le Preste atención, sólo podía pensar en que el seguía aquí.    -Por su puesto ¿Por qué no iba a verle? Estudiamos juntos.     Sebastián había seguido viniendo a clases. No había desaparecido, al menos hasta ayer.   -Si bueno, claro… ¿no habrás dicho alguna tontería?    -¿qué clase de tontería? Sólo pensé en invitarlo pero como no estaba seguro de que querrías hacer algo termine no diciéndole nada ¿no estas actuando un poco raro?     Maldición.   -Claro que no, sólo trato de seguir tu consejo ¿no hablabas de que sería malo para mi si comienzan rumores extraños por andar con el rarito aterrador?    -Si eso supongo pero como te gusta llevar la contraria no descarte la posibilidad de que el fuera. En fin, de todas formas no vino hoy.   -Así es, no tiene caso.   -Entonces quedamos así, algo pequeño y listo avisaré a lizzy.     A lo lejos un colega gritó nuestros nombres y pronto estuvimos entrando a la cancha y formar parte del juego.   …   2:30pm saliendo del colegio. Una emoción casi fingida destinada a no parecer indiferente.   4:20pm comienza la celebración en casa de finny. 13 personas en total hablando sobre trivialidades.   6:00 pm todos en la cocina jugando a ser cocineros.    7:45 pm desastre culinario, llamada de emergencia a restaurante cercano para ordenar la cena.     9:00 pm alcohol.    9:30 pm alcohol.   10:00 pm alcohol.    10:30 pm alcohol.    10:45 pm soy arrastrado al baño por una de las invitadas completamente ebria, recibo una confesión y una cachetada al rechazarla. Lágrimas, escándalo… pierdo la paciencia.     10:50 pm salgo del departamento de finny aunque lizzie trata de detenerme. Subo a mi coche y me marcho acelerando rumbo a casa.    11:11 pm entro a mi estacionamiento, veo la hora en el tablero “11:11 pide un deseo” suele decir la gente. aprieto el volante, apago el coche y me bajo.     11:12 pm una figura emerge de los arbustos oscuros a unos metros de mi y avanza en mi dirección. Chaqueta negra, guantes y un casco de oscuro visor que cubre por completo su rostro.      Sin decir una palabra se detuvo frente a mi, ambos estábamos de pies en el oscuro jardín de mi casa. Llevaba en su mano un segundo casco y lo extendió ofreciendomelo.     El corazón me latía tan aprisa que a penas podía creerlo. Tome el casco y el comenzó a andar mientras que yo le seguía. Pronto estuvimos fuera de la casa en el límite donde los enormes árboles se alzan imponentes y ahí estaba su motocicleta.     El subió, la encendió Y apretó el manubrio con fuerza acelerandola.     Cualquiera habría echado a correr, llamado a la policía “aquí está el asesino brutal de aquellos hombres”. Si… cualquiera lo habría hecho sin duda. Eso fue lo que pensé, mientras me aferraba a su cintura ya subido en la motocicleta y el arrancaba.    Me aferraba a su espalda y ni siquiera me atreví a pensar, por primera vez en días mi mente se calló.     Las lujosas casas se perdieron de vista en segundo y ahora el entorno se había vuelto mucho más sencillo. Casas comunes de jardines pequeños, nada similar al lugar en el que yo vivía o al lujoso apartamento de finny, este era un sitio muy distinto y humilde.     Seguimos adentrandonos en las estrechas calles que componían la urbanización y finalmente la velocidad se fue reduciendo. Frente a una pequeña casita de dos pisos con un tierno balcón lleno de flores Sebastián se detuvo.   -Baja. – dijo con voz calmada.    Y así lo hice. Me quite también el casco y espere mientras el abría el pequeño portón y guardaba la motocicleta, luego entre tras de el.     Había muchas flores, era un jardín bastante pequeño, pero muy perfumado. En apenas unos pasos pude cruzarlo por completo y estar frente a la puerta de la casa.    Sebastián por fin de Quito el casco. Vi de nuevo su rostro luego de tantos días.     El no me miró, sólo avanzó con sus llaves en la mano para abrir la puerta y en un instante estuvimos dentro del lugar.   -Pasa adelante.    Encendió las luces y dejó el casco en la mesa de la entrada. Siguió avanzando y pronto entuvimos en la pequeña sala de muebles antiguos.     11:35 mientras se quitaba los guantes, se giró hacia mi y estuvimos frente a frente, asesino y cómplice.     Trague con fuerza cuando nuestras miradas chocaron, lucia sereno, pero no dejaba de causarme escalofríos.    -¿decepcionado?    -¿de qué?     Alzó las manos como señalando el entorno.   -De que no sea una ostentosa mansión.   -¿esta es tu casa?     El asintió.   No estaba decepcionado, aunque si algo sorprendido, para ser un alumno de nuestra escuela no parecía tener dinero como el resto.   -No lo estoy, aunque si confundido ¿Qué hacemos aquí? ¿Qué hay de tu familia?   -Mi madre no está, estamos solos.     Sentí un frío extraño recorrer mi espina.    -¿estas asustado?    -Supongo.   -Y aún así viniste… ¿Por qué?    -No lo se.    Siguió ahí sólo observandome.   -Hay demasiadas cosas que no puedo explicar, desde ese día no se como manejar lo que pienso.    Camine hasta un mueble cercano y me senté.   -Te vi asesinarlos y aún así…    Sebastián se acercó a la mesa del comedor y sirvió algo de alcohol en un vaso pequeño.    -¿aún así que?     Hizo lo mismo con un segundo vaso.   -Estaba preocupado… por ti.     Sentí como algo de color subió estúpidamente a mi rostro mientras el avanzaba con los vasos hasta dejar uno en la mesilla frente a mi. Del otro lado se sentó el viéndome fijamente.    -¿Por qué lo estarías?    -Demonios no lo se, posiblemente porque me volví loco. Estabas ahí destrozando a esos tipos y yo sólo podía pensar en que no quería que fuese cierto…    -¿Por qué sería eso?    Hice una pausa ¿Por qué sería eso? Eso quería saber yo también.    -Ahora eres un asesino y yo estoy encubriéndote.    -Pudiste haberme delatado.     Lo mire ahora enfadado mientras su inexpresivo rostro no me decía nada.    -¿Eso hubieses querido?    -Era una de tus opciones. Pudiste entregar a un asesino como haría un ciudadano ejemplar y salir bien librado de todo esto, yo estaría en búsqueda y captura sino es que ya estuviese detenido y tu serías libre de nuevo.   -¿y eso es lo que te preocupa? ¿confirmar que no voy a joderte?    -Sólo quiero saber porque diablos no lo hiciste.   -Porque no quería…     Nos mirábamos con intensidad.    -Simplemente no quiero… no quiero aceptar lo que eres, no quiero que un asesino me toque…     ¿Qué estoy diciendo?   -Pero no quiero que tu dejes de tocarme…   -No puedes tener una cosa sin la otra. Así que debes terminar con esto.   -¿Eso piensas? Entonces cual es tu excusa, pudiste matarme y acabar con todo. Nadie sabrá jamás lo que hiciste y ya no tendrías que preocuparte de mi. Estuviste todo ese día siguiendome no es cierto?    Sebastián seco el vaso que tenía en la mano y se levantó de nuevo.   -Te dije un millón de veces que te alejaras, que no te acercaras demasiado…    -¿así que lo sabías? Sabías que alguien mando a esos tipos a joderme, alguno de los perturbados que están obsesionado contigo ¿no?     Me levanté y fui tras el ahora más enojado.   -No lo sabía, pero sabía que era posible…    -¿entonces porque los detuviste?    Se giró hacia mi irritado.   -No tienes los cojones de acabar conmigo por ti mismo, ¿Por qué no dejaste que lo hicieran por ti?    -Ah si, debí dejar que ese malnacido te follara ¿Eso te hubiese encantado no?     Su mano me sujeto con fuerza el rostro .    -Da igual violadores que asesinos ¿no es cierto?    -Sueltame. – masculle enojado –     Nos fuimos contra una pared mientras su peso me aplastada y me apretaba temblando de rabia.   -Debí quedarme para ver el espectáculo…    -Eres un pobre imbécil, ni siquiera pudiste soportar un simple beso para perder la cordura. ¿fue eso no es cierto? Te volvió loco que alguien más me tocara.      Sebastián me soltó y se apartó.    -¿Por qué no admites que enloqueciste de celos?    Su rostro palidecio un poco.    -Eso no es…    -¿no es? De haber sido un paliza seguramente les hubieses dejado hacerlo, pero no pudiste controlarte al ver que me besaba. Te enfermaste de celos al ver que me tocaban… tu tienes tanto miedo como yo, te asusta saber que me deseas sólo para ti…    Un enorme cuchillo brillaba en la mesa donde Sebastián había dejado la botella de la que habíamos bebido. No deje de mirarlo y fui acercandome poco a poco hasta que lo empuñe.     El me observaba en silencio.   -Tienes esto aquí para mi supongo ¿si piensas matarme?    Jugué con el filo del metal, y lo acaricie despacio como si fuese un amante. Nuevamente en calma se acercó y sujeto mi mano guiando el cuchillo a mi cuello.   -Pienso en matarte cada día de mi vida. – susurro en mi oído y sólo pude cerrar los ojos y temblar. – imagino el sonido de una navaja hundiéndose en tu carne una y otra vez, el olor de tu sangre tibia impregnar el aire…     Su aliento estaba quemandome. Y el cuchillo se afinco más hasta que una pequeñísima cortada se abrió. Guió mi mano con el cuchillo hasta su boca y lamio la hoja hasta limpiar las resplandeciente gotas de sangre.   -Fantaseo durante horas enteras sobre como resbalaria el cuchillo por tu piel mientras te desoyo y como se verían la cuencas vacías de tus ojos luego de que te los arranque; te juro que siento que podría correrme sólo viendo como se escapa cada viscosa gota de sangre de tus arterias.    Su boca abierta se fue a mi cuello contra la herida y sus dientes se aferraron a mi carne y comenzó a succionarme. El cuchillo se fue a mi abdomen.   -Pero no sería suficiente Ciel.. asesinarte una sola vez, alcanzar ese éxtasis y luego saber que jamás se repetirá me volveria loco. Quiero despedzarte cada noche y que al día siguiente renazcas como el sol para volverte a destrozar.     Me aferre a la gruesa chaqueta que lo cubría y respire el olor de su colonia combinado con el cuero mientras escuchaba sus psicoticas palabras como si se tratase de un poema.    -Entonces descubrí que puedo  hacer un desastre de ti mientras te follo y calmarme. La forma en l tus ojos se pierden mientras me deslizó dentro de ti, tal como imagino que lo harían con el metal de este cuchillo. Descubrí que mientras te corres, por unas milésimas de segundo, tu corazón pareciera detenerse y me sofoco de pensar que mueres entre mis garras sólo por ese instante.    -Eso es enfermizo… - susurre contra su mentón.    -Lo es, es desgarrador y desquiciante, está volviendome loco.     Sebastián me alzó con fuerza y me estrelló contra la mesa del comedor. Yo estaba por completo derretido, estaba tan apretado dentro de mi pantalón que dolía. Jadeaba mientras su cuchillo se apoyó sobre mi pecho. Se acomodó entre mis piernas y se dejó ir sobre mi hasta que nuestros rostros estuvieron a centímetros.    -Si quieres que esto termine dile a todos lo que soy, diles que me encierren, que me encadenan diles que me maten, sino no te podrás escapar de mi jamás. Te voy a perseguir si intentas alejarte y te aislare de todos.     Sebastián miraba fijamente el labio que días atrás fue lastimado por el beso que recibí. Lo miraba con rabia…   -No quiero terminar con nada; aunque si tanto quieres que desaparezca tal vez lo haga, pero tendrás que darme algo a cambio.     Gire mi rostro al reloj.     11:59 pm. Pasé la mano por detrás de su cabeza, entre el azabache cabello.   -Aún no termina el día. – mumuro contra su mejilla. – puedes considerarlo un regalo de cumpleaños…    Sabía que el había entendido perfectamente de que hablaba.   -Si me besas, haré lo que quieras. Bésame y saldré por esa puerta para no volver jamás si es eso lo que me ordenas.    Sebastián dudo un momento, sus labios parecían temblar y pude sentir como vibraban contra mi mentón y fueron deslizándose hasta los mio.     Eran suaves y tibios.    El estaba completamente rígido, como si ese simple acto le doliera , pero a mi no me interesaba, estaba completamente ansioso y excitado. Abrí mi boca un poco, como invitandolo a entrar y así lo hizo. Su legua se deslizó despacio hasta acariciar la mía, el vacío en mi estómago se convirtió en un abismo y deje de respirar.     Lo hacia tan despacio que me volvía loco, podía sentir cada punto en el que nuestras bocas coincidían, el sabor de su saliva… el estaba estático, pero no dejaba de saborearme y yo no paraba de temblar.     12:00 am. 27 de marzo. Las campanadas de reloj en su sala deshicieron nuestro beso.    Se apartó un poco de mi y de nuevo respire, jadeaba con fuerza y me sentía mareado.     Me observo.    -Ahora ¿Qué será lo que me pidas? – murmure.-     Vi los profundos ojos grises de mi cruel amante y supe que nunca jamás el me dejaría escapar. Me sentí completamente seguro de que mientras viviesemos este deseo no nos dejaría vivir en paz.    Se incorporó y con fuerza me giró sobre la mesa, mi rostro quedo contra la madera y sentí como su cuchillo entró bajo mi camisa y desde el cuello la rasgo con un corte limpió descubriendo mi espalda ante el. Sus dedos bajaron por ni espalda hasta que se aferraron al borde de mi pantalón y de un tirón me despojó de ellos.     Apreté mis puños ansioso y vi como hizo una pausa para quitarse la chaqueta y por último la franela bajo ella sin perder su concentración en mi. Cuando hubo terminado se extendió sobre mi y clavo violentamente el cuchillo en la mesa, a escasos centímetros de mi rostro.     Cerre los ojos por el impacto y el gruño en mi oído.   -Abrelos. Mirame bien y entiende que me perteneces.    Su mano se aferró a uno de mis glúteos y sentí una tremenda palmada contra mi trasero que me hizo revolverme de dolor.    -Sólo yo se complacer este obsceno cuerpo tuyo.    De nuevo nalgueo mi trasero.   -Y eso me vuelve tu dueño ¿Lo entiendes?    Busque el botón de su pantalón y mis ágiles dedos lo abrieron.   -Si. Lo entiendo.     Pronto su pene comenzó a entrar en mi.   -Mío, tu solamente puedes ser mio.     Sebastián gruñia la frase contra mi nuca mientras me embestia, parecía delirar mientras todo el peso de sus caderas chocaba contra mi. Parecía que amenazaba al mundo cada vez que la repetía, como si estuviese dispuesto a destruir lo que fuese que intentará arrebatarme de el.     Nos habíamos vuelto locos por completo, y esa noche yo había aceptado que el era un psicópata y el aceptó que yo era lo único que en verdad deseaba.     Me apretó entre sus brazos con una fuerza que me quitaba el aire.    -Estas hirviendo. – se quejó contra mi oído, como si estuviera sofocándose dentro de mi. – me estas quemando.    Yo era un desastre, aún no me corría pero un sinfín de fluido emanaba de mi, todo lo que había aguantado estos días ahora me empapaba, cada vez que el se movía el sonido me encendía, era como un chapoteo y mis muslos temblaban completamente bañados.   -Tocame… - pedi desesperado por correrme.-     Noto que quería soltarme de su abrazo y tocarme a mi mismo y sostuvo mis muñecas dolorosamente para evitarlo. Su ritmo aumento y yo comencé a retorcerme, ya no podía soportarlo más y justo entonces comencé a venirme.     Mientras el semen se deslizaba fuera de mi sin detenerse yo sólo parecía convulsionar dominado por los espasmos. No podía parar, no sabía que hacer con tanto placer y sentí que me rompía. Sebastián no dejó de embestirme hasta que hubo descargado dentro de mi toda su esencia.    Me giró de nuevo y sofocado contempló su hazaña. Con mi ropa rasgada, completamente empapado y ojos desorbitados, disfruto de verme vuelto nada.    -Eres un completo desastre…     Me alzó de la mesa sólo para repetir todo el proceso en el sofá más amplio de su sala, en las escaleras que dan al segundo piso por donde subimos sin que saliera de mi interior y por último en la pequeña cama de su habitación. No dejo de follarme en ningún instante hasta que por fin desfalleci rendido sobre su pecho.   …    Abrí los ojos sintiéndome ligero, estaba deliciosamente saciado, pero todo el cuerpo me dolia, sabia que estaba cubierto de morados y mordidas. su olor estaba por todas partes y el fue lo primero que vi estaba adormilado junto a mi, con la mirada en el techo pensativo.    Esa era una nueva expresión.   -Por fin despiertas…    -¿Qué hora es?    -Las 9:10 am.   -Maldición, seguro están preocupados por mi. Debo irme.   -Si, ya es hora.   En su motocicleta hicimos el camino de regreso a mi casa y se detuvo justo donde ayer para dejarme.   -No estarás pensando en darme un beso de despedida o si? – bromee mientras le devolvía el casco que había usado. –    -No pienses que se volverá costumbre…    -No seas egocéntrico, no eres tan buen besador.    -No parecías disgustado ayer.   -Y tú tampoco.    Sonrió un poco por mis descaro.   -Tal vez te deje hacerlo de nuevo el próximo año. – seguí bromeando. –    -Tal vez… - dijo seriamente. –    De pronto me imaginé como seria si realmente siguieramos juntos para entonces. Bajo su fría expresión se que el también lo pensó.   -Hasta luego michaelis.    -Hasta luego phantomhive.    Y se marchó.     Camine hasta la entrada de mi casa y cruce el enorme jardín, pronto estaría rodeado de gritos y preguntas preocupadas de mis padres, así que aproveche el silencio antes de la tormenta y tome una bocanada de fresco aire.     Mi camisa había quedado vuelta añicos, así que debí usar uno de sus suéter, me quedaba enorme pero no me disgustaba. Cada vez que inhalaba su esencia inundaba mi nariz.    El no habia desaparecido y ciertamente jamas lo haria. Una fuerza mucho mayor que el cariño nos obligaba a estar juntos sin importar que tan autodestructivo fuera. Era ese deseo insano, obcesion enfermiza destrozando todo lo se pone de por medio, la conciencia, el buen juicio, todo... no habia forma de escapar de ello, eramos presa de nosotros mismos. Eramos un desastre inevitable.     Sin darme cuenta, estuve sonriendo…     -----     Seguía sentado junto al ventanal de mi habitación en la clínica y frote mi rostro. Sentía el recuerdo tan fresco como si hubiese sido hacia unos días. Era aterrador.     Esa mirada… esa mirada…     ¿tú me odias no es cierto michaelis? Me odias profundamente. Pero entonces porque pones el mismo rostro cuando me ves con lizzie. El mismo rostro de aquella vez cuando los celos revelaron tu infame naturaleza. Un asesino despiadado, un psicópata de sangre fría.     Que demonios es lo que estoy pensando Dios mío.     El me detesta, me detesta tanto como yo a el, no hay nada más de por medio… sólo odio, nada más que odio.    Lo repetí una y otra vez.    No te atrevas a pensar que existe algo más Ciel…    Justo cuando el pánico se adueñaba de mi, la puerta de mi habitación se abrió.    Un alois de rostro turbado aprecio.     Un mal presentimiento me invadió y no pude alegrarme por verle, sin poder explicar porque, solamente sentí que malas noticias estában por llegarme.     El aire se vicio por completo. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).