Mi nombre es Ryoga Hibiki – extendió la mano dirigiéndola hacía mi y la tome algo nervioso.
- Ranma Saotome – conteste sin siquiera mirarlo.
- Espero verte más noches por aquí -
- No soy Gay – me apresure a responder tras haber presentido su intensión.
- Yo tampoco – dijo ocultando una sonrisa – En general creo que aquí nadie lo es...
Me sentí un poco humillado suponiendo cuan patético me podía ver diciendo eso recargado en la barra de un establecimiento de ese tipo, supuse que se burlaba de mí por aquel comentario lo que me enfado muchísimo. De un trago me termine mi bebida, saque un billete y lo deposite con mucha fuerza sobre la barra del bar, estaba a punto de irme cuando me sujeto por el hombro y al girarme vi que me ofrecía una rosa blanca que acababa de tomar de uno de los muchos jarrones que adornaban el lugar. Había rosas de todos los colores y el me ofrecía una rosa blanca.
No la tome y al contrario la tire de un manotazo antes de salir a toda prisa de aquel lugar. De nueva cuenta el tipo tétrico me ofrecía mi chamarra con una sonrisa lúgubre.
- Vuelva pronto – parecía más una orden que un ofrecimiento.
- Ni loco – grite arrebatándole la chamarra y saliendo de ahí a toda prisa.
Me devolvió una sonrisa y no dejo de verme hasta que gire la esquina. Camine inconscientemente de vuelta a casa, estaba acalorado y enfadado. Entre a casa sin hacer mucho ruido y me tire en el sofá mas grande de la sala para quedarme profundamente dormido.
A la mañana siguiente Akane había preparado un desayuno bastante completo, lo que significaba que estaba arrepentida por nuestra discusión nocturna. Desayune sin siquiera mirarla, ella tampoco hizo gran esfuerzo por hablar así que no insistí. Termine toda la comida, le di un beso en la frente y salí en dirección al Dojo.
Hacía algunos años que el Dojo Tendo se había vuelto bastante famoso y teníamos muchos discípulos que entrenaban rutinariamente con nosotros por lo que me mantuve todo el día ocupado. El último grupo había llegado a las 8 y estaba por terminar su clase. Cuando todos se fueron deje limpio el tatami y todo el material en su lugar, no quería volver aún a casa pues aunque era tarde no quería ver la cara de mi esposa y mucho menos ver su abultado vientre que me recordaba que pronto sería padre.
Salí y como los últimos días estaba lloviendo. Al contrario de la noche anterior esta vez llevaba paraguas por lo que trate de disfrutar el camino a casa. A medio camino vi cruzar en la acera del frente a Ryoga, inconscientemente lo seguí con la mirada viendo como entraba en ese mismo callejón, me clave en el suelo algo pensativo. Había algo en mi que quería volver a impregnarse de aquel fuerte olor a tabaco, escuchar la tranquila música jazz que salía de aquella rockola y contemplar aquel extraño escenario de hombres divirtiéndose.
Cuando fui consiente estaba frente la entrada y aquel hombre de aspecto tétrico me pedía que le dejara mi chamarra y el paraguas.
Entre con la cabeza agachada y me senté en una orilla de la barra del bar, frente a mi había una pareja que se besaba apasionadamente, la mano de uno de ellos estaba descaradamente dentro de sus pantalones jugueteando en su entrepierna, no sabia por que pero aquella escena me tenia fascinado. Uno de ellos noto mi mirada pero pareció importarle poco, me sonrió y continuó devorando a su pareja.
- Creí que pasaría mucho tiempo hasta que volviera a verte – No note cuando Ryoga se había sentado tras de mí.
- Solo....- el mesero de ayer traía dos copas de whiski que nos ofreció, lo mire extrañado ya que no había pedido nada.
- ¿Yo invito? - dijo sonríete y me entrego la copa. No tenía motivos para negarme así que acepte y de un trago me vacié el contenido haciéndole una seña al mesero de que trajera una copa más.
CONTINUARÁ....