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La Brecha por malugr

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Notas del capitulo:

 Ok, en uno de los comentarios lei algo muy interesante sobre que un ciel asi de mayor no es para nada comun y algo dificil de imaginar, ciertamente para mi tambien lo es, pero me ayudo imaginandolo como una especie de kisa shouta, alguien mayor con una apariencia que le hace parecer muchisimo mas joven, de ese modo imagino a nuestro ciel sin muchos cambios en esa carita que tanto nos gusta, pero con una historia larga propia de su edad. Espero que asi las ayude a visualizar y bueno, ya me contaran que les parecio el cap. Un abrazo fuerte a tod@s.

 Saludos!

 No somos más que la experiencia que adquirimos, una sumatoria de momentos… ¿Cuándo esos momentos se extinguen, que queda?

Horas de aquella madrugada transcurrían como meses, mientras permanecia en la misma posición, sentado luchando para no pensar en nada, con ojos que danzaban por la habitación buscando algo que pudiera sacarme de aquella desesperante resignación en la que me había sumido.

 Lo primero del alba comenzó a entrar por la ventana.

 Gire despacio y vi la hora 5:58 am…

 “perfecto, perdiste tu memoria, un frasco sin nada adentro”

 “¿nada?”

-          Jajajajaa. – Mi risa solitaria, rebotando como eco entre las blancas paredes. - ¿Nada?

Repetí en voz alta la pregunta e se había formulado en mi mente, había perdido mucho, pero no lo era todo, aun quedaban 23 años de memorias pero era como mirar al fondo de un baúl olvidado y viejo, cada recuerdo era un articulo lleno de polvo, todos sepultados por el tiempo… Sin embargo, algo me impedia revisarlos bien, algo me decía que entre mas lejos permaneciera de aquel pasado, mejor estaría.

 “Huye”

 “Deja todo y huye… como esas veces”

-          ¿esas veces?- De nuevo en voz alta.-

 Algo tremendamente parecido al miedo se asomo entre mis emociones…

 Esas ganas de salir corriendo, ese miedo a enfrentar la realidad ¿Por qué lo conocía? Todo esta ahí, al fondo del frasco ¿me atrevería a mirar?

 “Resignate y escapa, o la verdad va a destruirte”

La voz en mi cabeza sonaba familiar, aunque no podía recordar a quien pertenecía, pero sin duda ese “alguien” sabia bastante más que yo, es como si estuviese allá, del otro lado de aquel agujero que dejaron en blanco diez años suprimidos y me avisara, me alertaba de que si cruzaba y osaba mirar, solo traería desastre.

-          ¿Qué es lo que hay ahí?

 “Dolor”

-          ¿porque no me dejas mirar?

 “Dolor ciel, dolor del que te has estado escapando, pero si dejas que te alcance, no te tendrá piedad”

-          Solo son recuerdos… solo son recuerdos….

 Ahí, donde estaban las respuestas, en la frontera exacta entre el todo y la nada una silueta se dibujó frente al velo de precaución que cubría aquella zona, un espacio bastante grande, aún más atrás de mis últimos recuerdos, aislado en el centro de todo bajo una cortina que lucía lúgubre y oscura

 Era un cuerpo delgado, delicado, estaba de espaldas, veía su cabello azabache y vestía todo de negro.

 Sus dedos se deslizaron por aquella tela translucida de un extraño tono rojo sangre…

-          ¿Quién eres?- le grite tratando de compensar la enorme distancia.-

 Sus dedos no se detenían, acariciaban una  y otra vez aquel manto sin final ni comienzo  al que comencé a prestar más atención.

-          ¿Qué es eso?

“¿No lo recuerdas?”

 La voz emano de todas direcciones taladrando mi mente, como si proviniera de cada rincón de aquel frio e inmenso lugar. Parecia tan joven estando de espaldas, pero la voz sonaba tan cansada.

-          No se de que hablas…

“Es obra tuya, te llevo mucho tiempo hacerlo”

 La figura se movio de lado, con su rostro totalmente girado haciéndome imposible verle.  Comenzo a caminar despacio sin separar sus dedos del manto. Desde el otro lado, le imite, intentando seguirle aun con la abrumadora distancia.

-          No entiendo…

 “Años de miedo y miles de kilómetros forman cada hebra de este tejido”

-          ¿Qué es lo que cubre?

 “Tormento, incertidumbre, miedo de eso están hechos estas memorias que condenaste al confinamiento”

-          ¿Quién eres, porque sabes todo eso?

 “Soy un recuerdo, encadenado al pie del sufrimiento que aquí encerraste, para custodiar lo que hay dentro”

-          ¿Por qué?

“Esa fue tu voluntad, soy lo único que atraviesa esta cortina, solo cuando estás muy cerca de cruzarla mi deber es advertirte”

 

-          Esta demasiado lejos…

“Solo es una ilusión, en tu mente sigues esforzándote por conservar la distancia respecto a esto, pero la única barrera real eran los recuerdos que se habían acumulado dejando estos demasiado atrás como para notarlos”

-          …- Permanecia en silencio tratando de entender a la figura que seguía su paseo sin revelar su rostro.

“Ahora no hay nada, nada salvo mis advertencias y el temor que sientes”

-          ¿Por qué estaría asustado?

“ Puedes olvidar que lo causo ciel, pero no puedes olvidar la sensación… el frio congelando la sangre que va cortando como una navaja mientras se mueve por tu cuerpo, la presión y ese hormigueo enloquecedor en la boca de tu estómago, las ganas de correr hasta desfallecer. No recuerdas el ¿por qué?, pero claro que recuerdas como se siente.”

Mi corazón estaba desbocado, lo sentía, lo sentía tal como la voz lo describía, me detuve en seco y para mi sorpresa él también lo hizo. Temblaba con piel erizada mientras veía su espalda a lo lejos.

 “Eso es, deja que te invada, siéntelo y deja que te convenza de que lo que digo es real, deja que eso te mantenga lejos de los que habitamos aquí atrás, huye y construye otra vida de la nada sin pensar en lo que fuiste, llena el espacio nuevamente y estarás a salvo. Confíale tu salvación.”

 Queria cerrar mis ojos y desparcer lejos de todo aquello, pero no podía y estaba muy seguro de que había, por un instante, dejado de respirar.

-          ¿A quien?.- pregunte en un hilo de voz.

 En ese mismo instante, desapareció la figura.

 Permanecí sin siquiera parpadear mientras que las sensaciones escalofriantes aolo aumentaban.

 Mi nuca se congelo…

“Al pánico”

 La voz como una daga sonó con fuerza tras de mí.

 Con puños apretados, y mi mandíbula tan tensa que dolía, me gire…

 Era un cuerpo joven, vestía un uniforme negro incluyendo chaqueta como cualquier estudiante de quince años… Pero…

 Sus ojos eran oscuros agujeros sin rastro alguno de vida o luz, su Boca abierta desproporcionadamente estaba rasgada por las comisuras, con labios destrozados de donde fluia sangre que bajaba por todo su cuello hasta encontrarse con la blanca camisa y la negra chaqueta que le cubría, su lengua lucia como un pedazo inerte de carne.

 Contemple horrorizado como sus manos ensangrentadas subieron a mi rostro y lo sujetaron con firmeza.

 “¡CORREEE!”

 

-          ¡AHHHH! .

Mi pecho rugía mientras el sudor empapaba todo mi cuerpo y me incorporaba de un golpe en la camilla...

 La tela de mi bata estaba tan mojada que se transparentaba parte de mi piel.

 Alertado por el dolor abri mis manos, que habían estado cerradas en un puño de forma tal que casi se rasga la piel con la fuerza de mis uñas.

 Mis costillas punzaban dolorosamente por la agitada respiración, era apenas tolerable.

 Mientras peleaba con mi propio cuerpo para calmarlo, me gire, y ahí estaba el reloj, 7:37 am.

 Me había dormido…

 Aun alterado, fui arrastrando mi cuerpo sobre la cama tratando de hacer caso o miso del maldito dolor que venía de todas direcciones.

 Mi pierna y mi tobillo estaban mas destrozados de lo que pensé, pude notarlo al ponerme en pie, mientras unos cuantos gritos de dolor intentaban salir de mi boca. Los contuve y avance los escasos 5 pasos que había hasta el lavabo del baño.

 Agradecí el dolor físico, había distraído un poco mi mente, pero no era suficiente para desaparecer la impresión de aquella maldita pesadilla por completo.

 Vi mi propia expresión conmocionada reflejada en el espejo.

 Aquel rostro…

 Con una sola de mis manos enjuague mi cara y vi el agua correr sin poder evitar recordar aquella espeluznante cascada de sangre que emanaba de su boca.

  Seguí inspeccionando mi rostro algo golpeado, mis clavículas, mis hombros, el ancho de mi espald…

 Un momento…

 “Pánico”

 Como en una secuencia acelerada su imagen se reproducía en mi mente… Su espalda, Sus manos en la tela, su andar, el informe, su quijada, su voz…

“Soy un recuerdo”

 “Esa fue tu voluntad”

“Encadenado a los recuerdos”

“Custodiar”                                                        

  Las frases sonaban claras en mi cabeza, las recordaba, tan reales que solo el dolor que atravesaba mi cuerpo me mantenía aferrado a la realidad.

 Me hundí en el azul de mis propios ojos… ¿Cómo diablos no lo había notado?

 Era... Él era… 

-          ¡Ciel!

 El sorpresivo grito me hizo estremecer y mi tobillo cedió ante el salto, sin más me desplome en el suelo en un aullido de dolor.

-          Mierda.

Grell bastante conmocionado se apresuró a mi lago y con cuidado me levanto.

-          ¿Cómo es que llegaste ahí?

 Solo lo mire desconcertado, como si de pronto no supiera donde estaba.

Tan suavemente como pudo me dejo en la cama nuevamente. Su mano toco mi frente.

-          ¿Ciel que ocurre? estas terriblemente pálido.

-          Solo… Solo una pesadilla… sentí demasiado calor por eso…

Yo apenas murmuraba

-          Le diré a tus padres que vuelvan más tarde.

-          No… Estoy bien.

-          Pero Ciel.

-          No es nada, solo un estúpido sueño.

Grell suspiro como si se estuviera esforzando en creerme. Mis padres han debido de insistir desesperantemente y note en su rostro que no quería causarles más espera.

-          De acuerdo, les dejare pasar por un momento.

 Respira, respira, calmate… debes convencerlos, debes hacerlo.

-          Ciel

La voz de mi madre temblo cautelosa pero emocionada desde la puerta de la habitación.

-          Hola mama.

Dije forzando una sonrisa no demasiado grande, pero suficiente como para hacerla avanzar bajando su guardia.

-          Oh ciel, no sabes como nos hemos preocupado.

-          Todo está bien mama, no ha ocurrido nada.

Mi papa se paro justo al otro lado de la cama aprentando mi hombro con camaradería y una buena sonrisa.

-          Les debo una disculpa, ese día… yo me altere demasiado, fue demasiado para procesar.

-          Ciel no debes disculparte, esto está siendo duro para ti pero lo superaremos juntos. Ya iniciamos los planes para tu recuperación.

Me rei un poco, tratando de restar importancia a mi estado.

-          Para nada es algo de que preocuparse, solo son unos raspones y alguno huesos rotos, nada que un yeso y reposo en casa no pueda curar.

 Antes de que las palabras saliera de mi boca ya sospechaba cual sería la reacción, los rostros abatidos de mis padres y la sorpresa en el de Grell no me impactaron demasiado.

-          No me miren asi, es lógico. Lo que necesito es salir de aquí y estare bien.

Por un instante reino el silencio, silencio que anticipa la tormenta.

-          Ciel… me temo que eso no será posible, al menos no por ahora.- dijo Grell con firme voz.-

-          ¿a que te refieres porque?

-          ¿Por qué? Bueno obviando tu cuerpo tremendamente lesionado, ¿a qué casa regresarías?

Trague tratando de ocultar mi nerviosismo, sabia a que se refería… ¿a que casa volverías ciel, si no tienes idea de donde has estado los últimos diez años?

-          Eso… eso no.

-          No debes esforzarte, como medico estoy en el deber de informar a tus familiares asi que ya están al tanto de tu lesión y los problemas de tu memoria.

-          No tenías derec…

-          No se trata de derechos, es simple lógica, mas aun en tu estado, sin memoria todo alla afuérate resultara extraño, no sabras a quien contactar ni a donde ir, es de suma importancia que estes bajo atención constante.

En mi pecho la agitación fue reavivándose.

-          ¿Qué quieres decir con eso?

Mis padres se miraron y fue mi madre quien hablo.

-          Cariño, hemos decidido que permanecerás aquí al menos hasta que tu cuerpo este completamente sano…

-          No… No pueden…

-          Ciel entiende, estas demasiado delicado como para tenerte en nuestra casa.- Afirmo mi padre.

 “Huye, corre… Si el pasado te alcanza, no tendrá piedad” Recordaba nervioso las palabras frías que El pronunciaba en mi pesadilla.

-          De acuerdo, entonces solo díganme donde vivo, Hay aquí un hombre que dijo trabajar conmigo y finny ¿No es cierto doctor? El debe saber donde, solo necesito que me lo diga y me ire de inmediato, ¿tengo un trabajo no es asi? Pagare para que me cuiden en casa, pediré un reposo y estaré bien, solo llámenlo y…

-          Ciel por dios, solo escúchate, no puedes ni recordar donde vives, como piensas alejarte asi de lo único que sabemos recuerdas. Ahora mismo tus padres son lo único que nos consta puedes recordar. Si te vas tan lejos como podrás…

-          ¿Tan lejos?

Mama me miro algo dolorida por mi pregunta.

-          Cariño los últimos 4 años has vivido en Australia.

En silencio no pude ocultar mi perplejidad.

-          ¿Australia? Pero yo estaba en américa… la universidad…

-          Ciel eso fue hace mucho… has vivido en varios países desde entonces y ni una sola vez volviste a Londres desde que te fuiste a estudiar.

Mire a mi padre atónito.

-           Ciel, es la primera vez en años que te vemos en persona, sin una computadora de por medio.

-          Eso es…

 En blanco todo en blanco… ¿Dónde he estado?

“Huye, como esas veces”

 Maldición…   era cierto… huyendo, siempre huyendo.

-          ¿Lo ves?.- Dijo Grell.- Ahora mismo tu cuerpo es un problema secundario, pero tu falta de memoria es un tema muy delicado, sobre todo porque tu vida pasada está demasiado lejos, antes de que puedas irte debes recuperarla.

Maldición…

-          No… no quiero permanecer aquí…

-          ¿de qué hablas?

Basta ciel, mantén la calma o te tacharan de loco.

-          Me refiero a que no es importante, yo estaría mejor por mi cuenta… no lo se es lo que pienso, me siento algo inquieto.

-          Tranquilo ciel, es completamente normal, ahora mismo todo es demasiado confuso para ti, pero a eso se referia tu madre con los planes para tu recuperación.

 Luchaba por parecer sereno, pero algo en mi mente estaba inquieto… El…

-          Te daremos dos días más para que descanses y entonces comenzaremos.

-          ¿comenzar con qué?

 Mis ojos se fiejaron en la blanca pared tras de Grell mientras este se preparaba para hablar… Senti escalofríos pues como si se tratara de un delirio, o de una realidad paralela, me encontraba de nuevo ahí de pie, pero esta vez el rojo manto estaba aterradoramente cerca y entre él y yo, solo El, su negra espalda…

 La voz de Grell sonaba, estaba parado frente a mi, pero no le veía, seguía sumergido en aquel espacio mientras El iba girándose, pero esta vez su rostro ya no estaba deformado, ya no estaba alterado por mi propia mente, ya sabia quien era, pero ahora lo reconocia claramente…

 Un joven y lejano Ciel phantomhive de 15 años… era yo… un yo que vagaba por los ricones de mi memoria sin rostro para que no pudiera recordarle, un yo de una época terrible…

 Sus ojos azules, brillaban con fuerza contrastando con su negro cabello, la blanca piel, y tras de El la roja cortina…

-          Pues veras aquí en la clínica hay una gran serie de especialistas, no solo podemos sanar tu cuerpo ciel…

 Me vio como si no estuviese vivo, y sus rosasdos labios se movieron

 “Huye, o será tarde”

-          Tambien te ayudaremos arduamente con la recuperación de tu memoria…

 Tras El, la fina y roja tela comenzó a temblar, como si desde adentro algo la moviera, como si algo luchara por rasgarla…

-          Hace unos años llego a nosotros un psicoanalista, cientos de personas acuden aquí solo a verle a él.

 Con angustia contemplaba una oscura sombra deslizarse de un lado a otro tras el manto, como un animal enjaulado… negra como el averno la silueta se estremecía…

 “No puede escapar  sino lo recuerdas, sino lo recuerdas no existe”

-          Él es...- Dijo Grell, mientras yo solo podía temblar en mi subconsciente.

“No lo permitas”

-          El Doctor Sebastian Michaelis.

 Mi piel se erizo al instante.

 Dentro de mi paralelismo, todo aquel espacio se estremeció hasta que caí sobre mis rodillas.

Abatido levante mi mirada en búsqueda de mí mismo…

 A través de la roja cortina, la sombra revelo sus brazos exageradamente largos, aparecieron y con furia ahora sostenían a aquella joven versión de mí.

 Sus manos parecían garras y una lo rodeaba aferrándose a su cintura, mientras la otra sujetaba con fuerza su cuello.

 “No dejes que vuelva”

 Susurro mientras era asfixiado y tragado por aquella oscuridad que lo halaba hacia el interior, tras el manto.

 

-          ¡Ciel!

 La voz de mi madre me trajo de vuelta, ahora Grell estaba casi sobre mí.

 Le vi con detenimiento y note la sangre en una de sus manos al apartarla de mi rostro.

 Mi nariz sangraba y asi como fluia el rojo y escandaloso líquido, se fue diluyendo mi conciencia y en mis tímpanos vibro ensordecedoramente aquel nombre…

 Sebastian Michaelis…

 De donde... de quien era ese nombre…


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