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La Brecha por malugr

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Notas del capitulo:

 Hooola, estoy de vuelta con una actualizacion que espeor disfruten tanto como yo, si hay algunos errores pido disculpas pues lo he escrito rapido. Les comento que tengo problemas con el inter en mi casa asi que por eso no he tenido tiempo de responer sus comentarios, pero que sepan que siempre los leo y que agradezco el tiempo que se toman para darme apoyo! son simplemente geniales. Nos leemos pronto!! 

 

 Saludos! 

¿has pensado alguna vez en el final de las cosas? 

Vivimos huyendo de ese hecho y cuando algo nos hace encararlo todo en nuestro interior se retuerce... 

   La última sonrisa que esbozará nuestra madre antes de morir.

   El último suspiro de un hermano.  

   La última curva del camino...   

Delicioso - murmuro la madre de todo temor - delicioso aroma el que desprende un mortal cuando se reconoce incapaz de huir de mi.   

 Te ves a ti mismo, colgando de un árbol tan alto como la sombra que se extiende bajo tus pies... el nudo te está estrangulado, llevas horas asfixiandote, días, meses... Pero nada es real, no estás ahí y la sombra es la negrura que reflejan los ojos vacíos de aquel a quien tu más quieres...    

¿ves su rostro sin vida mientras me lees?

     - Si... puedes verlo...   

 Y miéntras lo haces ella puede olerte. 

   - si... junto a ti, junto a ellos...

     Nadie está lo suficientemente lejos como para no ser visto, nadie tan oculto como para no ser alcanzado...

     - los oigo respirar con miedo, a ti, a ellos.

     ¿No sabes quienes son ellos?

     - Si lo sabes, pero no quieres pensar en eso... No quieres que los identifique...

     Ellos...

     - Ellos, los que aprietan el nudo. Y entre más los amas, más fácilmente pueden destruirte.

     El peso de su ausencia cuelga de tus tobillos y te añade peso mientras cuelgas de la rama y te estrangulas de a poco... 

   - Ellos, todo mortal tiene a "ellos" cuya seguridad le atormenta ¿si no puedes protegerlos, que harás? ¿si en vez de ser su armadura tu fracaso los empuja hacia mi?

     Algunos resisten años mientras el peso aprieta el nudo, pero tarde o temprano llega "ese"

     - "ese" que es indispensable, ese que no puede faltarte, ese ser cuya existencia da sentido a la tuya...

    Y cuando ese falta...

     Cuando ese falta... No hay salida...

   - cuando "ese" el más importante de todos "ellos" sucumbe ante mi... entonces... el cielo se apaga, la rama se parte, tu cuello se quiebra y el peso de su partida te arroja al fondo...

     Ese a quien tu más amas se ha extinguido...

   - y entonces enloqueces... Y todos saben que enloquecer es ahogarse poco a poco en mi frío abrazo...

   La abrazas, como a un dulce alivio...

     - te arrojas entre mis brazos hasta que por fin te vuelves del todo mio... un beso helado te libera de tu dolor mortal...

     Ella te alcanza fácilmente, pues te has rendido... 

   - ¿Y tú mortal? Cuando piensas en "ellos", que rostros imaginas?

     ¿quienes son tus seres más amados?

     - ¿Y cuando buscas a "ese", tu razón de ser, quien viene a tu mente?     Aquel que jamás puede faltarte...

     - ¿puedes sentirlo? ¿el frío?

     Ella los reconoce mejor que tu... sabe exactamente quien es quien...

     - siempre estoy rondando juntos a "Ellos" siempre saboreo el olor de "ese" incluso en este instante.

   Mientras me lees...

   - y más pronto que tarde me los llevaré y con ellos tu cordura...

     Muerte sabe tu secreto. Sabe que eres fuerte, pero sin ellos... Sin ese...

     - ¡NO ERES NADA!

 

        ---

 

       Su semblante era sombrío, mire a mi alrededor y el cielo dejaba entrará una luz violeta, los últimos rayos luz combatían contra la oscuridad que ganaba más y más terreno, en unos minutos sería de noche ¿cuando tiempo había estado recordando?  

 - ¿Alois? ¿Que haces aquí?

     Había cerrado la puerta tras de sí con prisa y en el se dibujaba algo parecido al miedo.

     - ¡oh Ciel!

     Se acercó de prisa a mi, me levanté en el acto y me sujeto por los hombros. 

   - pensé que nunca podría verte...

     - ¿de qué hablas, Porque dices eso? 

   - Ciel, algo está mal con este lugar. 

   Guíe a alois hasta mi cama y lo senté tratando de calmarlo, serví algo de agua que reposaba en mi mesilla y se la ofrecí sin poder dejar de crisparme por su estado. 

   - tienes que calmarte alois...

   - no Ciel... - dijo mientras apartaba el vaso negandolo -  algo en serio no está bien... Y tú lo sabes ¿no es cierto?

     Alois sostuvo mis muñecas y me dio un lugar junto a él en la cama.

     - No entiendo de que hablas... 

   - Es sobre "Él" 

   Sin poder evitarlo trague con pánico, el nudo con el que había vivido todo este tiempo se apretó más en mi estómago y sentí unas terribles náuseas.

     - ¿Qué es lo que dices? - las palabras salieron de mi boca Y yo temblaba al decirlas...

     - Ciel... el es no es de fiar... Yo pude entrar en su oficina...     - ¿de quién hablas?

     - De Sebastián Ciel...  

 ¿Porque sentía tanto miedo?

     - Ciel, el ha estado haciendo cosas muy extrañas ¿entiendes? Te mantiene aislado y busca averiguar todo, no sólo sobre ti ¿entiendes?

     Trate de mantener la compostura ¿Que es lo que Alois había descubierto?

     - El ha estado averiguandonos a todos Ciel...     Mis manos sudaban.

     - todo este tiempo que has estado aquí nos ha prohibido acercarnos, dice que estas demasiado frágil, a tus padres a mi, a todos nuestros amigos, pero a diario nos hace entrevistas, pensé que era normal al principio, pero luego comenzó a asustarme...    Por dios que tan serio es esto?

     - Fue entonces cuando comencé a investigar y encontré que no se ha limitado sólo a las entrevistas, había llamado a nuestras empresas, amigos del extranjero, universidades... todo Ciel, absolutamente todo! Sentí un escalofrío tremendo y entonces lo hice...

     Lágrimas de pánico estuvieron a punto de borrarme.

     - me escabulli hace unos dias de noche a la clínica y el no estaba, su despacho estaba vacío... nunca estuve tan aterrado en mi vida, pero al final lo conseguí, tiene un enorme archivo Ciel...     - ¿Que fue lo que viste?

     - a todos, todo lo que somos, donde se hospeda cada uno de nosotros, tu padres amigos, todo... nuestras direcciones de correo, cuentas y teléfonos, la historia de nuestra vida y seres más y allegados... nunca vi nada tan metódico. Ciel, ese hombre no es un médico, algo horrible está por ocurrirnos a todos.

   - ¿dónde está ese archivo?

     Una alarma sonó en el bolsillo de Alois, y el brinco de la cama a prisa. Sujeto mis muñecas y me miró con su rostro pálido y sudoroso.

   - Ciel, no puedo quedarme más... se que el te vigila, lo he visto rondar por este pasillo como si se asegurará de que nadie se te acerque.

   - Alois no te puedes ir necesito saber, tengo que...

   - No podemos planear nada desde aquí Ciel, debes salir y entonces podremos pensar en algo...

     Depositó en mi mano un papelito cuya tinta parecía a punto de correrse. 

   - Este lugar el no lo conoce, estaré quedándome ahí está semana, debes buscar la forma de salir de aquí y llegar a mi antes de que el nos descubra Ciel... sospecha de mi, puedo notarlo... las cosas que tiene sobre nosotros, no vi nada igual, tan metódico y acertado, es peligroso... Es aterrador...

     - ¡Pero debo destruir esos datos!

   - ¡No conseguirás nada con eso Ciel! Recopiló esos datos una vez y podrá volver a hacerlo... Debemos buscar lo que quiere...    nuestros gritos eran más como susurros, como si las paredes no escucharán.

   - Yo no se, no se nada de esto...

    Estaba luchando por mantener todo oculto ¿Pero cómo podría?     - Ciel, debes llegar a este sitio y entonces podremos hablar... te diré la verdad...

   Abrí mis ojos como platos.

   - Tu debes saber la verdad, pero esta verdad sólo yo puedo decírtela, pues sólo nosotros la conocemos. Entonces recuperaras tu confianza en mi y podremos parar a este loco.

     - Alois estas asustandome ¿de qué verdad me hablas?

     Su mano sostuvo las mías con más fuerza.

     - sólo haz lo que te pido y encuentrame, entonces entenderás.

   Alois me soltó y en un instante abandonó la habitación.

     La luz se había extinguido por completo, yo permanecía estático... el papel en mi mano parecía deshacerse a causa del sudor y lo solté al instante. 

   Solté un par de botones en mi camisa y grite mi pecho fatigado.

     No lo había notado, pero la angustia me arrebató unas lagrimas desesperadas.

     Dios mío que es lo que iba a hacer?

     Siempre supe que el iba a hacer eso, a buscar a los míos, sabía que sería lo primero con lo que me arrinconaria... ¿Porque entonces estoy tan aterrado?

     El desespero en el rostro de Alois me había calado hasta los huesos... esa mirada volvió todo tan real que a penas podía soportarlo.

     ¿cómo iba a encarar a alois? ¿como podríamos hacer frente a Sebastián sin contarle sobre nuestro pasado? Como admitiría mis pecados... ¿diría en voz alta todo aquello de lo que fui cómplice? Me destrozada por dentro imaginar su rostro decepcionado... ¿Y que verdades debía alois contarme? El infierno entero ardía en mi interior.

     Busque reponerme y me incline hacia delante... vi el papel en el suelo y tome aire.

   Mucho antes de poder inclinarme para tomarlo, sentí el tiron del plástico en mi cuello...

   Me derribó acordándome de espaldas y el cable se estrachaba más y más contra mi garganta... justo ahí estaban sus ojos asesinos.

     - ¿contigo nunca nada puede ser sencillo no es cierto?     Apretó más.

   - como atrapar una maldita lagartija, siempre usando recovecos para escapar...

      Apreté las sabanas, luchando por safarme sabía que era en vano.

     El cable que había enrollado en mi cuello me quemaba con cada movimiento que hacia.

   - pensé que comprendias, que estabas entendiendo las reglas... Pero siempre que me descuido te descarrilas...

      De reojo veía el destello de su mirar asesino, como una fiera entre sombras.

   - ¿piensas que alguien puede ayudarte? Que se te hará liviana la carga por compartirla? Sólo conseguirás que lo mate... a el y a todos. Tu no puedes huir de mi... ¡recuérdalo!

   Sebastián soltó el cable y me libero.

     Me repuse y pronto estuve de pie aunque algo fatigado y busque sin titubear la jarra de vidrio junto a mi cama y me gire furico en su dirección dispuesto a partirsela en la cara sin miramientos.

     Pero entonces. 

   Como salido de una historia de terror contemple el espacio vacío... 

   Me temblaba cada musculo del cuerpo. 

   Corrí  hasta el interruptor más cercano y la habitación se iluminó de un golpe... nada, vacío, sólo sábanas revueltas pero ni rastro de un atacante.

     Corrí hacia el baño y frente al espejo busque desesperado las marca en mi cuello... nada, ni un rastro, sólo por dentro me quemaba el recuerdo de la fatigante sensación, pero nada en mi piel que permanecía blanca e intacta...

     La jarra que había dejado de sostener se había quebrado junto a mi y sólo pude caer al suelo mientras en llanto recogía cada cristal...

     - estoy volviendome loco...

     Murmure con amargura y dolor.

   El estaba venciendome... estaba arrasando con mi cordura.     ¿como es que iba a salir de esto?

     Los cristales fueron dejando heridas en mis temblorosas manos, pero tan finas que ni siquiera llegaban a sangrar. Lance lo que pude a la basura y desde el suelo vi lo único que era real, el blanco papel del otro lado de la habitación, reposando en el suelo.

     Corrí hacia el como un niño hacia la luz al final de un pasillo oscuro y leí con miedo la dirección que guardaba. 

   Aún me estaba ahogando, pero sabía que en esas dos líneas estaba mi próxima parada.

     Antes de volverme loco por completo sabría la verdad y con ella pondría a salvo a los míos.

     ¿pero cómo? 

   Este lugar era su fortaleza, alois lo sabía... el siempre me observaba. 

   Me gire deprisa, como si temiera por mi vida, el no estaba, no estaba ahi... no físicamente... Aunque su odio había calado tan profundamente dentro de mi que podía escuchar sus amenazas, se colaban entre mis pensamientos y podía sentir el castigo aún sin que lo propiciara.

     Me estaba controlando y aún no ponía un pie fuera de la habitación.

     La única forma que tenía de huir de la bestia, era comprobar si estaba en su jaula.

     El reloj daba las 8:30 pm. Y gire manilla de mi habitación con un escalofrío en el cuerpo. 

   Sabía el camino de memoria, iba siempre con la misma pesadez en el cuerpo. Acercarme a el siempre era igual de sombrío.

     Antes de darme cuanta estaba frente a su puerta.

     El siempre estaba junto a sus ventanales, lo imaginé es la penumbra que caracteriza su consulta, mirando hacia la noche serena como si envidiara la paz de todos aquello que dormían tranquilos mientras sus atrocidades le condenaban al insomnio noche tras noche sin darle tregua. Recordé que eso no había cambiado y que incluso cuando éramos jóvenes giraba una y otra vez en su cama buscando la forma de conciliar un sueño que siempre se le negaba. A veces me recostaba en su pecho fingiendo estar dormido y el se quedaba inmóvil, supongo que evitando que me despertase, y podía escuchar como su corazón enmudecia y cuando pensaba que estaba a punto de dormirse comenzaba a latir furioso. Ese algo que le perseguía y le atormentaba, lo obligaba estar despierto, alerta y en esos momentos me daba una profunda pena... ahora puedo entender claramente que sólo estaba pagando por pecados imperdonables, por actos tan despreciables que hacían parecer un asesinato un simple mal entendido. 

   El fino hilo de su voz me saco de mis pensamientos, estaba tras de mi.

   - Las sesiones nocturnas no son política de este lugar...

     Gire despacio y ahí estaba, con una caja de comida, sin bata ni corbata, solo su camisa algo desabotonada al inicio y sus lentes de marcó negro. 

   - No creo que eso te detenga. 

   Hizo una mueca como una sonrisa y giró la perilla que yo había contemplado sin el suficiente valor de tocar.

     - Adelante... 

   Entre y el fue siguiendome hasta que me senté y el fue hasta su butaca con una calma envidiable. Se sentó en la butaca y dejó la comida frente a si, abrió la caja y dejó los cubiertos, se quitó los lentes y comenzó a comer.

     - No recuerdo que sonrieras con tanta facilidad.

     Terminó de masticar y se concentró en mi.

   - Aprendes con el tiempo lo importante de lucir cortes... Si sonríes amablemente puedas acercarte tanto a una persona que para cuando noté tus verdaderas intenciones ya tendrá medio puñal encajado entre las costillas.

   Me miró fijamente, y sonrió. 

   Que infeliz tan retorcido. 

   - Supongo que es una jugada inteligente. Aunque igualmente me sorprendió.

     Dejó los cubiertos en la mesa sobre una servilleta y se recosto en el respaldar. Ahora toda su atención estaba en mi.     - No siento empatía por ti Ciel, ese discurso acerca de cómo me recuerdas Y que intentes hacer parecer que fuimos cercanos no me conmueve en absoluto.

     - No me interesa ser cercano a ti

.     - Entonces Lidia con el hecho de que te encantan las conversaciones innecesarias y dime directamente a que has venido aquí.

     - Tu también recuerdas lo que era...

     - oh si, pero eso sólo me hace odiarte más. 

     - me da gusto escucharlo.

     Por un instante nos sonreimos, como si cada uno estuviese listo para apuñalar al otro.

     De nuevo se acercó a la mesa y siguió comiendo.

   - ¿No es nefasto comer a oscuras?

     Me levanté y fui fijandome en las paredes, como si buscará el interruptor y encendí las luces al encontrarlo. 

   - ¿ahora te da miedo estar a oscuras Ciel?

     - No, me sigue gustando bastante. Veo que a ti te sigue dando miedo que la luz te revele lo sólo estas.

     - Pero eso también te pasa a ti ¿No es cierto? Mírate, se enciendes las luces y lo único que tienes para conversar... soy yo.

     Me sentí tentado a apagarlas nuevamente, pero me resisti y camine hasta mi asiento fingiendo serenidad.

   - no eso no es cierto, sólo vine a mediar un trato con mi secuestrador.

     El se burló.

     - Que grosero hablar así de tu doctor. Te he traído un par de recuerdos a la mente, deberías estar agradecido.

     Desde que las citas con Sebastián había había podido recordar un par de cosas, aunque todas ellas parecían de pesadillas... es como si el seleccionará lo peor de mi vida y me lo arrojará a la cara. La muerte de finny, pelas, separaciones, incluso aquello que debía alegrarme "mi compromiso" sólo me parecía un terrible error... Ese momento en que me arrodillaba frente a ella, me parecía imposible aunque en mi memoria no había equivocación. Me había devuelto de apoco recuerdos claves para enloquecerme de poco en poco.

     - Supongo doc, así que dada su generosidad he venido a pedir algo.

     No había dejado de comer, pero noté como se tenso. Casi me hizo sonreír.

     - sabrá que dentro de poco es...

     - Tu cumpleaños.

     Me detuve al escucharle. 26 de marzo, lo recordaba.

   - El príncipe de primavera... ¿Que quieres, una carroza? 

   Un poco irritado me acomode en el asiento.

     - no exactamente. Quiero estar con mi familia si no es demasíado pedir.

     - me enternece lo familiar que te has vuelto ¿No los abandonaste por años a ellos también?

     El conoce mi historia aún mejor que yo.

    - Supongo que lo hago por eso.

     - no saldrás de aquí si eso es lo que pides.

     - Grell puede darme la autorización.

   - ¿quieres apostar?

     - No tienes absolutamente nada por lo cual detenerme aquí ¿Cuál será tu escusa?

     Me levanté furico golpeando el escritorio, estaba perdiendo la compostura ¿acaso pensaba dejarme aquí para siempre?     Entonces el también se levantó, rodeó el escritorio y me confronto de frente. 

   - ¿No entiendes Ciel? Tu no puedes aspirar a nada, a nada más de que lo yo te ordene. Yo decido lo que haces y tu obedeces sin chistar. Así funciona.

     Sostuve las mangas de su camisa con fuerza.

     - No puedes retenerme, no tienes el poder de hacerlo, tu sólo no puedes enjaularme aquí...

   Se movió con fuerza y pronto fueron sus manos a mis muñecas sujetandome casi con delicadeza.

     Sentí miedo de la calma con la que su rostro me veía.     - Pobre Ciel, tienes razón en eso, pero parece que te olvidas de algo... - Fue subiendo mis manos despacio hasta que estuvieron a la altura de mis ojos. - yo no estoy solo en esto...

     Abrí la boca horrorizado como si un grito fuese a escapar de mi.

     - Tu eres mi cómplice...

     De mis manos brotaba imparable la escandalosa sangre, trazos y más trazos surcaban por mi piel y el Escarlata líquido seguía fluyendo sin descanso.

     Quise gritar pero seguía sin poder hacerlo.

     Sebastián me observaba sonriente mientras la sangre se escurria por sus manos que me sostenían, vi las marcas en su camisa, por donde le había sujetado, el suelo... 

   Mis ojos se humedecieron de miedo y mientras el me giró despacio. Su escritorio estaba bañado en la sangre que no había podido ver, los papeles salpicados por el golpe que había propiciado a la mesa.

     Ahí en el ventanal que iluminado parecía un espejo me refleje con Sebastián tras de mi sujetandome por los hombros como a un pequeño niño al que se le está dando una lección.     Se inclinó y su aliento húmedo mi oído.

     - Tu eres mi mayor cómplice Ciel, mi obra maestra, todo lo que hay en tu mente lo he creado yo... Y esa parte que me pertenece de ti, me sirve como un esclavo leal y te saboteara siempre en mi favor.

     Recordé la jarra en mi cuarto, me recordé recogiendo los cristales, pero no había sangre, juro por Dios que no vi la sangre ¿Como ésta locura estaba ocurriendo?

     Las lágrimas cayeron por mis mejillas.ç

   - oh, no sientas miedo Ciel. - de nuevo me giró despacio hacia el Y sostuvo mi mano entre la suya subiendola hasta su rostro. - te prometo que este será el último cumpleaños que sufras... para el año próximo ya habré acabado contigo y tendrás menos conciencia de ti mismo que un trozo de madera... - Sebastián beso la yema de mis dedos y sonrió con ternura con sus labios teñidos de mi sangre. - para entonces nada más te importará, ya estarás perdido en tu locura, sólo deseando morir... lo prometo.

   Se relamio y la sangre desapareció en su lengua.

   Me quedé petrificado, no pude hablar, ni reaccionar ¿Que era lo que Sebastián me habia hecho? ¿Que estaba haciéndome y cuanto más faltaba?

     En la puerta sonaron golpes insistentes, luego no pude entender nada de lo que decían ni Grell ni las enfermeras que habían venido aterrados hasta la consulta de Sebastián siguiendo el rastro de sangre que yo había dejado.

     Sebastian puso un rostro que no reconocí, manejaba la situación como si fuese un profesional e hizo a los demás mantener la calma mientras me sacaban hasta la parte de urgencias para atender los múltiples cortes en mis manos.

   En la camilla permaneci como hasta entonces, inmutable sin responder pregunta alguna o sin emitir algún sonido.

     Limpiaron las heridas, también habían algunos cortes en mis piernas y pies, en ocasiones el joven encargado me miraba, como si supiera que lo que estaba haciendo debería dolerme, pero nada, de mi boca no salió el más mínimo quejido. Sólo estaba ahí... enfermizamente ausente.

     Escuche la voz de un preocupado Grell pedir explicaciones a Sebastián y el perfectamente explicó que se trataba de un estado de pánico, dijo que yo no había sabido manejar la visita de lizzie...

     - tal vez me apresure Grell, quizás no era el momento aún de dejarlo acercarse tanto a sus allegados. Lamento todo esto. - dijo en un sincera disculpa.

     - No digas eso, nada es tu culpa no podrías predecir está reacción. - Grell comprensivamente consolo a su colega. - eres el mejor en esto se que resolveras como ayudarlo, te brindaremos todo el apoyo que necesites, haremos lo que consideres necesario. El fue a buscarte a ti, te tiene confianza.

   - Si eso creo, estaba terriblemente exaltado, logre calmarlo aunque este estado de shock tampoco es buena señal.

     - No te preocupes, se que lo lograrás. Gracias por todo Sebastián.

    En mi interior no podía ni creer lo buen actor que el era, lo astuto, lo irreverentemente cínico... Casi sentía ganas de aplaudirle, pero para entonces los sedantes estaban ya dentro de mi y un profundo sueño me arropo, ebrio de narcóticos y miedo me esfume en la inconsciencia.

 

    ...

 

   Esa misma noche, horas más tarde todos dormían Y la clínica yacia en perfecto silencio... exceptuando...

     A través de la puerta podía escucharse la melodia que se reproducia dentro del consultorio del único doctor que permanecía despierto...

   Adentro michaelis tarareaba la enérgicamente "A swan is born" mientras que con un pañuelo limpiaba la sangre derramada sobre su escritorio. Con un vaso de coñac y una sádica sonrisa de victoria, brindó con sigo mismo por su éxito... 

   Su cisne de negras plumas estaba emergiendo. 

Notas finales:

Una disculpa por como se suben los capitulos se come todos los espacios, espero que ahora si se lea bien.


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