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El gatito Jason por Polaris

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Notas del capitulo:

corto... pero ya esta aqui.

 

mucha sgracias por sus comentario... en serio, que me gustaron esas buenas vibras.

gracias

 

                Jason salto por debajo de la mesa para esquivar a Bruce. El gato viejo era ágil para su edad. De hecho, le sorprendía que si fuera cierto todo lo que el gato Tim decía de Bruce.

                Chillo cuando Bruce le pesco la cola con los colmillos y le jalo. Jason se puso boca arriba, peleando, tratando de sobrevivir.

                Bruce tenía una fama legendaria rompiéndole los lomos  a los perros como para no considerar que era un peligro a su pelaje. En una de esas se lo arrancaba y se hacía un nido para el invierno.

 

-No debes de ser grosero – Ronroneo Bruce, mostrándole su garra izquierda en lo alto una vez consiguiera inmovilizar a Jason con su pata derecha. Jason seguía removiéndose. Maullando, pidiendo auxilio.

 

                Bruce preparo su mejor golpe. Sólo iba a enseñarle al gatito bueno modales. Nadie se metía en su casa y le marcaba su preciosa cara.

                Joker, el perro del jardín en la esquina del vecindario era el único que se ganó el honor de dejarle unas cicatrices.

 

-¡Bruce! – Grito Alfred y Bruce le ignoro. Quería dar el zarpazo. Sin embargo, Roy Harper le tomo del pellejo, encajándole los dedos de más, haciéndole sisear de coraje. Roy le arrojo al sofá. Bruce reboto sin gracia y cayó al suelo.

 

                Alfred cogió a su pequeño niño, intentando calmarlo entre sus brazos.

                Roy levanto a Jason. Su niñito temblaba, y le mostraba los colmillos a Bruce, que siendo provocado, intentaba bajarse de los brazos de su amo. Le demostraría a ese chiquillo modales. ¿Quién se creía que era?

 

-¿Decías, viejo? – Roy estaba tan erizado como los gatos – Es imposible. Bruce es una bestia vestida de gato – Bruce maulló, en desacuerdo. Roy apunto ese comportamiento y le negó a Alfred – Bruce matara a Jason antes de que pase medio día. Ni cinco minutos juntos y se persiguieron.

 

-Es natural en los gatos, señorito Harper – Roy no se dejaría comprar con los modales londinenses del anciano – Dejémoslos un poco más… estoy seguro que Bruce se comportara – Dicho gato observo a su amo, como si este hubiese perdido la cabeza – Y lo hará porque sabe lo que le conviene. Jason es el indicado.

 

                Roy no estaba de acuerdo.

                Alfred tuvo que quitarle a Jason de los brazos para que el pelirrojo pudiera pasar a la sala de estar, en la que antes de que ambos gatos intentasen… llegar a lo más nutrido del emparejamiento, los hiciera ir en su auxilio.

                Alfred no culpaba al otro joven amo, él había estado muy nervioso la primera vez que presentaba a Brucie con otros gatos. Los felinos eran criaturas orgullosas y gráciles. Muy apasionadas, y demandantes en afectos y con ello, requerían atenciones especiales, que no siempre se podían dar… pero en su mayoría, con la ayuda correcta, los gatos no se mataban en el intento.

                El cruce siempre era tan violento.

 

-Se fueron – Dijo Bruce. Jason sin querer parecer menos, se quedó quieto… a la expectativa de tener que volver a correr. Su cola dolía y sangraba un poco – Eres un cachorro cobarde.

 

-Este cachorro te dejo un recuerdo – Siseo. Bruce se tumbó sobre la alfombra y se rasco la espalda. Intentando relajarse en algo que no fueran los pensamientos de sus afiladas garras en el cuello del cachorro pelirrojo – Para empezar fue tu culpa – Y agradecía a su amo el haberle puesto la chamarra. Jason sentía su carne arder donde Bruce le golpeo. Suerte que el cuero freno un poco el ataque.

 

-No recuerdo tal cosa.

 

                Jason no se lo diría. No lo haría. Si el viejo gato era tan tozudo como para ignorar su dolor, no se lo dejaría en charola de plata. Suficiente que le moliera a zarpazos en la primera entrevista.

                ¡Dioses!

                Ahora se arrepentía de haber querido conocerlo.

 

-¡¿Qué haces?! – Chillo Jason al ver a Bruce directo a los iris azules. A centímetros de sus bigotes sensibles. El tenerlo tan cerca le provoco cosquillas - ¡Vete! – Y Jason retrocedió con sus patas delanteras aun sentado, por lo que se fue hacia atrás cuando Bruce siguió invadiendo su espacio gatuno - ¡No!

 

                Jason termino de espaldas.

 

-Por eso digo que los cachorros son un problema – Bruce suspiro. Bruce se froto sobre el cuello, cuidando que Jason no saliera corriendo o le mordiera las orejas. Un cachorro asustado no pensaba.

 

                Jason se paralizo… el ronroneo de Bruce era diferente al que le había dado a Alfred cuando le dejo en el suelo. No, señor… este ronroneo apestaba,… ¡Bruce estaba en celo!

 

-Quieto – Demando Bruce al sentir al gatito removerse. La pequeña patita roja se posó en el pecho de Bruce, intentando mantener la distancia, obligando a Bruce a pensar que Jason no estaba listo para impregnarse – Quieto – Volvió a demandar cuando le paso la lengua por su nariz y parte de los ojos – Por eso estas aquí, gatito.

 

                Jason pensó que Bruce era un sinvergüenza, un animal y sólo eso… lejos de los códigos de los gatos y más cerca de los perros.

 

-Vayamos lento, Jason – Ronroneo el nombre… oliendo ese joven aroma que escapaba del rojito – Me gusta que corran.

 

                Y fue una invocación… Jason técnicamente cuando Bruce le dejo ir de debajo, salió corriendo. Tenía que ir con su amo que le cuidaría de esa bestia.

                Bruce le persiguió por sobre las mesas, trepando las cortinas, incluso dieron varias vueltas por el jardín a ojos de ambos amos que no estaban bien seguros si meterse o no… Bruce no daba muestras de su usual violencia y Jason estaba tan asustado que tras las bravuconadas de Bruce no se sentía bien de ir al regazo de su amo.

 

-¿Ves? Se llevan bien – Dijo Alfred.

 

                Roy no sabía porque no se sentía de la misma forma.

                Su pequeño minino estaba esponjado… huyendo… pero así era el celo, siempre era una cacería pero le preocupaba lo que Bruce haría cuando pescara a su bola de pelos.

 

-Creo que ya me tengo que ir, Alfred – Apenas dijera eso… Jason le salto encima, trepándole por las piernas, enredándose en el pecho y postrándose sobre los fuertes hombros de su amo… seguro de que Bruce no se atrevería a seguirle allí – Nos vemos, Alfred. Espero que esto si sea lo que necesitas.

 

-Estoy seguro. Bruce está feliz de tener un compañero de juegos.

 

                Jason casi se desploma…

                Esos no eran juegos.

 

-Te llevare a Bruce pasado mañana, Roy.

                

Notas finales:

besos, gente hermosa.


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